━GETTING CLOSER
"there's a moment when you finally realize there's no way you can change the rolling tide. but i know, yes i know that i'll be fine"
ready to run | one direction
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EL GRUPO DE VENGADORES observaba a la castaña desde lejos. La chica se encontraba sentada en un banco de piedra con vista a la ciudad, meditando, sumida en sus propios pensamientos.
La noche anterior había sido una noche potente para Astrid. La revelación de su verdadera identidad por fin salió a flote, pero ella no esperó recibir una información así de grande con respecto a eso.
Casi no pudo dormir; se la pasó imaginando cosas, pensando en el empleo de sus poderes, en lo que podía llegar a ser o causar, en su nueva misión de enfrentar a Lorleen y un sin fin de otras cosas.
Cuando ella se levantó sólo lo hizo para vestirse, saludar y dirigirse a su actual posición. Y ahí había pasado toda la mañana.
La castaña seguía procesando todo lo que había sucedido horas antes.
Los Vengadores al darse cuenta de su situación y que estaba actuando bastante extraño se dirigieron a Eir para cuestionar qué sucedía. Sin embargo, la regente les dijo que esperaran a la joven, que ella se los contaría, y que le dieran un poco de espacio.
Así que estuvieron toda la mañana esperándola, observándola y asegurándose de que estuviera bien.
—Nunca había visto así a mi hermana— dijo Tony— Tan...Callada, tan inmóvil...Sin expresión.
—Cosa que nos da entender que lo que le pasó no es menor— dijo la rusa.
—Creo que deberíamos hablar con ella— se escuchó a Wanda.
—Tiene razón— el millonario meditó sus siguientes palabras— ¿Quién va primero?
—Yo.
Todos se sorprendieron al oír la respuesta decidida de Steve y como él comenzó a caminar en dirección a la chica.
Tony pareció quedarse sin habla y miró estupefacto al rubio.
—Eh...Mejor vayamos todos— cambió de parecer y rápidamente el resto se sumó.
Rogers fue el primero en llegar hacia la castaña y se mantuvo unos pasos alejado. La chica no se volteó a verle, sus ojos estaban fijos en el paisaje erat; estaba sumida en él.
—Astrid...— le llamó pero ella se mantuvo igual— Astrid...
Al segundo llamado la chica suspiró y se giró a verle.
—Hola— sonrió de lado pero pareció una mueca.
—Hola— se acercó un poco más— ¿Estás bien?
El resto del equipo llegó a ellos y observaron a la princesa con preocupación. Ella los miró con ojos cansados y se dispuso a hablar.
—Sí, sí, lo estoy. Sólo...— arregló su desordenado cabello— Sigo procesando cosas.
El grupo se repartió miradas.
—¿Qué fue lo que sucedió?— cuestionó su hermano con preocupación.
La castaña agachó la vista y las imágenes del día anterior pasaron por su mente, haciéndola recordar.
—Es una larga historia— soltó una risa cansada— Pero una historia que lo cambió todo.
Los Vengadores se miraron nerviosos y le indicaron a la chica que comenzara su explicación.
—Ayer...— suspiró— Tuve una especie de visión muy rara. Una especie de espectro se me apareció y me dijo que algo malo se avecinaba, y que debía estar alerta. Me preocupé mucho ya que iba todo...Dirigido a mí, a que yo debía empezar a actuar.
—¿Y por qué?— cuestionó el asgardiano.
—Allá voy— dijo la castaña poniendo las manos al frente— Luego fui con mi madre para que diera algunas respuestas sobre aquello porque estaba muy desesperada por lo sucedido. Y...— soltó un largo suspiro—Bueno, obtuve mis respuestas.
—¿Y qué fue lo que te dijo?— habló Natasha.
Astrid meditó un segundo y masajeó su rostro un poco agotada.
—Hay algo que ella no me había contado cuando llegué, no lo hizo porque creyó que aún no era tiempo. Pero...— sonrió de lado— Ya era momento— jugó con sus dedos; seguía muy nerviosa— Resulta que hace años; antes de que yo naciera, hubo una mujer malvada, llena de odio y oscuridad...Y esa era mi tía...— miró al grupo— La hermana de mi madre.
El equipo volvió a repartirse miradas, estaban bastante sorprendidos.
—¿En serio?— dijo Banner.
—Sí. Conjuró una especie de hechizo que la volvió mucho más poderosa y malvada...— agachó la cabeza— Se llamaba Lorleen, diosa de la oscuridad y la muerte.
—¿Entonces la leyenda es cierta?— todos miraron a Thor— He oído sobre ella, o algo así.
—Bueno...Es cierto...— la chica se puso de pie y se acercó al barandal de piedra— Y siguiendo con la fantástica historia...Ella superó todos los límites y los dioses de otros mundos la exiliaron, la alejaron de todo para que no pudiera hacer más daño; terminando con su reinado de muerte.
—Pues...Eso es bueno ¿No?— el millonario soltó un suspiro de alivio.
Sin embargo, se ganó una mirada seria por parte de su hermana.
—Cuando fue desterrada...Predijo que ella volvería, pero sólo cuando alguien con el poder de enfrentarla resurgiera...— miró a sus amigos y abrió sus brazos— ¿Adivinen en las manos de quién está el mundo otra vez?
El equipo abrió los ojos como platos. Una vez más habían quedado asombrados por las palabras de la chica.
—¿Qué?— murmuró Thor.
—Eh...¿Estás segura?— siguió Bruce.
—¿De qué forma?— ese fue Steve.
Ella suspiró y pasó sus manos por su cara— Cuando nací...La luz del sol que concibió Erathor quedó en mí...— se encogió de hombros— Era mi destino, nací con ese poder.
Al mencionar la palabra poder Astrid recordó la otra parte del asunto, y se dispuso a contarla.
—Yo pensé que era broma, ya que mis poderes no eran suficientes para poder enfrentar a tal diosa— soltó una risa nasal— Pero...Mi madre me reveló algo...Me reveló mi verdadera identidad por fin.
Ella se alejó un poco de la estructura de piedra y se acercó a sus amigos, para decírselos de frente.
—Controlo los elementos, eso ustedes ya lo saben. Pero...Lo que soy y lo que hago realmente va mucho más allá...Los elementos sólo eran una base, la punta del iceberg. Y eso es lo necesario para vencer a Lorleen y lo que ella es...— suspiró— Mi madre dijo que sólo una cosa puede derrotar la muerte...Y es la vida.
El grupo la miró expectante, conteniendo el aire en sus pulmones.
—Yo...Soy la diosa de la vida.
Los Vengadores la miraron estupefactos, sos rostros se desfiguraron de tanta sorpresa que expresaban. Habían quedado sin habla; completamente mudos. No podían creer lo que habían oído, y mucho menos aquella revelación de la identidad de la castaña.
—¿Tú...Qué?— soltó Tony a penas.
Ella suspiró— Lo que acabas de oír.
—Por los dioses— Thor se llevó una mano a la boca—La identidad que estuviste buscando...Es esa.
—Honestamente esperé que fuera algo no tan fuerte, pero bueno—murmuró ella.
—Esto...— el millonario soltó una risa nerviosa— Esto es...Loquísimo.
—No lo puedo creer— susurró Romanoff
—¿Hay que hacer una reverencia?— murmuró Bruce ganándose un leve golpe por parte del asgardiano.
—Wow...Esto es...Una gran información— trató de decir el Capitán
—Ni que lo digas— Astrid volvió a girarse— Procesar todo esto...Ha sido mucho más duro de lo que imaginé— sus amigos la siguieron— Yo soy quien puede derrotar a Lorleen.
—La historia se repite— dedujo Tony.
—Primero Kurse...Y ahora ella— siguió Rogers y la castaña asintió.
—Y honestamente no sé cómo lo voy a hacer— rió nerviosa— Recién estoy tratando de asimilar esto...Hacerme entender lo que soy...Siendo que de repente ella puede llegar y atacarnos.
—Aguarda— el asgardiano de acercó—¿Ella tiene que ver con las criaturas que vimos en la Tierra?— la princesa chasqueó los dedos.
—Gracias, había olvidado ese detalle—juntó sus manos— Es muy probable ya que las criaturas me seguían a mí. Y Lorleen tenía un ejército...Uno muy feo.
—Entonces es momento de idear qué hacer— siguió el dios del trueno.
—Vamos con mi madre, hay que idear un plan— dijo la castaña y todos comenzaron a seguirla al interior del palacio.
Caminaron a través de la gran estructura hasta que se encontraron con Eir en la sala del trono, le explicaron el motivo de su aparición allí y la regente no dudó en dejar lo que estaba haciendo para poder unírseles.
Los guió hasta una gran sala de paredes doradas con una mesa ovalada al centro y sillas a su alrededor. Ese sería su centro de operaciones para poder empezar a trabajar.
—Entonces ¿Dices que estas criaturas te siguieron por distintos puntos de Midgard?— cuestionó la rubia y su hija asintió.
—Estuve en tres lugares distintos y en esos tres ellas estuvieron, incluso intentaron matarme— meditó— Además...— frunció el ceño al darse cuenta que no había comentado eso con nadie aún— En su último ataque hacia nosotros, antes de venir aquí, pude...Oírlas.
—¿Oírlas? ¿Cómo?— preguntó la diosa de la sabiduría.
—No sé exactamente ya que su lenguaje era...— hizo una mueca— Extraño, casi indescifrable. Pero de repente mi mente comenzó a procesar lo que decían y pude escuchar un: Es ella.
El grupo se repartió miradas y asintieron. Eir, por su parte, estuvo orgullosa de aquel don de su hija y sonrió de lado.
—Diosa de la vida— dijo con voz suave y la chica se removió un poco en su asiento; incómoda.
—Entonces ya no nos quedan dudas— habló el asgardiano— Te buscan a ti, lo que también nos aclara que podría tratarse del ejército de la diosa de la oscuridad y la muerte.
—Sí, estoy muy segura de eso— dijo la reina.
Tocó el entro de la ovalada mesa y una especie de holograma dorado se desplegó frente a ellos.
—Ella nombró a su temible ejército Kilth, conformado por soldados y criaturas de la extraña raza Zaimee...Raza que ella creó con cenizas de la misma muerte.
Aquello causó nerviosismo entre los presentes.
—¿Así se llaman las sombras que vimos? ¿Zaimees?
La rubia asintió— Ustedes vieron esa forma de su ejército, pero también creó soldados similares a cadáveres vivientes.
—¿En qué momento esto se transformó en Halloween?— le susurró Clint a la pelirroja a su lado.
—Es la diosa de la muerte y esas cosas, ¿Qué más esperabas?— le respondió ella del mismo modo.
—Bien, veo que tenemos un lindo enemigo— dijo Astrid con sarcasmo.
—¿En cuánto tiempo más estarán aquí? ¿Lo sabe?— cuestionó Thor hacia la reina.
—Es imposible saberlo con exactitud. Pero vienen, eso es seguro...Las profecías no fallan— miró a su hija— Con la llegada de Magna el estado natural de Erathor se recuperará...Y eso incluye también nuestra visibilidad, y esto le puede permitir a mi hermana la entrada a nuestro mundo.
—Una vez que la barrera desaparezca...Erathor quedará expuesto y con entrada libre— murmuró la princesa dejándose caer en su asiento.
—Habían cosas buenas y malas de tu llegada aquí— dijo Tony tratando de animar a su hermana a su lado.
Ella rió débilmente y lo miró— Qué bueno que hay más buenas.
—Por ahora nos resta estar alertas— retomó Eir— Si su llegada nos encuentra desprevenidos será el fin de Erathor...Y de todo el universo.
—¿Qué sucederá, majestad?— cuestionó la rusa con suavidad a la regente.
—Ha estado reteniendo toda su sed de poder por mucho tiempo...No pongo en duda que le dará rienda suelta al llegar— suspiró— Ella extenderá la oscuridad por todo nuestro planeta. Los corazones se endurecerán y los llenará de odio, nuestra luz se apagará, los cultivos se secarán...Todo Erathor morirá. Y ese es sólo el comienzo, porque si lo logra aquí...Seguirá con el resto del Yggdrasil.
Astrid cerró los ojos. Una vez más estaban poniendo un inmenso peso en sus hombros. A veces sólo deseaba no tener ningún tipo de responsabilidad y vivir su vida.
Pero no era así, habían cosas que cumplir.
—Es por eso que debes estar preparada— ahora se dirigió a su hija— La vida debe vencer a la muerte, tú debes enfrentarla y derrotarla.
—Suena fácil decirlo— murmuró ella.
—Venciste a Kurse, eres capaz de hacerlo— dijo su madre.
—Kurse era distinto...Sólo era un loco con un ejército, un arma y ganas de gobernar un planeta— Astrid se inclinó en la mesa— Estamos hablando de la diosa de la oscuridad y la muerte, es diez veces peor que el Conquistador.
—Hija...— se inclinó también— Cada vez que recuerdes que ella es la diosa de la muerte...Recuerda que tú eres la diosa de la vida.
Ambas mujeres sostuvieron miradas por unos segundos más hasta que la menor soltó un suspiro y se dejó caer en su silla.
—Esto es horrible— susurró para sí misma.
Su reunión se vio interrumpida instantes después por un golpeteo en la puerta. La reina habló accediendo la entrada de quién fuera y se encontró con una mujer de la guardia.
—Majestades...— hizo una reverencia— Sólo vengo a recordarles su presencia hoy en las escuelas de Erathor; sus educadores las esperan.
—Maldición, Herjolf— murmuró otra vez la joven.
—Muchas gracias— dijo la reina— Allí estaremos, díganles que ya vamos.
Y la chica se retiró haciendo otra reverencia antes de salir.
Eir volvió a girarse para ahora dirigirse a la castaña.
—Ve con Fidina para que puedas cambiarte, no quiero que nos retrasemos para esto— le dijo y la joven se puso de pie para comenzar a retirarse con la rubia— Oh y...— se volteó al equipo— Quedan en completa libertad de acción. Pueden gozar de las atracciones del palacio o salir a recorrer la ciudad— y con una última sonrisa ambas se retiraron del salón.
Una vez que las ertas estuvieron fuera el equipo pudo relajarse un poco y hablar con más comodidad.
—Cielos, ya tenemos otro monstruo que enfrentar— se lamentó Barton.
—Esto es más que un monstruo...— le dijo Thor— Es el mismo caos.
—Nuestra estadía en Erathor está siendo más difícil de lo que pensamos— comentó Nat.
—¿Difícil para nosotros?— se escuchó a Steve— Difícil está siendo para Astrid.
El equipo guardó silencio y con eso dieron a entender que estaban de acuerdo.
—Diosa de la vida— susurró Tony con los codos apoyados en la mesa— ¿Lo pueden creer? Todo este tiempo tuvimos a la diosa de la vida entre nosotros...— apuntó a la puerta— Esa diosa es mi hermana.
—Creo que la palabra diosa te tiene afectado, Stark— le dijo Wanda.
—Touché— dijo el millonario hacia ella.
—Diosa o no sigue siendo Astrid...Y está asustada— comentó Rogers mirando al suelo— Debemos estar para ella, es lo mínimo que podemos hacer.
—Más aún cuando el peso del universo recae en ella una vez más— siguió Stark y miró el techo— ¿En serio Padres de Todo? ¿No había alguien más?
—Exactamente es eso— habló el asgardiano— No hay nadie más porque el destino es de ella...Es la profecía.
El millonario sacudió su cabeza y se puso de pie.
—Confío en ella, no tengo ningún atisbo de duda de que lo logrará— hizo una mueca— Sea como sea que lo deba hacer...Todo este tiempo se preparó para enfrentar quién es...— palmeó el hombro del Capitán— Y el anciano tiene razón— el aludido lo miró mal— Debemos estar con ella...Y es lo que vamos a hacer.
Eir y Magna no tardaron en arreglarse para poder salir del palacio. Fidina enfundó a la menor en un cómodo vestido color beige y la tiara plateada con forma de hojas fue colocada en la cabeza de su dueña; la princesa.
Salieron del castillo para poder caminar por las calles erat y llegar a los centros educacionales. Fueron escoltadas por tres mujeres de la Guardia Real— incluida Renha— además Ordea las acompañaba.
A medida que caminaban y los habitantes las miraban, ellos hacían reverencias ante ellas, honrando su paso por ahí.
Siguieron su trayecto hasta que pudieron divisar una gran y bonita estructura. Unas escaleras las guiaban a lo que era el ingreso a un edificio con tonos azules y dorados; además de contar con una gran bandera erat flameando en un mástil.
Al terminar las escaleras dos mujeres y un hombre se acercaron hacia ellas.
—Majestades— dijo una e hicieron reverencias— Es un placer tenerlas aquí.
—Gracias por abrir sus puertas para nuestra visita hoy— respondió Eir.
La que había hablado asintió y luego su mirada cayó en Astrid.
—Princesa...No sabe lo mucho que nos honra su presencia. Es un inmenso privilegio tenerla de vuelta.
Ella sonrió—El placer es mío.
—Ahora vamos, no hay tiempo que perder— habló la reina— Los niños nos esperan.
—Por supuesto, síganme— volvió a decir la mujer.
El grupo avanzó por las hermosas instalaciones mientras admiraban todo— la castaña específicamente, ya que era nuevo para ella— hasta que llegaron a lo que era el interior.
Pilares y estructuras doradas se levantaban ante ellos. Un hermoso salón, estanterías con libros por doquier, banderas erat, mesas, sillas y mucho más.
—Wow— suspiró Astrid— Desearía que la educación en la Tierra fuera así...
Siguieron avanzando y subieron las escaleras hasta llegar a lo que parecía ser un salón de clases; voces se oían adentro.
—Creo que vamos a interrumpir— dijo una de las maestras lista para mover la cortina que los separaba del pasillo— Y por lo que escucho les va a gustar mucho esta clase— dijo a sus autoridades.
La mujer movió aquella delicada cortina y todos los que estaban dentro del salón la miraron. Sin embargo, la clase continuó.
—...Y por eso fue que nuestro planeta dejó su lugar en el árbol de la vida—explicaba la maestra. El resto de las mujeres del palacio permanecieron afuera aún— Pero no se desanimen, ese día también una profecía se dictó llena de esperanza para nosotros.
El grupo de niños la miraba atento mientras estaban sentados en el suelo, con almohadas para apoyarse.
—¿Qué profecía?— preguntó una niña pequeña.
—Es una muy buena pregunta— todos se sobresaltaron al oír la voz de su reina y como ella ingresaba— Si me dejan se las contaré yo.
—Alteza— la educadoras; sorprendida, reverenció.
Los niños inmediatamente se pusieron de pie e hicieron aquella reverencia ya tan conocida.
—Qué lindos— susurró la rubia— Hola niños...
—Hola reina Eir— dijeron todos al unísono, tal como se les había enseñado.
—Ahora tomen asiento; voy a permitirme seguir con la historia— ellos asintieron a la voy de la regente y volvieron a sus posiciones para mirarla ansiosos— Tal y como su maestra les estaba contando...El día en que Erathor desapareció fue al entregar a mi hija...La princesa Magna...
La aludida sonrió de lado desde su posición en el pasillo.
—Era muy importante protegerla así que por eso sucedió lo que sucedió. Y sabíamos que ella algún día volvería para rescatarnos; esa fue la profecía. Que un día recuperaríamos lo perdido, y volveríamos la normalidad...
La rubia le hizo una seña a su hija para que comenzara a acercarse.
—Y adivinen qué...— siguió Eir— Ese día ya llegó.
Cuando la aludida hizo ingreso todos los niños contuvieron el aire al verla; estaban maravillados.
—Niños, ella es la princesa Magna— dijo la reina.
Ellos se pusieron de pie y nuevamente hicieron una reverencia, incluida la maestra.
—Hola princesa Magna— dijeron igual que la vez reciente.
La castaña sonrió— Hola a todos, qué gusto poder conocerlos— miró a la maestra— Gracias por habernos recibido.
—Gracias a usted por aceptar— respondió— Es un honor tener entre nosotros a la gran profecía...Siempre compartimos esta historia con los niños y verla a usted hoy aquí...Es histórico.
—Todo lo es— agregó la reina. Posteriormente puso una mano sobre el hombro de su hija— Bueno ¿Quién está listo para escuchar las historias de la princesa?
Luego de un efusivo ¡Yo! por parte de los niños y una risa de la castaña ella se dispuso a compartir con ellos.
Les contó parte de sus vivencias cuando estuvo en la Tierra; como era su vida siendo una Stark. También sobre su accidente, sobre cómo empezó que descubrir sus poderes, como averiguó la verdad sobre quién era y la manera en que derrotó a Kurse. Además de sus amigos, su hermano y todos los que estuvieron con ella en ese proceso.
Cuando su estadía allí finalizó salieron del salón y caminaron a la entrada; dónde antes habían estado. Y allí se despidieron de la gente del lugar.
—Ha sido un placer compartir con ustedes majestades— habló una mujer— Las puertas de nuestras escuelas siempre estarán abiertas para ustedes.
—Vendremos prontamente en una nueva oportunidad— dijo la reina mirando como los niños jugueteaban a su alrededor— Estos niños merecen toda la atención posible.
—Es muy importante cuidar el futuro de las nuevas generaciones— las miradas se fueron a Astrid— De eso depente también el futuro de Erathor y lo que ellos querrán ser.
—Qué sabias palabras, majestad— dijo la maestra.
El flujo de erats corría con normalidad aquella tarde, todos realizando sus actividades normales diarias. Incluso los Vengadores hicieron caso a Eir y salieron a recorrer la ciudad, tanto así que llegaron a toparse con ellas y empezaron a acercarse, viendo que su labor ya había finalizado.
—...Una vez más, gracias altezas— las personas frente a ellas hicieron una reverencia— Espero que su trayecto sea bien dirigido por los dioses.
—Igualmente— respondió la reina— Confiamos que este nuevo inicio para Erathor será próspero y lleno de esperanza...
Poco a poco la voz de Eir comenzó a oírse más baja para la castaña. La chica cerró los ojos por un dolor que sintió en su cabeza y trató de sacudirla para ahuyentar el malestar. Sin embargo, nada sucedió; seguía igual, viendo a su madre pero escuchándola despacio.
Miró a su alrededor en busca de respuestas pero todo se veía normal, no había rastro de extrañeza por ahí.
Hasta que sintió.
Un leve quejido salió de sus labios haciendo que las mujeres a su alrededor se voltearan a verla
—Hija...— se le acercó— ¿Qué ocurre? ¿Está todo bien?
Ella no respondió al inicio pero luego de unos segundos levantó su cabeza y se reincorporó.
Todos contuvieron la respiración al ver que los ojos de la castaña se habían vuelto dorados.
—Algo sucede— susurró.
Antes de que pudieran hacer o decir otra cosa escucharon el sonido de algo rompiéndose. Alzaron sus miradas y se dieron cuenta que una parte de la montaña que estaba cerca de ellos se estaba desprendiendo y a punto de caer sobre la escuela.
Los gritos de todo el mundo se comenzaron a oír y la gente a correr con desesperación.
Pero rápidamente Magna estiró sus manos en dirección al trozo de roca que comenzaba a caer y la detuvo. El peso y el tamaño no era menor así que cerró los ojos con fuerza bajo la atención de todos.
—Saquen...A todos de aquí— pronunció con pesadez.
Eir asintió y rápidamente repartió órdenes a su Guardia Real y todos alrededor de la escuela y la ciudad comenzaron a irse.
De pronto otro crujido se escuchó, se trataba de otro trozo de montaña que estaba rompiéndose.
—Oh, deben estar bromeando— murmuró la castaña antes de dirigir su otra mano a ese lugar, deteniendo otra caída.
Sus pies se arrastraban un poco debido a la fuerza que ella y las rocas estaban ejerciendo; ya no resistiría mucho más.
Entonces una idea destelló en su loca mente al ver que no podía dejar las rocas en el suelo. Debía ir en la dirección contraria.
—Oye mamá— le llamó— ¿Has...Jugado béisbol alguna vez?
—¿¡Qué!?— exclamó ella desesperada.
—Oh, maldición— hizo un esfuerzo empujando las rocas.
Luego miró a su alrededor y divisó a su equipo a lo lejos.
—¡Chicos!— gritó y ellos se percataron de ella— ¡Vamos a batear algunas rocas!
A diferencia de Eir los Vendedores entendieron la referencia de inmediato y se prepararon con armas en mano para la maniobra de la chica.
—Por favor que esto funcione— susurró para sí misma.
La castaña usó un gran impulso de fuerza para poder levantar las rocas en el aire; juntándolas. La altura a la que las elevó fue demasiada, así que tuvo que impulsarse más aún para volar hacia ellas.
Y cuando logró estar sobre estas extendió sus manos y cerró los ojos con fuerza, llegando a soltar otro quejido, y así hizo que las rocas se despedazaran.
Casi parecía sólo polvo cayendo, pero de todas maneras algunos trozos de roca más pequeños comenzaron a caer y por eso los Vengadores debían jugar béisbol.
Con sus armas en mano y poderes activos comenzaron a golpear y evadir las rocas, haciendo que estas no llegaran a los ciudadanos.
Eir entendió lo que hacían y también se dispuso a ayudarles. Estiró su mano y una espada apareció en ella para también desviar lo que caía del cielo.
Por suerte lograron su objetivo y nada logró dañar a los erat.
Cuando todo aquello terminó los habitantes celebraron a su princesa, al verla por primera vez ejerciendo sus habilidades como diosa de la vida.
La chica, sin embargo, no celebró. Aquello había sido muy extraño y había sentido que venía ¿Por qué? No tenía idea, y quería averiguarlo.
Descendió un poco más y se mantuvo levitando junto al espacio que había quedado al caer las rocas de la montaña. Acercó su mano y sintió como un escalofrío recorría su cuerpo.
Se apartó y miró con espanto lo negra que estaba esa parte de la montaña, como si algo la estuviera consumiendo.
Luego de observarla con temos decidió bajar en su totalidad, hasta que sus pies tocaron el suelo y llegó junto a sus amigos.
—¿Qué demonios fue eso?— reclamó Tony.
—No lo sé...— murmuró su hermana mirando hacia arriba— Pero no es nada bueno.
Eir llegó a su lado— Vámonos al palacio...Creo que esto está comenzando.
El grupo entendió y caminaron rápidamente de vuelta al castillo, lamentablemente las visitas no podrían seguir.
Una vez allí las puertas del palacio se cerraron para dar la mayor privacidad posible.
Antes de que la reina le comunicara a su consejo lo que estaba sucediendo decidió primero discutir con su hija y el resto de los Vengadores. Había descubierto que juntos eran un gran equipo y que sus habilidades no eran menores.
La reina estaba nerviosa, caminaba de un lado a otro en el salón de reuniones en compañía del equipo. Su mente no dejaba de rondar en lo que significaba el incidente sucedido en la escuela.
—...Primero sentí...— explicaba Astrid—Un fuerte dolor en mi cabeza, cómo avisándome que algo sucedía. Todo me dio vueltas y sentí que iba a estallar.
—Por los dioses...— murmuró la rubia con preocupación.
—No se preocupe por esos ataques o dolores en su cabeza— dijo Tony— Desde que descubrió sus poderes que los tiene.
—Es sólo la primera vez que me ves— agregó la princesa— Pero este fue distinto...— frotó sus brazos— Sentí...Que todo estaba mal.
El grupo guardó silencio y la miró con atención.
—Luego, cuando me acerqué a la montaña y toqué la parte que se había desprendido...Un escalofrío me recorrió; no fue para nada agradable. Y la roca...Estaba negra, mucho más de lo normal y parecía que aquello...Que se estaba esparciendo.
La reina se detuvo al oír eso y se volteó a ver a su hija.
—¿Estás segura de lo que dices?
—Completamente.
Ella soltó un suspiro y se volvió a acercar a la mesa.
—Entonces mis sospechas son ciertas...Estamos presenciando los primeros atisbos de la escencia de Lorleen...Ella se está acercando.
El grupo miró a la regente con bastante preocupación. Su situación se estaba tornando complicada.
—Debemos darnos prisa— siguió ma rubia pasando sus manos por su cara—No sabemos cuanto tiempo más tenemos antes de que la barrera desaparezca y ella logre ingresar.
—¿Y qué hacemos?
Eir miró a su hija al oír su pregunta. Y allí una idea destelló en su mente.
—Síganme.
Todos entendieron y se pusieron de pie. Su caminata llegó hasta la misma bóveda donde la reina le había contado a su hija sobre su verdadera identidad.
Una vez que ingresaron y las puertas se cerraron la reina buscó una máquina entre sus cosas, una similar a la que Odín había usado cuando estuvieron en Asgard.
—Ahora sí que debemos estar alertas y preparados— habló la diosa de la guerra junto a aquel pilar— Magna más que todos— la aludida hizo una mueca— Por eso...Hay algo que vas a necesitar.
Tocó la máquina y un holograma color dorado apareció frente a ellos. Y lo que reflejaba les robó el aliento.
—¿Qué es eso?— preguntó Thor.
—Esto...— señaló Eir— Es la Ultrek, la espada más poderosa nunca antes forjada.
El holograma reflejaba aquel objeto. Se veía grande e imponente, con grabados a lo largo de la hoja y de la empuñadura.
—Esta espada perteneció a mi madre...— Astrid levantó la vista— La diosa original, la fundadora y la dueña de todo el poderío en ese entonces...Era la espada de un líder. Sin embargo, cuando ella murió fue custodiada y nadie ha podido ingresar al lugar donde la tienen. Así que como yo ya tenía la mía decidimos dejarla allí y evitar que alguien más la obtuviera.
—¿En qué lugar la tienen?— preguntó Magna.
—Obden, la ciudad de los gigantes— todos guardaron silencio— Una giganta la custodia y todo aquel que se le acerca sufre consecuencias.
—Sí, muchos más ánimos para ir por ella— murmuró el millonario.
—Hija— ella se le acercó— Yo no necesito una pero tú sí. Hay que ir por ella...Ha llegado el momento.
—¿Y de qué me servirá?— cuestionó otra vez la castaña.
—Se volverá parte de ti...Será una más de tus habilidades. Canaliza tu poder a través de ella, es capaz de trasportarte a cualquier lugar y es completamente letal— la tomó por los hombros— Aunque tú ya lo eres.
Astrid cerró los ojos y meditó en las palabras de su madre. De un momento a otro ya tenía un nuevo desafío que enfrentar.
—Una diosa necesita un arma como compañera— agregó la reina.
La chica observó al equipo y ellos sintieron con sus cabezas, dándole a entender que tenía su apoyo. Ella soltó un suspiro y dijo a su madre:
—Hora de ir por esa espada.
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INTRODUCING!
ALAN VAN SPRANG
AS HERJOLF
the council man
BUENAS GENTEEEE
si alguien ha visto shadowhunters conoce a ese tipo djdjdj ☝🏻
CÓMO ESTÁN? ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO BBS
ESTAMOS CERCA DE LLEGAR A LOS 3K DE PENTA, AYYY
gracias por todo, que tengan un buen día <3
25 votos para nuevo capítulo
nat
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