𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨
Somos uno.
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A través de la fría noche, podía ver claramente las antiguas ruinas, y aún lado de ellas, una iglesia reconstruida. Lo que Hange había narrado, era más que cierto, lo difícil era encontrar una entrada en donde Eren e Historia pudieran estar. Éramos los únicos a la deriva en esta parte del bosque, no veíamos señales de la gente de Kenny Ackerman, pero apostábamos lo que sea, que estaban aquí. Sabíamos que enfrentarnos a ellos sería nuevamente una pelea a sangre fría por nuestras vidas, y me preocupaba el hecho de nuevamente dudar. Acomodaba las correas de mis equipos, colocados en mi cintura. Al menos había podido restaurar las hojas que gaste en el último combate. Debía admitir que aquella mujer me había pegado unos buenos golpes en el costado, porque aún me dolía. No había tenido un combate cuerpo a cuerpo con alguien, no desde hace mucho tiempo. Era una habilidad que no desarrolle en los entrenamientos cuando me adentré a la academia, no era de combatir a menudo, con quien siempre combatí fue con Armin, y me daba buena pelea, pensaba estratégicamente y lograba tumbarme. Nunca pensé que en algún momento, tendríamos que utilizar ese combate, no cuando crees que la guerra es solo contra una raza inferior, pero cuando vienes de una nación como la mía, sabes y entiendes que la amenaza para un humano, es otro humano.
-Aún no encuentran un pasaje o algo que nos lleve a donde pueden estar.-la voz de Mikasa me hizo girar mi campo visual, observando cómo caminaba hacia mi cabizbaja, y con un toque de seriedad, no estaba relajada.-Si no avanzamos, podrían devorar a Eren.-ella toco su cabeza, y una expresión de molestia la agobio.
-¿Mikasa?-se veía perdida, y aún acariciando su frente, como si le doliera.-Lo encontraremos. Confía.-le pedí, acercándome a ella.
-Él, es la única familia que tengo... -musitaba.-No puedo perderlo.-continuaba diciendo, afligida a un sentimiento que desconocía.-Si algo le pasa, voy enloquecer.-añadía, elevando su mirada, para verme entristecida.
-Creo que no serás la única... -susurré, bajando la cabeza, aunque yo intentaba de contenerme más.
-No se alejen, sabemos que no estamos solos aquí.-la voz de Armin se esclareció en medio del ambiente, visualizándolo en cómo se acercaba con sigilo y malicia.
-Vamos a tener problemas si ellos están aquí como estamos prediciendo.-opinaba.-Son fuertes, son ágiles, saben muy bien lo que hacen.-les decía a ellos, mientras que me miraban, pero Armin parecía sonreír.-¿Dije un chiste?-pregunté sería, y él negó pasmado.
-No, no es eso.-me aclaraba, mirándome.-Es solo que me di cuenta que siempre hemos sido nosotros, los mismos tres jóvenes cuidando más que nadie la espalda de Eren.-me indicaba, sonriendo, pero de una manera nostálgico.-Los cuatro, somos uno.-añadía, en un suspiro.-Da igual, veamos que han encontrado en el interior de la iglesia.-nos pidió Armin, pero nuevamente no pude moverme ante lo que dijo, y me quede por un momento cabizbaja.
-Amaya, vamos. No hay tiempo que perder.-me decía Mikasa, estaba atrás de mi, pero yo tan solo no podía moverme.
-Cuando esto termine, hay algo que debo decirles.-le comenté, creando un silencio entre ella y Armin.-Pero, cuando todo termine realmente.-esclarecí.
-Claro.-me respondió Armin, a lo que me giré para seguir a su lado, y en el de Mikasa.-¿Estás bien?-me preguntó, notando que había quedado un poco afligida con lo que dije.
-Si... -respondí serena, y por un momento la visualización de una imagen familiar, vino a mi mente.-Mi hermana siempre me decía que éramos uno, porque somos casi idénticas.-le contaba a este, quien me miró asombrado.
-Tuvieron que pasar tres años para que dijeras que tenías familia.-él sonrió, orgulloso.-Significa que al fin y al cabo, confías en nosotros.-le sonreí de lado, de manera nostálgica recordando a mi hermana, y un vacío me recorrió; la extrañaba.
-¡La encontré!-visualizamos a Hange dentro de la iglesia, estaba arrodillada en el suelo, con los demás alrededor.-Es una compuerta secreta, Eren e Historia deben estar acá abajo, con los enemigos. Solo espero que la zona sea como predije.-nos decía, abriendo la compuerta, viendo una gran bajada con escaleras, como si fuera un sótano.
-Espero que los regalos que nos tomamos la molestia de coger, nos sirvan de algo.-Levi miraba a Armin, quien visualizaba y preparaba por encima aquella gran defensa, esa arma no sé la esperaban.
-Está listo.-le avisaba Armin al capitán, quien asentía.
-¿Están todos listos para ensuciarse las manos?-nos preguntó el capitán, un gran silencio se formó, con mucha tensión.-Luego de que nos adentremos por la compuerta, lanzaremos primordialmente las pólvoras. Sasha, preparas tus flechas y con las antorchas las encenderás, lanzándolas y dándonos ventaja de camuflaje. Se nos hará más fácil poder atacar al enemigo, estarán a ciegas, y no tendrán ventaja. Tan pronto yo, Mikasa y Amaya nos adéntrenos al humo, lanzarán las señales de las bengalas como más camuflaje.-explicaba detalladamente Levi, mientras que le escuchábamos.-Amaya, intenta de rodear las esquinas, si las hay. Es más probable que cojas más agilidad, y puedas ayudarme a rematarlos. O si ves que es muy complicado, alinea con Mikasa. Una en la derecha, y otra en la izquierda, cuando lleguen al centro, los tres podremos atacar.-asentía ante su plan.
-Capitán, debemos tener con exactitud a cuantos enemigos estaríamos enfrentando.-opinó Connie, mirando a Levi quien asentía.
-Tan pronto me adentre a través del humo, intentaré rodearles y contarles, luego les indicaré en voz alta, si hay una máxima cantidad, continuaremos de manera precavida.-nos indicaba Levi.-Armin y Moblit, pueden quedarse junto a Sasha, podrían ser quienes continúen lanzando bengalas para darnos camuflaje.-decía él, y los demás asintieron.-Bien, entonces, entremos al infierno.-nos pidió, alentándonos.
Esperamos que el capitán fuera el primer valiente en adentrarse por el pasaje, mientras que no tardamos en rodear los barriles que contenían pólvora adentro. Empezamos a rodarlos con precaución, y mucho sigilo. Poco a poco que fuimos entrando, vimos mucha oscuridad, pero no tardaron los demás en encender las antorchas; iluminando. Había un gran silencio, podíamos escuchar nuestras propias respiraciones. Sabíamos que un caos se adueñaría del lugar, al menos estaba consiente que sería una pelea fría y con mucha sangre. Quería mentalizarme, quería enfocarme en lo que debía hacer, porque no importa qué tan humana sea, era mi vida, o la de ellos. Trague saliva, no sabía si tendría el valor que tuve para clavar otra hoja, para matar a alguien, o para dejar que muera. Sudaba frío con pensarlo, pero tampoco me imaginaba muriendo sin dar una buena pelea, una que se merecían por lo que nos estaban haciendo pasar, o por lo que quizás estarían haciéndole pasar a Eren. No podría morir sin ver que estaba bien, sin ver que pudimos lograr que lo salvaran. Porque aunque me costara la vida, salvaría la suya. Más allá, todos pudimos ver un fondo cristalino, uno que reconocía de donde provenía.
Nos adentramos más a fondo, habíamos llegado, pero aquí no era donde Eren debía estar, no sería tan fácil, estaba consiente de eso. Pude visualizar como el capitán Levi le hacía una señal a Sasha, esto empezaría y estaba más nerviosa que nunca. Ella tenía su mirada tensa, todos nos sentíamos así, con temor y la mezcla de adrenalina en nuestras venas. Ella encendió sus flechas, elevando su arco, para así empezar el duelo en cuanto Armin y yo, rodamos los barriles, los cuales ella explotó, creando un leve sonido y la intoxicación del humo negro, que cegaría al ambiente, y a nuestros próximos enemigos. Nos midamos, estábamos preparados para esta pelea, por más miedo que tuviéramos, y la razón era la misma que de un principio, estábamos juntos. Levi alzó su mano, dándome una señal a mi y a Mikasa, entendimos nuestro deber, y sin pensarlo me lance por el vapor con el equipo de maniobras tridimensionales, a ciegas. Podía intoxicarme, pero intenté de no consumir aquel aire. Mi corazón palpitaba con fuerza, pero esto se sentía en una acción que no podía controlar, era la jodida adrenalina que me tenía abrazada en esta situación.
-¡Hay treinta y cinco en las columnas!-la voz de Levi se escuchó fuertemente por este lugar, dándonos como aviso a lo que le daríamos pelea; él estaba elevado, iba a dar pelea.
-¡Dispérsense! ¡Rodeen a cada uno en grupo!-una voz femenina desconocida se escuchó altamente, aún no podía ver a mis enemigos, pero el humo se esparcía, y tan solo observe cómo Levi me miró pasando por mi lado, asintiéndome, junto a Hange y su gente, éramos suficiente.
Estaba en el aire, con poca protección ante tener que rodear las esquinas de estas columnas cristalinas, y quizás mínima fuerza, pero tenía en mente lo que Armin nos había explicado sobre ellos. Tenían una debilidad, como cualquier forastero. Ellos no podían disparar de espalda ante tener su gancho y puntaje, en una sola dirección, estaban jodidos. Baje de altitud, presentí el ataque de un enemigo ante el hueco que se provocó en el humo cuando uno de ellos disparó. Me volteé con velocidad, y observe su espalda. No lo pensé dos veces, lleve mi gancho hasta él, y escuché su gemido cuando logré que aquel metal sobrepasará su piel. La sangre cayó de charco en aquel suelo, y no tarde en empujarlo hacia. Mordí mis labios, trague amargo, pero con mucha energía saque mis hojas de los equipos tridimensionales, y sentí como raspé todo su costado al punto de dejarlo caer al suelo. Me volteé, no podía darle la espalda al enemigo, pero también vi de manera masoquista como él cayó al suelo, ensangrentado, no lo había matado, pero no sería problema para alguno de nosotros. Con ambas piernas me impulsaba en el aire, y más cuando pude tener gran agilidad ante rodear aquella esquina.
Frente a mi venia una mujer, rubia y con un rostro de enojo que la consumía. Arriba de mi pude escuchar otro gas, me moví con rapidez ante ver cómo me querían bloquear, pero no lo permití. Me camuflé en aquella bengala que mis compañeros habían lanzado, me perdieron de vista, pero quien estaba arriba ahora, era yo. Baje de altitud, y logré treparme en la espalda de aquel hombre, le incrusté mi hoja en su hombro, su grito se repitió varia veces, creando tensión en sus compañeros. Lo sometí a mi fuerza mientras que su sangre recorría mi ropa, me dirigí a la columna, y sostuve nuestro peso ante enganchar mi gancho ahí. sosteniéndome de la columna. Esclarecí la vista, debía ver qué sucedía alrededor de mi, pero
Podía ver a su compañera dirigirse a mi, se acercaba, pero no disparaba, era astuta, pero esperando a que se acercara empuje con fuerza a su compañero para que chocara con ella, logrando que yo pudiese escapar de ellos. Escuché su gruñido, pero no era ágil, no tanto como yo. Me impulsé en otra de las esquinas, y pude ver a Mikasa, esta sostuvo mi mano, y me impulsó de donde ella trataba de escapar. Con fuerza logre dar un buen impulso, para así demacrar a sangre fría a uno de los hombres que la perseguía.
-Lo mate... -susurré, viendo como caía al suelo, sin removerse o quejarse, ni siquiera supe en que momento le hice el golpe, pero lo había matado.
-¡No te concentres en eso! ¡Pelea!-me grito Mikasa, mientras que me detuve en una columna para respirar grueso, pero podía ver desde aquí como ella parecía un rayo.
-¡Sorpresa!-abrí mis ojos grandemente cuando de repente, entre otras columnas frente a mi, apareció aquel hombre, Kenny Ackerman.
-¡Carajo!-grite fuertemente cuando disparos, rompiendo una de las columnas, ante no poder atacarme, me escondí detrás de esta, escuchándolo reír, estaba clara que Levi sería su objetivo.-Maldito psicopata.-masculle, pero ante desconcentrarme abrí los ojos grandemente cuando aquella mujer llegó hasta a mi nuevamente, empujándome con una patada, haciendo que perdiera el balance, y casi cayera al vacío, pero entre la agitación logré que mi gancho llegara hasta otra columna.
-Amaya.-la voz de Levi llegó hasta a mi, lo busqué a los alrededores, pero llego hasta a mi en aquella columna.-Tenemos ventajas, podemos vencerles.-me decía.
-Si ella me atrapa, me descuartiza.-admití, era mayor, y se veía con muchísima más experiencia, pero Levi no tardó en lanzar una de las pólvoras, creando humo negro.
-Que no te atrape.-musitó, lanzándose nuevamente por el humo, y debía admitirlo, él estaba completamente demente, pero me agradaba, y eso hizo que me lanzara al humo.
No podía verlos, pero solo se que Levi aún lado de mi, atrapo mi mano con fuerza. Me volteo en el aire, con la misma acción que había hecho con Mikasa, él me quería dar impulso para contraatacar, y había funcionado. Con mis hojas elevadas, el primer reflejo que vi en el humo, fue el de Kenny Ackerman. Pasando por su lado, pude lograr cortarle en el brazo, haciendo que perdiera el control de su altitud. No mire más atrás, encontrándome con aquella mujer de frente, pero con rapidez eleve mi altitud, creando que ella pasara por debajo de mi y no pudiera atacarme. Ya no podía respirar bien de lo agitada que estaba, y mis músculos empezaban a calentarse, me cansaba. Ella se acercó, no se cansaba de perseguirme, me creía una amenaza, así que con enfado, le lance una de mis hojas. Ella intento de esquivarla, pero cuando lo hizo, se quedó atónica ante ver como se incrustó en el cuerpo de otro compañero suyo, él gimió, y rápidamente perdió el balance haciendo que cayera al vacío, y fue ahí donde nuevamente me quedaba ahí elida. La sangre salpicó, y ella me miró con un rostro, uno que la hacía parecer un demonio, tanto que apretó sus armas con tanta fuerza que las hacía temblar. Mi piel se erizo, y abrí mis ojos grandemente cuando expandí mi vista ante aquel grito desgarrador, donde pude observar a Hange caer bruscamente al suelo, inconsciente y repleta de sangre.
Desvíe mi camino de las columnas, para bajar la altitud y dirigirme hacia allá, pero le había dado la espalda a mi enemigo, y fue donde ahí caí en la trampa, una que yo misma me puse. Me giré ante verla, pero había sido tarde, no importaba lo ágil que pudiera ser, estaba encima de mi, y su arma estaba elevada, hasta que jalo el gatillo. Mi boca se abrió, se abrió en un desgarrador grito cuando mi piel se rasgó por completo, creando un terrible calentón y ardor ante el desprendimiento de mi piel cuando aquella bala se incrustó completamente en mi muslo. Mis ojos se humedecieron, pero había perdido el balance por completo, aunque mi grito alertó a mis compañeros, e incluso al capitán que se dirigía rápido hacia mi, mi gancho se soltó, y caí bruscamente al suelo. Mi cabeza impacto, y mi espalda también, mientras que mis labios temblaban, estaba consiente de lo que sucedía, inclusive del dolor. Así que me quede por un momento quieta, y acostada en el suelo, sabiendo que era señuelo fácil para aquellos que nos querían cazar. Eleve un poco mi cabeza, visualizando el bache de sangre que se estaba creando en el suelo, éramos dos caídas.
-La bala.-veía el hoyuelo en mi muslo, estaba mareada, y lo doloroso no era la caída o la herida, era la bala que aún estaba adentro.-¡Ah!-gritaba fuertemente cuando intente de meterme los dedos por la herida, traspasando mi piel.-¡Ah!-mis lágrimas salían ante el ardor, y la sangre que trascendía en salir.
-¡Retírense al último punto de defensa! ¡Reagrupemos!-escuchaba aquella mujer, y veía como todos los que aún permanecían con vida, se iban atrás suyo, y ni siquiera pude detenerle.
-¡Amaya!-el capitán no tardó en llegar hasta a mi, mirándome con precaución, habían cortaduras en su rostro, pero él con mucha fuerza rascó parte de la manga larga que adornaba mi camisa.-Ya no vas a continuar.-ordenó, a lo que gemí en un grito cuando apretó con fuerza mi herida, mordí mis labios, pero deje que Levi me sostuviera en sus brazos cuando un leve temblor se sentía, podía ver claramente como una gran tela grande de malla arropaba la entrada de otro pasaje.
-¡Eren debe estar ahí!-le dije al capitán, quien me aferraba a su cuerpo, pero una gran iluminación casi nos cegaba, continua de un temblor repetitivo.
-¡Eren!-grito fuertemente Mikasa, quien intentó de llegar al pasaje, pero claramente no podía hacerlo, nadie de nosotros.
-Las ruinas van a caer, vamos a morir aplastados... -musitaba entrecortada, con mucho miedo, y sin esperanza de nada.-No podremos salvar a Eren... -continuaba diciendo, abastecida en el cansancio.
-¡Capitán, el agujero!-alce la mirada, viendo donde Armin apuntaba y es que se veía claramente un agujero que quizás los llevaría a donde estaba Eren, mientras tanto, el lugar seguía temblando.
-¡Armin, Moblit! Encárguense de llevar a Hange y Amaya fuera, ¡ahora!-abrí mis ojos grandemente y veía como Levi se acercaba a Armin, para que pudiera sostenerme en sus brazos, pero me negué, y me empujé de su cuerpo; caí, y gemí fuertemente, mientras que Levi intentaba de sostenerme.-¡Es una orden! ¡No voy a permitir que mueras desangrada!-me gritaba, molesto.
-¡No voy abandonar a Eren otra vez!-le grite con mis ojos humedecidos.-¡Me vale una mierda si muero!-le decía sosteniéndome a él, ante sentir como el suelo temblaba.
-¡A mi si me importa si mueres!-me respondió él en otro grito.-¡Estás aquí porque hemos confiado en ti, que tu manera tan impulsiva de actuar no te haga hacer que pierdas mi confianza y la de tus compañeros!-sostuvo mi mano con fuerza, porque ni siquiera me percaté en que iba a morder mi mano, y desatar un caos aquí, nadie se percató, pero él si.-Responde a mi orden.-me pidió, se veía enojado, pero también desesperado, así que con la cabeza baja, acepte la ayuda de Armin y me negué en ayudar para rescatar a Eren.
-Tsk.-molesta, con mucha impotencia puse todo mi soporte en el cuerpo de Armin, sabiendo que a él también le costaba que ellos se fueran, y que nosotros no pudiéramos hacer nada.
No quería irme, no quería hacerlo. Les veía, los observaba, y quizás Armin si tenía razón, éramos uno. Ellos se elevaron en el aire, estaban dispuestos a arriesgarlo todo por Eren, tanto como yo. Desaparecieron en aquel agujero, uno por uno. La tierra aún se removía, no teníamos idea de lo que estaba pasando, o de lo que pudiera pasar, solo se que, se lo dejaba en sus manos, como ellos quizás lo habrían dejado en las mías. Me costo, trague saliva y estuve cabizbaja, mordiendo mis labios ante el dolor infernal que sentía en mi muslo. Intentábamos de avanzar, pero aún no tocaba tierra firme. No miraba atrás, me era más difícil dejarlos ir, que mantenerlos. Armin hacía lo posible para que no pusiera peso en mi pie, pero era fuerte, y Levi había apretado la herida bastante bien, pero íbamos a tener que darle un buen socorro. Me coloco en su espalda, subiendo las escaleras para salir del pasaje detrás de Moblit, quien avanzaba más. Pudimos lograr sobresalir, estábamos afuera nuevamente, pero tomábamos un ritmo más lejano, pues aún la tierra se estaba moviendo, y eso me causaba muchos escalofríos. Aferraba mi cuerpo al de Armin, pero ambos caímos en el suelo, lejos de la iglesia cuando la tierra parecía abrirse.
-¿Qué carajos?-pregunté agitada, aún lado de la carreta, donde podía ver a Moblit buscar algún tipo de defensa, mientras que Hange parecía empezar a reaccionar en el suelo tirada.
-Se está abriendo la tierra... -musitaba Armin, aturdido, estaba levantado y podía ver mejor que yo.-No comprendo nada.-decía.
-De seguro algo salió mal, ese, no debe ser Eren.-observe a Hange, quien llegó a mi lado, estaba adolorida y sangre brotaba de su costado.-Ah, maldición... -maldecía cayendo de rodillas, mientras que aturdidos observamos cómo un gran gusano sobresalía de la tierra.
-¿Eso es un titán?-preguntaba Armin, pero realmente se veía escalofriante.-Debe ser un anormal.-afirmó, a lo que Moblit tiró unas mochilas a nuestro lado.
-El capitán Levi me indicó que le diéramos prioridad a sus heridas, no llegaremos a la ciudad a tiempo, debemos socorrerlas aquí.-decía Moblit, a lo que Armin se arrodilló aún lado mío, mientras que aquel subordinado veía fijamente a Hange.-Teniente, esto te arderá un poco, pero debo desinfectar la herida.-le advirtió, y ella asintió, aunque su expresión y gemido fue amargo cuando eso sucedió.
-Armin, debes hacer... carajo, haz lo mismo.-pedía Hange entre dientes, mientras que yo abrumada veía como Moblit le pasaba un embalse de alcohol a Armin, quien me miraba desorientado.-Esa herida se ve muy mal, de seguro fue una bala.-comentó ella, mordiendo sus labios mientras Moblit traspasaba en su piel una aguja con hilo, cocía su herida.-Derrama bastante alcohol, y luego, saca la bala si aún sigue ahí.-le pidió Hange a Armin temblorosa, a lo que él me miró de manera vaga y se denegó.-Debes hacerlo.-volvió a pedir, sabiendo que debía no estar tan profunda, y él tragando saliva asintió.
-Puedo resistir.-indique, pero vi como Moblit por un momento se levantó, llevando sus manos a mis pies, a lo que miré a Hange h ella misma se vendaba.-No, oye, espera.-mi voz entrecortada no pudo evitar mucho, así que grite fuertemente y sentía como Moblit sostenía mis piernas cuando quise patalear ante sentir como Armin derramaba alcohol en mi muslo.
Mis lágrimas se desprendieron con rapidez, era un ardor infernal, como si sacara cada impureza que había allí. Patalee fuertemente, pero Moblit me impedía hacerlo, estaba inmóvil con Armin metiendo sus dedos dentro de mi muslo, desgarrando un poco mi piel, tocando mis arterias, todo se sentía abrumador. Estaba sudando, y mis párpados muy pesados. Él continuaba intentando de sacar la bala, quizás lo que quedaba de ella, pero ya no podía gritar mas, así que solo lloraba y apretaba mis labios, perdiendo conciencia. Podía verlo, su rubio cabello y como sudaba, me miraba apenado y muy triste con sus dedos llenos de sangre. Se veía preocupado, de seguro me estaba desangrando, había de haber hecho algo mal, porque me dolía demasiado, me sentía muy débil, muy débil. Escuchaba su voz lejos, muy lejos, pero se que en sus dedos sostenía algo, pero no podía verlo. Así que nuevamente jadee cuando sentí ese ardor, era como si me quemara todo. Perdí fuerzas para removerme, así que no podía sentir ni siquiera como la aguja pasaba por mi piel, queriendo cerrarla. Hange estaba mirándome fijamente, estaba casi trepada encima de mi. Me llamaba, y me tocaba el rostro con sus manos, pero no le respondía.
Ella me removía, pero no le hacía caso. Observaba las estrellas, brillaban demasiado. Debía estar agonizando, y casi podía alucinar, porque juraba escuchar las olas llegar a la orilla del mar. Mi vista estaba borrosa, pero podía escuchar la voz llamarme, la voz de mi mamá en un suave canto. Era el desespero de tenerla a mi lado, de no poder superar su muerte, y es que, cuando un ser querido se va, no importa donde haya quedado su alma, una parte suya siempre estará plasmada en tu piel como una huella. El dolor de su ausencia consumirá cada extremidad que tenga tu cuerpo, y genera un vacío del que nunca puedes escapar al final del día, incluso en cada suspiro se siente su ausencia. La llamaba, e incluso alce mi mano, deseando poder sentir que llegaría a ella, pero un parpadeo lo visualicé a él. Sus verdosos azulados ojos me miraban, me veía con preocupación, y lo escuchaba llamar, él sostenía mi mano en el aire y con suavidad la bajaba. Parpadeé varias veces, Eren me miraba detenidamente, estaba sin camisa y las marcas de su transformación en la mejilla, pero tenía una gran abertura en la frente, de donde le brotaba sangre, mi mano acarició su rostro. E intentaba de sonreírle, pero no podía.
-¡Oye! No te puedes morir aquí.-escuchaba la voz de Jean, quería mirarle, pero con tanto cansancio solo me bastó para mirar a Historia, y sonreírle.-Uf, pensé que moriríamos... -le escuché decir.
-¿Como lo hemos librado?-se preguntaba Connie, yo lloraba, porque todos habían llegado, incluso el capitán quien me miraba y asentía ante verme.-¡Eren, eso fue genial!-la emoción de Connie llegaba a mis tímpanos, pero Eren estaba concentrado en mi.
-Ey, mírame.-me pidió Eren, acariciándome el cabello con un suave tacto.-Ya estoy aquí.-dijo, limpiando mis lágrimas, a lo que con cuidado lleve mi mano a su mejilla, acariciándolo.-Ya estoy aquí, no vayas a morir.-me pidió en una sonrisa, y negué.
-Entonces, ¿nos vamos a casar?-musité entrecortadamente, y pude escucharlo sonreír, mientras que se dirigió a mi con cuidado, dándome un leve beso en la frente.
-Si, te lo juro... -beso con suavidad mi frente nuevamente, y podía sentir mis ojos húmedos, las lágrimas aún se deslizaban por mis mejillas, y sentí una presión en el corazón, una muy fuerte.-No importa que, nos casaremos... -volvió a decir.
-¿Aunque sea un titán?-susurré, viendo como Eren se quedó aturdido, mirándome.
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Próximo capítulo: Un pasó más adelante.
Los chicos deberán rodear a Rod Reiss, quien se ha convertido en un titán anormal, con intención de atacar los muros.
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