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Beal/Bal: Isle Trip

Sé que les debo actualizaciones anteriores a esto.

No tengo con qué justificarme porque simplemente aunque tenga inspiración me bloqueó al sentarme a escribir o me distraigo.

Han pasado unas cuantas cosas en mi vida personal. Y además me lesioné el pulgar de la mano derecha. La mano con la que escribo y sujeto el teléfono.

Por suerte no fue una fractura, pero sí me ha limitado en la última semana.

Como sea, me quiero esforzar por sacar adelante todo lo que pueda estos días de vacaciones. Así que con suerte publicaré varias cosas.

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Narrador Omnisciente:
El rey de Auradon y su futura reina iban muy entretenidos en el auto que los llevaba a la Isla de los Perdidos. Su boda sería en tan solo dos meses, así que pasarían unos días en el lugar de origen de la pelimorada.

Supervisarían algunas obras en la zona, verían los progresos de distintos proyectos y además buscarían antiguas pertenencías de Mal en el Castillo de las Gangas.

La ojiverde soltó una carcajada cuando Ben le hizo cosquillas con la nariz en el cuello. Habían estado viendo vídeos divertidos de bebés y animales durante el camino. El castaño se había recostado en el hombro de su prometida mientras que ella acariciaba su cabello.

Alzaron la mirada al oír el motor de la motocicleta de Hades junto a la ventana. Él también pasaría unos días en la Isla, sólo que había optado por usar su método de transporte preferido en vez de un auto común. Mal oprimió un botón y abrió la ventana.

-¿Sí, papá? - preguntó.

-Mucho cuidado con lo que tú y la mini Bestia hacen en ese auto- exclamó.

Mal puso los ojos en blanco y Ben contuvo la risa. La princesa del Inframundo le restó importancia al asunto con un gesto de la mano y volvió a subir la ventana.

No es como que ella no hubiese querido irse en su moto, pero Ben y ella venían de un mes muy agotador y necesitaban llevar maletas extra para lo que se llevarían de regreso; así que esa fue la opción más cómoda para ambos.

Al cabo de unos minutos terminaron de cruzar el puente principal que conectaba a Auradon City y a la Isla. Con todas las remodelaciones que se habían estado llevando a cabo se creó otro puente pero con un trayecto más largo. Ambos eran bastante transitados a diario tanto por Auradianos como por Isleños.

Se miraron con orgullo al observar los cambios desde su última visita. Todo había mejorado, pero seguía manteniendo el toque original de la Isla de los Perdidos.

Uma, como consejera de la Isla, había sido un gran apoyo cuando ellos no podían estar ahí. Harry y Gil siempre la acompañan. Evie asiste a todas las reuniones del Consejo posibles cuando su negocio se lo permite. Al ser la consejera real los ayuda mucho en proclamas e ideas.

Carlos, Jay, Dizzy y Celia son otros de sus principales colaboradores. Aunque deben admitir que todos sus amigos son de gran ayuda. Incluso Bella y Adam los han apoyado enormemente.

El auto se detuvo frente a la casa de Mal. Descendieron del auto y le agradecieron al conductor por llevarlos e ingresar sus maletas a la casa. Saludaron amablemente a algunos de los isleños que se acercaron al ver un auto con el escudo real.

Hades sacudió su cabello al retirar su casco y dejó la moto a la sombra.
Guardó sus lentes de sol en el bolsillo de su chaqueta y tomó su maletín, dejándolo junto a la entrada.

Él se quedaría en su cueva con Pena y Pánico y ellos dos en la casa. Evie, Doug, Jay, Lonnie, Carlos y Jane llegarían el fin de semana. Sus responsabilidades laborales y universitarias no les permitirían llegar antes.

Ben sacó su laptop de su mochila y se conectaron para una videollamada con Evie y el Hada Madrina. Revisaron el itinerario de la semana.

-Por favor no se olviden de ir con ni hermano a Dragon Hall, quiere consultarles nuevas implementaciones que quiere hacer para las actividades extracurriculares de la escuela- les pidió la directora de Auradon Prep, refiriéndose a Yen Sid.

-No se preocupe Hada Madrina, nosotros nos encargaremos de Dragon Hall. Uma y Harry ya completaron esos requerimientos para Serpent Prep- contestó Ben con amabilidad.

La mujer de cabello oscuro asintió y se despidió.

-Recuerden que organicé los atuendos para cada uno de los eventos a los que deben asistir. Solo sigan los ejemplos que les envié en fotografías. Y eso lo incluye a usted, don Hades- dijo la peliazul.

El dios del Inframundo resongó, haciendo reír a su hija.

-No te preocupes, E. Si yo no logro convencerlo sabes que puedes llamar a Perséfone.

-Anotado- dijo la chica entre risas.

También se despidió, debía continuar con sus pedidos porque en la tarde tenía un almuerzo con Doug, Regina y sus suegros.

-¿Por qué siempre nombras a Kore, Mally? - cuestionó el dios.

-Por que a parte de mí, ella es la única persona a la que le haces caso- se levantó de su silla y sirvió un vaso de jugo de naranja para cada uno- Y seamos honestos, le haces más caso a ella que mí.

Se tomaron el jugo y se pusieron en marcha para llevar a cabo todo lo que se había planeado para el día.
Hades abrazó a Mal de costado y besó su coronilla.

-Los veré en la cena - dijo, ajustando su casco.

Comenzó a salir por la puerta.

-Yo podría acompañarlo, señor - se ofreció Ben.

-¡Buen intento, niño bonito! - habló, subiéndose de nuevo a la moto.

-Al menos lo intenté- el rey miró a su novia, quien rió.

Mal se puso de puntillas y lo besó.

-¿Segura de que no necesitas que me quede? - le preguntó, rodeándola con sus brazos.

Ella negó.

-Hoy solo debes ir a la nueva biblioteca y a hablar con Facilier, así que regresarás temprano - le acomodó unos mechones de pelo fuera de lugar- Yo debo terminar de decidir que me llevaré al castillo y que dejaré. Al fin y al cabo nos quedaremos aquí cada vez que vengamos, así que sería lindo acomodarlo al gusto de los dos.

Ben sonrió y acarició sus mejillas.

-Si quieres mantener el estilo que le dio tu madre no tengo ningún problema. De hecho, podríamos dejarle un espacio en la sala para que puedas traerla en su terrarium cuando quieras.

La pelimorada volvió a besarlo cortamente.

-Vete ya antes de que no quiera soltarte- suplicó, haciendo pucheros.

Su prometido soltó una carcajada, besó su frente y salió. Mal saludó con la mano a Gil, quien se había ofrecido a ayudar a Ben por esas pocas horas, y cerró la puerta.

Había llevado su tablet, así que abrió el block de notas y fue anotando el nombre de cada habitación de la casa, de ese modo se le haría más fácil anotar que hay en cada lugar. Definitivamente Ben le había pegado sus mañas de organización.

Pero eso era positivo, ya que aprendió a administrar mejor su tiempo para estudiar y hacer trabajos de la universidad, hacer papeleo, asistir a eventos y sacar tiempo para ella, para Ben, sus amigos y su familia.

Ubicó cada habitación y le encontró un posible uso. La antigua biblioteca mágica de su madre se mantendría intacta, solo le darían mejor iluminación y deshumidificadores para que los libros no de dañaran.

Las mazmorras se limpiarían y tal vez serían un sótano. El laboratorio de Maléfica prefería consultarlo con Yen Sid y Jane, no está segura de si algunos de los frascos contienen químicos peligrosos. Si es seguro podría ser una oficina para ella y para Ben.

La sala y la cocina solo necesitan mejores muebles y electrodomésticos, pero quiere conservar la mayoría. Los dos baños si necesitan modificaciones completas. El ático también parecía ser un buen lugar, simplemente necesitaban limpiarlo.

La habitación de su madre serviría como una extra, y tal vez sería una habitación para sus hijos más adelante. Su cuarto necesitaba cambios, pero ahora sería de ella y de Ben.

Se lanzó a su cama, mirando al techo. El polvó se levantó un poco, así que agitó sus manos para espantarlo. Había pasado muchas horas caminando por toda la casa, subiendo y bajando las escaleras, estirándose o agachándose para ubicar cosas. Aunque había sido un gran progreso.

Ya sabía que conservaría y qué no, pero aún debía limpiar su habitación. Cerró los ojos unos minutos hasta que oyó que la puerta se abría en el piso de abajo.

-Ya llegué, amor- escuchó la voz de Ben- ¿Dónde estás?

-En mi cuarto- gritó para que la oyera.

Los pasos calmados del castaño llegaron hasta la habitación, acompañados por un aroma bastante peculiar. Mal se sentó de golpe al reconocer que era café.

Ben le extendió su vaso con diversión. La ojiverde hizo un ruido de gusto cuando el sabor amargo del café del Bar Bazofias pasó por su garganta.

-Gracias.

Ben se sentó junto a ella. Conversaron sobre lo que habían hecho esas horas separados.

-Al menos no es tanto trabajo, pequeña. La mayoría de la ropa que tenías aquí la has donado o te la llevaste a casa.

-Lo sé, pero realmente nunca me he puesto a limpiar el resto de mis cosas. Como materiales de arte y eso. Lo cual es irónico porque vacíe mi viejo casillero de la escuela antes que esto- se quejó.

Ben rió.

-Sólo te faltan este cuarto y tu escondite con los chicos, ¿cierto?

-Sí. De hecho, Jay y Lonnie me llamaron hace un rato y me dieron una propuesta bastante buena. Conservaremos el piso de arriba. Y descubrieron que los dos pisos de abajo están abandonados. Así que quieren convertir esos pisos en un centro recreativo para niños y adolescentes.

-Eso es genial - dijo él con entusiasmo.

-Así es- le siguió ella, igual de animada- Cuando vengan el fin de semana nos traerán los documentos que debemos firmar para empezar a arreglar el espacio.

Ben la abrazó por los hombros.

-Estamos haciendo grandes cambios. Y nuestros amigos también.

Mal sonrió al ver el brillo en sus ojos. Entrelazó sus dedos con los de él.

-Somos un gran equipo.

Él la miró.

-El mejor.

Ambos rieron y permanecieron abrazados unos minutos para luego ir a hacer la cena.

(...)

Los días habían pasado gratamente. Los habitantes de la Isla habían sido bastante amigables, en su mayoría. Muchos se ofrecieron como voluntarios para colaborar con las obras y otros obtuvieron empleos en ellas.

Lo que más les importaba a Mal y a Ben era que su gente tuviera mejores condiciones de vida, tanto en vivienda como en salud y alimentación; además de darle oportunidades de trabajo y educación a cada niño, adolescente o hasta adulto que la quisiera.

En poco más de año y medio habían logrado llevar a cabo muchísimos cambios. Las aceras eran más seguras, las calles tienen buena iluminación y los sistemas de agua y electricidad son funcionales.

En este momento ambos se encontraban hablando con sus amigos en el escondite. Había sido un día ajetreado. Pasaron desde temprano en la mañana hasta altas horas de la tarde jugando con los niños de la Isla de los Perdidos.

Jay y Lonnie se habían encargado de ponerlos a practicar distintas actividades deportivas. Carlos se ocupó de mostrarles lo básico de la tecnología. Doug les dio clases de química. Jane les dio clases de magia a los niños con poderes. Audrey les enseñó a hacer coronas y accesorios con flores naturales.

Chad y Gil los entretuvieron con espectáculos de magia. Uma les dio clases de natación. Harry trabajaba con la nueva generación de piratas explicándoles como conducir un barco. Celia estuvo en el arcade de su padre con los videojuegos. Dizzy e Evie les hicieron cambios de look a varias personas. Ben estuvo leyendoles historias a los niños y Mal les dio clases de arte.

El Core Four ya había escogido que se llevarían a sus casas y qué sacarían. Los graffitis de Mal se quedarían intactos en las paredes, pero casi todo se iría ya que esa sería la oficina principal o la sala de descanso del centro de actividades de Lonnie y Jay.

Estaban sentados en la sala, devorando varias pizzas y tomando refresco. Se les ocurrió hacer un juego de mímica en parejas, el cual por ahora iban ganando Jane y Carlos.

-¿La La Land? - preguntó la ojiazul al ver los movimientos del pecoso.

-Sí - celebró Carlos.

Audrey anotó el puntaje en la pizarra.

-Esto no es justo, estoy seguro de que hacen trampa- reclamó Jay.

-Lo mismo dijiste en la ronda anterior- dijo Dizzy con diversión.

-Y la anterior a esa- le siguió Celia entre risas.

-Sin embargo, el tramposo fuiste tú - les siguió Uma.

Comenzaron a reírse al ver que el hijo de Jafar trataba de defenderse. Mal alzó su mirada del hombro de Ben y besó su mentón. El castaño le sonrió.

-¿Te estás divirtiendo? - cuestionó ella.

Ben asintió y besó su mejilla.

-Aunque debo admitir que no puedo esperar para irnos a dormir. Quiero abrazarte toda la noche- le dijo.

Mal soltó una risita y se besaron.

-Hey, no coman frente a los pobres- exclamó Gil.

Todos rieron, siendo seguidos por los reyes mientras que se separaban. Hades estaba pegado a la ventana, viendo todo con horror. No podía entender como su pequeña bebé estaba tan enamorada y ya iba a casarse.

Y ese era el problema, Mal ya no era una bebé. Era una adulta con una vida estable y una relación admirable. Se perdió todo y llegó en un momento de su vida en que ya no podía criarla. Por más que quería odiar a Ben no podía, pero igualmente se llena de celos cada vez que los ve juntos.

Mal dirigió su mirada a su padre y notó la expresión que traía. Ben se dio la vuelta y notó qué miraba su novia. Se le retorció el estómago al ver como Hades lo observaba. Parecía que quería hundirlo a diez metros bajo tierra.

Besó los nudillos de la pelimorada y se levantó, llenándose de valor. Sus amigos lo miraron.

-Hades, ¿podría hablar con usted a solas unos minutos? - le pidió.

Escuchó como dos personas escupían y empezaban a toser.

-Harry/Doug- les reclamaron sus respectivas novias.

-¿Estás seguro de querer quedarte sólo con él? - cuestionó Evie, ayudando al hijo de Tontín a respirar bien.

Ben asintió con la cabeza. El dios del Inframundo disimuló su asombro al ver la valentía con la que quería encararlo. Mal apretó su mano y lo dejó ir.

Hades salió por la ventana y Ben lo siguió poco después. Bajaron hasta el descanso de las escaleras exteriores entre piso y piso. El peliazul se cruzó de brazos mientras que el castaño se apoyó en la barandilla.

-¿De qué quieres hablar, Beast?

Ben fijó su mirada hacia las calles.

-¿Por qué me odia?

Eso tomó por sorpresa a su suegro.

-¿A qué te refieres? - preguntó, acercándose un metro.

-No hay que observar mucho para darse cuenta del desprecio que me tiene- confesó, giró su mirada hacia el dios- ¿Hay algo que haya dicho o hecho para que me trate de ese modo?

Hades se encogió en su lugar momentáneamente. No se imaginó que Ben fuera a enfrentarse a él tan directamente. Suspiró y se paró junto a él, mirando hacia el frente.

-Sinceramente, no. No has hecho nada por lo que deba odiarte o querer hacerte daño - respondió.

-¿Entonces porqué siempre me trata tan mal? No se ofenda, pero a veces trata mejor a Pena y Pánico que a mí, y sé que los dos meten la pata seguido.

Rió por lo bajo y lo miró unos segundos antes de sacar una fotografía vieja de su bolsillo. Ben se sorprendió al ver al dios con una bebé de menos de seis meses en brazos. Sonrió al saber que era Mal.

-Es por ella, ¿verdad?

Hades asintió y bajó la mirada de nuevo.

-Me siento culpable por no conocerla- admitió- Tú la conoces desde hace más de tres años y sabes todo de ella. Yo soy su padre y realmente solo la conozco desde hace un año. Siento que no sé casi nada de su vida.

Ben comenzó a comprender la situación.

-¿Por eso me trata así? ¿Por qué de alguna manera está celoso de que conozca más a su hija que usted? - hizo una pausa- ¿Cree que por eso Mal lo ama menos?

Hades apretó instintivamente los puños, pero los soltó automáticamente. El rey tenía razón.

-Sí.

-Mal lo ama como no tiene idea- eso hizo que el dios lo mirara- Está muy feliz por que ahora está con ella. Y no le importa que tan bien o no la conoce, aprecia que todos los días la llame o la visite. Que la acompañe a cada logro en la universidad. Que la hace reír y sentirse amada por al menos uno de sus padres.

Eso hizo que algo en el pecho de Hades se sintiera mucho más tranquilo, mucho más libre.

-Lamento tratarte así, Ben. De verdad lo hago. Es solo que quería echarte la culpa de todos los problemas con mi hija- se apoyó también en el barandal- Pero todos ellos sucedieron mucho antes de que te conociera. Sé que debí luchar más con Maléfica por el bienestar de mi hija, pero fui egoísta y no lo hice. Ahora debo sufrir esas consecuencias, incluso si eso conlleva a tener que verlos besándose todos los días.

Ben no pudo evitar reírse.

-Te respeto mucho, niño. Sé que el temperamento de Mal no siempre es el mejor, eso lo heredó tanto de su madre como de mí - se rió con sinceridad- Pero estoy consciente de que la amas con locura, y que harías hasta lo imposible por hacerla feliz.

-Mal es mi vida entera- sonrió con los ojos brillantes- Ella se merece todo lo bueno en este universo.

-Lo hace - concordó el dios.

Ben metió sus manos en los bolsillos de su pantalón.

-Sé que esto generalmente se hace antes de siquiera proponerle matrimonio a alguien, al menos eso me enseñaron mis padres. Pero no sabía quien era usted, y le di esa libertad a Mal porque sabía que era un tema muy difícil para ella. Jamás la hubiera obligado a que me lo dijera.

Tomó aire al darse cuenta de que divagaba.

-El punto es, que me gustaría que nos diera su bendición para la boda. Para mí es muy importante que me acepte como parte de la familia, y para Mal igual.

Hades lo abrazó y le dio unas palmadas en la espalda, sorprendiendo a Ben. De todos modos le correspondió el abrazo. El dios le sonrió al apartarse.

-La tienes hace mucho, Ben. Aunque esto me acaba de demostrar cuanto te lo mereces.

Ben sonrió y comenzó a subir las escaleras. Se giró luego de subir unos cinco escalones.

-¿Le gustaría acompañarnos el próximo fin de semana? Iremos al Páramo. Mal quiere conocer más sobre la antigua vida de su mamá.

-Con mucho gusto, niño.

El rey rió suavemente. Tardaría en dejar de llamarlo así, pero al menos ya sabe que Hades lo aprueba. Terminó de subir las escaleras y se reunió con sus amigos y su prometida. El dios los alcanzó poco después.

(...)

Ya era domingo, su último día en la Isla. La mañana siguiente regresarían al castillo. Ben y Mal habían pasado todo el día en el Castillo de las Gangas. La futura reina ya había logrado desechar muchas cosas viejas y las demás estaban en las maletas que llevaron.

Recuperó los pocos libros que tenía en su habitación y algunos guantes de cuero que aún servían y le quedaban.
Resultó que tenía un montón de latas de pintura y marcadores secos, colores y lápices partidos y pinceles dañados, así que eso fue a parar en la basura.

Lo que sí seguía en buen estado eran sus cuadernos de dibujo y algunas hojas sueltas en carpetas. Ben y ella estaban sentados en el piso mirando todo.

-Tenías mucho talento para solo tener cinco años- bromeó él, mostrándole un dibujo.

Mal se rió. Parecían ser unas montañas mal hechas con una persona que aparentemente era Maléfica en el enfoque principal.

Se quedó pasmada al encontrar unas de sus obras. Trató de esconderlas rápidamente pero Ben lo notó.

-¿Qué tienes ahí? - preguntó.

-Nada- contestó, con sus mejillas rosadas.

Puso los dibujos detrás de su espalda, específicamente debajo de la cama.
A Ben le pareció divertido verla con esa actitud tan nerviosa y apenada.

Se inclinó sobre ella, dejando poco espacio entre sus rostros. Mal bajó su mirada a los labios de él, pero con rapidez volvió a alzar la vista.

-¿Tan privados son? - le preguntó, refiriéndose a lo que escondía.

Mal asintió con lentitud. Ben acababa de bañarse, así que el olor de su colonia y su desodorante invadían libremente sus fosas nasales. Estaba aturdida por su cercanía y el aroma.

Se resignó y le entregó los dibujos. Buscó una almohada para taparse el rostro por la vergüenza.

-¿Soy yo? - preguntó con diversión, pero divisó que estaba emocionado por ello.

-Tal vez - susurró ella con timidez.

Ben observó con detalle cada obra, logrando que Mal se sonrojara más cuando él la miraba. La pelimorada soltó un gritito de sorpresa cuando la sentó en su regazo sin previo aviso.

Tomó el dibujo que a Ben le faltaba por mirar y lo puso frente a los dos.

-Este fue el primero que hice de ti. Fue después de mi primer sueño contigo. Pasé días tratando de sacarmelo de mi cabeza, hasta pensaba que eran pesadillas- Ben pasó un brazo por su cintura- Lo hice creyendo que al fin lograría sacarte de mi mente.

-Pero no lo lograste- dijo él, sonriendo.

-No, no lo logré- rió ella- Jamás asocié que tú fueras el príncipe heredero dado a que nunca dijimos nuestros nombres en los sueños. Lo supe apenas bajé de la limosina y te vi.

Ben la tomó de las mejillas.

-Yo también supe que eras tú apenas te vi.

Mal rozó sus narices y pasó sus brazos alrededor del cuello del castaño.

-Te amo. Y estoy muy emocionada porque nos casaremos en unas semanas.

La acercó más hacia él.

-Eres lo mejor que pudo pasarme en la vida- dejó un tierno beso en su boca- Je t'aime, mon cœur.

Ella se rió, arrugando la nariz. Lo jaló por los hombros y unió sus labios. Se movían como si estuvieran coordinados. El beso tenía un toque de pasión pero muchísima ternura. Se quedaron abrazados cuando el oxígeno faltó.

Este había sido un viaje a la Isla muy interesante.

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Quería explorar un poco como sería Hades siendo sincero con Ben, y me parece que fue una gran manera de que se abriera a él.

Y este One Shot tuvo un poco de todo, pero me encanta escribir sobre Ben y Mal aún cuando ya han pasado tantos años🤧❤️

¡Nos leemos pronto!

~Con amor, su escritora💕.

Publicado el 15/04/2022.


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