~Cuarenta'🤵🤵
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WELCOME TO THE FINAL SHOW
Katie no le agradaba a la madre de Valeria, es una conclusión a la que no le costó mucho llegar a la alfa joven, por las miradas y comentarios que hacía la mujer, pero la chica podía soportarlo solo por pasar tiempo con su novia, así que siempre que estaba en casa de la omega hacia su mayor esfuerzo por no pensar en eso y aprovechar el tiempo con la chica, como en ese momento en que Valeria le estaba ayudando a escoger un vestido para la boda de sus padres que era en unos días.
- Así que, tus padres de verdad van a casarse. - habló la omega mirando a detalle la tela de uno de los vestidos que había llevado la alfa para probarse enfrente de ella. - Pensé que las bodas solo para los betas. - agregó algo confundida.
- Si, lo son normalmente. Pero mi papá no le puede negar nada mamá. - respondió Katie mirándose en el espejo, no estando muy convencida de que el amarillo fuera un color apropiado para la ocasión. - Así seré yo contigo. - dijo orgullosa acercándose a la omega, rogándole un beso, aprovechando que estaba distraída.
- ¡Oye! - exclamó la omega sonrojándose casi de inmediato, tratando de darle un golpe a su novia, pero esta se alejó antes de que pudiera hacerlo. - Eres una alfa muy coqueta. - comentó desviando su mirada para no sonrojarse aún más.
- ¿Lo son? - cuestionó Katie divertida, alzando una de sus cejas sin perderse el lindo rostro de su omega sonrojada.
- Si, lo eres. - respondió Valeria rodando los ojos con diversión.
- Mhm... - dijo la alfa sentándose junto a la omega en la cama. - Tal vez por eso no le agrado a tu mamá. - murmuró esperando que esta vez su novia la mirara por fin.
- Le agradas. - se apresuró a decir la omega tragando en seco.
- Claro. - bufo Katie con una risa nerviosa. - Eres una omega muy mentirosa. - dijo tratando de aligerar la situación.
Valeria soltó un pesado suspiro, haciendo una mueca con sus labios entendiendo perfectamente porque su novia pensaba eso.
- Sé que mi mamá no es la persona más agradable del mundo... - comenzó a hablar en voz baja, sin ser consciente de que alguien las estaba escuchando del otro lado de la puerta. - Pero no es del todo su culpa, supongo.... - dijo no estando muy segura de sus palabras.
- ¿A qué te refieres? - preguntó Katie confundida.
- Le dije a mi mamá que la dejaría en cuanto tuviera la oportunidad, pero la verdad es que yo no le haría eso. - confesó con un suspiro. - A pesar de todo ella es lo único que tengo. Papá me abandonó, pero ella se quedó. No importa lo que pase, solo la tengo a ella y ella a mi. - dijo con tristeza en su voz. - Y cuando suene loco, ella no era así, cuando era pequeño teníamos una linda relación, cuando llegaba del trabajo yo corría abrazarla y ella me contaba cuentos todas las noches, sin importar que tan casada estuviera. Pero todo cambió cuando papá se fue. Ella se alejó de mí. Aún recuerdo el primer mes, ella no me hablaba en absoluto a menos que fuera para darme de comer y llevarme a la escuela. Fue como si el amor que ella tenía hacia mí se hubiera ido junto con papá o por lo menos hacía lo sentí. - contó con lágrimas saliendo de sus ojos.
- Val, no tienes que contármelo... - murmuró Katie sintiendo sus ojos cristalizarse por ver a la omega llorar.
- Pero sé que ella me quiere... - siguió hablando con la voz entrecortada. - Ella se quedó conmigo, a diferencia de papá, eso debe significar algo. Y sé que ella creció con esta idea de que debe ser fuerte, que las alfas no deben llorar y es por eso que nunca se mostró triste enfrente a mi tras el abandono de papá, aunque en verdad le hubiera dolido mucho, lo note por las ojeras y ojos hinchados que tenía cada mañana. Ella solo trató de ignorar el dolor, tanto que se olvidó de mí. - explicó sin poder parar de llorar.
- ¿Sabes por qué tu papá se fue? - preguntó Katie en voz baja.
- No lo recuerdo muy bien. - murmuró la omega torciendo los labios en una mueca triste. - Recuerdo que ellos peleaban mucho, solo eso. - suspiró.
- Él no debió dejarte. - dijo la alfa sinceramente, abrazando a la chica para consolarla. - Y tu mamá no debió tratarte así, solo eras una niña no tienes la culpa de nada. - aseguró apretando a la omega en sus brazos, dejándola llorar en su hombro.
Valeria se permitió llorar por unos minutos, abrazándose a la alfa, respirando su aroma a kiwi con nuez para calmarse y sentirse mejor.
- Deberíamos escoger tu vestido. - habló la omega después de unos minutos, separándose de su novia, limpiando sus lágrimas, obligándose a dejar de llorar para no arruinar su día por completo con su llanto.
- ¿Te sientes bien?, no tenemos que hacerlo, aún falta para la boda no es necesario. - dijo la alfa preocupada por la omega.
- Estoy bien. - aseguró la chica, sonriendo lo mejor que pudo para convencer a la alfa. - Vamos, este se te verá hermoso. - agregó tomando uno de los vestidos que faltaba por verle puesto a la otra chica.
Katie sonrió igual un poco más tranquila, tomando el vestido de las manos de la omega, para probarselo y poder distraer a su novia.
Ellas lograron pasar una linda tarde riendo un par de veces, escogiendo el vestido perfecto para Katie, teniendo en mente la idea a de poder ir vestidas del mismo color para complementarse, aunque no era algo aún decidido si era una de sus ideas, a pesar del triste momento que había tenido.
- Te llamaré cuando llegue a casa. - prometió Katie dándole un corto beso en los labios a la omega, haciéndolo sonreír.
- Más te vale. - advirtió Valeria con las mejillas sonrojadas, regresandole el beso a la alfa, siendo un pequeño beso de pico.
Katie sonrió encantada robándole un último beso a la omega, antes de salir de la casa.
- Valeria. - habló la madre de la omega una vez que la otra chica se había ido.
La omega miró algo asustada a su madre, pasando por su mente miles de ideas en ese momento.
- ¿Podemos hablar? - pidió la mujer en un tono dulce para sorpresa de la adolescente, haciéndolo sentirse aún más confundida, asintiendo insegura mientras se sentaba a lado de su madre con algo de miedo. - Antes quiero que sepas que yo te amo, sé que tal vez no soy la madre más expresiva al respecto, pero de verdad lo hago. Y te debo una disculpa por la manera en la que te he tratado desde lo que pasó con papá, tú me necesitabas tanto y yo supe estar para ti en ese momento, tan solo me encerré en mi propio dolor sin pensar en ti y eso estuvo mal. Te mereces una mejor madre, perdón por serlo. - dijo con la voz entrecortada. - Y sé que también te debo una disculpa por la manera en que me expresé de tu relación, estabas tan emocionada y yo solo traté de arruinarlo, solo porque soy una alfa cobarde. - confesó.
- ¿Cobarde? - cuestionó Valeria sin entender.
La alfa asintió con amargura, limpiando sus lágrimas lo más rápido que podía, para que su hija no las notara, aunque no estaba teniendo mucho éxito en eso.
- Tengo miedo. Tengo miedo de que te alejes de mí y quizás yo misma soy la que te ha alejado de mí con mis actitudes, pero hay algo en lo que tienes razón, todo este tiempo he tratado de ser una alfa fuerte y fría enfrente de ti, cuando en realidad me siento asustada la mayoría del tiempo. Tengo miedo que algún tú también me dejes y mi miedo me hizo decirte todas esas cosas feas para desanimarte de tener una relación. Pero es estúpido, es obvio que algún día tú vas hacer tu vida y tendrás que irte y es el día que más temo, por que eres lo único que tengo, lo único de mi vida que vale la pena y no quiero perderte. - explicó permitiéndose llorar libremente. - Es por eso que también he sido una idiota con el padre de tu novia. No es que realmente quiera tener algo con el omega, solo que... desde pequeña siempre he visto como siempre que regresabas de esa casa estabas tan feliz y llena de vida, a diferencia de cuando estás conmigo que siempre he temido que quieras más a esa familia que a mi, así que, en realidad mis celos por ti me hicieron comportarme así para mostrarte que no son tan perfectos como crees, pero ahora veo que eso están inmaduro y estúpido. Debí invertir tiempo contigo, en nuestra relación de madre-hija y no esperar que nuestra relación siguiera intacta después de tantos años. - agregó sintiéndose verdaderamente.
- ¿Sabes por qué papá se fue? - preguntó Valeria con las lágrimas en sus ojos.
- Peleabamos mucho. - respondió sinceramente, no estando muy orgullosa de eso. - Supongo que se cansó. - dijo en un suspiro.
- ¿Por qué me abandonó a mi? - cuestionó la omega sin entenderlo. - Sé fue sin ni siquiera luchar por mi, ¿Acaso nunca le importe realmente? - agregó comenzando a llorar.
- No, no. - negó la madre, abrazando a su hija. - Estoy segura que él te amaba. - aseguró apretando a la chica en sus brazos. - Solo que... él pudo pensar que luchar legalmente por ti sería muy complicado y quizá evitarte ese desgaste emocional a ti y a él. - trato de justificar, sin tener una verdadera respuesta a la intranquilidad de la chica.
- Él no quiso luchar por mi. - afirmó la omega triste. - Pero tú te quedaste conmigo, eres la que cuido de mi cuando enfermaba, la que me dejaba dinero cada cumpleaños y hacía mi platillo favorito a pesar de no festejarmelo directamente, eres la que se ha hecho cargo de mi educación, la que siempre está ahí cuando necesito algo del colegio, la persona que se ha encargo de que nadie me falte. Si, eres distante, pero no eres mala madre, has estado aquí y eso es lo que más me importa. - dijo la chica sincera abrazándose a su madre con todas sus fuerzas. - Sé que nunca ha sido tu intención lastimarme, solo que tú tampoco supiste cómo lidiar con el abandono de papá. - agregó con una media sonrisa.
- Eso no justifica mi comportamiento, debí pensar más en ti. Si, nunca te ha faltado nada material y de necesidades básicas, pero claro que te falto que te expresará mi amor y nunca me voy a perdonar esto. - dijo la alfa. - Pero voy a mejorar, te lo juro. - aseguró besando la frente de la chica.
- Lo sé. - suspiró Valeria confiando en su madre, sintiéndose mucho más tranquila. - Katie dijo que tú también estás invitada a la boda de sus padres, pero debes comportarte. - advirtió.
- Lo haré. - respondió la alfa con una ligera risa.
- Le debes una disculpa al papá de Katie. - murmuró la omega.
- Si, realmente fue una completa idiota con él. - admitió la mujer con un suspiro.
- Te amo mamá. - dijo la chica con una pequeña sonrisa.
- Y yo te amo a ti, cariño. - respondió con una gran sonrisa de amor en su rostro.
[...]
- I wish that we could go back in time And I'd say to you.. - cantaba Stephen con su voz más dulce, mientras su amiga lo miraba con confusión y algo de diversión. - I miss you like it was the very first night!! - gritó con sentimiento, como si realmente estuviera extrañando a alguien.
- ¿Estás bien, Stephen? - preguntó Oliva con algo de burla.
- Shh. - la calló el chico sin mirarla, subiendo el volumen de la música. - Estoy cantando Taylor Swift, es una falta de respeto interrumpir. - sentenció antes de volver a cantar. - I'd write this in the sky. I miss you like it was the very first night. Take me away, take me away. Take me away to you... - siguió cantando sin importarle nada.
Olivia asintió disfrutando realmente la canción y la manera en la que su amigo parecía vivir realmente la emoción.
- Eres un realmente un fanático de ella, ¿No es así? - preguntó la alfa una vez que la canción.
- ¿Quién no es fan de Taylor Swift? - respondió el chico mirando esta vez a su amiga, que estaba acostada a su lado de forma horizontal en la cama, con su cuerpo en diferente dirección al suyo, teniendo sus rostros a centímetros de distancia. - Dime cualquier situación por la que estés pasando y te aseguro que hay una canción de Taylor Swift que lo explica. - agregó con algo de orgullo.
- Mhm.. ¿Si? - dijo la chica con curiosidad.
- Por supuesto. - asintió el alfa.
- ¿Qué tal mi situación con Kenia? - preguntó Olivia, torciendo los labios en una mueca de tristeza, aún doliendole en el fondo haber tenido que terminar con la chica, sabiendo que era lo mejor para ella.
- Oh, Dios. - suspiró Stephen sentándose en la cama, tomando su celular. - En esa relación sentiste tanta ansiedad por ser descubierta o por que ella fuera a dejarte en cualquier momento, que Out of the Woods describe perfectamente tu ansiedad por estar con ella y por perderla en cualquier momento, pero aún así sabiendo que podría no funcionar, intentaste estar con ella. - dijo el chico poniendo la canción.
Olivia tragó en seco, sintiendo su corazón hundirse, sabiendo que su amigo tenía razón respecto a los sentimientos que había pasado durante su relación.
- ¿O qué tal August? - siguió hablando su amigo. - Tu relación fue un secreto y al final terminó sin haber sido realmente tu novia como para perderla de verdad, pero incluso ahora sigues pensando en ella la mayoría del tiempo y estabas dispuesta hacer todo por estar con ella, si tan solo ella te lo hubiera pedido o hubiera querido luchar por ustedes. - explicó con la canción de fondo.
- Te odio. - respondió Olivia limpiando las lágrimas que habían salido de sus ojos, soltando una risa para calmar un poco su dolor.
- Oye, por lo menos no eres All too well. - opinó Stephen, tratando de animarla riéndose junto con ella. - Bueno, si la recuerdas demasiado bien, pero no es el mismo contexto, aunque sí podrías llorar con la canción de todos modos. - dijo sincero. - Como en la parte de: "And there we are again when nobody had to know. You kept me like a secret, but I kept you like an oath". Queda tan bien con ustedes que me duele a mi también. - agregó.
- No estás ayudando, Stephen. - murmuró Olivia limpiando sus lágrimas, levantándose para sentarse al igual que su amigo.
- Lo siento. - susurró el chico, mirando la tristeza en el rostro de su amiga. - Creí que ya lo estabas superado, perdón. - se disculpó.
- ¿Acaso hay una canción de tu Taylor que me ayude hacerlo? - preguntó la chica tratando de estar alegre y ser fuerte frente a su mejor amigo.
- Si, pero no quiero hacerte llorar más por hoy, enana. - respondió Stephen sonriendo como siempre para alegrar a la chica. - ¿Sabes?, eres una chica extraordinaria, te mereces tener una relación sin miedos y ansiedad, que puedas ser libre de amar y de ser amada, alguien no te haga sentir en la cuerda floja en cada momento y te ame sin miedos. Y sé que vas a encontrar a esa persona algún día. - aseguró en un tono cariñoso, logrando que Olivia sonriera sinceramente esta vez. - Alguien que te haga sentir como todo Lover. - agregó acariciando la cabeza de la chica como siempre solía hacerlo, para animarla.
- ¿Y si no lo hago? - preguntó la alfa mordiendo su labio inferior.
- Lo harás, ¿Quién no se enamoraría de ti?, tienes esos malditos ojos verdes que vuelven loco a cualquiera. - respondió el chico en su tono alegre. - Excepto a mi. Me gustan más los de tu hermano James. - bromeó haciendo reír a la chica.
- Idiota. - gruñó Olivia dándole una pequeña patada a su amigo.
- Además, siempre podemos recurrir a nuestro plan de vivir juntos si nos quedamos solteros para siempre, así nos haremos compañía toda la vida. - opinó el alfa tranquilo.
- ¿Vivir toda mi vida contigo?, ni loca. - respondió la chica bromeando.
- Vas hasta enamorarte de mí, ya verás, enana. - se defendió el alfa riéndose en alto junto con su amiga.
- Ya quisieras. - bufo la alfa con una risa, aventándole una almohada en forma de juego al chico.
[...]
Cuando Edward había tenido su celo había pensado que tal vez su gran unión con su hermano iba a cambiar drásticamente, al ser uno omega y el otro alfa, pero afortunadamente no fue así, James y él seguían siendo tan apegados como siempre, contándose todo, siendo confidentes el uno del otro y pasando la mayoría del tiempo.
El alfa podía decir sin problemas y con mucho orgullo que su mejor amigo en todo el mundo era su hermanito.
- Así que, ¿Papá te dejo invitar a Daniel a su boda? - preguntó Edward sin poder creerlo del todo.
- Si, papá no es tan posesivo como pensé. Creí que no me dejaría acercarme a ningún alfa que no fueran ustedes hasta a la Universidad. - respondió el omega con alegría, sin quitar su mirada el video juego en la televisión.
- Mhm... yo también lo pensé. - admitió el alfa. - Al parecer solo es muy posesivo con mamá, a veces hasta se pone celoso del tío Shawn. - agregó con algo de diversión. - ¿Y se han besado? - preguntó el chico lleno de curiosidad, sin prestarle atención al juego.
James tragó en seco, sintiendo como sus mejillas se calentaban con la pregunta de su hermano.
- No. - murmuró en voz baja, mordiendo su labio inferior.
- ¿Cuántas citas han tenido hasta ahora?, ¿Cinco? - dijo el ojiverde sorprendido.
- Seis. - respondió James soltando un suspiro.
- Pensé que ya se habían besado. - confesó el alfa, torciendo los labios.
- Hemos estado cerca, pero nunca sucede. Quizás él no quiere besarme. - respondió el omega tratando de no sonar tan desanimado como realmente se sentía.
- Oh, eres tan lindo que se siente muy intimidado por tu belleza, que no se siente capaz de besarte. - opinó Edward tratando de animar a su hermano.
- Lo dudó. - bufo James con una pequeña sonrisa dibujandose en sus labios por el comentario de su hermano.
- ¿Y por qué no lo besas tú? - cuestionó el chico, concentrándose más en su hermano que el juego estaban teniendo en la televisión.
- ¿Debería hacerlo? - preguntó el omega en lugar de responder a la pregunta, dejando de prestarle atención al juego para mirar a su hermano, sintiendo el corazón acelerado por la idea de besar al chico que le gustaba.
- Claro, ¿Por qué no lo harías? - respondió el alfa seguro.
- ¿Y si lo hago mal? - dijo inseguro el omega. - Quizás él no quiere besarme. - agregó lleno de inseguridad.
- James, él se peleó conmigo por cortejarte, soporta las bromas del tío Niall, ganó la aprobación de papá y sale contigo cada semana, creo que es obvio que le gustas mucho. - explicó Edward rodando los ojos. - Y créeme, todos queremos un beso de la persona que nos gusta. - agregó.
- Así que, debo besarlo. - murmuró James mirando a cualquier punto de la habitación, pensando en cómo debía hacerlo.
- Obvio. - asintió el alfa. - ¿Qué tal si lo haces el día de la boda? - propuso el joven emocionado.
- Está bien que papá esté siendo tolerante, pero si me ve besándome con Daniel, de seguro si le da algo. - respondió el omega divertido con la idea.
- Papá no tiene que verte. Yo voy ayudarte. - dijo Edward sonriendo en grande. - Vamos a hacer que tu primer beso sea perfecto. - aseguró.
- ¿Si?, ¿Cómo haremos eso? - cuestionó el omega sin creerle mucho.
- Ya lo verás, pero de que tu alfa y tú se besan ese día es un hecho o me dejo de llamar Edward. - respondió el chico totalmente seguro de su plan.
- ¿Y cómo te voy a llamar ahora?, ¿Idiota? - dijo el ojiazul burlándose de su hermano. - Además, él no es mi alfa. - agregó dándole un golpe en el hombre al alfa, sintiéndose sonrojar por los comentarios.
- Pero puede que lo sea pronto. - dijo Edward guiñandole un ojo a su hermano para molestarlo.
- No lo llames así. - gruñó el omega indignado.
- Le diré cuñado. - sentenció el alfa antes de salir corriendo de la habitación para huir de los golpes del chico.
[...]
Durante todos estos años de relación Harry podía decir que conocía a la perfección a su omega, sabía que se estresa con facilidad, es demasiado perfeccionista con tendencia a angustiarse al mínimo detalle que pudiera salir mal o fuera de sus planes, al igual que suele contarle dormir cuando estaba bajo mucha presión, pero también sabe que no hay nada que un té y el acurrucarse contra su pecho buscando el sentir a su alfa para tranquilizarse, justo como lo estaba haciendo ahora con su rostro escondido en el cuello del rizado aferrándose a su cintura como si su vida dependiera de ello.
- Amor. - habló Harry algo preocupado, acariciando la espalda el omega para hacerlo sentir mejor.
- Mañana es nuestra boda. - murmuró el castaño con un suspiro.
- Si. - respondió el rizado suspirando de la misma manera. - Todo saldrá bien, tenemos todo listo, cachorro. - agregó.
- Veinticinco años de unión. - dijo Louis con una sonrisa nostálgica, alzando su rostro para ver a su alfa. - Se siente casi irreal. Aún recuerdo como sí hubiera sido ayer el día que me pediste permiso para cortejarme. - confesó con un brillo especial en sus ojos azules.
- ¿Si? - dijo Harry sonriendo encantado con eso. - Yo también recuerdo el día que regresé a casa después de tu primer celo. Tuve que reunir toda mi fuerza de voluntad para no lanzarme encima de ti y besarte en ese instante. - confesó con algo de vergüenza.
- Lo sé, estabas babeando por mi. - respondió Louis riéndose, estando bromeando al respecto.
- Yo siempre estoy babeando por ti. - dijo el alfa con orgullo, acercándose para darle un beso en la mejilla al castaño. - Debes dormir, mañana es nuestro día especial. - agregó con su corazón acelerado.
- Mañana vas a ser mío de todas las maneras posibles, Styles. - comentó el omega volviendo a esconder su rostro en el cuello de su pareja, buscando con desesperación su aroma que ahora era un poco más ligero y menos fuerte, pero estaba agradecido de que conservarán sus aromas a pesar del celo.
- Eres un omega posesivo. - se burló el rizado sonriendo en grande al sentir como su omega se subía por completo encima de él.
- Quejarse de la posesividad no va contigo, amor. - murmuró Louis apunto de caer rendido. - Voy a dormir encima tuyo. - sentenció antes de cerrar sus ojos, acomodándose lo mejor posible en el pecho de su pareja.
- Puedes hacerlo. - respondió el alfa sin problemas, pasando sus brazos por las caderas de su omega para mantenerlo en esa posición.
"Yo nunca te negaría nada, omega" habló alfa casi ronroneando de felicidad por tener a su omega tan cerca suyo.
Louis sonrió en grande por poder escuchar a su alfa tan amoroso como siempre.
Y para la mañana siguiente a Harry no le sorprendió en absoluto que su omega se hubiera levantado a primera hora por sus nervios, pero sobre todo para asegurarse que todo estuviera en orden, aunque lo que sí le sorprendió fue encontrarse con Niall en su sala.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó el rizado algo confundido, no esperando que su mejor amigo llegara tan pronto.
- ¿Así es como recibes a tu cuñado? - cuestionó Niall fingiendo indignación por la pregunta de su amigo. - Mira, aún no te casas con mi hermano, así que estoy a tiempo de decirle que te deje. - amenazó en forma de broma.
Harry rió en voz baja y negó con la cabeza, no teniendo más remedio que dejar en paz a su amigo.
- ¿Por qué no dejas de perder el tiempo y vas a arreglarte? - habló el rubio, acercándose al rizado. - Andando, no dejaré que llegues tarde el día de tu boda con mi hermanito. - agregó.
- Niall, la boda es aquí. No llegaré tarde. - aseguró el alfa divertido, rodando los ojos.
- Como sea. - bufó el omega. - No confío en ti. Eres un alfa bastante estúpido. - respondió Niall empujándolo para que regresará a su habitación para arreglarse.
- Si no fueras el hermano de mi omega hace mucho que te hubiera golpeado. - bromeó Harry obedeciendo a su amigo.
- No te creo. Me amas. - aseguró el rubio guiñandole un ojo.
Ver el patio de su hogar con las sillas para sus invitados, junto con la pequeña mesa de bocadillos y bebidas, más los hermosos arreglos de flores azules y su arco floral, hacía que sintiera que todas esas semanas previas llenas de nervios, ansiedad y estrés hubieran valido completamente la pena.
- Te quedó muy hermoso. - opinó Jade con orgullo, mirando todo a detalle junto con su amigo. - Las flores son preciosas. - comentó encantada con los arreglos.
- Eso lo hizo Harry. - dijo Louis con una enorme sonrisa. - Es un alfa que le gusta mucho las flores y las cosas suaves. - agregó con cariño.
- Creo que es tierno. - murmuró la omega con una sonrisa. - Todo está espectacular. Hasta me dan ganas de hacer una también. - dijo con un suspiro, seguido de una risa. - Además, tus hijos están preciosos y muy grandes. ¿En qué momento crecieron tanto? - preguntó con curiosidad, mirando en específico a Olivia que estaba con su amigo Stephen en uno de los rincones del jardín charlando.
- Lo mismo me pregunto yo. - reprendió Louis soltando un suspiro cargado de nostalgia. - ¿Qué ha pasado con tu hija? - cuestionó, no queriendo ponerse triste pensando en lo mucho que habían crecido todos sus hijos en el último año.
- Está bien. Hace eso de viajar y vivir en una Van con unas chicas que conoció. Y nos escribe cada semana y videollamadas cada vez que está en un lugar con conexión estable. Quizás regrese el próximo mes. - explicó con tranquilidad.
- ¿No la extrañas? - preguntó Louis no estando muy seguro cómo se sentiría él estando tanto tiempo sin ver a uno de sus hijos.
- Claro, es mi única hija después de todo. Pero ella quiso dejar el nido después muy joven, no podía retenerla. Y si ella está bien y feliz lo que hace, está bien para mí. - dijo la omega con una pequeña sonrisa. - Aunque Perrie a veces llora por que la extraña demasiado, espero que realmente venga a casa el próximo mes. - agregó esperanzada.
- Ya verás que si. - aseguró Louis tratando de animar a su amiga.
Jade asintió apretando sus labios para no llorar.
- Bueno, no hay que ponernos tristes. - dijo tratando de no sonar desanimada o algo por estilo. - No tarda en empezar la ceremonia, deberías ir por tu alfa. - opinó volviendo a estar alegre por la gran felicidad que desbordaba el castaño.
- Tienes razón. - asintió el omega estando demasiado emocionado, casi corriendo para entrar a la casa e ir por su alfa.
Mientras tanto Olivia se sentía algo extraña vistiendo el traje de color rojo que tanto había insistido su amigo que se pusiera, aunque en el fondo a ella le gustaba muchísimo, sentía que todos la estaban juzgando.
- Te ves increíble. - habló Stephen como si pudiera leer la mente de la chica y saber que estaba sintiéndose insegura sobre su traje. - Aunque no tanto como tu hermano James, él sí que está hermoso. - agregó en forma de broma, para aligerar la situación y hacer que su amiga se relajará.
- Imbécil. - gruñó Olivia poniéndose de puntas para darle un golpe en la nuca al chico. - Tienes prohibido mirar a mi hermanito. - advirtió en forma de amenaza. - Además, él ya tiene alfa. Llegaste demasiado tarde. - agregó sacandole la lengua al alfa en forma de burla, para después reírse.
- Mhm... lástima. - respondió Stephen soltando un suspiro, tocando su pecho en una forma exagerada de fingir que estaba dolido con la noticia.
- Aunque estuviera disponible, él no se fijaría en ti. - se siguió burlándose la chica.
- No subestimes mis encantos, enana. - dijo el alfa riéndose junto a su amiga, guiñandole un ojo. - Si tu padre pudo conquistar al hermano de su mejor amigo, yo igual puedo. - aseguró.
- Idiota. Estás loco si crees que te dejare hacerlo. - respondió Olivia sacandole el dedo a su amigo, ganándose de una risa de parte del chico.
- Tranquila, enana. - suspiró Stephen acercándose a la alfa. - La única persona de esta familia que tiene mi corazón eres tú. - aseguró pasando su brazo por los hombros de la chica y acariciando su cabeza de forma cariñosa.
- Vete al diablo. - bufó Olivia divertida, ocultando su sonrisa contra el pecho de su amigo, abrazándolo por la cintura.
Louis frunció ligeramente el ceño al ver a su hermano salir de su habitación.
- ¿Qué hacías en mi habitación? - cuestionó el castaño cruzándose de brazos.
- Le ayudaba a tu alfa, ¿Puedes creer que no sabe ponerse una corbata? - respondió Niall riéndose.
El castaño bajo sus ojos al pecho de su hermano, alzando una de sus cejas al notar que él no estaba usando, sabiendo que eso era porque ni él sabía cómo usar una.
- Ya me imaginó como lo dejaste. - suspiró el omega rodando los ojos.
- Está perfecto. - aseguró el rubio quitado de la pena. - ¿Quién diría que te enlazarias, tendrías hijos y te casarías con el idiota que lleve a vivir con nosotros? - comentó tratando de cambiar el tema de la corbata. - Para ser sincero, por un momento pensé que no terminarían juntos. - confesó, ganándose una mirada de confusión del omega más joven. - No me mires así, es la verdad. ¡Pero es genial que lo hayan hecho! - agregó con una sonrisa nerviosa, huyendo de ahí.
Louis negó con la cabeza, mirando como su hermano huía prácticamente de él, estando un poco divertido con la situación, soltando un suspiro antes de entrar a la habitación.
El omega mordió su labio inferior, para reprimir la sonrisa de ternura que quería formarse en sus labios al ver a su alfa batallar para acomodar su corbata.
- Déjame ayudarte. - habló, haciendo que el alfa se girará.
- Lou. - murmuró Harry con sus ojos brillando al ver a su omega en su traje impecable, listo para casarse con él.
"Estás precioso, mi amor" habló su alfa lleno de felicidad, apretando el pecho del rizado de la emoción.
Louis sonrió con las arrugas formándose alrededor de sus ojos azules, acercándose a su pareja, para ayudarlo a acomodarse el traje y su corbata, teniendo las mejillas sonrojadas por el comentario de su alfa.
- Te ves demasiado hermoso. - susurró el rizado una vez que tenía a su omega a centímetros de distancia, con sus ojos fijos en el rostro de su pareja, mientras hacía correctamente el nudo de la corbata. - Me has dejado sin aliento. - confesó, soltando un profundo suspiro con su corazón latiendo con fuerza en su pecho.
- Tú también estás muy guapo, mi amor. - aseguró Louis, alzando su mirada para encontrarse con aquellos ojos verdes que lo han tenido enamorado toda su vida. - ¿Estás listo? - preguntó con una sonrisa.
- Estoy nervioso, Lou. - dijo el alfa sincero colocando sus manos en las caderas del omega. - Mi corazón está apunto de estallar. - confesó.
Louis llevó su mano al pecho de su alfa, sintiendo efectivamente el latido de su corazón, no siendo capaz esta vez de reprimir su sonrisa.
- El mío está igual. - respondió el castaño, tomando una de las manos de su pareja y colocarla en su pecho, para que pudiera sentir sus propios latidos.
Es en el momento en que sus miradas se cruzan, junto el sentir de sus latidos que ellos pueden jurar sentirse más enamorados y seguros que nunca, como si cada momento vivido a lo largo de los años llegará a su mente y le hiciera saber que dar este paso tan solo es para ellos demostrarse lo mucho que se aman y que siempre se han amado a largo de estos años.
Como se han amado desde el día de su primer beso después de que Harry le tocará una canción al omega porque se sentía inseguro de su cuerpo, como se han amado desde aquellos viajes en moto que le daba el alfa al castaño, cuando dispuesto a dar su vida por él al defenderlo, o cuando Louis había pasado la mayoría de su Universidad ahorrando para poder comprarle una moto igual a la que había tenido a su alfa y darle la noticia que estaba esperando a su primer cachorro, el mismo amor que han sentido desde el momento en que se enlazaron hace veinticinco años, cuyo amor tan solo se fortaleció con los años y siendo complementado con la llegada de sus cuatro hijos.
- Louis, mientras estés a mi lado, estoy dispuesto a hacer cualquier cosa por ti y por nuestra familia. - murmuró el alfa dándole un beso en la frente al castaño.
El omega se obligó a respirar profundo, llenándose con el ligero aroma a chocolate con menta, tratando que los latidos de su corazón se regularán.
- Vamos a casarnos, alfa estúpido. - susurró Louis, tomando la mano del alfa, apretandola un poco para darse valor.
- Si, vamos a casarnos mi omega torpe. - respondió Harry con una enorme sonrisa, apretando de igual manera la mano de su omega, animandolo a caminar para ir a su "ceremonia".
"Nos vamos a casar con nuestro omega. Por fin, ya te habías tardado." celebró su alfa.
"¡Nos casamos, alfa!" celebró de igual manera su omega.
"Lo sé, amor mío. Te amo." respondió su alfa completamente enamorado.
Las bodas oficiales sólo eran permitidas y celebradas por las personas que son betas, ya que al tener un lazo no era necesario una boda civil, así que, técnicamente ellos no podían casarse como tal, ya que al momento de estar enlazados ellos eran una pareja oficial tanto los ojos de todos, compartiendo apellidos y todos en las buenas y en las malas como en un verdadero matrimonio, así que su boda tan solo sería un acto simbólico donde dirían sus votos frente sus seres queridos dándose los anillos y teniendo una pequeña fiesta para celebrar su amor y la formación de su lazo oficial de hace veinticinco años.
- Hoy oficialmente eres mío de todas las formas posibles, Harry Styles. - habló Louis tomando el anillo de boda, para colocárselo a su alfa.
- Yo siempre he sido tuyo de todas las maneras en las que te puedes imaginar. Mi vida entera ha estado dedicada a adorarte. - habló Harry, tomando la mano de su omega para poner su propio anillo. - Te tienes desde el momento en que sentí tu bello aroma a vainilla y canela. Y mi alfa te ha amado desde el momento en que te vio. - aseguró sintiendo las lágrimas formarse en su ojos, la ver que su omega estaba llorando con una pequeña sonrisa en su rostro.
- Te he amado desde que era un cachorro y soñé con pasar toda mi vida a tu lado desde ese entonces. Siempre has sido tú, mi alfa estúpido. - dijo el castaño con las lágrimas de felicidad y emoción bajando por sus mejillas. - Te amo con toda mi alma. - aseguró, pasando sus abrazos por el cuello de su alfa.
- Te amo con toda mi alma y mi vida. Siempre serás tú, mi cachorro, mi omega torpe. - respondió el rizado con un par de lágrimas escapando de sus ojos verdes.
- ¡Beso, beso, beso! - gritó Niall emocionado, aplaudiendo siendo seguido y apoyado por su alfa.
"Si, besa a nuestro omega." rogó su alfa.
Louis soltó una pequeña risa, sin dejar de mirar los ojos de su alfa, mirando como este se acerca a él para unir sus labios en un beso, el cual obviamente no duda en corresponder de inmediato, siendo ligeramente consciente de los aplausos y exclamaciones de apoyo de parte de los invitados.
- ¡Ahora bésalo tú! - escuchó a Zayn desde lejos, una vez que se terminó el beso, haciendo sonreír al castaño.
Harry se inclinó un poco para que su omega pudiera besarlo sin problemas, sonriendo contra sus finos labios una vez que los unió en un tierno beso.
- ¡Vivan los esposos! - gritó Niall aplaudiendo aún más de ser posible.
Louis sonrió aún más, sintiendo su corazón casi estallar de verdad al ver a su hijos cuatro hijos aplaudiendo, estando igual de emocionados que ellos.
- ¡Felicidades mami y papi! - exclamaron los cuatro, acercándose a ellos para abrazarlos.
- Es hora de lanzar el ramo. - opinó Jade emocionada, dándole el ramo que le había comprado a su amigo.
El castaño rió ligeramente, tomando el ramo de las manos de la omega.
- ¿Quieres hacerlo tú, amor? - preguntó el ojiazul mirando a su alfa.
- Por qué no. - suspiró Harry con una sonrisa, aceptando el ramo. - De acuerdo. Todos aléjense. - ordenó el rizado, antes de darse la vuelta para lanzar el ramo lo más lejos posible.
Olivia estaba a punto de burlarse de que su amigo estuviera interesado en la atrapada del ramo, pero su burla se murió en su boca cuando vio al chico atrapar el ramo con éxito.
- ¡Te lo dije! - exclamó Stephen con orgullo, extendiendo el ramo hacia ella, alzando sus cejas de forma coqueta.
- Estás loco. - negó la alfa riendo.
- Bien. Si no quieres casarte conmigo, que alguien más lo atrape. - dijo el alfa en forma de broma. - ¿O crees que si se lo doy a James me acepte? - cuestionó sin dejar de bromear.
- No te casaras con nadie de esta familia. - sentenció la chica, arrebatando el ramo de las manos de su amigo.
- Uno queriendo emparentar y tú no más no quieres. - gruñó Stephen haciéndose el indignado.
- Genial. Es hora de comer. - habló Niall alegremente.
- Lastima, yo quería casarme. - suspiró Jade con una sonrisa divertida, mirando como la hija menor de Louis discutía con su amigo con el ramo.
- No necesitas atrapar un ramo para que lo hagamos. - respondió Perrie abrazando por los hombros a su omega dándole un beso en la mejilla.
- ¿Quién dijo que me quería casarme contigo? - cuestionó la omega estando claramente burlándose de su alfa.
- Vamos a bailar, preciosa. - se limitó a responder la alfa riendo.
Una vez empezada la pequeña fiesta, los pequeños de la familia tan solo estaban buscando la oportunidad para poner en marcha su plan, estando un poco nerviosos de fracasar o que de alguien fuera a verlos, porque definitivamente lo último que James quería era que alguno de sus padres o hermanas fueran a verlo dar su primer beso y menos estando en su casa.
- Es tu momento. - murmuró Edward dándole ánimos a su hermano, una vez que Daniel los dejó solos por unos segundos.
- ¿Por qué sigo los consejos de alguien que quería robarse la novia de alguien? - cuestionó James nervioso.
- Por qué soy tu mejor amigo. - respondió el alfa con obviedad. - Anda, papá y mamá están bailando, y los demás adultos responsables están algo ebrios. - insistió el chico.
- ¿Te olvidas de nuestras hermanas? - preguntó el omega inseguro aún, viendo como Daniel regresaba.
- Katie está perdida en su novia y Olivia debe andar por ahí con Stephen, no importan. - aseguró el ojiverde seguro.
- Bien. Si. - suspiró James, respirando profundamente tomando valor, para levantarse de su lugar.
Edward celebró en silencio, viendo a su hermano acercarse al alfa.
- Daniel. - habló el omega sintiendo el corazón acelerado de la emoción. - ¿Te gustaría... entrar conmigo a la casa? - preguntó nervioso, mordiendo su labio inferior.
- Si, claro. - asintió el alfa, aclarando su garganta sintiéndose igual de nervioso.
James sonrió relajándose un poco, tomando la mano del chico para entrar a su hogar, lejos de la gente y del sonido de la música.
- La música me aturde un poco. - confesó el omega, sentándose en el sofá de la sala.
- A mi igual, aunque es una fiesta muy linda. - comentó Daniel sentándose a su lado, pasando sus manos por sus muslos para asegurarse de tenerlas húmedas por sus nervios. - Se nota que tus padres se aman mucho. - opinó con una pequeña sonrisa.
- Si, ellos siempre han expresado lo mucho que se aman. - respondió el omega, mirando como el alfa ponía su mano a centímetros de la suya y reuniendo valor la tomó entrelazando sus dedos, llevando su mirada al rostro del chico, sintiendo como su aliento se atoraba en su garganta cuando sus ojos se encontraron.
La mente del omega se quedó en blanco por unos segundos, solo siendo consciente de lo lindo que encontraba el color marrón de los ojos del chico y lo mucho que quería besarlo, dejando de pensar en que él nunca había hecho tal cosa y ni siquiera saber que hacer exactamente, pero aún así tomó el valor de acercarse a él y juntar sus labios.
El alfa abrió sus labios un poco los ojos, sintiendo como su corazón daba un vuelco al ver el rostro del omega tan cerca, con sus ojos cerrados y sus labios apretándose contra los suyos.
Antes de que el chico pudiera salir de su trance y hacer algún movimiento, James abrió los ojos y comenzó a alejarse con sus mejillas sonrojadas por su atrevimiento.
Daniel colocó una de sus manos en el rostro del omega, impidiendo que siguiera alejándose y finalmente después de unos segundos mirando sus labios y sus ojos azules se atrevió a besarlo él está vez.
Es un beso tranquilo, con ambos haciendo su mayor esfuerzo por hacerlo bien, moviendo sus labios con algo torpeza pero sin romper el sentimiento y motivo principal del beso.
James nunca había creído del todo en eso de las mariposas en el estómago, pero una vez que ellos se separan y ve la sonrisa de el rostro del alfa y sus ojos cafés brillantes, está seguro de lo que siente en su estómago no puede no ser nada más que las famosas mariposas, junto la inquietud de su omega emocionado en su pecho.
- James. - habló el alfa tragando en seco para poder ser valiente y decir lo que tenía en mente. - ¿Quieres ser mi novio? - preguntó con la ilusión de tener una respuesta positiva.
- Si, si. - respondió el omega sin pensarlo mucho, no estando seguro si los latidos de su corazón tan acelerados eran normales o no.
Daniel sonrió en grande antes de volver a juntar sus labios en un corto beso.
Bien, ahora definitivamente James debería agradecerle a su hermano por haberlo animado a dar el paso.
- ¿Tú no quieres casarte igual? - cuestionó Liam contra el cuello de su omega, enredando sus brazos en su cintura.
- Hemos tenido cinco hijos, Liam. Creo que ya quedó claro lo mucho que me más. - respondió el pelinegro con una sonrisa.
- Tienes razón. - respondió el alfa dejando un beso en su marca de unión.
- Han sido unos años maravillosos. - murmuró Zayn abrazando a su alfa con todo el cariño del mundo.
- Los mejores años de mi vida sin duda. - dijo el castaño sonriendo, alzando su rostro para darle un beso a su pareja, para expresarle todo su amor.
Las horas en el festejo pasaron tan rápido, que Louis no podía creer cuando ya era hora de que los invitados regresarán a sus respectivos hogares, sintiéndose algo conmovido porque su pequeña boda había terminado, pero aún estando muy feliz de ver su dedo anular con ambos anillos simbolizando su una forma más de estar unido a la única persona que ha amado toda su vida.
El omega no puede creer la sensación de nervios que siente en su pecho al momento de que su esposo y él están en su habitación en la noche, mirando a su alfa en si traje impecable sentado en el borde de la cama esperándolo, haciéndolo sentir como un adolescente de nuevo.
Y quizás esa era la magia de su amor que lo lograba que a pesar de los años Harry aún lograba hacerlo sentir nervioso y sonrojado como cuando tenía dieciocho.
- ¿Cansado, amor? - preguntó Louis con una sonrisa floja, acercándose a su esposo, sintiéndose con la libertad de sentarse a horcajadas en su regazo.
- Algo, tengo un omega inquieto que solo quería bailar. - respondió el rizado, colocando una de sus manos en la espalda de su omega, acariciándola.
- Lograste que me casará contigo, ¿Ahora qué? - dijo el omega encantado pasandos su dedos por el cabello rizado de su pareja.
- Mhm... - murmuró Harry cerrando los ojos, disfrutando las caricias de su esposo. - No lo he pensado. - dijo sincero.
- ¡Hey! - expresó el castaño indignado, haciendo un puchero.
- Pero no te preocupes. - volvió a hablar el rizado, abriendo los ojos para mirar el rostro de su amado. - Porque todos mis planes definitivamente te incluyen a ti. - aseguró con una sonrisa, notando el leve sonrojo en las mejillas del omega. - Ah, ¿Qué tal esto? Después de nuestro retiro viajemos por el mundo. - propuso lleno de ilusión.
- No tenemos que esperar hasta la jubilación para eso. - respondió Louis, rodando tiernamente los ojos.
- Bueno... entonces, ¿Qué debemos hacer después de la jubilación? - cuestionó el alfa.
- Aún no lo sé. - suspiró el castaño después de meditarlo por unos segundos. - Pensemos en eso cuando llegue el momento. - dijo con una sonrisa dándole un beso en la frente.
- ¿Eso significa qué... estarás conmigo hasta que seamos unos viejos? - preguntó el rizado sonriendo aún más de ser posible. - ¿Verdad? - insistió apretando las caderas de su omega.
Louis fingió pensarlo por unos largos segundos esta vez, disfrutando un poco la insistencia de su alfa por su respuesta.
- No. - respondió finalmente, fingiendo lo mejor que le era posible para no reírse.
- ¿Oh? - dijo Harry haciendo un puchero. - ¿Cómo puedes decir? - preguntó indignado.
El omega volvió a rodar los ojos, riéndose esta vez, antes de volver a hablar.
- Estaré contigo hasta el día de mi muerte. - aseguró, acercando más su rostro al de su esposo.
Harry dejó su puchero y su cara triste, transformándose en una sonrisa de enamorado.
- Te amo mucho, mi alfa estúpido. - dijo Louis en un suspiro, pegando su frente a la del rizado.
- Te amo, mi omega torpe. - reprendió Harry suspirando de la misma, jalando más a su omega hacia su cuerpo, para besarlo, dejándose caer en la cama con su esposo encima.
"Pero yo siempre te he amado mucho más." dijo su alfa enamorado.
"Eso lo sé, mi amor. Yo igual te amo." respondió su omega igual de enamorado.
Este definitivamente no sería el final para la historia de amor que ellos habían construido por más de veinte años, que ahora tan solo era mucho más fuerte con un Harry y un alfa siguiendo estando perdidamente enamorados de su omega torpe.
F I N
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