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Beal/Bal: The Prenup

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𝐍𝐨𝐰 𝐩𝐥𝐚𝐲𝐢𝐧𝐠:
𝓓𝓪𝔂𝓭𝓻𝓮𝓪𝓶𝓲𝓷' - 𝓐𝓻𝓲𝓪𝓷𝓪 𝓖𝓻𝓪𝓷𝓭𝓮

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La pelimorada anotaba con calma todo lo que el profesor les estaba indicando a ella y a su clase. En la Isla solía burlarse de Evie por ser la "morra de los plumones", pero al estar en Auradon Prep, tener que organizar y anotar tan cosas como dama de la corte y ahora estudiando en la universidad, ahora entendía a su mejor amiga.

Había adquirido un gusto absurdo por coleccionar y usar artículos de papelería. Debía admitir que su caligrafía había mejorado mucho gracias a su evolución como artista y tener que redactar y firmar tantas cosas junto a su prometido.

Además, como hace sus apuntes tan prolijos y creativos, sus compañeros suelen pedirle la información que no anotaron. Mal solía destacarse en Dragon Hall, y en su paso por la preparatoria de la capital y en sus clases de arte no era la excepción.

Ser tan organizada le daba la disciplina que necesitaba para su vida tan caótica de adolescente siendo la hija de Maléfica, pero también ahora que era una universitaria y debía gobernar al lado de Ben.

Mal se despidió de sus compañeros cuando la clase terminó. Había guardado todo en su mochila, por lo que se aseguró de que no hubiera dejado nada antes de salir del aula. Debía darse prisa para llegar al estacionamiento.

Ese día no había llevado su moto debido a que se reuniría con Bella y el resto de las reinas. A la castaña le daba pánico subirse en esos vehículos, por lo que se fue a clases con el auto de ella y de su novio para regresar a casa.

Marcó en la pantalla del auto la dirección del salón de té donde la citaron y arrancó el auto. Al cabo de unos quince minutos llegó a su destino. La chica de la recepción la recibió con amabilidad y le indicó donde estaban Bella y sus amigas.

-Hola querida - la saludó con dulzura la ex reina cuando se sentó a su lado.

La abrazó y saludó a las demás.

-¿Estabas en la universidad?- preguntó con curiosidad la madre de Audrey.

La aludida asintió.

-Por suerte hoy salí temprano- le dio las gracias a la mesera cuando le llevó una taza con su té favorito y una tartaleta de fresas- Bella, veo que me conoces muy bien - se rió.

-Cielo, llevas más de tres años saliendo con Ben y vives con nosotros, obviamente te he prestado atención- le sonrió.

Las demás retomaron su conversación anterior, incluyéndola. Era lindo que quisieran conocerla mejor, al fin y al cabo eran muy cercanas a su suegra. Además, le tocaría convivir con ellas en las reuniones hasta que sus hijos e hijas asumieran los tronos de sus respectivos reinos.

-Escuchen, de verdad agradezco que me hayan invitado. Han sido muy amables conmigo. Aún así, me gustaría saber para qué me citaron realmente- habló.

Bella, Ella, Jazmín, Aurora, Ariel, Rapunzel y Tiana se miraron con nerviosismo. Se quedaron calladas unos segundos. Eso confirmó sus sospechas.

-Mal, ¿de qué estás hablando?- intentó distraerla la rubia de vestido azul.

La ojiverde alzó una ceja con suspicacia.

-Ella, creo que me conocen lo suficiente como para saber que estoy atenta hasta al más mínimo detalle de las cosas que pasan a mi alrededor- comenzó su respuesta- No crean que no me di cuenta de que cambiaron su conversación apenas me vieron entrar.

Rapunzel decidió ser la siguiente en hablar.

-Es que no sabíamos como te tomarías lo que queremos decirte- soltó con rapidez, sin meditar mucho sus palabras.

Tiana y Jazmín le dieron un pisotón cada una por su indiscreción. Lo que solo hizo más evidente la situación para Mal.

-¿Qué es lo que tienen que decirme?- se cruzó de brazos.

Bella sintió como la molestia comenzaba a mostrarse en las expresiones faciales de su nuera.

-Bella, creo que debes ser tú quien se lo diga- dijo Ariel.

La reina madre la fulminó con la mirada. Eso era lo que temía, que la dejaran sola para decírselo.

-Mal, hija - tomó sus manos- Sabes que admiro mucho lo que has hecho por el reino desde el momento en que conociste a mi hijo. Y no entiendes lo feliz que soy por que vayas a ser su esposa- inhaló aire y exhaló con calma- Es por eso que me apena mucho tener que decirte esto.

Jazmín abrió el bolso de la ojimiel y le extendió un papel. A la semi-diosa casi se le salen los ojos de sus órbitas por la impresión.

-¿Qué es esto? - preguntó horrorizada.

-Una parte del Consejo de Segundones quiere que Ben y tú firmen un acuerdo prenupcial- terminó de decir la castaña.

Los ojos de la pelimorada adquirieron un leve brillo. Cerró sus párpados, intentando relajarse.

-¿Cómo que quieren que firmemos un prenupcial? - interrogó entre dientes.

La futura reina de Auradon miraba con desaprobación a su suegra y a sus amigas. Desde el momento en que la citaron sospechaba que algo sucedía.

-Lo siento, linda. Nosotras no sabíamos nada hasta que lo nombraron en la reunión de hoy - se disculpó Tiana, apenada.

Ella no había podido asistir, ya que fue convocada a última hora y Mal necesitaba asistir obligatoriamente a esa clase. Estaba por cerrar el semestre. Era claro que había sido intencional tocar ese tema cuando ella no podía estar presente.

-¿De quiénes fue la idea? - se tranquilizó un poco.

Bella la abrazaba de costado para animarla un poco.

-Leah, Stephan y Gruñón- contestó Jazmín.

-Y los apoyaron un poco algunos de los demás- dijo Aurora con vergüenza.

Sabía que la chica se había vuelto amiga de Audrey en los últimos meses. Ni ella ni Felipe tenían nada en su contra, pero sus padres se ensañaban en hacerla quedar como la mala. Si su hija, la afectada por todo el tema de Ben, había dejado eso atrás, ¿por qué ellos no?

Todas conocían el temperamento de Mal, pero era obvio que en esta ocasión su actitud no era por estar molesta. Se sentía ofendida.

-Escucha, en mi caso no me tocó firmar nada de eso, porque para el momento en que Eugen y yo nos casamos todo el asunto de si su título como príncipe era válido o no, no se había resuelto - intervino Rapunzel- Pero entiendo que no te agrade la idea.

Mal se llevó una mano al puente de la nariz.

-¿A caso desconfían de mí? - su voz sonaba extraña.

Su suegra besó su frente y la abrazó con más fuerza. La mas joven quería llorar de la rabia y la impotencia. ¿Cómo es que a esas alturas seguían dudando de ella?

-Por supuesto que no, nosotras confiamos plenamente en ti. Al igual que el reino - Ella le dio una mirada llena de comprensión.

-¿Y entonces por qué quieren que firme eso? ¿Creen que después de la boda voy a querer separarme de Ben y quitarle su dinero?- cuestionó.

-Lo dudo, en realidad creo que simplemente Stephan y Leah tienen sed de venganza- comentó Ariel.

-Y sabes que a Gruñón le encanta llevarle la contraria a...Básicamente todo el mundo - se sumó Tiana.

Mal se giró a ver a la madre de su prometido cuando esta le tocó el hombro.

-La razón por la que te citamos es que casi todas nosotras estuvimos en tu posición cuando nos casamos- explicó Bella- Tanto Tiana como Ella y yo eramos unas plebeyas casándose con príncipes.

-Por mi parte, era Aladdin conmigo. Un ex ladrón con la futura sultana de Agrabah- intervino Jazmín.

-Y no creas que para nosotras fue fácil, porque hacer acuerdos entre reinos tan distintos no fue muy sencillo- continuó Ariel, refiriéndose a ella y a Rapunzel.

-En mi caso, mi matrimonio con Felipe fue arreglado desde que eramos niños, pero también nos tomó por sorpresa que tuviéramos que hacer algo así.

Mal las observó. Creía ver hacia dónde querían llegar.

-¿Ustedes creen que en serio valga la pena que lo firme? - preguntó.

Más que todo su pregunta iba dirigida a las que tenían una posición más similar a la suya.

-Creo que es una discusión que deberían tener mi hijo y tú- contestó Bella.

La pelimorada suspiró. Ahí estaba el problema. Ellos ya lo habían hablado. Si Ben había aceptado eso, tendría una seria conversación con él. Porque los dos acordaron que no firmarían un documento como ese.

Al verla tan pensativa, le sugirieron cambiar de tema. Bella y ella se retiraron alrededor de una hora después. La reina madre intentaba distraerla mientras que manejaba, pero su mente estaba nublada de miles de pensamientos.

(...)

Ben cerró su laptop, estirando su cuerpo adolorido después de pasar horas trabajando. Posó su vista en una de las fotografías sobre su escritorio. Tomó el marco entre sus manos y sonrió.

Era de él y su novia el día de su fiesta de compromiso. Ambos se reían mientras que bailaban. La había tomado Jane cuando estaban distraídos.

Se puso de pie y apagó la lámpara luego de dejar la foto en su sitio. No sabía si Mal y su madre ya habían regresado. Temía la conversación que se vendría con ella, porque no sabía cómo se tomaría lo que debía decirle.

Al ingresar a su cuarto, se llevó la sorpresa de encontrarla allí. Estaba sentada en la silla de su peinadora, mirándolo con desafío, de brazos y piernas cruzadas.

-Mi madre ya te lo contó, ¿cierto?- leyó su lenguaje corporal para sacar esa conclusión.

-¿Tú qué crees, Florean?

Se veía enojada, triste y...¿Decepcionada? Dejó su saco sobre la cama y se arrodilló enfrente de ella, sentándose en el suelo.

-Amor...

Ella no lo quiso ver a los ojos. Sí, definitivamente estaba molesta.

-Ben, dime algo - su tono de voz le indicó que era mejor dejarla desahogarse- ¿A caso tú también piensas que estoy contigo solo por tu título y tu dinero?

Él se apresuró a negar con rapidez.

-No, mi vida.

-¿Entonces por qué aceptaste el acuerdo prenupcial cuando ya habíamos decidido que no tendríamos uno? - por fin lo miró.

No sólo estaba molesta, estaba dolida.

-Esos cínicos de Leah, Gruñón y Stephan no desaprovecharon su oportunidad. Apenas no me vieron en el camino, los arrinconaron a ti y a los demás para convencerlos.

Acarició su rodilla, consolándola.

-Mal, ¿podrías dejarme explicarte qué fue lo que pasó?

Ella suspiró. Dejó que tomara su mano y los dirigiera a la cama. Cada uno se sentó de su lado. Comenzó a relatarle todo lo sucedido en la reunión. Le contó que él no lo había aceptado. Pero que si la mayoría del consejo aprobaba aquello, tendría que firmarlo. Esa parte era la única que había aceptado.

-Sabes lo que opino de eso- le recordó.

Tenía muchos sentimientos mezclados en ese instante.

-Lo sé, y sabes que pienso igual- entrelazó sus dedos- Me parece realmente innecesario. Porque hacer esa separación de bienes, que sabemos que lo están sugiriendo con intenciones más allá de eso, es como decretar el fin de un matrimonio que ni siquiera ha comenzado.

-Para mí no es solo eso- la miró- Sino que una vez más ponen en duda mi amor por ti. Siguen creyendo que estoy contigo por tu corona, y no porque te amo.

Ben la rodeó con sus brazos. Mal se acurrucó en su hombro.

-Es por eso que mi única condición para aceptar eso sería que la mayoría esté a favor- besó su mejilla- Sé que me amas. Esa es suficiente razón para mí para confiar en ti.

La pelimorada se quedó callada.

-¿En realidad estabas molesta conmigo o con el Consejo?

-La verdad, no era tanto contigo. Era con ellos. Perdón si te hablé feo- hizo un puchero.

Él le restó importancia, plantándole un delicado beso en los labios.

-Además, es tonto que crean que quiero tu riqueza - intentó bromear- Soy la heredera legítima y directa de Hades. En el remoto caso de que nos separaramos, viviría entre el Inframundo y el Olimpo. Técnicamente tengo igual o más dinero que tú.

El rey se rió.

-Ese es punto muy válido a mi parecer.

Ella soltó una risita.

-Me gusta que hayas dicho eso de en el remoto caso.

-No te desharás de mí tan fácilmente, Bennyboo - apretó sus mejillas.

-Ni tú de mí, Igna- rozó sus narices- Sueño despierto con el día de nuestra boda y nuestro futuro juntos.

Mal juntó sus frentes.

-Yo igual- jugueteó con sus dedos entrelazados- Quiero pasar todos los días contigo entre mis brazos. Poder ver tus hermosos ojos todos los días apenas me levanto. Sueño contigo desde que estaba en la Isla, y aún no he dejado de hacerlo.

El castaño juntó sus labios en un suave y tierno beso.

-Fuimos hechos el uno para el otro- afirmó él.

Su amada sonrió.

-No creo que nadie jamás me haría sentir por dentro como tú lo haces- se recostaron en la cama- Como tu sonrisa ilumina mis días y los mejora.

Ben la apretó contra su pecho. Tuvo una idea de repente. Buscó su celular, colocando algo de música. Mal se rió. Habían estado practicando para su primer baile. Se puso de pie y le siguió el juego.

Pasó un brazo por su cuello y otro por su espalda. Mientras que él rodeó su cintura. Comenzaron a dar pasos, dando vueltas y riéndose como niños.

𝑺𝒐 𝑰'𝒎 𝒅𝒂𝒚𝒅𝒓𝒆𝒂𝒎𝒊𝒏'
𝑾𝒊𝒕𝒉 𝒎𝒚 𝒄𝒉𝒊𝒏 𝒊𝒏 𝒕𝒉𝒆 𝒑𝒂𝒍𝒎 𝒐𝒇 𝒎𝒚 𝒉𝒂𝒏𝒅𝒔
𝑨𝒃𝒐𝒖𝒕 𝒚𝒐𝒖
𝒀𝒐𝒖
𝑨𝒏𝒅 𝒐𝒏𝒍𝒚 𝒚𝒐𝒖

La tensión que Mal sentía desde la conversación con las reinas y Ben desde la reunión del Consejo de Segundones, se había esfumado.

Estaban soñando despiertos con el día más feliz de sus vidas. Imaginándose en la pista. Esta era una de las tantas canciones que querían bailar esa noche. Una noche que nadie les arruinaría.

𝑮𝒐𝒕 𝒎𝒆
𝑫𝒂𝒚𝒅𝒓𝒆𝒂𝒎𝒊𝒏𝒈, 𝒘𝒊𝒕𝒉 𝒎𝒚 𝒄𝒉𝒊𝒏 𝒊𝒏 𝒕𝒉𝒆 𝒑𝒂𝒍𝒎 𝒐𝒇 𝒎𝒚 𝒉𝒂𝒏𝒅𝒔
𝑨𝒃𝒐𝒖𝒕 𝒚𝒐𝒖
𝒀𝒐𝒖
𝑨𝒏𝒅 𝒐𝒏𝒍𝒚 𝒚𝒐𝒖

A los segundos de terminar la canción, Mal consideró algo. Tal vez no era tan malo después de todo. Si así los dejarían en paz.

-Mi amor- llamó su atención. Ben se había perdido en sus ojos- Vamos a firmarlo.

El castaño se sorprendió.

-¿Qué?

-Que vamos a firmar esa acuerdo prenupcial - se rió ella- Solo que será bajo nuestros términos. Los complaceremos con darles ese dichoso papel, pero todo lo que contenga será nuestra decisión.

La idea que ella planteaba sonaba totalmente bien para él. Se saldría con la suya, como siempre lo logra. Sabía que Mal no se quedaría de brazos cruzados.

-En ese caso- la pelimorada rió cuando la alzó en sus brazos- Iremos a redactarlo ahora mismo.

Salió de su habitación. Los llevó de regreso a su oficina. Ben se sentó en la silla de su escritorio, dejándola sobre su regazo. Encendieron la laptop y sacaron una hoja y una pluma para plasmar sus ideas.

No los dejarían controlar su matrimonio, ya bastante era tener que soportarlos en las reuniones. Todo lo que escribieron no tenía absolutamente nada que ver con dinero, ni en lo más mínimo. Ni siquiera de sus títulos.

Formularon lo que para ellos era importante. Velar por la protección y estabilidad de sus hijos (cuando los tuvieran). Seguir trabajando en conjunto por el bien de la Isla de los Perdidos y de los lugares que necesitaran más ayuda. Que no mancharan sus reputaciones si algo los hacía separarse.

Luego vino lo que sabrían que los sacaría de quisio. Porque la primera parte en realidad era en el distante caso de que se divorciaran. En cambio, el resto de documento sólo provocó que todos retuvieran sus risas, mientras que ellos hablaban con total seriedad y los otros tres los miraban con desagrado.

Básicamente, escribieron cosas totalmente fuera de lugar. Como que debían tener relaciones al menos tres veces a la semana. Que debían darse tiempo en pareja (nótese que no se referían solo a lo romántico). Y un montón de cosas más que se les fueron ocurriendo viendo Internet. Todo con la intención de hacerlos molestar y asquearlos. Pasaron horas riéndose cuando consiguieron todas esas ideas en Internet.

Y lo peor de todo, como la mayoría había votado a favor de que firmaran el prenupcial, los abuelos de Audrey y el tío de Doug tuvieron que aceptar su versión. Aún cuando sabían que les habían tomado el pelo y se salieron con la suya.

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Buenaaas

Se me ocurrió esta idea viendo The Nanny (La Niñera). La comencé a escribir hace dos días pero no había podido terminar redactarla.

Me queda solo una semana de vacaciones 😭

¡Nos leemos pronto!

~Con amor, su escritora💕

Publicado el 07/09/2024.

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