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~Veintisiete'🍦

Louis confiaba en su hermano, bueno, no tanto, pero sí lo suficiente como para dejar que lleve a sus hijos menores a la feria después de que ambos niños le rogaran bastante, por lo que accedió. Le pareció justo que Edward y James fueran a divertirse mientras que Katie y Valeria estaba en su cita y Olivia se había quedado en casa de su mejor amigo Stephen y probablemente se quedaría en casa del chico.

- Van a estar bien, hermanito. Confía en mí, el tío Niall cuidara de ellos. - dijo el rubio confiado, colocándose sus lentes de sol.

Louis tan solo lo miró sin creerle demasiado, sintiéndose aliviado de que su hermano estuviera acompañado por Shawn, así él estaría más tranquilo, sabiendo que alguien responsable como el alfa de su hermano cuidaría de sus hijos.

- Iré por ellos. - murmuró con una sonrisa, antes de dirigirse a la habitación de Edward y James, encontrándose con un triste James en el camino. - ¿Qué pasó, amor? - preguntó Louis mirando a su hijo cabizbajo.

- Edward ya no quiere ir a la feria conmigo. - murmuró el chico desanimado.

- Ve con el tío Niall, yo hablaré con tu hermano. - dijo el omega, brindándole una sonrisa a su pequeño para que se animará.

James asintió y corrió hacia la sala con su tío.

Louis suspiró, antes de entrar en la habitación de los chicos, encontrándose con un preocupado Edward acostado en su cama.

- Amor, ¿Todo está bien? James me dijo que ya no quieres ir a la feria con el tío Niall. - habló despacio entrando a la habitación.

Edward lo miró por unos segundos y negó lentamente con  la cabeza.

- ¿Qué sucede, Ed? - preguntó el omega sentándose en la cama de su hijo.

- Siento algo extraño aquí. - dijo el chico, sentándose en la cama para hablar con su padre y señalando su pecho. - Una sensación extraña, como un presentimiento... - explicó.

- Un presentimiento. - repitió Louis, frunciendo el ceño. 

- Creo que no es buena idea salir. 

- Amor, los presentimientos no siempre son verdad. Además, James y tú son muy apegados, siempre cuidas de él, no puedes dejarlo ir solo. - dijo Louis tratando de animar a su hijo.

Edward torció los labios y asintió, sonriéndole a su padre.

- Tienes razón, voy a ir. - dijo, un poco más seguro.

- Muy bien, ve. El tío Niall ya los está esperando. - dijo Louis sonriente, acariciando el cabello de su pequeño antes de que este saliera corriendo de la habitación, no sin antes dejar un beso en la mejilla del omega, haciéndolo sonreír y sonrojarse.

Louis se preguntaba en que momentos sus hijos había crecido tan rápido.

- Los regresaré vivos, Louis. - bromeó Niall, una vez que el castaño regresó a la sala. 

- Shawn, cuida de ellos, ¿Si? - dijo el castaño con preocupación, mirando al alfa de su hermano.

- Oye, yo soy tu hermano, no él. ¿Por qué confías más en él que en mí? - preguntó el rubio indignado.

- Él es más responsable que tú. - respondió con simpleza el castaño.

Niall rodó los ojos y bufó, aún más indignado.

- Cuidaré de ellos, Louis. - respondió Shawn con una sonrisa.

- Diviértanse niños. - habló Louis ignorando el berrinche de su hermano. 

- Adiós mami. - dijeron los dos niños saliendo de casa con sus tíos.

Louis respiró hondo, una vez que se encontró solo en casa, sintiendo una sensación extraña en su pecho al encontrar la casa tan vacía y silenciosa  sin sus hijos y sin su alfa.

Pocas veces él se encontraba con ese panorama de soledad, que definitivamente no disfrutaba, ya que lo hacía sentir demasiado solo y deprimente, y tan solo se quedaba a la espera de que Harry o alguno de sus regresa a casa, para volver a sentir feliz y cómodo en su propia casa.

"Extraño a nuestro alfa" habló su omega nostálgico.

- Yo también. - respondió el castaño con un suspiro, recostandose en su cama para descansar un poco y calmar a su omega. - Espero que Harry no tarde mucho. - agregó antes de quedarse dormido.

Por otro lado Katie se encontraba absolutamente nerviosa y ansiosa, ella había salido muchas veces antes con Valeria, pero ahora era diferente, se sentía tan diferente que la omega tenia un rubor notable en sus mejillas y sus sentimientos de nervios igual era perceptibles para la alfa.

No debería de ser tan difícil tener una cita con alguien que conocía desde pequeña, pero vaya que lo era, incluso podría decir que sentía algo de incomodidad, pero no por estar con Valeria, si no por no saber cómo actuar y arruinar el momento.

"Debes dejarte guiar por tu alfa" escuchó la voz de su padre omega en el fondo de su mente, permitiéndose respirar hondo para relajarse y seguir el consejo de su papá.

- Te ves muy hermosa, Val. - dijo con una pequeña sonrisa, sintiéndose orgulloso de ver a la omega sonreír igual. - Te hiciste fleco. - comentó mirando con detalle el rostro de la chica. - Te queda hermoso. - agregó con sinceridad.

- ¿Si? - dijo la omega insegura peinando su flequillo un poco mejor. 

- Si, luces sumamente adorables. - respondió Katie, pasando sus dedos con delicadeza por el fleco de la omega, teniendo el impulso de besarla, pero se contuvo.

- Oh, solo lo dices para molestarme. - bufó Valeria, soltando una risa para disimular un poco el sonrojo de sus mejillas. 

- No es verdad. - negó Katie de inmediato.

"Estás hermosa omega", habló su alfa en el fondo de su pecho.

Valeria abrió los ojos, sorprendida, sin saber qué fue exactamente esa sensación de calidez que sintió en su propio pecho y si realmente había pasado eso o lo había imaginado.

- ¿Quieres ir por un helado? - preguntó Katie, sintiéndose igual de desconcertada que la omega, tratando de pasar ese momento que se salió de sus manos. - O igual podemos ir a la feria que está cerca de mi casa, ¿Qué te parece? - agregó sin dejar de mirar a la chica.

- El helado me parece bien. - respondió Valeria, tratando de olvidar el momento igual, pero su omega no podía hacerlo, sintiéndose demasiado ansiosa e inquieta.

- Genial, vamos. - dijo Katie, sintiéndose aliviada de poder seguir con la cita y tener el valor de tomar la mano de la omega para dirigirse a la heladería.

Valeria llegó a pensar que ella realmente podía enterrar sus sentimientos por Katie en el fondo de su corazón, para no arruinar o perder su amistad con la alfa, pero ahora está segura de que eso nunca será posible, no con Katie haciéndolo reír en cada momento, con las caricias discretas a sus manos, mejillas y brazos, y sobre todo, no podría superar su enamoramiento cuando Katie la mirada de esa manera que parecía que ella fuera una persona en ese momento, con sus grandes ojos azulados sobre ella a cada instante. Y ahora en su cita las cosas no eran muy diferentes, Katie siempre que podía le decía lo linda que lucía, haciendo que el rubor de sus mejillas nunca se fuera, al igual que la calidez en su pecho. 

- Mira, tienes algo aquí. - murmuró Katie señalando el rostro de la omega.

- ¿Dónde? - preguntó Valeria algo avergonzada.

- Aquí. - respondió la alfa, manchando la mejilla de la chica con su propio helado.

Valeria rodó los ojos, riendo antes de intentar hacer lo mismo con su helado en la mejilla de la alfa.

- Oh, basta. - dijo Katie riendo, tratando de esquivar los intentos de la omega.

- No, quiero vengarme. - respondió Valeria con diversión.

- Te limpiaré, lo prometo. - respondió la alfa sin dejar de reír. 

- Bien. - suspiró Valeria rindiéndose en sus intentos de manchar a la alfa.

Katie sonrió aliviada, llevando su pulgar la mejilla manchada de la omega  limpiando su propio desastre; y en aquel acto tan sencillo sucede algo que lo hace sentir como algo íntimo, sus se encuentran y sus corazones laten con pesadez, casi en sincronía y su respiración se vuelve algo más lenta sin que ninguna se de cuenta de ello.

"Besala" escucha la voz de su alfa en el fondo de su mente.

Y antes de que ella pueda pensar en algo, su mano se mueve suavemente hacia la nuca de la omega, enredando con delicadeza sus dedos en el cabello suave de la chica antes de inclinarse y sin esperar más une sus labios a los de Valeria.

Ellas se están besando.

Es tan dulce e íntimo que no se molestan en pensar en lo que significa y tan solo se dedican a sentir lo que sus corazones quieran con aquel beso.

Aunque ellas se besan más de una vez después de eso.









[...]












Harry regresó a casa lo más temprano que le es posible, sintiendo a su alfa angustiado por sentir la tristeza de su omega desde hace un par de horas atrás, encontrándose con Louis dormido en la habitación, luciendo tan tranquilo y a salvo, que el alfa se permite respirar aliviado, con el aroma de su omega y el suyo combinados a la perfección, llenando sus pulmones.  

El alfa se dedica a quitarse su traje y ponerse algo cómodo para quizás recostarse junto a su omega, y sentirlo cerca, porque es lo que más necesita ahora que quizás está pasando por sus últimos celos por su edad.

Él no tarda en mucho en llegar junto su omega, abrazandolo por la cintura y pegándose con delicadeza a su cuerpo, permitiéndose sentir su calor y su dulce aroma combinando con el suyo aún más fuerte en la zona de su marca, que Harry amaba infinitamente.

En cuanto el alfa lo abraza y esconde su rostro en la curva de su cuello, justo donde está la marca de su unión, Louis se remueve en sus brazos y ronronea complacido de que su alfa ya esté con él.

Definitivamente estar separados no era una opción para ninguno de los dos, no cuando se aman con tanta intensidad.

Porque a pesar de los años, ellos siguen siendo el hogar del otro y no quieren ir a ningún otro lugar en el que no estén juntos.

Y con ese sentimiento de amor puro es que ambos se quedan dormidos por unos minutos, ambos con una pequeña sonrisa en sus rostros y con sus lobos completamente tranquilos por estar juntos.

En realidad a Harry le hubiera gustado quedarse por mucho más tiempo dormido con su omega en la cama, pero hay algo en el ambiente que lo hace despertarse a tan solos minutos de haber cerrados los ojos; su alfa se encuentra extraño e inquieto, con la sensación de querer cuidar y proteger a alguien, sus ojos miraron instintivamente a su omega, que sigue tranquilo en la cama en sus brazos; entonces piensa en sus cachorros.

Y en cuestión de segundos se siente intranquilo y su respiración se agita, tratando de pensar con claridad y tranquilizar a su alfa para no asustar a Louis.

Es ahí que él respira profundamente que descubre lo que está pasando.

Es una sensación dulce en el aire, similar a un algodón de azúcar recién hecho, que está propagándose en la casa y es tan fuerte que no puede significar nada más de lo que llega a su mente en ese instante, antes de escuchar la voz de Niall y Shawn provenientes de alguna de las habitaciones de la casa.

- Quédense aquí niños, iré a decirles a sus padres. - habló lo más tranquilo que pudo.

Harry lo sabe y lo confirma cuando la puerta de su habitación se abre y ve a un Niall algo preocupado y sorprendido mirándolo, esperando que reaccione a lo que sucede.

Uno de sus hijos se está presentando.
Uno de sus pequeños es omega.

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