𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐝𝐨𝐬
Un escuadrón especial.
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Estaba sentada en la colina de aquel terreno, entre mis dedos sostenía una pluma, deseando escribir en aquel trozo de papel amarillento, pero era como si nada saliera de mi. La brisa era fresca, el campo estaba tranquilo, un poco lejos de la ciudad, por nuestro bienestar, y para evitar conflictos. Además, necesitábamos enfrentarnos con la realidad de que Eren e Historia, pudiesen estar en peligro. Me levante con cuidado, sacudiendo mi ropa, mirando más allá el sol. El día estaba soleado, parecía perfecto, pero todo realmente se estaba desbordando, y estaba clara que en la ciudad, se revolcaría una gran pelea civil, pues los titanes, ya no serán los únicos enemigos, si no, como siempre ha sido; nosotros, contra nosotros mismos. Mi cabello estaba suelto, no debía preocuparme por amarrarlo, estaba descansando física y mentalmente. Había sufrido varias heridas internas en la última expedición, para rescatar a Eren. Tenía aún varias raspaduras en mi rostro, y cuerpo, pero iban sanando de a poco. Los demás también descansaban, aunque estuvieran intentando de reforzar las habilidades de Eren como titán, en misión para restaurar la muralla María, estábamos muy agotados para que eso se hiciese posible.
Incluyendo que claramente aún ellos estaban en duelo por lo que debieron enfrentar, la realidad de Reiner y Berthold. Debatían sobre la "traición", sobre lo qué pasó ese día, y en cómo Eren pudo liderar a los titanes, pero claramente yo sabía lo que era eso, aún estando inconsciente juré soñar y sentir la electricidad de la coordenada que llevaba a los caminos, donde pertenecía aquel que llevase la sangre de un titán en el interior. Era Eren quien portaba ese gran poder, ese poder del titán que creo todo, el titán fundador. Tenía más poder del que podía imaginar, y estaba consciente de que Reiner y Berthold no se irían hasta obtenerlo. Debían estar en algún lado, esperando la mejor oportunidad. No tan solo eso, si no que otra situación abrumaba a las elites, y era la falsa alarma de la ruptura del muro Rose, cuando titanes habían atacado a un escuadrón. Todos desconocían sobre la originalidad de los titanes, pero ahora, conocían sobre la probabilidad de que los titanes fueran humanos, y esto ante la aldea de Connie verse involucrada, por confirmar que un titán encontrado en el techo de su casa era si madre. Suspire, la cabeza me dolía ante mi propia falsedad. Estaba consiente de lo que sucedía, y quien estaba detrás de toda esta porquería. Sabía que nuestro mayor líder, estaba aquí en Paradis.
Él era fuerte, justo como nosotros. El poder que portaba era una gran bestia grande y peluda, la misma que Connie había descrito ver con Historia el día en que fuimos a rescatarle de las ruinas. Me compadecía de Connie, pero se me corrompía el alma ante no poder decirle que su mamá jamás podría volver de ese camino oscuro por el cual deberá vagar el resto de sus días si no es que alguien le pone fin, pero dudaba mucho que aquel joven chico fueses capaz de hacerlo. Lo que me mataba por dentro, era que no pudiera ser capaz de decir que sabía que no podría recuperar a su mamá, y que conocía sobre esto por la razón de que yo era parte de esta mugrosa trampa. Cerré los ojos, y me coloqué cabizbaja un momento, la cabeza me explotaría en algún punto. Pronto debería revelar mi identidad, era la única cobarde que aún no había salido de su disfraz, mi espíritu se está quebrando de a poco, pero no puedo defraudar aún hasta el final, cuando todo se deba saber, será entonces que se decidirá la batalla final. Esclarecí un poco mi vista, observando como Sasha se acercaba junto a Jean. Ambos se hablaban, y se miraban detenidamente en su andar, hasta que lograron verme, y un silencio invadió nuestro círculo de cercanía.
-Eh.-Jean me llamo, examinándome.-¿Todo bien?-me preguntó, colocando su mano en mi hombro, esperando que me sintiese mejor.
-De seguro debe tener hambre igual que yo.-comentó Sasha, mirándome con intriga, deseando que respondiera igual que ella, pero tan solo sonreí y denegué.
-Estoy mejor.-afirme asintiendo, a lo que Jean dejó caer su mano aún lado de mi hombro.-¿Ya han terminado la guardia?-les pregunté curiosa, y ellos asintieron.
-Si, Connie y Mikasa deben reemplazarnos, pero de seguro haremos una pausa porque Hange se acerca con su escuadrón.-me comentó Jean, a lo que alce una ceja.
-Significa que algo no anda bien entonces.-opine, mirando la colina, observando de lejos al escuadrón de Hange dirigirse a nosotros.-Con toda esta mierda que ha estado pasando, querrán esparcir al cuerpo de exploración.-continuaba diciendo, mientras que Jean y Sasha se quedaron a mi lado.
-¿Pero por qué?-preguntaba Sasha.-Somos los únicos que nos enfrentamos con la realidad, ¡no entiendo porque quieren hacer eso!-decía molesta, y agitada.
-Es obvio.-musitó Jean, aún lado suyo, a lo que veíamos como el escuadrón de Hange se acercaba más.
-Las grandes bajas de soldados en ambas élites, inclusive la negligencia de titanes adentrándose a los muros, titanes inteligentes como el acorazado, femenino, y colosal. Nos quieren enterar, porque somos los únicos que sabemos la verdad.-le contestaba a Sasha, viendo en su como el escuadrón de Hange se encontraba frente a nosotros.
-Si, estás en lo correcto.-opino ella, mirándome detenidamente.-Es por eso que haremos una reunión, ahora mismo.-procedió en decirnos con una expresión que no había visto en ella, una de temor.
-¡Entendido!-exclamó Sasha mientras que se giró, caminando hacia la cabaña donde estábamos aislándonos de la ciudad.
-¿Es grave?-le pregunte a Hange, notando como Jean aún seguía a mi lado observando y escuchando, mientras que la teniente asintió.
-Debemos cuidarte también, en caso de que algo salga mal.-exclamó ella en un tono bajo, dejando al joven aún lado de mi curioso, quien intrigado por la conversación, empezó a dar pasos lentos para quedar aún cerca de mi, podía notar la curiosidad en sus ojos, y un mal presentimiento me recorrió.-Lo que os vengo a contar, no nos va fiar de lo que podría pasar.-añadía.
-¿De qué hablan?-se preguntó Jean, morándonos a ambas con esa curiosidad, a lo que yo tan solo continué caminando adelante, evadiéndolo por completo.-¿Qué tendrías que ver tu en esto?-pregunto, y por un momento me tensé.
-Al igual que ella, debemos protegerlos a todos. Mal interpretaste mi comentario.-Hange se dirigió a él, con un tono sereno que pareció cesar a Jean, quien empezó a caminar a mi lado.
-Tsk.-el bajo la cabeza avergonzado, y le mire, antes de que pudiéramos adentrarnos a la cabaña, a la cual ya estábamos llegando; ahí estaban todos los demás, haciendo quehaceres.-Lo lamento, ya no sé en quien confiar.-mastico, deteniéndose, se veía cansado y frustrado, pero yo me detuve en seco.
-¿Tú confías en mi?-le pregunte, quedándome atrás suyo mientras que Hange avanzaba con su subordinado Moblit, aunque estos no se adentraron a la cabaña ante ver como aquel chico y yo nos detuvimos.
-Más que mi compañera, eres mi amiga, y confiar en ti, me hace recordar como Marcó lo hacía.-musitó, y me helé por un momento cuando escuché eso, tanto, que parecí salirme de la realidad, y quedarme pausada.
-¡No! ¡Annie, detente, por favor!-Marco gritaba desesperado, y Annie no se detendría en quitarle sus equipos.-¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué, Annie?-preguntaba él, asustado y entre lágrimas, no pude evitarlo.
-¡Ah!-grite fuertemente.-¡No! ¡Berthold suéltame!-seguía rogando, impidiendo que me llevase lejos.-¡Esto no tiene que ser así, Reiner por favor!-él no me miraba, ni siquiera se estremecía, ni Annie, quien nerviosa ante el llanto de Marco, continuaba quitándole las correas.-¡Ayuda!-grite fuertemente, de una manera desgarradora, pero Annie ya le había quitado el equipo de maniobras, lanzándolo hacia dentro de un hogar.
-¡Vámonos!-exclamó Reiner, tirando a Marco en el suelo, y yo me solté bruscamente de Berthold, con la intención de ayudar a Marco.
-¡No!-grite fuertemente, pateando a Reiner.-¡Marco, levántate!-le pedí, pero él estaba aturdido, y tan solo veía como Reiner agarro mi cintura, aferrándome a él, y elevándose en el aire, mientras que yo dejaba a Marco allí, sin esperanzas de vivir más allá de lo que él deseaba.
-Esperen, por favor. ¿Por qué tienen tanta prisa?-todo se volvió lento, y solo escuché esas pesadas palabras.-Si ni siquiera... ¡hablamos!-grito, mientras que nuestros cuerpos cayeron en un tejado, cercano a él, y yo tan solo, me estremecí de ira y miedo.
La realidad, y el pasado, me ahogaban en un vaso de agua del cual no podía salir. Sumergida, aún recordaba su expresión, sus gritos, e incluso como sus huesos crujían al ser comido por aquel titán. Mi alma se estremecía, era como un fuerte golpe que recibía en mi pecho cada vez que recordaba esas imágenes. Parpadeé, mis ojos estaban humedecidos, y no supe cómo reaccionar en cuanto las lágrimas bajaron por mis mejillas. La postura de Jean aún continuaba en el mismo lugar, incluso la de Hange y Moblit, había una fuerte tensión que de seguro él no entendía, y juraba atreverme a decirle todo, pero las palabras no me salían. Él me miraba confundido, no entendía porque estaba llorando, no podía ser capaz de comprender el daño colateral que sus palabras provocaron, el que admitiera que confiara en mi, me hacía sentir más basura de lo usual. Él era quien más había sufrido la muerte de Marcó, era él quien lo extrañaba cada día de su vida, deseando el regreso de su mejor amigo para aliviar su vida y soledad, pero sabíamos que Marcó jamás regresaría, y eso me corrompía en miles de pedazos. Baje la cabeza, la mirada de Hange me examinaba, pero tan solo me quede en silencio sin tener el valor suficiente para admitir lo que sucedía, pero este no era el momento, yo no sabía cuándo sería el momento perfecto para decir quien soy en realidad, quien siempre he sido.
Las lágrimas se secaron en cuanto abrí la puerta, viendo cada uno de los semblantes de mis amigos dirigirse a mi de manera serena, pues a quien esperaban con ansias era a Hange. Debían estar curiosos, y es que, ¿quién no podría estarlo? Estábamos sumergidos en la boca del lobo, estábamos jodidos. Decidí darle paso a Hange, y pude observar cómo aquellos verdosos azulados ojos me atraparon en mi movida por esconderme de su campo visual. No podía mirarle sin sonrojarme, o sin que Eren pudiera notar que algo andaba mal en mi expresión, pues notaba como Jean me miraba preocupado sin entender mi estado de ida hace unos minutos en su presencia, en donde parecí irme del mundo por un momento, viéndome afectada por su confesión. Empezamos a caminar hacia el comedor, reuniéndonos alrededor para recibir la información de Hange, a lo que no tarde en quedarme aún lado de Mikasa, quien me miró examinándome para saber si algo ocurría conmigo ante sentir como Eren Jeager me miraba. Les evadí a ambos, manteniendo mi silencio, y mi postura para enfocarme en lo principal, y más primordial de estar aquí. Ella se acomodó, y nos miró detenidamente, intentando de tener un semblante neutral.
-Chicos, espero que todos estén bien.-nos saludo con una sonrisa confortante.-Vengo a informarles una mala noticia.-aviso, creando una fuerte tensión en la habitación.
-¿Qué ha pasado?-pregunto Levi, mirándola, él se veía serio, y preparado para lo que sea que ella estaría apunto de contarnos.
-El pastor Nick murió.-respondió Hange, a lo que el capitán y todos nosotros, quedamos desconcertados.-Fue asesinado, lo encontraron esta madrugada en un pequeño cuartel en el distrito de Trost, donde lo tenía aislado por su seguridad, pero eso no resultó del todo bien.-frustrada se tiró en el leve sofá personal que había de adorno en la sala de comedor.
-¿Qué estás diciendo?-pregunto Levi, mirándola con una expresión de impresión, tampoco podíamos creer lo que ella expresaba; lo que significaba es, que nosotros también estábamos en peligro.-¿Qué fue lo que sucedió?-volvió a preguntar curioso.
-La policía militar no me permitió el paso, pero con lo poco que pude ver, fue torturado.-explicaba ella.-Le faltaban las uñas, y uno de los hombres de la policía militar tenía raspaduras en sus nudillos. Él debió ser el causante. Así que, confirmó que ellos están detrás de todo esto.-detallaba de manera frustrada, y de seguro no quería que nos imagináramos eso que ella había visto.-Sabía que no iban a permitir que un pastor de la iglesia del muro como Nick, cooperara con el cuerpo de exploración. Fue por eso que oculté su identidad y lo instalé en la residencia del cuartel, pero no esperaba que aún así le hicieran eso.-veía como se expresaba, la frustración, y en cómo sentía que era su culpa.-He pecado de ingenua, todo ha sido culpa mía.-musitó en tristeza, cabizbaja, mientras que dirigí mi mirada al capitán, esperando una respuesta de su parte.
-¿Han averiguado si el pastor Nick habló sobre nosotros en el interrogatorio? ¿Y qué fue lo que dijo en caso afirmativo?-Armin se dirigió a Hange, procurando por nuestra seguridad.
-Seguramente.-Levi le miró, y le respondió serenamente -Para que la policía militar esté involucrada, es porque detrás hay algo muy gordo.-comentaba, explicándonos.-¿Cuantas uñas le arrancaron a Nick?-preguntó él, mirando a Hange, quien analizaba.-Lo viste, ¿no? Dime cuantas.-le volvió a preguntar, y ella pareció titubear ante inseguridad.
-Yo solo lo vi unos segundos, pero de las que vi, diría que todas.-fue lo que respondió ella, con dificultada e incómoda.
-Significa que no abrió la boca.-comenté yo, cruzándome de brazos, observando al capitán Levi quien me miraba, y asentía.
-Así es Amaya, los que hablan, hablan con la primera. El pastor Nick sin duda, era un idiota, pero parece que fue fiel a sus principios.-halago él, dejando la taza de su café aún lado.-Es decir que quizás no sepan que estamos investigando sobre la familia real Reiss, pero esta muy claro que en la capital hay alguien interesado en vigilarnos.-decía él, hasta que la puerta del comedor, se abrió de un portazo.
-Capitán Levi, traigo un mensaje del comandante Erwin.-aquella compañera de nuestra línea de cadetes se dirigió al capitán Levi con rapidez, entregándole una carta.-Le he informado la muerte del pastor Nick, y él me ha entregado eso.-explicó ella, mientras que veíamos cómo el capitán se tensaba, y cambiaba su expresión a una más seria.
-Evacuamos está base, de inmediato.-confundida lo observe ante su mandatorio.-No dejen ni un rastro, colóquense las capas marrones, debemos pasar desapercibidos.-nos volvió a ordenar, ante hacerlo, no tardamos en avanzar.
Me aislé de la mesa del comedor, recogiendo incluso rastros de nuestras meriendas. Estábamos confundidos, pero tensos, sabíamos que el peligro nos estaría emboscando en breve; nuestra elite, estaba apunto de desvanecer. Recogimos todo en un pestañeo, ni siquiera en los últimos dos días que el capitán ordenó que lo hiciéramos. Él nos ayudó a organizarnos, nos colocamos las capas, intentando de ocultar nuestras identidades, y tapar los equipos de maniobras tridimensionales. Delante de mi, Eren se detuvo en seco, siendo pocos en la habitación donde teníamos guardado nuestros equipos. Él llevó sus manos a mis correas, apretándolas con fuerza, para que los equipos no se me cayeran, mientras que los demás también observaban, y se preparaban. Amarre mi cabello en una coleta fuerte, esperando que no se me cayera, para así, salir de la habitación, y terminar de recoger las últimas cosas. La puerta trasera estaba abierto, y ahí el capitán junto a la teniente para guiarnos hacia la colina más cercana, para poder emprender viaje. Empezamos en fila a pasarnos algunas armas, aunque prefería sostener mis hojas, una arma se me fue concedida en caso de algún acontecimiento.
La miré detenidamente, y un escalofrío me recorrió. Si nos daban armas, significaba que no enfrentaríamos titanes esta vez, si no, humanos. Alce mi mirada, y observe cómo Armin me miro fijamente. Era como si descubriera como me sentía, o si me entendiera. Esperaba que todos salieran de la cabaña, a lo que Eren me impulsó para que subiera la colina. Llevo sus manos a mis caderas, y subía atrás de mi, esperando que no me resbalara mientras que el capitán nos apresuraba para que subiéramos con más velocidad. Me sentía agitada, y era por la adrenalina que sentía ante lo que estaba sucediendo, o lo que pudiera suceder. Todos salimos de la cabaña, colocándonos en la cima de la colina, sudando la gota gorda. Me tire en el césped, ni siquiera sentía la brisa, pero no dejaba de mirar esa arma, y tampoco podía dejar de tener mil pensamientos en cómo podía usarla, o en contra de quien la usaría. Alce mi mirada, observando a Eren mirarme fijo, estrechando su mano para que me levantara a su lado, a lo que acepté, viendo al capitán delante de nosotros, y mirando el resplandor del atardecer. Justo desde aquí, se podía ver las tropas de la policía militar con armas, rompiendo las puertas de la cabaña.
-Mierda, si tardamos un poco más, a saber que nos hubiese pasado.-decía Connie, algo temeroso, mientras que sostenía su arma con fuerza, observando sudoroso la escena.
-¿Cómo sabía el comandante que vendrían?-Armin dirigió su pregunta a Levi, quien estaba frente a nosotros observando de igual manera como se instruían en la cabaña perteneciente a nuestra elite, iban por nosotros.
-La central ha dado una orden muy clara.-le respondió serenamente el capitán.-Todas las expediciones fuera de los muros del cuerpo de exploración, quedan canceladas, y debemos entregarle a Eren y Historia.-las miradas empezaron a cambiarse, dirigiéndose a los mencionados, era por ellos que estábamos aquí.
-Además, justo después que me entregara ese mensaje, la policía fue a buscar al comandante.-dijo una de nuestras compañeras, mirando a los superiores, y dejándonos a nosotros en el borde de la desesperanza.
-Nos están tratando como delincuentes.-expresó Hange, con molestia, mientras que atrás de ella, todo su escuadrón le rodeaba.
-Ya no les importa que sepamos que traman.-opinaba Levi, viéndose serio y molesto con la situación, pues ahora estábamos expuestos.
-Pero, ¿tan importante es proteger el secreto del muro?-preguntaba Hange en voz alta, se veía abrumada.-Además, ¿por qué motivo deberíamos entregarla a Eren y Historia?-volvió añadir a su pregunta, intentando de entender la situación.-No creo que los maten, ¿pero para qué los quieren?-continuaba preguntándose, creando un ambiente de curiosidad.
-Ni idea.-le respondió Levi, serenamente a diferencia de cómo ella hablaba.-Lo único que queda claro es que son el objetivo de nuestro enemigo, por lo cual no podemos dar un paso en falso, es por eso que los trasladáremos a Trost.-ordenaba él, mirando a Eren y Historia, quienes podían esclarecer con su semblante, lo agobiados que estaban.
-¿Por qué a Trost? Acaban de matar a Nick allí.-Moblit, se dirigió hacia Levi curioso, y confuso.
-Llevarlos al distrito central, es una locura. En Trost aún no están organizados, sería más fácil infiltrarnos.-le explicaba a Moblin, quien asentía entendiendo.-Además, una vez en la ciudad, podemos usar esto.-él elevó su capa, enseñando el equipo de maniobras tridimensionales.
-Es cierto.-le asintió Armin, halagándole.
-Si esperamos a que ellos ataquen, estaríamos en desventaja.-nos decía Levi.-Necesitamos saber quien es nuestro enemigo.-comentaba él, llevándonos hasta su punto de vista.-Hange, necesitaré algunos miembros de tu escuadrón.-le indicó, a lo que ella le miró.
-Los tendrás.-le respondió. -Muy bien, yo iré a buscar a Erwin.-indicó, a lo que todos parecíamos estar de acuerdo.-Moblit ven conmigo, los demás van con Levi.-decía ella, dando instrucciones, a lo que yo camine hacia dónde estaba.
-Teniente.-la llame con suavidad, tomando su brazo con respeto, a lo cual ella me miró directo a los ojos.-Suerte.-le deseé, viendo como ella sonreía de lado, y asentía, para así irse.
-¡Hange!-Eren le gritó, con intención de detenerle, sacando de su bolsillo un papel, uno que me dejó curiosa.-Tome. Esto es lo que recuerdo de lo que hablaron Ymir y Berthold, no he tenido tiempo para contárselo en persona, por eso le escribí.-le informaba.
-Entendido.-Hange pareció expresar agradecimiento a través de esas palabras.-Bien, nos mantendremos al tanto. Chicos, suerte.-le dijo, viendo como el capitán le asintió y ella, terminó yéndose en su caballo.
-Bien.-Levi se giró, observándonos a todos.-¿Están listos?-nos preguntó, a lo cual alce una ceja y sonreí de lado.
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Próximo capítulo: Sobré mi.
El escuadrón ha llegado al centro de la ciudad, pero no sólo la policía militar le pisará los talones, se verán en un debate ante la vida de Eren y Historia corra riesgo.
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