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𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨

Guerreros y soldados.
Parte dos.

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Estaba sentada frente a la fogata, calentando mis manos de la fría noche, delante de todos; quienes yacían sentados en un círculo, esperando el plato de comida que al comandante Hange estaba preparando para nosotros. Aún lado de mi, estaba la carretilla donde yacía Levi sentado. Tapado del frío, cubierto de vendajes mientras miraba a la nada. Era extraño para él, como para todos, el estar rodeado de nuestros enemigos. Veía como miraba al capitán superior Magath. Lo examinaba de pies a cabeza con un rostro de desconfianza, la malicia que recorría sus profundos y grisáceos ojos. Era inevitable para ese capitán no sentirse abrumado por la presencia de esas personas a las que ha intentado matar sin fin, desde que se supo de su existencia. Cabizbaja observe mis zapatos, mientras que mi suelto cabello tapaba mi rostro. Estaba cansada, de seguro como todos aquí, pero era difícil cerrar los ojos y dormir, dormir creyendo que nada está pasando allá afuera, cuando es así. Los pies de esos grandes colosales pronto estarían aplastando mis tierras, de seguro tantas personas entrarían en pánico, pero lo que más me atemorizaba era que, quizás no podría llegar a tiempo para salvar la vida de mi padre. Pensarlo me estresaba, pero imaginarlo me hacía querer volar para llegar a tiempo, sabiendo que quizás no sea así.

-Deja de pensar.-alce la mirada, observando a Levi, quien me miró fijamente.

-¿Eres capaz de matar a Eren?-preguntaba Annie, observando a Mikasa, mientras que los demás les rodeaban en un círculo, había tensión.

-Es inevitable.-musité, mirándolo, pero aún lado de él, se podía ver aquel peluche deshilado y sucio, pero aún parecía intacto. Levi me miró, pero es que yo estaba sorprendida.

-Es el peluche de Noah.-esclareció él, mientras le observaba, parecía querer recordar algo; pero era inevitable descifrar sus expresiones con todas esas vendas cubriéndole el rostro.-Creí que moriría ese día, lo curioso es que sostuve este peluche, incluso sintiendo que daba mi último suspiro; no lo solté.-contaba, mirándome a los ojos.-Diré algo que jamás he dicho, pero estimo a tu hijo.-dijo, como si eso le avergonzara, pero era una de las pocas veces que el capitán dejaba sobresalir sus sentimientos.

-Así son las cosas, ¿no es así Mikasa? Después de todo, nunca has pensando en algo más importante que Eren.-articulaba Annie a la distancia, dirigiéndose a Mikasa quien se veía en un método de defensa contra Annie.

-¿En otras palabras estás diciendo que debes matarme?-aún lado del capitán Levi, veía cómo Mikasa sacó sus hojas, mientras que Annie tan solo esclareció dejar ver su anillo con aquel aguijón.

-Lo agradezco, capitán.-dije, estaba sumamente agradecida, intentando de evadir lo que sucedía alrededor de nosotros y como Magath y Hange interrumpían a las chicas.-Estoy segura que él se sentirá igual con el pasar de los años.-indique, observando el peluche que el capitán sostenía.

-Siempre fuiste una niña muy respetuosa. Fuerte, valiente e ingeniosa. Ahora que te veo crecer y siendo una mujer, no hay duda de que eres una gran madre.-era extraño, pero conformador ver como él intentaba de sonreír, el capitán Levi había perdido más que nosotros y aún así, estaba aquí.-Es un cargo puro, porque siempre habrá una parte del día donde necesitemos a una madre. Lo entiendes, ¿no es así?-me preguntó, sentido.

-Creo que muchos lo entendemos.-respondí, sabiendo sin duda que él también tenía en su vida la ausencia de su querida madre.

-¡Yo también se como te sientes! Tengo una razón para querer detener a Eren. Mi padre aún sigue en Marley, ¡por eso quiero ayudarlos!-decía Annie, observando a Mikasa.

-Es un vacío de su ausencia que jamás se olvida. Incluso aunque pasen los años, sigue ahí.-detallaba, observando el peluche.-Es por eso que te pediré, que nunca dejes de ser la madre que Noah necesita. Aquí, ahora o después.-indicó, alzando su mirada para observarme.

-Hablas como si no fueras a estar ahí para verlo.-interferí, desconcertada.-Estoy segura que vas a llegar hasta al final, y después del final, estarás ahí, capitán.-hablaba desde el fondo de mi corazón, conociendo la fuerza extravagante de ese hombre, porque después de casi ver la muerte; aún estaba aquí sonriendo.-De todas maneras me iré en unos años, ¿es mucho pedir que te encargues de él?-le pregunté, viendo como él pareció quedarse afligido a esas palabras.

-Sería un honor encargarme de ese mocoso.-podía jurarlo y perder mi cabeza si no era cierto, los vendajes en el área de su boca se estiraron, como si él sonriera, lo supe porque escuche un quejido de su parte ante el intento, pero estaba agradecida.-¿No quieres unirte?-él se dirigió a donde estaban los demás, pero negué.

-Jean y Magath tuvieron un debate sobre la justicia, continuando con que Annie y Mikasa casi se van a los golpes, solo porque Annie indicó que debíamos estar preparados para matar a Eren. Creo que mejor me quedo aquí.-indique, viendo como Levi asentía, mirándome.

-Fue estresante. Parecen cucarachas siendo pisadas cada vez que hablan. No soporto a nadie.-expresó, acostándose en la carretilla, como si fuera a dormir, a lo que sonreí.

-Yelena también es un pedazo de mierda de Marley.-escuché provenir de los chicos, a lo que observe cómo Yelena se mantenía cabizbaja ante aquel comentario.

-Investigue todo sobre tu pasado y me sorprendí. Desde que me atrapaste completamente en Liberio cambiaste tus genéricos y cotidianos orígenes Marleyanos a un país anexado por Marley.-observaba al titán carreta, ese donde mi hermana era portadora, hablándole a Yelena, quien le daba la espalda.-Desde que conociste a Zeke, decepcionada con Marley, inventaste una historia. Es decir, una historia milagrosa para de salvar al mundo con un príncipe. Cubriendo la verdad sobre ti, intentaste esculpirte en la historia. Admiro profundamente tu avaricia.-expresaba Pieck.

-Hah... -alce la mirada para dirigirme a donde yacía Yelena sentada, esta tranquilamente comiendo su plato.-Es casi como si dijeras que son diferente a mí. ¿Que es exactamente diferente entre ustedes y yo?-se preguntó ella en el aire, observándonos a todos, no entendía el punto de conversación, estaba ajena de lo que hablaban, pero preste atención para poder entender su punto.-Salvar al mundo... ¿Hay alguna dulce palabra que cautive a la gente más que esa?-volvió a preguntarse, pero nadie contestó, solo la escuchábamos.-Entregarse a esa noble emoción de salvar cientos de millones de vidas; lavar todos los males hasta ahora por su garganta. Así es como se ven para mí en este momento. Hagamos un pequeño viaje por el carril de la memoria. ¿De acuerdo?-ella dirigió su mirada a Reiner, este quien la miró detenidamente, sabiendo que sería capaz de destronar por completo la armonía que yacía aquí.-Reiner Braun. Al abrir un agujero en el muro, ¿cuántos eldianos crees que fueron devorados por titanes puros? Deslizándote en los muros, compartiendo alegrías y penas con tus "compañeros" aquí. Traicionando, matándose unos a otros, y ahora finges ser un compañero leal de nuevo.-artículo, tan seriamente que ocasionó incomodidad ante lo que decía, pero Reiner aún así, la escuchaba, pero ella cambió su mirada, a la otra rubia de cabello suelto con una expresión mucho más seria y firme.-Annie Leonhart; parece que también mataste una horrible cantidad de soldados, eventualmente pisoteaste a los residentes de Stohess en grandes números.-detalló, para ver qué Annie no se inmutó en contestarle, pero pude ver como Yelena fijo sus ojos en mi.

-No estoy para ti hoy.-indique, queriendo evitar algún tipo de confrontación, no por miedo a lo que tenga que decir, yo sabía quien era y lo que había hecho, nadie tenía que recordármelo.

-Amaya Finger.-pronunció mi nombre, con ese tono de burla que hizo que la mirara tan detenidamente, que mi visualización penetraba la suya.-Mataste a soldados cuando entraste aquí, pero la diferencia entre Reiner y Annie, es que tú mentira se expandió más que una plaga.-me acusó, creando un gran silencio de mi parte.-Te felicito. Supiste fingir como nadie más, pero, ¿a donde te llevo eso?-me preguntó, conocía mi historia, mi debilidad.-Estás parada con las mismas personas a las que le viste la cara por tres años. Tus manos al igual que las de tus compañeros tienen sangre, si, claro que si; pero la sangre qué hay en tus manos es peor que la de cualquiera. Quisiste ser la héroe, pero terminaste revolcando a todos en el matadero. Llevando a tu hijo a él.-impulsivamente me levante, derramando la comida que Hange me había preparado, y Yelena tan solo se quedó sentada, observándome, pero la mano de Levi apretó con fuerza mi brazo, así que tan solo la miré.

-No menciones a Noah.-pidió Hange, observando a Yelena con seriedad, estaba sin duda incómoda por la última mención de Yelena.-Hay límites que no se deben cruzar, pero una persona como tú que ha vivido arrastrándose por otro, no puede entender eso.-musitó, creando que a Yelena se le pasmara la sonrisa.

-Si. Creo que es suficiente, Yelena.-indicó Armin, mirándola detenidamente, pero después de todo lo que hemos hecho hacia ella, no creo que guardara silencio.

-Armin. Tú, normalmente una persona sensata, destruíste tan ruidosamente el puerto militar. Usando el poder que robaste de Bertholdt Hoover. Incluyendo los civiles, ¿Que tan alta es la montaña de cadáveres que levantaste junto con tus ganancias militares?.-Armin le miró fijamente, en silencio y sin respuesta a las palabras tan frías de esa mujer.-Que conste con no sé nada de su valor en Liberio, magníficamente aniquilaron a los soldados de Marley que los superaban en número y tiñeron a Liberio del color de la sangre.-musitó, con una voz sumamente pasiva y neutral, como si no nos diera el veneno de una víbora.-Especialmente Jean. Para derrotar al titán carreta, apúntaste a Falco y disparaste con valentía tu lanza trueno. Porque la lanza apenas falló, es que Falco está aquí.-Jean miraba a Yelena, ante su mención, mientras que Falco tan solo estaba sentado aún lados de Gaby, comiendo e ignorando sabiamente a la mujer.-Luego, Sasha recibió un disparo por esta niña. Yo también estaba triste, Sasha era tan buena chica, pero de seguro no se compara con la tristeza y odio que deben sentir aquellos que convivieron con ella como familia desde que eran reclutas, incluso los que le vieron la cara.-espabiló, dirigiéndose a mi, Reiner y Annie, pero nosotros solo la escuchábamos.-Está delicioso, Hange. ¿Podría repetir?-Yelena observó a Hange, esperando una comprobación.

-Claro, todavía hay mucho.-asintió Hange, recibiendo el plato de aquella mujer para servirle más de su comida.

-Vaya... -Jean dio un suspiro alargado, abriendo la botella que tenía entre sus manos, para beber de esta.-Gracias, Yelena. Nos estás ayudando a sacar la mala voluntad del otro y a controlar nuestras mentes, ¿Verdad?-le preguntó este, mientras que la observó.-Incluso aunque tu sueño caprichoso, el que tanto querías hacer realidad que hasta volaste los sesos de tus preciosos compañeros terminó sin sentido y estabas lista para morir, que interesante.-Yelena le miraba inexpresiva, se había ofendido por tal comentario.-Lo siento por la molestia. ¡Ah! -Jean sin suma importancia, volvió absorber de la botella, mientras que yo observaba cómo Yelena sonreía de lado, venía una bomba.

-Lo olvidé... ¿Cuál era el nombre de tu amigo cercano que me dijiste antes? Eso es... Era Marco.-mi rostro se tenso, incluso perdí expresión, una seriedad me consumió ante ver como Jean bajo la botella, y la miró desconcertado.-Si no me equivoco... Me dijiste que Annie estuvo involucrada en su muerte, incluso Amaya... ¿Verdad?-por un momento, Annie y yo cruzamos miradas, estábamos tensas; no quería recordar, no quería.-¿Ya escuchaste al menos la verdad de parte de Annie? La verdad sobre la muerte de Marco.-preguntó, pero Jean estaba en silencio, había tocado una herida que aún él no había cerrado.

-Tome el equipo de maniobras tridimensionales de Marco, por eso fue devorado.-de una manera fría, Annie llegó al grano, esclareciendo la situación.

-Annie sólo obedeció mi orden.-miré rápidamente a Reiner, y como se dirigió al tema, mientras me miró a mi, y a Annie.-Marco escuchó una conversación entre Berthold y yo, una la cual debía mantenerse en secreto. Temía que se descubrieran nuestras verdaderas formas, pensé que si Marco era asesinado por un titán, se silenciaría bien.-contaba, mientras que las imágenes empezaban a perturbarme, nuevamente.-Yo arroje a Marco a un techo desde el aire, y mientras lo sostenía para que no pudiera moverse. Amaya llegó, y ella... Jean, Amaya intentó de salvar a Marco, como ninguno de nosotros quiso, ella no se reprimió a mis órdenes así que grito lo más que pudo, pero obligue a que Berthold la sostuviera, casi rompíamos sus brazos. Luego por mis órdenes, Annie le quitó el equipo de maniobras tridimensionales. No pudo moverse desde la esquina, y fue devorado por un titán que estaba detrás de él. Mientras que observamos y escuchábamos a Amaya gritar, aún intentando de pedir ayuda.-mis ojos se humedecieron en cuanto Jean me miró, con un rostro de agradecimiento pero dolor a la vez, a diferencia de cómo Reiner le miraba, lleno de vergüenza y dolor.

-Marco... -el hilo de suspiro que soltó Jean, fue quebrantable, aún asimilaba la muerte de Sasha, recordar esto, era difícil.-¿Cuáles fueron sus últimas palabras?-miró a Reiner detenidamente, pero aquel aún estaba procesando lo que había confesado.

-Él dijo, "aún no podemos hablar.-musitó Reiner, mientras que me tense, creía haber olvidado esas últimas palabras de Marco, pero no es así, no lo hice.

-¡Si! ¡Es cierto! Aún no hemos podido hablar apropiadamente.-Jean, aturdido se alteraba, sin ni siquiera darse cuenta que lo hacía.-¿No es por eso que nos hemos estado matando los unos a los otros y así hasta que alguien muera? Si tan solo hubiésemos hablado bien desde el principio, esta matanza... -se quedó en silencio, mientras que se había dirigido a todos nosotros.

-Es muy tarde para empezar ahora. Incluso personas como nosotros que se han tratado de matar los unos a los otros sin piedad, pero al menos, ahora estamos intercambiando palabras sin matarnos.-musito Hange, y sus palabras no eran mentiras, todos estábamos aquí, comiendo juntos.-¿Quién imaginaria que eso fuera posible? ¿Qué comeríamos juntos frente a la misma hoguera?-se preguntaba, esperando que alguno de nosotros respondiera, pero no fue así.

-Cuando miraba a Marco ser devorado, yo me dije a mi mismo "¿porque ese titán se está comiendo a Marco"? Mientras que Amaya, solo continuaba gritando y llorando. Parecía que había enloquecido, al igual que yo.-miré a Reiner, quien nuevamente abría el tema de conversación anterior, afligido a la tristeza que sentía.-Luego, me deje llevar por la rabia y mate a ese titán, mientras decía "tú le hiciste esto a Marco".-sentía que eso estrujaba mi corazón, podía recordar, podía recordar como Reiner gritaba de rabia.

-Te volviste loco porque te sentías culpable. ¿Cierto?-Jean miró a Reiner, preguntándole lo que todos ya sabíamos, al final, si habíamos enloquecido.

-No me perdones. Realmente no lo merezco, pero es algo que debo decir... -musitó Reiner, observando cabizbajo a Jean, mientras que Jean negaba rápidamente.

-Ya basta.-le pidió Jean, intentando de olvidar el tema, pero Reiner levantó la mirada, y le observó más fijo que nunca.

-Jean. Lo siento... -abrí mis ojos grandemente en cuanto observe cómo Jean se le fue encima a Reiner, golpeándolo de una manera brusca y brutal.

-¡Jean!-grite fuertemente, levantándome del suelo, sabiendo que podían golpear a uno de los niños, pero lo había hecho, pateo a Gaby quien era obvia en defender a su pariente.-¡Basta!-le pedí, mientras que Annie intentaba de sacárselo de encima.-¡Todos lo sentimos, no podemos devolverte a Marco, pero al final, nos damos cuenta que nos afectó a todos!-le decía, pero él despedazó la nariz de Reiner, dejándola echa sangre, mientras que continuaba apretando su camisa.-Marco no quería que fueras así... solo se olvidan los que murieron, y Marco aún vive en tu corazón... -susurré y en ese instante el cuerpo de Jean se tenso, soltando el cuerpo de Reiner, mientras que Annie lo recorría.-Jean, basta.-le pedí, mientras que miró como Gaby en el suelo, dirigía su mano al estómago, la había pateado inconscientemente.

-Nosotros... deseábamos que todos los de la Isla de Paradis estuvieran muertos.-expresó Gaby con dificultad, mirando a Jean, mientras que Falco la socorría.-Y ahora, mi papá, mi mamá, y toda la gente de Liberio terminarán muriendo. Lo siento, porque sé que esto es muy imprudente de mi parte, pero, necesitamos su ayuda. ¡Por favor préstenos sus fuerzas!-la miré sorprendida, quede aturdida viéndola en ese desespero, para lo impulsiva que solía ser... -¡Por favor, ayúdenos a detener el retumbar! ¡Por favor!-continuaba pidiendo, pero Jean delante de ella tan solo se dio la vuelta, llevando sus manos a la cabeza y yéndose desesperado.

-¡¿A donde vas Jean?!-Connie, abrumado por la situación, miró como Jean nos dio la espalda y tan solo se metió al bosque.

-¡Jean! ¿No quieres un segundo plato?-pregunto Hange, y yo solo observe cómo Mikasa levantó su plato, para que esta le sirviera más ante la negación de Jean.

-Son muy ruidosos.-observe al capitán Levi, quien se removió de su carreta, mientras que yo tan solo baje la mirada, sintiendo un tacto delicado en mi brazo.

-Tranquila.-le pedí a Mikasa, quien pareció llevar su cabeza a mi hombro en cuanto me baje para quedar sentada a su lado.-Lo resolveremos. Lo prometo.-musité, a lo que ella asintió, sus ojos estaban humedecidos.

-No quiero que Eren muera... -susurro, y yo tan solo me quede mirando a la nada, sintiendo como alguien más se sentaba en mi otro extremo.-No puedo vivir sin... él.-la fogata le alumbraba, nadie más le escuchaba que no fuera yo y Armin, quien se había sentado a mi lado, y mientras que Mikasa se quedó con su cabeza en mi hombro, yo dirigí mi cabeza al hombro de Armin, para así entrelazar mis manos con las de ellos; se sentía como ese día en la montaña, donde tenía frío, pero faltaba alguien, alguien faltaba para este abrazo acogedor:

-Lo resolveremos.-repitió Armin, besando mi cabeza, mientras que él se inclinó para observar a Mikasa.-Se que lo haremos. Siempre lo hacemos.-le sonrió, pero ella afligida a sus sentimientos, se quedó cabizbaja, mientras que sus azulados ojos me miraron, para nuevamente acomodarme en su hombro y observar cómo Hange y Magath nos observaban a todos, sentados y tranquilos, todos esos niños que vieron crecer, estaban aquí, Soldados o Guerreros, éramos uno.

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Próximo capítulo: Directo a la guerra.
Los chicos se dirigen al puerto, con la esperanza de escapar a Marley para detener el retumbar, pero eso les tomará un gran riesgo, e incluso, vidas.

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