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~Veinticinco'🥥

Un omega estaba teniendo su celo.
Y no sabía si era uno de sus hijos o Valeria.

Louis salió de la cama de inmediato, preocupado por la situación, notando como su alfa había despertado igual al no sentirlo más a su lado.

Harry respiró hondo, mirando como su omega salía de la habitación sin decirle nada y fue ahí cuando él igual percibió el aroma dulzón fuerte de coco con anís, arrugó la nariz y salió igual de la cama.

El castaño abrió primero la habitación de sus hijos varones, preocupado por que fuera uno de ellos y una ola de alivio mezclada con angustia atravesó su cuerpo cuando verificó que ninguno de sus ojos estaba en celo.

Y eso solo significaba una cosa, Valeria era la que estaba en celo.

Louis se apresuró a salir de la habitación de los chicos, encontrándose y chocando con su alfa en el pasillo.

- Omega, ¿Qué sucede? - cuestionó Harry aún un poco desorientado y adormilado.

- Valeria está teniendo su celo y tenemos dos alfas adolescentes en esta casa, alfa. - respondió el castaño apresurado, dirigiéndose a la habitación de su hija mayor.

El aroma de Valeria estaba intensificado como nunca antes y por suerte o desafortunadamente ninguna de las chicas estaba despierta por completo.

La omega soltaba leves quejidos entre sus sueños, aferrándose al cuerpo de la chica, mientras que la alfa igual la abrazaba con fuerza y tenía su nariz escondida en el cabello de la omega, respirando su aroma dulce.

- Valeria. Valeria. - llamó Louis con cuidado, tratando de despertar a la chica sin alarmar a ninguna de las dos, pero sabía que eso sería imposible.

La omega soltó un jadeo débil quejándose, antes de abrir los ojos, siendo un poco consciente de lo que estaba pasando y no podía sentir nada más que vergüenza.

Estaba teniendo su celo en la casa de su amiga y no de cualquiera amiga, si no de la que ha estado enamorada desde que tiene razonamiento de lo que era el amor.

- Ven, pequeña. No puedes estar aquí. - dijo Louis dulcemente, para no asustarla.

La parte racional de Valeria le decía que le hiciera caso al padre de Katie, pero su omega no quería eso y se negó a separarse de Katie.

- No, no quiero. - negó la omega.

- Cariño... - llamó el castaño.

Y antes de que Louis pudiera terminar de hablar, Katie se removió inquieta en la cama y despertó, sintiéndose alterada.

Cuando Harry entró en la habitación la chica alfa gruño, sin razonar que era su padre.

- Valeria, tienes que venir conmigo, cariño, por favor. - pidió Louis de nuevo.

- No. Katie. - se quejó la omega, sintiéndose mucho más sensible que antes.

- Valeria, ven. - dijo Louis de nuevo, esta vez firme, no queriendo alzar la voz para alterar más a las chicas.

La chica pareció reaccionar a eso y asintió, intentando soltarse del agarre de Katie.

- No, no puedes llevártela. - respondió Katie a la defensiva.

- Katie, hazme caso, esto es lo mejor. - habló Louis esperando que su hija entre en razón al no estar en celo todavía y tener un poco más de claridad que la omega.

La omega se soltó de Katie y fue con el castaño, ganándose un gruñido de parte de la alfa.

Y el sentido protector y territorial de Katie se activó al ver como Louis, tomaba a la omega para sacarla de la habitación.

La alfa se levantó, con la mente un poco nublada por el aroma de la chica sintiendo que quizás en cualquier momento entraría en calor igual.

Sin pensar mucho le gruñó fuertemente a Louis, haciéndolo encoger un poco, asustado por eso.

- Katie. - regañó Harry, interponiéndose entre su hija y su omega.

- No pueden hacer esto. - alzó la voz la alfa enfrentando a su padre.

- Tú no vas a gruñirle a tu padre y vas a comportarte como una alfa en este instante. - dijo el rizado firmemente, permitiendo que Louis pudiera salir de la habitación con la omega.

- Padre. - dijo Katie molesta.

- Entra en la cama. - ordenó Harry neutral.

La alfa suspiró y tratando de controlar sus impulsos, obedeció a su padre y entró en la cama.

- Quizás tengas un celo ahora, así que te daré tus supresores, te traeré una compresa para bajar el calor y te quedarás aquí. - informó el rizado, tratando de calmar a su hija.

- ¿Qué va a pasar con Val? - preguntó Katie, pensando con un poco de claridad ahora que no tenía tan cercano el aroma y calor de la omega.

- Tu mami, se va a encargar de ella. No le va a pasar nada, amor. Tranquila. - respondió Harry.

- ¿Nadie la va a tocar? - cuestionó con un poco de posesión.

- No, cariño. Todo estará bien. - prometió el alfa, tocando la frente de su hija para saber si aun no estaba en celo.

- ¿Soy una mala alfa? - cuestionó la chica, mirando como su padre buscaba sus supresores en los cajones.

- No, amor. ¿Por qué dices eso? - respondió Harry, viendo la angustia en los ojos de su hija.

- Ella me necesita y he dejado que mami se la lleve. - respondió Katie en voz baja.

- Kat, dejar que mami se lleve a Valeria es lo mejor que podías hacer. - dijo Harry consolando a su hija, encontrando los supresores. - No abusaste de una chica en celo, no debes sentirte avergonzada de eso, amor. Cuando ustedes hablen y estén cuerdas, podrán pasar su próximo celo juntas si lo desean. Por ahora, no será así, es lo mejor para ambas. - explicó el rizado tranquilamente.

- Si, tienes razón. - dijo Katie creyendo en las palabras de su padre.

- Iré por un vaso de agua y tu compresa, amor. Quédate aquí. - pidió el alfa antes de salir de la habitación.

El rizado se encontró con su omega en el pasillo, notando su preocupación por su hija.

- ¿Cómo está Katie? - preguntó el castaño.

- Ella estará bien, le daré sus supresores y una compresa para bajar el calor. - respondió Harry, abrazando a su pareja para tranquilizarlo. - ¿Y cómo está Valeria? - preguntó, mientras ambos caminaban hacia la cocina.

- He llamado a su madre, no debe tardar en llegar. - respondió Louis un poco más relajado. - Aunque ella me ha dicho que su madre al ser alfa no sabe mucho sobre cómo lidiar con el celo de una omega adolescente y que le gustaría que yo la cuidará, pero... no creo que eso me corresponda a mi. - explicó el omega melancólico.

"Eres un gran omega" se limitó a responder su alfa con orgullo.

Louis sonrió en grande, amando su lazo con su alfa.

Tan solo pasaron un par de minutos antes de que la puerta de su casa sonará, con pequeños golpes.

- Debe ser la mamá de Valeria. - dijo Louis antes de dirigirse a la puerta.

El fuerte aroma a leña con café, hizo que el castaño se sintiera un poco mareado, pero aún así se mantuvo en pie y sonrió amablemente hacia la mujer enfrente de él.

- Hola, buenas noches. - dijo el castaño sin borrar su sonrisa.

- Hola. - respondió la mujer con una sonrisa algo coqueta en su rostro, que Louis no sabía cómo interpretar. - Valeria no me dijo que el padre de Katie fuera tan lindo. - agregó, recargando su cuerpo en el umbral de la puerta, mirando con interés al castaño.

- ¿Disculpa? - respondió Louis, riendo con nervios e incomodidad.

La mujer era atractiva, su piel era de color bronceado hermoso, cabello rizado y ojos miel preciosos y su aroma imponia una gran presencia que no sabía como describir el omega.

- Lo que escucho. Usted es un...

Harry se puso detrás de su omega, aclarando su garganta en señal de molestia, interrumpiendo las palabras de la alfa.

Louis se sonrojó al sentir como el aroma de su alfa se intensificaba, en muestras de celos.

- ... omega muy lindo. - completó la mujer, sonriendo de lado.

- Yo... iré por Valeria. - dijo Louis antes de irse de ahí, sintiendo la tensión entre los alfas.

Y cuando Louis se dio la vuelta, Harry noto como la mirada de la alfa bajaba lentamente por el cuerpo del omega, haciéndolo molestar aún más, teniendo que colocarse enfrente de la mujer para que dejara de mirar a su omega y aclarando su garganta una vez más para llamar su atención.

"Miró con morbo a nuestro omega. Haz algo" habló su alfa molesto y posesivo.

- Su omega es muy bello. - dijo la mujer sin pena alguna.

- Lo sé. - respondió Harry con la voz ronca, tratando de controlar a su alfa celoso. - ¿Cómo está su omega? - preguntó.

- Nos separamos hace mucho. - respondió la alfa con un poco de superioridad que no le agrado al rizado.

- Si, me imaginó que a su omega no le gustaba que mirará a los demás omegas, de la manera en la que miro a mi pareja. - dijo el rizado sin poder contenerlo.

- Me declaró culpable. - dijo la mujer riendo. - Me gusta admirar las cosas hermosas. - agregó sin pena.

- Usted no estaba admirando a mi omega. Note esa mirada de morbo y deseo, vuelva a mirarlo de ese modo y me importará poco que sea la madre de la mejor amiga de mi hija. - sentenció en un susurro con un tono de molestia en su voz.

La mujer estaba por responder a eso, sin ni siquiera sentirse culpable o apenada de sus acciones, cuando el omega regresó con la chica.

- Le aconsejo que le prepare un par de tés, le de sus supresores en un ciclo de 12 horas, la mantenga bien alimentada y con compresa para bajar el calor, así el celo no será tan doloroso. - explicó Louis aún con las mejillas un poco rojas.

- Por supuesto, lo haré. - respondió la mujer, guiñando un ojo al omega.

El pecho de Harry vibró, celoso y con el enojo corriendo en sus venas, colocando su mano en la cintura de su omega para pegarlo a su cuerpo.

- Adiós. Siento mucho haber... - habló Valeria avergonzada lo suficiente como para no terminar su frase.

- Está bien. No tienes de qué preocuparte. - habló Louis notando la vergüenza de la chica.

- Nos vemos. - dijo la alfa sonriéndole al omega de nuevo antes de dar la media vuelta con su hija.

"Tranquilo, alfa" habló su omega aún sintiendo los celos de su alfa.

- Ella se estaba burlando de mí. - dijo Harry más molesto que antes.

- Amor. - llamó Louis mirando a los ojos a su alfa. - Esta bien. - agregó poniéndose de puntitas para besar en los labios a su pareja.

- No, ella te miró con deseo. No me gustó esa mirada. - habló el alfa calmandose con el beso de su omega.

- A ti no te gusta que nadie me mire. - bromeó el castaño.

- No me agrada ella. - dijo Harry serio, mirando a su omega.

- Debería de hacerlo, amor. Ella es la madre de tu futura nuera. - comentó Louis riendo. - No te preocupes, mi alfa. Yo no tengo ojos para nadie más que no seas tú desde los dieciocho años. - dijo sincero, besándolo una vez más.

"Yo confío en ti, omega" respondió su alfa en el fondo de su pecho.

- Te amo demasiado. Lo sabes, ¿Verdad?- habló Harry en voz baja.

- Si, mi cielo. - respondió el omega con una brillante sonrisa. - Sé que los celos son naturales en los alfas, pero no tienes de qué preocuparte, si esto vuelve a pasar yo mismo la pondré en su lugar, ¿De acuerdo? - agregó notando como su alfa se relajaba con eso.

- Claro, confío en ti. - respondió el rizado abrazándolo. - Debo ir con Katie. - agregó dándole un beso en la frente al omega.

- Si, por supuesto. - asintió el castaño dejando que su alfa se fuera y suspiró dándose cuenta que haberse enamorado de Harry, su alfa estúpido había sido la mejor decisión en su vida.

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