☂☣ 𝐥𝐮𝐢𝐬 𝐬.
☂ 𝒄𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐; 𝒆𝒔𝒑𝒐𝒔𝒂 ☂
—¡Lucinda, ya estoy en casa!— avisa cierto hombre entrando a su casa.
—¡Estoy arriba!— responde una mujer desde la habitación compartida.
El chico, con una sonrisa feliz, subió las escaleras hasta el segundo piso y entró al cuarto. Inmediatamente se enterneció al ver a su esposa en la cama con su tripa abultada. Le estaba dando leves caricias.
—Que guapa te ves de esa forma, cariño mío.— Sera se acercó a la esquina de la cama y se sentó junto a su esposa.
—Ay, calla Luis.— se rió Luci mientras se sonrojaba.
Luis y Lucinda eran una pareja de casados. Llevaban 10 años de novios, incluyendo los 3 de matrimonio.
Se habían conocido en la universidad, el estudiaba Biología y ella diseño. No tenían muchas cosas en común, pero así era el destino. La primera vez que hablaron fue cuando la amiga de Luci, María, los llevó a la cita doble que "habían" planeado. Por qué su novio y ella se habían compinchado para que estos dos solterones se conocieran y por fin tuvieran pareja. Cosa que sí consiguieron.
Los dos recuerdan perfectamente aquella tarde. Como Luis conquistó, sin querer, a Lucinda con su torpeza y coqueteo. Y seguía siendo el mismo.
La mujer ya llevaba ocho meses de embarazo, así que faltaba muy poco para el nacimiento de su pequeña. El par estaba muy contento de tener otro miembro en su familia.
—Eres tan preciosa, Lucinda. Y estoy muy orgulloso de ser tu esposo y futuro padre. Soy el hombre mas feliz del mundo.— le sonrió con ternura.
—Ay, basta. Me vas a matar de un infarto, idiota.— Luis se rio por eso le beso la mejilla.
—¿Quieres que te traiga algo?— pregunta el a lo que la castaña le responde que si con la cabeza.— ¿Algo en especial?
—Sip, atún con helado de chocolate, porfis.— junto las manos en forma de suplica. Su esposo ya estaba al tanto de sus raros antojos, no era la primera vez que le pedía algo así. Por lo que, sin poner caras raras y sin preguntar el por que, bajo las escaleras hasta el primer piso.
Cuando estaba preparando la comida de su esposa se quedo pensando en su familia y de donde venia, su pueblo, donde nació. Hace mucho que no iba de visita a ver como estaban el resto, por lo que había pensado ir mañana con su esposa ahí. Y así despejarse un poco de su trabajo y del ambiente en la ciudad de Madrid.
Al terminar de preparar lo necesario, subió de nuevo.
—Aquí tienes, preciosa.— le extendió el helado con el tun, ella lo agarro gustosa.
—Gracias, Lulu.— ese era el apodo que le había puesto Lucinda a su esposo, lo lleva desde el día en que se hicieron novios.
—¿Quieres ver un poco la tele antes de dormir?— ella asintió de nuevo y Sera encendió la tele. Estaban en la cadena de noticias y lo que dijeron los dejo sorprendidos. A uno mas que al otro.
—¿Han secuestrado a la hija del presidente de Estado Unidos? ¿Pero... como?— dijo una Lucina boquiabierta, se la estaba tapando con la mano por la noticia.
—Tranquila, cariño. Seguro que pronto la rescataran. No te preocupes.— la intento tranquilizar.— Será mejor que nos vayamos ya a dormir.
—E-esta bien.—
Al ya estar metidos del todo en su cama matrimonial, el de piel morena le empezó a hablar de su plan de mañana.
—Luci... Estaba pensando en una cosa. ¿Qué te parece si vamos mañana a mi pueblo? ¿A visitar a mi familia? Así nos despejamos un poco de la vida en la ciudad.—
—Oh, Luis. Lo siento mucho, siento arruinar tus planes, pero me a surgido algo importante durante los dos días siguientes y no podre. De verdad siento no poder ir. Pero oye, tu puedes ir y pasar tiempo a solas con tu familia.— la castaña lo miro con tristeza. Ella tenia muchas ganas de ir, pero enserio no podía. Si no fuera tan importante como lo decía lo hubiera pospuesto.
—Esta bien, no pasa nada. Me habría gustado que vinieras, pero ahora que lo dices estaría bien pasar un tiempo con mi familia a solas. Aunque tengo que admitir que extrañare profundamente a mi esposa.— sonrió levantado una ceja, el siempre igual de coqueto.
—Anda, vamos a dormir. Estoy cansada y quiero descansar al menos unas horas.— la fémina se acerco mas a su esposo y se acurruco en su pecho desnudo. Pues antes de meterse en la cama cada uno se puso su pijama. Bueno, solo ella. Luis solo dormía en calzoncillos.
—Buenas noche, mi amor.— le beso la frente.
—Igualmente, cariño mío.— los dos se sumergieron en un placido y dulce sueño.
[•••]
Al día siguiente, Lucinda se encontraba haciendo el desayuno para su esposo y ella. Unas tortitas con sirope por encima y unas frambuesas alrededor. No muchas veces desayunaban así de bien, pero Luis se iba y a ella le gustaría que comiera algo rico antes de irse de casa.
—Aquí tienes, cariño. Disfrútalo tanto como puedas.— le besa la cabeza.
—Tengo que admitir que echaré de menos tu comida. Es la mejor del mundo— sonríe mientras empieza a comer.
Después los dos terminaron con sus desayunos y Luci metió los cubierto y platos manchados en el fregadero. Los limpiaría después de que su marido se marchara.
Mientras ella estaba recogiendo, Luis ya estaba bajando las escaleras con su mochila de viaje. Su esposa lo miro con tristeza. No quería que se fuera, no todavía.
—Te echaré de menos, mi querida Lucinda. Vas a ser lo que mas extrañe.— se acerco a ella y lo abrazo como si no hubiera mañana.
—Yo también lo hare, Luis, mucho. Acuérdate de mi, y... Te amo— los dos se fundieron en un largo y triste beso. Hace mucho que no se separaban así, que no estaban tan lejos del uno del otro.
—Tranquila nena, no me va a pasar nada. Ni que me vaya a morir.— intento bromear el moreno, pero al ver la cara de su mujer paró.— Vale vale, lo siento. Volveré sano y salvo. Te quiero, mi vida.
El subió a su coche y encendió el motor, poco a poco se fue alejando mas de su futura familia. Las echaría tanto de menos.
Pero no contaría conque nunca más iba a volver. No volvería a ver a su bella esposa, y mucho mucho menos vería el nacimiento de su querida hija Magnolia.
Pequeño Extra
—L-Leon...— murmuro el moreno con la poca fuerza que tenia.
El rubio se giro al oírlo y lo miro con mas preocupación de lo normal.
Al parecer Luis no iba a volver jamás con su amada esposa. Pues le habían dado de lleno en la espalda con un tipo de cuchillo. Esta muriendo.
—¿Qué pasa Luis?—
—Q-quiero que vayas a M-Madrid y... busques a esta mujer.— de su bolsillo derecho del pantalón saco una pequeña fotografía, en ella aparecían el y su esposa embarazada.— Es mi e-esposa, esta embarazada y... como ves... no podre volver con ella y mi f-futura hija. Me gustaría que la buscaras, y le dieras esto.— de su otro bolsillo saco un colgante.— S-se lo daría al volver, pero mírame. Por favor, Leon, prométeme, que iras a donde ella y se lo darás. Te lo suplico, amigo.
—Se lo entregaré, Luis. Lo prometo.— Leon estaba con la cara deprimida, estaba triste, triste de que Luis no pudiera volver con su familia.
Después de eso, Leon dejo definitivamente al moreno solo, por petición de el.
—Lo siento, mi amor. No podré cumplir mi promesa de volver contigo y nuestra pequeña hija. Siento tanto no despedirme como era debido. Siento no decirte aquella palabra la ultima vez que nos vimos. Lucinda... Te Amo...— y con eso, dejo de respirar para siempre dejando a su mujer y su futura hija en aquel mundo tan cruel.
Fotito de Luisito para no estar troste :(
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro