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━THE TREAT

"no matter how long you're gone, i'm always gonna want you back"

want you back | 5sos

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LAS COSAS EN EL COMPLEJO de los Vengadores se habían tornado muy tensas desde sus últimos grandes enfrentamientos, tales como Sokovia y el reciente acto en Lagos.

La televisión estaba recordando el ataque a aquella ciudad y los accidentes que los Vengadores habían causado. Pero mayoritariamente apuntando a la joven Maximoff.

¿Qué autoridad permite a un alterado como Wanda Maximoff operar en Nigeria...?

La noticia no pudo continuar siendo vista por la joven Wanda, ya que alguien llegó y apagó la televisión.

Ella se giró lentamente—Es mi culpa.

—Eso no es cierto— le respondió Steve en el marco de la puerta luego de apagar el televisor.

—Vuelve a encenderla, ahí estaban siendo muy específicos— murmuró la sokoviana.

—Debí lidiar con esa bomba mucho antes de que tú lo hicieras— dijo el rubio ingresando al cuarto— Rumblow dijo Bucky, y...Volví a ser un niño de dieciséis años en Brooklyn— llegó a su lado y se sentó en la cama, a un lado de la joven— Gente murió...—agachó la cabeza— Es mi culpa.

—Es de ambos.

—Este trabajo...— sacudió la cabeza—Tratas de de salvar a toda la gente que puedes, pero a veces eso no significa que sea a todo el mundo. Pero si no aprendemos a vivir con eso, la próxima vez...— miró a la joven— Tal vez nadie se salve.

—Es duro pensarlo— dijo Maximoff.

—Pero hay que empezar a entenderlo— se encogió de hombros— Al final se vuelve costumbre.

Estuvieron unos segundos de silencio en los que Steve miraba el suelo y meditaba.

—Pareciera que no es lo único que te trae abatido— le dijo la castaña suavemente.

Rogers sonrió de lado y se reincorporó para observar a la joven.

—No...No lo es.

Wanda sonrió también—Creo que no necesito meterme en tu mente para averiguar qué es...O quién.

Steve la miró sin decir nada por un rato.

—Ya son más de dos años sin saber nada de ella. Y honestamente...Me preocupa. Fue todo tan rápido, y no me di cuenta que de un momento a otro ella ya no estaba.

Wanda lo miró con atención mientras hablaba.

—Sin embargo, ella tenía sus razones y lo entiendo. Lo que le sucedió cambió mucho en ella...Le indicó el inicio de encontrar quién era.

La joven asintió.

—Pero...— suspiró— No lo sé, sólo me gustaría saber algo de ella.

Maximoff sólo guardó silencio con una pequeña sonrisa en sus labios. No quiso decir nada que fuera impertinente, sólo dejaría que el tiempo decidiera el destino.

Luego sintieron una nueva presencia en la habitación.

—¡Vis!— exclamó la chica suavemente al ver que Visión atravesaba la pared— Ya hablamos de esto.

—Perdón— habló el androide—Es que la puerta estaba abierta por lo que supuse...— se detuvo— El Capitán Rogers quería que le avisara cuando el señor Stark llegara.

El rubio asintió—De acuerdo, ahora vamos.

—Ahora...Usaré la puerta— siguió el robot caminando— Oh, y al parecer trajo un invitado— se detuvo en la entrada.

—¿Sabemos quién es?— cuestionó Rogers.

—El Secretario de Estado.

Cuando oyeron eso se tensaron, Wanda más que Steve, ya que ella lo había visto venir.

Visión se fue y el par que quedó allí se miró por unos segundos.

—Es mejor que vayamos— el rubio se puso de pie y la chica asintió para seguirle.

Cuando llegaron a la sala de juntas ya estaba todo el resto del equipo sentado: Natasha, Clint, Thor, Rhodes, Sam, Visión, Bruce, Pietro y Tony que estaba sentado más atrás.

Cuando todos estuvieron en sus lugares en hombre alto, de bigote y cabellos blancos hizo ingreso a la sala con un asistente.

Serio y disciplinado, el secretario Ross observó al grupo de los héroes más poderosos del mundo frente a él para poder comenzar con su trabajo.

—Ah...— suspiró de pie en la orilla de la larga mesa— Hace cinco años sufrí un infarto. Me desmayé justo a la mitad de hacer mi swing— hizo un movimiento fingiendo tener un bate de béisbol— Esa resultó ser la mejor ronda de mi vida, porque después de tres horas de cirugías y un triple bypass...Aprendí algo importante que ni cuarenta años en el ejército me hubieran enseñado: Perseprctiva.

Todos estaban atentos a la historia del hombre, a algunos incluso llegó a parecerles ridículo.

Pero había una que no estaba concentrada del todo y esa era Wanda. Constantemente y con disimulo echaba la mirada hacia atrás, esperando que algo ocurriera.

—Señorita Maximoff— la voz del secretario la distrajo y la obligó a devolver su vista— ¿Hay algo en su mente que la está manteniendo muy ocupada?

Y en ese momento lo sintió.

Ahora sí había algo en su mente.

Ella había sentido una presencia adicional abriéndose paso por las instalaciones.

Ella sonrió—No sólo...Espero a alguien—dijo con simpleza.

Absolutamente todos la miraron con los ojos abiertos, confundidos.

—Wanda ¿qué haces?— murmuró su hermano a su lado.

—¿Qué?— habló Ross atónito— ¿Es una broma? Esta es una reunión privada— siguió con seriedad— Y completamente exclusiva para Vengadores.

—Concuerdo a la perfección. Es por eso que estoy aquí.

Todas las miradas se giraron a la entrada de la sala para ver de quién era aquella voz.

Astrid Stark.

—¿Por qué las caras de sorpresa?— la castaña sonrió— ¿Ya se olvidaron de mí?

No lo podían creer. Después de dos años la joven había regresado a Nueva York...Había regresado a casa.

Tony fue el primero en ponerse en alerta. Su corazón se sacudió y se sentó recto en su silla sin poder creer lo que estaba viendo. Era un sentimiento de alegría inmensa, pero también de un poco de confusión.

El segundo más afectado fue Rogers, sin duda. Hace un par de segundos se preguntaba qué era de la chica, y ahora la tenía allí, frente a él, apareciendo.

Ella se veía segura como siempre. Su cabello estaba un poco más corto que antes y ya no era tan liso. Pero en el resto...Seguía siendo Astrid.

—Por su puesto que no nos olvidaríamos de la amenaza que eres, Stark— se escuchó a Ross con mucha más seriedad que antes.

—Thaddeus— la chica sonrió y comenzó a caminar más adentro— Wow, que sorpresa que estés aquí, hace mucho que no te veía...— se detuvo—De hecho, la última vez que te vi fue en un juzgado porque un equipo de béisbol te demandó por un terrible movimiento tuyo en el campo—remarcó la palabra— Que además rompió uno de sus tableros de puntuación y tú te negabas a pagar— soltó una corta risa— Yo representé al equipo y ganamos el caso...— silbó— No les contó la historia ¿verdad?

Algunos del grupo trataron de reprimir unas risas. Sin embargo, el hombre mayor sólo quería echar a la chica de ahí.

—Stark— murmuró entre dientes—Si se va a quedar aquí, tome asiento.

—De acuerdo— sonrió con ironía y caminó bajo la mirada atenta de sus compañeros que la veían como si fuera un fantasma— ¿Es tu silla, Ross?—cuestionó apuntando una que estaba junto a Steve, de cabecera.

—Sí, y...

—Gracias— sin más ella tomó asiento en aquella silla, molestando aún más al secretario.

Thaddeus tomó aire—Voy a continuar si es que la señorita aquí me lo permite— la aludida sonrió.

Steve giró su cabeza suavemente a su lado para encontrarse con el perfil de la chica. Y cuando menos lo esperó ella se volteó un poco para unir sus ojos con los de él. No dijo nada, sólo le sonrió de lado.

—Si estoy aquí es porque la situación lo requiere completamente— continuó el hombre— La deuda del mundo a los Vengadores nunca podrá pagarse. Ustedes han...Peleado por nosotros, nos han protegido y arriesgado sus vidas. Pero si bien un gran número de personas los consideran héroes...Hay otros que prefieren el término vigilantes.

—¿Y qué término usaría usted, señor secretario?— preguntó Romanoff.

—Yo digo que peligrosos— respondió sin más— ¿Cómo llamarían a un grupo de individuos alterados, cuya base está aquí, que ignorar continuamente las fronteras e imponen su voluntad donde les place, y a quienes con franqueza no les importa el caos que van dejando a su paso?

Aquello tensó a todo el equipo y a algunos les molestó bastante.

Ross se alejó un poco del frente para dejar en evidencia la pantalla que pronto comenzó a encenderse.

—Nueva York...

Inmediatamente un vídeo de lo sucedido en Nueva York años atrás, por el dios Loki, comenzó a reproducirse.

Ninguno espero aquello, y vaya que fue un gran disgusto. Especialmente para Thor y recordar lo que su hermano hizo.

—Washington DC.

El vídeo cambió mostrando lo sucedido en aquella ciudad tras la caída de SHIELD.

Astrid no había visto aquello, sólo supo lo que había pasado y escapó cuanto antes. Pero se veía mal, y sus compañeros les afectó revivirlo.

—Sokovia.

La ciudad apareció en el aire y los escombros caían mientras la gente corría. Escena que tampoco fue bien recibida por los presentes.

Ross les estaba apretando la herida.

—Lagos.

Wanda se tensó de inmediato al ver las imágenes de la gente corriendo, llorando y de los muertos siendo sacados en camillas.

Fue duro para ella.

—Oh, y dejé este para el final...— dijo el secretario—Santiago.

A Astrid se le revolvió el estómago al ver vídeos de lo sucedido en la capital chilena. La gente corriendo, cayendo en las grietas del piso, siendo llevada por los ratiers y escapando de los escombros que caían del suelo.

Se sintió terrible.

Sí, era cierto, ella y Ross tenían diferencias mucho antes de esto. Pero aquello había ido mucho más allá de lo que esperó.

Steve notó como la chica a su lado agachaba la cabeza, tratando de evitar aquellas imágenes y pensó en lo mal que se sentía.

—Bien, es suficiente— pronunció con seriedad.

El secretario entendió el punto y apagó la pantalla para volver a dirigirse al grupo.

—Los últimos cuatro años han operado con un poder ilimitado y sin supervisión— continuó el hombre del gobierno— Un arreglo que al final los gobiernos del mundo ya no desean tolerar— hizo una pausa y se giró a su asistente que le entregó algo—Pero quizás tengamos una solución.

Caminó más cerca de la mesa y dejó un libro allí. Wanda fue la primera en tomarlo y pareció que se quedaba sin aire.

—Los Acuerdos de Sokovia.

La voz de Ross resonó una y otra vez en sus cabezas con aquella frase.

—Acordados por ciento diecisiete países, los cuales manifiestan que los Vengadores dejarán de ser una organización privada. Y desde ahora van a operar bajo la supervisión de un panel de las Naciones Unidas y sólo cuando y si ese panel lo considera necesario.

Ninguno de los presentes podía creer lo que estaban escuchando. Se veían abatidos y un poco confundidos, lanzándose miradas entre ellos.

Steve mantuvo su mirada agachada hasta que el secretario llegó a su lado.

—El equipo se formó para que fuera más seguro el mundo— dijo el rubio—Y lo hemos hecho así.

Ross pareció reírse—Dígame Capitán, ¿Usted dónde estaba cuando la mujer más peligrosa del planeta había desaparecido de la nada?

Astrid levantó su vista, entendiendo que se refería a ella. Tuvo que apretar sus puños y tratar de contenerse para no decir una idiotez.

—Si se me pierde una bomba de treinta megatones créame que habrá consecuencias— siguió el secretario.

Steve miró a la joven a su lado y notó el enojo que estaba demostrando su rostro.

—Así que ahora eso seremos para el gobierno— la voz de la castaña interrumpió la caminata de Thaddeus—¿Bombas? ¿Objetos manipulables?

Tony se recogió más en su asiento y se cubrió la cara al ver que su hermana había alzado la voz otra vez.

—Ay no— susurró para sí mismo.

—Bombas que dejan caos a su paso ¿no le quedó claro? ¿reproduzco el vídeo una vez más?— le siguió el secretario.

—¿Y qué? ¿Nos convertirán en uno más de sus ejércitos? ¿Cuál sería la diferencia? si sus mismos ejércitos que son supervisados por ustedes son capaces de dejar destrucción donde van...No me engañas, sé como funcionan, sólo quieren tener todo bajo su control.

—Pues te hace mucha falta ser controlada ¿No?

La frase emitida de la boca de Ross le dolió a la castaña como si le hubieran dado una bofetada. Agachó la cabeza y evitó el contacto visual con todos.

Su hermano la miró con preocupación desde su silla, pero no hizo ni dijo nada.

Rogers, por su parte, sí lo hizo.

—Basta— se dirigió Steve al hombre—Ya entendimos su punto.

Ross soltó un largo suspiro—Compromiso...Seguridad, así funciona el mundo— siguió caminando— Créanme, este es el punto medio.

—Entonces...Hay contingencias— murmuró Rhodes.

—La ONU se va a reunir en Viena para la ratificación de los acuerdos en tres días— le respondió.

El Capitán se volteó para ver a Tony pero este agachó la cabeza sin más que decir.

—Así que...Discútanlo.

Con esa última frase Ross se dispuso a irse, pero nuevamente fue interrumpido.

—¿Y si tomamos una decisión que no les agrade...?— preguntó la agente Romanoff.

El secretario se volteó—Entonces se retiran.

Cuando Ross desapareció fue como si todos dejaran salir el aire que estaban reteniendo. Aquello había sido algo duro de procesar.

Hubo un rato de silencio en el que los presentes trataron de aclarar sus ideas y tomar valor para hablar.

Astrid suspiró frustrada y echó su cabello hacia atrás. Luego sonrió de lado y miró al equipo

—Bueno...Esta no era la bienvenida que esperaba— susurró.

Todos miraron a Astrid cuando dijo esas palabras. Por un segundo todos mantuvieron sus expresiones serias, pero las pequeñas sonrisas aparecieron después de todo. Comenzaron a levantarse de sus asientos y a caminar hacia la chica, la cual los imitó.

Nat fue la primera en abrazarla— Qué gusto verte— le dijo.

Sip, no podían vivir sin mí— se separaron. Luego vino Clint.

—No seas presumida— la abrazó— Ya hacías falta por aquí.

—Me alegra saber que me extrañaron.

—Oh sí, unos más que otros— murmuró el arquero. Aquello tornó todo un poco más incómodo por unos segundos.

Wanda se le acercó lentamente—Gracias por venir.

Ella sonrió y la abrazó cortamente— Tenías razón, soy parte del equipo— se separaron.

—Me alegra que tu travesía haya salido bien— habló el asgardiano.

Stark hizo una mueca—Desearía que hubiera sido más maravillosa, pero...— suspiró— Pronto les daré detalles, lo prometo.

—Oh sí, espero contemos con eso— ella se volteó al oír la voz de su hermano— Y creo que no mentías con el: volveré cuando menos lo esperes— hizo comillas con sus dedos en aquella frase—Porque no lo vi venir.

—Así veo— se le acercó— ¿Y qué hay de ti? ¿Organizando juntas con el gobierno sin siquiera decirme?— alzó una ceja— Me sorprendes Anthony.

Guardaron silencio unos momentos mientras los hermanos Stark se miraban fijamente a los ojos.

Astrid bufó—Bien, a quién engaño. No puedo enojarme contigo ahora. Ven aquí.

Ambos se acercaron y se fundieron en un fuerte abrazo, uno necesitado. No habían podido abrazarse en dos años y sí que lo estaban disfrutando.

Los Stark estaban de vuelta.

—Me alegra que hayas vuelto— le dijo Tony cuando se separaron— Te extrañé.

—Y yo a ti.

Ella le sonrió a su hermano pero luego su mirada cayó inconscientemente en la persona que estaba detrás de él:

Steve.

Descubrió que él ya la estaba observando y apartó la mirada para tratar de disimular.

Aunque con su hermano no pudo hacerlo.

—De acuerdo...— la miró con los ojos entrecerrados— Iré a despedir a Ross y asegurarme de que no se haya ido muy enfadado...— se alejó y comenzó a caminar a la salida.

—Eh...Clint y yo te acompañamos— dijo Natasha.

—¿Nosotros qué?

—Camina Clint...

Y así todos fueron saliendo de sala dejando a Steve y a Astrid a solas.

Aquello había sido muy incómodo.

—Hola— la castaña fue la que se acercó primero.

—Hola— repitió Rogers— Yo...— se detuvo unos segundos— ¿Qué te digo?

Ella rió—Lamento haber llegado sin avisar.

—No te preocupes, creo que ya nos acostumbramos a tus entradas sorpresivas— rieron— Pero lo importante es que ya estás aquí...

Ambos se miraron por unos segundos sin nada qué decir. Con el paso del tiempo y con lo que ellos habían compartido, ya se habían acostumbrado a esos momentos.

—Perdón por no haberles dicho nada— susurró ella— Sabía que si lo hacía quizás...— tomó valor para soltar su siguiente frase— No me iría.

Steve suspiró y se acercó a ella—Nos tomó por sorpresa, lo confieso. Pero de a poco lo fuimos comprendiendo. Ahora eres parte de algo mucho más grande...Debías ir por respuestas.

—Y les agradezco por la paciencia que tuvieron estos dos años— lo miró con una pequeña sonrisa.

—Aunque...Valió la pena ¿no?

Nuevamente la joven alzó su vista para conectarse con los orbes azules del Capitán. Y no podía negar lo mucho que había extrañado verlos así, directamente.

Pero su momento se vio interrumpido cuando el celular de Steve vibró en su bolsillo. Este suspiró y lo sacó para ver de qué se trataba, y al hacerlo pareció un poco nervioso.

—Yo...Debo irme. Alguien quiere hablar conmigo— dijo.

Astrid asintió lentamente—Claro, ve. Nos veremos al rato.

Él le sonrió por última vez antes de retirarse del lugar, dejando a la castaña sola meditando en sus propios pensamientos.

Luego de un rato decidió salir de ahí y recorrer un poco las nuevas instalaciones.

Tony no mintió, eran geniales y muy bien hechas. Algo muy digno para el equipo de Vengadores.

Ingresó al nuevo laboratorio y silbó asombrada. Era asombroso y mucho más grande que antes.

Bienvenida señorita Stark.

Ella se sobresaltó al oír una voz desconocida a su alrededor. Miró a todas partes tratando de averiguar de quién era, pero se encontraba sola.

—Eh...¿Hola?

Hola Astrid, es un gusto tenerla de vuelta— habló la femenina voz.

Ella sonrió—Pues gracias...— dejó la frase al aire sin saber el nombre de quién hablaba.

Mi nombre es FRIDAY, el nuevo programa de inteligencia artificial del señor Stark.

—Ah...— suspiró— Sí, Tony me habló un poco de ti— frunció el ceño— ¿Pero y Jarvis?

—Digamos que ahora es algo diferente.

Una tercera y conocida voz se hizo presente y la joven se volteó a ver quién era.

—Wow— lo miró de pies a cabeza— Así que tú eres la Visión.

Él se acercó— Es un placer señorita Stark.

Pero ella seguía admirando a la figura frente a ella.

—Wow— repitió— Eres increíble— rió— No lo malentiendas, en serio...— lo rodeó para mirarlo— No lo puedo creer...¿Sabes? yo ayudé a crearte desde mi habitación en un hotel. Bueno, primero a Ultrón, lamentablemente, pero luego Tony me pidió ayuda en otra cosa...Y...Veo que tú eras la otra cosa— sonrió.

—Entonces le agradezco— respondió el androide muy educado.

Ella le sonrió pero luego fijó su vista en lo qué Visión tenía en su frente.

—¿Qué es eso?— le preguntó apuntándola.

—Oh, esto— tocó el área— Es la gema de la mente, una de las seis Gemas del Infinito.

Astrid abrió los ojos como platos al oír aquello. Dentro de todo lo que investigó, también descubrió aquella información sobre las piedras, pero no pensó pensó que encontraría una...Frente a ella. Sabía que estaban dispersas y protegidas a lo largo de universo.

—Es...Asombrosa— estiró su mano lentamente para poder tocarla.

Pero algo salió mal.

Cuando su mano entró en contacto con la gema una pequeña onda expansiva la sacudió haciéndola retroceder. Se agachó un poco mientras se sujetaba la cabeza con las manos. A Visión no le había afectado, pero a ella sí.

—Señorita Stark...— él trató de acercarse.

Le dolía. Hace mucho tiempo que su cabeza no le dolía de ese modo. Y nuevamente voces llegaron a ella. Era como si mil personas estuvieran hablando sin detenerse. No era como las anteriores que había sentido, era distinto.

Cuando todo comenzó a cesar se reincorporó.

—No te preocupes...Estoy...Estoy bien— le dijo al robot mientras tomaba respiraciones.

—¿Está segura? Si desea puedo llamar al señor Stark.

Negó—En serio no te preocupes...Sólo fue una pequeña corriente— tomó su mano—Ya...Ya debo irme— comenzó a retroceder—Fue un gusto, Visión.

El androide sólo se limitó a mover su mano mientras veía a la joven desaparecer.

Astrid caminó por los pasillos de las instalaciones tratando de buscar a alguno de sus amigos, pero estaba bastante perdida y con dolor de cabeza.

Pero cuando cruzó de un pasillo a otro vio a alguien familiar más allá.

Se quedó apoyada en una pared y estiró un poco su cuello para mirar al otro lado.

Era Steve, pero no estaba solo.

Él estaba junto a una rubia charlando. La mujer se veía preocupada y no dejaba de hablarle mientras podía sus manos sobre el pecho de Rogers. Él la miraba atento y escuchaba todo lo que ella decía.

Por un segundo Astrid sintió que el estómago se le revolvía.

—Dios, no seas infantil— se susurró a sí misma.

Pero la curiosidad la carcomía así que volvió a estirarse para observar la escena. Ahora vio como ella se acercó y besó la mejilla de Steve para luego darle un abrazo que él correspondió. Luego se separaron y la rubia se fue.

Quería negarlo, pero aquello la incomodó.

—¿Que haces, hermanita?

Ella pegó un brinco al oír una voz a sus espaldas y se tuvo que llevar una mano a la boca para no hacer ruido.

Se volteó y vio al dueño de ésta.

—Eh...— se encogió de hombros— ¿Yo? nada.

Tony la miró con los ojos entrecerrados— De acuerdo...— dijo no muy convencido— Será mejor que vengas, ya empezaron los problemas.

—¿Qué? ¿de qué hablas?— preguntó la castaña confundida.

—Los chicos ya están discutiendo por este tema— ella asintió—Vamos a reunirnos para...Tratar de charlar.

Volvió a asentir—Bien, vamos.

Los Stark caminaron juntos a través de los pasillos para llegar a una amplia sala que estaba conjunta a la cocina. Y cuando llegaron Astrid pudo ver a qué se estaba refiriendo su hermano.

Sam y Rhodes ya habían empezado el debate en el equipo y no dejaban de parlotear mientras el resto estaba sentado escuchando.

—¿Quisieran hablar más despacio? Creo que tengo jaqueca— habló la neoyorquina llamando la atención mientras ingresaba.

Tampoco era mentira, aún le dolía la cabeza.

—Pues dile a él, yo estoy tratando de llevar esto con toda la calma posible— dijo James apuntando a Wilson.

—¿Calma? Creo que es lo que menos tienes ahora— le reclamó él.

Tony y Astrid tomaron asiento en un sofá al lado. Su hermano acomodó unos cojines y se recostó un poco apoyando una de sus piernas sobre el regazo de la chica.

—Eso, ponte cómodo— le dijo ella sarcásticamente.

En ese momento Steve llegó al grupo y presenció toda la escena. Astrid lo miró disimuladamente mientras ingresaba y tomaba asiento en un sillón individual.

—¿Cuánto llevan así?— preguntó el rubio en un tono más bajo hablando sobre los hombres de el debate.

—Quince minutos— se quejó Banner tomando el puente de su nariz.

—Sabía que esto no era buena idea...—murmuró el Capitán para sí mientras tomaba los acuerdos y comenzaba a echarles una ojeada.

—El secretario Ross tiene una medalla de honor del Congreso— le dijo Rhodes— Que es una más de las que tú tienes.

—Bien, digamos que accedemos a esto. ¿Cuánto tardarán en ponernos un rastreador a cada uno como si fuéramos una banda de criminales?—rebatió Wilson.

—Ciento diecisiete naciones firmaron esto. Ciento diecisiete, Sam, y tú dices: Oh no esto es cool.

—¿Hasta cuándo vas a jugar a dos bandos?— le siguió.

—Yo tengo una ecuación— la voz de Visión llamó la atención de todos.

—Oh bien, ahora todo quedará claro.

—Desde que hace ocho años el señor Stark se presentó como Iron Man al mundo...— comenzó el androide— el número el número de personas alteradas a aumentado exponencialmente. En el mismo período el número de amenazas de destrucción del mundo creció en una proporción significativa.

—¿Estás diciendo que es nuestra culpa?— cuestionó el Primer Vengador.

—Estoy diciendo que puede haber una causalidad— respondió Visión— Nuestra fuerza origina el afán de retarnos, y ese reto incita al conflicto...Y el conflicto...Produce catástrofes. Ser vigilados...Quizás sea una idea que todos podamos tomar en cuenta.

Boom— murmuró Rhodes a su reciente contrincante.

—Pero no es nuestra culpa todas las catástrofes vividas en esta tierra— habló el asgardiano sentado más atrás—Lo único que hemos hecho ha sido tratar de detenerlas.

—Pero eso ha desatado también más problemas...¿No?— murmuró Banner—Quizás esta idea de la supervisión pueda reducir eso un poco.

—¿Tú crees?— le contestó la joven Stark sarcásticamente.

—Tony...— le llamó Romanoff— Es inusual que no nos honres con tu hiper-verbosidad.

—Es que ya decidió como va a firmar—dijo Astrid mirándole.

—Oh, me conoces tan bien— respondió su hermano poniéndose de pie— En realidad también tengo una jaqueca electromagnética— caminó al lavaplatos— Sólo eso tengo, hermanita, simple dolor...Incomodidad.

Buscó una taza pero se detuvo.

—¿Quién pone resto de café en el triturador?— se quejó volteándose— ¿Esto les parece un hotel para pandilleros?

Miró al equipo un rato y sacó su holopad del bolsillo para ponerlo en la mesa. Luego una imagen de hombre se proyectó.

—Oh, él es Charles Spencer, por cierto—dijo refiriéndose a la foto— Es un gran chico. Estudió ingeniería en computación con promedio sobresaliente. Tenía un trabajo sencillo, Intel lo aceptó para el otoño, pero decidió que quería vivir un poco antes de encadenarse a un escritorio, ver el mundo; tal vez servicio comunitario. Charlie no quiso ir a Las Vegas o a Fort Lauderdale que es lo que yo hubiera hecho. Ni a París o a Ámsterdam, algo divertido. Decidió pasar todo su verano construyendo casas para los pobres, adivinen dónde, Sokovia.

Todos bajaron sus miradas entendiendo el punto de todo aquel discurso.

—Tal vez quería hacer la diferencia, no lo sabremos porque le lanzamos un edificio encima con un estilo tan heróico — continuó haciendo sentir mal a todos.

Guardó silencio y tomó un poco de su café para luego caminar de vuelta al grupo.

—No necesito tiempo para decidir...Necesitamos que nos controlen— siguió— Sin importar que haga falta yo entro. Si no aceptamos limitaciones no habrá control y seremos iguales que los malos.

—Tony— le llamó el Primer Vengador—Si muere alguien a tu cargo no te rindes jamás.

—¿Quién se dio por vencido?— rebatió él.

—Lo hacemos si no nos responsabilizamos de nuestros actos—siguió el rubio— Este documento sólo transfiere la culpa.

—Y nos hace aparentar que estamos limpios— apoyó Astrid.

Tony se tensó al oírla y ver que parecía apoyar a Rogers.

—No, eso es...Peligrosamente arrogante— habló Rhodes— Hablamos de la Organización de las Naciones Unidas, no del Consejo de Seguridad Mundial, ni de SHIELD, ni de HYDRA...

—No, pero tienen motivaciones personales que en ocasiones se alteran— le interrumpió el Capitán.

—Y eso es bueno— retomó el millonario— Eso me trajo aquí cuando entendí lo que mis armas eran capaces de hacer en manos erróneas.
Así que dejamos de hacerlas, cerramos la producción.

Astrid puso los ojos en blanco.

—Tony, tú fuiste el que eligió hacer esto— insistió Steve— Si firmamos estamos rindiendo nuestro derecho a elegir.

La sala permaneció en silencio, ya que sabían que eso era cierto.

—Y si nos envían a un lugar al que no queremos ir o si tenemos que ir a un lugar y ellos no nos dejan...— continuó el rubio— No somos perfectos pero aún están más seguros con nosotros.

—Estoy de acuerdo con eso— habló el asgardiano— No conozco a nadie en la Tierra más capacitado para defenderla.

—Si decimos que no ahora nos obligarán a hacerlo después— siguió el mayor de los Stark— Eso es un hecho, y se pondrá feo.

—Se pondrá así si firmamos o si no lo hacemos— dijo la neoyorquina poniéndose de pie y caminando a la cocina.

—¿A qué se refiere, abogada?— dijo Clint un poco sarcástico pero de buena manera.

—Me refiero a que...— suspiró volteándose— Sé cómo trabaja un gobierno realmente, no me pueden venir a hacer tonta— tomó un sorbo de café de la taza de Tony— Lo único que realmente quieren es tener todo bajo su control, que nada los pase a llevar...Y eso es lo que quieren hacer con nosotros...Controlarnos.

—¿Y por eso desapareciste? ¿Para hacerlos enojar?— dijo Rhodey—El gobierno estuvo furioso por eso.

Astrid se molestó, tuvo que cerrar los ojos y tomar aire para no explotar.

—Rhodey, nos conocemos hace muchos años, por lo que sabes que no necesito poderes para patearte el trasero— le dijo y él sólo se mantuvo serio.

—Astrid no desapareció por eso y lo sabes perfectamente— defendió Rogers mirando al piso.

—Steve tiene razón...— todos volvieron a mirar a la chica y su hermano se puso nervioso— ¿Pueden verse rogándole a las autoridades que nos dejen ir a ayudar a un país en crisis y que ellos se nieguen porque pone en riesgo los intereses estadounidenses?—negó— Sería un desastre.

El grupo la observó en silencio. Ella a veces podía ser rebelde y un dolor de cabeza, pero cuando se trataba de asuntos de gravedad podía ser la más seria y disciplinada.

—Pero...— suspiró rendida— Si lo veo por el otro lado, tratando de entenderlos— Tony la observó esperanzado— Sería algo que nos ayudaría a mejorar nuestra reputación y recuperar la confianza de la gente— se encogió de hombros.

Tenía razón, ese era otro punto.

—Tal vez ganar seguridad para ellos y para nosotros...— siguió— Tal vez, estoy suponiendo.

—Dicen que vendrán por mí— habló Wanda.

—Podemos protegerte— todos se sorprendieron al darse cuenta que Pietro y Visión dijeron esa frase al mismo tiempo.

—Quizás Tony tiene razón— las miradas se fueron a Natasha— Si tenemos una mano en el volante aún podemos girar. Si la reiteramos...

—¿No eres tú la mujer que le dijo al gobierno que le besara el trasero hace unos años?— la interrumpió Sam.

—Nada más...Exploro el terreno— siguió ella— Cometimos errores demasiado públicos...Es momento de recuperar su confianza.

—A ver, espera, perdón. ¿Escuché mal o estás de acuerdo conmigo?— le dijo Tony.

—Oh, me quiero retractar— se quejó la rusa.

—No, nada de retractarse— respondió el millonario— Bien, caso cerrado.

La sala quedó en silencio unos segundos hasta que se escuchó a Steve decir:

—Me tengo que ir.

Y sin más se levantó y se retiró rápidamente de la sala dejando a todos bastante confundidos y a algunos preocupados.

Astrid quiso ir hacia él pero Tony la detuvo poniendo sus manos sobre sus hombros.

—Tú no vas a ningún lado— dijo y la volteó—Tenemos mucho de qué hablar— ella soltó un largo suspiro antes de decir:

—Necesito un trago.

Y en menos de lo que se esperó estaba junto a su hermano charlando y sentados en la barra de un bar que había en el complejo.

Astrid dejó su vaso en la mesa luego de haberle dado un sorbo largo—...Fue uno de los momentos más horribles de mi vida. Me sentía como una presa siendo perseguida en las calles de India, sólo por ocultarme de el robot ese que te ayudé a crear.

Él hizo una mueca—Lo siento...Pero, lo bueno es que no sólo cosas malas salieron de eso ¿Ya viste a Visión? Por supuesto que sí.

—Es asombroso— pronunció.

—Pero...Me alegra que ya estés aquí— le sonrió de lado— Y lamento no haberte dicho lo de la junta, no sabía si es que ibas a aparecer o...

—Ya tranquilo— interrumpió ella— Entiendo, no te preocupes. Pero...— tomó un trago— Que bueno que vine. Esta situación está muy tensa.

Tony la observó por unos segundos meditando sus siguientes palabras.

—Y...¿Ya decidiste como vas a firmar?

Ella soltó un suspiro—Yo...No quiero hablar de eso ahora. Estoy un poco confundida y con un horrible dolor de cabeza— se llevó la mano a la zona.

—¿Las voces volvieron?— preguntó preocupado.

—Algo así...Me ha traído bastante distraída estas últimas horas.

—Sí, así de distraída te vi espiando por el pasillo— alzó una ceja.

—Eh...— tragó saliva— No sé de qué estás hablando.

—Sí, ajá. ¿Crees que soy idiota?

—Bueno...— se burló haciendo una mueca. Él la miró mal.

—Entonces dime ¿qué hacías en el pasillo?— dijo con el único objetivo de fastidiarla.

—Nada Tony, nada, ya relájate. Sólo...Tenía curiosidad— habló suavemente.

—¿Curiosidad?— siguió insistiendo.

—Ya déjala, Tony— una nueva voz se les unió— No quiero que se vaya otra vez.

Ambos se voltearon para mirar a la dueña de ésta.

—Nat, has salvado mi día— murmuró la castaña bebiendo de su trago y viendo a la rusa llegar a ellos.

—Qué oportuna, Romanoff— Tony se giró a verla.

—Lamento interrumpir su charla fraternal— respondió ella.

—Me estaba fastidiando— se quejó la castaña apuntándolo.

Él la miró con los ojos entrecerrados—Eres una niña.

Natasha miró a los Stark negando con la cabeza. A veces podían ponerse muy serios, pero también muy infantiles. Pero lo comprendía en ese momento, habían sido dos años sin verse.

—Bueno, si no te molesta, quisiera hablar con Astrid un momento— dijo la rusa.

—¿Qué?

— Ya la oíste, vete— murmuró la castaña empujándolo levemente.

—Mujeres...— murmuró poniéndose de pie.

—Sal de aquí, de todos modos más tarde te enterarás de lo que le vengo a contar— habló la pelirroja.

—Como digas. Nos vemos al rato, Tris— se despidió ya saliendo del bar. Ella sólo movió la mano en su dirección.

Nat la observó unos segundos, sacudió la cabeza y se sentó en el lugar donde Tony había estado.

—¿Qué? ¿Acabas de llegar y tienes esa cara?— se burló la rusa.

Ella rió sarcásticamente— Que chistosa. Me duele la cabeza a horrores. Además no estamos en la mejor situación que digamos.

Nat hizo una mueca— Eso es cierto— la miró unos segundos— ¿Y Steve te tiene así también?

Astrid dejó su vaso en la barra, se irguió y miró a la pelirroja con cara de pocos amigos.

—¿Tú también? No fastidien. Están viendo cosas que no son— su amiga rió.

—Oye, te conozco los años suficientes para saber cuando estás interesada en un hombre— Astrid bufó— Las sonrisas ladinas, miradas de reojo, el movimiento del cabello—agitó el suyo imitándola— Y usar un labial de tono más o menos oscuro.

Ella se llevó los dedos a sus labios inconscientemente.

Bufó— Exageras. Ni siquiera es ese que uso.

—Dame tu bolso.

La petición de la agente a su lado la dejó sin palabras y un tanto nerviosa.

—Yo...— la mano insistente de Nat en frente suyo la interrumpió. Soltó un quejido y obedeció a lo ordenado.

Natasha lo abrió y lo revisó hasta encontrar lo que necesitaba. Luego miró a la joven con una sonrisa victoriosa.

Sacó un labial— Terra Nova, edición otoño de MAC.

Astrid aguantó una palabrota en sus labios.

—Te odio— murmuró antes de quitarle sus cosas a Romanoff mientras ella sonreía burlona.

No podía negarlo, al fin y al cabo Natasha era su verdadera mejor amiga.

Hubo un rato de silencio en que Astrid sólo se concentró en su bebida y su dolor de cabeza mientras la pelirroja la observaba.

—¿Acaso lo viste con...?

—No quiero hablar de eso— interrumpió la chica a su amiga y a su repentina pregunta.

Sabía a qué se estaba refiriendo, estaba muy segura que Nat le hablaba sobre Rogers y la chica rubia.

—Tampoco es algo que deba preocuparte...

—No quiero hablar de eso— repitió la castaña interrumpiéndola otra vez.

Natasha suspiró rendida y miró con gracia a la joven a su lado.

—No están saliendo, por si te interesa— ella levantó un poco la vista— Creo que sólo han sido dos pequeños almuerzos.

Astrid pasó su mano por su cara—Sí, sí, como digas— bebió— Ya no quiero hablar más de Steve.

Nat suspiró— Bueno...En realidad es sobre él de quién venía a hablarte en primera instancia...

Stark se sentó rectamente en la silla y observó a la rusa con preocupación, y e indicó que prosiguiera.

—Ya escuché que fue lo que hizo que Steve saliera así de la junta...





𝑳𝒐𝒏𝒅𝒓𝒆𝒔, 𝑰𝒏𝒈𝒍𝒂𝒕𝒆𝒓𝒓𝒂.

Peggy Carter había fallecido.

La reconocida agente de SHIELD y anteriormente del ejército norteamericano había partido luego de muchos años. Había sido una luchadora y un ejemplo para muchas más mujeres a lo largo del país.

La ceremonia había sido conmovedora. Muchos conocidos y algunas autoridades habían llegado a la capital inglesa para despedir a una gran mujer. Palabras hermosas y discursos formales no habían faltado, tal y como siempre regulaban a ser aquellas ceremonias.

La noticia para Steve Rogers había caído como un balde con agua sobre su cabeza. La mujer que por mucho tiempo había atesorado en su corazón ya no estaba ahí. Y era algo que también lo había dejado bastante triste.

Cuando la ceremonia acabó el Capitán permaneció un rato más en la catedral meditando en sus propios pensamientos.

Pero un sonido de unos tacones haciendo ingreso por el pasillo. Se volteó y suspiró.

—Cuando salí del hielo descubrí que todos mis conocidos estaban muertos— dijo él— Luego descubrí que ella seguía viva...Que gusto haberla tenido.

—Y ella también te tuvo— respondió Natasha llegando a su lado.

Steve permaneció en silencio unos segundos antes de hablar.

—¿Quienes firmaron?— preguntó.

—Tony, Rhodey, Visión, Banner, Pietro...— se encogió de hombros.

—¿Clint?

—Dice que necesita tiempo para pensar.

—¿Wanda?

—No sabe aún.

Tomó valor para pronunciar el siguiente nombre— ¿Astrid?

Nat sonrió de lado— No ha comentado nada sobre su decisión.

Rogers asintió y respiró un poco más aliviado

—Steve, no porque este sea el camino de menor resistencia significa que sea el incorrecto— habló ella suavemente— Permanecer juntos es más importante de cómo permanecemos juntos.

—¿Y qué sacrificamos por eso?

La pregunta de su amigo la había dejado sin palabras y sólo se limitó a mover la cabeza.

—Lo siento Nat...No puedo hacerlo.

Ella asintió— Lo sé.

—¿Entonces qué haces aquí?

—No quería que estuvieras solo— y sin más que agregar se acercó a su amigo para abrazarle. Él no dudó en corresponderle.

Luego de un par de segundos se separaron y Natasha recordó otra cosa.

—Bueno, y también a...Traer una sorpresa.

Steve se vio confundido ante las palabras de la agente luego de que habló y comenzó a caminar a la salida. El rubio frunció el ceño y agachó la cabeza esperando que ella volviera.

Pero Nat no volvió.

Rogers volvió a levantar su vista cuando escuchó otro par de tacones. Y su expresión cambió completamente al darse cuenta que no era la rusa.

—Hola...— murmuró ella cuando estuvo más cerca.

No dudó un segundo más y se acercó al rubio para abrazarle. Él sintió como el peso que llevaba desaparecía mientras apoyaba su cabeza en el hombro de Astrid.

Se sentía bien.

Ella lo hacía sentir bien.

—Lo siento tanto...— volvió a murmurar mientras acariciaba la cabeza del rubio.

Él no dijo nada, sólo la abrazó con más fuerza, como si no quisiera dejarla ir otra vez.

Luego de que estuvieran así un momento más salieron de la iglesia para poder ir a caminar por las calles londinenses un poco y charlar.

—Sé como odias los funerales—le dijo Rogers— Y todo lo relacionado a ellos, por lo que...Valoro mucho el que estés aquí— ella sonrió.

Era verdad. La castaña tuvo que contenerse todos sus temores al poner un pie en la catedral y verse vestida con ese atuendo negro. Pero los aguantó todos...Por él.

—Y yo sé que lo notaste...Por eso me pediste que saliéramos— Steve sonrió— Es que...No podía haber seguido con mi día sabiendo que tú estabas pasando por esto. No...—suspiró— Podía dejarte solo.

Él giró su cabeza para observarla mientras caminaban y la pequeña sonrisa en su rostro no pudo pasar desapercibida.

—Gracias...En serio no sabes como me alegra que estés aquí.

Soltó una corta risa— Y a mí me alegra haber vuelto.

Se detuvieron en una esquina esperando que el semáforo se pusiera en verde mientras se miraban en silencio. Luego siguieron caminando hasta que Steve quiso hacerle una pregunta importante.

—Astrid yo...Sé que quizás no es el momento pero debo preguntarte algo— ella le miró y asintió.

—Sí, claro.

Tomó aire—¿Tú...Ya decidiste como vas a firmar?

Por un segundo ella quiso irse de allí al oír esa pregunta por segunda vez en el día. Pero no iba a armar un escándalo. No iba a dejar a Rogers solo.

—Yo...— rascó su nuca—La verdad es que aún lo estoy pensando— él asintió— De todas maneras es una decisión importante.

—Entiendo...— le respondió.

—Por lo que supongo que tú no lo harás— Rogers sonrió.

—No puedo hacerlo— movió la cabeza.

—Lo sabía.

Ambos rieron un poco y quedaron en silencio otra vez.

Entonces Astrid quiso aprovechar ese momento para preguntar algo que la estaba trayendo distraída desde que llegó.

—Bueno ya que estamos haciendo preguntas...Quería preguntarte algo también— él asintió. La chica tomó valor para seguir— ¿Tú...Tú estás sa....?

—¡Steve!

Ambos se voltearon al oír una voz a sus espaldas y al hacerlo Astrid deseó que la tragara la tierra.

Era nada más ni nada menos que la rubia que la chica había visto con Steve.

—Oh, hola...— saludó ella cuando llegó más cerca.

—Hola...— dijo Astrid— Tú debes ser Sharon, es un placer— amablemente le estiró la mano y ella la tomó—Yo soy...

—Astrid Stark— respondió soltándola—Sería idiota si no supiera quién eres—rieron.

—Yo...En serio lamento mucho su pérdida— dijo la castaña con sinceridad— Le contaba a Steve que la conocí un poco ya que trabaja con papá...No pongo en duda que fue una gran mujer.

Sharon sonrió—Así era.

Luego el silencio reinó tornando el momento muy incómodo.

—Bueno yo...— habló Stark—Creo que ya debo irme, estoy sobrando aquí— empezó a retroceder.

Steve la miró un poco decepcionado, pidiéndole con la mirada que no se fuera.

—¿No quieres acompañarnos?— dijo la rubia—Iremos a comer algo, y muero por un sándwich de pollo con pepinillos.

Astrid y Steve se miraron por unos segundos.

—A Astrid no le gustan los pepinillos...—murmuró el hombre.

—Ni el pollo— le siguió la aludida haciendo una mueca.

Sharon los miró a ambos un poco confundida e incómoda, por lo que la neoyorquina decidió cortar el momento de una vez.

—Pero no, no es por eso, no te preocupes— se llevó una mano a la cara— Es que...Ya debo irme en serio. Natasha me está esperando en el auto y me va a matar si no me voy ya— rió suavemente— Debe irse pronto a Viena y no debo retrasarla.

—Claro— le respondió Carter.

—Pero agradezco la invitación— siguió la castaña retrocediendo— En fin— suspiró—Que tengan un buen día...Adiós.

—Adiós— respondió Sharon con una sonrisa de lado

Antes de irse miró a Rogers por última vez, con sus ojos azules pidiéndole que no se fuera.

Pero ya sin más que decir Astrid se fue de ahí rápidamente sin mirar atrás. Cosa que Steve no imitó, porque cuando él y Carter comenzaron a caminar también se giró a ver como la chica desaparecía mientras observaba con una mueca en el rostro.

Astrid caminó con largos y pesados pasos mirando hacia el piso. Quería apartar de su mente los pensamientos infantiles sobre Steve y aquella chica. Dejar de pensar en las cosas que pasaron mientras ella no estuvo y quizás lo que perdió al haberse ido.

Era difícil negarlo pero su interior se revolvía al pensar en las posibilidades.

Se puso sus lentes de sol que llevaba en su bolsillo de la chaqueta para evitar que la miraran mucho. Lo único que le podía faltar era que alguien la reconociera y que un escándalo ser armara debido a que Astrid Stark había reaparecido. 

Aunque su caminata se vio interrumpida cuando su teléfono vibró en su chaqueta. Se detuvo y lo tomó para ver dos mensajes de Natasha que le habían llegado:

Tris, ya debo irme.

Es tu momento de decidir si vienes conmigo, ahora o nunca.

Ella suspiró y levantó su vista meditando en las opciones que tenía con la firmeza suficiente para elegir.

Nat tenía razón, había que tomar una decisión...Y ya.

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gif y crackship by me ♡

hermoso manip by ItsSxmmm







HELLOOOOO

volviiii y con nuevo capítulo ♡

gente las cosas se empiezan a poner intensas, primer aviso, ah

espero que les haya gustado bbs, yo estoy re emocionaDAAAA

no olviden:

20 votos para nuevo capítulo

son lo mejoooor, gracias por apoyar nuestra segunda parte ):

les amo mil, no lo olviden ♡

nat


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