~Veintidós'👭
✞
Era una mañana relativamente normal y tranquila en la casa de la familia Stylinson, hasta que Katie no pudo contener más sus nervios y decidió hablar con sus padres, sin importarle que estuvieran enfrente los trillizos.
- Mamá, Papá. - habló la alfa tímida, tragando en seco sin dejar de notar la marca de su padre omega que era visible por el suéter que traía puesto que era más grande, porqué obviamente no era suyo, lo que hacía que cayera un poco de su hombro, dejando a la vista su marca de unión.
Louis la miró tratando de descifrar lo que pasaba con su hija, antes de que ella hablará.
- Yo... tengo algo importante que decirles. - murmuró en voz baja, sintiéndose un poco avergonzada en realidad.
- Claro, amor. ¿Qué sucede? - respondió el omega, sin dejar de mirar a la chica.
- Creo que yo... ya encontré a mi omega. - respondió Katie mirando a sus dos padres, esperando su reacción.
Louis abrió los ojos un poco más de lo normal, lanzando las cejas, sintiéndose extrañamente sorprendido, mientras que Harry comienza a toser, sintiendo que casi se ahoga con su taza de café.
- ¿Qué? - dijo el alfa, con la voz grave tratando de recuperarse de la noticia.
- ¿Qué encontré a mi omega? - dijo Katie dudosa de su propia respuesta, sintiéndose intimidada de pronto por la situación.
- ¡Tú solo tienes dieciocho años! - habló el rizado un poco alterado.
"Alfa. Cállate" ordenó su omega un poco más calmado.
- ¡Papá Louis tenía la misma edad! - se quejó la chica poniéndose de pie.
- Tú acabas de presentarte. - respondió Harry sin seguir la orden de su omega, la verdad es que no podía hacerlo, no cuando su alfa se sentía extraño, casi triste y sentía una opresión en su pecho.
- Pero...
- ¡Ey, calmense los dos! - gritó Louis colocando una de sus manos en el pecho del alfa, sintiendo lo alterado que estaba.
- ¡Ustedes no tienen ningún maldito derecho de juzgarme! - gruñó Katie alterada.
El gruñido de la chica provocó que tanto Louis, como sus hermanos se encogieran y que Harry y Olivia fruncieran el ceño, sintiendo su instinto protector activarse.
- ¡No puedes gruñirle a mis padres! - habló Olivia alzando la voz.
- Katie, ve a tu habitación. - se limitó a decir Louis tratando de controlar la situación.
- Mami, yo... - habló Katie avergonzada de lo que había hecho.
- Es una orden, Katie. - dijo el omega firme.
La chica suspiró triste y obedeció a sus padres, sabiendo que todo se había escapado de sus manos y había cometido un error al gruñirle a sus padres.
- Tú y yo tenemos que hablar. - dijo Louis después tomando la mano de su pareja para salir de la casa y hablar a solas sin que sus hijos escucharan.
- ¿Qué carajos fue eso Harry? - preguntó el omega en voz baja, mirando a su alfa en espera de una respuesta.
- Yo no lo sé, simplemente mi alfa se alteró. - respondió Harry avergonzado igual, jalando su pelo hacia atrás.
- Vaya, es la primera vez que tu alfa es más estúpido. - dijo el castaño molesto, cruzándose de brazos.
"Lo siento mucho, omega" se disculpó el alfa arrepentido.
Louis suavizó su mirada de molestia, sintiéndose débil ante su alfa arrepentido, no podía simplemente no perdonarlo.
"¿Qué fue lo que te pasó, alfa?" preguntó su omega.
- Creo que mi alfa tiene miedo de perder a su cachorro. - respondió Harry en voz baja.
Louis sonrió nostálgico, acercándose a él.
- No la vamos a perder, amor. Ella solo se enamoró, los dos sabíamos que esto tarde o temprano iba a pasar. - dijo el castaño tratando de tranquilizar a su alfa.
Harry abrazó al omega, relajándose con ese asombroso aroma a vainilla con canela, que siempre hacía maravillas en él.
- Ella necesitaba nuestro apoyo, no que le gritaras. - susurró Louis escondiendo su rostro en el pecho del alfa.
- Si, tienes razón. - murmuró el rizado haciendo una mueca con sus labios.
"Soy un pésimo padre, alfa" dijo su alfa avergonzado, rasgando en su pecho.
"No mi amor, eres el mejor de todos" respondió su omega de inmediato.
- Te amo demasiado, alfa. - susurró Louis dándole un corto beso en el pecho a su pareja, apretandolo un poco más fuerte en sus pequeños brazos para tranquilizarlo, tal y como él lo hacía con el omega lo necesitaba.
- Tengo que arreglar las cosas con mi hija. - dijo Harry sonriendo un poco.
- Si, fuiste un poco duro. - contestó Louis alzando su mirada para ver a su pareja.
- Fui un estúpido. - corrigió el rizado con una pequeña risa.
- Si, eso también. - rió Louis igual.
[...]
Después de una larga plática privada entre Katie y sus padres, la chica había llegado a la conclusión de que quería presentarle a sus papás a la persona que ella creía su omega, para que ellos estuvieran más tranquilos.
Y es así que unas cuantas semanas después de esa plática, un Viernes siendo más precisos, Katie lleva a casa a Rebecca.
Louis por un momento tuvo la esperanza que la omega a la que se refería su hija fuera Valeria, pero igual no dijo nada, respetando por completo la vida y la decisión de su hija.
- Mamá, papá. Ella es Rebecca. - dijo Katie con emoción.
La chica en cuestión miró al alfa primero y le sonrió nerviosa, después dirigió la mirada hacia Louis y el omega notó como ella lo miró de una manera diferente y sonrió de una forma un poco forzada.
- Hola, Rebecca. - respondió Louis tratando de ignorar eso, quizás había sido algo de su imaginación.
- Hola. - dijo Harry igual.
La chica sonrió de nuevo solamente, sintiéndose un poco incómoda.
- Nosotros los dejaremos solas. - dijo Louis sonriendo igual, tomando su alfa que no estaba muy seguro con la situación.
- Nunca me dijiste que tenías un padre omega. - murmuró Rebecca una vez que la pareja se fue, dejándolas solas.
- Claro que sí lo hice. - respondió Katie, mirando a la chica.
- ¿No crees que es raro? - preguntó la omega mirando hacia la dirección a la que su pareja se había ido, para asegurarse de que no regresarán y las escucharan.
- ¿Por qué? - cuestionó la alfa sin entender el punto de la chica.
- Que un hombre te tuviera. - respondió Katie como si fuera lo más obvio del mundo. - Es extraño y extremadamente incómodo. - agregó torciendo los labios en una reflejo de incomodidad y casi asco.
- ¿De qué hablas? - preguntó la alfa comenzando a molestarse, sin entender nada de lo que decía la omega.
- Los hombres omega son raros. - dijo Rebecca rodando los ojos. - Lo normal son las mujeres omegas. - explicó de nuevo con su tono de superioridad.
- No entiendo qué tiene de malo un omega hombre. - dijo Katie, tratando de controlar su enojo e instinto protector hacia Louis.
- Ya sé que es tu padre y quieras defenderlo, pero es... asqueroso. - dijo Rebecca haciendo una mueca completamente de asco.
Katie sintió su sangre casi hervir con eso, tratando de respirar profundo para controlar sus impulsos.
Antes de que la alfa dijera algo al respecto, una persona las interrumpió, bueno en realidad, fueron dos personas.
- ¡Discúlpate por decir eso de papá! - gritó James completamente molesto, al escuchar la plática de las chicas.
Rebecca giró su rostro y miró a los dos chicos que estaban detrás de ella.
- No lo haré. - negó riendo.
Edward se molestó aún más y sin poder ni querer controlarse le dio una patada en la pantorrilla a la chica.
- Auch. - se quejó la omega del dolor. - ¡Pequeño demonio! - gritó molesta girándose por completo, con un puño en alto, dispuesta a golpear al chico.
- ¡A ellos no los tocas! - gruñó Katie, colocándose enfrente de la chica para defender a sus hermanos.
- ¡Haz que se disculpe con mamá! - pidió Edward completamente molesto y a la defensiva al igual que James.
- ¿Qué está pasando aquí? - preguntó Louis, llegando a escuchar los gritos de sus hijos. - James, Edward les dije que debían dejar a su hermana a solas. - regaño el omega al ver a los dos niños ahí.
- ¡Mamá, ella te insultó! - gritaron ambos niños al mismo tiempo, señalando a la chica.
- ¿Qué? - preguntó Harry llegando detrás de su omega, con el ceño fruncido.
- Papá, ella insultó a mamá y no quiere disculparse. - acusó James.
El alfa tensó su mandíbula y miró directamente a la chica.
- ¿Qué has dicho de mi omega? - exigió saber, con la voz firme y grave.
- Papá, no importa, yo... - dijo Katie tratando de salir de aquella situación incómoda.
- No. - dijo Harry sin cambiar el tono de su voz. - Quiero saber que dijo y que se disculpe en este instante. - exigió dando unos pasos cerca de las chicas antes de que Louis lo detuviera, sosteniéndolo del brazo.
- Harry, no. - pidió el omega con los ojos tristes.
"Omega, no dejaré que nadie te haga sentir mal" gruñó su alfa, rogando poder defender a su omega.
- Lo siento, pero no voy a disculparme solo por decir lo que pienso. - habló Rebecca aún en su postura.
- Yo la mato. - gruñó Edward dispuesto a lanzarse encima de la chica, pero Katie lo detuvo.
Louis se sentía incómodo y triste a la vez, no sabía que hacer, solo quería irse de ahí y que Harry lo abrazara para hacerlo sentir mejor; no quería saber qué fue lo que dijo de la chica sobre él como para que sus hijos estén así, por qué asumia que quizás era algo muy cruel y no lo soportaría e iba a llorar y era lo que menos quería hacer.
- Esta es nuestra casa y no voy a permitir que ofendas a mi omega en su propia casa, así que, por si no te enseñaron educación, te exijo que le pidas una disculpa en este instante. - habló el alfa con la voz un poco más gruesa, mirando de manera intimidante a la chica.
- Le pido una disculpa por decir que un omega hombre es asqueroso, señor. - dijo la chica sin ser ni un poco sincera.
Louis sintió una opresión en el pecho al escuchar eso y se encogió detrás de su alfa.
Harry gruñó molesto.
- ¡Lárgate de mi casa, en este instante! - dijo Katie cansada tomando a la omega del brazo para sacarla de ahí.
- Me lastimas. - gruñó la omega soltándose del agarre de Katie una vez que estaban en la puerta de la casa.
- Es una lástima que seas así, debí hacerle caso a Valeria, eres una mala persona. - habló la alfa llena de molestia.
- ¿Valeria?, ¡¿Qué puede saber esa rarita de mi?! - respondió la chica indignada.
- Ella es mucho mejor, así que no la insultes. - empujó Katie.
- Como sea. - bufó Rebecca encogiéndose de hombros. - Puedo conseguir algo mejor. - dijo mirando de pies a cabeza que la alfa.
- Lo dudó, no lo vales. - respondió Katie sin sentirse ni un poco ofendida. - Y mi padre puede ser un omega hombre, pero es mucho mejor que tú y es más omega de lo que tú serás algún día. Ahora, ¡lárgate! - gruñó viendo la cara de molestia y humillación en el rostro de la omega.
Antes de que Rebecca dijera algo más, Katie se apresuró a cerrarle la puerta en la cara.
La mirada de sus tres hijos estaba sobre Louis después de eso y omega se sintió indefenso y tan solo quería llorar.
Harry sintió la tristeza de su omega a través de su unión y se acercó a él, cubriéndolo con su cuerpo para que sus hijos no lo vieran y lo abrazó, refugiándolo en sus brazos.
El omega escondió su rostro en el pecho de su pareja, sintiéndose a salvo ahí, permitiéndose llorar.
Harry miró a sus hijos y les ordenó con la mirada que se fueran a sus habitaciones, lo cual ninguno dudó en obedecer de inmediato.
Después de que sus ojos se fueran, el alfa tomó delicadamente al omega y con mucho cuidado lo cargó de forma nupcial para ir a su habitación.
Y una vez en su habitación, el omega se dejó llevar por sus emociones, llorando un poco más fuerte en el pecho de su alfa.
Harry lo abrazó más fuerte, besando su cabeza, tratando de ser fuerte por él, aunque escucharlo llorar le partía el alma a él y a su alfa.
- ¿Mi hija perdió a su omega por mi culpa? - preguntó Louis con la voz débil, alzando su mirada para ver a su alfa.
- No, mi amor. - negó Harry de inmediato. - Ella no era suficiente para nuestra Katie, nadie lo será nunca para ninguno de nosotros hijos. - dijo decidido.
"No llores, por favor. Mi bello omega" rogó su alfa desesperado por no poder parar el llanto de su omega.
- ¿No fue mi culpa? - preguntó limpiando sus lágrimas, tratando de controlar sus llanto.
- No, por supuesto que no, omega. Ella es una estupida niña. - respondió el rizado de inmediato, limpiando igual las lágrimas del omega. - Ya quisiera ella tener tu cuerpo, la mitad de tu belleza, tu inteligencia y tu preciosa mente. - explicó mirándolo a los ojos, logrando que el omega sonriera un poco.
- Te amo demasiado, Harry. - suspiró Louis abrazando al alfa por el cuello, respirando su aroma a chocolate con menta, que lo hacía sentir mucho mejor.
- Yo te amo mucho más, Louis. - respondió Harry envolviendolo en sus brazos.
"Yo te amo más, alfa" se quejó su omega.
"No, yo te amo muchísimo más y punto" respondió su alfa.
Louis sonrió en grande por eso, al igual que Harry, antes de unir sus labios en un dulce beso.
Ellos se amaban demasiado mutuamente.
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