𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐜𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨.
La puesta del sol.
Ocho meses después
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Abotone aquella camisa manga larga blanca, mientras la metía adentro de la falda cremosa que tapaba hasta debajo de mis rodillas. Dejaba mi largo y lacio cabello suelto, acomodándome una división en el medio de los flequillos, los cuales metí atrás de mis orejas. Mirándome en el espejo, veía mis ojos, y como las ojeras habían descansado y casi desvanecido con el paso de las noches que ahora me abrazan ante una paz que desconocía. Me aislé del espejo, para observar las cajas que yacían alrededor de esta habitación tan amplía y espaciosa. Solo había un gran silencio que me relajaba los músculos, pero era el comienzo de un nuevo día. Vagamente moví algunas cajas, dejándolas organizadas en una esquina. Entre las cajas abiertas, observe detenidamente el interior de una de ellas, donde parecía quedar un vacío de papeles alrededor, pero supe distinguir entre ellas tres parles arrugados. Coloqué la caja en el suelo, para adentrar mi mano y recogerlas. Creí por algún motivo haberlas perdido, pero, aquí estaban. Podía recordar y reconocer de cuál era cada una. Sin duda, marcaban las palabras talladas desde el corazón de tres de los hombres más importantes en toda mi vida. Cada uno me marcó de una manera diferente, cada uno tenía un lugar en mi corazón, con un significado e único sentimiento. De aquella carta algo en el suelo se cayó, algo que resonó cuando hizo contacto con la madera. Curiosa pude observar que se había caído del interior de la doblada carta de ese joven de verdosos azulados, el cual pensarlo, me achicaba el corazón.
Me quede parada frente a la caja, observando desde el suelo ese reluciente anillo. Estaba a un paso de recogerlo, pero mi temblorosa mano me lo impidió. No sabía cómo ese anillo había llegado ahí, solo se que, ahí estaba. Me acerqué y lo tomé, sintiéndolo. Era real. Mire a la habitación, como si creyera que alguien me jugaba un tipo de broma, pero no era así. La última vez que vi este anillo, Eren Jeager lo tenía. Aunque me pertenecía, parecía tener un gran significado para él, y ahora, nuevamente estaba aquí, junto a mi. Respire hondo, y lo coloqué encima de mi gavetero, ni siquiera podía asimilar que estuviera ahí, simplemente, sonreí porque era así. Moví las cajas. Se que ya habría tiempo para recogerlas, para terminar de organizar todo en esta nueva cosa donde albergaría una gran vida. Organice la cama, incluso las sábanas, dejaba las almohadas en su lugar. No teníamos mucho, pero nos conformábamos, luego de haber perdido el ochenta por ciento de la población, nos ha quedado acoplarnos a este nuevo comienzo en el que aún, el pasado nos recorre, pero no tan intenso como al principio. Salí de mi habitación, pasando por aquel pasillo para bajar los escalones de la casa, pero parecí escuchar algún ruido, hasta que me asome y observe en mi nueva sala de estar, como aquel hombre organizaba los cojines de los sofás. Me quede recostada de la baranda, mi padre no se percataba que le observaba. Él había mejorado mucho de salud, se veía más vivo que nunca.
-¿Papá?-le llame, llamando su atención, viendo como se giró rápidamente ante mi llamado, para verme sorprendido.-¿Qué haces aquí?-le pregunté, ajena ante saber que había llegado.
-Oh, linda... solo quería asegurarme que todo estuviera en orden, y que no necesitaran nada.-indicó, observando la casa.-Parece que al igual que Pieck y el señor Ackerman, lo han llevado muy bien.-comentó, a lo que asentí, acercándome a él.
-Papá, no te preocupes por nosotras. Si te necesitamos, iremos hacia ti. Todo está bien, puedes ir a descansar, se que lo necesitas.-le dije, viendo como él asentía, pero no lo sentía realmente.
-Temo que algún día ya no me necesiten.-expresó, entristecido.-Siguen creciendo... -musito, melancólico.-Además, intento redimir todo lo que no pude hacer por ustedes. Quiero ser el mejor padre que alguien pueda necesitar, así que, no importa que no me necesiten, yo siempre estaré ahí; como no pude estarlo mucho tiempo.-continuaba diciendo, a lo que negué ante eso, acercándome a él.
-Papá, eres un gran padre. No eres perfecto, como nadie lo es, pero eres un gran padre. No tienes que redimirte de nada, es un nuevo día para todos. Mírame, estoy bien. Pieck está bien, es lo único que importa.-le dije, para ver cómo él con sus ojos llorosos abrió sus brazos para abrazarme.
-Hubiera deseado haber hecho más por ustedes.-musitó en el abrazo, mientras que acaricie su espalda, hasta que nos distanciamos por la puerta del hogar abrirse espontáneamente.
-Oh, lo siento. No sabía que estaba aquí señor Finger.-dirigí mi mirada a Armin, quien yacía agarrado de mano con Noah, quien nos miraba curioso.-Noah quería venir a buscar su peluche, así que aproveche para que nos acompañaras al puerto. Los chicos ya llegaron.-me aviso, a lo que asentí, viendo como Noah se despegaba de Armin para subir con cuidado las escaleras.-Espérame campeón.-le pidió Armin, mientras iba atrás suyo.
-Se ve que será un gran padre.-esbozó mi padre, a lo que llevo su mano a mi abultado vientre.-Al igual que tú.-musitó sonriendo.
-Hace su mayor esfuerzo.-expresé, viendo como mi padre se distanciaba de mi.-¿Te vas?-le pregunté, y él cogía su abrigo del suelo, asintiéndome.
-Veré si Karina necesita algo, también estaban organizando su casa, Reiner esta solo con ella; supongo que debe estar yendo al puerto para recibir a sus amigos, así que es mejor que le haga compañía.-indicó, a lo que asentí, viéndolo en la puerta.
-Oye, papá.-lo llame, antes de que pudiera irse, viendo como se detuvo para esperar una respuesta de mi parte.-Mamá estaría orgullosa del gran trabaja que has hecho.-comente, viendo como él sonreía halagado, para así asentir e irse con la cabeza baja, de mi casa.
-¿Ya nos vamos?-me giré, observando cómo Armin junto a Noah en sus brazos, quien sostenía aquel peluche, bajaban con cuidado por las escaleras.
-Si. Deben estar esperándonos.-expresé, para esperar que Armin junto a Noah salieran de nuestro nuevo hogar, aquí en Liberio, y así, cerrar la casa a nuestras espaldas.
-Está bien mi amor, no hay prisa, Levi y Pieck se adelantaron. Ya sabes, querían recibirlos con la buena noticia de que se casarán en invierno.-comentaba Armin, a lo que entrelazó su mano con la mía, para caminar por la acera.
-Tío Levi.-nombró Noah, sosteniendo el peluche con mucha fuerza, mientras que a su vez, se aferraba a Armin.
-¿Y qué pasa con el Tío Falco?-le pregunté, sacudiendo su cuerpo.-En la noche iremos a verlo, ¿si? Parece que está algo enamorado.-musité, sonriendo mientras que Noah asentía.
-Reiner está algo celoso.-expresó Armin ante mi comentario.-Dice que son solo unos niños.-expresó, a lo que negué.
-Ese es el amor más puro, cuando viene de la niñez e inocencia de ese sentimiento.-le respondí, viendo como él sonreía asintiendo.
-Pero... yo quiero ver a tío Levi.-murmuro Noah en mi oído, un poco entrecortado ante su aún dificultad por hablar.-¿Vamos a verlo?-me pregunto curioso, mientras que asentí, sintiendo su emoción.
Sonreí. Noah tenía una hermosa relación con Levi, era algo tan genuino que no podía explicar, pero que tampoco podía separar; ni aunque quisiera. Me quede sostenida de la mano con Armin, mientras que caminábamos juntos en estas aceras de Liberio, donde viviríamos una nueva vida, lejos de los problemas para recibir la paz de una larga vida. Aunque hubieran cosas que resolver, y un liderazgo que tomar, Armin habría decidido pasar estos meses a mi lado, hasta que el bebé que estaba esperando, naciera. Agradecía que no deseaba dejarme sola, tampoco al pequeño que sostenía en sus brazos. Estaba afligido a esta nueva vida, la recibía con mucha honra y felicidad. Era extraordinario levantar cada mañana, con energía para un nuevo día. Hace mucho no sentía eso, hace mucho no dormía tan placentero como lo he hecho en estos meses. Habían noches, noches donde la tristeza se reflejaba en mi. Esto habría dejado un gran hueco y vacío en la tierra, pero aún así, nos levantábamos cada mañana para volver empezar, aunque sea de cero, hemos avanzado juntos estos meses. Observe a Noah, él estaba abrazado a Armin mientras que miraba al cielo. Había cumplido tres años, por alguna extraña razón sus facciones empezaban a denotarse más en ese joven que huyó entre las brumas del humo, para irse lejos del mundo. Podía recordarlo en la mirada de mi hijo, a quien me miró, y me sonrió pasmado, descubriendo que le miraba. Pero era inevitable, era hermoso.
Era genuino, muy tranquilo. Solía despertarse más temprano para simplemente vagar debajo de las sábanas, hasta llegar entre medio de mi y de Armin, para dormirse, mientras sostenía ese peluche. No lo soltaba. Era un fragmento de él, que cuando fuera más mayor, lo simbolizaría más de una manera sentimental. Había sido un obsequio humilde de la joven a quien ansiábamos ver, Armin y yo. Mis manos sudaban, era increíble la emoción que seguía en mi cada vez que nos reuníamos con todos, eran gratos momentos en mi corazón, que me unían con ellos. Armin me miró de reojo, mientras que me sonrió, podía sentir que estaba ansiosa, pero me relajaba el hecho de que él estuviera aquí a mi lado. Caminábamos con calma, pero observamos aquel puerto, y fue inevitable no sonreír cabizbaja cuando empecé a escuchar el alboroto de emoción que mi querido Connie empezó hacer cuando nos diferencio entre la gente que pasaba. Noah se removía de Armin, por lo cual este optó por bajarlo, pero había sido en cuanto descifró que Levi estaba sentado en aquella silla de ruedas, mientras que Pieck yacía a su lado sonriendo para recibir a su sobrino, quien se aferró al pantalón de Levi, para poder subir hasta su regazo, y abrazarlo con fuerza. En cambio yo, no pude evitar soltar a Armin para dirigirme a la joven con una coleta de cabello negro que me observaba desde que presenció que llegaba.
-Mikasa.-la llame en ese abrazo, con un suspiro en mi voz, sintiendo como ella me correspondía el abrazo, llenándome de tranquilidad, mientras que Armin se abrazaba con Jean y Connie; podía ver cómo Reiner caminaba junto a Annie por la acera, para saludarlos.
-Lamentó el retraso. Estaba ayudando en la mudanza de mi casa.-comentó Reiner, quien no tardó en estrechar sus manos con Jean y Connie.
-¡Eh, chicos!-en la otra calle de la acera, podíamos ver a esos dos genuinos chicos correr hasta nosotros, sonrientes.-¡Amaya!-Falco con mucho ánimo se acercó a mi, mientras que Gaby yacía suelto cabello, observándome asombrada.-¡Esta enorme!-exclamaron ambos.
-No han pasado a vernos.-expresé con un puchero, mientras que Falco me abrazó de lado.-Te extraño.-le dije, acariciando su cabello.
-Yo siempre te voy a cuidar. Lo prometí.-expresó, mientras que se distanció de mí para abrirle paso a Mikasa, quien le sonrió.-¿Esta enorme, verdad?-le preguntó a Mikasa quien asintió.-¡Oye, Noah, bájate de ahí!-Falco se giró de manera genuina, dirigiéndose a ese niño que no dejaba de molestar a Levi en su regazo, pero aquel hombre no se movía ante eso, no le importaba.
-Parece ser que pronto alguien va salir.-musitó Mikasa, dirigiendo su mano a mi vientre, para acariciarlo.-¿Estás listo?-observe cómo Mikasa se dirigió a Armin, quien tembloroso negó.
-Estoy aterrado.-expresó Armin, mirándonos algo pasmado, mientras que Mikasa se abrió espacio ante ver como Connie y Jean se acercaron a mi, luego de saludar a Armin.-Muy aterrado.-recalcó.
-¡Wo, has crecido mucho!-sonreí, observando cómo Connie se acercó a mi, arrodillándose delante, para poner su oreja en mi abultada barriga de embarazada.-¡Oye pequeño, vas a tener un hermano!-Connie acaricio mi barriga, mientras que se levantó antes de saludar a Noah, quien no se inmutaba en bajarse de la silla de ruedas, quedándose junto a Levi.-Me da mucho gusto verte.-indicó, abrazándome, con cuidado.
-A mi me alegra que vengan a vivir acá con nosotros.-musité en su oído, separándome de él, para ver a Jean acercarse a mi.-Hola, Jean.-le salude con una sonrisa, pero él no sabía como abrazarme, extendió sus brazos para tocar mi barriga.
-Dios, te ves hermosa, Amaya.-me halago Jean, abrazándome con cuidado, a lo que sonreía pasmada.-¿Cómo te sientes?-me preguntó.
-Pesada.-admití, sonriendo.-Con Noah me sentía así, creo que no lo sé... esta vez creo que tendremos una niña.-comente, viendo como él asentía para asombrarse ante ver a Noah, quien se intentaba esconder en los brazos de Levi.
-¡Vamos, lo tienes malcriado!-escuché a Connie, quien intentaba de que Noah lo abrazara, pero mi pequeño niño tan solo negaba con su cabeza, mientras que el capitán Levi no hacía nada para impedir eso; a diferencia, Falco tenía más acceso, ya que Noah le pasaba su peluche para que jugara.-¿Oigan, y cuando será la boda? ¿Llegamos tarde para conseguir atuendos?-preguntó Connie, observando a Pieck junto a Levi, quienes agarrados de mano, negaron.
-¿Como se sienten?-preguntó Reiner, mirándoles.-Venir acá, hacer una nueva vida. ¿Como se siente?-esclareció su pregunta, a lo que yo veía como Connie aún intentaba de que Noah lo saludara.
-Es lo mejor.-afirmó Jean, respondiéndole a Reiner.-Creen que somos unos traidores, así que, no quiero estar allá sabiendo que no dormiré en paz. Mi familia lo entiende, la de Connie también.-comentaron, a lo que vagamente todos asentimos.
-Podrán volver en cuanto todo se calme, ellos entenderán y sabrán la verdad.-opinó Annie, pero Jean denegó, tanto a entender que su postura era más que clara, igual que la de Connie.-Mientras, estarán bien acá.-añadió ella.
-Historia nos mantendrá al tanto con Mikasa, así sabremos que estará sucediendo mientras ambas se queden allá.-decía Jean, a lo que algo entristecido mire a Mikasa, quien se mantenía distante de todos, excepto de mí y Armin.
-¿Estás segura que no quieres quedarte?-le pregunté a Mikasa, a lo que Armin a mi lado apoyo mi pregunta, pero ella observando el mar, negó en un suspiro.
-Historia necesita a alguien de su lado. Creo que deberé apoyarla hasta que pase este proceso, además, aún no estoy lista para irme. Prometo que cuando lo esté, estaré aquí con maleta en mano, pero por ahora... quiero estar en esa colina.-musitó ella, aún observando el mar, y que la puesta del sol pronto llegaría.-Me reconforta el hecho de que estén avanzando. Que nada de lo que Eren haya hecho, fuera en vano.-dijo, observándonos.
-La muerte de Eren jamás será en vano, es por eso que acepté ser embajador al igual que los demás. Llevaremos su nombre y la paz por lo alto, pero por ahora, me encargaré primero de mi familia. Y tú, también eres parte de ella, Mikasa.-le dijo Armin, a lo que ella asintió, con sus ojos humedecidos.
-¿Me vas a saludar o no?-le preguntó Connie a Noah, mientras que Annie le hacía muecas a mi pequeño, quien sonreía y simplemente cedió en darle un leve choque de puños a Connie, quien sonrió satisfecho.
-Bien. Me despediré de él.-musitó Mikasa, para abrirse paso entre nosotros y así, ver como Noah la miró fijamente.-¿No me darás un abrazo?-le preguntó al pequeño que terminó de sacarle las lágrimas cuando la abrazó, a lo que Mikasa lo rodeó con sus brazos y todos tensos, vimos cómo el dolor de la pérdida de Eren se reflejó en ella en cuanto abrazó a Noah.-Yo cumpliré mi promesa. Te cuidare como él me lo pidió, aún estando lejos.-susurro ella en el oído de mi pequeño, quien la abrazaba fuertemente aún sosteniendo su peluche.
-Oye Mikasa, ¿estarás bien en Paradis?-le preguntó Jean, acercándose a ella en cuanto soltó a Noah, quien se acercó a Connie, golpeándolo extrañamente en su pierna, a lo que pudimos ver cómo Levi sonrió de lado, asintiéndole a Noah; yo negué, pero Noah no me miraba reprenderlo.
-Si. Cada vez que pueda, me comunicaré vía cartas. Ustedes también, por favor.-pidió ella, a lo que todos asintieron.-Felicidades.-Pieck le agradeció con una sonrisa, a lo que Levi lo hizo con la mirada, viendo como ella se distanciaba.-Nos veremos en la próxima.-indicó, dándonos la espalda a todos.
-Adiós, Mikasa.-se despidió Armin entristecido, mientras que Mikasa caminaba nuevamente hacia el barco.
-Estará bien.-musité, viendo como los ojos de Armin se humedecían, era muy sensible pero podía entender, porque cuando Mikasa se giró para observarnos, vimos el dolor de su rostro por dejarnos nuevamente.
Ambos le sonreímos, al igual que los demás. Todos parecían sentir que Mikasa se iba con una parte de nuestros corazones, a pesar de que se iría y regresaría, la extrañaríamos. Le sonreí ampliamente, mientras que mis ojos se humedecieron. Viéndola subir esos escalones para adentrarse a ese barco, me hacía pensar en ese viaje que Eren se había dado en las nubes de la eternidad. Mis lágrimas bajaron por mis mejillas, al igual que la puesta del sol. Los brazos de Armin me acercaron a él, a lo que mis manos acariciaron mi vientre. Aunque estuviéramos empezando de cero, todos juntos, aún dolía el hecho de que Eren no estuviera aquí viviendo esta larga vida con nosotros. Asome mi cabeza, antes de que el barco partiera, para observar cómo Noah reía a carcajadas con Reiner y Jean, mientras que Connie parecía celoso por Noah no prestarle atención, a lo que Annie se unía a ellos para molestarles. A su lado, Pieck y Levi estaban agarrados de mano, no eran tan iguales, pero parecían entenderse en todo. Ella miraba a la nada, se que le dolía empezar de cero como a todos, pero una parte de ella estaba agradecida por el hombre que tenía a su lado, al igual que yo. Eleve mi mirada, observando a Armin, él me miró con sus ojos empapados, me levante un poco para llevar mis labios a los suyos, frente aquella puesta del sol.
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Próximo capítulo:
FINAL
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