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Las luces del escenario se apagaron lentamente, sumiendo la sala en una oscuridad que reflejaba mi desilusión. La sonrisa forzada en mi rostro comenzó a desvanecerse, revelando los rastros de una profunda tristeza que se abrían paso. Contemplé con amargura las flores esparcidas por el escenario, un mar de rojo carmesí que no lograba consolar mi corazón, pues ninguna de ellas provenía de ti, Jimin. Sin embargo, me mantuve impasible, ocultando mis verdaderas emociones bajo una máscara de valentía mientras mi cobardía eclipsaba cualquier atisbo de felicidad anhelada.

Los años se sintieron como si intentara caminar con mis pies atados al suelo, por mucho que intentara no podía liberarme de las cadenas que me mantenían atado, obligado a observar el momento en el que decidí ponerle fin a todo... a mi relación con Jimin. Cada sensación de disgusto, cada palabra dicha sin pensarla como corresponde y, sobre todo, mentirle no solo a Jimin sino también a mí mismo.

Al retirar el pesado maquillaje de mi rostro, observé mi reflejo en el espejo que parecía haberse convertido en un testigo silencioso de mi desgaste. Los pasos de baile, una vez tan llenos de significado y pasión, ahora parecían vacíos después de tantos años. La rutina diaria se había apoderado de mí, y mi amor por la danza había perdido su brillo. Toda la fama, el reconocimiento y el esfuerzo que había invertido, ¿para qué? ¿Para terminar, como tantas otras veces, en una lujosa mansión solitaria, con una copa en la mano y el fuego de la chimenea como única compañía?

¿Fue realmente una buena decisión escuchar a mi tía y dejar a Jimin, el amor de mi vida, por la danza? La respuesta resonaba con claridad: no, no lo fue. No me había servido de nada, solo había traído una vida llena de ira, tristeza y conflictos, de los cuales ni siquiera me había atrevido a hablar con mis amigos más cercanos. Uno de esos conflictos había sido mi adicción a las bebidas alcohólicas.

Si no fuera porque se puede encubrir con dinero o dar como una noticia falsa, se sabría que he tenido muchas peleas con desconocidos debido a mi estado de ebriedad y momentos de ira. Son momentos en los que pierdo el control, mi mente se desconecta y todo lo que hago es reaccionar de forma agresiva, como si estuviera a la defensiva con todo el mundo, incluso con personas que no me han hecho nada para que reaccionara de ese modo. Por supuesto, no son los demás el problema, sino mi actitud.

En un día común, como hoy, después de una función agotadora, me encontré cuestionando todos los errores que había cometido debido a las exigencias de mi tía, quien también había sido una bailarina reconocida en su época, en la actualidad elogiada por sus logros del pasado en su carrera y por sus enseñanzas. Grandes bailarines exclamaron sentir envidia por la persona que es mi tía conmigo... si tan solo supieran cómo es realmente cuando el ojo público no está al acecho. No estoy seguro si opinarían lo mismo.

Pero pese a todas sus estrictas enseñanzas, lecciones de modales y danza, nunca pude estar a la altura de sus expectativas debido a la oscura sombra que ocultaba mi relación con otro hombre, como ella solía decir. Aún así, nunca le presté atención a lo que me decía, no hasta que me hizo elegir entre mi amor y mi más grande pasión en el mundo. Al fin y al cabo, uno de ellos iba a perder y, aunque quisiera hacerlo, sabía muy en el fondo que no me animaría a vivir tampoco con la culpa de dejar la danza por amor. Aquellas alas que adquiría, esas alas que me permitían ser libre de los males que me invadían a través de un movimiento acompañado de un ritmo musical elegante, las melodías danzan con cada paso de baile que ejecuto, los problemas e inseguridades parecen irse.

Pero ¿por qué ahora ya no es así?

—¡Dejarás a ese chico, Jeon Jungkook! ¿Cinco años ocultándome esta atrocidad? Es simple, ya sabes cómo funcionan las cosas aquí. O dejas a ese chico, o te verás obligado a no volver a verlo nunca más... la danza debe ser tu prioridad siempre ¡Ya hablamos esto millones de veces! El deseo carnal no es nada más que una simple distracción en tu carrera, cuando te dije que te acercaras a Jimin, te dije que lo hicieras para que te aportara conocimiento, no estas asquerosidades que hacen juntos a las que llaman "amor".

La bebida llenó nuevamente mi copa mientras las palabras de mi tía resonaban en mi mente. Una lágrima solitaria amenazaba con escapar de mi ojo derecho, pero la limpié rápidamente con la mano antes de dirigirme al sofá. La función de hoy había sido asombrosa, incluso más de lo que los críticos podrían elogiar en sus escritos que pronto serían publicados en las redes sociales. Sin embargo, ¿por qué la culpa seguía atormentándome? ¿No se suponía que había hecho las cosas como correspondían?

Decidí dejar el amor atrás para luchar por mi pasión... todo se supone que debería fluir en buenas condiciones, pero no es así.

Dejé atrás cinco largos años de relación, el recuerdo de la primera vez en la que te vi sigue vivo en mi mente, día tras día. Estaba lleno de dudas, pero más era mi intriga por conocerte y saber dónde me encontraba, por lo que me presenté a ti de un modo bastante tímido, nada similar a lo que había imaginado antes de conocerte... cada recuerdo junto a ti parece quebrarse a medida que pasa el tiempo, como si fuese una fotografía que poco a poco se comienza a desvanecer.

Pese a todo, junto a la mesa había una caja donde guardaba los regalos que Jimin solía hacerme. Entre ellos se encontraba el anillo de promesa que compartíamos, aquel que nunca tiré a pesar de las órdenes de mi tía, aunque lo hice frente a sus ojos como me había exigido.

Me esforcé por encontrarlo y, cuando nadie estaba mirando, me lo coloqué en el dedo, recordando todo lo que vivimos juntos. Sentí cómo mi vida era controlada como si fuera una marioneta en manos de mi tía, quien sostenía los hilos y me dejaba impotente para cortarlos. ¿Por qué no irme corriendo y simplemente ser yo mismo? ¿Qué es ese hilo enredado en mi vida que no me permite irme de aquí y rehacer mi vida en lugar de seguir siendo infeliz?

Trago tras trago, sentí mi estómago revolverse ante el doloroso recuerdo de la última conversación que tuve con Jimin. Cada palabra se aferraba a mi mente, sin importar dónde se encontrara Jimin, su presencia persistía en mis pensamientos. Había pasado mucho tiempo desde que supe de él, pero nunca pude olvidarlo.

Siempre recordaré cómo acariciabas mi cabello con ternura cada vez que aprendía un nuevo paso de baile. En realidad, me esforzaba por aprender solo para escuchar los halagos que solías dedicarme. Cada parte de mí se rompía al tener que ingresar al salón de baile y fingir que no existía, pero era aún más doloroso tener que ser cruel.

En mis noches solitarias, la imagen de Jimin parecía fundirse con la bruma de mis sueños y recuerdos. Cada día se desvanecían las líneas que separaban lo real de lo imaginado, y mientras contaba los días, también contaba las estrellas, buscando en el cielo nocturno algún signo que me guiara hacia la senda de la reconciliación.

La ciudad seguía su ritmo apresurado, y yo me encontraba atrapado en un torbellino de emociones encontradas. Cada esquina, cada lugar, me recordaba a momentos compartidos con Jimin, y me preguntaba si él también se perdía en esos recuerdos. Deseaba poder encontrar la valentía para enfrentar nuestros desencuentros y aclarar lo que había quedado pendiente entre nosotros.

Mi corazón ansiaba una nueva oportunidad, un reencuentro inesperado en el que pudiera explicarle todo lo que había callado por tanto tiempo. La incertidumbre se mezclaba con la esperanza, creando una maraña de sentimientos difíciles de descifrar.

—Jungkook... espera ¿Por qué me ignoras de esta manera? Me tratas como si fuera un desconocido.

—Es porque eso es lo que somos desde que decidimos ponerle fin a lo nuestro, dos desconocidos que no tienen motivos para seguir juntos. —Palabras vacías, palabras que salieron de mi boca diciendo mentira tras mentira.

La tía solía decir que me convenía estar con Jimin, pues decía que era un talentoso bailarín del que podría aprender demasiado y no sólo eso, yo de por sí admiraba demasiado su audacia, pero ¡Oh cierto! Descubrió que era un "desviado" al igual que yo y no iba a permitir que ese jovencito me llenará la cabeza.

—¿No tienen? ¿Pero de qué estás hablando? Permíteme corregirte, yo nunca estuve de acuerdo en ponerle fin a lo nuestro, tú, en cambio, sí. En cuanto obtuviste tu papel protagónico fue cuestión de semanas en las que comenzaste a actuar distante conmigo y decidí no decir algo al respecto debido a que pensé que sería una situación pasajera o que simplemente habías discutido con tu tía de nuevo ¿Acaso fui solamente alguien a quien usarías para obtener lo que querías? ¿Taehyung, acaso, siempre tuvo razón respecto a ti? ¿Sabes todo lo que me esforcé por no culparte a ti?

Otro trago en mi garganta, las lágrimas son una realidad, lo sé... ¿debería estar feliz por el éxito? ¿No es así? Pero al observar los asientos repletos de personas expectantes de mi danza, tú ya no estás ahí como solías estarlo, observándome con tus característicos ojos brillantes llenos de esperanza y respeto hacia mí. Extraño tanto encontrarme reflejado en ese cálido brillo, sigo esperando un halago tuyo cada vez que termino de realizar una coreografía, un halago que jamás escucharé, pero sigue resonando como un eco vivido del pasado en mi mente.

—Mis sentimientos por ti siempre fueron auténticos, Jimin, no me arrepiento de cada segundo que pasé a tu lado... pero, mi amor por la danza, es más fuerte que mi amor por ti y no supe cómo demostrártelo porque, a su vez, no quería renunciar a lo que tenía contigo, pero tenía que elegir entre uno y otro, en la balanza salió ganando la danza y ya, si yo pude aceptarlo tú también deberías hacerlo. Taehyung no me conoce en lo absoluto para andar hablando sobre mí, estoy seguro que tú tampoco me conoces realmente, Park Jimin.

—Pensar que cuando te escuché decir que tus sentimientos fueron auténticos estaba a nada de pedirte que te des una oportunidad conmigo... si realmente me amaras lo habrías intentado, Jungkook, pero que conste que hay una única cosa que quiero que me prometas; cúlpame a mí, todo esto es mi culpa, por mucho que lo intenté no hay nada que pueda hacer.

—Vamos, Jimin esto que estás haciendo es muy cliché-

—Cliché hubiera sido que en esta historia llena de sombras que tuvimos tú y yo, a día de hoy siguieras a mi lado. No tenías por qué hacerme esto, no es justo cuando yo, siempre que me necesitaste, estuve a tu lado ¿Sabes lo doloroso que es verte a diario y recordar cada momento que pasé contigo? Es como una herida dolorosa que nunca deja de sangrar, cada recuerdo está infectado con el día en que terminaste nuestra relación y las sonrisas que, alguna vez fueron honestas, según tú dices, ahora no son más que recuerdos que me están volviendo loco.

—Jimin, debes seguir adelante, la danza es una carrera dura que nos obliga a tomar decisiones complicadas, algunos sobreviven a ella y otros no, no te creí tan débil, Pichón.

Me puse de pie y lancé el vaso con todas mis fuerzas, los pequeños pedazos de vidrio se esparcieron por el piso causando un estruendo. Jimin nunca fue una persona débil, por el contrario, yo soy el verdadero cobarde... ¿Realmente el dolor, que las pastillas no parecen calmar, proveniente de mi pecho se trata, entonces, de un corazón roto?

Un corazón desesperado que tomó una decisión equivocada. Por mucho que lo deseé con todas mis fuerzas, no podré regresar el tiempo atrás y cambiar mis acciones, sino quedarme con mi presente y aprender a vivir con él, acostumbrarme a ese dolor y convivir con él, porque Jimin, sé que jamás volverás.

En busca de mi propia relajación, tomé la bufanda que tenía a mi disposición y me la coloqué para salir afuera. Necesitaba caminar, tomar aire fresco y distraerme de la voz de mi mente recordándome a cada instante la culpabilidad de mis actos pasados en lo que respecta a Jimin.

Jimin... ¿Dónde estás ahora? Después de tantos años, ¿realmente me estoy preguntando dónde puedes encontrarte? ¿Por qué no antes? ¿Por qué ahora? Paso tras paso, me pregunto si lograste alcanzar la felicidad como tanto querías a través de la danza, si esa sonrisa que tanto te caracterizó y portaba una belleza efímera sin igual, permanece intacta pese a que la destruí sin piedad alguna.

Pero de nada sirvió, esos carteles con mi cara estaban por todos lados, con esa sonrisa que no toleraba ver... pretendiendo una pizca de felicidad que ni siquiera sentía realmente. Al final, me había convertido en una máquina de darle a los demás lo que ansiaban ver de mí, aquella imagen repleta de perfección que es incapaz de cometer errores o de sentir mal alguno como tristeza o enojo, pues Jeon Jungkook "es un bailarín digno de ser admirado, jamás ha sido alguien problemático".

Paso tras paso, mis pies tocan la nieve en el suelo, oigo música y personas riendo a muy poca distancia de donde me encuentro. Por lo que me acerqué hacia la multitud que rodeaba a un grupo de lo que parecían ser bailarines e intenté acercarme para observarlos, pasando por delante de algunas personas.

Un joven de cabellos oscuros danzaba con una actitud impresionante, la forma en que su cuerpo se movía a través del ritmo de cada melodía era única, tan así que no supe fingir mi sorpresa en cuanto aquel joven volteó y pude verlo.

Y fue ahí, luego de tantos años, cuatro para ser más precisos, donde te vi, Park Jimin, y sigues siendo aquel bailarín que había dado por perdido... A través del tiempo, has permanecido en Busan, reconstruyendo el corazón que, con crueldad, hice añicos, como si se tratara de un frágil cristal despedazado.

Su sonrisa, radiante y plena, perduraba, tal como en antaño. Taehyung seguía a su lado, acompañado por un joven de hoyuelos marcados, cuyos pasos de baile se entrelazaban con los suyos. Durante todo este tiempo, habría podido emprender un viaje a Busan, consciente de que él proviene de aquí... mas no lo hice, cediendo a mi egoísmo, y ahora enfrento las consecuencias de mis acciones.

El telón había caído sobre el escenario, y el bullicio de los aplausos comenzaba a disiparse en la bruma. Mi corazón se agitaba, preso del pánico, mientras rogaba para que Jimin no advirtiera mi presencia. Sin embargo, sus ojos se fijaban en cada persona que partía para despedirse, mientras elogios y halagos se desgranaban en torno a él.

La escena se desplegaba ante mis ojos como un cuadro vivo, lleno de emociones encontradas. Sentí un nudo en mi garganta, una mezcla de anhelo y remordimiento que amenazaba con ahogarme. Era un acto de valentía haberme acercado, pero también de temor, pues enfrentar mi pasado no era tarea fácil.

Mi mente se llenó de recuerdos y añoranzas, fragmentos de momentos compartidos que habían quedado atrapados en la eternidad. La suave brisa de la noche acariciaba mi rostro, susurrándome al oído el eco de nuestras risas pasadas. Pero esa felicidad ahora parecía lejana, inalcanzable.

Me atreví a caminar hacia él, cada paso más lento que el anterior. El corazón latía desbocado en mi pecho, y mis manos temblaban. Los rostros de aquellos que me rodeaban se desdibujaban en un segundo plano, mientras mi atención se centraba únicamente en el ser que había dejado escapar. Cada detalle de su rostro, que una vez conocí tan bien, ahora parecía más nítido y a la vez borroso debido a la mezcla de emociones que sentía.

Park Jimin me miró, sus ojos brillantes y llenos de interrogantes. Reconocí una chispa de sorpresa y dolor en su mirada, y el tiempo pareció detenerse. El sonido del viento susurrando entre los árboles y las risas lejanas de otros grupos de amigos parecían desvanecerse mientras nuestras miradas se encontraban. Había tantas palabras atrapadas en mi garganta, tantos sentimientos que ansiaban ser expresados, pero las palabras se habían vuelto inútiles, impotentes ante el abismo que se había formado entre nosotros. Me sentí desnudo ante su mirada, como si él pudiera leer todo lo que estaba oculto en mi corazón.

Mis labios buscaron formar palabras, pero solo un susurro escapó de ellos. "Jimin..." fue todo lo que pude articular. En sus ojos encontré una mezcla de emociones difíciles de descifrar: dolor, confusión y una pizca de esperanza. Sabía que mis acciones pasadas habían dejado cicatrices en su alma, y ahora era mi turno de enfrentar las consecuencias. Me sentía vulnerable y arrepentido, deseando poder volver atrás en el tiempo y deshacer los errores que cometí.

Pero en cuanto me di vuelta para retirarme del lugar escuché:

—Oye... ¿Estás bien? — Cerré mis ojos al oírlo; había pasado tanto tiempo desde la última vez que lo había oído. La voz de Jimin tenía el poder de hacer que mi corazón se acelerara y se detuviera al mismo tiempo, como una montaña rusa emocional que no podía controlar. —Hace mucho frío... y no te veías bien hace un rato. ¿Puedo ayudarte? —Sentí sus pasos cerca de mí, como su mano se acercaba a mi hombro, pero antes de que eso ocurriera, comencé a alejarme, como mejor sabía hacerlo. Los recuerdos me golpeaban sin cesar; tú estás ahí en mi memoria todos los días de la semana, son tantos que ni siquiera una bebida puede hacer que los olvide y me ayude a seguir adelante con mi vida. Pero fue entonces cuando me encaminé lejos de ahí, y de lejos escuché:

—¡Jungkook!

Me di vuelta al instante que oí mi nombre, fue una reacción que no pude controlar, la voz de Jimin me llamó y luego de tantos años, nuestras miradas se encontraron nuevamente; él parecía estar tan impresionado como yo al ver la presencia del otro, pero ese brillo al verme ya no estaba. Ambos simplemente permanecimos de pie sin dirigirnos la palabra, solo observábamos al otro tal y como los mismos recuerdos volvían a nuestras mentes al mismo tiempo, cada uno de ellos.

—Sabes que esa bufanda te la di yo ¿No es así? Pretendías irte sin que te reconociera, ¿verdad? —Preguntó con una pizca de indiferencia en su tono de voz. No podía juzgarlo, yo fui quien lo dañó tanto; su indiferencia la entendía en lo absoluto.

—Am... no era eso, simplemente... no quería arruinar tu momento, Jimin.

Pocas eran las fuerzas que me quedaban para continuar de pie, estaba demasiado mareado, tanto que casi caigo sobre el suelo, pero esto no pasó, ya que Jimin evitó que me cayera y me guió hacia la banca más cercana.

—¡Maldición, apestas a alcohol! ¿Realmente estuviste haciendo esto todo este tiempo? ¿Fingir que estás bien cuando no lo estás?

—Sí, sabes que no estoy bien. ¿Por qué te esfuerzas en entablar una conversación conmigo? —Dije impulsivamente, no fue lo que estaba pensando en realidad, ni tampoco lo que quería decirle; muchas eran las cosas que se atravesaban en mi mente en ese momento para decir, pero no lo que respondí.

Posteriormente se sentó a mi lado, yo mantenía mi cabeza mirando hacia abajo, pues seguía siendo el mismo cobarde del pasado, no podía mirarlo a la cara.

—Jungkook, entiendo, pero... tú fuiste quien me alejó, quien puso distancia entre nosotros y eso me destrozó de una forma que nunca creí que sería posible. Pero ahora, ¿por qué estás reclamándome a mí?

Reposé mi espalda en el respaldo de la banca, Jimin parecía más que querer escucharme, sentir pena por mí, rasqué mis ojos para evitar que mis lágrimas salieran, el estado de ebriedad provocó que un golpe de honestidad se hiciera presente en mí. Cada palabra que pronunciaba me hacía sentir más vulnerable, pero sabía que era necesario enfrentar las consecuencias de mis acciones pasadas y expresar lo que había mantenido oculto por tanto tiempo.

—¿Sabes? Mi tía se puso como loca cuando supo de nosotros. Por poco casi me envía con mis padres a Japón, que son incluso peores que ella. Ya sabes... más estrictos y crueles.

—¿Eso es posible?

—¡Realmente lo es! Son muuuy exigentes. Incluso de pequeño me obligaban a tomar lecciones sobre cómo debía lucir correctamente y caminar. Por poco no me decían cómo debía respirar también, para ser perfecto. Agh, estoy tan harto de todo, Jimin... incluso están ansiosos por saber cuándo contraeré matrimonio con una mujer.

Jimin realizó una mueca de tristeza, parecía entender lo que decía, pero a su vez, él estaba lastimado, herido, por mi culpa. No pretendía que me perdonara ni que me comprendiera, solo quería que supiera lo que no había podido decirle realmente; la verdad del motivo por el que decidí dejarlo.

—Jungkook, pero... tú fuiste quien escogió esta vida. Podrías haberlo hablado conmigo. Yo podría haberte ayudado, ¡incluso podríamos haber huido juntos en el pasado!

—Claro, sí, por supuesto. La mitad de mi vida fue controlada por mis padres y ahora lo es controlada por mi tía. Es como si fuera su marioneta, ella tiene el control de los hilos y yo soy incapaz de cortarlos.

—Yo podría haberte guiado para cortar esos hilos de los que tanto hablas, pero no me permitiste hacerlo. Solo me alejaste y... ya no hay más nada que pueda hacerse. Ya han pasado cuatro años, por favor... necesito ser feliz. Incluso ahora actúas como un egoísta decidiendo cuándo definir tu felicidad y cuándo no.

—Entiendo. Solo tomé un poco de más... no me hagas caso.

—Eso puedo notarlo.

Jimin suspiró, podía notar que ya no quería estar ahí y tampoco me gustaría que me escuchara en contra de su voluntad. Un rato más tarde, se puso de pie, ya que había decidido no volver a hablar. No quería revivir momentos que él buscara olvidar. La tenue luz de la tarde se filtraba entre las hojas de los árboles, creando un ambiente nostálgico.

Hizo ademán de irse, pero antes de hacerlo, se dio vuelta y se agachó sobre sus rodillas, en busca de que lo observara. Sus ojos brillaban con una mezcla de tristeza y esperanza. Jimin siempre había sido un ser sensible y compasivo.

—Jungkook, cuídate... deja de castigarte por tus acciones del pasado y mejora. —Jimin se puso de pie nuevamente, pero al instante tomé su mano, esa sensación cálida que no sentía desde hace tantos años. Su mano estrechaba la mía como nunca lo había sentido, transmitiéndome una conexión que creí perdida.

—No creo poder olvidarte nunca, Jimin. Siento tanto haber elegido la danza sobre ti.

—Créeme, Jungkook, yo también siento mucho que lo nuestro no funcionara como pensé que lo haría. —Fue entonces cuando me puse de pie y lo estreché entre mis brazos. No me importó que él no correspondiera el abrazo sino hasta después de unos segundos. Necesitaba unos minutos más antes de despedirme de él. La brisa fresca acariciaba nuestros rostros, como si quisiera llevarse nuestras palabras y emociones al viento.

Porque después de tantos años te logré ver de nuevo y quizás, solo quizás, tu mirada una última vez me dejaría un indicio, una señal de que quizás si realmente no te importara, no me habrías llamado de ese modo aquel día.

Él rompió el abrazo y se dio vuelta para irse, al igual que yo. Sabía que no podía detenerlo, que debía dejarlo ir, pero una parte de mí anhelaba que algún día nuestros caminos se cruzaran nuevamente, en un futuro donde tal vez pudiéramos ser felices juntos o quizás, en otra vida.

Aún sigo contando los días, cuento cada uno de ellos, en los que espero poder verte otra vez, no importa si es de forma casual o ni siquiera nos dirigimos la palabra. Sabré siempre, entonces, que uno de nosotros sí eligió el camino de la felicidad y honestidad, y luchar por sus verdaderas convicciones. Una persona realmente valiente, como siempre lo fuiste, Park Jimin.

Las noches se volvían cómplices de mi añoranza, y mientras la luna brillaba en lo alto, me sentía conectado con él de alguna manera inexplicable. Como si nuestras almas se buscaran en medio del vasto universo, anhelando encontrarse nuevamente.


🌟

Apoco no se esperaban a que aparezca de nuevo por acá eh? No mentira, desde abril tenía planeado volver a escribir algo para concluir esta historia mostrando una "perspectiva" de Jungkook, años después ambos reencontrándose.

Pero en sí, quería mostrar que él NO quería acabar la relación, pero el miedo y su deseo por ser un bailarín prodigio pudieron más e, incluso, como se menciona, él siempre supo que Jimin es de Busan y podría haber ido allá, pero nunca pensó en ir a buscarlo, únicamente está vez se encontraron porque Jungkook estaba en una gira artística y ya, pese al dolor por perder a Jimin, Jungkook continuaba cegado por la ambición de la danza y las doctrinas de su tía y padres.

Esto, pese a que lo pensé como un What if ¿Es canon? Sí, lo es, pero también pienso en más posibles escenarios y armo un multiuniverso de esta historia yo sola en mi mente, pero, creo que después de tantos años, Jungkook debía ver la realidad de las cosas por más triste que sea.

Intente lo que intente escribir, el hecho de que "volvieran" me resultaba bastante cliché y un toque tóxico considerando como es el personaje de Jungkook, porque, al final, siempre la danza sería su prioridad y más encima, a Jimin le llevó años curar todas las heridas que la ruptura de Jungkook le dejaron, por lo que volver a eso de nuevo, reviviría muchos recuerdos indeseados para él, al igual que, también pensé en convertirla en una historia tipo minific, pero de todas formas tendría el mismo desenlace, solo que sería mucho más doloroso xd

En fin, estos dos tristemente no pudieron quedarse juntos en este universo 😔

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