
𝐎𝐔𝐑 𝐃𝐈𝐀𝐑𝐘 | rutina de la mañana
----- 𝐎𝐔𝐑 𝐃𝐈𝐀𝐑𝐘 -----
día dieciséis
La pareja despertaba por las mañanas debido a la alarma del menor de la relación que le decía que ya debía de levantarse para irse a trabajar. Vivían en Francia desde hace dos años, Freddy tenía la costumbre de levantarse primero, si no fuera porque su esposo lo abrazaba más fuerte cada que intentaba salir de la cama, eso se le hacía tierno.
—Chip... Chip, debo de levantarme, no quiero llegar tarde otra ves.—Habló, volteandose para ver qué seguía durmiendo. Lo miró al rostro, abrazándolo durante unos momentos también. Su rutina de la mañana podía variar depende de cuánto tiempo se la pasen abrazados.
—Es temprano, chiquito.
—Para ti lo es, pero yo tengo que ir a trabajar.—Freddy dijo, agarrándole de las mejillas, jalando de estas un poco.—Realmente quisiera quedarme más tiempo contigo en la cama, lo siento porque no puedo.
Chip abrió un poco sus ojos, viendo la belleza de su esposo frente a él, esos ojitos lindos, tan brillantes por supuesto, la luz del sol de la mañana que entraba por los ventanales de la habitación, más el sonido de los pájaros fuera.
Se quedaron un poco más así, solo abrazados, hasta que por fin Freddy pudo levantarse, ambos lo hicieron, yendo al baño, así dándose un baño en la bañera, el menor se quedaba tranquilo como siempre, dejando que el mexicano se encargue de él, le gustaba sentir sus manos en su cuerpo como siempre, aunque le ponía nervioso cuando tenía que pasar por su entrepierna.
Al terminar con la parte de la mañana, Chip era el primero en salir del baño, besando a su esposo en los labios, debía de ir a hacer el desayuno en lo que Freddy se vestía.
Chip siempre le hacía el desayuno antes de que se vaya a trabajar, de igual forma lo lleva hasta la empresa, se queda una hora con él antes de irse, iba a buscarlo para salir a almorzar juntos y también iba a buscarlo para ir a casa, en el camino podrían ir a varios lugares.
—Ahora si, mi amorcito. Buenos días, mi corazoncito precioso y hermoso.—Chip se acercó a él, llenandole el rostro a besitos, causando risitas en el menor quien solo se dejaba besar.—¿Más besitos?—Preguntó, pegado a su mejilla. El menor asintió, así que se les dió.
Desayunaron juntos como siempre. Al finalizar con el desayuno, Chip lo esperaba en la sala de estar para llevarlo a su trabajo. Freddy regresó ya completamente arreglado, se veía hermoso como siempre.
Se acercó a su esposo, abrazándolo.
—¿Me veo bien, verdad?—Freddy se alejó un poco de él, queriendo saber. Aunque no era necesario preguntarlo.
—Te ves precioso, bebecito. Como un príncipe, osito.—Lo cargó unos momentos, dándole un beso en los labios.—Ahora vamos, no quiero otro problema con tu madre, chiquito.
Freddy rió suave con eso, caminando de la mano con su esposo hasta fuera. Chip condujo hasta la empresa, aquel gigantesco y formal edificio donde trabajaba su esposo, era el jefe de todo ese lugar, así que todos los trabajadores lo esperaban para saludarlo.
—Bonjour.—Saludó con su voz sería y profunda, agarrándose de la mano de su esposo para poder entrar. Chip siempre se sorprendía del drástico cambio de Freddy apenas sale del auto, en su rostro y en el tono de su voz. Nunca se iba a acostumbrar a eso, pero era lindo de cierta forma.
—¿Dónde estabas, Freddy? Casi llegas tarde otra ves.—Chica regañó al Fazbear cuando entró al edificio. Ella era su acompañante en todo el día en la empresa, lo ayudaba en varias cosas.—Te vas a meter en problemas con tu madre.
—Lo sé.—Freddy respondió, luego mirando a la rubia.—No te preocupes, Chip hablará con ella si se molesta. Cada que ve a Chip se pone de buen humor, es extraño.
—... ¿No será porque sabe que le vas a dar nietos?
—... Tal vez.—El menor respondió, comenzando a pensar en eso. Eso explicaría el porque su madre hablaba de bebés con Chip a veces. El mexicano siempre había dicho que era mejor esperar a que su esposo diga que quiere tener un bebé, no iba a dejarlo embarazado a la fuerza por supuesto.
Chip miró a Freddy, ayudándolo con su saco para cargarlo él, solo escuchaba a ambos hablar en francés. Cómo odiaba cuando hablaban en francés, porque no entendía nada, se preguntaba de que tanto hablan.
—Je suis toujours en train d'y réfléchir. J'ai peur de ce qu'il pensera de moi, tu crois qu'il aura peur que je veuille huit enfants avec lui ?
« Todavía estoy pensando en ello. Tengo miedo de lo que piense de mí, ¿crees que tendrá miedo de que quiera tener ocho hijos con él? »
—Huit enfants, c'est beaucoup, Freddy, tu y as pensé ? Pense à la difficulté que ça va représenter pour toi.
« Ocho niños es mucho, Freddy, ¿has pensado en eso? Piensa en lo difícil que será para ti. »
—Qui a dit que j'allais porter tous ces bébés ?
« ¿Quién dijo que iba a llevar a todos estos bebés? »
Freddy cruzó sus brazos, riendo. Él jamás dijo que él iba a embarazarse en específico.
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