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004; 𝐒𝐇𝐀𝐌𝐄


PERFECT CHANGE — Jaden Walton.

004; ¡VERGÜENZA!

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                                ME PASÉ LAS PLANCHAS por milésima vez en la mañana. Debía quedarme el pelo liso, y así no se burlarían más de mí. Notaba como mi pelo cada vez quedaba más seco, como si estuviera apunto de romperse.

Finalmente, terminé con el pelo planchado y casi completamente liso, me gustaba cómo se veía. Mi felicidad incrementó al pensar que ya no tendrían ninguna razón para burlarse de mí.

—¡Buenos días!— exclamé sonriente mientras Lily, Max y Matt desayunaban.

Lily se levantó sonriente. —Buenos, días, cariño. ¿Te apetece desayunar?

—Oh, no, muchas gracias Lily, estoy bien.— respondí sincera mientras agarraba mi mochila.

—¿Hoy te vas andando también?— preguntó Matt.

Yo asentí. —Sí, me gustó el camino que recorrí ayer.

—Está bien, pero ten cuidado.— me pidió Matt algo serio.

Yo asentí con una sonrisa.

—Te acompaño a la puerta.— me anunció Lily. —Por cierto, te queda muy bien el pelo así.

—Muchas gracias.— agradecí contenta de que le gustase.


Entré en el instituto con una sonrisa ligera en mi rostro. Nadie me miraba, ni siquiera me echaban en cuenta, por fin.

Paré de nuevo en el tablón de anuncios, había carteles nuevos. "Recordatorio: en cuatro semanas se terminará el plazo de inscripción para el concurso de baile contemporáneo".

Joder, deseaba apuntarme. Pero no había bailado desde aquello, no estaba preparada para bailar de nuevo, ni físicamente, ni psicológicamente.

—¿De nuevo aquí? Voy a tener que apuntarte yo mismo al concurso que tanto miras.— escuché una voz algo ronca al lado mía.

Yo negué mientras me giraba para alejarme andando de él.

—¡Espera!— me llamó acercándose a mí. —¿Qué te has hecho en el pelo, nueva? Antes casi no te reconozco.

Yo tragué algo duro. —Vale.

Seguí andando cuando su voz me volvió a frenar.

—Me gustaban más tus rizos.— me anunció con una sonrisa de lado.

Yo me confundí. —¿Sí? Pues a mí ya no me gustan, y todo gracias a ti.

—¿A mí? ¿Gracias a mí por qué?— río ligeramente confundido.

—Te burlaste de mí ayer haciéndoles reír a todos, Jaden.— le contesté algo enfadada.

—¿Jaden? ¿Cómo sabes mi nombre?— preguntó pareciendo tonto.

Yo sonreí. —¿Cómo no saberlo?

—Oh, es verdad, soy famoso. Es que a veces se me olvida.— contestó con una sonrisa arrogante.

Esta es la mía.

—¿Tú famoso? Yo te conocía porque eres el chaval al que le pusieron los cuernos en su propio partido.— reí maliciosamente. Ahora me tocaba a mí.

Él abrió sus ojos incrédulo. —¿Qué has dicho?

—¿Qué pasa? Todos lo sabemos. Tu novia te puso los cuernos con tu amigo en tu partido de béisbol.— volví a reír. —¿No decías que eras famoso? Pues eso es lo que implica serlo.

Su semblante cambió a uno totalmente serio, su rostro emanaba ira y furia, por ello su mandíbula estaba totalmente tensa.

—No vuelvas a decirlo.— me advirtió. —O te juro que te arrepentirás.

—Ay, no me digas eso que me pongo a temblar del miedo.— ironicé mientras movía mi mano exageradamente.

—Solo te advierto. No vuelvas a mencionar el tema, y mucho menos delante de gente.

—¿Cuál? ¿El tema de que tu novia te puso los cuernos en tu partido de béisbol? No deberías de avergonzarte por eso.— dije burlona algo fuerte.

Él sonrió de lado. —Bien, tú lo has querido. Prepárate, porque a partir de ahora tú vida será un puto infierno.

El moreno siguió andando solo hacia la siguiente clase que le tocaba. Debo de decir que sentí algo de pánico cuando me dijo aquello.

El resto de las horas del instituto fueron más o menos bien. Lo que más odiaba eran matemáticas e historia de EEUU, básicamente porque no entendía nada de lo que los profesores decían.

A la hora del almuerzo, debía esperar mínimo 15 minutos, y ya luego podía irme si quería a casa. Estaba sentada mientras veía mi móvil, eran fotos mías con mi hermano.

—Hey, nueva.— no me dio tiempo a reaccionar cuando alguien empujó mi cabeza hacia adelante ligeramente. Era Jaden. —Hoy te has peinado.

Actuaba como si antes no me hubiese visto ni dicho que le gustaba más con rizos. Era diferente, ahora venía con su dichoso grupo.

Me sobé aquella parte de la cabeza mientras dejaba mi móvil en la mesa y me giraba hacía ellos.

—¿Me podríais dejar en paz al menos un día?— pregunté algo cansada y decaída. —Solo llevo dos días aquí y ya quiero volver a España.

Los del grupo miraron a Jaden, quien tenía una sonrisa maliciosa; y su cara reflejaba algo que antes jamás había visto, maldad.

—Oh, la española quiere volver a su país. ¿¡Lo habéis oído todos!? ¡La española quiere volver a su país!— exclamó Jaden haciendo reír a todo el comedor.

Yo miré a todos avergonzada, reían sin parar mientras todos me veían.

—¿Qué te ocurre? Oh, la española va a llorar.— dijo uno de los amigos de Jaden.

—No, claro que no.— negué tratando de controlar mi respiración.

Bajé mi mano a mis piernas escindiéndolas, mientras aquella comenzaba a temblarme como era de costumbre.

Jaden me dio una mirada rápida. —Vámonos.— ordenó a su grupo.

—¿Ya?— preguntó uno de ellos confundido.

—No pienso seguir perdiendo el tiempo con la española esta. Al menos hoy no.— contestó despectivamente mientras me miraba con una mueca de asco.

Cuando se retiraron me dispuse a ver la hora que marcaba mi móvil, para ver cuánto me quedaba y poder irme. Mis nervios incrementaron al no ver mi móvil donde yo lo había dejado, en la mesa.
No estaba, no estaba allí.

Mierda, mierda.

—¿Qué haremos esta tarde?— pregunté mientras terminaba la tarea.

—Iremos todos al cumpleaños de Daelo.— anunció Lily cortándome la respiración.

—¿Daelo Walton?— pregunté algo nerviosa.

—Sí, es el mejor amigo de Max.— es verdad, ella me lo contó.

—¿Y yo tengo que ir, Lily?— cuestioné fingiendo cansancio.

Ella asintió. —Claro, así conocerás a los vecinos. Tienen dos jóvenes de tu misma edad, Jaden y Javon.

Jaden, ese nombre resonaba en mi cabeza. Sinceramente, deseaba que Javon y Jayla fueran más simpáticos que él.

Está bien.— accedí fastidiada.

Me vestí con un top bonito negro de volantes y unos pantalones blancos de campana, con unas botas Converse negras. Para peinarme, volví a alisarme toda la melena, y me puse algo de rímel y pintalabios rosa.

—Ignorando a Jaden, voy a  conocer a Daelo, a Javon y a Jayla, ¿No es genial?— hablaba para mí misma.

Y allí estaba, tratando de controlarme mis nervios después de que Max hubiese tocado la puerta de los Walton.

Una mujer sonriente abrió la puerta, era Jessica, y era muy guapa. —¡Hey, familia! ¿Qué tal estáis?

—¡Jessica, cariño! Estamos muy bien, ¿y vosotros?— respondió Lily mientras le daba dos besos a Jessica.

—Muy bien también.— dijo Jess desviando su atención hacia mí. —Huy, tú debes de ser Maddie, ¿no?

Yo sonreí. —Sí, hola, señora Walton.

—Puedes llamarme Jessica.— me dio el permiso de tutearla.

Yo asentí en respuesta riendo ligeramente.

—¿Ya han llegado?— una voz femenina bajaba las escaleras a toda prisa.

—¡Jayla!— exclamó Max corriendo hacia ella para abrazarla.

La pelinegra elevó a Max en sus brazos. —¡Hola, Max!

Matt y Lily saludaron a Jayla, y ella posó su mirada en mí.

—Hola, soy Maddie.— la saludé tratando de controlarme las ganas de abrazarla.

—Hola, Maddie, yo soy Jayla.— me abrazo la pelinegra.

Me había abrazado, repito, me había abrazado.

Encantada.— dijimos las dos a la vez provocando nuestra risa.

—Hola, soy Javon.— escuché una voz a mi lado.

¡HOSTIA PUTA, QUE ES JAVON! Joder, Maddie, contrólate.

Hola, yo soy Maddie.— respondí con una sonrisa.

Él imitó mi acción, la verdad es que no se veía tan desagradable como su gemelo, menos mal.

—¡Jaden, ven!— exclamó Jayla.

Oh, no, no, no.

Una silueta vestida con una camiseta blanca de tirantes y unos shorts grises apareció. Me miró con sorpresa cuando luego se acordó de algo.

—Hola, soy Maddie.— fingí que no lo conocía. Que incómodo, Dios.

Hola, yo Jaden.— hizo un gesto con la cabeza en forma de saludo.

—¿No os conocíais? Estoy casi segura de que vais al mismo instituto.— preguntó Jessica señalándonos.

Un nudo en mi estómago se hizo presente, me giré a ver al moreno, quien ya me miraba con una fría mirada. Qué careto, hijo mío. Ni que hubiese yo matado a alguien de tu familia.

No, qué va. Nunca hemos coincidido, creo. Además, yo solo llevo dos días allí.— respondí algo insegura.

Jessica sonrió y asintió entendiéndolo.

—¡Daelo!— exclamó Max llamando la atención de todos. —¡Feliz cumpleaños!

La pequeña corrió hacia su amigo para abrazarlo fuertemente.

—Gracias, Max.

Todos felicitamos a Daelo, hasta que llegó a mí.

—Hola, yo soy Maddie.— le sonreí sincera. —Y feliz cumpleaños.

—Gracias, yo soy Daelo.— respondió él.

A simple vista se le podían ver dos huecos en sus dientes, no tenía paletas, se le habían caído. Aquello me hizo sonreír con ternura.

Narrador omnisciente

Jaden iba paseando por su casa mientras buscaba su bañador para ponérselo, paso junto a la cocina, donde estaban Jess y Lily hablando de un tema que le interesó.

—¿Cómo te va con Mads? Se ve buena chiquilla.— le comentó.

Jaden paró y se escondió detrás de una pared para que nadie lo viese espiándolas.

—Sí, nos va genial con ella. Es muy apañada y muy inteligente. Max está loca con ella, y no me extraña. Es muy buena niña. Hemos tenido mucha suerte.— respondió Lily con una gran sonrisa.

—¿Y cómo le va en el instituto?— preguntó de nuevo Jess dándole una taza de café a la rubia.

Ella lo pensó unos segundos. —No sé, tengo la superstición de que algo le va mal.

El moreno sintió unos nudos en su estómago.

—¿Ah, sí? ¿Y eso?

—No sé, hoy por ejemplo, volvió del instituto llorando como jamás la he visto porque su móvil se le había perdido en el instituto.— anunció Lily algo triste.

—¿En el instituto? Eso es muy raro.— respondió Jess.

Lily asintió. —Mads es muy ordenada. Ella dijo que lo tenía al lado suya y de repente ya no estaba. No descarto la idea de que se lo hayan robado.

—Es lo más probable, un móvil no desaparece tan fácilmente.

—Claro.

—La pobre vino pidiéndonos que no se lo dijésemos a su madre, que se enfadaría muchísimo con ella. Hasta el punto de llevársela a España de nuevo, según nos dijo ella.— explicó Lily algo triste. —Hay gato encerrado respecto a su madre, estoy segura.

—Dios mío, pobrecita.— se entristeció Jessica.

—Sí... además, hoy también se alisó el pelo. Algo me dice que alguien se está burlando de ella por su pelo rizado.— explicó ladeando su cabeza.

—Dios mío, ¿en serio?— pregunto Jess sin creérselo.

Jaden sintió algo de pena por su interior, pero pronto la ignoró. ¿Por qué sentiría pena por ella?

El moreno salió hacia el patio.

Los niños se encontraban en la piscina jugando con Javon. Maddie estaba sentada pegada en la pared.

—Hey, Mads. ¿No te bañas?— preguntó Jayla saliendo en bikini mientras me miraba.

Ella negó. —No he traído bañador.

—No te preocupes, si quieres te dejo uno.— le ofreció la mayor.

—Ya me bañaré otro día si eso, pero gracias, Jay.— le sonrió.

Ella sonrió de vuelta y fue trotando hacia la piscina, que estaba a unos 20 metros de la de rulos.

—¿Qué? ¿Pasándolo bien?— pregunto irónico Jaden a la pelinegra sentada.

Maddie desvió su mirada con el algo de miedo mientras se alejaba ligeramente de él.

—¿Por qué te alejas de mí cada vez que me acerco?— preguntó confundido.

—Llevas burlándote de mi desde que nos vimos por primera vez. ¿No te parece una buena razón para hacerlo?

Él pensó durante unos segundos hasta que su sonrisa arrogante salió a luz. —¿Y por eso me tienes miedo?

Maddie no respondió, únicamente volvió a desviar su mirada hacia otro lado.

—He oído que has perdido tu móvil.— anunció de repente.

La pelinegra lo miró hacia arriba, él estaba con los brazos cruzados. Ahora tenía una sonrisa suave que provocaba que dos hoyuelos se pudiesen apreciar en su rostro.

—¿Cómo lo sabes tú?— preguntó confundida.

—Podría ser que lo tuviera yo...— dejó caer el moreno.

La joven se levantó rápidamente sin creérselo. —¿¡Qué!? ¿¡Lo tienes tú!?

—Puede que sí, o puede que no...

—¿Lo tienes tú?— volvió a preguntar algo desesperada.

Jaden sacó de su bolsillo un Iphone 12 morado. —¿Es el tuyo?

Ella asintió rápidamente y trató de agarrarlo. Jaden retrocedió inmediatamente poniendo el móvil en alto.

—¡Eh, tranquila!— río burlón. —No se me olvidó lo de esta mañana. Po eso he pensado algo...

—¿Qué ?

—Te devolveré tu móvil si mañana traes tu pelo natural. Ya sabes, con rizos y suelto.— dijo el levantando un poco la mandíbula mientras clavaba su lengua en el interior de la mejilla.

—¿Qué? ¿Por qué?— preguntó confundida la pelinegra.

—Así podremos reírnos de ti.

El semblante de la joven cambió radicalmente, paso a tener el rostro casi pálido.

—¿Qué?— logró vocalizar. —¿No os vale con todo lo que me habéis dicho hasta ahora?

Él negó con una sonrisa de lado. —Es que si te traes el pelo liso, ya no tendremos de qué burlarnos de ti.

—No, no, por favor. No me hagas esto.— le pidió la pelinegra desganada.

—¿Quieres tu móvil o no?— se lo enseñó fugazmente.

Ella asintió triste.

—Entonces mañana lleva el pelo rizado y suelto.— la miró esperando su respuesta.

La pelinegra trago duro mientras notaba un nudo en su estómago. —Está bien.

—Parece que nos vamos entendiendo.— comentó Jaden dándole su móvil.

Mads no tenía otra opción, llevaba únicamente 11 días en EEUU, y no quería dar la brasa con una tontería de jóvenes.

¿Qué le esperaría mañana?

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