11
CAPÍTULO ONCE
• MAL DÍA •
═══════════════
Desde pequeños en la familia Black se les enseña que mostrar sentimientos es sinónimo de debilidad, lo mismo con el amor, ellos no son merecedores de eso porque desde que nacen sus destinos ya están ligados a vivir por el resto de su vida al lado de una persona que los padres eligen, lo que por consiguiente no habrá amor en esa relación. Regulus lo sabía, sabía que jamás podría estar con alguien que realmente quiere, pero aún así se arriesgó y empezó a conquistarle a Ava ya que en pocos días le empezó a gustar, y todo iba tan bien hasta que hoy en la mañana le llegó una carta de sus padres en donde le decían que se enteraron que andaba detrás de una asquerosa sangre sucia como lo dicen y que si no se aleja de ella van a asesinarla ellos mismos. Entonces aquí estamos, con el chico en la habitación de Némesis bastante triste, odiando a sus padres y a su vida, igual que la pelinegra ya que parece que sus padres se coordinaron para enviarle el mismo día una carta con una mala noticia.
Némesis sabía perfectamente que ese día llegaría pero no creyó que sería tan rápido, no sin antes ejecutar su plan.
Su padre le informó que en esta navidad se hará una celebración en donde se anunciará oficialmente su compromiso con Lucius Malfoy, y si eso es malo es aún peor el hecho de que terminado el colegio aparte de casarse tendrá que tomar obligatoriamente la marca tenebrosa y unirse al séquito de Lord Voldemort porque este ya sabe de su existencia y pidió por ella, ¿por qué razón en específica? no lo sabe, solo sabe que si él ordena algo su padre como su perro faldero cumplirá lo que le pide, no importa si eso implica la desgracia de su hija, además no es como si fuera que en algún momento le importó su felicidad, siempre para él fue primero el poder y verse bien frente a las personas, eso implica una falsa familia feliz con unos hijos que siguen todas las reglas dictadas por los sangre pura.
— Te imaginas lo feliz que hubiéramos sido si nacíamos en una familia normal y cariñosa — habló Némesis.
— Uno en donde estén orgullosos de ti y te feliciten por cada pequeño logro que tuviste por más estúpido que sea.
— Y que al volver a casa te reciban con una gran sonrisa, cálidos abrazos, comida casera hecha con mucho amor....
— Que estén felices de escuchar todo lo que hiciste en Hogwarts y te den consejos de cómo conquistar a la persona que te gusta para que luego cuando sean novios le presentes a todos, mejor aún que no te juzguen por tu elección.
— Y toda la familia contando cosas del pasado para ponerte en vergüenza frente a esa persona pero que al final todos terminen riendo al respecto.
— Una vida maravillosa.
Regulus soltó un suspiro sintiendo sus ojos lagrimear y recargó sus codos en su rodilla para luego esconder su rostro en sus manos, mientras que Némesis solo se quedó tumbada en su cama mirando el techo y siguiendo fantaseando con una familia feliz como antes lo hacía, y ahora se dio cuenta por qué ya no lo hace, porque duele vivir en la fantasía sabiendo como es su realidad, duele que eso jamás se cumplirá y que tiene que conformarse con la vida que le tocó.
Existen tantas personas que tienen una hermosa familia que los quiere, que hacen lo que sea para verlos bien y por más que a veces no pueden con todo al menos le dan lo que está a su alcance, y aún así algunos se comportan tan malagradecidos sin ver lo mucho que luchan sus padres o quien sea que los cría por ellos. Luego están las personas como Regulus y Némesis que desean tanto vivir con una familia de esa clase, al menos en uno en donde no haya violencia tanto física como mental y que no los obligue a seguir todo lo que sus padres deciden, porque ser millonarios no es nada relevante comparado a vivir en un ambiente sano.
— ¿Puedes abrazarme?
Sin dudarlo se acercó y lo abrazó por detrás rodeando sus brazos en su cintura y pegándose a su espalda ya que él sigue en la misma posición que antes y no parece querer moverse.
Sabía que se encuentra mal por la situación pero no sabía que era tanto hasta ahora que le pide un abrazo, algo que él jamás lo pediría estando "normal", porque bien tampoco es que esté todo el tiempo ya que de por sí es un chico melancólico.
— Al menos nos tenemos uno al otro — le susurró en su oreja.
— ¿Tú no te alejarás nunca?
— Jamás lo haré, estaré contigo hasta que la muerte nos separe.
— Un poco drástico ¿no? — dijo soltando una leve risa.
— Sí, pero lo tomas o lo dejas. Es tu oportunidad para romper nuestra amistad.
— Hasta que la muerte nos separe suena bien.
Una promesa que sin hacer un juramento inquebrantable se logrará cumplir.
Estuvieron así por largos minutos, en esa posición y en silencio reconfortándose mutuamente porque después de todo solo se tienen a ellos, solo ellos saben todo el pesar del otro y se conocen realmente sin esas máscaras puestos para el resto de las personas.
Némesis por su parte llegó un momento en que tanta tristeza en el ambiente le asfixió y por eso se separó levantándose de la cama y poniéndose sus zapatos ante la atenta mirada de Regulus. No quiere dejarlo así pero lastimosamente ella suele huir de estas situaciones, al menos aguantó por mucho tiempo, solo porque él es su mejor amigo y necesita de ella, pero ahora necesita irse a otro lado, mejor dicho ir a la cocina para ahogar sus penas con comida como suele hacer a veces.
— Iré a la cocina un rato. ¿Quieres que te traiga algo?
— Sí, pero solo si hay algo de frutilla, y si no hay no quiero nada.
— Está bien.
Sin arreglarse tanto como siempre salió de la habitación caminando con pereza, por suerte hoy es sábado y no hay clases, además la gran mayoría está en Hogsmeade, por lo que lo más seguro es que no se cruzará con muchos alumnos. Tanto Regulus como ella no se fueron solo por sus estados de ánimos, sino también porque sus padres no le firmaron la autorización, de hecho, este año ella todavía no se fue ninguna vez porque su papá la tiene castigada.
Al salir de su sala común el frío le pegó y se arrepintió de salir con una blusa de tirantes y un short de algodón, aún así no retrocedió para cambiarse y fue lo más rápido posible a la cocina. Al llegar entró inmediatamente y se sentó en la butaca cerca de la mesa siendo atendida por cinco elfos que llegaron al instante en que la vieron.
— Me podrían traer por favor pasteles de todos los sabores que tengan.
Todos desaparecieron y minutos después frente a ella aparecieron seis pasteles diferentes, no sabe si podrá comer todo pero aún así empezó probando cada uno de ellos e intercalando sabores descubriendo que hay de chocolate, limón, frutilla, durazno y de crema.
Estuvo así largos minutos y en un punto dado escuchó la puerta abrirse y se detuvo a medio comer para observar y darse cuenta que trata de Remus, así que lo ignoró y volvió a devorar en esta ocasión el pie de limón, su favorito, todo lo que es agridulce le encanta.
— Hola ¿Puedo acompañarte?
— Es un lugar libre, haz lo que quieras.
Remus asintió y se acercó a ella viendo confundido todo lo que hay frente a ella notando que la mayoría ya están a medio comer y que no hay nadie acompañándola lo que supuso que se comió todo sola y analizándola parece estar en una crisis por lo rápido que come y parece querer ahogar lo que sea que le pasa con esos pasteles.
Se sentó en una butaca frente a ella sin decir nada.
— Ya comienzo a pensar que me acosas Lupin.
— No lo hago.
— Entonces qué haces aquí.
Dejó de comer para mirarlo fijamente en busca de alguna señal de que su teoría es cierto.
— Solo vine a buscar una taza de chocolate, no sabía que estarías aquí, pensé que estarías en Hogsmeade como la mayoría.
— Pues ya ves que no — dijo groseramente.
No es su intención comportarse mal solo que deseaba estar sola y viene él a arruinar sus planes con sus estúpidas ganas de tomar una taza de chocolate.
¿Qué nunca se harta del chocolate?
Hizo como si no estuviera ahí y continuó comiendo, aunque si sigue así lo más posible es que termine vomitando o en la enfermería, pero no puede detenerse, porque es eso o drogarse y no tiene ganas de lo segundo, esta vez quiere afrontar la situación de manera sana, aunque ni tanto porque lo que está haciendo tampoco es sano para ella.
— Te hará mal si sigues comiendo.
— No me importa.
— ¿Te sucede algo? Puedo ayudarte si me lo permites.
— ¿Por qué no fuiste a Hogsmeade? — preguntó cambiando de tema no queriendo hablar sobre eso con él y Remus lo supo así que no insistió.
— Peter tiene una cita al igual que Sirius, James está en una reunión de quidditch y yo no quería ir solo. ¿Por qué no fuiste tú?
— El desgraciado de Jacob no firmó mi permiso.
— Supongo que Jacob es tu papá ¿no?
— Ajá. ¿Quieres?
Le ofreció el pastel de chocolate que no ha comido casi ya que el chocolate no es tanto de su agrado, puede comer solo un poco y después ya le da asco, el único que tolera es el chocolate amargo, luego los otros le parecen muy dulce y empalagoso.
Remus por supuesto aceptó y empezó a comer con un tenedor que misteriosamente apareció en la mesa, aunque ambos saben que es a causa de los elfos.
— ¿Qué dulce es tu favorito? — le preguntó el chico con la intención de desviar su atención y que no coma tanto ya que no quiere que le haga mal.
— No tengo uno de preferencia, pero sí me gusta todo lo que sea amargo, agridulce y ácido, los que son dulces en exceso me dan asco después de un tiempo de comerlos. Y ni siquiera preguntaré cuál es el tuyo porque ya me queda claro que el chocolate es tu único amor.
El castaño rio asintiendo porque no puede negar algo tan obvio, además ya le había contado anteriormente, hace tres días atrás en específico, el día que hicieron el trato pero que nunca pasó nada entre ellos. ¿La razón? Que a Némesis le vino el período y no tenía ganas de nada, ni siquiera de coquetear con él, solo tuvieron algunas que otras conversaciones y para Remus fue súper raro hablar con una Némesis que no se le insinúa en cada pequeña oportunidad que tiene, pero lo bueno de ello es que pudo conocerla un poco más. Lo complicado está que solo pueden hablar en privado, cosa que casi nunca se da ya que sus amigos están la mayor parte del tiempo pegados a él, y las veces que pudo hablar con ella fue gracias a James ya que al ser el único que sabe sobre todo suele ayudarle distrayendo a los otros dos, especialmente a Sirius.
— Aunque no lo creas también tengo otro favorito y son los caramelos de frutilla, me gusta mucho todo lo que tenga que ver con esa fruta.
— Te pareces a Regulus.
— ¿Por qué? — preguntó curioso ya que por fin habla de su amigo.
— Ama todo lo que tenga que ver con la frutilla, no me extrañaría si un día de estos se baña con jugo de frutilla. Está obsesionado.
— No lo culpo, es delicioso, y más con chocolate.
Némesis sonrió de lado imaginando un escenario erótico en donde están incluidos las frutillas y chocolate, obviamente Remus es partícipe de esa nueva fantasía activada. Pero en lugar de decirlo en voz alta solo se guardó para sí misma prometiéndose que lo hará en algún momento.
— Oye ¿Podrías ir a Honeydukes y comprarme cualquier dulce de los que te mencioné? Te daré el dinero.
La última vez que los comió fue el año pasado en la última salida de sexto año y ya extraña llenarse el estómago de ellos, más aún con su odioso período que le hace antojar muchas cosas.
Antes de Remus aceptar se le vino una idea a la cabeza para que ella pueda salir y comprarlo por sí misma, además eso quizás la despeje de lo que obviamente la trae mal.
— ¿Y si mejor vamos los dos?
— Ya te dije que...
— Lo sé — interrumpió — Pero me refiero a que puedo prestar la capa de invisibilidad de James y yo conozco un pasadizo que te lleva directo a Honeydukes.
— Hubieras empezado por ahí querido.
Ante la mención de querido un elfo que piensa que ese es su nombre apareció repentinamente frente a ellos asustándole a Remus que estaba muy centrado viendo la sonrisa en su rostro.
— ¿Desea algo doradita?
— No, no, ya me voy. Gracias por todo.
Le dio una palmadita en la cabeza y el elfo sonrió para luego desaparecer.
— ¿Doradita? — preguntó divertido ante el sobrenombre.
— Luego te lo digo. Ahora iré a cambiarme y a traer dinero, nos encontramos aquí en diez minutos.
Antes de que él pueda decir algo salió corriendo del lugar dejándolo con una sonrisa que borró rápidamente al darse cuenta, así que para olvidarse de eso fue a su habitación para pedir "prestado" la capa porque la verdad es que solo lo agarrará.
Némesis al llegar a la habitación le encontró a Regulus tirado en la cama con la vista perdida en el techo y no soportó verlo aún en esa esfera melancólica así que se tumbó encima suyo ganándose un fuerte quejido e insultos.
— Me romperás los huesos estúpida.
— Ni que fuera pesada.
— Lo eres, ahora muévete.
La empujó con fuerza y ella cayó al otro lado de la cama riendo pero se levantó rápidamente yendo a su clóset buscando una ropa más abrigada, no es como si hiciera mucho frío, solo que el día amaneció más fresco que los días anteriores y ella suele tener una temperatura corporal baja, lo que significa tener frío apenas baja un poco la temperatura.
— Levántate y vamos a Hogsmeade.
— Ni siquiera tenemos permiso.
— Lupin nos llevará ilegalmente.
— Vaya, quién lo diría.
Sin importarle su presencia se quitó la ropa que tiene puesto quedándose en ropa interior para luego colocarse lo elegido. Muchos dicen que la amistad entre hombre y mujer no existe pero ahí están ellos siendo la perfecta muestra de que es falso, los dos no tienen ningún mínimo interés romántico en el otro, hasta la idea de meterse entre ellos no les resulta un panorama agradable, por ende, casos como estos Némesis tiene la confianza de cambiarse frente suyo, obviamente no al punto de desnudarse, eso ya sería demasiado incluso para ellos.
— ¡Dale! Levanta tu culo huesudo y ve a cambiarte que no tenemos todo el día.
— No me iré con ustedes para ser la tercera rueda, además estoy seguro que solo te invitó a ti, no a mí. Claramente es una jugada suya para pasar tiempo a solas contigo.
— Ya lo sé, pero no importa, te llevaré conmigo sin importar si debo conjurarte, así que vete moviendo, a menos que quieras ir con tu pijama de snitch.
Regulus resopló fastidiado y se levantó de la cama yendo perezosamente hacia la puerta para ir a su habitación.
— Te odio.
— Sí, sí, ve rápido. Te espero en la sala común en cinco minutos.
.
Varios minutos después ya estaban yendo a la cocina con ánimos muy distintos. Némesis ahora ya se siente mejor y está caminando alegre de poder salir del castillo mientras prácticamente le lleva a rastras a Regulus quien tiene una expresión de completa amargura y va arrastrando sus pies. Es como si llevase un cartel gigante en su frente de "Odio todo y me están obligando a venir", pero no importa cuanto se queje o se vea de esa manera, Némesis no lo dejará hundirse en su miseria durante todo el día.
Al llegar al lugar previsto el primero en sentarse fue Regulus que pidió un pastel de frutilla para llevar a lo que los elfos accedieron inmediatamente.
Por otro lado Remus entró con una gran sonrisa que se le borró al verle a Regulus, pero otra vez no hizo falta preguntar para saber que se encuentra mal porque se ve igual a Némesis de hace un rato solo que mucho peor, así que supuso que ambas situaciones tienen que ver con problemas familiares. Ambos le recuerdan a Sirius cuando seguía viviendo con los Black y aunque no lo demostraba se veía mal cada vez que recibía una carta o recordaba a su familia.
Los dos notaron su presencia al acercarse a ellos y el pelinegro rodó los ojos fastidiado de tener que convivir con él, no es que lo odiase, solo que no quiere pasar tiempo con ningún amigo de su hermano, y ahora que su única amiga tiene algo que ver con uno de ellos se ve a veces obligado a hablar de ellos.
— Ya vine.
— Si no lo dices no me doy cuenta — dijo amargamente.
— Discúlpalo, compartimos síntomas de mi período — bromeó la chica.
— No hay problema. ¿Nos vamos?
— Sí...Regulus irá con nosotros, espero que no te moleste, y si lo hace me quedaré porque sin él no me voy ningún lado.
— Tranquila, no me molesta que vaya, pero si ya debemos partir ahora.
Némesis asintió y le agarró del brazo a su amigo quien ya no se aguantó y empezó a comer el pastel, así que mientras los tres salen y caminan siendo dirigidos por el castaño él sigue comiendo entreteniéndose con eso y sin necesidad de que la chica lo lleve.
En silencio llegaron hasta la estatua de la Bruja Tuerta en donde Remus dijo la contraseña, luego de ello se abrió revelando un túnel. Ambos se asomaron curiosos para ver topándose con un tobogán y Regulus con mucho pesar dejó su plato con pastel en el suelo ya que se mancharía todo si lo lleva consigo.
— Ve tu primero — le dijo Némesis a Remus.
— Está bien, no tarden tanto en ir tras de mí porque ya tardaremos como una hora en llegar y la salida se acaba en tres horas.
═══════════════
Tiempo después ya estaban recorriendo Honeydukes en busca de dulces, Regulus se separó de ellos, no sin antes acordar una hora de encuentro ya que no quería estar con ellos porque es incómodo. Entonces ahora Némesis está con los brazos llenos de dulces e incluso agarró distintos chocolates para Remus ya que le dio un poco de pena ver como mira todo con ilusión pero no agarra nada lo que supuso que no tiene para comprar, así que ese será su forma de agradecimiento, más que nada porque sin darse cuenta le ayudó a Regulus a mejorar su estado de ánimo, también el de ella, pero eso no lo considera relevante.
Luego de pagar salieron observando todo a su alrededor en caso de que un profesor la vea y le notifique a su padre. Ninguno de los dos habló hasta que llegaron a las Tres Escobas con ella escondida bajo la capa y se colocaron en la parte más alejada de todos.
Némesis le pasó la bolsa exclusiva en donde están sus chocolates y Remus la observó confundida pero por curiosidad agarró la bolsa viendo su contenido, una gran variedad de chocolates.
— Es para ti, tómalo como forma de agradecimiento.
— Oh no, no lo puedo aceptar — le entregó la bolsa pero ella no lo aceptó — No lo hice con el fin de que me pagues con algo.
— Lo sé, pero acéptalo o tíralo porque yo no volveré a agarrar esa bolsa.
— Pero gastaste dinero y...
— Shu, no quiero oír nada al respecto.
— No...
— Shuu...— alargó lo suficiente hasta ver que se rindió llevando la bolsa otra vez consigo.
— Está bien, gracias. Te lo pagaré apenas tenga.
— Joder, si que eres terco hombre. Solo finge que soy tu sugar mommy y te estoy pagando por tu compañía.
Remus soltó una carcajada inesperada y se tapó la boca cuando salió muy fuerte pero aún así continuó riendo más bajo con Némesis aguantándose para no acompañarlo.
— Hoy seré eso para ti y ahora te compraré también una cerveza de mantequilla, y no quiero oír quejas ¿Entendido?
— Entendido mommy — le siguió el juego.
— Así me gusta.
La pelinegra ya no pudo aguantar y también empezó a reír de lo ridículo que suena todo.
Cualquiera que los viera pensaría que son dos jóvenes enamorados riendo tontamente por un mal chiste, y justamente eso pasó con Madame Rosmerta.
— Buenas tardes jóvenes ¿Qué les sirvo?
— Seis cervezas de mantequillas por favor — pidió la chica.
— En seguida les traigo — les dijo con una sonrisa de ternura — Hacen una muy linda pareja.
— ¿Verdad que sí? Nos amamos tanto que estamos planeando casarnos al terminar el colegio y también tener un hijo que lo llamaremos Heracles Maverick.
Remus abrió los ojos enormes ante su broma y le sorprende la facilidad que tiene para mentir, incluso se la ve toda enamorada e ilusionada, como si todo fuera real y claramente la mujer cayó redondita.
— ¡Eso es muy lindo! No muchos a su edad pueden tomar una decisión tan importante como esa...¿Saben qué? La casa les invitará sus cervezas como celebración.
La mujer se fue con una gran sonrisa de entusiasmo y Némesis sonrió de lado por haber logrado su cometido.
— ¿Qué fue eso?
— Así es como obtienes las cosas gratis.
— Pero cómo — preguntó sorprendido.
— Todo es cuestión de analizar tu entorno y a ella ya la he visto varias veces, lo que me hace saber que es una mujer muy romántica que añora una linda vida con un fabuloso esposo y varios hijos pero no puede obtener aquello, entonces vive a base de los romances ajenos y se emociona cuando alguien le cuenta sobre ello, por ende, se deja llevar por sus emociones y como forma de expresarlo regala lo único que tiene a su alcance, o sea, bebidas.
El castaño se quedó con la boca ligeramente abierto de la sorpresa, aunque ni debería sorprenderlo porque ya la ha visto engañar una vez y realmente es buena en el área, aunque no diría que eso es algo bueno y ahora hasta siente pena por la pobre mujer que le tiene un ligero aprecio dado las veces que estuvo aquí con sus amigos e incluso intercambiando conversaciones con ella.
— No creo que sea justo.
— Nada es justo en la vida querido, en donde quieras que vayas hay alguien cometiendo injusticias y peores de los que yo hice.
— Pero ella no se lo merece, es una mujer muy agradable y nunca ha hecho nada malo.
— ¿Y qué crees? ¿Que por no hacer nada malo no le sucederá injusticias? Despierta Lupin, todo el tiempo le pasa cosas malas a las personas, especialmente a los buenos. Pero si tanto problema hay se los pagaré todo luego y ya.
Ambos quedaron en un silencio incómodo y Némesis se puso a evaluar mientras tanto a su alrededor descubriendo cosas sobre algunos estudiantes, como el hecho de que dos Gryffindors se están metiendo mano bajo la mesa, que uno le engaña a su novia con su amiga mientras que ella está frente suyo, otro que Lily Evans finge detestarle a James Potter pero que realmente está enamorada por la manera en que lo ve cada tanto, también que a Barty Crouch Jr parece gustarle los chicos, y una gran variedad de cosas más. Es bastante buena analizando absolutamente todo, gracias a eso conoce varios secretos de las personas, porque hay muchas cosas que están frente a los ojos de todos pero la mayoría parece traer una venda en los ojos, o quizás solo están muy sumergidos en su propio mundo, de hecho ella era antes una de ellos, pero luego la soledad le hizo encender esa "habilidad" y pasó mucho tiempo observando todo a su alrededor, quizás como un escape de su propia mente, porque qué mejor que centrarse en otros para apagar su propio caos mental.
Cuando Madame Rosmerta llegó ella le sonrío fingidamente continuando con su papel pero mientras coloca las cervezas en la mesa metió algunas monedas en su bolsillo, más de lo que cuesta las cervezas, Remus se dio cuenta y se sintió culpable de haber arruinado todo. No puede pretender intentar cambiarla cuando ella ni siquiera le tiene confianza y su relación prácticamente se basa en un trato que consiste en interactuar sin que crezca ninguna clase de sentimientos o lazos.
— Muchísimas gracias Madame Rosmerta, te debemos una.
— Invítenme a la boda y estamos a mano — bromeó riendo.
— Por supuesto que sí, tú serás la primera invitada.
— Que disfruten su cerveza.
Apenas se fue y Némesis le dio un largo trago a su cerveza ya que tenía mucha sed dejando el líquido por la mitad del vaso. Se limpió la espuma de su boca y le observó con aburrimiento a Remus, hubiera preferido quedarse en su habitación en lugar de seguir así, con él en silencio y mirándola con culpabilidad.
— Ya relájate y mejor toma la cerveza que tres son para ti.
— Lo siento. Estábamos tan bien y yo arruiné todo con mi opinión.
— No lo arruinaste, así que supéralo y volvamos a la normalidad, además todos somos libres de expresar nuestra opinión.
El chico asintió aún sintiéndose apenado y tomó un trago de su bebida pensando cómo hacer para volver a tener una conversación amena como hace rato y volver al ambiente divertido.
— ¿Por qué pediste tantas cervezas?
— Es el único que nos darán que tenga un poquito de alcohol.
— Podríamos usar la capa para agarrar las bebidas que se le dan a los adultos.
Némesis sonrió sorprendiéndose cada vez más de comportamiento. No es tan buenito y santo como creía, también tiene su lado rebelde y eso le agrada, ahora entiende porqué quedó en Gryffindor.
— Me agrada como piensa señor Lupin — dijo en tono seductor.
═══════════════
Fue la peor idea que pudo haber tenido en el día porque ahora está ebrio al igual que Némesis y están riendo a carcajadas luego de ver como un niño se cayó, algo no tan adecuado, pero en su estado les causó mucha gracia.
Digamos que él está mucho más ebrio porque no está acostumbrado a tomar en grandes cantidades y Némesis le hizo un reto de tomar cinco shots de whisky de fuego de seguido, además de los dos más que tomó, ella tomó mucho más y por eso también está ebria, incluso le sorprende que no haya vomitado ya después de haber comido tantos pasteles y ahora tomar alcohol.
Luego de tomar todo sus cervezas Némesis fue la encargada de agarrar la botella de whisky y Remus la esperó afuera, ahora están sentados en el mugriento piso de un callejón pero a ellos ni les importa porque están en su burbuja de felicidad, a veces llaman la atención de algunos estudiantes pero estos no dicen nada y solo pasan de largo.
— ¿Sabes cantar? Quiero cantar.
Y así la pelinegra empezó a cantar una canción muggle, específicamente una de AC/DC mientras mueve la cabeza como si estuviera en un concierto y finge tocar una guitarra. Remus sonrió viéndola por unos segundos y luego se unió a ella cantando también haciendo que ella se calle para verlo con la boca abierta de sorpresa exagerada.
— ¡Sabes cantar bien maldito desgraciado suertudo! ¿Qué se siente ser el favorito del creador?
Remus rio encogiéndose de hombros y sonrojándose levemente. Debe admitir que lo hace bien pero le falta practicar mucho para llegar a tener una voz perfecta como varios cantantes profesionales, igual nunca le importó esa habilidad.
— ¡Deberíamos explotar eso! — exclamó entusiasmada ya pensando todo un escenario — ¿Qué te parece cantar en los bares? Yo seré tu sexy manager.
— Solo si me darás una buena paga — dijo sonriendo divertido.
— Por supuesto que sí, y cada vez que todo salga bien te daré un premio extra.
Le guiñó el ojo y Remus se mordió el labio mirándola fijamente y otra vez se tentó en besarla pero ni ebrio volverá a intentarlo por miedo a ser rechazado otra vez, así que solo se perdió por un momento en su imaginación en donde la está besando con pasión mientras la aprieta contra la pared, lo que no sabe es que uno de los secretos de Némesis es que es una practicante promedio de Legeremancia y por ende ella sabe por qué se quedó de repente callado mirándola sin parpadear siquiera y debe admitir que le puso caliente, así que gateó hasta él y se sentó en su regazo, el castaño inmediatamente le agarró su cintura con más confianza.
— Dime lo que pasa por tu mente — susurró.
— Las ganas que tengo de besarte — habló en el mismo tono acercando su rostro al suyo pero sin perder el contacto visual — Déjame besarte, por favor.
— Hazlo.
Y como si el mundo estuviera en su contra justo en ese momento llegó un Regulus enojado interrumpiendo todo.
— ¡Los estaba buscando por todas partes! ¡Déjense de cochinadas y vámonos ya!
— Maldita sea — susurró Remus con molestia apretando con fuerza su mandíbula para no decirle unas cuantas cosas por haber interrumpido algo que ha estado esperando hace días y que por fin se iba a dar.
— La próxima será lobito — se burló dándole una palmada en su hombro y levantándose mientras se tambalea en el proceso — ¡Reggie, amigo mío! ¡¿Cómo estás?!
— ¿Estás ebria? — preguntó incrédulo
La pelinegra sonrió inocentemente negando para luego tirarse a sus brazos, Regulus la agarró aún más molesto de lo que ya está, y empeoró cuando le vio tambalearse también a Lupin quien tiene una botella de whisky en su mano.
Soltó un largo suspiro reuniendo toda la poca paciencia que le queda y esquivó las manos de su amiga que quiere jugar con las ondulaciones de su cabello mientras le dice que eso le da ganas de comer fideos.
— Parecen unos jodidos críos sin supervisión. ¿Ahora cómo volveremos con ustedes así? — los reclamó como si fuera realmente un padre.
— Relájate Reg. La vida es corta para amargarse..¿Sabías que Remus canta bien?
— No, y ya cállate.
— Ay, que malo.
Némesis se separó de él con un puchero y fue con Remus abrazando su cintura, este le susurró algo en el oído y ella se mató de la risa junto a él. Y a esta altura ya se puede ver la vena en la frente de Regulus aguantando no gritarles miles de cosas, aún así se fijó por todos lados preocupándole el hecho de que la mayoría de los estudiantes ya están volviendo al colegio y que sin tanta gente en Honeydukes no podrán pasar desapercibidos, mucho menos con dos ebrios hormonales que cuchichean entre ellos quién sabe qué cosa pero que les causa risa. Sin embargo, a lo lejos vio su gran salvación, uno no tan agradable pero que no le queda de otra más que acudir a él.
— ¡Potter! — gritó esperando ser escuchado — ¡Potter!
James al escuchar su apellido volteó por todos lados buscando la fuente y le extrañó que sea el hermano de Sirius, aún así un poco confundido reajustó su agarre en el suministro de bromas que vino a comprar luego de su reunión y se acercó con él.
— ¿Qué sucede?
— Eso.
Señaló en dirección de los dos que ahora están de vuelta sentados en el suelo acariciándole a un gato callejero mientras tienen una conversación sobre cómo sería si los gatos dominan el mundo y a los humanos.
James sonrió enorme al verlos y se contuvo las ganas de festejar el hecho de que estén juntos.
— ¿Qué tiene de malo? Solo están hablando.
— El problema es que están ebrios y los tres vinimos por el pasadizo secreto y ahora no sé como mierda Némesis y yo volveremos porque no teníamos el permiso de venir.
— Antes que nada respira hondo amigo.
— No soy tu amigo — espetó con asco.
— Uy, bueno — levantó las manos al aire con una sonrisa juguetona y el pelinegro rodó los ojos — ¡Remus, ven aquí!
El susodicho levantó la cabeza para verlo por un momento pero luego lo ignoró y continuó viéndole a Némesis que le está contando su primera experiencia en una comisaría muggle porque estaba en una fiesta clandestina. James abrió la boca indignado de que lo haya ignorado pero lo dejó pasar cuando se le ocurrió una idea.
— ¿Remus trajo la capa de invisibilidad?
— Sí.
— Entonces nos iremos en carruaje, Némesis y tú se pondrán la capa, yo vigilaré de que Remus no hable con ella y tú la vigilas a ella, así se mantendrán callados.
— Es un plan ridículo en donde la probabilidad de ser pillados es de 99%.
— Pues tenemos ese 1% a nuestro favor.
— Agh, está bien.
Ambos se acercaron a los otros quienes oficialmente liquidaron toda la botella y ahora están más ebrios que antes riéndose a más no poder y arrastrando las palabras. Un panorama bastante gracioso para James que está haciendo todo lo posible para no reír y burlarse de la situación, pero definitivamente cuando su amigo esté sobrio se burlará mucho de él porque la última vez que lo vio así de ebrio fue en cuarto año cuando tomó por primera vez alcohol, desde ese momento se prometió nunca más tomar hasta ese punto tras vomitar por largos minutos, hasta ahora, que rompió su promesa.
— ¡Hola miope! — saludó efusiva Némesis agitando sus dos manos.
— Hola — saludó riendo levemente— Si que eres una mala influencia para lunático.
— ¿Yooo? Él me obligó a tomar.
— No seas mentirosa o sino...
— ¿Qué me harás? — preguntó pervertidamente.
— ¡Hey! Nada de cochinadas, y tú, levántate en este instante — intentó hacerlo pero casi cayó y él le ayudó rápidamente — Por Merlín, que vergüenza Némesis.
— Déjame ser libre Reggie.
Extendió los brazos y sin querer le dio un golpe en el rostro al susodicho que respiró hondo bastante irritado por la situación y tanto Remus como James no ayudan ya que se están riendo de él.
Después de varios minutos en donde tuvieron que separarle a los borrachos porque querían ir abrazados y cantando por fin llegaron a un carruaje vacío y los sobrios tuvieron que ayudarle a subir a los otros dos que hablan en "voz baja" pero la realidad es que sus amigos escuchan todo lo que dicen. Némesis y Regulus se sentaron juntos y se taparon con la capa de invisibilidad, algo difícil ya que ella no quería pero al final la convenció de quedarse a base de chantajes.
— James — susurró Remus.
— ¿Sí?
— ¿Dónde se fue Némesis? Hace un momento estaba aquí y después puf, desapareció.
James se rio de su expresión y gestos deseando poder tener la cámara que su mamá le regaló para grabar todo este momento y luego mostrárselo a todo el mundo para causarle vergüenza a ambos.
— Está frente a ti.
— Pero yo no la veo.
— ¡Aquí estoy! — chilló la pelinegra quitando su cabeza con una gran sonrisa pero Regulus la volvió a esconder cuando el carruaje empezó a moverse.
— ¿Qué fue esa mano en su cabeza? — preguntó confundido.
— Es Regulus, también está con nosotros — le explicó pacientemente James.
— Oh, ese idiota arruinó nuestro beso, por fin ella me había dado acceso y justo tuvo que venir a interrumpir. Yo creo que le gusta Némesis.
— ¡¿Qué?! ¿Cómo que casi se besaron? Maldito Black.
— Por si se les olvida estoy aquí.
— Cállate arruinador de besos — le dijo Remus cruzándose de brazos y haciendo un puchero.
— Merlín, dame paciencia — susurró el menor soportando también que su amiga esté jugando con su cabello para mantenerla entretenida.
Y así continuaron el viaje entre charlas incoherentes, pero más que nada con Remus cantando y Némesis haciendo coro mientras reían de vez en cuando ante los malos efectos de sonidos de la chica, también con James riéndose de ellos y Regulus comprobando que tiene más paciencia de lo que imagina, y aunque no lo demostraba también le divertía un poco la situación.
Lo importante aquí es que para ambos un mal día pasó a ser un buen día gracias a quien menos esperaban.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro