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━WHAT IT MEANS

LO QUE SIGNIFICA

i want to wear his initial on a chain round my neck, chain round my neck, not because he owns me but 'cause he really knows me

call it what you want | taylor swift

TODO AQUEL MOMENTO HABIA DURADO MÁXIMO una media hora. Sin embargo, la adrenalina había sido tanta, la desesperación se escapó de su límite y el dolor fue de otro nivel nunca antes sentido que pareció tardar toda una eternidad llena de sufrimiento.

Pero para su esplendorosa suerte todo ya había acabado. La Nongajek estaba fuera de la anatomía de la princesa y ahora sólo quedaba curar la herida y descansar, sabiendo que pronto debía continuar con sus labores.

No obstante, había algo que no había acabado. La cercanía de Steve y Astrid seguía firme de la misma manera. No dejaban de mirarse, Magna teniendo el temor de que si dejaba de hacerlo el dolor regresaría. Se sentía bien...Se sentía en paz.

La mayoría en aquel grupo estaba preocupado por la herida de la castaña así que no se percataron del todo de aquello. A pesar de eso, Eir sí se había dado cuenta y no dejaba de mirarlos.

Sabía que eso significaba algo y deseó haber prestado atención antes a las señales que su hija le había dado.

—Eh...Alrek —habló la reina después de un rato.

—Sí mi reina —reaccionó él.

—¿Podrías ir con Ordea y las damas para avisarles lo que sucedió y que todo ya está bien? —su mirada no conectó con la de él, sólo con la escena de su hija y el rubio.

—Yo... —se vio un poco confundido por los primeros segundos—. Claro, de inmediato.

El hombre pegó media vuelta y salió de la sala a paso rápido. Pero todo eso había sido plan de Eir para sacar primero al soldado de la sala.

Posteriormente, y cuando pasó un rato, miró al resto del grupo que aún estaba concentrado en la curación de la castaña para luego decir:

—Dejémoslos solos —todos la miraron —. Dejemos que Magna descanse y que los curanderos terminen su labor.

Los Vengadores se repartieron miradas sin entender del todo, pero eligieron no discutir con la diosa y así comenzaron a salir de la sala a paso lento.

Steve iba a hacer lo mismo pero la rubia lo detuvo.

—No —él paró—, tú quédate

Rogers la miró con el ceño fruncido pero no recibió otra palabra por parte de la mujer, solamente su solemne semblante serio que le aseguraba que estaba bien que se mantuviera con su hija.

Levemente asintió y regresó a su anterior posición mientras los reyes de Erathor también realizaban su salida.

—¿Qué estás haciendo? —le susurró su esposo mientras caminaban.

Ella suspiró—Te explico luego.

Con un poco de confusión pero internamente agradecido, el Capitán volvió a su antigua posición al lado de la castaña. Su mano volvió a tomar la de ella esperando que pronto pidiera calmarse en su totalidad.

Los curanderos que se mantenían a su alrededor observaron la escena un tanto confundidos pero restringidos a decir palabra alguna. Sabían que su soberana pronto se casaría con Alrek y por eso aquella escena no les hacía mucho sentido en sus inconscientes.

Pero no era su deber meterse, no era asunto de ellos.

—¿Ya estás mejor? —quiso preguntar el rubio viendo como la mujer no dejaba de observar las curaciones de su pierna.

Asintió levemente aún teniendo la respiración un tanto agitada—Gracias —trató de sonreírle—, no sé qué me hubiera pasado si no estuvieras aquí.

El Vengador, conmovido por aquellas palabras, sujetó con más fuerza la mano de la princesa y la acercó a sus labios para darle un corto beso. Dicho gesto fue lo que Astrid necesitó para reponer todas las fuerzas que le quedaban.

Sin embargo, al recordar poco a poco lo que había sucedido y la razón por la que estaba en ese lugar, su expresión facial empezó a cambiar.

Se tomó la cabeza—¿Cómo rayos dejé que esto pasara?

El Capitán guardó silencio y simplemente la observó. Sabía que ella quería hablar así que la escucharía.

—Se supone que soy la maldita diosa de la vida y la única persona que puede derrotar a mi tía loca —se apuntó—. Ella jugó conmigo, me hizo caer tan fácilmente y me manipuló como un títere. No debí permitirlo.

—Sólo te encontró con la guardia baja, le pudo pasar a cualquiera...Incluso a tu madre.

—Sí, pero yo no soy mi madre —sorbió su nariz—. Odiaría saber lo que la gente ahora piensa de mí si se enteran que la gran profecía de su pueblo fracasó...No quiero.

—Nadie hablará, todo lo sucedido pasó el la isla y sólo en la isla —frotó su mano—. Tú sigues siendo su princesa, su diosa y su profecía. Pero sobre todo...Sigues siendo tú, y yo sé que eres capaz de levantarte después de una pelea desde mucho antes de que descubrieras que eres una erat.

La castaña ladeó su cabeza para tener un mejor ángulo de visión del hombre y allí en sus azules ojos trató de encontrar la calma que en ese momento necesitaba.

—Esto es diferente —susurró—, ya no sé qué hacer, no sé como vencer a Lorleen; se me acabaron las cartas para jugar. Intenté hacerlo a mí manera y las cosas salieron mal. No sé si es con mis manos, o con mi magia, o con un arma ¡O lo que sea! Lamentablemente esa información no me fue dada...Pero no sé qué tendré que hacer para derrotarla.

—Estoy seguro de que encontrarás una solución como siempre lo haces. Aún queda tiempo, no todo está perdido aún.

—La desaparición de las barreras de Erathor avanza a cada segundo —recordó—. El planeta pronto regresará a su lugar en el Yggdrasil y ese será el momento perfecto para que Lorleen ponga un pie aquí. Mucho tiempo no tenemos.

—Pero sí el suficiente —defendió—. Esto está recién comenzando así que aún hay cosas restantes por hacer.

Después de haber entrado un poco más en razón ella asintió—Es verdad —pasó sus manos por su cara—, sólo espero estar preparada.

—Lo estás —apretó su mano—. Después de esto sólo queda recuperarse y entrenar más que nunca.

Soltó una suave risa—¿Es eso una petición para entrenar conmigo como en los viejos tiempos?

Le siguió con la risa—Estoy seguro de que hoy me romperías una costilla pero correría el riesgo.

Ambos rieron para posteriormente sólo quedarse en silencio mirándose. No había nada más que agregar, sus ojos unidos se decían millones de cosas que no alcanzaban a ser emitidas con palabras.

—Gracias —repitió ella al final—, me alegra mucho que estés aquí.

—Y a mí me alegra estarlo —susurró de vuelta.

Después de unos segundos uno de los curanderos se levantó y le indicó a su soberana que ya estaba en condiciones de levantarse ya que las curaciones de su herida ya habían quedado hechas. Ella les agradeció y trató de reincorporarse pero el primer intento fue un fracaso.

Cuando vio que ella no podía sola Steve se puso de pie para pasar un brazo por debajo de sus rodillas y el otro sosteniendo su espalda. De esa manera la tomó en sus brazos con suma delicadeza para dejarla cuidadosamente en el suelo, aunque no la soltara aún.

Aquel movimiento los hizo rozar levemente sus narices en un acto que los dejó a ambos estáticos y con las miradas unidas. No les importó que los hombres erat estuvieran detrás de ellos, simplemente se quedaron ahí mirándose, saboreando su ínfima cercanía y aguantándose las ganas para cortarla de una buena vez.

Sin embargo, la diosa se vio en la obligación de interrumpir el momento. No quería que aquellos enfermeros hablaran de más.

Aclaró su garganta—Les agradezco mucho su trabajo —dijo hacia los hombres—, han sido de gran ayuda para mí.

—Es un honor, majestad —dijo uno—, estamos a su servicio.

Ella volvía a asentir en agradecimiento y se giró con cuidado hacia Rogers.

—Creo que es mejor que me vaya —susurró con media sonrisa.

—¿Quieres que te lleve a tu habitación o vamos a esperar a tu prometido?

Ella se giró y frunció el ceño levemente viéndose un tanto sorprendida por la frase que él acababa de emitir.

—Oye...Ya lo hablamos, por favor no me hagas esto más difícil.

—Lo sé, perdón —agachó la cabeza—. Pero hablo en serio...¿No será mejor...Que la gente lo vea a él contigo?

La castaña se encogió de hombros—Me da igual, quiero que tú me acompañes.

La corta incertidumbre que había pintado el rostro del Capitán desapareció cuando la oyó. Una tenue sonrisa apareció en sus labios y tuvo que aguantarse las ganas de besarla. Sí, de besarla, últimamente ya no sabía lo que le estaba pasando ya que sólo quería compartir su tiempo con la castaña mucho más que antes.

—Bien —terminó asintiendo—, te llevaré.

Sujetándola bien con su brazo detrás de su espalda el rubio ayudó a la mujer a caminar hacia sus aposentos. Si bien es cierto la diosa poseía una curación más acelerada, la herida estaba recién hecha y apenas curada, por eso se sentía débil aún y cojeaba al caminar por el dolor que persistía en la zona afectada.

Una vez afuera agradecieron que no había mucho movimiento en los enormes pasillos. Sin embargo, las tres o cuatro personas que los vieron —además de hacer una reverencia al notar la presencia de su princesa— sí se quedaron mirando por consecutivos segundos la escena de ambos Vengadores tratando de asimilar que ese no era el prometido de Magna.

Daba igual que murmuraran, su soberana lamentablemente no estaba interesada en Alrek.

Cuando llegaron a las grandes puertas doradas de la habitación de la diosa Steve le ayudó a abrirla haciendo que ella ingresara parcialmente a la estancia. Una vez allí la mujer se apoyó en el marco para mirar al hombre que la había traído.

—Gracias —sonrió de lado—, por todo.

Ladeó la cabeza—No tienes porqué agradecerme As, sería incapaz de dejarte sola.

La frase le revolvió el estómago a la mujer sintiendo como cada vez más estaban atreviéndose a decirse cosas así ¿Qué significaba? Era algo tan fuerte que ni siquiera eran capaces aún de gritarlo a viva voz.

Ella apoyó su cabeza en la madera—No me hagas esto, por favor —cerró los ojos.

Se le acercó lo suficiente—¿Qué cosa?

Astrid había recordado que iba a casarse.

—Nada —negó y prefirió no hablar de ese tema ahora—, no quiero pensar en eso ahora —Rogers entendió un poco a lo que se refería y su mirada se suavizó—. Pero bueno...Gracias por eso, por no dejarme sola.

Un silencio reinó entre aquella atmósfera que se había creado entre ambos héroes. Había una línea tan fina ¡Dios, era tan fina! Que parecía que en cualquier momento se iba a romper. Se necesitaba un sólo respiro, una sola palabra, un sólo gesto...Lo que fuera. Ambos corazones ya no daban más de todo lo que sentían.

No obstante, cuando pasó por la mente de la erat invitar al rubio a pasar a su habitación él habló:

—Creo que debo irme —Stark trató de disimular su decepción—, no quiero traerte problemas porque la gente te vea conmigo.

—Me dan igual los problemas —rió suavemente—. Pero ve a descansar, fue una jornada larga... —hizo una mueca—. Y perdón si te golpeé muy fuerte mientras estuve en mi trance.

—Oh, sí que lo hiciste —comenzó a retroceder—, pero no hay cuidado.

Sonrió y alzó su mano hacia él—Adiós.

Estando ahí parada la castaña lo observó hasta que desapareció por los pasillos. ¡Por la reina! Cuánto hubiera deseado que se hubiera quedado ahí con ella, pero tampoco quería arruinar las cosas o hacer algo que tornaría todo en alto incómodo.

Por ahora.

De vuelta en su habitación se sentó a la orilla de la cama en busca de apaciguar el dolor que aún tenía en su pierna. Sin embargo, un minuto después alguien golpeó la puerta y la diosa se levantó fugazmente con la esperanza de que fuera Steve.

Pero no lo era.

La sonrisa se fue de su cara al ver a Eir—Oh...Madre.

—¿Esperabas a alguien? —frunció ella el ceño al darse cuenta del cambio de expresión de su hija.

—Eh...Había pedido algo de comer pero aún no me lo traen —mintió con una mueca.

—Pues, espero que llegue pronto —hizo una pausa—. ¿Puedo entrar? Hay algo que quiero hablar contigo.

—Claro —se hizo a un lado para que ella entrara.

Una vez allí, la diosa de la vida tomó asiento nuevamente por el cansancio para esperar la conversación con la mayor.

—¿Cómo está tu herida? ¿Ya te sientes mejor? —preguntó la rubia.

—Sí, un poco. Sólo me duele en ocasiones pero te aseguro que mañana no sentiré casi ningún dolor —chasqueó la lengua y la vio asentir.

Posteriormente las dos mujeres más importantes de Erathor se mantuvieron en silencio, un silencio que sólo era causado por el nerviosismo de Eir al tratar un tema tan importante como el que llevaba en su mente.

—Bueno yo... —inició después de un rato—. Quería hablar contigo de un tema que ha estado dando vueltas en mi cabeza hace rato pero ni siquiera sé cómo comenzar —hizo una mueca mientras pensaba—. ¡Ya sé! Te contaré una historia.

La menor se sorprendió un poco y sonrió—Adelante.

Tomó aire—Erathor tiene muchas leyendas...Y la mayoría de ellas son verdad; tú eres un ejemplo, por cierto —la aludida rió suavemente—. Pero hay una muy especial que creo que jamás te había contado. Resulta que todo nuestro universo se sostiene por algo. Tenemos un sol creador, tenemos pilares, tenemos energía...Pero hay una magia muy antigua y muy poderosa que emana de una manera poco común.

—¿Te refieres a algún hechizo o conjuro?

La rubia negó—Para nada —se puso de pie y se sentó a su lado—. Se trata de algo mucho más fuerte que los hechizos o conjuros...Se trata de dos personas, y el lazo que crean —la menor frunció el ceño—. Quizás te suene más familiar cuando te mencione la frase almas gemelas.

La castaña abrió los ojos como platos y se quedó varios segundos procesando la información.

—¿Qué...? ¿Y qué con eso?

—En tu planeta lo tratan de algo trivial...Un simple término utilizado en películas, hacia parejas, o para cualquier cosa en general. Realmente no le toman el peso de lo que significa. Pero aquí en Erathor...Sí lo hacemos.

Un escenario de posibilidades empezó a crearse en la mente de Astrid que aún no entendía todo lo que estaba oyendo. Pero Eir...Eir lo tenía más que claro y era momento de hablarlo con su hija.

—En nuestro mundo a lo que ustedes le llaman almas gemelas nosotros le llamamos Hitache. Un tipo de magia muy antiguo que une personas que están destinadas a estar juntas. Pero no es solamente por razones románticas, sino porque el lazo que los une es algo tan fuerte que produce otra chispa de magia, y esta chispa de magia es una de las tantas que sustentan nuestro árbol del Yggrasil

—¿Qué?

—A pesar de que haya magia en todo el universo no es suficiente, por eso nuestros creadores manifestaron los Hitaches, formando magia con origen en el amor de dos personas sin necesidad de otra cosa alguna. Cuando estos individuos están realmente destinados a estar juntos se crea el vínculo...Y son tan escasas estas situaciones que es necesario protegerlas a toda costa y así mantener las chispas que sustentan nuestro existir.

Una sonrisa marcó la pausa que la reina tomó.

—La última vez que vi algo así...Fue con tu padre y yo.

—¿En serio? ¿Ustedes dos son...?

—Hitaches —asintió—. Tuve tanta suerte de que él fuera el hombre con quién iban a casarme ya que lo amaba desde mucho antes —cerró los ojos al decir eso con emoción—. Nuestra chispa permanece en el árbol porque Borg y yo nacimos para estar juntos...Y aquí estamos.

—¿Y qué hay de cuando ustedes estuvieron separados? Ya sabes, cuando papá se perdió —la castaña tenía muchas dudas.

—¿Me creerás que la chispa se hizo más fuerte? —sonrió—. Jamás dejé de amarlo...Ni por un segundo. Todo ese amor mantuvo viva nuestra energía aún sin saber si él iba a volver o no, pero lo hizo y ese es el propósito Hitache...Dos almas que están destinadas a estar juntas crean una magia como ninguna otra.

Magna se dio unos segundos para procesar lo que estaba oyendo y escoger bien sus palabras para seguir.

Tragó saliva—Yo...Aprecio la linda historia mamá, en serio está muy buena, pero...Creo que es mejor que me digas porqué me estás contando esto.

El cuerpo de la reina se enderezó y una expresión de solemnidad coloreó su rostro.

—Hay una chispa nueva en el árbol —la declaración sacudió a la menor—, es pequeña ya que es naciente, pero la hay...Y la estás causando tú, Magna.

La castaña palideció y sintió como toda su anatomía se sacudía.

—¿Qué?

—Eres una Hitache —anunció—, ya encontraste a tu otra mitad...Y estoy segura de que no es Alrek ¿O sí?

Todo estaba pasando tan rápido que la pobre princesa había tenido muy poco tiempo para procesarlo. ¿Ella era una causante de aquella magia? No podía creerlo. Pero lo que sacudía más su corazón era pensar porqué todo eso se estaba causando.

Ella lo sabía, pero aún no era capaz de admitirlo.

—¿O sí? —repitió al notar su silencio.

La única respuesta que fue capaz de dar fue mover su cabeza en negación.

No era Alrek.

Por supuesto que no lo era.

—Nuestro árbol se está iluminando con una nueva chispa hija, así que creo que debes averiguar qué la produce.











































BUENASSSS TAMOS DE VUELTA

pido perdón, los estudios realmente me matan y para mí sería genial que lo comprendieran uwu PERO YA HAY NUEVO CAP, YESSS

qué les pareció? les leo <3

en el próximo capítulo vamos a explicar mejor esto de los hitaches para que quede más clarito ya que ME EMOCIONA AAAA. NO SABEN CUANTO LLEVO ESPERANDO POR ESCRIBIR ESTE CAPÍTULO. me había desanimado un poco por el poco apoyo de la historia pero ya está aquiiiii

espero les guste, respeten mis ideas y disfruten ya que nos queda camino por recorrer 💘

45 votos para actualización <3

en fin, tengan un buen díaaaaa<3 se me cuidan

nat

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