Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Uno. "Papel"

“ Un grano de arroz puede inclinar la balanza; un alfa puede marcar la diferencia entre la victoria y la derrota.


La pequeña mesa en la que tomaban el té estaba silenciosa, tanto la castaña como la mujer mayor de cabellos blancos estaban cómodas, no eran necesarias las palabras. De repente, Toji entro por la puerta, sentandose junto a ambas mujeres.

─Megumi irá con Madame Mei. ─hablo después de otro corto silencio en el ambiente─ ya está hecho.

Ninguno dijo nada, la mujer mayor simplemente suspiro. Sabiendo lo que iba a pasar, se terminó su té y se levantó con cuidado, caminando a la cocina. Tanto Toji como su hija estaban en completo silencio, pero el alfa de la familia sabía que ella diría algo.

─No puedes obligarlo. ─hablo, finalmente cuando vio que su abuela estaba lo suficientemente lejos─ no, en realidad; él no tiene que hacer esto.

─Ya hemos hablado de este tema... ─Toji frunció el ceño mientras dejaba la taza con té en la mesa─ alguien debe seguir cumpliendo la tradición en la familia Fushiguro, y él es un omega. Es su deber.

─¡Tiene que haber otra solución! ─dejo bruscamente la taza en el pequeño mueble de madera─ ¡No puedes hacer que siga esta estúpida tradicion solo por ser el omega de la familia! ¡¿Por qué no puedo hacerlo yo?!

─Porque eres una beta. ─respondió tajante el mayor─ hemos tenido esta charla miles de veces, Tsumiki. No insistas.

─¡¿Qué no insista?! ¡Papá, ni siquiera le has consultado a Megumi si está de acuerdo con esto! No, ─corto su oración, para luego añadir─: ¡Ni siquiera le has dicho que será parte de esto! ¡¿Es qué acaso no piensas en él?!

─Pienso en él y en lo que es mejor para la familia. ─volvió a hablar mientras fijaba su mirada en su hija─ alguien debe seguir la tradición, y no vamos a dejar algo que está en nuestro linaje desde hace años solo por él.

─Entonces deja que lo haga yo, por favor. ─insistió, mientras trataba de convencer a su padre─ tiene que haber otra solución, no...no quiero que Megumi viva una vida así, él ni siquiera está de acuerdo con el matrimonio. ─apretó con fuerza la taza entre sus manos─

─Escucha, Tsumiki, yo tampoco estoy del todo de acuerdo con esto...

─Entonces no lo obligues. ─volvió a interrumpirlo─

─Pero francamente tampoco puedo hacer mucho, sabes como son las leyes. ¿O acaso prefieres que tu hermano reciba las malas miradas de la gente del pueblo? ─ante eso, la castaña quedó en silencio y bajo la mirada─ somos gente importante, Tsumiki, no lo olvides. Y eso nos hace un blanco fácil para las críticas, lo mejor es seguir manteniendo el honor de esta familia.

La joven Fushiguro de la familia atino a morderse levemente el labio, mientras agachaba más la cabeza. Intentando que no salga ninguna lágrima de sus orbes chocolate. Sin poder más, se levantó bruscamente del suelo y salió por la puerta trasera, Toji simplemente suspiro.

La castaña cruzo aquella entrada circular en la pared, llegando al hermoso patio. A lo lejos, vio a su hermano menor bajo el árbol, sentado en el suelo mientras jugaba con una de las tantas flores que caían de las ramas. Suspiro, y limpiándose las pocas lágrimas que amenazaban con salir, se sentó junto al azabache.

Ninguno dijo nada, y no lo creían necesario tampoco. Tsumiki sabía que su hermano no era de sacar temas de conversación, tampoco es como si fuera muy hablador, y ella respetaba eso. Mayormente solo disfrutaban del cómodo silencio.

─Lo siento. ─corto el silencio en un susurro como si una tijera cortara a un papel─, lo siento, lo siento, lo siento...

Dobló sus rodillas y abrazo sus piernas, ocultandose en sus brazos mientras sentía aquellas saladas lágrimas, como si volviera a ser aquella pequeña niña de diez años que trataba de ser fuerte y proteger a su hermano de todo. Los orbes azules la miraban expectantes, sin querer decir nada; dejando que de alguna manera, pudiera desahogarse.

─¿Por qué? ─dijo en el mismo tono de voz, volviendo a mirar las flores─

─Lo siento...─un hipido se escuchó por su parte─...esto no estaría pasando si yo ocupara tu lugar. ─dijo finalmente mientras limpiaba el agua en sus ojos─ tú no tendrías que preocuparte por nada.

Parecía querer llorar más fuerte, estaba tan cansada. Cansada de que siempre tuviera que estar atenta a lo que hace, a lo que dice, con quién se relaciona, y hasta lo que lleva puesto por ser parte de la familia Fushiguro. Cualquier mínimo error podría ser una razón para criticar a la familia, y era tan agotador. Llevaba años intentando proteger al pelinegro de aquellos prejuicios, porque lo que menos quería era ver a Megumi afectado y estresado por no cumplir los “estándares” que debía de tener, prefería mil veces pasar por aquello a que lo haga su pequeño hermano.

─No es tu culpa. ─Megumi suspiro, arrugando aquella flor rosada en su mano─, y tampoco la mía. Ni la de papá, o la abuela. ─miro a su hermana, quien intentaba secarse las lágrimas─. Alguien debe cumplir con esta familia, y seguir trayendo el honor. Y me ha tocado a mí.

─P-Pero tú dijiste...

─Tenia...¿ocho, o tal vez nueve? No llegaba a tener diez años, Tsu. ─la interrumpió mientras recostaba su cabeza en el arbol─ sé lo que dije, pero ambos sabíamos que era una completa estupidez.

─No es una estupidez, Megumi. ─suspiro, tratando de calmarse─

─Lo es, al menos para el mundo en el que vivimos. ─volvió a hablar, mirando como caían las flores de las ramas─ si tengo que casarme, tener hijos y aparentar tener una familia perfecta con un estúpido alfa; es lo que voy a hacer.

Todo volvió a quedarse en silencio, Tsumiki parecía querer decir tantas cosas, pero no tener el valor para decirlas. Megumi sabía que su hermana tenía aquellas palabras atoradas en su garganta, pero no la presionaría para que le diga. Jamás presionaría a su hermana.

─Megumi. ─lo llamo, después del corto silencio─. ¿Qué quieres hacer?

Ante eso, el de cabellos oscuros simplemente quedó callado. Fueron unos pocos segundos mientras miraba a una mariposa quedarse en una rama cercana, sintiendo la mirada cafeína de su hermana mayor.

─Lo que se supone que deba de hacer. ─termino por decir en un tono bajo─ y si eso incluye ser un omega perfecto en la familia, es lo que haré.

Tsumiki ensanchó una pequeña sonrisa, mientras seguía mirando a su hermano. Aún abrazando sus piernas. Sabía que Megumi realmente no quería eso, pero él siempre estaría callado, y no podría obligarlo a hablar.

─Te quiero. ─sonrió, mientras volvía a sentir algunas lágrimas salir de sus ojos─

─Yo también, Tsu. ─la miro mientras secaba sus lágrimas y también sonreía─ eres una llorona, ¿lo sabías?

─Tú también llorabas mucho cuando éramos niños, Megumi. ─respondió mientras una risa se hacía presente en en lugar─

─No es cierto. ─nego, jugando con una pequeña rama─

─¡Sí lo es! ─agarro su mejilla para luego estirarla levemente─ ¡Lloraste cuando papá te dijo que no podíamos tener un perro!

─Pero al final dijo que sí. ─respondió mientras acariciaba sus cachetes─...entonces, debo memorizarme el "último de los preceptos" ¿Verdad?

─¿Qué comiste hoy que adivinaste? ─contesto en un susurro mientras miraba a la distancia el verde pasto del patio─

─Bueno, supongo que no sacarías “ese” tema por nada. ─enfatizo la palabra─ sé que no te gusta que me recuerden mi "posición" por ser omega. ─suspiro ante unos vagos recuerdos que aparecían en su mente─ y menos si se trata de la familia.

─Es que es estúpido. ─bufo, ocultandose más en sus piernas─ te están obligando a encajar en los estándares de otros y ser una máquina de bebés. ─aparto su rostro, dejando ver su perfecto ceño fruncido─

─Tsumiki... ─Megumi volvió a suspirar─

─No me malinterpretes, hermanito. Pero me molesta demasiado toda esta estupidez de que los omegas deben quedarse en casa y cumplir con estos tontos estándares, mientras que los alfas tienen más libertades. ─termino por decir mientras se recostaba en el árbol─

─Y en todo caso, ¿no deberías de quejarte por ser beta? Tú tienes que estar haciendo cualquier cosa "importante" para que te tengan en cuenta, sin ofender. ─aclaro lo último mientras la miraba─ siempre te quedabas hasta tarde leyendo y practicando tus modales. Practicabas tu manera de hablar, como servir el té, maquillarte, peinarte, e incluso te dejaste crecer el cabello; aunque no te gusta tenerlo largo. Y mucho menos peinarlo de una manera tan complicada. También le pedías consejos a la abuela, y hacias lo posible para terminar siempre en primer lugar en todo. 

─No puedo negarte todo eso. ─noto como una mariposa se quedaba en su hombro─ pero no estamos hablando de mí. No quiero que te vean como algo sexual y para tener hijos, ¡eres mi hermano! ¡Y tú siempre has dicho que estabas en contra de esto!

─Tsumiki, no tenía ni diez años, un omega queriendo ser soltero es como intentar que el viejo tenga una cita sin espantar a medio pueblo primero. ─dijo refiriendose a Toji, y frunció el ceño cuando la castaña volvió a jalarlo de sus mejillas─

─¿Y eso qué?  ─se acerco a su hermano─ estas haciendo algo que tú no quieres, aunque no quieras admitirlo, Fushiguro Megumi. ─lo señalo─

─¿Podemos...simplemente dejar el tema y ya? ─suspiro por tercera vez─ esto no es algo que esté en discusión, Tsu. Solo...esperemos que esto acabe de una vez, y ya.

Tsumiki simplemente suspiro, dejando el tema atrás. Recostó su cabeza en el hombro del azabache mientras seguía mirando los desordenados pétalos que caían, notando como algunos caían en sus cabellos.

La castaña termino de barrer, sonrió al ver el limpio patio. Ya había hecho sus tareas, y suponía que Megumi también las había hecho. Su padre había salido temprano por asuntos personales, así que regresaría en un rato. Y la abuela había ido a visitar a una amiga, así que básicamente; no tenía nada que hacer.

─Hey. ─Megumi apareció mientras caminaba hacia su hermana─ ¿Necesitas algo del mercado?

─Mhm...no que yo sepa. ─hizo un gesto pensativo─ ¡Ah! Creo que la abuela dijo que se le acabó el té de oolong.

─¿Nada más? ─volvió a preguntar, sabiendo que su hermana podía ser algo olvidadiza─

─Nop. ─sonrió y despeinó los cabellos azabaches de su hermano, un gesto de cariño─ irás al mercado, ¿no?

─Iré con Toge. ─respondió con simpleza mientras acomodaba su cabello─ no le digas al viejo, ya sabes como es.

─¡Claro que no! Se vuelve insoportable. Sigo sin creer que una vez pensó que te estaba cortejando, el pobre no volvió a aparecer por tres meses. ─suspiró dejando la escoba en su lugar─ ¿Te imaginas? ¿Toge cortejandote? ─una pequeña risa se escapó de sus labios─

No es que su hermano no fuera atractivo o algo por el estilo, en realidad sí lo es (por no decir que es bastante popular entre los alfas y algunos betas). Pero Toge siempre había admitido sin titubear que Megumi era como su hermano menor, aunque solo se llevarán un año. De vez en cuando el azabache decía que ambos mayores (Toge y Tsumiki) eran muy exagerados y sobreprotectores con él, aunque muy en el fondo agradecía por tener personas que se preocupen.

Por supuesto que eran unidos, tanto que una vez el padre de Megumi malinterpreto las cosas y no pudo manejar sus “celos de padre” amenazando al pobre de Inumaki. Aunque obviamente el mayor se disculpo, el albino aún seguía incómodo con la presencia del alfa.

─¡Mandale un saludo de mi parte! ─dijo en tono alto mientras veía a su hermano alejarse, a lo que solo escucho un "sí, sí" de respuesta─

Siguió por su camino, no se extraño por las miradas que recibía y alguno de los murmullos. Lo normal. O eso era lo que siempre pensaba cuando podía escuchar las afiladas palabras que eran dirigidas hacía él, en las cuales lo único que destacaban era su “belleza”.

Sin interés alguno, y con su misma expresión la cual siempre era aburrida paso de largo en aquel lugar donde lo único que hacían era criticarlo hasta por dar el mínimo paso.

Sus pensamientos simplemente se enfocaban en la conversación que había tenido con su hermana en la mañana, ¿de verdad tendría que memorizarse el último de los preceptos? ¿Servir el té? ¿Lo calificarían para ser una esposa? Y aunque no quisiera aceptarlo, era algo que pasaría tarde o temprano.

Debía aceptarlo, el matrimonio era algo que nunca estuvo en sus planes. No es que le desagradara, simplemente...no encajaba con él. No se imaginaba al lado de una alfa o uno. Tampoco haciendo quehaceres, haciendo el papel de “damisela" o siendo padre. Ni siquiera estaba seguro si quería hijos.

Pero claro, era un omega. Era su deber terminar así, aunque no quisiera.

»Supongo que así ya nadie criticara a la familia « ─fue lo último que pensó mientras miraba sus pies, hasta que cierto sonido lo había despertado de su mente─

Otro sonido se hizo presente, parecía ser un...golpe. Curioso, sus orbes fueron hasta un callejón. Tenía un mal presentimiento, claramente no era bueno escuchar sonidos parecidos a una pelea en un lugar así, y menos debería meterse cuando su máxima habilidad de defensa personal era lanzar sus zapatos (los cuales únicamente lanzaba a Toge cuando lo molestaba).

Pero su curiosidad era más grande, y las sandalias duelen, ¿no?

Sus orbes azules trataron de enfocarse en aquellas sombras del fondo entre aquellas paredes, no se sorprendió de ver a tres alfas ahí. Lo supo por las fuertes feromonas que abundaban en lugar, suspiro, tratando de no respirar aquel asqueroso aroma.

Sus pies estaban a punto de irse de su "escondite" hasta que escucho un fuerte sonido en forma de queja. Volvió su mirada hacia aquellos hombres, sin comprender que fue lo que ahora estaba pasando.

¿Qué carajo?

No podía ser posible, ¿verdad?

Un hombre de una estatura alta (podría jugar que un poco más alto que él) estaba ahí, no podía ver su rostro por la tela que estaba encima, sin embargo, parecía estar peleando con aquellos hombres que lo superan en altura, masa muscular y posiblemente cualquier otra cosa.

Sus orbes se abrieron a más no poder al ver como lograba darle un golpe a uno de los alfas, era un castaño. Pero lo que le causó tal emocion fue la marca de omega que estaba en su clavícula, la cual fue notable debido a tal movimiento.

Un omega peleando con tres alfas, ¿desde cuándo pasaba eso? Peor era saber que mayormente los omegas ni siquiera sabían defenderse, hacían el papel de damiselas en muchas ocasiones, y eran defendidos por sus alfas. Aparto la vista, tratando de procesar aquello. ¿Debería ayudar? Aunque claro, no serviría de nada.

Fácilmente podría pedir ayuda, pero nadie se metería en eso, probablemente solo ignorarían la situación o simplemente harían sus chismes, gente estúpida. Debía pensar en algo rápido, aunque tampoco entendía el porqué intentaba ayudar a un completo desconocido.

Volvió a mirar aquel callejón, topandose con una imagen que no hizo más que dejarlo con un mal sabor de boca. Aquellos tres alfas estaban inconscientes en el suelo de tierra, con leves golpes, aunque no parecían ser graves.

Su intenso indigo fue mezclado con el afilado chocolate en los orbes de aquel omega, era como una daga. Aquella mirada no mostraba piedad, sin embargo, había un pequeño brillo. Y cuando no pudo más, salió corriendo.

El beta albino al parecer iba a llegar algo tarde (se lo esperaba), así que optó por mirar los demás puestos, tal vez podría comprar algo que llame su atención. Sin embargo, su mente no prestaba atención alguna a ningún mercado y objeto en específico. No podía dejar de pensar en el incidente de hace un rato.

¿Quién era aquel chico? ¿Por qué estaba peleando con aquellos alfas? ¿Por qué...sabía pelear así de bien?

Hasta donde sabía, los omegas no tenían permitido o tenían los requisitos para saber defensa personal, o aprenderla. De por si debían ser »delicados« y »coquetos«. Pero aquel extraño había acabado con tres alfas él solo.

Simplemente no podía prestar atención a nada más, tenía demasiadas dudas. Tal vez era verdad aquello que le decía su hermana; analizaba mucho las cosas. Pero cuando menos se dió cuenta, sus orbes azules se enfocaron en algo que le gusto; un broche.

Era un lindo broche pintado en dorado brillante y perfecto, con una bella flor. Daba aires de inocencia y ternura con sus colores rosados brillantes y fuertes que terminaban en un blanco intacto, una gran elegancia en los finos pétalos perfectos de la flor. Era un bonito.

─ »Seguramente Tsumiki lo hubiera comprado« ─sus labios cambiaron a una diminuta sonrisa ante ese pensamiento─

─¿Le gusta, verdad? ─hablo el hombre del otro lado, notando como el azabache miraba fijamente aquel objeto para el cabello─ le hago un descuento si le interesa, le quedaría bastante bien, joven.

─Uhm, gracias. Creo. ─incomodo, pensó en si comprarlo o no, tal vez podría regalarselo a la castaña─ pero no es para mí, es para mi hermana.

─Tsumiki-san, ¿verdad? ─asintió, no le extrañaba que aquel mayor supiera de sus nombres, eran conocidos en el pueblo. Mayormente por su padre─

─Uh, sí. ─un ligero suspiro se escapó de sus labios, lo pensó por un momento más, hasta que finalmente optó por comprarlo─ ¿Cuánto cuesta?

El mercadero sonrió, le entrego el broche envuelto en un papel para que no tuviera algún daño. Megumi agarro el objeto y se alejo de aquel puesto, no sin antes decir un "gracias" y pagarle.

─¿Comprando sin mí? Eso es traición, Megumi. ─hablo en un tono ofendido, claramente estaba actuando y molestando a su amigo─

─Aprovecho mis momentos de tranquilidad mientras pueda. ─siguió caminando y mirando los puestos─

─Buu, que grosero. Le voy a decir a tu hermana que te saltaste tus clases de modales, princesito. ─una vena sobresalto en su frente mientras fruncia el ceño y una sonrisa aparecía en sus labios, Toge simplemente estaba molestandolo─ oh, ya te irritaste. Hoy no fue tan difícil, cuando me toca el gol-

No tuvo tiempo de terminar su oración cuando el calzado del más alto había terminado en su rostro, dejando una ligera marca. Poco le importaba si alguien los miraba o decía algo de su comportamiento.

─Justo ahora. ¿Quieres el otro? Tal vez deje más pareja las marcas. ─replico con fastidió mientras se acercaba─

─O las empeore. —se acaricio el rostro, viendo como el azabache se colocaba su calzado─ ¿Qué compraste?

─Algo. ─termino de planchar sus ropas con sus manos, quitando cualquier indicio de una arruga en las telas─ acompáñame a comprar té de oolong.

─¿Y qué es ese algo? ─curioso, empezo a caminar junto al azabache─ no me digas que por fin aceptaste a un alfa y ahora le estás haciendo un regalo. ─sonrió picaro, notando como el azabache volvía a fruncir el ceño— tu abuela siempre toma mucho té, empiezo a creer que ella podría sobrevivir a base de eso en las montañas.

Siempre conseguía saber lo que quería, pájaro chismoso.

—Uno; no, nadie me está cortejando, estúpido chismoso. ─bufo, tratando de calmarse para no lanzarle otra vez su sandalia─ es...un regalo, para Tsu. ─murmuro, apresando con un poco más de fuerza aquel pequeño paquete con el broche entre sus brazos─ y deja de decir eso de mi abuela, mejor ve y pintate el cabello, abuelo. Aunque viendo lo entrometido que eres, te queda muy bien.

─Ja ja. ─rodo los ojos─ ¿Sabes? Puedes ser bastante tierno en ocasiones, eh. Justo como ahora. ─una sutil sonrisa apareció en sus labios, afirmando los tatuajes en sus costados─ haciendo un lindo regalo para tu hermana mayor, Megumi-chan.

─Vuelves a llamarme así y te juro que te quedarás soltero de por vida por la marca que te voy a dejar en el rostro. ─el albino asintió con una sonrisa burlona ante la mirada azulada─

─Pff, dudo que no me quede soltero con estos tatuajes, ─señalo sus labios─, hasta tu padre conseguiría una cita antes que yo. Aunque es mejor que unas marcas, ¿sabes? Seguramente puedo asustar a los niños.

Fushiguro nego mientras se detenía en un puesto a pedir el té de oolong para su abuela, pensando en la broma que había hecho su amigo.

Toge siempre hacia bromas o comentarios sarcásticos de él mismo, no es que la mayoría de sus chistes fueran de eso, no, pero siempre había alguno que era más un insulto hacia él. O simplemente algo parecido a lo que había dicho recientemente. 

»Dudo que no me quede soltero con estos tatuajes, hasta tu padre conseguiría una cita antes que yo. Aunque es mejor que unas marcas, ¿sabes?«

Sabía que Inumaki no se había hecho esos tatuajes en su rostro porque quisiera, o que probablemente esas bromas no significaban nada; ¿Pero tan malo era? Él no creía que daba miedo o algo parecido. Toge siempre era alguien que hacía algun tipo de comentario para hacerte reír o molestar, aunque bueno, debía admitir que al principio no era así. Cuando apenas se conocieron, solía ser algo distante y desconfiado, siempre con una mueca en el rostro. Claro, hacía comentarios sarcásticos, pero eran muy pocos.

Con el tiempo eso fue cambiando, era más abierto, de alguna manera; más directo a como se sentía y lo que quería decir. Sus palabras ya no eran simples y apagadas, sino cargadas de humor, con intención de molestar o mínimo hacerlo sonreír. Su simple rostro que daba indicios de querer dormir todo el día, eran pintados por una leve sonrisa juguetona o facciones más relajadas.

Toge tampoco no era considerado muy atractivo según los estándares de muchos omegas, y tampoco era popular en el pueblo.

Sin embargo, tenía ese algo que te hacía mirarlo, ya sea por los tatuajes que tenía en ambos lados de sus labios; o por las risas que era capaz de sacarte. Toge tenía un lado energético, parecía un niño. Pero ese simple rasgo de su personalidad era lo que hacía destacarlo tanto.

Y aunque recibiera malas miradas de vez en cuando, o muchos malos comentarios; Inumaki nunca parecía importarle aquello. Era alguien que vivía a su manera. Alguien que te buscaba cuando se cansaba de esperar, o que siempre estaba en busca de algo emocionante y que le dé diversión.

─Vamos por algo dulce después de esto, me dió antojo. ─el albino suspiro con cansancio mientras una mueca de sufrimiento, obviamente falsa, se mostraba en su rostro─

—Tú siempre tienes antojos, cerdo. ─le pago a la joven y camino con el té de oolong en sus manos─ ¿A dónde se supone que va todo lo que comes?

─Buena pregunta. ─fue lo que contestó mientras seguía a su contrario─ a la cual no tengo respuesta, y no estoy interesado en saber cuál es.

─Pff.

Llego a su hogar, y se despidió de su amigo beta antes de entrar. Había pasado un buen rato con Toge, aunque claro, tuvo que lanzarle una de sus sandalias unas dos veces más.

Se lanzó a su cama, con cuidado de no romper el broche. Al parecer, su hermana había ido a una reunión con sus amigas, seguramente en un intento de que la castaña tuviera alguna cita con algún alfa. Suspiro, últimamente aquello pasaba mucho por su mente.

Tsumiki parecía bastante incómoda ante la idea de casarse, o simplemente, salir con alguien que no conoce. Pero al escuchar la discusión que había tenido con su padre, había abierto los ojos. Su hermana realmente hacía todo por protegerlo.

Entonces, ¿por qué no hacía nada? ¿Por qué no la detenía? ¿Por qué...no la protegía también?

Fueron incontables las veces que vio a su hermana en las madrugadas practicar su manera de caminar, sus gestos, corrigiendo su manera de hablar, y hasta practicando un tono de voz “dulce” y “tierno”. Incontables noches en las que se lastimaba el tobillo o se le dormían las manos por practicar tanto su escritura. Quedándose dormida en la mesa por estar leyendo cualquier tipo de libro y aprendiendo incontables poemas e historias.

Tsumiki hacía lo que yo debería hacer.

Pero ella siempre respondía con un »tú no te preocupes, y no te apresures, poco a poco.«

Su hermana sufría y pasaba por incontables cosas, pero soportaba todo eso por él. Ella lo ayudaba a corregir su postura de niños, su manera de hablar, y le enseñaba como hacer el té. Le contaba historias, como si fueran las más interesantes, o le recitaba aquellos poemas cuando jugaban. Pero nunca de una manera apresurada, o que daba el indicio de que era obligatorio o una tarea que él aprendiera eso, no.

Siempre había calidez; como si una hermana mayor le enseñará a su pequeño hermanito lo básico en modales, a como cocinar o preparar algo tan simple si en algún momento él quería hacerlo. Como si le contara algún tonto cuento para dormir, o le mostrara el nuevo poema que se había aprendido para sorprenderlo y así él la halagara. Y las incontables veces que lo protegía de aquellas críticas.

─Es un omega, sin embargo, lo único que tiene de bueno es su belleza. No tiene modales. —susurro la mujer mientras miraba al azabache con un perfecto ceño fruncido─

─¿Y a usted en qué le afecta, señora? ─Tsumiki alzó la voz sin miedo alguno, acercándose a grandes pasos a la femina mayor─ ¿Quiere hablar de modales, cuando usted habla de mi hermano a sus espaldas, y por si fuera poco, lo hace como si quisiera darle algún puntaje? Por favor, vaya a reflejar su envidia en otro lado.

Fue una de las tantas críticas y palabras que había recibido de otras personas por no hacer lo que debería, e incontables las respuestas que había dado su hermana mayor sin miedo alguno; defendiendolo de aquellas personas.

Él debía hacer algo.

Debía proteger a su hermana

Así como la beta siempre estaba para ser su salvación, él quería hacer algo por ella. No tendría que quedarse de brazos cruzados y hacer como si nada pasara por un simple capricho suyo. No quería un matrimonio, y tampoco quería ir con Madame Mei, pero si eso le quitaría un peso de encima a la castaña, es lo que haría.

Sería el omega perfecto que tanto reclaman que sea.


N/A;;   Bueno,   creo   que   con
"leves cambios"  se  me  olvidó
especificar JAJAJAJA.

Para ser más claro y resumido
añadiré  escenas o momentos
que  obviamente no estarán en
la  película. Esto  es para darle
mi  “toque”  u  otra perspectiva
de     otros     personajes     y/o
momentos.   En   este  capítulo
mencioné  como   Megumi  fue
aceptando  la idea  de  casarse
y ser el "omega perfecto".

O  básicamente,  cumplir con los
estándares  de  su época que  se
le ponían por su género (omega).
Sumandole  que  hable  un   poco
más de Tsumiki,  del tipo de beta
y  hermana mayor que fue/es  en
la  vida   de   Megumi.   ¡También
tenemos  a Toge! Pero les  tengo
asegurado que no será la  última
vez  que  va  a  aparecer,  no,  no.
Obviamente     tendrá    su     otra
aparición, solo que más adelante
pero   les  aseguro que les  va   a
encantar.

Realmente  no  sé  si  esté  permitido
hacer  eso,  o  si  se  le  pueda  seguir
llamando "adaptación".  Simplemente
espero  que  esto   no  les  arruine  la
lectura  o las espectativas que tienen
de este fanfic.

Por cierto,  ¿qué les pareció? ¿Fue como
lo esperaron? ¿Les gustó? Espero que sí.
Por otro lado, ¿quien será el extraño que
vió Megumi en el callejón?

Tambien les pido una disculpa por las
lentas  actualizaciones,  escribir   seis
fanfics no es una buena idea JAJAJA.
Pero   ahí   voy   yo,   que    público   y
tardo  un año en actualizar todas  mis
aburridas historias de ships que  todo
o   medio  fandom  odia  (se  hace   el
intento  por  ser  aunque sea un  poco
original y/o tener buenas ideas).

En fin, me despido de ustedes, mis
queridos geis y no geis.  Cuidense
y tomen agua. <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro