𝟱
-ˏˋ⋆ 𝐜𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝟓: 𝐥𝐚 𝐩𝐮𝐬𝐡 ⋆ˊˎ-
- ͙۪۪̥˚┊❛ sᴏɴɢ ʀᴇᴄ ❜┊˚͙۪۪̥◌
Belong Together
𝘔𝘢𝘳𝘬 𝘈𝘮𝘣𝘰𝘳
1:14 ─────●───── 2:33
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A la mañana siguiente, me desperté en cuanto sentí la luz del sol atravesar la ventana y darme directo en la cara. Me quejé mientras trataba de cubrir mi rostro con el cobertor, lo cual resultó peor ya que una oleada de calor me recorrió entera.
Rendida, me levanté de mi cama y caminé al baño. En cuanto me vi al espejo, me di cuenta del inminente desastre que era en ese momento: mis ojos estaban rojos e hinchados por la cantidad de lágrimas que solté la noche anterior, y estaban rodeados por unas horribles ojeras al no descansar apropiadamente; no me había cambiado de ropa para dormir, así que llevaba la misma ropa de ayer, lo cual no sería un problema si no fuera porque estaba totalmente sudada; mi cabello también era un desastre al estar lleno de nudos y sudado, y por si fuera poco, mi estado mental tampoco ayudaba.
Suspiré mientras me desvestía, colocando mi ropa en el cesto de la ropa sucia. Hice mis necesidades, me lavé los dientes y me adentré a la regadera para tratar de lavar el día, o en este caso, la noche.
Mi baño era una de mis áreas favoritas de la casa. Era bastante grande, con azulejos de un blanco hueso que le daban una aspecto de limpieza y calma. Había una regadera y una tina grandes, dos lavabos, dos espejos, y mi parte favorita: un vanity gigante con, adivinaron, un montón de productos para el cuidado de la piel y algo de maquillaje. Era increíble y estaba completamente iluminado por la luz natural del día que entraba por un tragaluz colocado estratégicamente en el techo.
En cuanto salí del baño, me envolví en una toalla y, colocando algo de música, me dirigí a mi clóset para elegir el outfit del día. Mi clóset también era grande, aunque no tanto como mi baño, y se basaba en colores de madera oscura que le daban un toque elegante y acogedor. Estaba lleno de converse, suéteres, sudaderas, crop tops, camisetas oversize, shorts y baggy jeans.
Elegí una camiseta de manga corta color blanco con el logo de 'The Smiths', una de mis bandas favoritas, y lo combiné con un short de mezclilla, perfecto para el calor, unas calcetas delgadas blancas, y unos tenis deportivos del mismo color que encontraba cómodos. Para asegurar mi short, que me quedaba un poco grande de la cintura, me coloqué un cinturón negro, recordando que más tarde debía ir al bosque, así que quería estar preparada y cómoda por si tenía que correr.
Recogí mi cabello en un messy bun, dejando que mis bangs enmarcaran mi rostro, y procedí a hacer mi rutina de skincare, intentando disminuir la hinchazón de mis ojos y disimular mis ojeras, aprovechando que apenas eran las 9 de la mañana, logrando reducir un poco el enrojecimiento de mis ojos, clasificándolo como aceptable.
Al final, decidí colocarme un poco de rubor ya que me veía casi tan pálida como los Cullen; al pensar en ellos, volví a sentir la misma culpa que me había consumido la noche anterior, pero antes de que volviera a sumergirme en ella, mi estómago rugió, indicándome que debía comer.
Me levanté y bajé a la cocina, donde para mi sorpresa estaba mi madre cocinando mi desayuno favorito: waffles con fresas y miel. En cuanto me vio, se acercó a mí con una expresión muy preocupada.
—Cielo, ¿Te sientes bien? Ayer los Cullen me dijeron que te sentiste mal y preferiste ir a descansar, estaba muy preocupada pero para ese momento ya estabas dormida — dijo apresuradamente mientras levantaba su mano para examinar mi rostro y tocaba mi frente para verificar mi temperatura —. ¿Ya te sientes mejor? Estoy preparando tu desayuno favorito —me sonrió con cariño pero sin dejar de lado su preocupación
—Ya me siento un poco mejor, tal vez coloqué el aire acondicionado de la sala de cine muy fuerte. No te preocupes —le sonreí lo mejor que pude, no me gustaba mentirle pero ahora se estaba volviendo algo recurrente.
"¿Es que hay algo que pueda hacer bien hoy?" pensé abatida.
—Vale, pero siéntate, que debes de tener hambre. Pensé que dormirías un rato más, tu padre sigue dormido—me dijo mientras regresaba a sus labores, no sin antes escanearme una última vez con la mirada. Me senté en una de las sillas de la barra mientras esperaba a que el desayuno estuviera listo.
—Lo intenté pero hacia mucho calor, así que me di un baño. Tal vez luego de desayunar me vuelva a dormir un rato —me encogí de hombros.
—Pero ¿ya te sientes mejor? — asentí sin convicción — ayer antes de que los chicos nos dijeran que te sentías mal, los señores Cullen nos invitaron a comer a su casa hoy y...
—No me siento lo suficientemente bien para salir hoy —mentí, interrumpiéndola de una manera más brusca de lo que pretendía, ganándome una mirada confundida de mi madre ante mi comportamiento—, pero vayan tú y papá, total somos vecinos —retome la palabra para tratar de aminorar la tensión, lo cual fue peor ya que recordé a Alice diciendo lo mismo el día de ayer, volviendo a sentir la dichosa culpa—. Si pasa algo, los llamo — dije, evitando su mirada y jugando con mis dedos.
—¿Estás segura, cielo? Iba a avisarles que no íbamos para quedarnos a cuidarte —me miró preocupada mientras comenzaba a servirme los waffles en un plato.
—No hay necesidad, vayan y diviértanse, se ve que son muy buenas personas. — "definitivamente esta conversación no me esta ayudando" — Si preguntan, diles que agradezco la invitación pero que no me siento muy bien, ¿sí? —le agradecí cuando colocó el plato frente a mí, pero empecé a jugar con la comida al sentir mi estómago cerrarse.
—Bueno, pero si cambias de opinión, no dudes en decírmelo. Y mantén el celular cerca y con sonido, nos llamas si pasa cualquier cosa, dejas cerrada la puerta, no le abras a extraños y... —comenzó a enlistarme varias cosas, pero dejé de prestar atención—. ¿Entendido?
—Claro como el agua. —Comencé a comerme mis waffles, lamentablemente sin disfrutar bocado. Cuando terminé, me fui a mi habitación y me encerré.
[...]
Mis padres acababan de irse a la casa de los Cullen. Mi padre se había visto bastante reacio a la idea, pero después de que insistiera durante casi una hora y media, aceptó, no sin antes darme un montón de indicaciones, al igual que mi madre, y darme un beso en la frente como despedida.
Cada vez se acercaba más la hora de ir al bosque, y yo no podía contener los nervios. Sabía que para ir tendría que escaparme porque ya les había dicho a mis padres que no me sentía bien para evitar ir a la casa de los Cullen, pero no podía evitar sentirme mal.
"¿Habrá algo que no te haga sentir mal?" pensé molesta conmigo misma mientras terminaba de meter algunas cosas en mi mochila antes de irme. El día estaba excepcionalmente soleado, algo que sabía que no iba a presenciar mucho, por lo que me coloqué mucho bloqueador y, en lugar de llevar alguna sudadera en mi mochila, me puse unos lentes de sol ovalados en la cabeza.
Había decidido irme un rato antes para poder conocer un poco más del bosque, y, si podía, la playa. La Push era una playa muy bonita, o por lo menos lo parecía, y daba la impresión de ser muy tranquila. No planeaba nadar hoy, pero sí caminar por ahí. Tal vez el sonido del mar podría ayudar a calmar mi estado de ánimo antes de encontrarme con los lobos.
Con ese pensamiento en mente, salí de la casa con mucho cuidado para que no me vieran, no sin antes dejar una nota a mis padres diciendo que salí al supermercado porque quería comer fresas. Me las había terminado todas el día anterior con el cheesecake y con los waffles, así que era una excusa válida, ya que casi siempre comía frutos rojos cuando me sentía mal para subirme el ánimo. Además, evitaría que se preocuparan en caso de que regresaran y no estuviera.
Conforme me fui acercando a la playa, el calor del sol me fue consumiendo lentamente, definitivamente el sol en Forks no era una broma. Sin embargo, las vistas de la playa eran igualmente impresionantes. Cuando llegue, La Push se desplegó ante mí con un encanto salvaje y natural. La arena, fina y de un blanco perlado, se extendía como un tapiz en el que las olas rompían suavemente, dejando una estela espumosa que contrastaba con el azul profundo del océano mientras que las formaciones rocosas en la distancia y los acantilados cubiertos de vegetación añadían un toque dramático al paisaje.
Aunque era sábado, y había algunas personas disfrutando del sol y del mar, el lugar no estaba abarrotado. Después de vivir en Los Ángeles, donde las multitudes eran una constante, encontrar el nivel de tranquilidad que había en playa era un alivio. La Push no estaba llena de turistas ni de ruido; en cambio, ofrecía una quietud que solo se encuentra en los lugares más remotos y sin tocar. En cuanto sentí la brisa marina acariciar mis piernas y brazos descubiertos, una armonía me envolvió. No pude evitar suspirar con alivio; realmente había extrañado esta paz mental durante las últimas horas.
Estuve caminando por la orilla un rato, disfrutando de lo que me provocaba la brisa marina, hasta que encontré un rincón perfecto para sentarme y contemplar la vista. Aunque el lugar estaba algo escondido entre unas rocas y troncos, ofrecía una vista espectacular de la playa y del mar. En cuanto me senté, me arrepentí de no haber traído un libro ni unos audífonos conmigo, pero aún así decidí quedarme ahí disfrutando del ambiente hasta que llegara la hora acordada para ir al bosque. Aunque, como suele ocurrir, las cosas no salieron como las planeé.
Después de unos treinta minutos, escuché pasos acercándose en mi dirección. No le presté mucha atención al principio, ya que había visto varios grupos de adolescentes, adultos y niños pasear por allí sin que me molestaran. Sin embargo, este grupo parecía particularmente ruidoso.
— ¡Ya quiero verla, no puedo esperar! — exclamó un chico detrás de mí con su voz rebosante de emoción.
— Yo también, lástima que hayamos quedado a la misma hora de ayer — dijo otro chico con un tono de desilusión — falta mucho tiempo — se quejo alargando la ultima palabra antes de resoplar.
— Por lo menos podemos prepararnos mentalmente antes de conocerla mejor y planear lo que le vamos a decir — intervino otro, intentando calmar a los demás, aunque su voz lo traicionaba delatando sus propios nervios.
— ¡Oh, vamos, Sam! — se quejó otro con molestia — tú también te mueres por conocerla aunque no lo admitas. Tú también lo sentiste... — agregó con un tono de burla pero inmensa alegría, como si pensar en esa persona lo hiciera automáticamente feliz.
"Deja de escuchar conversaciones ajenas de chicos desconocidos y céntrate en relajarte, que para eso viniste aquí," me regañó mi consciencia "pero es que me causa mucha curiosidad" pesé con un puchero. Me dispuse a mirar mi reloj para verificar que todavía no tuviera que irme y tratar de distraerme de los chicos detrás de mí.
— ¿Creen que nos acepte? — preguntó otro chico con un tono inseguro y un leve temblor en su voz, como si tuviera miedo de que no fuera así. Me sentí un poco mal al percibir su inseguridad, causando que empatizara con él y regresando mi atención a la conversación.
— ¿Y si le llevamos un ramo de flores? Tal vez le gusten, ¡o chocolates! A las chicas le gustan — exclamó otro de ellos con ilusión.
"Que tierno. Él es mi favorito, se nota que es el más inteligente." pensé con diversión y ternura, el sonaba como el menor de todos los presentes.
— Céntrate Seth. No podemos hacer eso, primero tenemos que explicarle la situación — dijo una chica con un tono firme pero cariñoso —. Y por supuesto que nos va a aceptar. Nos amará, ya verán — había una convicción tan firme en su voz que era casi contagiosa, sonreí ante su seguridad, me gustaría tenerla.
"¿De qué estarán hablando?" estaba a punto de levantarme cuando sentí una presencia extremadamente cálida acercándose a mí.
— Disculpa, podrías... — escuché una voz masculina hablándome, pero extrañamente se detuvo antes de terminar lo que iba a decir. Confundida, me giré para verlo y me quedé igual de paralizada que él.
Volví a sentir una conexión en cuanto lo enfoqué en mi campo de visión, pero era diferente a lo que sentía con los Cullen. Era un vínculo no intrusivo, más bien, parecía que llevaba formándose desde hace tiempo, era tan intenso que abarcaba todos mis sentidos.
Cuando volví en mí, me di cuenta de que era un chico increíblemente guapo y alto, con una complexión atlética que se destacaba bastante debido a su torso descubierto, mostrando músculos bien definidos. Su piel era de color caramelo y su rostro tenía facciones muy masculinas, con una mandíbula marcada que acentuaba su atractivo. Su cabello negro caía en mechones desordenados sobre su frente, dándole un aire desenfadado que le sentaba a la perfección. Tenia una presencia inminente, que extrañamente me hacia sentir relajada y protegida.
Aparentemente, él también salió levemente de su asombro ya que su expresión paso de sorprendida a alegre. Una sonrisa emocionada se formo en su rostro, haciendo imposible no sentirme atraída a su persona. Pero lo que más me atraía de él, con creces, eran sus ojos profundos de un café oscuro con matices avellana y verde bosque. Eran tan intensos y penetrantes que me hipnotizaban, causándome la impresión de que podría pasarme horas admirando cómo capturaba la luz de manera magnética.
A pesar de ser un desconocido, había algo extrañamente familiar en su mirada, como si ya lo hubiera visto en algún lugar pero no pudiera ubicarlo con precisión, lo que añadía un toque de misterio a su presencia. Podía sentir el vínculo inmediato latiendo fuertemente en mi pecho, con un sentimiento profundo y romántico, indicándome que esto iba más allá de una simple atracción física, llegando a un nivel emocional.
— Jake, ¿qué estás...? — una voz me hizo apartar la mirada de Jake, como había dicho el otro chico que se llamaba. Este nuevo chico también era deslumbrante, pero de manera distinta.
Tenía una estatura similar a la de Jake, pero su complexión era ligeramente más esbelta aunque igual de musculosa, mostrando una fuerza evidente bajo su piel bronceada. Su rostro gozaba de facciones bien definidas, pero la suavidad de su expresión le daba una apariencia menos amenazante a simple vista. Su cabello castaño tenia un corte despreocupado pero cuidado al mismo tiempo. Sus ojos, de un marrón profundo, eran cálidos y amigables, mirándome con intensidad en ese momento.
Su sonrisa mostraba una fila de dientes blancos pero con una alineación ligeramente imperfecta que solo le añadía encanto, contribuyendo a su apariencia atractiva y genuina. Aunque no era tan imponente, emanaba una energía acogedora y segura, haciendo que me sintiera cómoda a su alrededor. Su presencia aportaba un equilibrio perfecto, proporcionando una calma natural a través de nuestro vínculo, el cual, similar al que acababa de sentir, ya estaba activado, y solo se regocijó ante su presencia.
"Otro vínculo..." procesé asombrada, parpadeando varias veces "¿Cuántos se supone que voy a experimentar?" ya a este punto ni siquiera era una queja, era una pregunta genuina.
— ¿Qué les está tomando tanto tiempo allá? — otra voz masculina, esta un poco más irritada, se escuchó a mis espaldas.
Suspire resignada, antes de mirar en su dirección, encontrándome con un chico igual de atractivo pero con una presencia aún más intensa que la de los dos anteriores. Era alto y con una complexión fuerte, sus músculos parecían esculpidos y resaltaban el color ámbar de su piel bajo el sol. Poseía un aire de confianza casi desafiante, viéndose muy seguro de sí mismo.
Su rostro era anguloso, con pómulos altos y bien definidos que acentuaban su estructura ósea, dándole un aspecto de fuerza. Su mandíbula, la cual estaba aún más marcada que la de Jake, complementaba el resto de sus facciones, creando un equilibrio perfecto. Su cabello corto, de un negro profundo, estaba ligeramente despeinado, añadiéndole una apariencia ruda y salvaje.
A diferencia de los otros dos, su energía era más explosiva y visceral, como si siempre estuviera listo para saltar a la acción, lo cual relucía en su mirada. Sus ojos, que eran de un tono café tan oscuro que parecía casi negro, brillaron con una mezcla de sentimientos en cuanto nuestras miradas se encontraron. Su presencia era electrizante, haciendo que el aire a nuestro alrededor se sintiera cargado de una intensidad causada por el vínculo. Había algo magnético en su actitud, una atracción peligrosa que era difícil de ignorar.
— ¿Sí? — tartamudeé en dirección a Jake, cuando me recuperé del impacto inicial, intentando articular una respuesta. Al parecer ellos todavía estaban procesando la situación, por lo que preferí levantarme de mi lugar para quedar a su misma altura, causando que se sobresaltarán pero al ver que no me movía volvieron a estar tranquilos. No paso ni un minuto cuándo sentí a los demás acercarse para ver dónde estaban sus amigos, quienes seguían viéndome entre felices, incrédulos y embobados.
Inevitablemente sonreí con afecto ante sus miradas, era como si sus ojos me estuvieran profesando su amor de mil maneras distintas, causando que ellos sonrieran aún más.
—¿Qué está sucediendo? —preguntó una voz masculina a mis espaldas con desconfianza.
— Yo... — solté con la boca seca, no podía hablar y, aparentemente, los chicos frente a mí tampoco. Sentí como si todos hubieran soltado un jadeo colectivo en cuanto mi voz salió de mi boca — no lo sé — dije finalmente.
Era la verdad, no tenía la más remota idea de qué estaba pasando. Entendía que era el dichoso vínculo, pero eso no significaba mucho porque ni siquiera lo comprendía realmente. Nadie detrás de mí dijo nada ni se movió, así que, sin moverme, decidí tratar de explicar la situación.
»Yo estaba sentada ahí —señalé el lugar— cuando él llegó —indiqué a Jake— y estaba a punto de decirme algo, pero de repente... —hice una pausa, moviendo las manos en el aire mientras buscaba las palabras— algo sucedió. Lo mismo pasó con los otros dos —añadí, frustrada al no poder explicarme correctamente.
Sentí una intensa aura de calor detrás de mí, similar al calor que emanaban los chicos frente a mí, y supuse que los demás del grupo se habían acercado. Estaba demasiado asustada para voltear.
"¿Qué tal si surge un vínculo entre nosotros también? Ya era lo último que me faltaba, primero los lobos y luego... Espera, los lobos ¡Sus ojos!" La sorpresa me invadió en cuanto hice la conexión, "¿ellos son los lobos? ¿cómo es posible?" Me giré lentamente, incapaz de contener más la curiosidad, encontrándome con otros cuatro chicos y una chica.
"Definitivamente son ellos," pensé cuando miré sus ojos, y como era de esperarse, ellos también se paralizaron y sus miradas se iluminaron, dando paso a la conocida sensación de aquel vínculo en mi pecho.
No sabia qué demonios hacer en ese momento ¿me iba? ¿me quedaba? ellos parecían muy cómodos detallándome así que ¿por qué no hacer lo mismo?
El primero en captar mi atención estaba ligeramente más cerca de mí en comparación con los demás; parecía ser el líder. Tenía una presencia dominante y segura, irradiando autoridad sin siquiera decir una palabra. Alto y fuerte, su complexión atlética reflejaba su rol al ser el más fornido de todos. Su piel morena brillaba bajo el sol, y su rostro estaba esculpido con rasgos poderosos y atractivos. Tenía una mandíbula firme y unos pómulos marcados que le daban un aire decidido y varonil. Su cabello negro y corto acentuaba sus penetrantes ojos de color avellana que brillaban con una intensidad casi intimidante que parecía atravesar mi alma. Cada uno de sus movimientos, aunque mínimo, parecía cuidadosamente calculado y controlado, revelando su naturaleza alfa.
Me encontraba hipnotizada por su atractivo imponente, incapaz de apartar la mirada de él. Sus ojos se encontraron con los míos, y en ese momento sentí un fuerte tirón en mi pecho e inesperadamente, también entre mis piernas. El mundo a nuestro alrededor pareció desvanecerse, dejándonos solo a él y a mí en una burbuja de emoción pura y cruda. Era como si nuestras almas se hubieran reconocido y unido en un solo instante, creando una mezcla abrumadora de deseo lascivo y desenfrenado.
Su expresión pasó de cautelosa a sorprendida, y luego a perspicaz al darse cuenta del efecto que tenía en mí. Una sonrisa traviesa y seductora curvó suavemente sus labios, mostrando que entendía perfectamente el sentimiento que estaba formándose en mi interior ante nuestra interacción, causándome un sonrojo y robándome el aliento.
La prevalencia del vínculo entre nosotros era innegable; el lazo se sentía mucho más profundo que cualquier otro que hubiera experimentado antes. Parecía que el hecho de que fuera el alfa hacía que nuestro vínculo fuera más fuerte e intenso, pero al mismo tiempo también causaba un sentimiento mucho más apasionado a su alrededor. Era como si el aura entre nosotros fuera más vehemente y fogosa, de una manera que solo se podría clasificar como mágica. La intensidad de su mirada, combinada con la calidez de su sonrisa, me hizo sentir una mezcla de seguridad y pasión que era difícil de ignorar. Su presencia me estaba impactando de una manera que no podía asimilar, dejándome con la certeza de que nuestras vidas estaban ahora entrelazadas de una manera irreversible y dejándome la duda de si así se sentía cuando un vínculo completamente fortalecido.
Con esa duda en mente, dirigí mi atención al chico que estaba a su lado, el cual tenia un aura completamente diferente. Destacando por su actitud tímida y la forma en que sus mejillas se sonrojaban al verme, volviéndose completamente rojas en cuanto posé mi mirada sobre él. No era tan alto como los demás pero si era más alto que yo, su complexión atlética era evidente, con sus músculos definidos. Su rostro se caracterizaba por sus pómulos que aportaban una estructura atractiva, unas cejas bien definidas y una nariz recta.
Tenía una expresión adorablemente nerviosa, con sus ojos grandes y acogedores de color caramelo cargados de curiosidad y cariño. Su cabello chocolate, ligeramente más largo que el de los demás y con un toque desordenado, caía en mechones irregulares sobre su frente, terminando justo por encima de la oreja en un corte shaggy que le confería un aire juvenil y encantador con un toque desenfado y natural.
Sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa tímida y adorable cuando volví mi mirada a sus ojos, revelando su naturaleza dulce y amable. Noté que cada vez que nuestros ojos se encontraban, su sonrojo se profundizaba y se mordía el labio inferior nerviosamente, por lo que no pude evitar pensar en lo lindo que se veía en ese estado. A medida que nuestras miradas se cruzaban, una sensación cálida y acogedora se instalaba en mi pecho, como si hubiera encontrado a alguien con quien compartir los momentos más felices de la vida.
El vínculo que sentía con él era diferente, con una inclinación más dócil y sumisa pero al mismo tiempo igual de desenfrenada y profunda. Su sonrisa tímida y su mirada curiosa hicieron que mi corazón latiera más rápido, creando una conexión romántica llena de afecto y dulzura. Su timidez no hacía más que intensificar el encanto que irradiaba, y me encontré deseando conocer más sobre él y de acurrucarme en su pecho, mientras encontraba la comodidad que, sin saberlo, tanto me faltaba y necesitaba. Me sentí enamorada por su naturaleza genuina y gentil, la profundidad de este nuevo vínculo se sentía como un lazo de amor inocente y puro, llenando mi corazón con una emoción acogedora e intensa. Le sonreí comunicándole mis emociones, recibiendo una sonrisa amorosa y alegre de su parte como recompensa.
Al igual que con los otros chicos, no quería apartar mi mirada de la suya, pero cuando finalmente lo hice me encontré con un chico que parecía equilibrar la serenidad con el entusiasmo a la perfección, capturando mi atención de inmediato. El chico se encontraba con una postura despreocupada pero inclinada en mi dirección, demostrando su interés hacia mi persona. Se veía notablemente tranquilo y relajado, como si esta situación no lo preocupara en lo más mínimo y, por el contrario, lo hiciera muy feliz. Lo que me sorprendió fue que, a medida que lo detallaba, podía sentir que me compartía su tranquilidad a través de nuestro vínculo; causando que un suspiro de satisfacción saliera de mis labios.
En cuanto registró que lo estaba mirando, me sonrió con tranquilidad y cariño, como si hubiera sentido la forma en la que mi estrés se disminuyo en cuanto lo mire; otorgándome otra ola de paz, consiguiendo eliminar completamente el agotamiento que me estaban causando las diversas emociones que estaba sintiendo.
Su sonrisa se incrementa, como si hubiera sentido eso también. "¿Será que el vínculo nos permite sentir las emociones del otro?" Me pregunté con curiosidad antes de seguir observándolo.
Él tenía una complexión atlética similar a los demás, pero sus facciones eran un poco más suaves y redondeadas, menos angulosas que las del líder. Su cabello castaño oscuro y ondulado enmarcaba su rostro en un corte cortina que realzaba sus ojos ámbar llenos de vida. A pesar de su aparente serenidad, había una chispa de diversión e interés en su mirada, como si estuviera a punto de contar un chiste o hacer una broma para coquetearme y disminuir la complejidad de la situación al mismo tiempo.
Sus movimientos eran fluidos, casi adormilados, mostrando una confianza que era difícil de ignorar, y junto a su actitud despreocupada y su mirada chispeante, le añadían una capa de fascinación a nuestra conexión, haciendo que me sintiera atraída por su naturaleza juguetona y su encanto irresistible. El vínculo que sentía con él era una mezcla inusual entre paz y frenesí, cada vez que nuestras miradas se cruzaban, sentía una mezcla de emociones vivas y emocionantes, como si encontrara a alguien con quien compartir miles de momentos alocados a lo largo de mi vida, pero también con una comodidad inesperada, indicándome que también viviría muchos momentos tranquilos; siendo él el que me impulsaría a vivir mi vida al máximo, pero también él que siempre me protegería cuando lo hiciera.
Con mis emociones renovadas y tras dedicarle una sonrisa relajada, que él respondió con un guiño que me sacó una risilla divertida, llevé mi atención hacia la única chica del grupo.
Su belleza era absolutamente cautivadora, llamando mi atención de inmediato. Alta y esbelta, su figura atlética se movía con una elegancia natural. Su piel de un tono dorado resplandecía bajo el sol, acentuando aún más su presencia. Sus facciones, finas y simétricas, incluían pómulos altos que resaltaban una mandíbula delicada pero definida. Su cabello castaño ceniza y rizado caía en cascada sobre sus hombros, enmarcando su rostro de una manera muy sofisticada para un corte swag. Sus ojos cafés eran grandes y expresivos, reflejando una fuerza interior y confianza inquebrantable, mientras que su sonrisa segura y sensual, acentuada por labios llenos y bien formados, revelaba una conciencia de su atractivo. Me sonrió con una coquetería natural, mostrando claramente su seguridad en sí misma.
El vínculo que sentía con ella era tan fuerte como el impacto de su belleza. A medida que nuestras miradas se cruzaban, experimenté una mezcla de atracción profunda y respeto, como si encontrara en ella una fuerza que resonaba con mi propia búsqueda de autenticidad y conexión. Su confianza y aura poderosa creaban una sensación de magnetismo irresistible, despertando en mí una conexión romántica que iba más allá de lo físico. Era como si nuestra interacción prometiera una relación basada en una admiración mutua y pasión, con una chispa de intensidad que ofrecía no solo una atracción romántica, sino también una profunda conexión emocional que estaba deseando explorar.
Verla era un espectáculo visual impresionante, pero sentir su presencia en mi interior era aún más asombroso. Al descubrir que ellos podían percibir mis emociones, intenté ver si yo podía captar las suyas, me sorprendió darme cuenta de que no solo podía sentir eso, sino también su presencia, como si pudiera percibir su alma dentro de mí. A pesar de su innegable seguridad, también sentí sus miedos e inseguridades, lo que me hizo sentir aún más conectada con ella. Era como si hubiera una parte de cada una de nosotras en la otra.
No estaba muy segura si notó mi intrusión, pero cuando volví a la realidad, me ofreció una sonrisa auténtica. Su expresión ya no albergaba esa perfección inalcanzable, sino que se volvía más vulnerable y humana, pero igual de feliz. Correspondí su sonrisa antes de dirigir mi mirada al ultimo chico, el cual se movía con entusiasmo, como si estuviera ansioso por tener contacto conmigo, captando mi atención con su ternura natural.
Era un chico que parecía ser un poco más joven que los demás, quizás un año menor que yo, su presencia era notablemente atractiva pero con un deje de timidez. Su sonrisa, suave y sincera, irradiaba una calidez reconfortante que no se podía pasar por alto. Aunque su complexión no era tan imponente como la de los otros chicos, su presencia era igual de notable debido a su postura confiada, como la de la chica, pero ligeramente reservada, añadiéndole una capa extra a su atractivo.
Las facciones de su rostro eran igual de intimidades, pero estaban matizadas por su expresión, la cual reflejaba una mezcla de timidez y genuina curiosidad que solo añadía a su encanto. Esta mezcla creaba un aire de cercanía que hacía que su presencia fuera acogedora y cautivadora.
Sus ojos cafés, grandes y expresivos, estaban llenos de bondad y amor, reflejando una sincera amabilidad que era casi palpable. Compartía cierto parecido con la chica, lo que me llevaba a pensar que compartían algún parentesco. Su piel también tenia un tono similar al de la chica, solo que era un poco más miel, contrastando con su cabello despeinado y castaño que le daba un aire juvenil y adorable.
Al explorar en el vínculo con él, sentí una oleada de ternura e intimidad que era a la vez dulce y conmovedora. La sensación era diferente de las demás conexiones que había experimentado; era una mezcla de atracción romántica y un profundo sentido de protección y cuidado por ambas partes. Era como si su amabilidad y la forma en la que me miraba con una sonrisa genuina crearan un ambiente en el que me se sentía completamente comprendido y valorada. Cada vez que nuestros ojos se encontraban, sentía que el mundo a nuestro alrededor se volvía más cálido, como si hubiera una promesa de una relación basada en una conexión emocional auténtica y profunda.
Cuando terminé de verlos a todos, ellos parecían ya llevar un rato plenamente conscientes por lo que los primeros tres chicos que había visto ya se habían integrado con el grupo frente a mí.
Aparentemente había pasado un buen rato observándolos, ya era prácticamente el atardecer. Me sentí algo nerviosa ante sus miradas, sonrojándome un poco. En sus ojos no había más que diversión, dándome a entendedor que no estaban enojados, pero eso no me evitó que empezara a jugar con mis dedos al sentirme tan expuesta, no me sentía incomoda pero sí algo tímida.
— En fin, la verdad nunca he sabido cómo romper el hielo en este tipo de situaciones así que... — me encogí de hombros y volví mi mirada hacia ellos con una sonrisa — Hola.
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¡¡¡AHHHHHHH!!! ¿Qué opinan? 👀👀👀👀
Quería hacerles este cap más largo pero me parece que ya los abrume con tanta descripción (5335 palabras) así que les doy tiempo a procesar que ¡Ya conoció a los Quileute! Yeeeey.
¿Qué creen que pasara? ¿Los padres se darán cuenta que se escapo? ¿Los Cullen? Uffff, se viene jsjsjs
Saben que los leo en comentarios y no olviden dejar su voto si les gustó el capitulo, besoooos y hasta la próxima ♡
PDT: ¡Outfit de Anna en multimedia! ¿Han escuchado The Smiths? Se los recomiendooo.
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