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𝙍𝙚𝙫𝙚𝙣𝙜𝙚 𝙤𝙛 𝙩𝙝𝙚 𝙎𝙚𝙖

Año de 1799, puerto Coreano de Busan.

La almirante Park Jihyo observaba con curiosidad el mapa dispuesto para ella en la mesa de madera. El barco en el que estaban se mecía suavemente de un lado a otro con el chocar de las olas, está suspiró.

-Moveremos un cargamento lleno de especias en dirección a las islas de las Filipinas, en el Pacífico Sur. Aunque les parezca una completa estupidez este cargamento es, hasta el momento, el más importante de todos -explicó rápidamente- La corona británica nos pagará una absurda cantidad de dinero por ésto, así que, los quiero a todos alertas, este dinero que nos pagarán es fundamental para el rey y la reestructuración del país.

Uno de sus soldados, un joven de cabello negro y medianamente largo alzó la mano. Jihyo le dió la palabra. -¿Por qué tanta protección a un simple barco? Tenemos dos escoltas exclusivos para nosotros que solo moveremos un cargamento de condimentos y plantas.

Jihyo sonrió. A ella también le parecía un poco ridículo tanta protección, pero eran las órdenes del rey después de todo, ¿Quién era ella para juzgar las órdenes de su rey?

-Escucha, por estas zonas es bastante común encontrar gente... De poca monta -dijo- Piratas, por así decirlo -agregó componiendo su postura, quedando derecha- Y aunque esta gente es cobarde, altanera, poco organizada y una completa escoria igual representan un peligro para los intereses de la corte real, el Sultán de la India se ha negado a seguir cumpliendo los intereses británicos, así que mientras ellos se enfrascan en concretar la invasión y conquista del Sultán estos buscarán su opio en otra parte, y ahí es donde entramos nosotros. Fuimos enviados por el mismo rey en persona para proteger esto. ¿Ahora comprendes por qué necesitamos tanta protección?

El hombre que hizo la pregunta asintió, comprendiendo la razón de aquello.

-Además, se rumorea que hay una embarcación que navega estos mares de Joseon hasta el mar de China meridional causando estragos a su paso... -explicó su segundo al mando, una joven de cabello castaño llamada Nayeon- Con sus velas negras y rojas como la sangre, con un dragón como su emblema... Tan imponente y misterioso, nadie conoce exactamente quién o quiénes son sus tripulantes, pero lo que si se sabe es que este barco pirata aparece y desaparece como un fantasma en la noche, destruyendo a los hombres como lo hacen las sirenas... Los rumores dicen que es un barco fantasma, otros dicen que es una leyenda solamente, pero todos concuerdan en algo; Si El Venganza del Mar los encuentra nunca jamás serán vistos otra vez.

Y dando un golpe fuerte en la mesa la vicealmirante Nayeon largó una carcajada al ver los rostros asustados de los soldados y la mirada sería de la almirante Jihyo. Está última se cruzó de brazos y salió de la sala de mandos para ir a cubierta, seguida de Nayeon.

Asustar a los soldados de menor rango con historias de altamar era parte de una tradición del ejército, y aunque Jihyo no estaba de acuerdo con esto -ya que un soldado con miedo no rinde en su trabajo como debe de ser- Nayeon igualmente lo hacía y muy encantada. Era su modo de divertirse en un mundo de mando, cadena de rango, testosterona y penes. Ambas mujeres llegaron a cubierta y vieron a lo lejos como el barco avanzaba lento pero seguro en dirección a su destino, una plaza comercial británica en las Filipinas españolas.

-Ya los preparé para ti -musitó la mayor con sonrisa de conejo apoyándose en la cornisa del barco- Debiste ver sus caras... Esa historia nunca pasa de moda.

-Si empiezan a fallar en sus tareas tú misma las vas a cumplir Nayeon -musitó Jihyo, Nayeon asintió sonriendo- Es aquí cuando me arrepiento de haberte nombrado como mi vicealmirante.

Nayeon llevo una mano a su pecho fingiendo estar ofendida, pero la leve sonrisa en sus labios la delataba.

-¿Y entonces quién más seria tu hermana mayor? ¿Alguno de estos idiotas que no sirven para nada?

Algunos soldados que estaban allí cerca miraron mal a Nayeon, la cual con solo un chasquido de dedos y una mirada de pocos amigos los amenazó para que siguieran con sus tareas o serían arrojados al océano.

-Aunque seamos de distintos padres hay algo que nunca vas a poder cambiar Hyo, y es el hecho de que tú me necesitas a tu lado tanto como yo también lo necesito -esta dijo, acariciando la cabeza de la menor- Somos hermanas Jihyo, solo nos tenemos a nosotras en este mundo... Tenías que nombrarme como tu segunda por pura obligación.

Y rompiendo aquel mágico momento con sus bromas, Jihyo se echó a reír con fuerza, seguida de Nayeon. Un rato después la risa cesó.

-¿Tienes la ruta marítima? -preguntó Jihyo secando sus lágrimas, Nayeon asintió- Dime el curso.

Nayeon tomó el mapa que uno de sus soldados le pasó.

-Salimos de Busan a las ocho de la mañana, siguiendo la corriente oceánica del sur estaremos en Taiwan en cinco horas, luego iremos bordeando china hasta llegar a las colonias francesas del sudeste asiático y luego a las Filipinas. Un barco de la royal navy nos esperara allí. Nos tomaría... Dos días en llegar a la plaza comercial de Sant Paul.

-Entendido -respondió Jihyo- Quedas al mando Nayeon, tengo una puta resaca que si no duermo ahora tendré mi humor sabatino toda la semana.

-Vete rápido entonces.

Y dándole una última mirada al cielo Jihyo se perdió en las escaleras directo a su camarote privado.

-¡Y no los asustes más con tus historias Nayeon!

-¡Solo los dejaré de asustar cuando "El Venganza del Mar" nos este hundiendo almirante Park!

Y Jihyo rió por las ocurrencias de la mayor. Nayeon simplemente era un caso perdido.

Jihyo despertó algunas horas después con los movimientos bruscos del barco. Está pegó un brinco de su cama en señal de alerta, pero se relajó poco después cuando los movimientos bruscos cesaron.

Solo había sido una ola alta. No habría problemas.

O eso pensó hasta que el sonido de un cañonazo resonó por todo el lugar. En un abrir y cerrar de ojos Jihyo se encontró en la cubierta, con su rifle en manos y el uniforme a medio poner. Está miró a todas partes hasta dar con Nayeon, la cual mantenía una mano arriba en espera de confirmar un disparo de cañón.

-¿¡Qué mierda está sucediendo Nayeon!?

-Estamos en fuego cruzado -respondió está, sin dejar de bajar la mano, la tensión en cubierta se podía cortar con un cuchillo- Es la armada francesa, están luchando con alguien... No sé quién es, pero un cañón casi nos alcanza -dijo, luego miró a Jihyo- Solicito permiso para disparar de ser necesario.

-Concedido.

Luego, ambas mujeres miraron en dirección a la pelea que se desarrollaba a varias defensas de metros distancia. Las banderas del rey y de la armada francesa ondeaban en el aire, los cañones eran ensordecedores, tanto así que los oídos de Jihyo dolían.

Al estar un poco alejadas de la acción las almirantes solo podían ver al barco francés siendo despedazado por un enemigo hasta ahora sin conocer, muy seguramente un grupo de piratas.

-¡Preparen todos los cañones ahora mismo! -ordenó Jihyo- ¡Posiblemente nos toque dar pelea, debemos de estar preparados!

Pocos minutos después la pelea terminó con la explosión a gran escala del barco francés. Posiblemente aquel barco era un carguero o algiasí, donde llevaban mucha pólvora y demás cosas flamables, y aquella explosión que resonó muy seguramente por todo el océano fue prueba de ello.

Buscar sobrevivientes sería una maniobra inútil. Nadie sobrevive a algo así.

-Ataca solo cuando lo creas necesario Nayeon.

La nombrada trago duro, y mantuvo su mano arriba en espera de ser bajada para dar inicio al ataque.

El barco que destruyó sin piedad al otro emergió minutos después de la bruma de polvo, humo y fuego como si este no le afectará en lo absoluto, y no fue hasta que estuvo lo suficientemente cerca que todos allí vieron de que se trataba.

Si de algo servían las historias de Nayeon es que estas, en contadas ocasiones resultaban ser ciertas, y tal parecía que está era una ocasión de esas. Un barco colosal de aspecto fantasmal, con sus velas negras y rojas como la sangre apareció en sus vistas, avanzando imponente hacia ellos.
Jihyo miraba con preocupación como este avanzaba entre el océano sin que esté le opusiera ningún tipo de resistencia, se movía tal cual lo haría un caballo en tierra.

En cuando estos estuvieron más cerca de ellos, los soldados se pusieron más temerosos que nunca, Nayeon los había aterrado hasta el punto de creer que estos no saldrían vivos de allí.

-No puede ser... -susurró Nayeon con voz temblorosa.

"El Venganza del Mar" alcanzaron a leer en uno de sus costados.

La ruta que la embarcación seguía los hacía estar demasiado cerca por unos momentos, pero después tomarían otro camino, y Jihyo realmente pensó que aquella situación no pasaría de un simple encontronazo con gente de poca monta, pero grande fue su sorpresa cuando está vió una figura de pie en la cubierta.

Una mujer de cabellera tan negra como las propias velas de su barco, con ojos de un color violeta tan intensos que parecían los mismos ojos del demonio junto al lobo negro de un prominente tamaño, sentado a su lado. Por supuesto, para ninguno de ellos aquella mujer no era nadie más que una simple pirata que acababa de destruir sin piedad a un grupo de hombres.

Pero para Jihyo esa mujer era alguien más.

-¡Abran fuego!

Alguien a quien alguna vez juró destruir.

Rápidamente con su orden los soldados abrieron fuego con los cañones, iniciando así otra batalla.

El Venganza del Mar era lo suficientemente ágil como para esquivar las balas de cañón y no sufrir ningún daño. Mientras los soldados recargaban los cañones con prisa Jihyo corrió hasta uno de los bordes, apretando sus puños con fuerza de las cornisas de seguridad.

-¡Acaben con ellos ya! -ordenó.

Nayeon, que aún seguía inmóvil en su lugar parpadeó un par de veces con fuerza cuando sus ojos reconocieron a aquella mujer, y, viendo la situación, entendió el por qué Jihyo había reaccionado así tan repentinamente.

Mientras eso pasaba, el barco pirata se acercó hasta ellas, y estando tan cerca estás podían oír como los piratas se movían con agilidad por toda la cubierta, contrastando enormemente con la serenidad de aquella azabache.

-¡Kim T/n! -gritó Jihyo con furia, la nombrada abrió sus ojos con sorpresa, reverenciando a la almirante pocos segundos después- ¡Maldita escoria!

-¡Almirante Jihyo! -gritó está- ¡Que alegría verla de nuevo! ¿Cómo ha estado?

Jihyo continuó soltando improperios conforme los dos barcos sé acercaban cada vez más.

-¿¡Cómo mierda es que sigues viva!? ¡Deberías de estar en el infierno pudriendote por toda la maldita eternidad!

La azabache rió fuertemente, está se acercó también hasta la borda.

-¿Por qué estás tan agresiva cariño? ¡Si hace años que no nos vemos! -esta dijo, con tintes de burla y un poco de rencor en su voz, aún así, la sonrisa no dejaba su rostro- Recuerda que aún estamos casadas Park Jihyo, ¡Debes de tratarme con amor!

La furia en Jihyo creció aún más. -¿¡Por qué carajos no están disparando ahora mismo!?

-¡La pólvora está mojada almirante, no explota! -gritó uno de los soldados.

-¡Maldición! -dijo, Nayeon seguía sin poder reaccionar, luego miró a la azabache la cual reía mientras daba la orden de alejarsen de allí- ¡Algún día me pagaras por lo que me hiciste Kim T/n! -gritó- ¡Y cuando por fin llegue ese día te mataré!

La azaba se giró, antes de que estás no se volvieran a ver en mucho tiempo.

-Yo no tengo la culpa de nada, Jihyo, tanto tú cómo yo somos inocentes sobre lo que le pasó a Yunjin, tienes que dejar de culparme por eso -esta dijo, su voz parecía temblar- El día que te demuestre lo contrario, y espero que ojalá llegue pronto, podrás matarme Jihyo, pero hasta entonces... -esta se giró, dejando de verla- Procura no meterte en mi camino, por que te prometo Hyo, no, más bien... Te lo juro Jihyo, que no responderé con buenas intenciones.

-¡Por tu jodida culpa es que mi hija murió T/n! -gritó Jihyo de regreso- ¡Por tus malditos e inútiles ideales de igualdad es que la perdí!

Los barcos se alejaban cada vez más.

-¡Ella también era mi hija, yo también la perdí! -respondió- Los ideales son pacíficos Jihyo, la historia y las personas son las violentas -luego comenzó a descender en dirección al sótano- Un ser insensible nos arrebató a nuestra hija, no fue ni mi culpa, ni tuya. Algún día obtendré mi venganza. Hasta entonces... ¡Nos veremos pronto, amor mío!

Y Jihyo se maldijo internamente al, otra vez, perder aquella oportunidad de aniquilar parte de su pasado, el cual se fue navegando hasta perderse en el horizonte.

Tal vez el destino las vuelva a unir otro día.

















La primera vez que ví esa foto, realmente pensé que era Jihyo jsjsjs, pero no, era mi diosa Yunjin de Lesserafim.

Barco pirata "El Venganza Del Mar":

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