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━EXPOSITION

"who's been working so damn hard?
you got that head on overload?"

that's my girl | fifth harmony

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NO SÉ EN QUÉ estaba pensando cuando acepté venir contigo.

Las palabras de la castaña a su lado la hicieron reír un poco.

—Debías decidir pronto, Astrid— le respondió Natasha.

La neoyorquina había tenido un momento de debilidad luego de su encuentro con Rogers y aquello la hizo acompañar a su amiga hasta Viena, para la ratificación de los Acuerdos.

Stark apoyó su cabeza en el volante del auto—La cabeza me duele a horrores, ya no sé que pensar.

Nat acarició su espalda— Relájate, no te voy a presionar más. Yo iré a la reunión y tú puedes quedarte aquí. Pero...— la castaña bufó aún en su posición— Si decides ir a firmar te acompañaré.

Astrid se reincorporó en su asiento de conductor y miró a la pelirroja.

—Qué amable— dijo sarcásticamente

—Hablo en serio...Piénsalo, ninguna de las dos queremos que el equipo se separe.

Ella suspiró y asintió levemente tratando de comprender las palabras de su amiga.

—Claro. Ahora vete, antes de que llegues tarde— le dijo Stark.

Ella rió—Bien, tienes razón—tomó su bolso y abrió la puerta para salir.

Uh...— dijo su amiga alargando la palabraEso es Romanoff, mírate— dijo observándola cuando estuvo de pie en la acera—Con ese atuendo vas a impresionar a todo el Congreso.

—Sí, sí, ya no te burles— la castaña rió— Por favor no hagas ninguna estupidez— cerró la puerta.

Ella se encogió de hombros- Por favor, soy un ángel- encendió el motor—Es una ciudad muy hermosa, así que quizás vaya a dar una vuelta, recorrer, tomar aire...Al otro lado de la ciudad.

—Espera ¿qué?

Las palabras de Natasha quedaron en el aire ya que Astrid arrancó el auto rápidamente y desapareció de ahí.

Ella suspiró entendiendo que ya no había caso con ella y se dispuso a caminar al interior del edificio de las Naciones Unidas.

Al ingresar todas las miradas se fueron hacia ella inmediatamente y eso la incomodó un poco. Pero siguió su caminata hasta llegar al ascensor y subir al piso indicado. Una vez allí los ojos otra vez se posaron en ella, junto con murmuraciones sobre que era una Vengadora y estaba en el edificio.

Luego de estar unos segundos de pie esperando que la asamblea diera inicio, una mujer se le acercó para pedirle que firmara unos papeles de asistencia a lo que ella accedió con gusto. Pero cuando estuvo por terminar escuchó una voz a sus espaldas.

—Supongo que no estamos acostumbrados a los reflectores.

Ella se volteó y sonrió de lado al ver al príncipe de Wakanda; el mismísimo T'challa, frente a ella.

—Ah, pues...En ocasiones no son muy halagadores—respondió.

—No te han afectado tanto hasta ahora- siguió el wakandiano— Considerando tu última visita al Capitolio no pensé verte especialmente cómoda con esta compañía.

—Bueno, no lo estoy—confesó la rusa.

—Por eso justamente me alegra que estés aquí, señorita Romanoff.

—¿Por qué? ¿No aprueba todo esto?—cuestionó y él hizo una mueca.

—Los acuerdos sí, la política...No mucho. Dos personas en un cuarto, resuelven más cosas que cien personas.

—A no ser que quieras mover un piano.

Ellos se voltearon al oír una nueva voz. Y esta pertenecía al rey de Wakanda, T'chaka.

Baba...— saludó su hijo.

Nian— respondió él y miró a Nat— Señorita Romanoff...

—Rey T'chaka— siguió la pelirroja— Permítame disculparme con usted por lo que pasó en Nigeria.

—Gracias— respondió el hombre— Y gracias por acceder a todo esto. Lamento oír que el Capitán Rogers y la señorita Stark no se presentarán hoy.

Nat hizo una mueca— Sí, yo también.

Mientras tanto Astrid había hecho exactamente lo que había dicho; se encontraba al otro lado de la gran ciudad en busca de aire fresco y despejar sus pensamientos.

Aún sentía malestares en su cabeza. Habían momentos que sentía muchas voces juntas, como si todos estuvieran hablando al mismo tiempo y en su propio oído.

Y lo peor de todo era que no entendía que eran. Incluso, parecían no ser de su mismo idioma, sentía como si algo extraño estuviera acechándola y aquello la tenía preocupada.

Pero luego de unos minutos de conducir, relajarse y alejarse pudo sentirse mejor y un tanto más tranquila.

—Cuándo se usó Vibranio robado de Wakanda para construir un arma terrible, nos vimos obligados a cuestionar nuestro legado— habló el rey comenzando su discurso— Esos hombres y mujeres asesinados en Nigeria eran parte de una misión de buena voluntad de un país que ha existido en las sombras. No dejaremos, sin embargo, que este infortunio nos obligue a flaquear. Pelearemos para defender el mundo al que deseamos unirnos.

Todos miraban y escuchaban atentos. Algunos tomando notas y otros reporteros con sus micrófonos en mano.

—Agradezco a los Vengadores por apoyar esta iniciativa— siguió el regente— Wakanda se enorgullece de extender su mano...

Pero en medio de todo aquel discurso algo llamó la atención del príncipe. Se acercó al ventanal y vio como la policía investigaba la parte de atrás de una furgoneta. Y ellos junto a las personas a su alrededor parecieron asustados.

Así que allí lo entendió.

—¡Todo el mundo al suelo!— exclamó alertando a todos.

Pero ya fue muy tarde.

Sólo algunos que estaban más lejos del ventanal lograron agacharse cuando una bomba hizo explosión dejando aquel piso hecho un desastre.

T'challa no pudo cubrir a su padre ya que la misma explosión lo tiró hacia atrás. Cuando un poco de humo se dispersó caminó hacia él, lo tomó en su regazo y verificó si tenía algo de pulso...Pero no sintió nada.

Su corazón se apretó y lloró con el cuerpo de su padre en brazos. Él había muerto.

Y lo que había sucedido allí había sido catastrófico.

La noticia no tardó en estar en todos los noticieros, tanto locales como internacionales, y esto produjo el pánico en la población.

Astrid tuvo que detener su auto para ver que es lo que estaba sucediendo. Bajó de él y vio como muchas personas estaban agolpadas frente a una vitrina viendo la televisión. Se puso sus lentes, se cubrió la cara con el cabello y se acercó para mirar lo que todos veían y les hacía sentir terror.

Y cuando lo hizo sintió un escalofrío.

Ya era público para todos las imágenes y vídeos de la explosión en el edificio, la gente corriendo de allí y el humo cubriendo todo.

Inmediatamente Astrid pensó en Natasha y deseó con todas sus fuerzas que ella estuviera a salvo.

Pegó media vuelta y corrió a su auto para regresar lo más rápido posible a aquel lugar.

Aquello fue una total travesía, ya que se encontraba al otro extremo de la ciudad y el congestionamiento de vehículos debido al accidente ya se había hecho presente.

Eso la molestaba y la desesperaba aún más. Cada segundo que perdía allí era un segundo más de preocupación por su amiga.

—¡Oh, vamos!— exclamó tocando el claxon del auto al ver que estaba en en una gran fila de vehículos por el tráfico.

Tardó, sí, pero pudo ir acercándose al lugar —aunque tuvo que saltarse muchas señales de tránsito— dónde había ocurrido el accidente.

Lamentablemente la policía y todas las fuerzas especiales ya habían aparecido, así que no pudo quedar muy cerca del lugar. De hecho, quedó como cinco cuadras más atrás.

—Maldición— resopló ante aquello y terminando de estacionar.

Detuvo el auto, desabrochó su cinturón y se dispuso a bajar. Pero algo la detuvo.

De repente todo pareció quedar en silencio. Todas las voces y gritos alrededor habían reducido su volumen, y aquello fue muy extraño para la chica. Observó a la izquierda y luego a la derecha, viendo algo que pudiera darle respuestas de lo que estaba sucediendo.

Y entonces vio algo.

No muy lejos de ella vio una sombra, o eso parecía. Una especie de criatura negra flotante que se escondía entre los arbustos con mucha sutileza.

Aquello la puso muy nerviosa y se quedó estática en su asiento, sin saber que hacer.

Pero cuando se dispuso a irse vio como la criatura se dirigió hacia ella dejando caer un objeto muy extraño sobre su auto, causando que el vehículo hiciera explosión. Lo único que la chica atinó a hacer fue cubrirse con sus brazos.

Parecía imposible que aquello pudiera librarla de una explosión...Pero al parecer lo hizo.

Astrid rebotó y salió disparada del auto que había quedado en llamas. Se quejó en el suelo y trató de ponerse de pie, pero se sentía muy débil y poco capaz de dimensionar por qué había sobrevivido.

Aún allí en el piso observó sus manos, y vio como estas parecían desprender un pequeño polvo dorado que rápidamente desapareció. Luego miró sus brazos y vio que sus venas parecían teñirse del mismo color.

No se pudo dar mucho más tiempo para estar allí ya que divisó como las camionetas de prensa empezaban a llegar. Lo último que le faltaba era volver a ser captada por los medios.

Tomó fuerzas y logró ponerse de pie mientras tosía, pero cuando lo hizo todo le dio vueltas y se veía borroso, además tenía un horrible dolor un una de sus piernas. Caminó por un callejón mientras se apoyaba de las paredes. Pero lamentablemente no pudo avanzar más luego de un rato. Las fuerzas no le dieron y cayó al suelo inconsciente.

En medio de un callejón, casi sin poder ser vista, Astrid se había desmayado.

Cuando la noticia llegó a oídos del Capitán América se tensó completamente. Pero él no sabía que Astrid estaba ahí, sólo Natasha.

Sin embargo, la que era su mayor preocupación en el asunto era a quién estaban culpando por lo sucedido: Bucky Barnes.

Él sabía que era imposible, su amigo había desaparecido tiempo después de lo ocurrido en Chile y que ya no estaba bajo el control de HYDRA o de Kurse. No podía ser él.

De todas maneras decidió acompañar a Sharon Carter— la cuál había sido llamada para trabajar—hasta la ciudad austríaca para ir confirmando todas las dudas que en ese momento tenía. Su compañero Sam no dudó en ir con él también.

Gracias a la ayuda del jet de la CIA no tardaron mucho en llegar. También agradecían a la rubia por haberles llevado más o menos encubiertos y que el resto de los agentes no los notara. Podrían haber problemas, ya que ellos no habían firmado los Acuerdos.

Cuando llegaron se separaron y ambos hombres—con gafas de sol y gorras para pasar desapercibidos— permanecieron calles atrás mientras veían como la gente seguía siendo evacuada y la policía llegaba. No podían acercarse más, podía ser peligroso.

Pero cuando ambos comenzaron a caminar un poco algo llamó sus atenciones. Wilson golpeó el hombro de su amigo y señaló algo que estaba en la acera continua a ellos.

Un auto destruido y en llamas.

—Oh no...— murmuró el rubio— No puede ser.

Ambos corrieron en dirección al vehículo y Steve con el sentimiento de conocer a la dueña de éste. No había nadie allí, y era evidente, ya que el deportivo había explotado y las llamas se habían apaciguado.

Rogers caminó un poco más lejos y vio manchas en el suelo, manchas de suciedad...Cómo si alguien hubiera logrado escapar.

—Sam— le llamó y este se acercó para ver lo mismo que su amigo.

—¿Crees que alguien salió vivo de ahí?— cuestionó señalando el auto.

—Eso espero.

No pudieron continuar su charla ahí ya que la policía y una ambulancia habían llegado para ver la escena de la explosión del auto. Se alejaron rápidamente y caminaron por un callejón.

Pero lo que fue de gran sorpresa para ellos fue divisar algo inusual un poco más adelante.

Había alguien tirado en el suelo entre unas cajas.

Se miraron y corrieron hasta el cuerpo y se sorprendieron aún más al ver de quién se trataba.

—Astrid...— Steve se agachó y tomó el rostro de la castaña que permanecía inconsciente—Astrid —la sacudió un poco.

Su corazón latió mucho más rápido de sólo pensar que ella no estuviera viva.

Llevó una de sus manos al cuello de la chica y suspiró aliviado al sentir su pulso.

—¿Ella...Sobrevivió a la explosión?— preguntó el moreno.

—Sólo conozco a una persona capaz de sobrevivir a algo así— acomodó a la joven en su regazo— Y es ella.

Palmeó el rostro de Stark pero ella no respondía, parecía un poco malherida y en su rostro habían unos pequeños rasguños.

Steve miró a todos lados en busca de algo qué hacer y vio una llave de agua a un lado de ellos. Le señaló a Sam y este entendió la indicación. Luego llegó a su amigo con un pequeño balde con agua, el cual el rubio vertió suavemente sobre el rostro de la mujer.

Ella se sentó bruscamente mirando a todos lados con mucha confusión y una respiración agitada.

Los hombres se asustaron y la miraron con preocupación.

—Astrid...— el rubio tomó el rostro de la castaña. Ella tosió un par de veces y se limpió el agua de la cara un poco confundida.

—Eh...¿Steve?—murmuró con voz ronca mirando al hombre.

—Sí...¿Qué sucedió? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo fue que saliste del auto...?

—Hey, hey, tranquilo vaquero—dijo a Rogers— Demasiadas preguntas a la vez, acabo de despertar.

Él suspiró— ¿Qué sucedió...?

La castaña agachó su cabeza y trató de recordar lo que le había pasado.

—Yo...Acompañé a Nat hasta aquí, fui a dar una vuelta, luego oí lo de la bomba...— tragó saliva—Pero vi una...Una criatura.

—¿Una criatura...?— preguntó Sam.

—Sí...— tosió—Era...Como una sombra...Negra y flotaba—su cabeza le dolió así que se llevó la mano ahí— Y...Esa cosa hizo explotar el auto. Luego comencé a caminar pero me desmayé.

—¿Pero cómo sobreviviste?— volvió a cuestionar Wilson.

Ella se quedó en silencio y observó sus manos.

—Sólo...Me cubrí— llevó sus manos al pecho imitando la acción que había hecho.

Los dos hombres se miraron bastante sorprendidos y confundidos. No entendían como la chica se había podido salvar. Bueno, ni siquiera ella lo hacía.

—Bien, sea lo que sea que haya sido...Te salvó— dijo el Capitán.

—Pero no nos salvará de los reporteros o policías que se acercan— murmuró el moreno viendo hacia el frente.

Aquello los alertó así que se dispusieron a salir de ahí.

Steve ayudó a la castaña a ponerse de pie, pero le costó un poco ya que la chica tenía un malestar en su pierna derecha.

—Apóyate— le dijo pasando una mano por su espalda y ella apoyándose en su pecho.

—Algo está pasando, Steve—murmuró ella mirándole— No me preguntes como lo sé...Pero lo siento.

El rubio la observó y sintió como esas palabras removían su interior. El simple hecho de pensar en otra catástrofe lo ponía nervioso.

—Debemos irnos.

Los tres comenzaron a caminar para salir de aquel callejón y escapar de los medios y las fuerzas policiales.

Salieron a lo que parecía una pequeña feria con un par de personas vendiendo sus productos y otros comprándoles.

Inmediatamente Stark trató de esconder su rostro en el pecho de Steve, para que nadie la pudiera reconocer. El rubio sabía lo mucho que en ese momento le preocupaba a ella quedar expuesta después de tanto tiempo, así que con una de sus manos cubrió el rostro de Astrid.

Sam extendió su mano con disimulo a una de las mesas de venta de accesorios y tomó una gorra y unos lentes, los cuales luego pasó a la castaña.

—Gracias— le susurró sinceramente para luego ponérselos.

—¿Y ahora a dónde?— preguntó Wilson mientras avanzaban.

—Vamos a un lugar para pensar nuestras opciones...Y que Astrid descanse.

Ellos asintieron ante la respuesta del Primer Vengador y siguieron su caminata— con la pobre castaña que iba cojeando— hasta llegar a una cafetería. Ingresaron con la mayor cautela posible, en donde la joven tuvo que disimular su dolor y fueron a una barra en donde Rogers dejó a Asrrid con cuidado, sentada en un banquillo.

—¿Estás bien?— le preguntó.

Ella suspiró— Sí...Mejor.

Sam se sentó a su lado izquierdo y el rubio retomó la palabra:

—Trataré de comunicarme con Natasha— Stark lo miró ansiosa— Le diré que estás con nosotros y a salvo— asintió.

—Espero que ella también lo esté— dijo la chica y él se fue.

Sam y Astrid se voltearon para quedar apoyados en la barra. El hombre pidió un té para pasar el rato pero la joven algo distinto.

—Un whisky— pidió con un dedo alzado.

El hombre de la barra se vio confundido.

—Disculpe...— habló dejando su propio idioma— No estamos en el horario de entregar bebidas alcohólicas. Es política del lugar.

Astrid se inclinó en la mesa y lo miró directamente, aunque estuviera con lentes de sol.

—Escucha amigo. Acabo de sobrevivir a la explosión de un auto, la cabeza me va a explotar y me duele una pierna a horrores...Mi día ha sido terrible y necesito algo para aplacar el dolor, porque sino, créame que podría estampar mi puño en su cara.

El austríaco la miró congelado en su posición mientras Sam trataba de no reír.

La suavidad de Astrid podía acabarse cuando no se sentía bien...O necesitaba un trago.

—Eh...— el joven frente a ella pasó saliva— Está bien, traeré algo de la bodega.

Ella asintió— Qué amable, gracias— y se volvió a sentar bien.

Wilson la observó de manera graciosa mientras su té llegaba.

—Lamento que hayas presenciado eso—le dijo la castaña— No suelo ser así, sólo...

—Tranquila, lo entiendo— respondió riendo un poco.

—Gracias— rió también— No quería que nuestra primera conversación fuera así...Y menos en esta situación...Pero es un gusto, Sam— sonrió de lado.

—Igualmente. Aunque sobre ti ya había escuchado mucho— bebió té— Steve no dejaba de hablar de ti.

Aquello hizo que el corazón de la castaña se acelerara un poco y una sonrisa no pudo pasar desapercibida.

—¿Estás bien?— habló Rogers cuando su amiga le contestó.

Sí...Tuve suerte— respondió— Steve, Astrid vino a acompañarme, ¿no sabes algo sobre ella...?

—Está conmigo.

Nat abrió los ojos— Oye, no la presiones ni la arrastres contigo— él suspiró.

—Ella está bien, tuvo un pequeño accidente pero se repondrá.

Natasha maldijo interiormente al ver que el rubio le cambiaba el tema, pero también se alegraba de que la chica estuviera a salvo.

Caminó unos pasos más adelante, alejada del gentío para poder seguir la charla.

Sé lo mucho que Barnes significa para ti, en serio lo sé— le susurró— Así que aléjate, o sólo empeorarás las cosas para todos nosotros, por favor.

—¿O tendrías que arrestarme?

No...— ella negó— Alguien más lo hará si interfieres, así son las reglas ahora.

—Si ya llegó tan lejos Nat, yo debería ser quien lo capture.

¿Por qué?— cuestionó mientras él la observaba desde lejos.

—Es menos probable que yo muera en el intento— respondió.

Ella suspiró y cerró los ojos. La situación la tenía estresada.

Aleja a Astrid de esto, ella aún no ha decidido como va a firmar— dijo la pelirroja.

—La están acechando— aquello sorprendió a la mujer al otro lado de la línea— No voy a obligarla a nada, pero debo alejarla de aquí lo más pronto que pueda— y cortó.

Romanoff miró su teléfono con ka llamada finalizada y bufó.

—Necio.

Steve guardó silencio y volvió a entrar a la cafetería donde sus amigos le esperaban.

—¿Está bien?— la castaña fue la primera en hablar al hombre que llegó a su lado.

—Sí, aunque un tanto molesta— respondió

—¿Te dijo que te alejes?— le preguntó Sam— Tal vez sea mejor.

—Él lo haría por mí— susurró Rogers.

—En el cuarenta y cinco, tal vez— siguió el moreno y eso confundió a Stark— Sólo me aseguro de considerar nuestras opciones. Las personas que te disparan luego suelen dispararme a mí.

—¿Puedo saber de qué están hablando?— murmuró la mujer mirando a ambos.

—Te explicamos luego— respondió el rubio y ella bufó.

En ese momento el camarero llegó a ella con su vaso de whisky.

—Su bebida, señorita.

Ella sonrió—Muchas gracias.

Una vez que lo tuvo en la mano le dio un largo sorbo hacia atrás, casi dejándolo a la mitad. Luego lo dejó en la mesa y se percató que Rogers la miraba.

—¿Qué? Lo necesitaba, me sentía del asco— se encogió de hombros.

Su charla se vio interrumpida cuando una cuarta presencia se unió a ellos.

—Nos llegan avisos desde que el vídeo se hizo público— habló Sharon apoyada en la barra y al lado de Steve—Todos vieron al Soldado del Invierno en su gimnasio.

Astrid volvió a fruncir el ceño, no sabía porqué estaban hablando de Bucky. Ella no era consciente de lo que había sucedido, no se pudo detener a ver las noticias.

—...La mayoría es basura, excepto esto...— arrastró una carpeta hasta Rogers— Mi jefe espera un reporte precisamente ahora, así que es toda la ventaja que tendrás.

—Gracias— respondió Rogers.

—Tienes que apresurarte...Matarlo es la orden— siguió Carter. Ella iba a retirarse pero se detuvo al ver a Astrid— Y deben sacarla a ella de aquí.

La castaña quedó helada— ¿Por qué?—susurró.

—Por que la vieron circulando por la ciudad hoy— Stark se llevó las manos a la cabeza— Las fuerzas armadas están emocionadas por saber que ella está de vuelta...Sáquenla del país cuanto antes.

—Entendido, gracias— volvió a decir Steve y la agente Carter desapareció rápidamente.

Astrid dejó su cabeza en la barra—Esto no puede estar pasando.

—Tranquila, una vez que salgamos del país todo estará bien— le dijo Rogers.

Ella estaba nerviosa. Había estado ocultándose de todo eso por dos años, y ahora volvía a sentirse como una presa siendo perseguida por los arqueros. Y temía que la fueran a capturar.

Con mucha cautela los tres salieron de la cafetería, para caminar hasta un viejo estacionamiento, que se encuentraba solo, únicamente había un vehículo que pertenecía a los hombres.

Cuando llegaron Astrid se apoyó en él para descansar su pierna y recuperar respiración.

—¿Cómo sigue tu pierna?— le preguntó el rubio.

—Creo que mejor...— susurró.

Steve abrió una puerta del auto de donde sacó un botiquín de primeros auxilios para poder ayudar a la joven a curar las heridas de su rostro.

—Tranquilo, puedo hacerlo sola— le dijo con media sonrisa tomando la caja.

Ella la abrió, tomó el alcohol junto a un algodón para curar sus rasguños.

—Bien— habló ella pasándose un algodón— ¿Ya me van a decir que sucede?

Los hombres se miraron por unos segundos y Rogers fue el que se decidió a dar la explicación.

Él se quitó los lentes— Esta situación se tornó mucho más nuestra de lo que pensamos.

—¿Por qué?— cuestionó ella.

—El accidente...La bomba en el edificio...Están culpando a Bucky por eso.

Ella abrió los ojos como platos y tragó saliva.

—¿Él lo hizo?— preguntó atónita.

Negó con la cabeza—No lo creo. Al parecer hay una evidencia en vídeo, pero sabemos que se ha mantenido oculto y alejado. No saldría a hacer una cosas como esta.

—Pareces muy seguro...— le dijo ella.

—Lo estoy— afirmó— Por eso es que iremos por él.

—¿Cómo dices?— cuestionó la chica acercándose.

—Sabemos donde está, nos aseguraremos que no haya sido él y así estará a salvo.

Luego de esas palabras Steve se volteó junto con Sam, parecían estar planeando algunas cosas para el viaje.

—Espera...— los interrumpió ella— ¿Hablas de...Ir...A una misión? ¿Es como una misión?

El rubio se volteó— Sí, exactamente.

La castaña se tensó en su lugar y tragó saliva un poco nerviosa.

—Pero...Es que...Yo— rascó su nuca— No he estado en algo así desde hace dos años. Me he estado ocultando y tal vez aquello cause que la gente note más mi presencia y...— suspiró— Lo siento, es sólo pánico.

Rogers sonrió de lado y caminó a la parte trasera del auto, la chica lo siguió para poder continuar su charla.

—No voy a obligarte a nada— le dijo suavemente— Sé que te pone nerviosa este asunto. Pero...— suspiró —No puedo negar lo mucho que te necesitamos.

Astrid agachó la mirada y meditó en sus opciones. Quería ayudar, pero aquello la asustaba.

Steve no dijo otra palabra después de eso, sólo se dedicó a abrir la cajuela del auto dejando ver a la chica el interior de esta.

Y cuando lo hizo ella sonrió.

Dentro del maletero estaban los trajes del Capitán, de Sam...Y el de Astrid.

—Espera— soltó una corta risa— ¿Se lo robaste a mi hermano?— cuestionó haciendo referencia al suyo. Él se encogió de hombros.

—Sí— respondió con normalidad y luego la miró a los ojos— Podría hacer muchas cosas por ti.

La última frase dejó a la joven estática en su lugar mientras veía la figura del rubio caminar lejos de ella.

Y aquello la hizo pensar, cuestionarse a sí misma y a la vida que estuvo llevando todo ese tiempo. Debía tomar una decisión, no podía quedarse de brazos cruzados.

—Steve, espera— la castaña lo detuvo mientras caminaba hacia él— Yo...Lo lamento— Rogers se volteó— Es sólo que el hecho de volver ser expuesta me pone nerviosa y...

—Oye, no te preocupes, yo te entiendo— le susurró él con suavidad.

Astrid dejó salir el aire de sus pulmones y alzó su vista, justo a los ojos azules del hombre.

—Voy a ir...Te ayudaré, en serio— él asintió— Algo está pasando en toda esta situación y tampoco quiero que tu amigo sea inculpado...Así que te ayudaré— suspiró— Yo también puedo hacer muchas cosas por ti.

Y sin más ella se volteó dejando al rubio con la boca semi abierta. Tal y como le había sucedido a Stark, él se había quedado sin palabras.

Una corta sonrisa apareció en sus labios antes de girarse y encontrarse con Sam, el cual lo miraba sonriente y moviendo la cabeza de manera afirmativa.

Steve suspiró — Hora de irnos.

Gracias a la ayuda de Astrid y sus contactos pudieron conseguir un rápido y secreto vuelo hasta Rumania, específicamente a la ciudad de Bucarest, ya que allí era donde los hombres suponían que estaba Barnes. Así que debían intentarlo.

Cuando llegaron se dividieron para poder comenzar la misión. Sam con Stark y el Primer Vengador fue solo para poder ingresar con más cautela a un hotel donde se suponía que estaría el soldado.

Cuando Astrid volvió a enfundarse en el traje gris que su hermano le había hecho sintió como si una electricidad la recorriera. Se sentía bien, era algo que extrañó, aunque quisiera negarlo.

—Se está tardando— murmuró la joven caminando de un lado a otro y mordiéndose las uñas.

Steve ya había ido en busca de Bucky, pero se tardaba, al parecer aún no lo encontraba.

—Tranquila, sabe lo que hace— respondió Sam poniéndose de pie, ya que estaba en cuclillas observando por unos binoculares.

Ambos se encontraban en el techo de un edificio alterno, esperando cualquier indicación y preparados para la pronta extracción, en caso de ser necesaria.

Pero en ese momento algo captó la atención de la castaña.

—Ay no...— palmeó el hombro de Wilson—Mira allá...Tenemos problemas.

El hombre contuvo la respiración antes de hablar por el comunicador:

—Atención Cap. Fuerzas especiales alemanas se aproximan por el sur.

Entendido— murmuró el aludido.

—¿Crees que debamos ir?— cuestionó la chica a su compañero.

Sam negó—Dale tiempo, funcionará.

Luego comenzaron a oír murmullos por los audífonos. Al parecer lo había encontrado.

—Fijaron el perímetro— le informó Falcon al rubio.

Astrid estaba muy nerviosa, la policía se acercaba y ellos no hacían nada.

—Están entrando al edificio— informó ahora la castaña con urgencia.

Ella volvió a caminar de un lado a otro mientras los nervios la comían por dentro.

La situación se estaba tornando muy delicada.

—No, no, no— murmuró Sam echándose para atrás y tirando a la chica del brazo para hacer lo mismo— Están en el techo, estamos vulnerables.

—Debemos hacer algo— susurró la chica desde su escondite junto a Wilson.

—No podemos, al menos aún no. Si vamos quedaremos expuestos mucho antes ¿no quieres eso verdad?

Ella sólo guardó silencio ante las palabras del hombre.

—Cinco segundos— volvió a decir Sam a su amigo— Tres segundos.

—Allá van, allá van, allá van— se apresuró Stark cuando vio que entraban al lugar.

La pelea comenzó entre el Capitán y su amigo; y las fuerzas policiales que iban en busca de Barnes para capturarle.

Gracias a la ayuda de Red Wing pudieron ver mucho mejor lo que sucedía en aquella habitación del hotel, y como ambos hombres se estaban defendiendo.

Astrid volvió a golpear el hombro de Wilson, indicándole hacia abajo con su dedo.

—Mira allá— más policías comenzaban a hacer ingreso al edificio— Son nuestros.

Asintieron al mismo tiempo y se dispusieron a saltar del edificio. Sam con sus alas y Stark con la ayuda de el viento que sus manos creaban. Cosa que había logrado perfeccionar en su tiempo lejos.

Aterrizaron en el suelo y comenzaron a detener a los uniformados. Otra pelea se formó allí.

Astrid se sintió muy bien al volver a pelear de esa manera. Una lanza de hielo había en cada una de sus manos, con las cuales podía pelear contra los policías que trataban de someterla. Y con ayuda de ráfagas de viento lograba desviar las balas.

Ambos comenzaron a subir las escaleras tratando de encontrar a los dos hombres, pero al parecer fue tarde. Sólo se encontraron con muchos policías tirados en el suelo, inconscientes.

—Steve, ¿dónde están?— cuestionó Sam.

Bucky saltó del edificio y creo que tenemos un invitado— ellos fruncieron el ceño ante eso último.

—Al techo— dijo la castaña y eso hicieron.

Corrieron por las escaleras hasta llegar al techo del edificio. Por suerte no eran muchos los escalones que los separaban de ahí.

Cuando llegaron pudieron ver lo que estaba sucediendo y a lo que Steve se refería.

Un hombre, de traje color negro, que parecía un gato estaba luchando contra Bucky en el edificio continuo.

—¿Y ese sujeto de donde salió?— habló Falcon.

—Lo voy a averiguar...— murmuró Rogers antes de tomar impulso y saltar al edificio donde estaba Barnes y el otro sujeto.

Luego vieron como dos helicópteros de las Fuerzas Armadas se elevaban y comenzaban a disparar hacia los tres hombres que luchaban.

Sam y Astrid se miraron.

—Elige el tuyo— le dijo ella.

Sin decir más ambos tomaron impulso y volvieron a saltar del techo. Wilson voló y con sus pies empujó uno de los helicópteros y Stark se puso debajo del otro para impulsarlo hacia arriba y luego hacerlo volar lejos de allí.

Cuando el trabajo estuvo hecho ambos se miraron en el aire y se dieron cuenta que Steve y los otros dos no estaban, así que se dispusieron a seguirles.

Pero la castaña se mantuvo levitando por unos segundos, ya que a lo lejos vio algo que llamó mucho su atención:

Una sombra.

El mismo tipo de sombra que había visto horas atrás y que la había atacado. Aquello le causó escalofríos.

—¡Stark!— le llamó Sam en señal de que debían irse. Ella trató de olvidar aquello y siguió a su compañero.

Los otros tres hombres se habían dirigido a una autopista subterránea, lo cual les dificultaba las cosas.

Cuando llegaron trataron de buscarlos, aunque ellos ya iban más adelante. Astrid le tomó ventaja a Sam y logró divisar a Steve a lo lejos, que se encontraba persiguiendo al personaje de traje negro, mientras un auto policial le pisaba los talones.

Rogers parecía no poder alcanzar al hombre así que Astrid se puso delante del vehículo que lo seguía y puso sus manos para detenerlo con una roca, lo cual logró.

Cuando el Capitán notó su presencia y lo que había hecho se volteó.

—¿Necesitas transporte?— le dijo con media sonrisa. 

Luego ambos subieron al vehículo— obviamente después de haber sacado al conductor de ahí— y emprendieron un trayecto a mayor velocidad. Steve conducía y la chica iba a su lado.

Llegó un momento que pudieron sacarle ventaja a la figura negra y se empezaron a acercar a Bucky, el cuál se encontraba conduciendo una motocicleta.

Pero aquella esperanza se vio interrumpida cuando sintieron ruidos en el techo del auto. O mas bien, pisadas.

Stark miró por el retrovisor y se dio cuenta que el gato estaba sobre ellos.

Ella puso los ojos en blanco—¿Es broma?— miró a Rogers— Ya vuelvo...— murmuró molesta.

—¿Qué vas a hacer?

—Mejor no preguntes— le respondió al rubio antes de bajar del vidrio del vehículo y a través de él salir del auto. Con el impulso de sus piernas y fuerza de sus brazos logró subirse al techo con un ágil movimiento, y así quedar frente a frente con el nuevo personaje. Gracias a la ayuda del hielo en sus pies, pudo aferrarse mejor.

La figura se mantuvo estática un momento mientras la observaba.

—Hola amigo— le dijo ella— Lo siento, pero te tocó la parte fea, deberás enfrentarte a mí.

Él no esperó otro comentario de su parte y se abalanzó sobre la chica para sacarla de su camino mientras ella se defendía. Rogers, por su parte, trataba de mantener el vehículo estable.

Cuando luchaban Astrid se dio cuenta de que el hombre poseía un traje con garras, por lo que tuvo que tener más cuidado. 

Alzó su codo y con el lo golpeó, luego pateó sus costillas, pero fue difícil causar mucho daño debido a la firmeza que tenía el traje de aquel hombre.

Finalmente terminó peleando con sus puños hechos fuego y eso causaba más daño. Pero esa batalla no pudo durar más, ya que llegó un momento en que Bucky lanzó un dispositivo a una columna vertical del subterráneo y este hizo explosión causando que Astrid y su contrincante saltaran a través de las rocas que caían y terminaran en el piso.

Cuando el hombre de traje negro se puso de pie inmediatamente se lanzó contra Bucky dañando la rueda de su motocicleta, lo cual los hizo caer a ambos. Pero Steve rápidamente llegó a separarlos lanzando al nuevo lejos de su amigo.

Ambos quedaron de pie mirándose fijamente en tanto Barnes se reincorporaba al lado del Capitán.

Pero todo aquello dio un giro inesperado.

De repente muchos vehículos aparecieron rodeándoles por completo, y de ellos bajaron hombres armados que no dudaron en empezar a apuntarles.

Steve maldijo en su interior y se mantuvo rígido a un lado de su amigo, sin posibilidad de moverse.

En eso sintieron como algo aterrizaba frente a ellos, y ese algo era Rhodes, con la armadura de Máquina de Guerra.

Cuando Rhodes se reincorporó les apuntó— Manos arriba.

Inmediatamente ellos obedecieron y hombres se acercaron a ellos.

Las miradas inmediatamente se fueron hacia el hombre de traje negro, el cual retuvo sus garras y se quitó el casco que llevaba dejando ver al personaje dentro.

Todos se sorprendieron al ver quién era.

—Alteza...— dijo Rhodey hacia él.

Era el mismísimo príncipe T'challa.

Todos comenzaron a ser arrestados e inmovilizados por las fuerzas policiales.

—Felicidades chicos...Son criminales.

Al oír el chicos, Steve trató de voltearse y buscar a Astrid con la mirada. Pero cuando la encontró sintió un dolor inmenso.

La castaña se encontraba rodeada por al menos veinte hombres armados apuntándole, mientras estos le gritaban que alzara las manos y no se moviera.

El corazón de Stark fue a mil por hora, sudaba y retenía las ganas de gritar.

Lo peor de todo era que la habían reconocido.

Los hombres sabían quién era ella, y por eso estaban siendo tan agresivos. Se sentían orgullosos porque ellos habían capturado al fenómeno de Astrid Stark.

Y como si nada pudiera ir peor, un sonido en el cielo captó sus atenciones, y era un helicóptero periodístico que estaba grabando todo lo sucedido, pero por sobre todo a la chica.

Ella apartó su mirada del cielo y la bajó, y allí se encontró con Steve que la miraba preocupado, mientras estaba siendo arrestado por la policía.

—No...— susurró ella observando a los hombres frente a ella— No puede ser.

Debido a la insistencia y la agresividad ella obedeció las órdenes. Su traje se apagó, levantó sus manos para ponerlas detrás de su cabeza y se arrodilló en el piso.

Los hombres procedieron a tomarla, esposarla y llevársela de ahí mientras los civiles, las Fuerzas Armadas y sus amigos la observaban.

Todo su esfuerzo por mantenerse lejos se había acabado.

Astrid había sido expuesta.

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crackship por justparker_
















first of all, ay que me dio pena poner a T'challa )))))))))):

pero bueno ):

AQUI ESTOYYY, ya volví con nuevo capítulo uwu

perdón la demora, es que volví a clases y he tenido muy poco tiempo, ay

anyway, ya estamos acá ¿qué les pareció?

pobre bb Astrid, me dan ganas de darle un abracito ):

estoy muy emocionada por seguir y llegar a la parte que tanto deseo AAAH, let's do thiss!!

25 votos para nuevo capítulo.

no se lo van a querer perder uwu

see ya!

nat







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