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-ˏˋ⋆ 𝐜𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝟑: 𝐭𝐡𝐞 𝐝𝐢𝐧𝐧𝐞𝐫 ⋆ˊˎ-

- ͙۪۪̥˚┊❛ sᴏɴɢ ʀᴇᴄ ❜┊˚͙۪۪̥◌
Thinking Out Loud
𝘌𝘥 𝘚𝘩𝘦𝘦𝘳𝘢𝘯
4:14 ─────────●─ 4:30
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¿Recuerdan que hace unos momentos me sentía más preparada que nunca para enfrentar todo lo que viniera? Pues ya no. No después de encontrarme en la sala de cine del segundo piso con mis futuros compañeros de clase, que parecían ser sacados de una revista de modelos, y ahora crushes inalcanzables, acurrucados alrededor de mí con su piel anormalmente fría y relajante al tacto con toda la confianza del mundo, como si no acabáramos de conocernos, mientras vemos una película de terror que tiene a una de ellas saltando encima de mí cada vez que sale una escena terrorífica.

Pero, ¿cómo terminé en esta situación? Les cuento.

Después de lo que pareció una eternidad para llegar a casa, y con mi mente hecha un desastre, les avisé a mis padres que ya había llegado para que no se preocuparan más.

— ¡Mamá, papá, ya llegué! — grité en cuanto abrí la puerta, escuchando cómo mi mamá salía corriendo de la cocina.

— Cielo, ¿por qué tardaste tanto? Nos tenías preocupados. — me dijo mi madre mientras encunaba mi rostro entre sus cálidas manos, escudriñandolo con preocupación.

— Disculpa, mamá, me entretuve más de lo que quería... — me rasqué la nuca, algo avergonzada.

— No te preocupes, cariño. — negó, más tranquila después de ver que estaba bien. Fue entonces cuando me di cuenta del delicioso olor que salía de la cocina y de su delantal.

— ¿Alguna ocasión especial? — le pregunté con curiosidad, mi mamá siempre cocinaba pero nunca se ponía ese delantal en especifico a menos que fuera una cena importante.

— ¡Oh! ¿Viste que hay una casa cerca de aquí? — asentí — Bueno, hace un rato tu padre y yo estábamos sacando las cajas vacías de la mudanza para que se las llevara la basura y poder ir a comprar la despensa cuando nos topamos con algunos miembros de la familia que vive ahí. Son una familia muy agradable, ¡y tienen hijos de tu edad! Además, van a la misma preparatoria que tú. — sonrió con efusividad, entusiasmada.

» Entonces me pareció una buena idea invitarlos a cenar para que conozcas a algunos de tus compañeros. Así que ve a arreglarte porque los Cullen llegarán en dos horas.— su sonrisa nerviosa y la manera en la que trastabilló más de una vez al mencionar el apellido de la familia no pasaron desapercibidas para mí, pero decidí no darle vueltas al asunto y hacerle caso.

No voy a mentir, estaba emocionada por conocerlos, pero eso no significaba que no estuviera nerviosa. Nunca había sido la chica más popular, y normalmente solo era extrovertida con las personas que ya conocía, así que esto suponía un nuevo reto.

Terminé de ver mi reflejo en el espejo. Opté por algo simple: un suéter con rayas blancas y de distintos tonos azules, unos jeans de tiro alto de color negro deslavado y unos converse baby blue.

Por último, me coloqué unos pendientes azules con blanco y negro que simulaban ojitos, un poco de brillo labial, un toque de rubor, y dejé mi cabello ondulado suelto, colocándome una diadema azul para verme más arreglada.

Era una cena casual así que no debía arreglarme tanto, pero quería causar una buena primera impresión.

Sonreí una última vez a mi reflejo antes de ir al piso de abajo y ayudar a mi mamá con los últimos preparativos. No había tardado tanto en bañarme y arreglarme, por lo que estimaba que faltaba una hora y media para que llegaran los Cullen.

— ¡Qué linda te ves, hija! — me dijo mi madre en cuanto me vio entrar a la cocina, causándome una sonrisa —. Toma, no queremos que te manches ese lindo conjunto. — Me extendió un delantal antes de decirme en qué quería que la ayudara.

La mesa ya estaba lista al igual que la mayoría de la comida. Así que mi trabajo eran los postres, algo que me alegraba mucho al ser de las cosas que más me gustaba hacer cuando ayudaba a mi madre.

— ¿Cuántas personas van a venir, mamá? — pregunté, conocía las recetas de los postres que iba a hacer de memoria, solo me faltaba calcular las cantidades.

— Diez personas, cielo. — me respondió con tranquilidad.

Volteé a verla confundida, dijo que sólo iban a venir los vecinos y sus hijos, lo cual no sería incoherente de no ser porque también mencionó que ellos tenían mi edad.

"¿Cómo es posible que sean siete integrantes? ¿Serán quintillizos?" Fruncí el ceño.

— ¿Los hijos de los señores Cullen son quintillizos? — le pregunté con curiosidad, me conozco y sé que si me quedo con la duda luego puedo cometer alguna imprudencia por accidente.

— No, no. — negó con la cabeza divertida — Sus hijos son adoptados. Los señores Cullen no pueden tener hijos, así que los adoptaron. — me explico.

» Incluso algunos de ellos salen entre ellos ya que se ven como... — paró en seco al darse cuenta de que estaba sobre explicando — parientes lejanos pero sin un lazo biológico. — concluyó rápidamente de forma nerviosa, alcé una ceja ante su actitud — O algo así me explicaron los señores Cullen hace rato. — trato de restarle importancia antes de seguir con sus labores.

"¿Qué no había platicado con ellos rápidamente? Eso no parece algo que dirías en una conversación casual..." me cuestioné "Aunque, tal vez les pregunto cuántos hijos tenían y le dijeron eso." me encogí de hombros.

— Oh, vale. — di por terminada la conversación, yo no era nadie para juzgar lo que le decían a la gente. Me parecía un acto muy generoso de los señores Cullen adoptar a cinco chicos para darles un mejor hogar.

"De seguro son muy buenas personas." sonreí ante el pensamiento y seguí preparando los postres. Después de todo, si íbamos a ser tantas personas, mejor hacer mucha comida.

[...]

Ya estaba todo listo. Los Cullen habían llegado hace unos minutos, pero yo todavía estaba terminando los últimos detalles. Lo único que me faltaba era decorar el cheesecake de fresa mientras mis padres los recibían.

— ¿Dónde estará? — me pregunté en voz alta.

Estaba buscando la mermelada pero no la encontraba, hasta que la ví en lo alto de la alacena. "Rayos, de seguro papá la puso ahí," me quejé "¿Cómo se supone que la alcancé ahora?" bufé con exasperación. No es que fuera una persona muy enana, pero definitivamente mi 1.75 no se comparaba con el 1.87 de mi papá, ni con lo alto de esa alacena.

— ¿Necesitas ayuda? — me preguntó una voz grave y masculina que nunca había escuchado antes, causando que me diera la vuelta y me encontrara con tres chicos desconocidos y extremadamente guapos en frente de mi.

El primero en aparecer en mi campo de visión tenía el cabello ondulado, de un color chocolate oscuro, y una impresionante musculatura, facil de notar dada su ropa deportiva, que hacía destacar su imponente figura, generando una presencia de fuerza y seguridad en combinación con su altura. Sus facciones eran definidas y armoniosas, con una mandíbula marcada y un hoyuelo encantador en el pómulo izquierdo que se acentuaba cuando sonreía, y su sonrisa estaba llena de tanta alegría que parecía iluminar la habitación.

Cuando nuestras miradas se encontraron, sentí un súbito acelerón en mi pulso y juraría que mis mejillas se tiñeron levemente a juzgar por el calor que las invadió. La manera en la que me veía revelaba una conexión íntima y tierna, comunicandome de cierta manera que siempre trataría de hacerme feliz, una promesa cálida y sincera.

"Tiene hoyuelooooos." pensé enternecida y emocionada a partes iguales, amaba los hoyuelos "Me pregunto si algún día tendremos la suficiente confianza para que me permita tocarlos" pensé con ilusión "o besarlos." sonreí ante la idea, no era muy propio de mi pensar en ese tipo de cosas, pero ahora esos pensamientos llegaban a mi manera sin yo poder controlarlos.

El segundo chico también era castaño y alto, aunque era menos musculoso que el primero. Su postura irradiaba una elegancia natural que era imposible pasar por alto, dando la impresión de haber nacido en otra época a pesar de su vestimenta, una hoodie negra que hacía sus ojos brillar más de lo que ya lo hacían, si es que eso era posible.

Su mirada era suave y se sentía como un abrazo acompañada de su encantadora sonrisa, la cual iluminaba su rostro de una manera que transmitía un amor genuino y profundo. A pesar de ser mucho más alto que yo, no me sentía intimidada, sino cálida y protegida ante su presencia. 

Sus facciones eran igual de hermosas que las del primer chico, pero diferentes en su propia manera, con una mandíbula definida y una estructura facial armoniosa, pero lo que más destacaban eran sus ojos. 

Cuando nuestras miradas se encontraron, sentí una oleada de calidez que me recorrió de pies a cabeza. Era como encontrar agua en medio del desierto, y su intensidad me transmitía una promesa silenciosa de cariño y amor, me prometía quedarse conmigo, asegurándome que a partir de ese momento nunca me dejaría sola. Mi pulso se aceleró aun más, y juraría que mis mejillas se tiñeron un rojo más intenso, causando que su sonrisa creciera; una sonrisa intima y de comprensión.

"Su cabello se ve tan suave..." pensé con una mezcla de fascinación y curiosidad, sintiendo unas repentinas y abrumadoras ganas de pasar mis dedos por esos mechones castaños.

El tercer chico, aunque pareciera imposible, era más alto que los otros dos, destacando por su imponente figura que irradiaba una mezcla de fuerza y serenidad. Su cabello rubio con ondas suaves enmarcaba su rostro debido a su corte estilo libro, agregando un toque extra a su, ya inefable, belleza. Sus rasgos finos pero masculinos contrastaban con sus ojos penetrantes, que portaron una mirada suave y tranquilizadora al momento de encontrarse con los mios, causando que me sintiera perdida; su belleza era demasiado para mi pobre pulso, amenazando con darme un infarto por quién sabe que número de vez en el día.

Llevaba una camisa de botones azul que combinaba con mi suéter y hacía un gran contraste con su blanca piel, atrayendo mi atención de manera hipnótica. Sus facciones eran tan hermosas como las de un ángel, con unos pómulos y mandíbula marcados al igual que unas cejas prominentes.

Verlo me llevaba a un lado más impuro de mi mente, imaginando diversos escenarios, en su mayoría no aptos para todo público. Él sonrió, dandome la impresión de que podia sentir mi deseo, causándome algo de vergüenza. Sin embargo, ese sentimiento no duró mucho, ya que fue opacado por una poderosa ola de amor, tan fuerte que llegué a dudar que proviniera de mí.

Su presencia me infundía una paz inusual, haciéndome sentir completamente a salvo y conectada con él. Me hacía sentir feliz y tranquila, parecía que inclusive mis sentimientos quisieran convencerme de que siempre estaría segura a su lado, que ellos siempre me protegería.

"Su piel se ve tan perfecta, me pregunto cómo se sentiría contra mi cuerpo." pensé, perdida en sus ojos dorados, experimentando una repentina pero abrumadora necesidad por tocar su mejilla y descubrir si realmente era tan suave como se veia.

Sin duda alguna, lo que más me llamaba la atención de ellos, además de su atractivo, era el singular tono dorado de sus ojos y la palidez tan inusual de su piel. Ese tono dorado en sus miradas les confería un aire de misterio y profundidad, como si sus ojos fueran ventanas a otro mundo, brillando con una intensidad que hipnotizaba. Mientras tanto, la palidez de su piel, contrastando con el tono dorado de sus ojos, no hacía más que resaltar sus rasgos y acentuar su belleza. Era una palidez perfecta, casi etérea, que solo los hacía parecer aún más divinos.

Nunca había visto a unos chicos tan guapos; su belleza era sobrenatural, como si hubieran sido esculpidos por los dioses...

En cuanto terminé de analizarlos, sentí que un lazo de sellaba, una especie de conexión inmediata que parecia ser obra del destino y me llamaba a estar con ellos. Estaba confundida, no era un vínculo como el que había sentido con los lobos, ni me había generando la impresión de que me hubieran trasmitido una parte de sus almas; era una conexión distinta.

Cada uno de ellos me causaba un efecto distinto al estar en su presencia, su mera cercanía alteraba mi estado de ánimo y mis emociones: el primero despertaba en mí una energía vibrante y estimulante, el segundo me hacía sentir comprendida y segura, dandome la impresión de que podia leer mi mente, y el último me transmitía una calma reconfortante y un amor profundo.

Estas percepciones eran tan claras y distintas que no podía ignorarlas. Parecía que hubieran depositado en mí pequeñas partes de su esencia en lugar de su alma, creando una red de sensaciones y emociones que me envolvía y me conectaba a ellos de una manera inexplicable. Esta conexión me hacía sentir completa, llenando espacios vacíos dentro de mí que ni siquiera sabía que existían.

Volví a la realidad y me di cuenta de que ellos también se habían quedado embobados viéndome, tratando de descifrar cada detalle de mi ser, así como yo había estado haciendo con ellos durante los últimos minutos. Me sentía complacida conmigo misma, una calidez se instaló en mi pecho, y no pude evitar sentir una mezcla de orgullo y satisfacción al notar sus miradas fijas en mí. 

Había un inusual sentimiento de placer recorriéndome, saber que había captado su atención de la misma manera que ellos habían captado la mía automáticamente me hiciera sentir bien, como un instinto primitivo.

Mientras me sumía en ese sentimiento, una nueva duda cruzó mi mente. "¿Será que ellos también están sintiendo esta conexión?" sonreí ante la idea, fascinada ante la posibilidad de que esta conexión pudiera ser algo más que simple atracción, pero al mismo tiempo me sentía rara. "Tal vez tenga algo que ver con Forks, ¿será mágia?" pensé intrigada. Nunca antes había sentido algo tan intenso, y ahora en un solo día había experimentado muchos lazos y vínculos profundos demasiadas veces.

"¿Hay algo malo en mí? Tal vez yo soy el problema, tal vez me estoy imaginando cosas donde no las hay." No pude evitar la ola de inseguridad que me atacó, la cual empeoró cuando recordé: "Mamá dijo que tienen pareja. No debería estar pensando en eso. Claro que nunca se van a fijar en mí." Mi postura decayó un poco, causando que los chicos salieran de su embobamiento y me miraran con curiosidad, en especial el segundo "¿A quién engaño? Seguro es cosa mía, después de todo; es fácil ilusionarte cuando te encuentras con tres chicos guapos que te miran de esa manera..." Con ese pensamiento en mente, decidí romper el ambiente que se estaba formando. No quería hacerme más ilusiones, suficientes había tenido el año pasado como para volver a pasar por algo así.

— Sí, por favor, no alcanzo la mermelada y es lo único que me falta. — me mantuve seria mientras señalaba el lugar donde se encontraba la dichosa mermelada — Muchas gracias... — dije cuando el chico musculoso me pasó la mermelada con un aire sereno y me sonrió, tratando de trasmitirme esa serenidad, diría que lo logro casi al 100% de no ser porque mi nueva sonrisa animada se borró al no poder abrir la tapa, sintiendo una ola de frustración.

Estaba desesperándome internamente, tal vez era el cúmulo de emociones que había experimentado durante el día las que me estaban generando esta sensación tan horrible. Me sentía por colapsar "No, ahora no. Por favor." pensé aun más desesperada al reconocer la sensación "Un ataque no..." Me enfrasque en el bote de mermelada, tratado de encontrar algún soporte mientras evitaba su mirada.

No quería que estos chicos me vieran en este estado tan vulnerable, temía ahuyentarlos como lo había hecho con tanta gente en el pasado cuando experimentaba estos molestos ataques "Tranquila, respira Anna, respira." intente calmarme mentalmente, como me había indicado tantas veces mi psicóloga escolar.

En segundos, antes de lo que creía posible, sentí una oleada de calma que parecía venir de cualquier lugar menos de mí misma, una sensación de estabilidad y control tan intensa que era casi inexplicable. Se sentía como si todo fuera a estar bien, me permitía volver a respirar. Al levantar la cabeza, me di cuenta de que me miraban con preocupación y con una sonrisa reconfortante, pero no me estaban juzgando.

Al ver que me congele, el chico musculoso decidió soltar una carcajada que aminoro la tensión, como si supiera que no quería hablar de eso en ese momento y tratara de actuar como si nada pasara, los otros dos chicos lo imitaron, ganándose una mirada agradecida de mi parte. Tal vez nunca lo sepan, pero aquellas risas se convirtieron en mi salvavidas al causarme una alegría instantánea.

"Su risa es contagiosa." pensé extasiada. Me encantaba el sonido de su risa, con sus matices únicos, pero lo que más amaba era profunda certeza de que no se estaban burlando de mí, sino que era una risa genuina ante mi dificultad para abrir el frasco que solo buscaba hacer que me relajara, reafirmando la sensación de protección que me habían proveído segundos antes. Contagiada por su alegría, solté una pequeña risa.

— ¿Puedo? — dejó de reír el chico musculoso y me extendió su mano divertido. Asentí y le tendí el bote, el cual abrió con demasiada facilidad, causando que todos riéramos de nuevo.

Este ambiente era reconfortante, estar con ellos era reconfortante, pero nada lo fue más que la descarga eléctrica que recorrió desde mi mano hasta mi corazón cuando nuestras manos se encontraron. "Su energía es tan contagiosa que la sientes" pensé feliz, estaba consciente de que tal vez no existiera una conexión realmente, pero por ahora quería dejarme llevar por esa magia que sentía.

— En mi defensa y si alguien pregunta, yo aflojé la tapa. ¿Quedó claro?  — bromé con diversión, maravillándome con sus miradas doradas, las cuales solo transmitían fascinación y protección. Asintieron con diversión ante mi petición antes de que el chico musculoso me extendiera el frasco. — Ahora que ya quedó esto resuelto, me presento. Mi nombre es Anna Lennox Wright, pero pueden llamarme el amor de su vida — hice el ademan de levantarme un vestido imaginario mientras hacia una reverencia divertida.

Hice una pausa de 5 segundos, disfrutando de sus miradas aún fascinadas sobre mí "Que me vean así será mi nuevo placer culposo" pensé con aquella sensación de satisfacción volviendo a correr por mi cuerpo

» O Anna, como ustedes decidan. — concluí con un guiño.

— Mucho gusto, Shortie. — dijo amigablemente el chico musculoso, con una sonrisa brillante se inclinó frente a mi y tomo mi mano una vez más antes de plantar un suave beso en el torso de la misma, causándome una risilla que cubrí con mi mano libre — ¿Qué tal? soy Emmett Cullen.

"¿Sería muy raro que me desmayara ahora mismo? Moriría feliz." Me pregunté al sentir aquella sensación de felicidad que se estaba volviendo algo familiar  y me causaba un subidón de alegría en mi estado de animo.

Luego de que Emmett se levantara, el otro chico castaño hizo el ademan de quitarse un sombrero e inclinarse a mi dirección antes de tomar mi mano entre las suyas.

— Mucho gusto, My Love. — me permití disfrutar el contacto entre su fría piel y la mía, casi sintiéndola erizarse — Me presento, soy Edward Cullen. —me sonrió como si acabaran de darle un premio, mientras conectábamos nuestras miradas, tenía una mirada profunda que parecía ver más allá de lo superficial. Sentía una conexión mental con él, como si pudiera entender mis pensamientos. 

Entonces para probar mi teoría decidí responderle en mi mente "Mucho gusto Edward ¿Te he dicho que tu cabello se ve muy suave? Si me das permiso me gustaría pasar mi mano por el." casi podía ver la sorpresa en sus ojos. 

De no ser porque sabía que era imposible, habría creído que estaba en lo cierto "Si puedes escucharme, primero me gustaría saber por qué puedes hacerlo; segundo, quiero disculparme por todo lo que tuviste que escuchar hace un rato mientras veía a Jasper, no era yo, era una impostora mental; y tercero, ¿podrías decirme por qué me siento tan conectada con ustedes? Por favor y gracias." Concluí mi broma mental, podría jurar que lo vi asentir con diversión antes de que separara sus manos de las mías con un ligero apretón, pero decidí ignorarlo al saber que probablemente era una alucinación.

En cuanto Edward se alejó de mí, el chico rubio se acerco. A diferencia de sus hermanos, no se inclinó por completo; simplemente me saludó con la cabeza antes de sacar uno de sus brazos de su espalda y extenderme una nomeolvides azul.

Me sorprendí gratamente mientras la tomaba con gentileza. "¿De dónde la sacó?" me pregunté. Sabía que las nomeolvides crecían en Washington, e incluso había visto algunas en el bosque, pero no había ninguna cerca de mi casa y estaba casi segura de que él no había entrado a la cocina con una en la mano. "Estaba detrás de su espalda, tal vez la traía." Me dije a mi misma. La única otra explicación era que hubiera salido corriendo por la ventana a por una, y eso era imposible.

Sentí cómo comenzaba a sonrojarme, las nomeolvides eran conocidas por simbolizar la admiración y el amor de un amante eterno. No sabía si él conocía su significado, pero por la manera en la que me veía, creía que sí.

—Mucho gusto, Darling. — dijo cortésmente, mientras yo tomaba la flor de su mano — Soy Jasper Hale. — me saludó con una sonrisa, su acento británico captando toda mi atención.

"¿Podía ser más perfecto?" pensé con un suspiro que no pude contener. Tenia un acento británico, me había traído una flor con un significado que pocas personas conocían, que ademas combinaba con nuestros atuendos y tenia el tamaño perfecto para colocármela detrás de la oreja, era excesivamente guapo, educado, alto y de mi edad. Además, parecían entenderme perfectamente y en ese breve tiempo ya habían logrado que mis mejillas dolieran de tanto sonreír luego de tocar todos mis botones correctos en una sola interacción. ¿Qué mejor combinación que esa?

"Universo, ¿por qué me haces esto tan difícil?". Ah, y Anna Hale sonaba increíble. "¿Será malo que estar cerca de él me produzca tanta paz? ¿Eso cuenta cómo romper el código de no meterse con chicos guapos que tengan novia?" Eran preguntas serias que respondería luego.

— Un placer conocerlos. — no mentía para nada, vaya que había sido un placer — Me imagino que vienen para ayudarme a llevar la comida. —dije cuando volví a la realidad, ellos asintieron sin perder su sonrisa.

"Solo falta que en lugar de correrme el rímel, me corran el labial." pensé "Eso y que no tuvieran novia," suspiré mentalmente al recordarlo. "O bueno, sino aplicamos la del poliamor y ya," era mi último recurso. Señalé la mesa donde mi madre había dejado los platillos con la mano que no sostenía la flor, consciente de que estaban rodeándome, por lo que claramente podían ver hacia donde estaba señalando.

— Emmett, Edward... —saboreé sus nombres en mi boca, casi maldiciendo en voz alta por lo bien que se sentía decirlos "¿Cómo se sentirá gemirlos?" Me cuestioné, escuche que Edward trago saliva fuertemente pero lo ignore — ¿podrían ir llevando eso? — dije con mi mejor autocontrol.

Mientras ambos se movían para obedecer, no diré lo que paso por mi mente al ver lo obedientes que eran, noté como Edward me miraba con una sonrisa complice, como si comprendiera una broma interna. El hecho de que su expresión se tornara ligeramente más divertida en cuanto tuve el segundo pensamiento me hacia cuestionarme seriamente si en realidad si era capaz de leer la mente.

— ¡Como órdenes, Shortie! — exclamó Emmett con entusiasmo mientras lo hacían.

Jasper se quedó mirándome unos segundos más, con una expresión que parecía capturar la mezcla de deseo que sentía por los tres y mi evidente contradicción, aunque prefería pensar que la razón de su mirada era que estaba esperando indicaciones.

— Mientras tanto, Jasper, ¿podrías ayudarme con las bebidas? Están en el refrigerador. Yo llevaré los postres cuando termine de decorar. El refrigerador es ese y el congelador es este. —indiqué con una sonrisa mientras los apuntaba respectivamente.

Sin que me lo esperara, Jasper tomo la flor de mis manos, lo mire confundida pero me sentí sonrojar de nuevo cuando la coloco detrás de mi oreja, rozando su mano con lo piel. Estaba congelada en mi lugar sin saber qué hacer, y entonces, para empeorar la situación, me sonrió con picardía antes dirigirse al refrigerador.

Estaba algo confundida, "¿será que ciertamente pueda sentir la manera en la que anhelo su toque o el hambre me esta haciendo alucinar?" Confirme que esta alucinando cuando creí haberlo visto inhalar y exhalar con algo que parecía ser placer en repetidas ocaciones. "¿Acaso huele la comida desde aquí?" Inhalé discretamente para comprobarlo, pero no. Solo olía a mi perfume, ni siquiera los postres se olían tanto dado que estaban tapados.

Y para rematar, Jasper me guiño un ojo con complicidad antes de salir de la cocina con los refrescos. Estaba entre excitada y confundida, pero sabia que ya nos habíamos tardado más de lo necesario por lo que, ignorando mi mente, me dispuse a terminar de decorar el cheesecake.

En cuanto terminé, seguí el camino hacia el comedor, donde me topé con el resto de los Cullen y mis padres. Si antes estaba perdida, ahora lo estaba más, todos los Cullen eran demasiado atractivos para ser humanos. Suspire muy a mi pesar antes de hablar.

— ¡Hola! —saludé alegremente, como si nada hubiera sucedido en la cocina, mientras cargaba una base de pastel con el cheesecake, un pastel de chocolate y una bandeja con roles de canela.

"¿Mantener el equilibrio de esta manera es difícil? Si. ¿Mis años trabajando como mesera me hicieron ganar experiencia? En efecto. ¿Agradezco infinitamente a Jasper por colocarme la flor de tal manera que no se caiga aunque me este moviendo como una loca para evitar que los postres se me caigan? Totalmente." Sentí las miradas de todos sobre mí y, en menos de un parpadeo, tenía a una hermosa chica que parecía una hadita y a una despampanante barbie ayudándome con las bandejas mientras que mi madre hacia espacio en la mesa para ponerlas.

— Gracias. —sonreí agradecida, admirándolas discretamente.

La primera chica tenía el cabello corto y oscuro, estilizado en un corte pixie que acentuaba sus delicadas facciones. Sus ojos, grandes y brillantes, estaban llenos de una alegría desbordante, que combinaban con su alegre vestuario, y sus largas pestañas enmarcaban su mirada con una intensidad cálida. Su nariz era sutilmente respingona, complementando sus rasgos etéreos, mientras que sus labios, de un rosado perfectamente suave, parecían dibujados para capturar la esencia de la perfección. Sus ojos dorados complementaban su presencia radiante, y ardiente, a la perfección, añadiendo un toque de ternura que acentuaba su pequeña estatura. Su sonrisa era cálida y su mirada, cargada de una alegría contagiosa, me observaba con una devoción que me hizo sentir especial, como si en ese momento yo fuera el centro de su mundo.

La conexión que sentía con ella era igual de profunda que la que sentía con sus hermanos adoptivos, solo que esta a diferencia de ellos me instaba a corresponder a su afecto. Decidí hacerle caso a este nuevo lazo y transmitirle el cariño que estaba experimentando dentro de mí desde el momento que la vi, sonriéndole con el mayor cariño posible en mi mirada.

Ya no me importaban mis inseguridades anteriores; era como si ella las hubiera arrebatado y escondido, dejándome libre para abrir mi corazón a la conexión que ella me ofrecía.

La segunda chica, una sexy modelo rubia, lucía una melena dorada y ondulada que caía en cascada por su espalda. Su rostro, perfectamente esculpido, era sublimemente bello, con una simetría que parecía casi artística. Tenía pómulos altos y marcados que daban a su rostro una estructura elegante, y su mandíbula estaba suavemente definida, acentuando la perfección de sus facciones. Sus labios eran llenos y estaban curvados en una sonrisa que desprendía calidez y confianza, mostrando su labial nude en todo esplendor, el cual combinaba con su conjunto en colores crema. Sus ojos dorados, grandes y almendrados, estaban enmarcados por largas pestañas que resaltaban su mirada penetrante pero a la vez cariñosa. Cada rasgo de su rostro, desde su nariz delicada hasta su piel resplandeciente, parecía ser parte de una obra maestra de belleza, casi etérea.

Al mirarla, sentí de nuevo esa conexión, pero esta vez, ella me hacía sentir una determinación singular. No sé cómo explicarlo, pero al mirar sus ojos podía sentir toda la admiración y protección que ella sentía por mí, parecía que me estaba prometiendo que sin importar qué, siempre me protegería, transmitiéndome un sentimiento profundo de apreciación y calidez que resonaba en mi interior. La conexión no solo era emocional, sino también un reflejo de su admiración, haciendo que me sintiera especial y valorada de una manera única.

Estaba teniendo un bi-panic demasiado intenso ahora mismo, y mis hormonas no me estaban ayudando. "¿Habra alguna otra chica? Es imposible que alguno de ellos este soltero, son demasiado guapos para eso." Me pregunté, tal vez el que estaba soltero salía con alguna chica de la preparatoria. No me encantaba la idea, pero era lo más lógico.

Luego de que las chicas colocaran los postres en la mesa y se retiraran a la sala, no sin antes compartir una rápida sonrisa conmigo, me acerqué a mi madre para colocar la bandeja con el cheesecake. "Gracias, cheesecake, por existir", pensé, ya que si no fuera por ti, probablemente Emmett, Edward y Jasper nunca se me hubieran acercado.

— ¿Y esa flor, cariño? — me preguntó mi madre en un susurro mientras me miraba con confusión, me sentí sonrojar mientras temblaba por no tirar la base con mis manos comenzando a sudar — no la tenías cuando entraste en la cocina, y definitivamente no pudiste haberla tomado de mis floreros porque todavía no los lleno — dijo mientras terminaba de alisar el mantel, sin darse cuenta de mis nervios.

— Me la regaló Jasper... — le respondí de la misma manera, sintiendo su mirada curiosa sobre mí — Cuando nos presentamos en la cocina. — señalé la cocina con la cabeza.

—Oh... —extendió su mano hacia mí con una expresión sorprendida y ladeó mi rostro para admirarla mejor—. Una nomeolvides —sonrió, cambiando su sorpresa por una mirada complacida, como si algo hubiera hecho clic en su cabeza—, estoy segura de que conoces el significado —susurró con complicidad. Solo acerté a asentir, aún más nerviosa, causando que me viera con una sonrisa burlona.

"Agradece que fue mamá la que te preguntó, cualquier otra persona te hubiera juzgado". Me recordó mi conciencia.

— Por otra parte, no estoy segura de que él conozca el significado, tal vez solo me la dio porque pensó que era bonita. — dije, jugando con mi cabello para evitar la mirada de mi madre. Me sentía avergonzada ante la idea de pensar que él podría verme de esa manera al estar saliendo con alguna de las chicas que me habían ayudado, eran tan bellas que yo no podía competir con ellas, ni quería hacerlo.

— Cielo, — me llamó mi madre, haciendo que levantara la mirada antes de que acariciara mi mejilla. Mi madre me conocía a la perfección, así que muy probablemente había notado mi cambio de ánimo y estaba intentando consolarme — estoy segura de que lo sabe. — dijo con el tono arrullador que esperaba, lo que no me esperaba era que dirigiera su mirada por sobre mi hombro para luego guiñarme un ojo y salir de la habitación del comedor, dejándome a solas con alguien cuya identidad desconocía.

— Venía a ver si necesitaban ayuda con algo más, — escuché la tranquila voz de Jasper a mis espaldas, causando que me congelara antes de voltear lentamente, tratando de disimular mis nervios de una manera no muy exitosa — veo que no. ¿De qué hablabas con tu madre, Darling? — me preguntó, ladeando la cabeza con curiosidad mientras toda su atención estaba en mí.

"Parece un cachorrito." pensé con ternura antes de responder su pregunta..

— Me pregunto por la flor que me regalaste. — respondí en un susurro nervioso, jugando con mis manos mientras miraba directamente a sus ojos en busca de aquella calma que parecía proveerme cada vez que estaba en contacto con él.

— Ya veo, ¿Y qué le dijiste? — tragué saliva en cuanto se inclinó hacia mí, teniendo que agacharse para llegar a la altura de mi rostro — ¿Qué pasa? — tragué de nuevo — ¿Te pongo nerviosa, Darling? — no sé si fue la manera en la que susurró mi apodo con aquel acento, o si fue que todo su aliento dio a parar directo a mi oreja, o que prácticamente me acorraló contra la mesa, pero me estremecí completamente.

— Le dije que me la diste en la cocina. — respondí con la boca seca, sintiéndome aún más nerviosa.

— ¿Y qué más? — volvió a su postura original como si nada, incluso volvió a ladear su cabeza de aquella forma tan tierna que nadie pensaría que aquello acababa de pasar.

— Me pregunto si sabía el significado, le dije que sí...— me miró para que continuara —. Luego le dije que no sabía si tú sabías el significado, que probablemente me la regalaste porque pensabas que era bonita... ¡La flor por supuesto!— aclaré nerviosamente mientras veía mis manos, incapaz de decirlo mirándolo a los ojos —. Y luego ella me dijo que probablemente sí lo sabías...

Sabía que ahora mismo era un tomate, pero lo fui más cuando Jasper pronunció las siguientes palabras.

— Buena chica, ¿ves que no era tan difícil? —lo dijo en un tono gentil mientras pasaba uno de mis mechones detrás de la oreja que no tenía la flor, ganándose mi mirada una vez más—. Tu madre tiene razón —se inclinó un poco en mi dirección, no tanto como la otra vez, pero aún generando un ambiente íntimo entre los dos—, conozco perfectamente el significado...

Había sido el cúmulo de sensaciones, la versatilidad con la que había pasado de un chico tierno a uno atrevido, y la sorpresa que me causó el escuchar aquella confesión lo que me había dejado sin palabras. Desgraciadamente, antes de poder responderle se separó rápidamente de mí.

"¿Por qué se separó?" pensé algo asustada. "Porque se dio cuenta de que no vales la pena", respondió mi conciencia con simpleza, casi podía imaginarla limándose las uñas mientras lo decía, pero antes de que pudiera preocuparme, sentí una ola de calma, notando así que a pesar de haberse separado, Jasper no dejó de mirarme con cariño reflejado en sus ojos dorados.

Entonces me di cuenta de que seguramente había escuchado cómo todos los demás invitados se estaban acercando al comedor junto a mis padres, el ruido siendo el causante de que dejara de estar absorta en mis pensamientos sobre lo irreal que eran Jasper y los Cullen. Para cuando me di cuenta, todos estábamos alrededor de la mesa, aparentemente nadie se había dado cuenta de nuestro intercambio de palabras por lo que mi padre habló.

— Ahora que ya todos estamos aquí, y para que ya podamos comer ya que algunos ya tenemos hambre —dijo mi padre de forma divertida—, les presento oficialmente a mi hija Anna.

— Mucho gusto, señores Cullen.— extendí mi mano en su dirección, en cuanto los mire sentí aquella conexión familiar y, aunque esa leve sensación de culpabilidad seguía presente, decidí ignorarla y disfrutar del momento por una vez, no todos los días pasaba esto.

"Definitivamente todos en esta familia estaban buenísimos." les prometo que escuche una risilla por parte de Edward, pero cuando voltee a verlo de soslayo estaba como si nada. "¿Esta haciendo calor o solo es mi imaginación? ¿Cómo es posible que todos tengan el mismo tono de ojos? ¿Será legal ser tan atractivo? Manténganse en sintonía después de comercial para descubrir la respuesta a estas preguntas." pensé, imitando a un locutor de radio.

La señora Cullen, con su cabello castaño ondulado cayendo en suaves ondas alrededor de su rostro, compartía los penetrantes ojos dorados que caracterizaban a su familia. Su mirada era amorosa, como si buscara trasmitirme toda la calidez y cariño posibles.

Llevaba un vestido rojo, elegante y sofisticado, que acentuaba su figura esbelta y elegante, resaltaba sus curvas de manera refinada. El tejido fluido y de alta calidad caía suavemente hasta sus rodillas, con detalles delicados que añadían un toque de distinción sin restarle simplicidad. Cada movimiento que hacía estaba impregnado de una gracia natural que parecía casi sublime.

Su rostro mostraba una expresión que combinaba amor y felicidad, pero no de la manera que esperaría de esta ser una situación normal. No era el tipo de amor maternal típico; había algo más sutil y complejo en su expresión. Su sonrisa era suave pero intensa, y sus ojos brillaban con una luz que transmitía una profunda conexión emocional, su afecto impregnado de un entendimiento más profundo y una apreciación sincera por el momento presente. Su presencia tenía una elegancia serena, complementada por un aura de misterio que hacía que su compañía fuera cautivadora y memorable.

— Mucho gusto, Sweetheart. Tus padres nos han hablado mucho de ti. Puedes llamarme Esme. — se presentó con una sonrisa cálida luego de acercarse rápidamente, casi con impaciencia, y abrazarme.

Créanme cuando les digo que nunca nadie me había transmitido tanto cariño con un solo abrazo. Esme tenía una calidez y una dulzura que me hicieron sentir acogida de inmediato, como si hubiera estado esperando el momento para compartir su afecto de una manera tan genuina. Su abrazo era envolvente, ofreciéndome un espacio seguro y especial en su vida, lo cual también se trasmitía por la conexión, y su tono al pronunciar aquel apodo, resonaba con una intimidad que me hizo sentir instantáneamente amada.

Aparentemente mi conexión con Esme me hacia sentir todo el amor y protección que alguien puede trasmitirte, de una manera que sobrepasaba todo lo posible. Entonces Esme se separo de mí lentamente y me guío hasta dónde se encontraba su esposo.

El señor Cullen tenia su rubio cabello perfectamente peinado pero con un par de mechones rebeldes que le daban una apariencia similar a Elvis Presley. Sus ojos dorados, que reflejaban una luz suave y penetrante, capturaban mi atención con una profundidad que sugería tanto cariño sincero como sabiduría y conocimiento.

Su mirada era cálida y envolvente, con un destello de curiosidad y afecto que no lograba identificar completamente. Sus facciones estaban impecablemente esculpidas: pómulos altos y marcados que destacaban con elegancia, un puente nasal recto y bien definido, y una mandíbula fuerte y elegante que acentuaba su perfil. Su piel, de una palidez casi etérea, contrastaba de manera sutil con la calidez de su mirada dorada.

Vestía con una elegancia clásica y un toque de distinción que lo diferenciaba de sus hijos. Llevaba una camisa polo de un gris claro, que se ajustaba perfectamente a su figura delgada pero atlética, acentuando sus hombros anchos y su porte erguido. Completaba su atuendo con pantalones de vestir negros, que daban un toque de formalidad sin perder el aire de sofisticación casual.

Sus movimientos eran elegantes y precisos, cada gesto medido con una gracia natural que reflejaba tanto su refinamiento como su confianza serena, mientras que su presencia combinaba de autoridad y calidez, haciendo que su interacción conmigo fuera a la vez acogedora y distinguida.

— Puedes llamarme Carlisle, Angel. — se presentó con una sonrisa cálida mientras estrechaba mi mano con calidez, lo cual era irónico ya que podía sentir claramente lo fría que estaba su piel contra la mía, pero había tanta pasión en sus ojos y la forma en la que me miraba que me la trasmitía con su toque, guiándome a pensamientos no muy inocentes.

Sentía una un deseo inexplicable por acercarme más, acompañada de una admiración instantánea hacia él, había algo en el tono con el que pronunció ese apodo que iba más allá de la simple cortesía. Era un matiz sutil que, en lugar de parecer distante o formal se sentía acogedor y cariñoso.

Nuestra conexión era más profunda que las que había sentido anteriormente, tal vez debido a su liderazgo y jerarquía en la familia, transmitiéndome seguridad y dominancia. Me encontraba intrigada y deseosa por descubrir más, su interacción conmigo ofreciéndome una promesa de algo significativo por venir.

"Tampoco te pases, Anna. Es un hombre casado." Me reprendí mentalmente al sentir el deseo de que no solo nuestras manos se encontraran. "Aunque, para ser sincera, su esposa también es increíblemente guapa." Añadí a mi pensamiento.

Les sonreí con amabilidad, tratando de no dejarme llevar por mis instintos  en caso de estarme equivocando miserablemente respecto a sus sentimientos por mí, antes de acercarme a las dos chicas que me habían ayudado para saludarlas apropiadamente.

— Gracias por ayudarme. — les dije una vez más cuando llegue a su lado.

—Con gusto, encantada de conocerte. Soy Alice Cullen, — se presentó con una sonrisa radiante, mientras me abrazaba con una emoción contagiosa. Su abrazo estaba lleno de calidez y afecto haciendo que me invadiera una oleada de cariño a través de nuestro vínculo — tengo el presentimiento de que nos llevaremos muy bien, Ma Chérie. —añadió, su voz cargada de una certeza que parecía ir más allá de la simple coincidencia.

"Es como una pequeña hada." pensé con ternura mientras la tenia entre mis brazos, y no era una exageración. Alice era diminuta, con un rostro angelical y una energía vivaz que hacía imposible no sentirse atraída por su entusiasmo contagioso.

La modelo se acercó a mi con una elegancia que resonaba en cada uno de sus movimientos e inesperadamente me plantó un suave beso en mi mejilla con cariño una vez Alice me soltó, transmitiéndome seguridad y felicidad pero también haciendo que anhelara más de su toque en cuanto se separó.

—No hay de qué. Soy Rosalie Hale, pero puedes llamarme Rose. — se presentó con una sonrisa amable antes de abrazarme — Un placer, Honey. — susurró cálidamente, evitando interrumpir la intimidad que se había formado.

Sonreí en su dirección antes de permitirme cerrar los ojos para disfrutar plenamente del contacto, "Es oficial, los Cullen me van a volver loca," Pensé, "Y yo lo permitiría con gusto." Era aterrador pero, si ese es el precio por tenerlos, valdría la pena.

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¡TAN TAN TAAAAAAAN! ¡Capítulo largo! Hay muchas palabras, lo sé, pero quise que este capítulo se sintiera más real, obvio sin quitarle la magia de la conexión. Quería que nuestra protagonista sintiera el peso de lo que estaba pasando y se diera cuenta de lo distinto que es el vínculo de la conexión, ¿saben?

¡Cuéntenme! ¿Qué opinan de nuestra querida Anna? ¿Creen que ya se dio cuenta de que está atrapada en un nuevo mundo? ¿O tal vez no? Eso me lleva a preguntar: ¿qué pasó el año pasado? 👀 ¡Se aceptan sugerencias y teorías!

Por ahora, solo tengo cuatro cosas que decir:

1. Los hoyuelos de Emmett, los amo.

2. ¿Los apodos de los Cullen con pronunciación gringa/británica? Vivo por eso.

3. La escena con Jasper es ufff, love is in the air. Acabo de agregarla después de corregir un poco el capítulo, y es simplemente perfecta. Jasper diciendo "good girl" es algo con lo que estoy completamente de acuerdo.

4. Originalmente, este capítulo era mucho menos profundo y más fantasioso, pero sentí que era necesario que Anna experimentara algo real ante la situación. Empezó a surgir naturalmente, como si mis personajes decidieran tomar vida esporádicamente y hacer lo que quieran. En fin, detalles.

Cuéntenme en los comentarios qué les está pareciendo. Los leooooo, ya tengo un par de capítulos más listos para editarse y publicarse; estén atentos.

Les mando muchos besos y nos vemos en el próximo capitulo <3

PDT 1: ¿Son team capítulos largos o team capítulos cortos?

PDT 2: El outfit de Anna esta en multimedia.

PDT 3: Si notan que estoy actualizando mucho, persónenme por las notificaciones. Wattpad no se actualiza apropiadamente desde mi cel y mi compu así que tengo que hacer que sean la misma versión en ambos dispositivos de forma manual.

Ahora si lo dejos leer el próximo capítulo 😅😅😅

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