❝ LOS DIAS BUENOS SE ACABARON ❞

❝ i know that strength,
it don't come, don't come
without strategy I know the sweet,
it don't come without cavities ❞

believer | imagine dragons

LA FUERTE LUZ MAÑANERA QUE SE COLABA POR EL BALCÓN fue lo que empezó a hostigar los ojos de Astrid para posteriormente hacerla despertar. Con cuidado alzó su mirada y recorrió todo lo que estaba a su alcance de visión. Vio las sábanas desordenadas, la ropa tirada y luego captó un reluciente abdomen descubierto que ella había estado usando como almohada.

Instantáneamente sonrió cuando el recuerdo de la noche anterior azotó su mente.

Sus ojos se fueron hacia arriba y se encontró con el semblante sereno de Steve el cual aún seguía durmiendo. Se veía tan bello y adorable que la diosa no pudo evitar subirse con cuidado sobre él y seguir admirando sus perfectas facciones. Su blanca piel, su espigada nariz, sus largas pestañas descansando sobre sus párpados y sus rosados labios entreabiertos que hace tan sólo unas horas atrás habían sido el motivo de su locura.

Se le acercó lentamente y comenzó a dejar delicados besos sobre cada parte de su rostro hasta llegar a sus labios. Cuando llegó allí el hombre debajo de ella comenzó a despertar regalándole una sonrisa.

—Estás sí son formas de despertar.

Las palabras me contagiaron la sonrisa a la castaña y recostó su mentón sobre su pecho, teniendo un excelente ángulo de visión del hombre.

—Buenos días.

—Buenos días —contestó él con una ronca voz mañanera.

—¿Dormiste bien? ¿O...? —se deslizó hacia arriba sobre su cuerpo para quedar más cerca de su rostro—. ¿...O terminaste muy molido en la batalla?

Rió suavemente—¿Te refieres a la mejor batalla de mi vida? Pues... —la besó—. Podría hacer esto todo el día.

Astrid sonrió y le besó también sintiendo como se compartían mutuamente la calidez sus cuerpos y la humedad de sus labios; aún sintiendo el palpitante recuerdo de lo que había sido pasar la noche juntos.

Stark terminó nuevamente recostada en el colchón pero con parte de su anatomía desnuda apoyada en el pecho de Rogers.

—¿Sabes? Esto es todo lo que quería —alzó ella su voz de repente.

—¿Ah sí?

—Sí... —dibujó inexistentes círculos con su dedo sobre la piel del Primer Vengador—. Amanecer con tu cuerpo junto al mío y decirte que te amo finalmente —alzó un poco sus ojos para verle—. No tienes idea cuánto he esperado por esto.

—Igual yo —acarició su cabello—. Lo único que he querido es estar contigo.

—Y ahora podemos —volvió a sentarse sobre él ya que quería decirle eso mirándole a los ojos—. Te prometo que cuando todo esto acabe haré lo necesario con mi madre para anular la ley del matrimonio —tomó su rostro entre sus manos—. Yo no quiero estar con Alrek, quiero estar contigo y con nadie más.

Steve le besó—Te amo...Y después de tanto nos merecemos la oportunidad de ser felices.

Ella sonrió para luego besarle. Sin embargo, una duda recurrente que el hombre había estado teniendo desde el día anterior lo hizo decir:

—Oye As —ella murmuró algo entre el beso—. ¿Qué...? ¿Qué es eso de Hitache?

La castaña se separó y una sonrisa coloreó su rostro.

—Te oí decirlo ayer pero honestamente no me diste el tiempo de preguntar qué era —rieron.

—Era de lo que quería hablar contigo el otro día y es la razón por la que mi madre decidió ayudarme con el matrimonio —sus manos se fueron a su rostro—. Tú eres mi Hitache y eso significa que eres la persona a la que yo estoy destinada para estar. No es sólo un asunto de trivialidades poéticas o lo que sea...Es magia; aquí las almas gemelas son magia.

—¿En serio?

—Sí —se enterneció ante su sorpresa—. Tú eres el amor de mi vida y el único al que mi corazón pertenece. Esto ahora va mucho más allá de nosotros...Este amor se ha convertido en una chispa de magia que ahora se unirá al árbol del Yggdrasil.

—Vaya, no creí que...

—Ni yo —sonrió—. Pero algo me hacía eco en todo esto, sabía que había una razón por la que te amaba con tanta fuerza y era esta magia que nos gritaba que debíamos estar juntos.

—No sé si agradecerle a la magia, a los dioses, a la ciencia o a lo que sea —ella rió—, pero sea como sea hoy me tienen frente a ti...Para finalmente tomar la fuerza de decirte que te amo —los besos se retomaron.

—Me estás mal acostumbrado, ahora necesito oírlo cada dos segundos —le dio un leve mordisco a su labio inferior. mientras lo besaba.

—Por mí no hay problema —rieron—. Te amo...En serio te amo —con su nariz acarició su mejilla y le susurró al oído—: Me tienes completamente rendido ante ti, Astrid Stark.

Aquellas palabras fueron una especie de detonante para la mujer ya que atrajo hacia sí al hombre haciéndolo que se sentara igual que ella y sus besos adquirieron mucha más fuerza y necesidad.

—Oye ¿y si...? —murmuró mientras se besaban—. ¿Y si nos damos un pequeño recordatorio de lo que fue la noche anterior? 

—¿En serio? —lo pudo ver alzando una ceja.

—Yo no juego con esto, Capitán —su mano comenzó a hacer descenso de su abdomen hacia abajo, sin detenerse.

—Bueno, hay cosas que hacer así que tendremos que ser rápidos.

—¿Y puedes? —ahora ella alzó una ceja.

—¿Lo quieres averiguar? —su ronca voz en su oído la hizo estremecer.

Echó su cabeza hacia atrás soltado un gruñido—Sí, por favor.

Sin embargo, justo cuando estaban a punto de gozar un nuevo tiempo entre sus cuerpos oyeron que alguien golpeaba la puerta.

Del puro susto la castaña pegó un salto y aterrizó de vuelta el el colchón, cubriéndose con las sábanas al igual igual su acompañante segundos más tarde.

—Si es mi hermano me muero, si es mi hermano me muero, si es mi hermano me muero.

—¿Hija?

Magna soltó un suspiro aliviado —aunque no del todo— cuando se dio cuenta de que se trataba de la voz de Borg.

—Es mi padre —le susurró al de atrás—. Debo ir, ve a esconderte.

—¿A dónde quieres que me esconda? —cuestionó en el mismo tono.

—¿Hija?

—Ya voy, dame un segundo, estoy recién levantándome —dijo en voz alta hacia la puerta para luego volver a bajar su tono de voz hacia Steve—. Ve a esconderte al cuarto de baño, pero hazlo rápido.

—Ya voy.

Instantáneamente ambos se pusieron de pie moviéndose a la velocidad de la luz. Astrid le lanzó a Rogers su ropa que estaba en el suelo para que se la llevara a la sala mencionada y ella tomó una bata de seda color dorado que estaba en una silla para cubrirse el cuerpo lo mejor que pudo y así ir a abrir la puerta.

—Papá —habló tratando de calmar su respiración una vez que abrió y vio al castaño frente a ella—. Es temprano ¿Sucede algo?

En efecto lo era, debían ser aproximadamente las siete de la mañana.

La respuesta no vino de inmediato ya que su progenitor lucía un tanto asustado y le costó encontrar las palabras para comenzar. Posteriormente, la diosa se dio cuenta de las vestimentas que él estaba llevando.

—¿Por qué...? ¿Por qué usas tu armadura...?

Nuevamente la diosa no obtuvo respuesta inmediata ya que el castaño estaba tan pasmado que aún no podía hablar.

—Papá, por favor di algo, me estás asustando —rogó comenzando a perder los estribos.

—Magna...Está pasando.

A ella se le pusieron los pelos de punta.

—Las barreras cayeron...

Ella sintió como si le estuvieran dando una bofetada.

—...Erathor está de vuelta en el Yggdrasil...

Comenzó a marearse.

—...Y sobre todo...Lorleen ya está en tierra erat.

El conjunto de frases atacó a la mujer y sintió que las piernas se le hacían jalea. Tuvo que sostenerse del marco de la puerta para no caer a causa del temor y la inmensa sorpresa que aquella noticia había causado en ella.

El día había llegado.

Todo el tiempo de preparación la había llevado a ese único momento.

No fue capaz de responder inmediatamente y lo único que atinó a hacer fue girar sobre sus talones para ingresar de nuevo al cuarto. Allí, quedó estática en medio de la habitación con la plena vista a la ciudad que el balcón le entregaba.

Su cuerpo se sacudió con terror.

Obviamente no había tenido tiempo, ni se había dado el lujo de mirar por la ventana cuando despertó. Sin embargo, ahora lo hacía y temía inmensamente por lo que ahora podía suceder.

—No puede ser —inconscientemente se llevó una mano a la boca—, está pasando.

Sintió pasos detrás de ella y se dio cuenta que su padre había ingresado. Gracias a los dioses no se había percatado del desorden causado por su lujuria de anoche o eso la habría terminado de matar. Peor bueno, eso era lo de menos, ya que el paisaje en frente de ellos opacaba todo lo demás.

Una nube oscura comenzaba a acercarse y a cada segundo parecía cubrir más el cielo erat. Las mismas sombras que Astrid había visto en Viena ahora estaba rondando la ciudad y mantenían a la gente corriendo con histeria por todos lados. Explosiones se veían a lo lejos y un aura verde se alzaba en el centro de todo...Y dicha aura no dejaba de acercarse.

—Lorleen —susurró la princesa al reconocer esa tonalidad.

—Está aquí...Está en Erathor y pronto pondrá en marcha su plan —se volteó a oír a Borg—. Hija, no tenemos tiempo; ahora sí que no nos queda nada.

Toda la presión que con mucho esfuerzo se había disipado ayer ahora estaba regresando a ella, haciéndola sentir terrible.

—Tu madre te espera con las tropas —siguió—. Sólo necesitamos tu presencia para iniciar.

A duras penas ella logró asentir mientras su mente se perdía en las infinitas posibilidades.

—Hija...

—Sí —consiguó hablar ante la insistencia—, iré de inmediato.

Segundos después sintió los brazos de su padre sobre sus hombros como si buscara reconfortarla, aunque eso fuera casi imposible en ese instante.

—Es tu momento; el momento por el que naciste y por el que este mundo ha estado esperando. Sé que podrás hacerlo —dijo con firmeza—, confío en ti...Todos lo hacemos.

Ella volvió a asentir tratando de regular pausadamente el ritmo de su respiración que se había alterado. Con sus gestos agradeció las palabras pero no hubo más ya que simplemente no podía emitir palabra alguna.

—Te esperamos —volvió a decir el dios del océano para retirarse a prisa ya que no había tiempo que perder.

Cuando la puerta del cuarto se cerró Magna sintió como el aire que había estado reteniendo en sus pulmones salía de su anatomía haciéndola temblar. Volvió a girarse hacia el balcón y dejó que el horrible paisaje agitara hasta la última de sus células, como si eso fuera a darle el impulso de guerra que necesitaba.

—Entonces es cierto.

La voz de Steve sonó a sus espaldas pero no fue capaz de voltearse a verlo. Estaba tan absorta en la vista que no podía atinar a hacer otra cosa.

—Sí...Está pasando —murmuró ella.

Luego sintió la mano de Rogers en su cintura, la cuál la hizo girar para quedar frente a él. El hombre había oído la conversación desde el cuarto de baño mientras se vestía y no pudo quedar más perplejo.

—Lo harás —le aseguró tomándola por las mejillas—, no tengo dudas de eso.

Ella asintió, ya más convencida de que iba a lograr su objetivo—Lo haré.

—Esa bruja no será nada al lado tuyo —siguió—; no tiene oportunidad.

—Voy a terminar con esto —so vos se tornó más firme al igual que su semblante—. Para el final del día...Lorleen estará muerta.

Una corta sonrisa apareció en los labios del rubio—Esa es la Astrid Stark que conozco.

Como si necesitara más fuerzas para seguir la castaña se acercó al hombre para poder besarlo, siendo gratamente correspondida. Sus labios moviéndose furiosamente terminaron por separarse luego de unos segundos, pero aún así, como si se negaran a alejarse del otro.

Pero ahora...Debían hacerlo.

—Te amo —hablo ella.

—Y yo a ti —soltó un largo suspiro al ver que tenía que irse—. Es mejor que vaya a ver al equipo, todos debemos estar preparados.

—Sí, ve —se separaron.

—La esperamos al frente, majestad —dijo el rubio deteniéndose antes de llegar a la puerta.

No sabía qué era, pero había algo que se agitaba dentro de Astrid cada vez que Rogers la llamaba majestad, y le gustaba.

—Steve —le llamó haciéndolo voltear cuando había retomado su andar—, vayan por sus trajes.

El Primer Vengador esbozó una sonrisa—Como ordene.

Cuando el Vengador abandonó la sala la princesa volvió a darse a sí misma un segundo para observar el paisaje. Todo era tan horrible, tan caótico y peligroso, y pensar que ahora el destino de revertir aquello sólo dependía de ella, porque si no lo hacía eso no sólo se iba a comer a Erathor...Sino a los otros nueve mundos.

Había que parar a la diosa de la muerte allí y ahora.

Tomó una gran bocanada de aire e hizo tronar su cuello—Muy bien...Vamos a cumplir una maldita profecía.

Estar enfundada en su traje de combate no le costó nada, ya que en un par de breves minutos la diosa ya se encontraba caminando a través de los pasillos con su armadura y botas resonando a cada paso que daba, y con la mirada de las personas a su alrededor pegada sobre ella.

Sabían que era su profecía la que iba allí, e iba a salvarlos de la extinción.

Los Vengadores y algunas de las autoridades ya se encontraban a las afueras del palacio. Cuando sintieron a Magna venir todos se voltearon a verla y los de menor rango hicieron una reverencia.

La mujer ya no se veía asustada, irradiaba seguridad y autoridad; lista para vencer a un demonio. Su traje de tonos plateados y azules brillaba con la poca luz de sol que quedaba y su corta capa también azul se movía con el viento que comenzaba a levantarse.

—Hija —Eir fue la primera en acercarse a ella—, qué bueno que estas aquí.

—Es el día ¿No? —trató de que ese hecho no pareciera molestarle—. No tenemos tiempo que perder.

—Es cierto —suspiró la reina con pesar—. Mi hermana ya está aquí y hará lo que sea para lograr su objetivo.

—Pues no la dejaremos —volvió a hablar la diosa de la vida con franqueza—. ¿Cuál es la estrategia?

Alrek se acercó—Hay mucho caos en todo Erathor así que tendremos que dividirnos en grupos. Un grupo de soldados irá conmigo al flanco derecho en donde el ejército de Lorleen está atacando a las personas. Otro grupo deberá quedarse aquí a proteger el Conquelion ya que sabemos que eso es lo que Lorleen quiere.

—También hay que terminar la evacuación, hay que sacar a la mayor cantidad posible de gente de aquí —señaló la princesa.

—Lo haremos majestad —asintió el comandante—. El resto de nosotros se irá dividiendo en el resto de tareas que se encuentren, el caos surge en cualquier momento. Debemos cubrir a la princesa, ya que ella es quien estará al frente.

La aludida tomó aire—Quiero a los Vengadores conmigo. Lorleen va a atacarme pero estoy segura de que su ejército también lo hará. Quiero una pelea con ella...Y sólo con ella.

—Nosotros también iremos —habló su madre incluyendo a Borg—, no vamos a dejarte sola.

La castaña sonrió sinceramente y agradeció aquello con un asentimiento de cabeza.

—Y...Hablando de Lorleen —la voz de Renha se alzó—, ya está esperándola.

De los dedos de aquella rubia se alzó un trozo de papel inusualmente negro y un poco rasgado. Astrid lo observó con confusión hasta que lo tomó y lo observó. Para su rareza estaba escrito con letras verdes y una desordenada caligrafía.

Luego lo leyó en voz alta:

—Traigan a su maldita profecía...La estoy esperando —Magna tragó saliva—. Bien, vamos a darle lo que ella quiere.

Todo el grupo comenzó a prepararse para la salida pero antes Eir interceptó a su hija. No obstante, ella sabía lo que iba a decirle así que se adelantó:

—Estoy lista, en serio lo estoy —aseguró con una sonrisa—. Sé lo que tengo que hacer y el como lo tengo que hacer vendrá pronto a mí. Lo sé.

—Ten cuidado, por favor —se notaba realmente preocupada—. Recuerda que Lorleen está corrompida desde dentro. El Pentagion...

—Sí, el Pentagion no funcionó para bien en ella y la transformó en un monstruo oscuro —recordó la menor.

—Pero aún así es la única persona que ha sobrevivido a él...No bajes la guardia; no sabemos qué truco puede tener bajo la manga.

—Lo haré —tomó sus manos.

—Y vuelve viva a mí —la tomó por la nuca—, siento que no hemos tenido suficiente tiempo.

Ella sonrió y juntó su frente con la de la rubia—Voy a volver, te lo prometo.

Una vez terminada su charla todas las cosas estuvieron listas para irse.

Todos excepto Magna se fueron en las naves transportadoras hacia los puntos específicos y ella lo hizo volando. La bruja estaba al centro de todo y el aura verde que emanaba desde ella no pasaría desapercibida, así que era fácil encontrarla.

Cuando su vuelo finalizó sus pies se estrellaron en el suelo debajo de ella y a tan sólo unos pasos de la diosa de la muerte.

Cuando ésta la vio comenzó a aplaudir con sarcasmo.

—Vaya, qué lindo aterrizaje —se le acercó—. Miren nada más, si es la única persona en la galaxia que supuestamente puede vencerme.

Se reincorporó completamente —¿Lo quieres averiguar?

Rió mirando a sus secuaces detrás de ella—He pasado décadas fuera de mi amado Erathor —tomó aire profundamente—, y ahora ya volví; mis pies están en esta tierra que solía ser santa pero que terminó arruinada por un liderazgo débil como el de mi hermana.

—Mi madre ha hecho las cosas a la perfección. Ha mantenido Erathor a salvo, cosa que contigo no pasaría.

—Lo dice la recién llegada al planeta —Stark apretó la mandíbula mientras la veía acercarse—. No tienes idea de cómo han sido las cosas así que eres la menos capacitada para opinar. No te mereces el honor de estar en el palacio, de vivir con lujos, de ser la princesa y lamentablemente un día la heredera.

—¿Y tú sí?

—Ah, pues sí —contestó con simpleza—. Por eso he llegado hasta aquí, para recuperar lo que es mío...Y ahora mucho más.

Justo en ese instante el grupo que iba a apoyarla llegó a sus espaldas, haciendo a la castaña sonreír.

—¿Eso crees? —sus pies se pusieron firmes en el suelo—, pues tendrás que pasar sobre mí para lograrlo

Una malvada sonrisa apareció en sus labios—Así será.

Entonces la guerra inició.

collage by mila

gif by marti

OMG AAAH VOLVI PRONTO PORQUE NO ME AGUANTABA DE NO ESCRIBIR LO QUE SE VIENE CERCA DEL FINAL

AAAAAA

ya, cómo están??? qué les pareció??? chuta, íbamos TAN bien, pero lamentablemente el día llegó y la guerra de erathor está por comenzar 😭
tengo miedo omg

comenten qué creen que pasaraaa omg

40 votos para actualización ✨

dejen su amor y así espero poder traer el siguiente capitulo pronto OMG SE VIENE LO FUERTEEEE

nat