𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐬𝐞𝐢𝐬
Un paso más adelante.
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Abrí los párpados con pesadez, esto ante la inundación del sol opacarme otra vez. Sentía mi garganta seca, y con cuidado, me incline para quedar sentada. Me quede algo confundida ante visualizar que estaba al parecer recostada de una camilla en pleno muro, donde podía escuchar bombardeó, y mucho ajetreo de parte de varios soldados. Me quite la sabana de encima, observando el vendaje envuelto en mi muslo, y mi equipo de maniobras tridimensionales aún lado de mi. Observaba a mi alrededor, pero no veía a nadie que conociera, era como si me hubiera abandonado aquí. Intente levantarme, pero me fue un poco imposible. Estaba fuera de sintonía, no sabía qué hora era, o hasta qué día. Eleve mi mirada a donde los cañones estaban disolviendo sus golpes, y podía observar aquel gran gusano estar deslizándose por el césped. Se dirigía hacia acá, y de seguro estábamos en la muralla Rose. Me incline, para quedar sentada ante la falta de fuerza y conciencia. No tarde en sentarme en una de esas cajas, para intentar colocarme mi equipo de maniobras tridimensionales, pero no podía volver a inclinarme, así que me mantuve sentada, y cabizbaja. No quería gastar energía en saturar la herida, seria muy obvio, no podía arriesgarme después de todo.
-Amaya.-me sobresalte ante sentir un tacto en mi hombro, y escuchar su voz, me alivio.
-Capitán Levi, comandante Erwin.-les llame ante verlos.-¿Qué ha pasado?-les pregunté ante verlos detrás de mi, examinándome, mientras que se colocaban frente de frente.-¿Cuanto tiempo he estado ahí tirada e inconsciente?-les pregunté.
-Solo unas horas. Estabas alucinando por la fiebre que la herida te provocó, así que perdiste la conciencia. Eren insistió en que te dejarán aquí.-me explicaba, a lo que asentía.-No hemos podido detener a ese titán, o mejor dicho, a Rod Reiss.-me esclareció, y confusa observe a ese gran titán, sin entender cómo era posible que fuese el padre de Historia.
-Vale, sáquenme de aquí, los ruidos me volverán loca.-les pedí, levantándome de a poco, sosteniéndome de ellos sin autorización.
-¿Y tú pierna?-pregunto Levi.-¿No la has curado con sus cosas raras de bestias?-pregunto curioso, y yo denegué.
-Estoy reteniendo energía, saturarla sería muy obvio. Aún no estoy lista.-respondí serena.
-Aún así, no creo que sea momento de que se revele la identidad de otro titán. Sabremos manejar la situación cuando todo esto se haya disminuido.-opinaba Erwin, mientras que dejaba de mirarme para observar él alrededor.-Los resultados parecen ser demasiado pobres.-opinaba el comandante, mientras que él junto a Levi, me ayudaban a levantarme.
-¿Y qué esperabas?-le preguntó Levi con sarcasmos a su lado, mientras caminamos a la par.-Los cañones de arriba tenían un ángulo mucho mejor y tampoco han conseguido acertarle en la nuca.-comentaba.-¿Como lo ves?-le pregunto de manera serena.
-Soldado de aquí y de allá, armas desempolvadas y estrategias improvisadas, encima estamos al norte de la zona interior.-le respondió Erwin.-Es imposible que sean tan eficaces como un batallón acostumbrado a luchar en primera línea, pero ahora mismo son la mejor fuerza militar de la que disponemos.-terminó diciéndole, a lo que ambos se detuvieron en seco, conmigo en medio.
-Ya. Todo eso lo sé de sobra.-le interfirió Levi con esa cortante actitud, se veía cansado de la situación.-Además en este caso, nuestra propia estrategia no es más que una apuesta salvaje, como todo lo que se te ocurre a ti.-continuaba diciéndole, y entre ese campo visual que me daba al muro, observe a Hange acercarse con prisa.
-¡Erwin!-gritó ella, llamando la atención nuestro comandante.-¡Aquí lo traigo!-veíamos cómo sostenía unas cuerdas, y una gran red, pero no que era sostenido por eso.
-Vamos.-nos pidió Erwin, para así, caminar en dirección hacia Hange, así que ambos nuevamente me impulsaron, y pude visualizar alrededor de Hange a los demás, lo cual me dio una gran alegría.
-¡Vaya! ¿Aún sigues viva?-me preguntó Jean con burla, pero alegría de verme.-Venga, denme eso.-Jean se dirigió a Levi, quien sostenía mis equipos de maniobras tridimensionales, pero yo solo observe cómo Eren se acercaba a mi.
-Yo les ayudó.-pidió él con respeto, me acerque con cuidado, y deje que me sostuviese con delicadeza, mientras que su respiración chocó con la mía.-Hola mi amor.-me saludó, pero me quede en silencio, y aferrada a él.
-Venga, yo también ayudo.-observe a Mikasa, y como se colocaba en mi otro extremo, sonreía de gratitud, me ayudaban de corazón, y yo no lo merecía.
-Me alegra saber que estás bien.-le dije a ella, viendo como asentía, y yo me aferré a ambos, realmente les quería demasiado, no quería soltarlos.
-Esta es toda la pólvora que he podido conseguir, cuerdas y una red, pero aún nos falta montarlo.-nos mostraba Hange con emoción.-También tienen esto, y al otro lado tienen uno igual.-me acomode entre medio de los dos hermanos, para así dejarle espacio a Moblit en traer esa extraña herramienta con ganchos envueltos en un barril.-Cuando disparas el gatillo se queda calado. Así que toca ir recogiendo como el equipo tridimensional.-explicaba ella, y todos examinábamos la extraña herramienta a la cual nunca le habíamos dado uso.-Dime, ¿como van los cañones?-ella miró al capitán Levi, quien se mantenía aún lado de ambos.
-Tan eficaces como cigarros meándoles encima.-respondió él con esa arrogante actitud, envuelta en una gran burla.-En resumen, perdemos ventaja.-añadió con más claridad.
-¿Entonces en serio usaremos esto?-pregunto Hange, refiriéndose a la vieja arma que pareció haber encontrado.
-Escuchen.-dirigí mi mirada a Erwin, este quien llamó nuestra atención.-Levi, Sasha, Jean, Connie; se encargarán del otro lado.-les indico, y justo en ese instante deberían irse, a lo que estos prosiguieron en su orden.-Ustedes quédense aquí, y encárguense de ordenar mas pólvora.-nos pidió a nosotros, a lo que asentimos.
-Amaya, siéntate.-me pidió Mikasa, ayudándome a sentarme en uno de los barriles.-Eren, Armin y yo ayudaremos, descansa.-asentí ante su gentileza, pues realmente estaba algo cansada después de la ruda noche que tuvimos.
-No me hagas sentir tan inútil, Mikasa.-le dije sonriendo, mientras veía como ella levantaba los barriles aún lado mío, organizándolo.
-Solo quiero cuidarte, después de todo, eres la hermana que nunca tuve.-sus palabras me estremecieron, y me quede observando cómo utilizaba su fuerza para poder cargar los barriles.
No pude responder a sus palabras, solo me quede en silencio para observar esta parte del muro Rose. Era el distrito Ovrud, no se veían muchas personas, así que de seguro el comandante Erwin ordenó evacuarlas toda para la facilidad de ataque al anormal titán que se avecinaba hacia acá. Desde esta parte no escuchaba tanto los cañones, ni el muro estremeciéndose por eso. Era un distrito grande, no quería imaginar cuántas personas huían de sus casas con temor a perderlas, y quizás, eso fue lo que sintieron estos chicos hace cinco años cuando toda su vida se vino abajo. Les observe, los tres estaban juntos delante de mi, se ayudaban mutuamente. Eran un equipo, realmente ellos eran una familia, una que no se podía desprender, ni en las peores situaciones. Sabía que no los merecía, que ni siquiera imaginaba las palabras adecuadas para decirles quién era, de donde provenía y cuál era mi mayor objetivo. Observe a Eren de espalda, él observaba algo, y se veía afligido. Veía su cabello algo largo, le crecía y se le removía un poco con el viento. Mirándole recordé como cada parte suya, se hizo mía. Aún recordaba sus caricias, o sus suspiros erizando mi piel, envolviéndome en un placer que jamás había conocido, hasta que él hizo que lo sintiera. No habíamos hablado de eso, pero no importaba, porque después de todo, era un sentimiento de amor que nadie podía entender, solo él y yo.
-¿Qué observas?-le pregunté curiosa, viendo como se giraba para observarme con esos ojitos que tanto adoraba ver cada día.
-A unos niños.-me comentó, acercándose a mi, la camisa manga larga negra que llevaba, lo hacía ver con más cuerpo, se veía atractivo.-Me recordaron viejos tiempos, esos que no vuelven.-añadió nostálgico, llegando a mi lado mientras que me examino.-¿Te duele?-me preguntó Eren, arrodillándose, mientras que sus manos acariciaban mis muslos con cuidado, y más en donde yacía el vendaje manchado con sangre seca.
-Lo peor ya pasó.-respondí, alzando la mirada para observar cómo Armin pasando frente a ambos, me miraba apenado.
-Lo siento... -se disculpó.-No quería causarte más dolor.-añadía, a lo que yo negaba.
-Era lo que debías hacer, estoy agradecida.-le sonreí de lado, a lo que él asintió, y continuó acomodando los barriles junto a Mikasa.-¿Tú estás bien?-le pregunté a Eren, acariciando su cabello, ese hermoso cabello revuelto.
-Si, ahora que tú lo estás.-respondió.-Pero, allá abajo pasaron muchas cosas, y aún estoy confundido.-me comentaba, cabizbajo, a lo que yo continué acariciando su cabeza, y él la recostó en mi regazo, sin hacer tanta presión en mi muslo.-Ya no solo pienso en el misterio del sótano, ahora solo pienso, en qué más mi papá llego a poder ocultarme... -decía pensativo.
-Yo también aún estoy procesando mucho.-le conté, recordando lo qué pasó el día anterior.-Yo, mate. Quite vidas... -suspire sin aliento ante recordar eso, y sentí como Eren se quería aferrar a mi.-Yo no quiero ser un monstruo... -musité en tristeza.
-¿Es por eso que te sientes como un titán?-me preguntó, alzando su mirada, a lo que yo confundida alce una ceja.-En la madrugada me dijiste algo tedioso, y ahora lo entiendo. Dijiste, "¿te casarías conmigo aunque fue un titán?".-me quede helada ante lo que me recordaba, alucinaba, no estaba cuerda de lo que decía.-Ahora sé que te sientes como un monstruo, te sientes como yo... -suspiro, levantándose de mi lado, a lo que denegué, levantándome con brusquedad del barril, haciéndome sentir una presión en el muslo, a lo que jadeé.-Eh, siéntate.-me pidió de manera preocupada, pero denegué, sosteniendo su brazo.
-Yo te amo así.-espabile, y Eren por un momento se quedó en seco, sin saber cómo reaccionar ante lo que mi impulsividad me hizo pronunciar.-Mierda... -avergonzada por lo que dije, cubrí mi rostro y me senté en el barril, expuse mis emociones, sabiendo en la situación tan abrumadora en la que me encontraría cuando todo se destape.
-¡Eren!-abrí mis ojos grandemente cuando escuché a Mikasa, y presencié en cómo Eren golpeaba su rostro con brusquedad.
-¡Basta!-le pedí confundida, quedándome sentada y observando cómo Mikasa se abalanzaba encima de él para que dejara de golpearse, no entendía su impulsiva razón.
-¿Te hieres? Es muy pronto.-le pregunto Armin, de una manera confusa, a lo que yo veía como sangre salía de sus fosas nasales.
-No. Solo golpeaba a un mocoso inútil.-decía él, mientras que yo me levante con dificultada para intentar quedar frente a él.-Aunque preferiría que estuviera muerto.-continuaba diciendo, mire sus ojos, y lleve parte de mi manga larga a su nariz, para limpiar la sangre.
-¿Por qué?-le pregunté, viéndolo a los ojos.-No puedes morir, no cuando hemos sacrificado tanto para que ese inútil mocoso se convierta en la esperanza de la humanidad.-le decía.-Eren, sin ti, ya hubiéramos perdido hace mucho tiempo.-musité, a lo que él sostenía mi cuerpo junto al suyo, y bajo su cabeza para que su frente chocara con la mía, se relajaba.
-Es por eso que te amo.-me respondió, abrazándome delicadamente, para darme un beso en la frente.-Lo siento.-se disculpo con nosotros, y relajaba sus músculos.-Siéntate.-me pidió, a lo que Mikasa me ayudo para hacerlo, y yo observaba cómo él aún así se veía desmotivado.
Él se distanció, limpiaba su sangre y relajaba sus músculos. Se quedó parado en el borde del muro por un buen rato, mientras que pude ver como los barriles eran enganchados en aquella red que Hange había traído. Los chicos organizaban todo, querían que no perdiéramos ninguna ventaja contra este ataque. Si fallábamos, sabíamos que corríamos un gran riesgo de perder este distrito, o inclusive la muralla misma. Aún habían pueblerinos saliendo del distrito, pero muchos no aceptaban la idea de irse e abandonar su hogar, eso atrasaba por completo los planes de la legión de exploración en darles seguras. Las carretas llegaban, y era ahí donde montaban los barriles. Los que ayudaban, la amarraron fuerza. Y podía estar de pie, observando cómo aquel anormal titán se acercaba. Eren hacía que me sostuviera de él, dándome el soporte y apoyo que no merecía de su parte. Los cañones arremetían contra el, pero nada parecía afectarle, perdíamos el tiempo, y provisiones. Veía como Armin y Mikasa agarraban aquella careta, en su interior estaba envuelta de un barril con ganchos a su alrededor. En el momento exacto, ellos jalarían el gatillo para lanzar los ganchos a las manos del titán cuando las colocara en el muro. Esa sería la única manera en que la pólvora explotaría, por el contacto del barril con su piel. No faltaba nada, y la tensión crecía cuando el titán se empezaba a elevar por el muro.
Se podía escuchar su gran estruendo, también como los soldados avisaban su cercanía. Una gran nube de vapor nos arropó, no tarde en tapar mi vista, y jadear ante la ola de calor que se pegaba a mi piel. Eren aferró mi cuerpo al suyo con fuerza, ante la oleada de calor, con un viento fuerte y matador. Cerré los ojos, las gotas de sudor estarían bajando próximamente. Podía sentir el cuerpo de Eren igual que caluroso que el mío, pero nos aferrábamos ante el fuerte aire. Abrí un poco mi vista, la frescura del viento se iba, pero mi estomago se revolcó en cuanto los soldados avisaron la cercanía del titán. Podía escuchar gritos de los pueblerinos que aún no habían sido capaz de abandonar su hogar, pero a que lo que veíamos era sumamente horrible y escalofriante. La piel de aquel titán se había desprendido de su rostro ante el arrastre por horas para llegar aquí, sus órganos se caían, llegando al muro, para entonces crear un bache de sangre. Intente de mantenerme con balance, pero era tan asqueroso, que no aguante, y cree un bache de vomito aún lado de mi. Eren se distanció, mi estomago era muy sensible para algo tan insensible como eso. Me limpié la boca, sintiendo el sabor amargo, pero el olor a sangre seguía entrando por mis fosas.
-¡Carajos!-grite cuando sentí la fría agua caer a mi cuerpo, no pude saltar para no darle presión al muslo, pero casi perdía balance si no era porque me sostenía al cuerpo de Armin cuando me lanzó con el balde de agua fría para refrescarme.
-Huele a vomito.-comentaba Connie, quien estaba un poco distante y también se refrescaba con agua fría.
-Aprovechen el agua, pronto se pondrá caliente.-pidió el capitán Levi, mientras que yo, estaba toda empapada y húmeda.-Ya pueden retirarse, nosotros nos encargamos.-le pedía el capitán a las tropas de guarnición, las cuales no tardaron en empezar a retroceder.
-¡Eren es tu turno!-Armin avisaba la entrada del joven detrás de mi, quien se preparaba mientras también estaba humedecido por el agua, este se acercaba a mi.
-Armin, había otra diferencia de aquel tiempo.-los verdosos azulados ojos de Eren se dirigieron a Armin, mientras que levantaba sus mangas largas, para dejarlas cortas.-Aunque no sea la mejor. La humanidad tiene un as bajo la manga.-nos dijo, a referencia de su poder como titán.
-Demuestra cuál eficiente es.-le pedí, sosteniéndome del cuerpo de Armin para ver cómo me asentía en una sonrisa, una que me derretía cada extremidad de mi ser.
Cuando le vi transformarse para terminar esto que empezamos lo entendí, no importa el tiempo, o lo que pase, mi corazón siempre le iba a pertenecer al joven que creyó en la libertad de la gente que amaba, Eren Jeager. Aunque al final, terminaría traicionándolo.
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Próximo capítulo: Capitán Levi.
Amaya acompaña a Levi en una travesía para buscar a Kenny Ackerman, a lo que ambos forjan más un lazo de hermandad.
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