" Lo siento, nunca fui buena como tú. "

𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐏𝐀𝐑𝐓: 𝐁𝐎𝐓𝐇 𝐇𝐀𝐕𝐄 𝐒𝐇𝐀𝐑𝐏 𝐓𝐄𝐄𝐓𝐇

Querido lector, conoce usted el sentimiento de incesante búsqueda. Como cazador esperando una presa que nunca llega, esperando un momento etéreo que no existe fuera de la propia mente. La búsqueda incesante e inalcanzable de sobresalir, ese anhelo de dejar una huella imborrable en el devenir de los tiempos, todo eso, es una llama que brilla y siempre brillará en el alma de los hombres. Sin embargo muchos de ellos son conformistas y dejan ir las oportunidades que les brindarían el placer de ser recordados, y eso también es parte de la llama que brilla en el corazón del hombre, que bueno que Louise no es ningún hombre.

Paris, Francia.
1990

La mente humana es definitivamente la cosa más terrible y aterradora del mundo. Hace todo tipo de cosas buenas y malas. Puede aprender y adaptarse, amar y sentir, enseñar y crear pensamientos, pero también puede destruirte desde adentro perturbando tus pensamientos y patrones de sueño, puede crear múltiples personalidades y mundos completamente diferentes. Aunque la mente puede ser aterradora y difícil de entender, también hace cosas hermosas. Tu mente te hace sentir amor y comprender el mundo. Te ayuda a aprender y a resolver problemas. Pero, aún más importante que cada una de estas cosas, la mente humana es quien te va a tirar de un acantilado o te va a sacar de él.

Louise D'Charles había llegado a la conclusión de que su mente estaba preparada para empujarla al abismo en cualquier momento, y, ¿cómo puede uno ir contra su mente? Así que ella decidió, un fatídico día de invierno, que ella sería el abismo.

—¿Acaso deseas pasar a ser un apellido olvidado? No permitiré que mi legado muera en tus manos, Louise, y espero que la idea de no estar en los libros de historia que tanto te apasionan se te haga igual de desagradable que a mí.

La pequeña Louise de tan solo 9 años ya había digerido ese mismo sermón más de una vez, y, aunque a la Louise del futuro le doliera, su padre tenía razón en una cosa, la idea de ser olvidado no solo le era desagradable, no, le era una idea repulsiva e impensable. Ella no le permitiría al mundo olvidarla.

Londres, Inglaterra.
1990

El invierno en Londres siempre había sido implacable y despiadado, pero, por alguna razón, estos días el invierno parecía ser peor que nunca, o al menos así le parecía a la mente del pequeño Tom de 10 años. A tal edad uno pensaría que no habría mucho más que búsqueda por diversión en la mente de aquel niño, pero, si has estado prestando atención, querido lector, has de saber que Tom no es lo que parece, nunca, ni lo fue a los 10 ni lo será nunca.

" Su laúd y sus libros están a su alrededor, como síntomas de su vanidad.
Si esto no es suficiente para describirlo, tómate de la nariz para pintarlo. "

—Robert Burton.

Sentado recto, libro en mano, sus ojos no se desviaron ni cuando escuchó un desgarrador grito venir de alguna parte del piso superior. Tom se había criado alrededor de gritos e inmoralidad y esto lo había convertido en un alma insensible, incapaz de sentir empatía, porque si eres demasiado suave los lobos te comerán.

Tom no admitiría que el infinito viento congelado empezaba a afectar su semblante, y aunque Tom se esforzaba por ser igual de inexpresivo que su padre (y parecía salirle bien) el anhelo por algo más profundo, por algo que le permitiera sentir sin pecar, resistía en lo profundo de su muerto corazón. La necesidad por los brazos cálidos de una madre era parte de la naturaleza humana, pero Tom había aprendido a enterrar su humanidad como uno enterraría un cuerpo, pero todo lo escondido está condenado a ser descubierto, y todo lo enterrado a ser desenterrado por manos igual de suaves que un cuchillo.