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~Cinco' ✨


Katie, tres años de edad.

Ser papá no era tan fácil como Louis hubiera pensado o por lo menos no de un bebé como Katie; la niña parecía que sus intenciones eran molestar a sus padres en especial al omega, siempre gritando o corriendo cuando su padre le pedía que se estuviera quieta.

Era un lío la pequeña, sobre todo cuando salían, era como si estar en público la impulsará más a comportarse mal.

- Por Dios, Kat. - suspiró el omega cuando vio a la niña correr por el supermercado.

Harry rió, caminando con calma y manejando el carrito de compras.

- ¿De qué ríes alfa? - preguntó el omega molesto.

- Es una bebé omega, relájate. - respondió Harry divertido con la frustración de su pareja.

- Claro, tú lo dices porque no tienes que lidiar con sus travesuras. - gruñó el castaño.

El alfa rodó los ojos con diversión.

- Se parece a ti. - susurró el rizado.

Louis sonrió, dirigiendo sus ojos azules a su pequeña que corría en círculos cerca de sus padres.

- ¡Mami, mami! - gritó la niña deteniéndose para jalar de la tela de los pantalones del omega.

- ¿Qué quieres amor? - cuestionó el castaño poniéndose de cuclillas para estar a altura de su hija.

- Cargarme. - chilló estirando sus brazos hacia su padre.

- ¿No crees que ya estás un poco grande para que te cargue? - preguntó el castaño sonriendo.

La pequeña negó con un puchero en sus labios.

- Carga a la niña, omega. - habló el rizado divertido.

El castaño miró a su alfa con los ojos entrecerrados, mirando como el rizado se reía divertido.

Louis sacó la lengua hacia el alfa, antes de regresar su mirada a su hija, sonriendo tiernamente para ella.

- Tú ganas. - susurró el omega tomando a la niña para cargarla.

- ¡Si, eres el mejor! - gritó la pequeña recargando su cabeza en el hombro de su padre.

- Estoy de acuerdo con eso. - habló el alfa, mirando encantado a su omega y a su hija.

Louis sonrió.

- Claro, tú no eres el que la está cargando. - bufó divertido el omega. - Eres el alfa, deberías cargarla. - agregó.

- A ella le gusta estar más contigo. - se defendió el rizado.

- Que conveniente. - murmuró el omega, acomodando mejor a su pequeña en sus brazos, a Louis le sorprendía como su hija solía pesar un poco para ser bajita y delgada.

- Lo haces bien omega, sólo no la tires.

- No soy tan torpe. - gruñó el castaño con las mejillas rojas.

- Una vez casi...

- ¡Basta alfa! - interrumpió el omega sintiéndose un poco avergonzado.

- Papá, deja a mamá en paz. - gruñó la niña defendiendo al omega, al sentir la forma en que se sentía su padre.

- Bien dicho hija, aunque no sé si me encanta que me digas mamá. - murmuró el omega orgulloso de que Katie lo hubiera defendido.

- ¿Quién le enseñó que te dijera así? - preguntó el alfa mientras, miraba con interés el estante de limpieza.

- Jade. - gruñó el omega. - Lo hizo para molestarme. - explicó, recordando como su amiga solía mal educar a su hija, tal vez la compañía de Jade era la que influía en el comportamiento de su hija.

Harry rió.

- ¿Por qué? - cuestionó el alfa.

- Larga historia. - susurró. - Pero al parecer a Katie le gustó mucho la idea de Jade, por qué no ha dejado de llamarme así.

- Me gusta que te llame así. - confesó el rizado.

Louis rodó los ojos con una sonrisa en sus labios, sabía que eso le gustaba al alfa, no necesitaba que el rizado se lo confirmará, pero era lindo de cierta manera.

- Al parecer a tu hija igual le gusta mucho. - respondió con las mejillas sonrojadas, mirando a su cachorra. - ¿Verdad, linda? - preguntó.

Katie asintió sonriendo, con sus ojos azules brillando.

- Tía Jade dice que eres mi mami, por que papá pone bebés dentro de ti. - contestó la pequeña sin entender realmente a lo que se refería su tía con eso, tan sólo sabía que le gustaba cómo sonaba la palabra mamá y como parecía que los ojos de su padre brillaban cuando llamaba así a Louis.

Harry sonrió con orgullo por eso, mirando como las mejillas de su omega se volvía de un color más intenso.

- Dios. No dejaré que hables más con Jade. - dijo avergonzado con eso.

- ¿Por qué? - preguntó la chica ladeando su cabeza. - ¿Papá no pone bebés en ti? - cuestionó.

Harry rió con la situación.

- Si, si lo hago. - respondió sin dejar de reír.

- ¡Harry! - regañó el omega. - ¿Cuándo te dijo eso Jade? - le preguntó a su hija.

- La vez que me dejaste con ella y la tía Perrie. Cuándo papá se sentía mal, porqué tenía calentura, y tú dijiste que ibas a curar a papá y que yo no podía estar. Y le pregunté a la tía Jade como ibas a curar a papá y ella dijo que él iba poner bebés en ti. - respondió con ternura.

Louis se sonrojó más, sí es que era posible, ¿Qué le pasaba a Jade para hablar de eso con su hija?

- Y cuando regrese a casa, papá ya estaba bien. Así que, ¡Sí puso bebés en ti! - gritó.

- ¡Katie! - regañó el omega abrumado por la situación, mientras que su pareja no paraba de reír.

Louis se acercó a su alfa y le dio un golpe en el brazo para que dejará de reír.

- ¿De qué ríes alfa? - preguntó molesto.

- Auch. - se quejó el rizado sobando la zona del golpe, dejando de reír. - Perdón. - se disculpó con su omega.

El castaño rodó los ojos y asintió, perdonando al rizado por su actitud.

Y el resto del tiempo en el supermercado pasaron con una Katie inquieta en los brazos de su padre, con un alfa debatiendo con el castaño por qué tipo de fruta debían comprar, terminando su recorrido en la zona de farmacia para comprar los supresores de ambos.

- Insisto en que no necesitas supresores, omega. - murmuró el rizado en el oído del más bajo.

- No vamos a hablar de eso frente a la niña. - respondió el omega, mordió su labio como una forma de resistirse a la idea del alfa.

- Como mi omega diga. - susurró Harry en su marca de unión, dejando un beso en la zona antes de despegarse del cuerpo del más bajo.

El omega sabía las intenciones de su alfa, lo conocía mejor que nadie, había notado la forma en la que Harry solía ver su cuerpo, en especial su estómago, como acariciaba su estómago por las mañanas, como si estuviera esperando algo.

Harry quería otro cachorro, pero Louis no estaba seguro sí iba poder con un bebé más.

Le encantaría darle un bebé más a su alfa, pero no se sentía listo para eso.

Y todo iba realmente bien en el día de Louis, no solía dejar que una discusión o que un momento bochornoso como el que tuvo con su hija afectará su día, pero había algo que sí podía que su humor cambiara por completo, por largos minutos e incluso por horas y eso era sentir celos.

El omega trataba de no ponerse celoso con facilidad, pues sabía que era tonto, por el hecho de tener la marca de Harry y una hermosa hija con su alfa, pero había veces que simplemente no podía controlarlos.

Como en ese momento.

Louis trataba de no ponerse tenso o de no apagar su sonrisa, pero le fue inevitable mirar mal a la chica que los estaba atendiendo en la caja registradora, dejando de sonreír y colocándose seriamente incómodo.

La chica le estaba coqueteando descaradamente a Harry frente a él y era algo tan abrumador, que el omega no sabía que hacer, más que mirar mal a la chica, soltando sus feromonas para llamar la atención de Harry, lo cual funcionó, por qué el alfa en cuanto lo notó colocó su mano en las caderas del omega para atraerlo a él y poder calmarlo, pero eso no funcionó mucho.

"No estés celoso, mi omega" rogó su alfa.

A pesar de que Harry no le estaba siguiendo el juego a la chica, Louis ponía sentir los celos consumir su cuerpo, pegando a su hija a su pecho, apretando su manos, para controlarse.

- ¿Es tu hija?, es igual de linda que tú. - dijo la chica sonriendo exageradamente, desprendiendo su aroma dulzón, haciendo que Louis frunciera su nariz por el aroma; quería irse de ahí.

El omega iba a responderle algo a la chica, como: "Si, es nuestra hija" y mostrarle su cuello, para demostrarle que el alfa ya estaba tomado por él.

Pero el alfa se adelantó.

- Yo creo que se parece a mi hermoso omega. - habló Harry besando la sien del castaño, enterrando su nariz en los cabellos castaños, respirando el aroma del omega.

Louis sonrió satisfecho con eso, pegándose más su cuerpo al del alfa.

La chica se colocó incómoda con eso, pero no se dio por vencida y quiso tocar la mejilla de la bebé; Louis podía considerarse un omega posesivo a veces y estaba apunto de alejar a su hija del toque de la chica, pero no fue necesario, ya que la pequeña actuó primero que su padre.

Cuando menos lo espero la pareja, la pequeña Katie le soltó un manotazo a la chica para impedir que la tocará.

- Auch. - se quejó la chica retirando su mano de inmediato.

- Katie. - susurró el omega sorprendido con eso, sin embargo, no regañó a su hija.

- ¿No te enseñaron que no se le debe pegar a la gente? Es grosero. - cuestionó la chica sintiéndose avergonzada por una niña de tres años.

- ¿No te enseñaron a no molestar a los papás alfas que ya tienen omega? Es patético. - respondió la chica pegándose al pecho de su padre.

Louis se sintió orgulloso de la respuesta de su hija.

La chica hizo una mueca, sintiéndose ofendida con eso, sonrojándose de la vergüenza.

- ¿Podrías solo cobrarnos? - habló Louis sonriendo falsamente para la chica omega.

La omega asintió, sin volver a mirar al alfa.

Louis se sintió aliviado por eso.

Y al llegar a la casa el omega sabía que tendría que reprender a la niña por lo que había hecho, aunque en el fondo no quería hacerlo, pero debía, su hija no podía ir pegándole a todos solo por que su papá se podía celoso, aunque no era tan mala idea.









[...]







- Katie. - llamó el omega, sentando a su hija en sus piernas, ya era de noche y realmente quería hablar con su pequeña antes de irse a la cama.

- Sí, mami. - respondió la niña sin dejar de mirar la televisión de la sala.

- Mírame amor. - habló el castaño.

- Yo siempre te miro. - interrumpió el alfa con diversión.

Louis rodó los ojos.

- No te hablo a ti, contigo hablaré al rato. - advirtió. - Katie. - volvió a llamar, la pequeña esta vez miró a su papá de inmediato. - Lo que hiciste en la tarde, eso de pegarle a la chica, fue grosero, no puedes pegarle a la gente. - habló lo más serio posible, sin espantar a la niña.

- Pero igual es grosero que te hiciera sentir enojado mami y a ella no le importó. - protestó la niña.

- No porqué ella sea grosera, tú igual debes serlo. - respondió Louis.

La niña frunció el ceño y negó con la cabeza, firme en su postura.

- Ella te hizo sentir mal. Yo voy a defenderte, no dejaré que te lastimen. Te voy a proteger. - habló Katie abrazando a su padre.

Louis sonrió enternecido.

- ¡Oye!, ese es mi trabajo. - gruñó Harry posesivo junto al omega.

El castaño miró a su alfa, ¿Realmente Harry acababa de gruñirle a su hija, por celos?

- Es lindo amor, pero no tienes que pegarle a la gente para defenderme. ¿Entiendes? - dijo el omega regresando su atención a su hija.

Katie pareció pensar las palabras de su padre por unos segundos antes de asistir, insegura.

- Bien. Esa es mi hija. Hora de ir a la cama. - dijo el omega orgulloso.

- Buenas noches mami, buenas noches papá. - dijo Katie parándose sobre las piernas de Louis para alcanzar la mejilla del omega y dejar un beso en ella.

Y con un poco de dificultad, se movió a las piernas de Harry, para hacer lo mismo, sólo que el alfa tuvo que inclinarse un poco para que su hija alcanzará su mejilla.

La pequeña bajó de las piernas de su padre y corrió a su habitación.

Louis suspiró satisfecho con eso, se levantó del sofá y caminó hacia la cocina.

El alfa siguió con la mirada a su omega y sin pensarlo dos veces se levantó detrás del castaño.

Y unos brazos alrededor de su cintura hicieron que el omega se asustará y tirara el vaso que tenía en las manos.

- Torpe. - murmuró el alfa divertido, acariciando el cuerpo de su pareja.

- Me asusté. - se defendió el omega sonrojado.

El alfa escondió su rostro en el cuello del castaño, comenzando a besarlo, respirando profundo el aroma a vainilla y canela de su omega.

- Me encanta tu aroma, es lo mejor que me ha pasado. - confesó en un susurro el alfa, Louis sonrió por eso.

- No me toques alfa coqueto. - habló el castaño fingiendo molestia.

Harry rió, sabiendo que el omega estaba fingiendo.

- Mi omega celoso. - murmuró divertido, encantado de alguna manera por eso, antes de soltar el cuerpo del chico, sólo para darle la vuelta y así poder mirarlo a los ojos. - ¿Realmente te dio celos esa chica? - cuestionó llevando su mano al rostro de su omega, el rostro más precioso ante sus ojos.

- Ella es más joven y es más...

- Ella no es tú. - interrumpió el alfa acariciando el cabello castaño detrás de la nuca del omega.

- No vas a dejar por alguien más joven, ¿Verdad?, ni más delgado, ni por...

- Ni por nadie. - interrumpió de nuevo el rizado. - Me has dado nueve años de unión y amor omega, no te dejaré ir por nada del mundo. Tú eres mío y yo soy tuyo, así de simple, nadie cambiará eso. Nunca. - respondió mirando los ojos zafiros brillantes antes sus ojos esmeralda.

- ¿Aunque me ponga viejo? - cuestionó el omega riendo, tratando de no llorar de emoción por las palabras de su alfa.

Harry asintió despacio, sonriendo, formándose sus hoyuelos, haciendo al omega estremecerse en los brazos del alfa.

- Eres precioso Louis Tomlinson. - murmuró el alfa inclinándose para besar aquellos delgados labios que tanto le encantaban.

- Tú eres un estúpido Harry Styles. - murmuró el omega riendo antes de unir sus labios a los del alfa.

El calor del beso, la forma en la que sus labios se unían hacían sentir al omega algo en su cuerpo, queriendo más de eso, rogando nunca perderlo.

Y fue ahí, cuando sus labios se separaron, en la cocina, mirando los ojos verdes de Harry, en el calor de los brazos de su alfa que sintió la necesidad de decirlo y las palabras salieron de sus labios sin pensarlo, sin detenerlas y sin arrepentirse de haberlas dicho.

- Quiero darte otro cachorro. - susurró Louis.

Harry sonrió, con sus ojos brillantes, volviendo a besar a su omega.

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