
005; 𝐖𝐀𝐓𝐄𝐑
PERFECT CHANGE — Jaden Walton.
005; ¡AGUA!
¿ALGUNA VEZ HE DICHO
cuánto estaba empezando a odiar EEUU? Y solo era culpa de una persona, en realidad de 9, pero una de ellas era la cabeza del grupito.
—Buenos días, hoy te dejas el pelo suelto, ¿eh? Me gusta, vas buscando tu estilo.— me animó mi host mum divertida.
Ojalá fuera eso, Lily.
No voy a centrarme en narrar lo que desayuné ni nada, porque no lo hice. Ya no tenía hambre, ni ganas de nada. Quería volver a España con mi familia, incluso con mi madre.
Llegué al instituto sabiendo que acababa de cavar mi propia tumba, era como si me estuviese suicidando, ¿saben? Era adentrarte en la boca del lobo tú sola.
Entré al interior, y el grupo de Jaden junto a él estaban al inicio del pasillo. ¿Acaso me estaban esperando?
Vi como uno de ellos le daba una palmada en el hombro a Jaden, este último fijó su vista en mí. Su sonrisa se agrandó, mientras que yo sentía como algo dentro de mí se iba rompiendo cada vez más.
Respiré profundamente varias veces antes de comenzar a andar en su dirección.
—Hoy se te olvidó peinarte, nueva. Además, ¿te electrocutaste al venir para acá?— vociferó Jaden mientras yo seguía de largo.
Las risas de fondo me hacían sentirme vulnerable y desnuda ante todos los presentes. Te juro que esta me la vas a pagar, Jaden Walton.
—Vamos.— escuché decir a Jaden mientras sonidos de pisadas se oían detrás de mí.
Joder, me estaban siguiendo.
Me gritaron de todo sobre mi pelo, sobre ser española, sobre todo... en fin, da igual.
—¿Cómo?— pregunté sin poder creérmelo.
Lily rió. —Los Walton nos han invitado al partido de Jaden. Es la final.
—Ayer fuimos al cumpleaños de Daelo, ¿hoy me puedo quedar aquí?— cuestioné esperanzada.
Ella negó. —No, vendrás con nosotros. Nos han invitado a todos.
—Está bien.— accedí mientras me levantaba e iba hacia mi armario.
¿Qué debía ponerme para un partido de béisbol? Que le den, me pongo un top de tirantes amarillo y unos jeans, con mis amadas Converse.
—¿Lista?— me preguntó Lily desde la puerta.
—Lista.
Que Dios esté conmigo.
—¡Eso es, Jaden!— exclamó Jayla aplaudiendo a su hermano.
Honestamente, el moreno jugaba bastante bien al béisbol, por ello era el capitán del equipo de los subnormales que juegan al béisbol, si alguien no entiende por qué digo eso es porque los componentes del equipo son los de su grupo.
Ignorando aquello, a Jaden se le veía desde lejos que tenía un don para aquel deporte. Como corría de base a base era increíble, era veloz, se veía bastante bien en realidad.
—¡Sí!— aquel grito me trajo a la realidad. Jaden había hecho una carrera decisiva.
Su equipo había ganado la final. Genial.
Todas las personas que estaban allí aplaudían sin parar; menos yo, no se lo merecían, al menos mis aplausos.
Javon, Jayla y yo bajamos de las gradas a la parte donde había una red, para que las pelotas no se embarcaran.
—Lo habéis hecho, genial.— halagó Jayla con una sonrisa.
—Gracias, hermana.— chocó los puños con ella a través de la red aquella.
—Enhorabuena, Jdub.— le apodó Javon. —Lo hicisteis genial.
—Gracias, bro.
Los amigos de Jaden se acercaron a saludar a Javon. Este último y Jayla acabaron yéndose cuando sus padres los llamaron para decirles algo.
—¿Quién tenemos aquí...?— preguntó Jaden con malicia.
—Oye, Jaden, ¿estás bien?— pregunté confundiendo a todos los que estaban allí.
Te vas a cagar.
—¿Qué?— preguntó confundido sin entender nada.
—Debe de ser duro saber que este mismo campo y en una final como esta tu querida novia te puso tremendos cuernos con tu amigo.— le volví a sacar el tema, sabía que le dolía.
Todos los amigos como él se quedaron en silencio durante unos segundos, hasta que empezaron a exclamar cosas sin sentido.
—¡Hija de puta, como te agarre...!— decía uno de ellos cuando yo lo interrumpí.
—¿Cuando tú me agarres qué, imbecil? Inténtalo tú solo, a ver si eres capaz, en grupo es muy fácil ser chulo.— le contesté.
—Vaya, la nueva está sacando los dientes, ¿eh?— rió Jaden tranquilo. —Ya se arrepentirá, no os preocupéis.
Todos se me quedaron mirando con tremendas ganas de asesinarme.
—¡Vamos! Que hay fiesta.— les ordenó Jaden.
Parecían perros todos detrás de él.
Una vez todos en su casa, estaban bañándose en la gran piscina que tenían. Yo estaba distraída con mi móvil cuando un chorro de agua apunto hacia él y hacía mi cara.
—¿¡Qué haces!? Será gilipollas el niñato este.— dije enfadada sacudiendo mi móvil.
Jaden hizo una mueca de confusión. —¿Alguien sabe lo que ha dicho?
Al ver que todos negaban y encogían sus hombros volvió a mí. —¡No hables en español que no te entendemos!
—¡Lo hago si me da la puta gana!— Dios, esto de hablar en español me estaba gustando, nadir entendía.
Sacudí millones de veces mi móvil hasta que por fin siguió funcionando como antes. Tremendo susto me habían dado.
—Llega a no funcionar mi móvil, y me lo pagas.— le dije seriamente a Jaden.
El moreno bufó. —Sí, claro. Te compro cuatro, mejor.
Yo rodé mis ojos para ignorarlo y seguir con el aparato.
Jayla y yo nos habíamos quedado en su cuarto a dormir. Los chicos estaban supuestamente durmiendo en la habitación de Jaden.
—Jayla.— la llamé, ella estaba viendo su móvil.
—Dime.— me contestó mirándome.
—¿Puedo ir a beber agua a la cocina?— pregunte pidiéndole permiso.
Ella rió. —¿Qué pregunta es esa? Claro que sí, esta es tu casa.
—Gracias.
Definitivamente, la pelinegra no se parecía en nada a su hermano.
Bajé las escaleras con sigilosamente tratando de no despertar a nadie, hasta llegar a la cocina. Agarré un vaso y lo llené de agua. Tenía muchísimo sueño, casi me quedaba de pie dormida.
Algo hizo que un nudo dentro de mí se formase, escuché unas pisadas detrás mía. Me giré y encontré a los nueve jóvenes en frente de mí, Jaden con los brazos cruzados.
—Oh, mierda.— me quejé dejando el vaso de agua en el fregadero.
Andé lentamente tratando de alejarme. Jaden sonrió maliciosamente.
—¿Con miedo, nueva?— preguntó Jaden vacilón.
—No.— negué fingiendo que no estaba cagandome del miedo que sentía en aquellos momentos.
—Pues deberías.— me respondió.
En un pestañeo lo tenía delante de mí, y en otro yo estaba cargada en su hombro como si de plumas yo tratase.
—¡No, no, no! ¡Bájame, Jaden, bájame!— susurré nerviosa mientras me agarraba a él.
—Abrid la puerta del patio.— ordenó Jaden a sus amigos.
Estos le hicieron caso. ¿Qué harían? ¿Me iban a dejar dormir allí afuera? No, eso es demasiado cruel, ¿no?
—¡Suéltame! ¡Suéltame!— exclamé nerviosa mientras intentaba bajarme.
—No, yo soy el que se mete contigo, no tú conmigo. Espero que te quede claro con esto.— anunció serio.
No me dio tiempo a reaccionar cuando el moreno me había lanzado hacia el frío agua de la piscina. Este me envolvió enfriándome, y empapando todo mi pijama. Al salir a la superficie, solo escuché risas y risas de fondo. Cuánto odiaba esas risas.
—¡El pelo! ¡Mirad!— exclamó uno de ellos señalándome.
Dios, no me imagino cómo lo tenía que tener.
—¡Parece que tiene un perro de agua en la cabeza!— rió Jaden a más no poder.
Yo me acerqué al bordillo. —¿Ah, sí? Pues tú tienes unos cuernos que no caben por la puerta.
Ahora solo reí yo, me había descojonado literalmente yo sola. Burlarse de Jaden para defenderme era bastante útil, sobre todo si es con el tema de los cuernos.
—¡Te voy a...!— exclamó uno de sus amigos cuando Jaden lo paró poniendo una mano en su pecho.
—Vámonos, dejémosla aquí.— ordenó Jaden.
Todos se metieron al interior de la casa. Yo me salí de la piscina, pero no quería entrar, estarían allí de nuevo. Me senté donde mismo que él día anterior en el cumpleaños de Daelo, y allí me quedé tratando de calentarme. Hacia muchísimo frío, mis dientes chocaban los unos con los otros repetidamente.
A los minutos la puerta del patio se abrió, dejando ver a un moreno con ropa y una toalla.
—Ya se han dormido.— me anunció dejándome confundida.
Lo ignoré y aparté mi vista de él, Por la forma en la que me dijo esas cuatro palabras sabía que era una persona totalmente diferente.
—Te he traído esto para que te cambies, te vas a poner muy enferma.— dijo, ¿preocupado?
Yo lo miré incrédula. —Eso no te importó cuando me lanzaste a la piscina a las cuatro de la mañana.
Él iba a responder cuando yo lo interrumpí.
—No sé qué es lo que te he hecho, de verdad, Jaden. Llevo tres días en el instituto, tres días que te conozco, y ya quiero volver a mi casa y no verte nunca jamás.— le expliqué con un nudo en la garganta. —Y mira que la situación en mi casa con mi madre no es de las mejores.
Él se mantuvo en silencio completamente, pero se veía arrepentido, a mí no me engañas, chaval, con tu carita de pena.
—Te juro, que si llego a saber que mi familia se ha quedado en la ruina tras pagar 13.000 para este viaje de mierda, no lo hubiera hecho.— le dije. —Yo no sé, de verdad, ¿nunca has visto a una persona con pelo rizado? No entiendo por qué tanta burla con mi pelo, la verdad. Habéis ido a por mí, os habéis reído y burlado de mí, me habéis humillado delante de todo el mundo, de todo el instituto. Yo solo vine aquí para mejorar mi inglés y pasármelo bien. ¿Qué he hecho para merecer todo lo que me decís? ¿He matado a alguien o algo?
Esperé una respuesta por su parte, tal vez incluso una disculpa. Pero solo me dejó la ropa y la toalla en el suelo.
—Cámbiate y entra.
Y se fue sin más. Siendo un cobarde.
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