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008; 𝐒𝐇𝐎𝐔𝐓𝐒


PERFECT CHANGE — Jaden Walton.

008; ¡GRITOS!

ME DESPERTÉ en una habitación que no era la mía. Miré a mi alrededor y estaba sola, era la habitación de Jayla.

¿Cómo había llegado allí? No recordaba apenas nada, solo el Homecoming, un zumo de naranja, un tío raro, el equipo de Jaden con él... ¿¡espera qué!?

—Hey, nueva.— saludó Jaden apoyado en el marco de la puerta.

Estaba tomando un cuenco con cereales.

—Hola. ¿Por qué estoy aquí?— le pregunté confundida mirando a mi alrededor.

—¿No lo sabes?— me preguntó bajando el tono de voz.

Yo negué empezando a asustarme. —¿Qué ocurre? ¡Jaden! ¿Qué ocurre?

—Tú... sufriste una caída y quedaste tetrapléjica...— dijo costoso.

Situé mis manos en mi boca mientras empezaba a llorar como nunca.

—¿¡Qué!?— dije con la voz aguda.

—¡Que no! ¡Que es broma, tonta!— rió fuertemente señalándome.

Yo lo miré fríamente. —¡Serás gilipollas!

Tras varios segundos, él frunció su ceño. —¿No recuerdas nada?

—Solo... que bebía un zumo de naranja, luego un tío intentó... ¿llevarme? Y llegaste tú con tu equipo de béisbol, y luego nos fuimos afuera a hablar...— paré cuando recordé algo.

—Pues entonces te acuerdas de todo.— respondió el tomando una cucharada del cuenco.

—¿Te conté... sobre algo que me ocurrió cuando tenía 12 años?— pregunté preocupada, por favor que diga que no.

Él negó tras pensar durante algunos segundos, lo que me hizo dudar de su palabra.

—Está bien.— respondí frotándome la cabeza a causa de un dolor repentino que se produjo allí.

—¿Tienes piojos o es que te duele la cabeza?

Dirigí mi vista hacia él, lo miraba deseando asesinarlo de una vez por todas.

—Lo supuse, te traigo una pastilla.— me anunció retirándose y yéndose por aquella.

Varios segundos después volvió con el medicamento en mano y un vaso de agua.

—Gracias.— le agradecí con una sonrisa.

Llevé la pastilla a mi boca y di un gran buche de agua, el cual acabé tragándomelo sin la pastilla.

—¿Me puedes traer más agua?— le pedí.

Él hizo una mueca de confusión. —¿Más agua? ¿No has podido tragarte la pastilla? Era bastante pequeña.

—Qué va.— negué.

—Está bien. Voy a por agua.— me comunicó mientras volvía por donde había venido.

Varios segundos después volvió con el mismo vaso pero esta vez lleno de agua de nuevo.

—Toma. A ver si eres capaz de tragarte la pastilla de una vez.— me pidió rodando los ojos.

Yo repetí la acción.

—¿Ya?

Asentí alegre. —¡Lo conseguí!— aplaudí contenta.

—Ah.— respondió el moreno confuso. —Esta tarde tengo un partido de béisbol, no es ninguna final ni nada, es simplemente un partido.

Yo enarqué una ceja con una sonrisa. —¿Me estás sugiriendo que vaya a verte, Jaden?

Él relamió sus labios adoptando una sonrisa semejante a la mía. —Se podría decir que sí.

—Mh, me lo pensaré. Tengo que hacer muchas cosas.— reí ladeando la cabeza; era mentira, no tenía nada que hacer, solo estar tumbada toda la tarde.

Me levanté de la cama de Jayla y empecé a recoger mis cosas rápidamente.

—¿A dónde vas? Qué cambio tan... inesperado.— dijo el moreno.

—Tengo que ir a mi casa, Lily estará preocupada. Nos vemos, Jaden. Gracias por lo de ayer.— le agradecí mientras me iba literalmente corriendo.

—¿Así que dormiste en casa de Jayla?— me preguntó Lily con una sonrisa.

Yo asentí nerviosa.

—¡Te lo dije! ¡Al final harías amigos rápidamente! ¿Has visto?— decía la rubia contenta.

Yo sonreí algo más calmado, no tenía ni idea de lo de la fiesta, perfecto.

—Oye, Lily.— la llamé. —¿Puedo ir a ver un partido de béisbol?

Ella pensó unos segundos. —¿Es de Jaden?

Yo asentí mientras esperaba su respuesta.

—Ajá, entonces sí.

—¡Genial! Es una sorpresa.— le comuniqué. —¿Me debería poner unos pantalones o un vestido?

Ella me miró confusa, hasta que empezó a reírse suavemente.

—Creo... que un vestido estaría bien.— me respondió con una sonrisa. —Y tengo el perfecto para ti.

Ambas subimos a su cuarto. La rubia abrió su armario, y tras segundos buscando, lo encontró.
Se trataba de un vestido corto y algo pegado al cuerpo color amarillo pastel, y algunas costuras blancas.

—Dios, es precioso, Lily.— le dije asombrada. —Te prometo que no lo estropearé ni mancharé.

Ella sonrió mientras ponía su mano en mi mejilla acariciándola. —Cariño, te lo regalo. Ahora es tuyo.

—¿¡En serio!? Quiero decir... ¿seguro que no lo quieres?

Ella negó tranquila. —Es tuyo. Además, me queda pequeño.

Ambas reímos fuertemente. El vestido me quedaba maravillosamente bien, y eso era raro que yo lo dijese. Ayer; exceptuando lo de la fiesta, y hoy habían sido dos grandes días.

—Estoy muy emocionada, Lily.— le dije mientras me terminaba de poner un pintalabios rojo.

—Se te nota.— rió ella. —Oye, yo no me entero de nada. Jaden, ¿que te gusta?

Yo pensé durante unos segundos ante de contestar. —No lo sé, estoy muy confundida. Solo llevo 5 días viéndolo en toda mi vida, creo. Pero me parece que algo estoy empezando a sentir.

Ella sonrió apartando su vista. —Ponte guapa, anda. Y ve a conquistarlo.

—¡Lily!— exclamé algo avergonzada.

Llegué al campo de béisbol, en el que pude apreciar a sujetos saludándose antes de empezar el partido. Aunque todos se estuvieran saludando casi amistosamente, los dos equipos lucían extremadamente concentrados.

Comenzaron el partido, yo me situé en una especie de esquina del campo, tras una gran red de seguridad, algo escondida. Estaba tan emocionada, quería sorprender a Jaden, ya que le di a entender que a lo mejor no iba a ir a verle jugar.

Hablando del moreno, este acababa de batear u comenzó a correr rápidamente. Primera base, segunda base... ¡había hecho una carrera!

He de decir que el partido fue bastante emocionante y sufrí bastantes veces, el equipo de Jaden estuvo apunto de perder. La última carrera decisiva de la victoria fue la de Jaden, bateó y pasó por todas las bases rápidamente antes de que lo eliminaran.

El moreno se dio varios toques con los de su equipo, como si se estuvieran felicitando entre ellos por la victoria. Jaden se quitó el casco y movió su cabeza haciendo que su melena se abriera y esparciera. Dios, que alguien me sujete.

Sus amigos le dieron una palmada y señalaron hacia dónde yo estaba. Hostia, ponte recta, Mads. Te ha visto, ¿tienes bien los pelos? ¿Qué pregunta es esa? Claro que no. Hostia puta, viene hacia aquí. Te está sonriendo, Maddie, haz lo mismo.

Viniste.— pronunció con una suave sonrisa.

Yo asentí. —Ajá.

—¿Te entretuvo el partido? ¿Te gustó?— me preguntó mientras se peinaba el pelo con sus manos.

—No, qué va.— negué burlona. —Yo quería que ganase el otro equipo.

Él pasó su lengua por sus labios humedeciéndolos. —¿Ah, sí?

—Sí.— afirme con una sonrisa ladeando la cabeza.

—Pues siento decírtelo, Madeleine, pero ganamos nosotros.— me anunció arrogante.

—Sí, lo vi. Enhorabuena.— lo felicité sincera.

Él sonrió dejando las bromas.— Gracias.

Pasaron varios segundos hasta que el volvió a hablar.

—Vienes... muy guapa. Te queda bien ese vestido.— halagó algo tímido.

Yo sonreí notando como mi corazón se aceleraba. —Gracias, Jaden.

Volvimos a estar en silencio mientras observábamos el campo de béisbol donde habían jugado. La red de seguridad nos separaba.

—Y una cosa.— lo llamé confundida. —¿Tú familia no viene?

Él negó reflejando algo de tristeza apartando su vista hacia el suelo. —No, emm... ellos fueron al entrenamiento de Javon. Prefieren verlo a él, les gusta más, ¿sabes?

—Oh... entiendo.— contesté sintiendo algo de pena por él. —Jugaste muy bien.

Él sonrió. —¿Sí? ¿Te gustó?

—Ajá.— asentí sincera. —Estuvo genial.

—En ese caso,— empezó a decir alegre. —espero que vengas a verme más veces...

—Lo haré.— le sonreí mirando la hora. —Bueno, debo irme...

Él bufó burlón. —¿A estudiar la biografía de los quince primeros presidentes de EEUU?

—No, eso ya me lo sé.— ladeé mi cabeza algo arrogante.

Él abrió sus ojos confundido. —¡Pero si te di la teoría ayer! ¿¡Cómo puedes sabértelo hoy!?

—Es broma, tonto. Pero tengo que estudiar.— reí por su reacción. —Ya nos vemos.

—Está bien. Gracias por venir, Madeleine.— agradeció sintiéndome.

Imité su acción despidiéndome y me alejé de la red. Él se giró y se fue hacia su equipo. Una sonrisa se reflejó en mi cara, estaba demasiado contenta. Me dispuse a agarrar mi móvil y avisarle a Lily que iba hacia casa cuando me di cuenta que no lo portaba, al igual que mi bolso. Los había dejado en una silla de las gradas.

Algún día perderé la cabeza, menos mal que la tengo pegada al cuerpo.— reí por lo que me había dicho a mí misma.

Volví a las gradas recuperando mis pertenencias. El grupo de Jaden con él inclusive estaban saliendo del campo hablando, ellos no me veían, pero yo podía escuchar de lo que hablaban.

—¿Y tú con la nueva?— le preguntó uno de ellos.

—¿Madeleine?— dijo él mientras el otro asentía. —¿Qué ocurre con ella?

—La pregunta es,— decía otro de ellos metiéndose en la conversación. —¿qué te ocurre a ti con ella?

—¿A mí? Nada, ¿qué me ocurriría con esa?— respondió el encogiéndose de hombros divertido.

¿Esa? ¿¡Esa!? ¿¡Perdona!?

Os vimos hablando antes, parecíais muy unidos.— comentó el amigo dándole una palmada en su hombro.

Jaden bufó negando despectivamente. —Vamos, Caleb. Sabes perfectamente que yo jamás estaría con alguien como ella.

Tiene que estar de puta broma. ¿Como yo? ¿Qué tengo de malo? Mi corazón dolía, notaba punzadas en el pecho mientras mis ojos se aguaban.

—No entiendo, ¿entonces por qué ha venido al partido?— preguntó su amigo.

—Ni idea, tío. Pregúntale a ella.— respondió riéndose.

Imbécil, me invitaste tú.

Vaya, pues nos pareció que...— fue interrumpido por Jaden.

—Pues no era lo que pensasteis, tan desesperado no estoy como para irme con la nueva.— afirmó divertido provocando las risas de los de su grupo.

—Menos mal, nos tenías asustados.— dijo Jackson haciendo que rieran aún más fuerte.

Hijos de puta, me las pagaréis.

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