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𝗔𝗟𝗥𝗘𝗔𝗗𝗬 𝗚𝗢𝗡𝗘

song ; already gone
by ; sleeping at least
ship ; wenri
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TW: inspirado en EP.6 de Squid Game, mencion de abuso familiar, autolesion, desordenes alimenticios y suicidio.

Es apenas el cuarto juego pero Wendy siente todas sus emociones han sido suprimidas. Como si un interruptor en su mente que comanda tener sensibilidad hacia la tortura a la que está siendo sometida está apagado, solo bastó ese primer disparo para que Seungwan se apagara.

Lo único que le queda es una constante mirada por toda la habitación como recordatorio que existe alguien por el cual está haciendo esto y una plegaria siempre lista entre sus labios para no escuchar un "eliminado" detrás de su número. Yerim es el pedazo de humanidad restante de Seungwan, su centro y objetivo.

Maldición, se suponía que debía ser solo una de ellas quien entraría al juego, la otra la esperaría en casa -si es que lograría regresar-. Una ganaría el dinero suficiente para las dos pagar las deudas y vivir cómodas por el resto de sus vidas, estarían juntas. Seguirían juntas, y no asesinándose mutuamente por sus estúpidas decisiones para placer de otros, e incluso, si Jisoo no ganaba Yerim al menos quedaría con vida; ahora las dos están encerradas en este laberinto de sangre y locura sin garantía de que una de ellas gane.

El dinero siempre fue necesidad para Seungwan y Yerim de la misma manera en que lo sería para cualquier otra persona, pero no se puede esperar mucho de dos mujeres que escaparon de sus casas siendo adolescentes sin terminar siquiera la escuela. Trabajos esporádicos aquí y allá le han brindado lo suficiente para tener un techo sobre ellas, aunque el que tienen prácticamente se les está cayendo encima, y al menos un poco de comida en sus estómagos, tal vez no es la vida que pensaron tendrían cuando decidieron huir juntas, pero es la que habían hecho funcionar hasta que llegó aquel misterioso hombre ofreciéndoles una oportunidad.

Un pequeño rayo de luz entre toda la oscuridad que su situación financiera les causaba. Wendy y Yerim necesitan el dinero más allá de querer una vida cómoda y las tres comidas del día sin tener que pensar en cual de ellas sacrificar para obtener la siguiente, Seungwan quiere salvar a Yerim.

Por eso en el acuerdo al que habían llegado Seungwan era quien entraría al juego, pero si hay algo de lo cual la castaña se enamoró de su entonces mejor amiga fue de su convicción. Yerim no se quedaría en casa mientras dejaba todo el trabajo a su mayor.

Grave error el que cometió por querer ayudar.

Bienvenidos al cuarto juego, ㅡesa enferma voz llena los oídos de los jugadores restantes. ㅡEste juego será en equipos de dos, encuentren alguien con quien quieran jugar y cuando esas dos personas se tomen la mano serán compañeros de equipo. Tienen diez minutos para conseguir su compañero.

La duda y el miedo es palpable en el aire los primeros segundos luego del anuncio, nadie se atreve a hacer el primer movimiento hasta que sienten la presencia de los guardias y saben que no hay otra opción. Poco a poco parejas se van formando, todavía hay varios jugadores considerando a los restantes al igual que Seungwan espera que alguien simplemente la escoja. No le importa con quien deberá jugar, ella podrá ganar por ambos; por ambas.

Una mano delgada toma su hombro y la castaña no debe ser muy inteligente para saber de quien se trata, el anillo en el dedo anular anuncia la identidad de la persona.

ㅡJuguemos juntas. ㅡYerim habla en medio de un suspiro. ㅡPor favor, unnie.

Tan típico de la menor que Seungwan solo estaba en la espera de que sucediera, su forma de venir como si nada hubiese pasado buscando cualquier vislumbre de debilidad en su mayor para meterse por ese agujero hasta debajo de su piel. Y condena a Seungwan a no poder decirle que no a nada que Yerim le pida.

Fue igual cuando huyeron, Seungwan hizo este asombroso plan de escape de la escuela hasta donde unos amigos las estarían esperando y llegarían a la capital con ellos para luego enfrentar al destino con todo lo que tuvieran, Seungwan solo aceptó porque sería junto a ella que lo haría y porque no podía soportar más los abusos de sus padres; no le importo las luchas por las cuales tendrían que pasar con tal fuera con Yerim.

También fue así cuando consiguieron ese horrendo apartamento en el que todavía viven, o cuando la convenció de adoptar un par de perritos sabiendo que a duras penas podían mantenerse ellas. Todo fue idea y plan de Yerim y Seungwan ha aceptado cada petición de la menor porque eso la hace feliz.

Pero esta vez no hay lugar para eso, esta vez no puede decirle que si.

ㅡLo mejor es que juguemos con alguien más, allá todavía hay jugadores sin pareja. ㅡla mayor señala hacia a un lado sin siquiera voltear a ver a Seungwan.

ㅡU-unnie, no... ㅡhabla en volúmenes lo quebrado de la voz de la menor. ㅡLo siento ¿de acuerdo?, ¿acaso no lo he dicho lo suficiente o no me crees en lo absoluto? Lo siento, por todo.

Yerim sabe el daño que ha hecho y ha intentado remediarlo desde que Seungwan notó su presencia en el campo, se ha disculpado en cada segundo disponible que ha tenido para ello, incluso ha sacrificado otros inocentes con el objetivo de mantener a su novia con vida.

Pero, al igual, sabe que ninguna de las dos estaría aquí sino fuera por ella. Yerim ha sido la arquitecta de su presente y es ella quien las puso en esta situación.

ㅡLamento haberte convencido de huir, de que te quedarás conmigo, de que tuvieras que entrar a este juego. Lamento habernos llevado hasta esto, pero no me dejes sola. ㅡla rubia intenta con toda su voluntad no quebrarse por completo frente a todos, mucho menos frente a Seungwan. ㅡNo ahora.

ㅡNo debes disculparte por mis propias decisiones, solo siento que ahora es mejor que no juguemos juntas.

Seungwan finalmente se voltea y ve en los redondos ojos de su amada el azul más profundo en el que se ha ahogado. Ojalá pudiera maldecir sus sentimientos por Yerim pero estaría diciendo blasfemias, ella es lo más sagrado que tiene.

Sin embargo, una sonrisa comienza a iluminar el rostro de la menor al mismo tiempo que la contraria siente un peso haber caído en su estomago.

ㅡMuy tarde.

Yerim señala a sus manos entrelazadas y todo indica que fue Seungwan quien enredó sus dedos con los de ella.

ㅡYerim, no no no. Debes conseguir a alguien más-

El tiempo de buscar pareja se ha acabado. Jugadores, por favor, pasen a la siguiente sala. ㅡotra vez esa jodida voz que causa horror habla.

La castaña se niega a que deberá seguir con esto y tendrá que hacerlo con Yerim, hay algo dentro de ella que le dice que no, que tienen que separarse. Una especie de presentimiento que duele justo en el medio de su pecho y se expande a través de las infinitas grietas de su cuerpo.

Pero ya es tarde, los jugadores comienzan a pasar por la puerta recién descubierta.

Un escenario que logra traer algo de realidad a pesar de su obvia manufactura se abre ante los ojos de todos, un atardecer falso sobre ellos pinta de tonos cálidos algo que luce como callejones y varias casas.

Jugadores, sigan al personal para las instrucciones de sus posiciones.

Justo como es ordenado, todos siguen a las figuras enmascaradas por las callejones y entre las esquinas de las casas. Tal vez Yerim si pueda sentir lo mismo que Seungwan, porque por acción de reflejo, la rubia aprieta el agarre que no ha abandonado en la mano de su mayor.

Las palabras no parecen querer salir de ninguna de las dos mientras siguen al de uniforme rojo, como si la saliva se hubiese vuelto demasiado pesada para poder abrir sus bocas.

De un momento a otro la figura se detiene y quedan los tres a solas en un espacio entre dos casas.

Cada una deberá tomar una bolsa. ㅡcon ambas manos extendidas, el personal muestra los pequeños sacos. Yerim finalmente suelta a Seungwan y ambas toman una. ㅡHay diez canicas en cada bolsa. Verifiquen que sea la cantidad, por favor.

Una... dos... tres... por sus dedos ruedan cada esfera de vidrio hasta dar igual a la cantidad informada.

ㅡTe dije que debías jugar conmigo, tú no sabes como jugar a las canicas. ㅡYerim habla con el pecho hinchado de orgullo haciendo reír por lo bajo a Seungwan. ㅡYo seré quien derrote a los demás en nombre de las dos.

Aunque eso no alivia el malestar de la castaña, por un momento levanta sus esperanzas. En el juego anterior agradeció que aquella petisa de  la hubiese incluido en su equipo y hayan salido ganadoras. Esta será otra ronda a la cual podrán sobrevivir.

Un paso más cerca de terminar esta pesadilla, un juego menos de tener que-

En este juego, competirán con sus diez canicas contra su compañero, Ganará aquel que se haya quedado con todas las canicas de su pareja.

La sonrisa de autosuficiencia de Yerim cae al suelo al mismo tiempo que el dolor de Seungwan consigue su raíz.

«««»»»

ㅡUn hombre se acercó a mi y me ofreció una salida a nuestras deudas.

Había sido un día bastante pesado para la mayor, aunque por primera vez en meses pudo traer algo decente como cena su manera de ganarlo no fue fácil.

Dos arduos trabajos de medio tiempo por seis días a la semana y uno extra en el embarcadero los domingos, es más de lo que pensó podría soportar pero Seungwan ha sido una trabajadora diligente de patrones que la toman por sentado. Pero mientras el dinero que le den sea suficiente para mantener lo poco que tiene, no habrá sol que salga sin Wendy justo detrás de el lista para otro día de oficio.

ㅡ¿Así como así? ㅡdesde la única habitación de su apartamento, Yerim gritó. ㅡ¿Sin condiciones?

ㅡTengo que participar en una clase de juegos. Se que suena bastante sospechoso pero ese hombre me conoce y a ti también, sabe de nuestros problemas y de cuánto necesitamos el dinero.

A la mesa llegó Yerim quien lo primero que hizo fue sentarse en el regazo de Seungwan y robar el beso de bienvenida que la mayor siempre olvida al llegar. Sus labios sabían a playa y cigarrillo barato, a todo lo que quiere.

ㅡLo sé, también se acercó a mi. ㅡla rubia le enseñó la tarjeta que ese misterioso hombre le dio.

Que alguien venga a ofrecerte algo que necesitas con tanto desespero sin mayores peticiones a cambio es una oportunidad que no puede dejarse pasar, Yerim vio esa batalla mental que Seungwan estaba librando a través de sus ojos. Fue inesperado y ambas pensaron probablemente sería un engaño pero sonaba tan prometedor e ideal, habían estado batallando con más deudas que nunca estos últimos meses, tarifas médicas que solo las han enfermado más y más, y ya se les han acabado los amigos a cuales pedirle ayuda; se han salvado de la renta porque su arrendadora es una solitaria señora mayor que Yerim cuida de vez en cuando y Seungwan cada domingo le traería algún buen pescado que haya podido agarrar en el embarcadero.

Sin embargo, hay muchos más problemas debajo de esos.

ㅡNo pienses mucho que puedes lastimarte. ㅡYerim beso la frente de Seungwan como si con ese simple beso pudiera deshacerse de la tormenta dentro de ella. Sorpresivamente lo hizo.

ㅡEntraré a ese juego, tu te quedarás aquí con la señora Jeong y cualquier cosa que necesites puedes llamar a Jennie.

Es un plan que apareció como un rayo por la mente de Seungwan. No tenia falla alguna, ganaría unos cuantos juegos y traería dinero a casa, y si el destino finalmente se apiadaría de ella ganaría todo; un futuro brillante como oro y seda con Yerim es todo lo que podía pensar en medio de ese plan, no mas noches de insomnio por culpa de preocupaciones y hambre, incluso, podrían darle un buen resto de vida a la señora Jung que tanto les ha ayudado.

ㅡ¿No crees que es mejor que entremos las dos? Serían más probabilidades de ganar más dinero. ㅡla idea de Yerim no hubiese sido tan descabellada si las condiciones fueran otras. ㅡQuiero ayudar y que no tengas que ser siempre la única que deba hacer algo por las dos.

Seungwan entendió la frustración de su amada, así que con ambas manos tomó su rostro y lo acerco al suya hasta el punto de rozar con la punta de su nariz la mejilla de Yerim, esperando que ese tacto que la menor adora tanto pudiera hacer lo mismo que sus besos hacen en ella.

ㅡHaces bastante esperándome en casa luego de horas de infierno y recordándome que tengo una razón en este mundo.

«««»»»

Tienen treinta minutos. Que comience el juego.

Sin segundos pensamientos Seungwan se abalanza contra la figura de uniforme rojo, poco importándole el arma que guinda del cuello de este le golpea en el pecho con puños cerrados.

ㅡQuiero cambiar de pareja, yo ni siquiera la escogí a ella. Quiero jugar contra alguien más, ¿escuchas lo que estoy diciendo? ㅡla irá de Seungwan va en aumento con cada palabra que escupe y lagrima que traga. ㅡNo voy a jugar contra ella... no puedo.

El soldado guarda silencio dando entender que no hay lugar para las peticiones de Seungwan. Por primera vez es ella quien pide algo y nadie puede cumplirle.

ㅡYa no hay nada que hacer, juguemos y acabemos con esto. ㅡYerim quien se había mantenido en silencio finalmente rompe las costuras de su boca. ㅡVamos, unnie.

ㅡ¡Te dije que buscaras a alguien más, ¿ahora entiendes por qué?

Es tan grande el contraste entre la calma de Yerim y la furia de Seungwan, al menos una de ella tiene un pensamiento claro. ㅡ¡Ahora una de nosotras deberá morir para que la otra siga adelante! ¡Yo no puedo hacer eso, Yerim!

ㅡSolo juguemos, ¿si? ㅡla menor se acerca para contener en un ajustado abrazo la tormenta de su amante. Esta vez no puede hacerla desaparecer con besos. ㅡYa luego veremos que hacer. Como cuando huimos de casa.

«««»»»

Seungwan bajaba más y más maletas por la ventana hasta el jardín trasero con ayuda de Kibum y Yuri, Yerim esperaba en el auto con Minho. Era la mitad de una noche de verano y sería el inicio de toda su historia. Tenían dieciocho y diecisiete años en ese momento. ahora tienen veintiséis y veinticinco.

La idea fue detalladamente planeado por la menor de todo el grupo cuando se enteró que sus mayores se mudarían a Seul ya terminados sus estudios de secundaria. Era la oportunidad perfecta para ella y Jisoo huir de los infiernos que eran sus supuestos hogares de una vez por todas, sin esperanzas de regresar y mucho menos de ver hacia atrás.

Seungwan viene de un hogar roto de un matrimonio roto que mantuvo una familia rota. Las constantes infidelidades de su padre solo se tradujeron como abusos de su madre hacia sus propios hijos como forma de castigar a su esposo; culpándolo de los moretones con los cuales Renjun despertaba, el desorden alimenticio de Minjeong y la razón por la cual Seungwan no podía vivir si no fuera con prendas de mangas largas.

Intentando destruir a su esposo, la señora Shon destrozó a sus tres hijos. El punto de quiebre de Wendy llegó cuando Minjeong desapareció, ella era la menor de los tres y la única persona en la cual la pelinegra podia contar para cualquier cosa; la desaparición de la menor de los Shon solo resultó en Renjun y Seungwan siendo los objetos con los cuales sus padres desquitaron sus problemas.

Hasta que Minjeong apareció.

Y Seungwan huyó la noche anterior al entierro de su hermana.

Por otro lado estaba Yerim, hija de un matrimonio tan perfecto que olvidaron que tenían una hija. A la rubia le faltarían dedos para contar cuantas veces sus padres no recordaron la existencia de lo que se suponía debía ser una de sus prioridades.

Comenzaron olvidándola en la escuela, luego en viajes familiares y todo empeoró cuando ya ni siquiera la volteaban a ver estando los tres en casa.

Fue tan repentino el cambio de los señores Kim con su única hija, sin embargo, la explicación llegó cuando Yerim no podía culparse más. Le habían dicho que todos esos rumores que negaron por tanto tiempo eran ciertos, incluso, les mostraron las fotografías y videos que debían ser privados entre Yerim y la novia que tenía antes de Wendy.

Ignorar que tenían una hija era mucho mejor que aceptar que tenían una lesbiana.

Cuando Yerim los enfrentó por eso, lo único que recibió fue una bofetada en cada mejilla por cada padre.

¿Que haremos cuando lleguemos a Seúl? Seungwan preguntó en un susurro cuando Yerim la recibió en el auto con un fuerte abrazo.

Ya veremos que haremos.

«««»»»

Yerim arrastra a Wendy hasta el centro del callejón y es ella quien comienza la primera ronda del juego, la mayor se niega a jugar.

ㅡNo hay otra opción, Seungwan. Si no jugamos lo más probable es que nos maten a ambas. ㅡpor primera vez en casi diez años es Yerim quien alza la voz. ㅡSi quieres darme al menos una jodida esperanza de que saldré de aquí con vida, o en el mejor de los casos, saldrás tu, juega.

Las quejas son arrebatadas de los labios de Seungwan y sigue el juego.

Una ronda procede a la otra, una gana una canica que la otra pierde y luego recupera en la siguiente ronda. Es un juego bastante simple, algo en lo que cualquier niño podría especializarse pero toda la inocencia que esté juego pueda tener se pierde cuando una vida terminara al final de la partida.

Antes de iniciar la siguiente ronda, Wendy se detiene por un segundo.

ㅡ¿Por qué te metiste en esto, Yerimmie?

«««»»»

Roseanne caminaba en círculos por todo el apartamento, Seungwan había salido temprano ya con la decisión de llamar aquel misterioso hombre para aceptar participar en el juego y dejó a la rubia sola luchando contra su propia prepotencia.

No quería ser más una carga, quería darle a Wendy tanto como Seungwan le ha dado a ella. Ganar dinero y sacar a ambas de este infierno era la única forma que podía pensar, la voz de ese hombre repitiendo que podía hacer eso por ellas repitiéndose en su cabeza no hizo de su batalla mejor.

Debía hacerlo, tenía que.

¿Hola? una voz apenas diferente a la que recuerda es quien toma la llamada.

Oh- Hola, soy la chica que aceptó tu tarjeta ayer. Quería decir que-

¿Deseas participar en el juego?, Por favor dime tu nombre y fecha de nacimiento.

ㅡKim Yerim. Cinco de marzo de mil novecientos noventa y siete.

«««»»»

Yerim no responde sino que inicia la partida otra vez lanzando una de sus canicas, antes de darse cuenta de las manos vacías de Seungwan.

ㅡYa no tengo canicas, Yerm.

Toda la tranquilidad que la menor había tenido durante el juego se esfuma al instante, tomando ambas manos de Seungwan para asegurarse de que sea cierto lo que dice. Manos vacías, bolsa y bolsillos vacíos. Yerim lanza sus canicas al suelo y comienza a contar.

ㅡDieciocho, diecinueve... veinte. ㅡla última cae de los dedos de la rubia quien voltea para enfrentarse a la sonrisa más hermosa que conoce.

ㅡGanaste, justo como lo dijiste, yo no sé jugar esto.

El tiempo sobre ellas se detiene cuando Yerim abraza a Seungwan con toda la fuerza que le resta. Sus brazos no parecen alcanzarle para arropar a la castaña con su existencia, sus piernas fallan y trae a ambas hacia el suelo donde se permiten quebrarse en el tacto de la otra.

Wendy palmea con delicadeza la cabeza de su único amor intentando calmar los fuertes sollozos que escapan de ella, le gustaría poder llorar también pero ese interruptor dentro de ella volvió a apagarse. No tiene fragilidad que compartir más que dejarse hacer y deshacer en el abrazo. Al menos Yerim puede llorar por ambas.

ㅡDebes prometerme que cuidarás a Ttottori y a Jingjeng como yo lo haría y que te llevarás a la señora Jung contigo cuando ganes esto.

ㅡ¿De que-

Otra vez, ya es muy tarde. Yerim ha tomado una decisión por ambas al levantarse del suelo y acercarse al soldado, solo que esta vez, Seungwan no cree poder aceptarla.

ㅡMira, mi bolso está vacío, ella tiene todas las canicas. He perdido. ㅡYerimne bandea frente al uniformado el pequeño bolso que solía contener diez canicas ahora completamente vacío. ㅡDéjala seguir.

Seungwan intenta procesar lo que ocurre hasta que su mano entra en el bolsillo izquierdo de su propio uniforme. Un bolso que pesa el doble de lo que inicialmente pesaba el suyo es estrujado con frustración, mientras que el anillo que solía ser una del matrimonio que tendrían a futuro se hunde en lo profundo de su bolsillo.

Uno de los talentos de Yerim son sus manos lentas y ligeras, Wendy nunca pensó que las maldeciría.

Es una mezcla de emociones dentro de Seungwan que no la dejan responder a tiempo. Sus pasos son muy lentos, su grito muy vago, sus brazos estirados intentando quitar a Yerim del camino no son suficientes, ni siquiera la única lágrima que se ha permitido llorar llega al suelo a tiempo. Sin embargo, a sus oídos llegan palabras que no podrá oír otra vez.

ㅡTe amo, Wannie. Lo siento.

Jugador dosciento veintiuno ha sido eliminado.

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