Bella y Adam/Bestia: Timeless
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𝐍𝐨𝐰 𝐩𝐥𝐚𝐲𝐢𝐧𝐠:
𝑻𝒊𝒎𝒆𝒍𝒆𝒔𝒔 ~ 𝑻𝒂𝒚𝒍𝒐𝒓 𝑺𝒘𝒊𝒇𝒕
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La joven reina Bella caminaba por los pasillos de su hogar, buscando a su pequeño hijo. El príncipe Ben, de tan sólo cuatro años y medio, jugaba a las escondidas con su mamá mientras que su papá regresaba de una reunión con el Consejo Real.
El problema es que la castaña llevaba más de una hora buscándolo. Habían jugado ya varias rondas, pero cuando el niño oyó que su hora del baño se acercaba se escondió tanto que nadie lo encontraba. Incluso el personal cercano a los reyes lo había estado buscando por un rato.
Bella decidió amarrar su cabello en un moño para seguir buscando a su hijo. Hacía mucho calor al ser verano, y haber pasado la última hora en busca de Ben la puso a sudar enormemente.
La reina Leah, madre de una de sus amigas cercanas y ex-regente de Auroria, diría que esas no debían ser las actitudes ni la apariencia de una reina, ni mucho menos el comportamiento adecuado para un futuro rey. Pero honestamente, la señora no le caía ni un poco bien a la ojimiel, así que decidió ignorar esos pensamientos.
Al casarse con Adam supo que sería reina desde el comienzo, lo que no se esperaba es que a su cargo estarían en realidad todos lo reinos. Que ella y su esposo serían elegidos como los líderes del resto.
Eso la agobió al principio, pero se sintió bien al haber encontrado amistades en muchas de las princesas y reinas que tenían edades similares a la suya. Y por supuesto, el apoyo de su marido.
Se aliviaba de haber tenido a Ben un par de años luego de la boda, porque los primeros años de reinado en Auradon habían sido un poco caóticos al estar estableciendo y unificando a tantas personas. A eso le sumó la creación de la Isla de los Perdidos y la barrera que la protege.
Le gustaba ver como a pesar de todo su hijo estaba heredando lo mejor de ambos. Sabía que ella y Adam no compartían tanto tiempo como les gustaría con su pequeño, pero hacían lo posible por ser el mejor ejemplo para él a pesar de sus errores.
El niño era bondadoso, amable, cariñoso, muy inteligente para su edad y extremadamente creativo. Solía ser bastante tranquilo, pero al fin y al cabo tenía casi cinco años, así que era normal que hiciera travesuras típicas de su edad. Como ese día.
-Ben, cariño, ¿dónde estás? Me estás preocupando - lo llamó otra vez.
Lo había buscado en todos lados. En la biblioteca, el jardín, la cocina, su cuarto, y no aparecía por ningún lado. De repente oyó como algo se caía al pasar al lado de la oficina que ella y su esposo comparten. Abrió la puerta silenciosamente, analizando el espacio. La luz estaba apagada y las cortinas cerradas, pero aún había iluminación solar, por lo que pudo divisar como algunas cosas habían sido tiradas del escritorio.
Trató de no hacer ruido para no ser descubierta. Al caminar por la habitación se dio cuenta de que habían unos envoltorios de chocolate a un costado de la mesa, los chocolates que justamente escondían de Ben. Se agachó lentamente hasta rodar la silla.
-¡Ah! - gritó asustado el pequeño castaño.
Al Bella estar agachada le fue fácil atraparlo entre sus brazos para que no escapara cuando salió de debajo de la mesa.
-¡Te tengo! - celebró.
El niño se quedó quieto al ver que su madre no lo soltaría. Bella se levantó con Ben en brazos luego de tomar los papeles del suelo.
-Querido, ¿qué te hemos dicho de comer esos chocolates? - le preguntó con calma.
-Que no debo comerlos sin permiso - bajó la mirada- Pero es que son muy ricos.
La castaña soltó una carcajada y besó la mejilla del niño.
-¿Cuántos te comiste? - lo sentó en el escritorio para limpiar los restos de chocolate que tenía esparcidos por toda su cara y manos.
Lo pensó durante unos segundos.
-Ocho.
Bella se sorprendió. ¿Ahora como lo haría dormir más tarde luego de esa sobredosis de azúcar? Porque además de eso, ya había comido varias galletas que prepararon juntos.
-Ok, creo que ahora entiendo porqué tenías tanta energía para correr - pensó al enumerar la cantidad de galletas que le dieron unas horas antes- ¿Te escondiste aquí por que ya sabías que los guardamos en el cajón, verdad?
El ojimiel asintió.
-Papá me dio uno hace unos días cuando me quedé jugando acá mientras él trabajaba - le explicó inocentemente.
Bella anotó mentalmente lo que diría a su esposo sobre eso. Se suponía que lo iban a alejar de esos chocolates porque sabían que no tenía control al probarlos.
-Hablaré con tu padre sobre eso después.
Botó los pañuelos de papel con los que lo limpió en el basurero y volvió a cargar a Ben. Cerró la puerta y caminó hasta las escaleras.
-Ahora, es hora de darte un buen baño, jovencito.
El niño trató de escapar de nuevo, pero su madre lo sostenía con la suficiente fuerza como para que ninguno se cayera por las escaleras.
-Pero mami, yo no quiero bañarme - se quejó, apoyando su cabeza en su hombro y rindiendose.
La reina no le respondió. Simplemente entró a su habitación, cerrando la puerta para asegurarse de que no volvería a escaparse. Ben se sentó en su cama, abrazando a su oso de peluche, esperando a que su madre tuviera todo listo para su baño.
Bella lo miró, sonriendo al ver lo adorable que lucía su hijo.
-¿Mami? - la llamó.
-¿Sí, mi amor?
-Perdón por correr hace rato, no quise asustarte cuando me escondí - se disculpó.
Su madre sonrió.
-No te preocupes. Pero por favor, no vuelvas a hacerlo. ¿De acuerdo?
El pequeño asintió y la abrazó.
-Ahora, vamos a bañarte. ¿Quieres burbujas en la bañera?
-Sí, burbujas - aplaudió feliz.
Su mamá se rió con él y lo llevó hacia el baño.
(...)
Adam ingresó a su hogar luego de una extensa y agotadora reunión. No quería saber nada del trabajo por el resto del fin de semana. Solo quería pasarlo con su familia.
Saludó a Babette y a Lumière al pasar cerca del comedor. Estos le dijeron que la reina y el príncipe se encontraban en la alcoba del niño, por lo que fue directo a buscarlos.
Abrió la puerta, sonriendo al oír como su esposa le cantaba a su hijo y el niño le aplaudía.
-In a crowded room a few short years ago, And sometimes there's no proof, you just know. You're always gonna be mine. We're gonna be. I'm gonna love you when our hair is turnin' gray - enjuagaba con calma y cuidado el cabello de Ben- We'll have a cardboard box of photos of the life we've made. And you'll say, "Oh my, we really were timeless".
El rey se apoyó en el marco de la puerta, escuchando la dulce voz de su esposa y viendo como su hijo la admiraba al oírla.
-We're gonna be timeless, timeless.
You still would've been mine. We would've been. Even if we'd met on a crowded street in 1944. You still would've been mine. We would've been - lo enjabonó lentamente.
Adam le hizo señas a su hijo para que no hablara cuando lo notó en la puerta.
-Down the block, there's an antique shop. And somethin' in my head said, "Stop, " so I walked in.
La ojimiel se sorprendió al oír aplausos detrás de ella. Sonrió calidamente al ver a su esposo.
-¿Hace cuánto estás ahí?
El ojiazul se acercó y se agachó a su lado. Besó su coronilla y revolvió el cabello del niño.
-Hace poco, me perdí gran parte del concierto - bromeó.
Ben se rió y abrazó a su papá.
-¿Cómo te fue en tu reunión, papi? - preguntó con curiosidad.
El rey decidió ponerse más cómodo y ayudar a la castaña a bañar al niño. Los tres convivían entre risas. Trató de no estresarse al hablar del consejo, aunque las ocurrencias de su hijo lo ayudaron a estar relajado. Al cabo de unos minutos salieron del baño, vistiendolo para bajar a cenar.
No sabían qué esperar luego de la cantidad de azúcar que había consumido. Y lo descubrieron poco después de la cena, cuando se sentaron a ver una película y Ben no podía estar quieto más de cinco minutos.
Se lanzaba al sillón como luchador, bailaba toda la música que aparecía en la televisión, o corría por toda la sala. Decidieron que era mejor que gastara toda esa energía. Cuando llegaron al final de la segunda película, el príncipe por fin comenzaba a quedarse dormido.
Decidieron apagar el televisor e irse a dormir ahora que por fin el niño estaba cansado. Adam lo cargó, Ben iba aferrado a sus brazos y con mucho sueño.
-No quiero comer chocolates, nunca más- se lamentó el pequeño, se sentía mareado de tanta azúcar y correr.
Sus padres se rieron.
-Nos alegra que hayas aprendido la lección, hijo - lo felicitó su padre- Ahora sabes porqué no queremos que los comas sin supervision.
Apenas vio su cama el niño quiso bajarse de los brazos de su papá y acurrucarse en sus sábanas. Lo arroparon con calma y se sentaron a su lado.
-Mami, la canción que me cantaste hace rato era muy bonita - dijo, sonriendo adormilado.
-Es verdad, cariño, ¿de dónde la sacaste? - le preguntó Adam.
Bella no pudo evitar ver lo similares que eran padre e hijo en sus expresiones. Ambos tenían la misma mirada curiosa.
-La escuché hace poco y me gustó mucho. Me recuerda a las historias que suelo leer en los libros de la biblioteca- apartó algunos mechones que cubrían los ojos de Ben- Y me recuerda un poco a tu papá y a mí.
El pequeño sonrió, tratando de mantenerse despierto para oír lo que decían sus papás.
-¿En serio?
Bella asintió.
-La canción la narra una chica. Comienza hablando sobre una tienda de antigüedades llena de recuerdos de parejas enamoradas - Adam sonreía al oírla- Al pasear por la tienda, se encuentra con una caja que tiene fotos de distintas parejas, todas en diferentes épocas.
El niño se sorprendió.
-¿Cómo una especie de viaje en el tiempo? - cuestionó emocionado.
Sus padres rieron. Las historias de ciencia ficción y fantasía habían sido sus favoritas últimamente.
-No exactamente- le aclaró el rey.
-La chica quedó encantada con las fotos- siguió narrando- Se imaginó que ella y su amado eran los protagonistas de las historias que contenían cada fotografía.
Ben se recostó en el pecho de su mamá y tomó la mano de su papá, acurrucándose entre ambos.
-La primera imagen parecía ser de la segunda guerra mundial. Una mujer y un hombre se despedían en una estación de tren. En el fondo se veían familias abrazándose y en el medio la pareja - contó- En la parte de atrás de la imagen estaban escrita a mano unas palabras.
-¿Y qué decía?
-Que ella leyó sus cartas de amor todas las noches y rezado para que llegara sano y salvo a casa después de luchar. Algo que se cumplió.
El pequeño príncipe estaba fascinado por la historia.
-¿Y por qué las fotos eran tan importantes? - preguntó.
-Porque era el modo en que la chica reflejaba su amor al observar las imágenes. Creía que ella y su amor estaban destinados a encontrarse, en cualquier época - dedujo el de lentes.
La mujer a su lado asintió. Los dos se sonrieron.
-La siguiente foto era de unos adolescentes vestidos de gala para ir a su baile de graduación- continuó Bella- La cantante dice que eso la transportó a sus propios recuerdos con su amor.
Ben, a pesar del sueño que tenía, oía atentamente a su mamá mientras que disfrutaba de las caricias que esta le brindaba a su cabello.
-Había otra foto de esa misma pareja, con mucha más edad y el cabello canoso.
-¿Estuvieron juntos hasta viejitos?
Adam se rió.
-Sí, como mamá y yo lo haremos- le dijo.
La reina se sonrojó ligeramente al ver la expresión emocionada del niño.
-¿Creen que algún día yo esté con alguien hasta viejito? - siguió con sus preguntas.
Estaba en la típica etapa de la niñez donde haces preguntas todo el tiempo.
-Así será, cielo- le aseguró. Bella decidió continuar con su relato- Lamentablemente, al seguir recorriendo el lugar, lo siguiente que encontró fue un libro en donde la pareja se separaba por cosas del destino.
-Ouh.
-La mujer del cuento había sido forzada a casarse con otro hombre, pero declaraba que seguiría amando a su enamorado el resto de sus días. Por lo que ambos decidieron escapar, juntos.
El niño aplaudió, provocando las risas de sus padres.
-¿Y qué más pasaba en la historia de la canción?
-Lo descubrirás mañana, hijo, ya es muy tarde - dijo su papá.
Se quejó, pero como bostezó en medio de sus reclamos no tuvo opción más que aceptar que el sueño ya lo vencía.
Bella y Adam volvieron a arroparlo. Le dieron las buenas noches y un beso y un abrazo antes de que el niño se durmiera en cuestión de segundos. Apagaron la lámpara de la mesa de noche y le encendieron una con poco intensidad con forma de oso.
El matrimonio se abrazó al ver lo adorable que lucía su retoño, sonriendo en medio de sueños. Se tomaron de la mano y salieron del cuarto.
(...)
El día siguiente lo pasaron en casa. Jugaron con su hijo toda la mañana hasta que este decidió tomar una siesta un rato después de almorzar.
Los reyes estaban en la sala principal del castillo, recostados en un sillón y abrazados. Apreciaban esos pocos momentos de silencio y tranquilidad que rara vez podían tener.
-¿No te parece curioso que a Ben le interesen tanto las historias de amor últimamente? - interrogó el de lentes.
-Es un pequeño caballerito y le encanta escuchar historias, así que no me extraña - se rió con suavidad.
Su esposo asintió ante eso. Besó su mejilla. Ambos tenían puesta música a poco volumen, y justamente había comenzado a sonar la canción que Bella le cantaba a su hijo el día anterior. El rey se levantó, y ella lo miró confundida por esa acción hasta que él le extendió una mano.
-¿Qué tal si bailamos, justo como comenzó nuestra historia? - le ofreció.
La castaña se enterneció ante esa petición.
-Eso me encantaría.
Juntaron sus manos y se abrazaron, dando vueltas suaves y delicadas. El puente de la canción les recordó al momento en que se conocieron. Recostaron su cabeza con la del otro.
Ben llegó a la sala, buscándolos. Sonrió emocionado al verlos. Se quedó unos minutos observando. Caminó de regreso a su cuarto para ponerse a pintar, dejándolos solos de nuevo.
Cuando fueron a buscarlo, lo encontraron sentado en el suelo, con una hoja de papel y varios creyones, trazando varias figuras.
-¿Qué dibujas, campeón?
El príncipe alzó la mirada al oír la voz de su papá.
-¿Recuerdan que anoche les dije que si estaría con alguien hasta viejito? - les preguntó. Sus progenitores asintieron- Bueno, durante mi siesta soñé con la niña más linda que haya visto.
Bella casi le pellizca las mejillas de la ternura al verlo con los cachetes rosados y con un brillo de ilusión en sus ojos. Se sentaron junto a él para ver su dibujo. En realidad, no se entendía mucho, a penas se percibían algunos rayones verdes, azules y morados.
Sus padres se miraron entre sí. Ninguno había logrado interpretar sus trazos, pero él se veía muy emocionado, así que no dirían nada.
-Bueno, ¿quién sabe? Tal vez algún día conozcas a esa niña - pensó su papá.
El niño sacó a relucir su sonrisa más adorable. Se levantó del suelo y recogió sus cosas.
-Vamos al patio a jugar, quiero ver las flores que plantó el abuelo hace unos días- pidió.
Sus padres tomaron sus manos y los tres salieron del cuarto.
(...)
24 años más tarde...
La pelimorada miraba con devoción a su marido al escuchar la historia que contaron sus suegros. El castaño estaba a su lado, bastante sonrojado por tener tanto público oyendo el relato.
Sus padres estaban en el sillón de enfrente, jugando con su nieta mayor, a quien le contaban la historia. La niña de siete años estaba feliz de oír eso. Hades estaba en el sofá de una sola plaza junto a ellos, acariciando a Cerbero.
Y su bebé de tan sólo dos años estaba sentado entre él y Mal, viendo con atención los trazos que esta hacía en las hojas de su cuaderno de bocetos.
-Así que, ¿tus sueños conmigo comenzaron a suceder antes de ser adolescentes? - lo provocó su esposa.
Ben asintió, aún sonrojado.
-No me acordaba de eso, para ser sincero. Mi memoria no llega tan lejos - explicó.
-Nosotros nunca supimos que podías ser tú. Hasta que limpiando los álbumes nos encontramos con sus rayones de colores. Que casualmente son el de tus ojos y tu cabello - se burló Bella, al ver como su hijo se ponía tan apenado.
Ben escondió su cabeza en el hombro de su esposa.
-¡Eso es genial! - exclamó la niña de ojos verdes y cabello castaño y morado- ¡Significa que papi siempre ha estado enamorado de mami! - aplaudió y dio saltitos de felicidad - ¡Así como el abuelo y la abuela!
Los adultos no pudieron evitar reírse por la emoción de la pequeña de la familia. El bebé no entendía nada, pero era gracioso ver lo que hacía su hermana mayor.
-Eso es lo más tierno que podríamos haber descubierto- le murmuró Mal.
Ben alzó su mirada y acarició su mejilla.
-Creo que nosotros y mis padres somos como la canción que me cantó mamá. Atemporales.
La reina sonrió por lo que dijo. Se besaron cortamente, separándose al sentir como su hijo pequeño los abrazaba, queriendo unirse a la demostración de afecto.
Ellos sonrieron, devolviéndole el abrazo.
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Gracias a los lectores que me sugirieron escribir algún capítulo de Bella y Adam💛💙
En varias ocasiones lo había pensado, y cuando me apareció un vídeo con la letra de Timeless en YouTube hace un par de días sabía que era la canción ideal para esto.
Se las dedico a las chicas que me comentaron la idea de escribir de ellos. Y a @xoxolyLaura por ser mega fan del álbum Speak Now y a @ElaenaT que cumplió años hace unos días♥️♥️♥️
Psd: Referencia del dibujo que hacía Mal en multimedia.
¡Nos leemos pronto!
~Con amor, su escritora💕
Publicado el 19/07/2024.
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