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~Catorce' 🎤


Últimas semanas de embarazo.

El antojo de Louis por las galletas no había terminado del todo, pero ya era un poco menos constante, aunque el omega debía aceptar que adoraba que Harry estuviera los últimos días cocinando las galletas él mismo para su omega, era algo que encontraba encantador.

Ahora Louis estaba en la cama, vistiendo un suéter tejido de color blanco que le había regalo la madre del alfa hace unos días, que cubría su vientre perfectamente.

El omega estaba enamorado de ese suéter, amaba la forma en la se veía su vientre hinchado y sobre todo, amaba lo cálido que era, que ahora en la época de lluvias era perfecto para él y su embarazo.

- Mami, eres calentito. - habló Katie abrazando el estómago del omega con ternura. - ¿Falta mucho para que nazcan? - preguntó con su cabecita encima del estómago de su padre.

- No, amor. - negó el omega emocionado al igual que su hija. - Solo faltan unas semanas. - respondió acariciando el cabello de la pequeña.

- ¿Yo seré más grande que ellos? - cuestionó girándose un poco para ver al castaño.

- Si, serás la mayor y vas a cuidar de ellos, ¿verdad? - dijo Louis con un poco de preocupación al recordar lo que había dicho la pequeña hace unas semanas en casa de Jade.

- Pero ustedes no van a quererme menos, ¿verdad mami? - dijo insegura.

- Por supuesto que no, ¿Quien te metió eso en la cabeza? - preguntó el omega frunciendo el ceño.

- Es que... - murmuró la niña separándose de su papá, teniendo miedo a que el castaño se enoje por acusar a alguien.

- ¡Aquí están los amores de mi vida! - entró Harry a la habitación, con un plato de galletas hechas por él mismo para su omega embarazado.

Louis sonrió en grande, marcando las arrugas alrededor de sus ojos, luciendo absolutamente tierno ante los ojos de su alfa.

El rizado le entregó el plato al castaño besando su nariz de botón que tanto le encanta.

- ¿Sucede algo? - preguntó el alfa mirando como su hija tenía la mirada baja.

- Si, tu hija tiene algo que decirnos. - asintió el omega mirando a su niña.

- Nop. - negó la niña intentando bajar de la cama, pero el alfa la detuvo.

- Kat. - habló el alfa firmemente, pidiendo con la mirada a su hija que hablará.

- Rosé no me dijo nada. - negó nerviosa.

Louis torció los labios al escuchar, soltando un suspiró pesado.

- Chiquita, mírame. - pidió el castaño hablando tranquilo, para que la niña no se asustará. - Puedes confiar en mí y en papá, no tengas miedo en decirnos nada. Por favor. - suplicó.

Katie negó lentamente. - Te vas a poner enojado. - murmuró.

- No bebé, no tengas miedo. - respondió el omega, recibiendo un abrazo por los hombros de parte de Harry como apoyo.

Los ojos azules de la pequeña miraron a sus dos padres confiando en ellos.

- Rosé dijo que van a tener a los tres gemelos, porque ustedes ya no me quieren a mí. - susurró con la mirada baja, haciendo un puchero y unas pequeñas lágrimas saliendo de sus ojitos.

Louis sintió una presión en su pecho al ver a su nena llorando.

- Mi cielo, claro que no. - sollozó el castaño abrazando a su hija.

Harry soltó un gruñido ronco al ver a su cachorro y a su omega triste.

- Perdón por hacerte llorar mami. - susurró la niña triste escondiendo su rostro en el cuello del omega.

- Sh.. no es tu culpa amor. -consuela el omega besando la cabeza de su pequeña.

"Familia. Proteger", gruñó el alfa de Harry molesto por ver así a las dos personas que más ama.

- Aquí estoy, mi amores. - murmuró Harry abrazando a ambos, desprendiendo su aroma para tranquilizar a su omega que estaba triste. - Y tú Katie. - habló mirando a su hija, haciendo que ella igual lo mire.

- Papi, yo... - sollozó.

- ¡Ey! - interrumpió Harry. - Tú eres una Stylinson, no puedes dejar que una simple niña te haga sentir mal. - dijo mirando directamente a su hija. - ¿Entendido? - preguntó firmemente, pero sin sonar molesto.

La niña limpió sus lágrimas y asintió sin dudarlo.

- Bien. A la próxima vez que veas a esa niña la pones en su lugar. - aconsejó vengativo.

Louis rió, limpiando igual sus lágrimas.

- Harry, no le enseñes a la niña a ser vengativa. - regañó el omega.

- No es ser vengativo, se llama poner en su lugar a la gente mala.

El omega río una vez más y negó.

- No le hagas caso a tu padre, linda. No te preocupes por Rose, hablaré con ella la próxima vez. - prometió el castaño.

- ¿No puedo hacerlo yo? - preguntó Harry.

- No, conociéndote vas a gruñirle a la niña.

- Ofendió a mi cachorra, obviamente lo haría. - se defiende el alfa indignado.

- Eres un alfa muy protector y adorable. - murmuró Louis con felicidad, tocando el hoyuelo marcado en la mejilla de su pareja.

Katie sonrió igual al ver eso y también tocó el hoyuelo de su padre, justo como lo hizo el omega.

- Son bonitos, igual que las arrugas de los ojitos de mami. - opinó la pequeña con su dedo aún el hoyuelo del alfa. - ¿Yo igual lo tengo? - preguntó sonriendo.

El omega sonrió enternecido e iba a decir algo, pero se quedó sorprendido al notar como ligeras arrugas se forman en los ojos de su niña, al igual que las suyas, pero menos notorias.

- Oh, por dios. - susurró asombrado, mirando detenidamente la sonrisa de su hija.

- Tienes unas hermosas arruguitas como las de mamá. - dijo Harry encantado.

- ¡Yeip! - festejó la pequeña aplaudiendo. - Los tres gemelos igual serán muy hermosos, porqué serán como mami. - aseguró colocando una de sus manitas en el vientre hinchado del omega.

Louis se sonrojó y su omega se sintió feliz de escuchar a su hija decir eso.

- Pueden parecerse a mi igual. - dijo el rizado haciendo un puchero.

- Pero mami es más tierno y adorable. - defendió la pequeña.

- Bueno, en eso tienes razón. No te lo puedo negar. - respondió Harry apretando una de las mejillas del omega, el cual ya estaba comiendo una de las galletas que le había hecho.

- No estoy adorable ni tierno. - respondió Louis tomando una galleta más del plato.

- Lo eres y mucho. Mucho. Mucho. - dijo Katie robándole una galleta al omega.

Louis hizo un puchero y frunció el ceño por eso.

- Haciendo puchero, solo luces más tierno, amor de mi vida. - habló Harry en el oído del omega, escondiendo su rostro en el cuello del castaño, respirando profundamente el aroma combinado que tanto ama él y su alfa.

- No estás ayudando, Hazz. - se quejó el castaño rodando los ojos, tratando de ocultar su sonrisa por el comentario del alfa, pero falló.

- Quiero ver mi marca. - dijo Harry ignoraron la queja del omega, moviendo delicadamente el suéter de Louis para ver la marca de su unión.

En el momento en que el alfa está besando su marca, provoca algo en el cuerpo del omega que hace que algunas galletas salgan de su plato.

- Torpe. - murmuró Harry riendo, aún con su rostro escondido en el cuello del omega.

- Estúpido. - bufó Louis riendo igual, mientras que su hija colocó su atención en la televisión, sin prestarle atención a los murmullos de sus padres, tomando las galletas que se le cayeron del plato a su padre.

Katie recuesta su cabecita en la panza del omega y lo primero que viene a su pequeña mente después de pensar en las palabras de su padre alfa es:

"Nunca dejaré que alguien haga llorar a mis hermanitos ni mami de nuevo."








[...]









En la noche Louis estaba con una enorme sonrisa en su rostro, sintiendo las caricias de su alfa en su vientre, junto con un par de besos que estaba dejando en su pancita.

El omega bostezo un poco cansado, tallando sus ojitos, había sido un día muy pesado y ahora han solo quería dormir entre los brazos de su alfa, pero al parecer su pareja tenía otra cosa en mente.

Louis había notado que a Harry le gustaba mucho hablarle a su pancita, sobre todo durante la noche y él no se creía capaz de quitarle o negarle algo así, por lo que él no podía dormir hasta que su alfa estuviera satisfecho con lo cariñitos y palabras dulces que le dedicaba a sus trillizos.

- Mis bebés tienen sueños. - murmuró Harry, mirando discretamente a su omega.

- ¿Te refieres a mi? - cuestionó el castaño con las mejillas sonrojadas.

- Por supuesto. - respondió el alfa con una sonrisa un poco burlona.

Louis rodó los ojos, reprimiendo la risita que quería salir de sus labios.

- Duerme, mi amor. - pidió el alfa estirándose un poco para acomodar la almohada del castaño, antes de regresar de nuevo su atención al vientre de su pareja.

- Estoy bien. - negó el castaño, bostezando sin poder evitarlo.

Harry sonrió de lado, marcando uno de sus hoyuelos, sabiendo que su omega aún no podía dormirse, por lo que una idea cruzó por su mente en ese momento para ayudar a su pareja a dormir.

El castaño cerró sus ojos, escuchando como su alfa aclaraba su garganta antes de volver hablar.

- Tu mano encaja en la mía como si estuviera hecha solo para mi, pero hay que tener en cuenta que estaba destinado a ser... - comenzó a cantar lentamente, con la voz ronca. - Sé que nunca te gustó tu estómago o tus piernas. Los hoyuelos de tu espalda al final de la columna, pero yo los amo infinitamente. - siguió, acariciando delicadamente y con encanto el vientre de su omega.

Louis abrió los ojos en cuanto escuchó cantar a su alfa, identificando la canción de la que se trataba de inmediato, sintiéndose cálido en su pecho, sonriendo en grande.

Él adoraba que Harry le cantará aquella canción, más cuanto el rizado lo hacía acapella.

- ... todavía tienes que moverte para entrar en tus jeans, pero tú eres perfecto para mí. No dejaré que esas pequeñas cosas se escapen de mi boca, pero si es verdad. Eres tú, eres tú y por esas cosas que se suman a ti. Estoy enamorado de ti y de todas esas pequeñas cosas. - la voz melodiosa del alfa comenzaba a ser efecto en el castaño, sintiéndose arrullado y cuando el omega sentía que por fin podía dormir, algo que hizo su alfa llamó su atención, haciendo que quisiera escuchar el resto de lo que tenía que cantar su alfa.

- Dulce criatura, dulce criatura, donde sea que vaya tú me traes a casa. Dulce criatura, dulce criatura, cuando llego al final de la línea, tú me traes a casa. - cambio de canción, haciendo las notas un poco más altas, sin perder el toque dulce. - Dulce criatura. Estamos corriendo a través de un jardín. Donde nada nos molestaba, pero seguimos siendo jóvenes. Siempre pienso en ti. - Louis sonrió con sus arrugas alrededor de sus ojos, pero su sonrisa se más grande en cuanto el alfa se acercó para cantarle precisamente a su panza. - Dulce criatura, dulce criatura. A donde sea que vaya tú me traes a casa. Dulce criatura, dulce criatura. Cuando llegó al final de la línea, tú me traes a casa... - terminó de cantar dejando tres besos exactamente en el vientre de su omega.

Una vez que Harry se recuesta a su lado, Louis pudo pegarse a él, abrazándolo. Y finalmente pudo dormir con el aroma a chocolate y menta a su lado.

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