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song ; 11:11
by ; waterparks
ship ; wenri
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Yeri está llena de deseos, algunos los mantiene como ilusiones que espera se hagan realidad por voluntad propia en el futuro, mientras que hay otro que decide tomar con su propia mano.
Es un par de minutos pasado las once de la noche, una hora a la cual no está acostumbrada a estar despierta pero ya se cansó de esperar. Si el destino no le dará lo que quiere, Yerim lo tendrá a la manera ruda.
Pidiendo por su deseo a la hora mágica. Tal vez no sea tan rudo, después de todo. Pero es seguro que le ha funcionado.
Se arrodilla a un lado de su cama tras cerrar la puerta de la habitación con seguro. No es que le avergüence todo esto de ponerse de rodillas y pedir a fuerzas externas pero tampoco quiere correr el riesgo de tener que darle explicaciones a Joohyun de porque está rezando a mitad de la noche cuando sabe muy bien que la menor no es la más creyente de todos. Y menos cuando se describe así misma como creación del demonio.
Dejando a un lado sus pensamientos sin importancia, Yerim se dispone a poner su corazón en la boca y profesar las palabras de lo que siente. Pero el repique de su canción favorita interrumpe el momento.
Un mensaje de Seungwan: una selfie y su respectiva despedida de buenas noches.
Luce hermosa, a pesar de no tener ni una gota de maquillaje en su rostro es como si nunca la hubiese necesitado de todas formas. Sus mejillas llenas parecen más suave de lo que ya son y sus labios naturalmente rosados son como una invitación que Yerim nunca ha recibido; tan perdida en la existencia de Wendy que cuando Yerim recupera la noción, ya son pasadas las once y once de la noche. Su minuto mágico se ha ido, su deseo no podrá darse esta noche.
Todo por culpa de la única persona por la cual ha deseado desde pequeña.
La primera vez que Yerim le hizo caso a las palabras fantásticas de su madre fue cuando tenía siete años. La señora Kim le había dicho de esta hora mágica dónde todos los deseos que se dijeran a su momento, se harían realidad, la pequeña Yerim no le había creído hasta que su necesidad requirió de las medidas.
Yerim quería una amiga. Y no es que no las tuviera ya, Jennie y Nayeon eran las mejores amigas que pudo haber tenido, pero ella quería más. Quería de esas amistades etéreas que había visto en la televisión, de esas que llaman almas gemelas. Así que una noche violó la regla de sus padres de dormir temprano para esperar a las once y once, en cuanto su reloj de Snorlax marcó la hora, Yerim ya estaba de rodillas pidiendo por su persona especial.
Tardó un par de días, pero a su clase llegó una niña un mayor que todos. Había estudiado con anterioridad en el extranjero, dónde el sistema de edades es distinto. Pero nadie le prestó especial atención a ello, excepto Yerim; ella le dió toda su atención a la castaña de cabello corto desde que cruzó el umbral de la puerta y con un elegante léxico pero curioso acento se presentó:
ㅡBuenos días, mi nombre es Shon Seungwan. Seré su nueva compañera durante este curso, espero podamos ser amigos.
Incluso siendo una niña, Wendy lucía como el deseo más grande que Yerim pudo haber imaginado. Sin embargo, la menor no lo considero consumado hasta que Seungwan se sentó a su lado y no dejo de hacerlo después de eso.
El segundo deseo de Yerim no vino sino hasta su adolescencia, cerca de los diecisiete, cuando Wendy comenzó a perder el rumbo y ella ya no sabía que hacer.
Nadie pudo explicarse como el rayo de sol personificado que Seungwan era comenzó a perder su brillo, tornándose en una suave llovizna de otoño. Fría, pasajera, melancólica. Poco a poco, día a día, un pedazo de Seungwan se quedaba atrás mientras ella fingía ir hacia adelante.
Yerim estuvo allí en todo momento, cerca pero no demasiado para no molestar, se mantuvo al margen que Wendy le pautó. Al alcance de una llamada, a la distancia de un abrazo.
Su amistad maduró a una relación inigualable, se convirtieron en el lugar seguro de la otra dónde todas las maravillas de crecer siempre fueron en par. Así que cuando Seungwan cayó, era de esperarse que Yeri hiciera lo mismo; pero eso no sucedió. Si su persona especial estaba mal, ella haría todo a su alcance por hacerla sentir bien.
Un deseo más, uno que pudiera salvar el primero que el destino mismo le dió.
ㅡPor favor, por favor, por favor. No quiero que mi Wannie siga estando triste, por favorcito.
Once y doce minutos.
Está vez el deseo tardó un par de años en poderse considerar hecho, pero Yerim no se queja, agradece que al menos Wendy no se dió por vencida con ella y consigo misma cuando la menor la obligó a recibir la ayuda que realmente iba a servirle.
La depresión de Seungwan no pudo tomar lo mejor de ella, toda la alegría y belleza que la castaña inspiraba nunca de fueron. Bajo esa cortina azul de tristeza, estaba la misma Wannie de la cual Yerim se había enamorado.
Eso sí no era de esperarse, y aún, sucedió.
Yerim comenzó a darse cuenta de que sus sentimientos platónicos por su mejor amiga pasaron a ser románticos de una manera algo abrupta.
ㅡ¿Cuál es la última clase de tu novia? ㅡSeulgi pregunto sentada sobre el regazo de Joohyun.
A la menor de las cuatro presente no supo que le impresionó más, que esas tres chicas que todavía consideraba extrañas creyeran que tenía novia o que Sooyoung pudiera estar tranquila después de haberse bebido dos energizantes de un trago cada uno.
ㅡYo no tengo novia y tú deberías ir a la enfermería. ㅡYerim dijo como si fuera obvio antes de apuntar al ojo de la más alta comenzando a temblar.
ㅡ¿Wendy no es tu novia? Podía jurar que lo era, siempre están juntas. ㅡJoohyun señaló recibiendo aprobación de las otras dos. ㅡY siempre hablas de ella como si pusiera las estrellas en el cielo. ㅡesa fue Seulgi. ㅡY la miras como si fuera la persona más hermosa del mundo. ㅡy Sooyoung remató.
¿Que podía Yerim decir?, Si, pasaba la mayoría de su tiempo con Wendy pero eso no decía nada. Si hablaba de ella y la miraba con especial detalle pero eso era por lo mucho que significaba Seungwan y su amistad.
Pero una amistad no te deja pidiéndole más tiempo al reloj para pasarlo juntas. Tampoco te hace notar belleza dónde nadie más la ha visto, o verle con ojos ciegos de necesidades. Necesidad de tenerle cerca, de obsequiarle la felicidad, de protegerle y de ser suficiente; de ser la única en que pueda pensar de ti de la misma forma en que piensas de ella.
ㅡMierda...
ㅡBuenas tardes, chicas.
Como si el destino amigo de Yeim quisiera hacerle una mala jugada, hizo que Wendy llegará justo al instante de su realización. ㅡBuenas tardes, Yerimmie.
Joohyun, Seulgi y Sooyoung se vieron entre si y luego le dieron la misma mirada acusatoria a Yerim cuando el individual saludo de Seungwan vino con un beso en la frente y un brazo rodeando su cintura.
Pero eso fue en el último año de secundaria, cuando tenían dieciocho, ahora Yerim tiene veintidos y Seungwan veintitrés. Quince años de amistad, siete de los cuales han pasado con sentimientos ulteriores involucrados. Pero ya hubo suficiente de ello.
Ambas han tenido su variedad de amantes en el transcurso de sus vidas, unos más duraderos y significantes que otros, hubo quiénes ni siquiera pueden recordar haber pasado más de un par de horas y aquellos que todavía parecen pintura frescas en las paredes de sus memorias. Sin embargo, hay algo seguro: siempre regresan a donde sea que la otra este.
Esto no es solo para con Yerim, es lo mismo con Wendy.
Esta noche Yerim intenta pedir su deseo otra vez, anoche Seungwan la interrumpió y su imagen no abandono a la pelinegra en toda la noche. Esta es la noche en que Kim Yerim obtendrá lo que quiere y eso es poder llamar Shon Seungwan su novia... O al menos atinar una cita más que amistosa.
Otra vez, de rodillas con los brazos apoyados en su cama y en espera de que el reloj de su mesita de noche marque esa hora mágica, Yerim se permite viajar en los recuerdos que comparte con Wendy y las razones por las cuales ella siempre ha Sido su deseo número uno.
Pero el destino se niega a dárselo tan fácil.
Golpes agresivos contra su puerta la sacan de su momento de paz, una voz que reconoce muy bien acompañan los golpes.
ㅡ¡Abre la jodida puerta! ㅡSeungwan grita del otro lado de la puerta. ㅡ¡Yah, Kim Yerim!
ㅡDios Santo, ¿Que mierda te ocurre? ㅡYerim abre la puerta para conseguirse a una alterada Wendy.
Pero la mayor poco le da importancia al entrar a la casa como si fuera la suya y desplomarse en el sofá. Esto es más difícil de lo que pensó.
ㅡ¿Ahora interrumpes a mitad de la noche y actúas como una completa desquiciada? ㅡla pelinegra habla con ambas manos en las caderas, golpeando con sus rodillas las costillas de la chica todavía boca abajo en su sofá. ㅡTodos los días tienes un talento nuevo, Shon.
Cansada de escuchar esa voz que parece una grabación rota en su mente de todo lo que se repite, Wendy se levanta y jala a Yerim de un brazo para hacerla caer sobre si.
El reloj detrás de ellas mueve su manecilla más larga hacia adelante justo cuando la castaña con ambas manos toma el rostro de aquella en su regazo para besarla como tanto deseo por casi una década.
Si Yerim pudiera usar una sola palabra para describir la manera en que Wendy la besa, sería: "ideal". La menor se deja hacer y deshacer bajo sus labios hasta que decide unirse al baile.
Son las once y trece para cuando Seungwan da por terminado el beso con tres más pequeños siguiéndole.
ㅡYo no creo en toda tu cuestión de pedir deseo a una supuesta hora mágica, pero tuve que recaer en ello cuando no conseguí otra forma de obtener lo que quería. ㅡSeungwan habla cerca de los labios de Yerim, perdiendo de a poco la concentración por el juego de esta con los cabellos cerca de su nuca. ㅡPero ni siquiera eso pudo ayudarme. No pudo darme lo que quería, lo que necesitaba, así que vine a buscarlo.
ㅡ¿A mí?
Yerim dice con el pecho lleno de emociones y sentimientos que no puede procesar del todo, pero la encantadora sonrisa es todo lo que necesita. ㅡQue curioso, porque tú has sido el único deseo por el cual he estado pidiendo todos estos años.
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