
𝗠𝗥. 𝗛𝗢𝗟𝗟𝗬𝗪𝗢𝗢𝗗
song ; mr. hollywood
by ; joji
ship ; wenseul
0:14 ━●───────────── 08:01
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Las calles de Seúl nunca se sintieron tan extrañas para Seungwan, se siente igual a cuando tocó suelo extranjero para establecerse como la famosa imagen que es ahora. Cuando sus sueños cambiaron por su realidad al igual que su corazón y las ilusiones que había guardado para un futuro incierto.
Luces que parecen luciérnagas en un mítico bosque alumbran su rostro en el largo trayecto desde el aeropuerto hasta el apartamento que supone todavía está siendo habitado por la pequeña castaña.
Demonios, todavía siente ahogarse en el propio nudo que su garganta forma al pensar en ella y en esas largas conversaciones diarias que ahora son una vez al mes y con suerte de que Seungwan pueda responderle.
En aquel tiempo su hogar ni siquiera era Seúl, eran dos brazos en las colinas de Ansan que siempre la levantaban de esos pesados juegos que el par de niñas solían jugar. Pero hubo un sueño compartido que las llevó al centro de la tierra que podía asegurárselo. Sin embargo, solo una de ellas logró domar los vientos y mareas que se vinieron sobre ella, entonces el frío de Seúl cambió por los eternos veranos de California y Seulgi se quedó atrás viendo como la que alguna vez consideró su alma gemela partía por un camino distinto al suyo.
No pudo culpar a Seungwan ㅡdisculpe, Wendy,ㅡ por dejarla, era cuestión de tiempo para que lo hiciera de todas formas. Era obvio que ella sería quien saliera al mundo como su nueva estrella terrenal, Seulgi solo la siguió porque no sabía como era no estar con ella en ese entonces. Cinco años han pasado desde que despidió a Wendy en el aeropuerto y todavía no sabe como vivir sin ella.
ㅡKang Seulgi... ㅡla naturalmente grave voz de Seungwan habla cuando la llamada es tomada.
ㅡ¿Wannie? ㅡdel otro lado de la línea Seulgi despierta de en medio de su sueño, sus ojos yendo directo al reloj con ambas zonas horarias marcadas. ㅡQue en Los Ángeles sean las seis de la tarde no significa que aquí también, son la una de la mañana.
Wendy podrá ser reconocida en todo el mundo pero para Seulgi es su risa el sonido más bonito que podrá salir de su pequeña boca, esa misma risa que guarda textura de melancolía en ella y se le está dando ahora mismo.
ㅡSé que son la una de la mañana en Seúl, solo quería saber si seguías viviendo en aquel piso. Sabes, donde solíamos vivir jun-
ㅡTodavía vivo allí, ㅡla morena la interrumpe antes de que pueda decir algo respecto del trasfondo del lugar. ㅡ¿Finalmente vas a venir o la señorita Hollywood olvido de todo lo que dejó aquí?
«A quien dejó aquí»
El sobrenombre lo recibió cuando no podía salir de la ciudad del cartel de letras grandes por ser la artista más solicitada en shows allá. No había pasado siquiera un año cuando todo esa locura comenzó, Seungwan conquistando el mundo y Seulgi guardando cada reporte que hacían de la estrella.
ㅡTal vez si no fueras una idiota podrías abrirme la puerta.
Las luciérnagas del bosque mítico brillan en los ojos de Seulgi, el susurro de las ramas de los árboles son los latidos de su corazón. Fuertes, violentos, algo dolorosos.
Cinco años y regresa como si nada, sin pedir permiso y tampoco perdón, ¿Pero realmente tendría que si nunca se ha ido? Al menos no por completo.
De un salto sale de la cama, sin preocuparse de su aspecto todavía adormilado, moviéndose entre los pasillos donde fotos de ella con sus nuevos amigos decoran los espacios vacíos que las fotos junto a Seungwan dejan, toma las llaves de la repisa donde copias de lo álbumes de la cantante están, abre la puerta que todavía tiene marcas del impacto de un jarrón en medio de una discusión ya olvidada.
Wendy nunca dejó Seúl, en realidad nunca dejó Ansan porque Seulgi se encargó de que así fuera. Si cierra los ojos lo suficientemente fuerte todavía puede sentir la definida cintura de su amante secreta en la punta de sus dedos.
Ahora solo debe estirar su mano para sentirla en verdad.
¿Como una sonrisa enmarcada en perfectos hoyuelos pueden sostener un corazón tan despistadamente?
ㅡSé que luzco un poco diferente, ㅡla más pequeña juega con su corto cabello y mira sus ropas. ㅡ¿Pero es tanto para que no me puedas reconocer?
Tonterías, una alma puede reconocer a su gemela donde sea.
Ahora el corazón que sueña como un bosque en medio de una tormenta es el de Seungwan al sentir los brazos de Seulgi serpentear alrededor de su cintura. Es un jodido verano en medio del invierno, lo ha extrañado tanto que le duele pensar en cómo las cosas serán después de esto.
Pero el golpe más grande llega cuando Seulgi acuna su rostro sobre la definida clavícula de la menor, y con su boca tan cerca a la oreja contraria dice...
ㅡTe he extrañado tanto, señorita Hollywood.
«...ㅡ¿Cuando vas a regresar, señorita Hollywood?...
...ㅡSupe que tu álbum es número uno. Eres genial, señorita Hollywood...
...ㅡSeñorita Hollywood, supongo que debo felicitarte. Espero seas tan feliz como lo fuiste aquí. Conmigo...»
A Wendy nunca le gustó el apodo. Pero eso no la contiene de devolver el abrazo.
Sus manos corren hasta sus codos en un trayecto conocido que inicia en los hombros y termina en la nuca de la castaña. Sigue encajando como la pieza faltante de un rompecabezas infinito.
Pueden sentir el corazón de la otra latiendo fuerte contra sus propios pechos, el temblor disimulado de las manos de Seulgi y los resuellos seguidos de Seungwan. Se esperó tanto por este reencuentro pero no tienen nada que decir además de estas disculpas sin voz, pero es imposible sacar palabras de una garganta atorada por un ficticio nudo. Sin embargo, tampoco necesitan hablar, de conocen lo suficiente para saber que quiere decir la otra con solo un roce.
«Todavía te amo, Seungwan-ah.»
«Realmente lo siento, Seulgi. Por todo, por esto.»
La mayor es quien rompe el abrazo con una enorme sonrisa que provoca esa adorable hendidura en su mejilla, y arrastra a Seungwan dentro del oscuro apartamento. Es sorprendente para esta ver que el lugar luzca casi igual a como lo dejó. Desde los libros en las repisa del salón, hasta el peluche de oso acostado al lado de los jarrones de soculentas en el pasillo.
Esto ha sido más difícil para Seulgi de lo que pensó.
ㅡ¿Cuando llegaste? ㅡla morena va de un lado a otro en la cocina mientras la otra se hace cómoda en el sofá. ㅡ¿Por qué no me avisaste?
ㅡPorqué acabo de llegar, vine hacia acá directamente desde el aeropuerto.
Seungwan puede sentir la sonrisa de Seulgi aunque no pueda verla desde donde está, la luz de la cocina es la única encendida en el apartamento pero es suficiente para bañar todo el salón y Wendy se permite hundir en los recuerdos que este lugar guarda.
Vinieron a Seúl siendo adolescentes, alquilaron este lugar con lo poco que hacían en sus trabajos de medio tiempo y los créditos que la compañía para la cual fueron aprendices les daban, Seulgi no pudo debutar así que cuando Seungwan logró cobrar su primer cheque ella compró el lugar, así siempre tendría donde vivir con Seulgi. Dos años después fue mandada a Estados Unidos y no regresó hasta ahora.
Seulgi llega al salón con algo de comida y una sincera expresión de preocupe.
ㅡCome e irás a dormir, en la mañana podremos hacer lo que quieras.
ㅡLo único que quiero hacer es esto.
La estrella se lanza sobre Seulgi quien recién se sentaba a su lado y usa su peso para dejarla debajo de ella mientras le reparte pequeños besos por toda la cara. Las fuertes risas de la mayor son una epifania por la cual Seungwan esperó tanto.
Estar aquí otra vez, hacer otras de sus pequeñas travesuras, solo estar con Seulgi es suficiente aunque ya no haya lo mismo por medio.
ㅡAdemás, me iré mañana al mediodía.
Las risas se apagan al igual que la luz programada de la cocina, dándole paso a la oscuridad de la noche y la de la cara de Seulgi.
ㅡ¿Entonces a que viniste?
ㅡ¿Hablas en serio? ㅡla menor no se levanta de su cuerpo, pero se acomoda mejor a su lado, usando el brazo de Seulgi como una almohada. ㅡVine por ti, idiota.
Eso sería suficiente para derretir el corazón de la morena, pero no cuando solo sabe ser egoísta si de Seungwan se trata. La quiere solo para ella pero nunca lo diría porque la felicidad de la pequeña es su prioridad, aunque eso signifique que esa felicidad está en otro lugar o con alguien más, tal vez ambas.
ㅡSi vinieras por mi, nunca te irías. ㅡquizá si puede dejarse ver un poco egoísta.
ㅡSeul... Sabes que no pue-
ㅡShh, si tienes que irte es mejor no perder el tiempo, así que abrázame como si todavía me quisieras.
No hay necesidad de decirlo, Seungwan ya no está enamorada de Seulgi. Esa fue la razón por la cual vino en realidad, debía despedirse apropiadamente.
La extrañes de Seúl no solo es por las calles olvidadas, sino también por la ausencia de la emoción que la ciudad solía significar porque Seulgi estaría en algún lugar de ella esperando a Seungwan.
Seguir sus sueños cambiaron a la menor de corazón tan puro como las lágrimas que batallan por no salir de sus ojos. La brecha que la diferencia de vidas había causado en ellas creció hasta ser un barranco que ninguna de las dos pudo cruzar; Seungwan siguió adelante con su carrera y con su vida, mientras que Seulgi se ha quedado esperando que un milagro ocurra y ese aterrador espacio se cierre y pueda ir detrás de la chica que la ha dejado.
ㅡCuando te deje en el aeropuerto me quede esperando allí hasta que el avión despegó, porque por dentro pedía que te arrepintieras y no subieras a ese avión. ㅡlas manos de Seulgi dibujan trazos sin sentido en la espalda de la menor apenas cubierta por su cara blusa de seda. ㅡAl mismo tiempo quería que cumplieras tu sueño allí, por eso no pude enojarme y todavía no puedo hacerlo. Si esa era tu felicidad también sería la mía y lo es, solo que el precio que yo tuve que pagar por ella fue caro.
ㅡPudiste haber venido conmigo y lo sabes, no pudiste lograrlo aquí pero tal vez allá hubiese sido distinto. ㅡcon pizcas de enojo, Wendy habla.
ㅡPero lo que había logrado aquí era lo que quería, mi propia exposición, mi propia galería. Tú serías la cantante y yo la pintora.
ㅡEntonces no me culpes de lo qué pasó. ㅡSeulgi sonríe al escuchar la molestia de la chica.
Con su mano libre toma el rostro de Seungwan para levantarlo de su pecho. Detalla con dedicación las extensiones de las facciones de la menor, la calidez de su piel, su larga nariz y labios en ese puchero natural. Pero en sus ojos puede ver lo lastimada que está, ve un reflejo de sí misma aunque por distinta razones.
Una sufre por amarla, la otra por dejar de hacerlo.
ㅡNo te culpo, Wannie. ㅡla castaña sonríe mientras acaricia su mejilla. ㅡSolo que la forma en que las cosas sucedieron no me gustaron.
ㅡDemasiada tragedia para haber sido nada después de cuentas.
Eso es lo que más le duele a ambas. Criadas entre las manos de la otra, con esas mismas planas estrechadas crecieron y se hicieron las mujeres que son, cuando se soltaron crecieron aún más pero en ningún momento hubo algo a lo que aferrarse, solo una amistad que disfrazaba un amor inseguro.
Los besos hasta que sus labios se cansaron, las caricias por debajo de faldas y sonidos tan obscenos como inocentes nunca faltaron, pero no hubo una categoría para ello. Pensaron que hacerlo solo arruinaría las cosas, aunque ya lo habían arruinado desde el primer beso. Mutuamente se vieron perderse en brazos de otros a los cuales llamaron "pareja" por mucho tiempo, solo para sellar el día olvidando ese compromiso con alguien más bajo las sabanas.
Vueltas y vueltas que dieron en caminos diferentes solo la llevaban al mismo lugar, como si el mundo estuviera diseñado solo para que se encontraran en un mismo lugar. Justo como ahora. Pero aunque el mundo sea redondo igual tiene sus límites, los caminos terminan y solo quedan retrocesos que tomar para ir a otros lugares. Para ir con otras personas.
El sol se comienza a colar por la puerta al balcón, tantas horas han pasado en pocos momentos, Seulgi abraza más fuerte a la morena sabiendo que al igual que ella, no ha podido dormir.
Wendy se apoya de la mano que tenía debajo de la camiseta de Seulgi para levantarse un poco, los rayos del sol que han iluminado la empañada oscuridad del salón le permite vagar su mirada por todo el lugar, dándose cuenta qué hay más de ella aquí de lo que pensaba.
ㅡ¿Alguna vez dejarás ir todo esto? ㅡla pregunta es inocente aunque consciente de la molestia que puede causar.
ㅡEso no será hoy, tampoco mañana, ㅡla mano libre de Seulgi busca el rostro de la otra para traerla a si, debe mantener la ilusión del momento lo más posible. ㅡpero espero algún día salir de este lugar.
Nada más que silencio vuelve a reinar, hasta un suspiro profundo llena los pulmones de Seungwan y su cabeza se desploma sobre el pecho de la mayor. Todo es tan abrumador para ella, hay demasiados hilos que cortar para soltarse del dulce agarre de Seulgi. Y no es que quiera soltar y dejarse perder en el espacio por medio, pero ya hay alguien dispuesta a salvarla de ello.
ㅡDdeul, yo no sólo vine para esto, también quería-
ㅡLo sé. ㅡríe amargamente al verla batalla para sacar las palabras así que se adelanta. ㅡFelicidades en tu compromiso, Wan-ah. Taeyeon es una idiota con suerte.
El camino que Seungwan tomó de regreso la llevó a hasta el de Kim Taeyeon, ella fue quien la rescató del odio que sentía a si misma por no ser suficiente para Seulgi, ella llenó el espacio que había quedado y hasta lo rebasó. Taeyeon amó a Seungwan cuando ella no quería a nadie más que no fuera Seulgi, pero la menor consiguió una nueva clase e calor, unos nuevos besos que tanto le gustan. Ella se dio la oportunidad de amar a alguien que la acompañaría incluso estando lejos.
Ese fue el error de Seulgi.
Para la mas alta el hecho de estar lejos fue perderlo todo. Si ocupaba mucho de su espacio se convertiría en un obstáculo en su carrera, si la llamaba a ciertas cómodas no la dejaría descansar lo suficiente; si amaba a Seungwan como quería hacerlo, solo iba a ser una molestia. Pero justo eso era lo que la menor quería. Que la ocupara en mitad de su día, que la mantuviera despierta en las noches, que no la hiciera a un lado por suponer lo que ella quería.
Seulgi fue tan considerada con el sueño de la chica que olvidó hacerlo con su corazón.
Además, la señorita Hollywood no era la única que podía volver a Seúl, Seulgi siempre fue bienvenida en Los Ángeles.
ㅡ¿Cómo te enteraste? Ni siquiera habíamos hecho el anuncio de que estábamos saliendo. ㅡSeungwa es rápida en intentar poner las piezas en su lugar.
ㅡLas dos son el orgullo de Corea en el extranjero, era obvio que la notica de que la cantante más exitosa y la compositora más solicitada se habían comprometido iba a salir en cuestión de minutos.
ㅡLo siento tanto, Seulgi-ah, ㅡpequeños sollozos se rompen en la garganta de la menor. ㅡyo realmente te quería pero-
ㅡEstá bien, estoy sinceramente feliz por ti. No tienes nada de que disculparte.
Manía de esta noche para Seulgi interrumpir a Wendy, pero es que no quiere escucharla, prefiere quemar en la cinta de su memoria como luce la chica, su perfume, su cabello haciendo cosquillas en su cuello. Escucharla sería aceptar que no es la ilusión que esperaba y que cualquier palabra que diga solo abrirá una grietas más grande dentro de ella.
Las lágrimas de Seungwan brillan al rodar por su rostro, la mano de Seulgi que todavía sostiene su rostro las limpia con delicadeza. Ambos pares de ojos consiguen alivio en admirar la belleza de la portadora de los otros. Pero los de Seungwan pecan al bajar hasta los labios de Seulgi.
Tan dulces, tan suaves, tan Kang Seulgi.
Quiere las reglas y las normas, las pistas y las guías de cómo serán las cosas a partir de ahora. Un último adiós que duela más que el que se dieron en el aeropuerto, uno que marque el fin del mundo bajo el fuego que el sol ha comenzado en el cielo.
ㅡVamos, Wannie. Sé que lo quieres tanto como yo. ㅡla mayor habla pasando su pulgar cerca de los labios de la pálida mujer. ㅡUno más para cerrar esto, un último beso.
«No te vayas sin darme un último beso, no me dejes pidiendo por un cierre. Ámame otra vez, Shon Seungwan.»
El agarre debajo de su camiseta se vuelve flojo, el sol ahora baña con su calor a toda la ciudad, el tiempo se ha acabado. Wendy debe volver a donde y con quien pertenece.
ㅡQue quiera hacerlo no significa que lo vaya a hacer. ㅡcon un dolor emocional que raya en lo físico, Wendy se levanta. Es temprano todavía, tendrá tiempo para llorar todo lo que quiera en alguna habitación de hotel hasta que sea la hora de abordar el avión. ㅡNo puedo fallarle de esa forma a Taeyeon, y no puedo fallarme a mi.
A Seulgi en realidad le hubiese sorprendido si hubiese aceptado.
Ella también se levanta y se aferra a la cintura de su antigua amante secreta otra vez, dejando el beso que estaba destinado hacia sus labios en su hombro descubierto. Deja la piel de la menor ardiendo debajo de ella.
ㅡ¿Algún día regresarás, señorita Hollywood?
ㅡEso espero y cuando lo haga, ㅡSeungwan gira un poco su cabeza para mirar a la chica apoyada en su hombro. ㅡespero no verte todavía viviendo aquí.
La cálida sonrisa de la mayor alumbra más que el sol mismo, la mano que ha subido al centro del pecho de la estrella quedará como una marca que desaparecerá pero no podrá ser olvidada.
ㅡ¿De que hablas, Seungwan-ah? Si yo siempre viviré aquí.
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