song ; love in the dark
by ; adele
ship ; wenrene
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Se siente bien, estoy bien, todo está bien... Joohyun repite esa oración una y otra vez antes, durante y después que un vaso de soju y cerveza toca sus labios. Mentiras que se sienten como verdad mientras no piense mucho en ello.

Mientras no piense mucho en ella.

¿Cómo alguien puede sentirse como un rayo de sol tras un día de nubes oscuras? ¿Cómo alguien puede contener en su pecho tantas maravillas por descubrir? ¿Cómo alguien podría amarla como Seungwan lo hizo?

Eso nunca hubiese sido posible después de todo. Nadie puede amar a Joohyun, mejor dicho, Joohyun no deja que alguien pueda amarla.

Sin embargo, los recuerdos que tiene de Seungwan son lo más cercano que tiene de haber sentido algo parecido al amor.

Cuando todo parecía haber perdido sabor y emoción en la vida de Joohyun, Seungwan apareció para demostrarle que había mucho que no había descubierto todavía.

Se suponía que solo era una relación escritora-editora, un arreglo horizontal de profesionalismo para el mismo fin. Que Joohyun pudiera publicar su libro y Seungwan recibir su ascenso. Pero en medio del desprecio mutuo las horas que pasaban juntas dejaron de ser suficientes y los honoríficos fueron reemplazados por libertades verbales con la otra.

Esa sonrisa conocedora de secretos y placeres con la que Seungwan se le presentó a Joohyun fue el comienzo de los problemas. Luego de eso vinieron sus orgullos elevados, la irreverencia de la castaña y el ego de la mayor. Sooyoung había perdido la cabeza cuando acordó hacerlas trabajar juntas.

ㅡPuedo asegurarle la publicación de su libro, señorita Irene, pero al menos pretenda que sea algo que valga la pena leer. Que valga la pena que yo lo lea. ㅡen ese momento, Seungwan había sido la única en desafiar la escritura de la renombrada Irene Bae.

ㅡ¿Por qué tendría que complacerla a usted, específicamente?

ㅡPorqué aunque a usted no le guste, no le agrade y la idea que yo sea una novata le sea ofensivo, sigo siendo la mano superior entre usted y yo.

Las cosas fueron en picada después de eso, hasta que Joohyun apareció en la oficina de Seungwan con algo que valía mucho más que la pena. Joohyun no le llevó un borrador nuevo, tampoco una idea distinta; le llevó su corazón lastimado por golpes que no pudo sortear.

Fue durante una noche igual que esta, dónde el alcohol era el único que podía escuchar sus problemas pero esa vez decidió hacer oídos sordos, aunque los tragos ya habían hecho estragos en su cordura. Así que la idea de correr a los brazos de su némesis fue lo mejor con lo que pudo venir, era eso o regresar a casa donde su mejor amiga haría su mejor intento en entenderla pero lo único que lograría sería hacerla sentir aún más miserable.

Seungwan escuchó a través de balbuceos ebrios, limpio lágrimas que manchaban piel sonrojada y la imagen que tenía de Irene Bae cambió por completo; al tenerla cerca, actuado tan tierna, Joohyun prometió no lastimarla. Sin saber que terminaría con ambas.

Entonces los concejos de Seungwan fueron escuchados y los borradores de Joohyun aceptados.

La menor se propuso una meta, ayudar a la escritora a ver las cosas con un punto de vista diferente, menos trágico y más optimista. No fue fácil convencer a Joohyun, pero Seungwan tiene sus trucos.

Salidas después de las revisiones, recomendaciones de canciones y películas, nuevos restaurantes y nuevos paisajes. Seungwan le mostró un mundo nuevo a Joohyun quien creía haberlo visto todo, le enseño que su corazón, a pesar de estar negro y azul, todavía podía amar.

No se dieron cuenta cuando los abrazos eran más que por cortesía, cuando las noches terminaban en el apartamento de la otra con un par de copa de vino llenas de lágrimas, tampoco pueden decir con claridad cuando los besos comenzaron.

Besos que enraizaron caricias, caricias que florecieron a cuerpos moviéndose a un mismo ritmo hasta que las dos maduraron a sentirse amadas.

Amada, algo que Joohyun ha estado buscando ser por tanto tiempo. Despertar junto a alguien que le trajera mariposas al cielo de su estómago, pasar el día sabiendo que cuando regresará a casa tendría una razón por la cual hacerlo, dormir en brazos que nunca la soltarían. Pero nada de eso sucede en la vida real sin una probabilidad de perderlo.

Joohyun ya estaba cansada de perder, así que está vez ni siquiera intento aferrarse a una esperanza. Dejo que Seungwan se escurriera de sus manos al igual que su amor se escurrió por sus lágrimas.

La pelinegra se convenció de que nunca podrá ser amada, que todo aquel que toque a su corazón solo lo hará para robarle, nunca para quedarse. Y antes de que Seungwan pudiera hacer lo mismo que todos los anteriores, Joohyun está vez fue quien robó un corazón.

Forzó a la menor a alejarse, la obligó a olvidar si es que lo ha hecho, Joohyun tomo todo lo que habían creado y lo mando a la basura en un intento de protegerse. Tantas veces paso por lo mismo y cada vez termino de la misma manera, ella hecha pedazos guardando luto por un amor que nunca fue suyo.

Pero no iba a dejar que eso pasara con Seungwan. No iba a permitir que el pedazo de cielo que se le fue dado se convirtiera en un infierno cuando la menor decidiera irse de su lado, no iba a manchar la sonrisa de su Wannie con amargura. Porque aunque le arrebató a Seungwan la posibilidad de amarla, Joohyun la guarda con el único hilo de estabilidad que sostiene su voluntad.

Ahora está sola otra vez, con el alcohol afirmando sus decisiones.

Ella no vale la pena, nadie podría amar a alguien tan dañado, Seungwan podrá sanar de ella y eso será suficiente para Joohyun sentirse menos miserable.

ㅡSabía que estarías aquí. Toma, la primera copia de tu libro.

Frente a Joohyun, una serena Seungwan se sienta. La mayor no sabe si es la realidad o son los tragos jugando con su cabeza, sea lo que sea, se siente bien ver a la castaña luego de tantos meses.

En la mesa, entre tantas botellas y platos vacíos, un libro de portada bonita se asienta. "Dos manos, una taza", un título que pasó por tantos cambios hasta que Joohyun pudo pensar en uno justo antes de comenzar a escribir el capítulo final.

Sus protagonistas terminan en un café, dándose un paseo por avenidas de recuerdos sus manos se encuentran al tomar la misma taza.

Joohyun muy dentro de si sabe que escribió eso esperando ese fuera su término con Seungwan, pero aquí están, seguras de que nunca se verán otra vez después de esto. Sentadas en un bar de mala muerte, con una variedad de alcohol en lugar de café mientras que sus manos procuran mantenerse lo más lejos de la otra.

ㅡGracias, pero este también es tu libro. ㅡla pelinegra le da una hojeada rápida al texto antes de volverlo a poner en la mesa, un poco más cerca a la editora.

ㅡNo es mi historia. No es mi final. No hay nada de o para mí en el.

No hay nada más que decir, ni que hacer. Ya no hay algo que pueda ser salvado y Joohyun tendrá que vivir con el azul que ella misma escogió.

Seungwan quiso quedarse, quiso amarla pero es imposible hacer eso en la oscuridad de la cual Joohyun no quiere salir.