♠︎ CATACLYSM ♠︎
Existe un mundo en donde la magia es fundamental, pero, ¿qué pasa si el cinco por ciento de la humanidad en el mundo no tiene magia? Una barbaridad para otros, una realidad para Halarick.
Halarick es una chica como cualquier otra, pero sin nada en especial más que mirar como todos utilizan su magia y ser alguien especial en la vida. Miraba sus manos con cierta tristeza en sus ojos. No lo iba a negar, quería tener magia y no ser una don nadie como sus amigos siempre solían llamarla.
Su amiga Britte estaba a su lado observando como la chica de cabellos rojizos observaba sus manos. Era triste tener que ver a su amiga así, sobre todo cuando por todos estos años estuvo entrenando muy duro en poder saber cual era su magia. Y simplemente no existía aquella chispa en su interior.
-¿Y si te subes a mi espalda y volamos? -le preguntó Britte con una sonrisa juguetona.
-Te burlas de mí por ser un unicornio y yo una simple humana, ¿no? -sonrió sarcástica.
-¡Vamos, Halarick. La vida es solo una aunque yo tenga más vidas que tú, pero eso no importa!
-Eres pésima consolando a la gente, ¿lo sabías?
-Lo sé -chocó su hombro con el de la pelirroja.
Al instante una pequeña concha empezó a vibrar, Halarick sacó la concha de sus bolsillos y cuando la abrió, el holograma de su compañero se hizo presente.
-Las necesitan en el ala norte ahora -anunció.
-Si me necesitas para limpiar tu asquerosa oficina, ahórrate tener que volver a llamarme, porque créeme que no volveré a hacer ese espantoso trabajo -le dijo sin pudor alguno, con una mueca de disgusto por pensar en su antiguo trabajo.
-No eres una niña, Halarick... Según el jefe de la división de crímenes, se reportó un asesinato en la torre central -
informó.
-¿Un asesinato en la torre central? -preguntó Britte con el ceño fruncido.
-Se trata de Celeb. Esta mañana lo encontraron muerto.
Las dos chicas quedaron inmóviles sin lograr articular ninguna palabra. Lo único que pasaba por la cabeza de Halarick era: "¿Por qué murió? ¿Por qué él?" Celeb y Halarick eran amigos desde muy pequeños, igual que con Britte pero ella había llegado un poco más tarde. No entendía cómo de la noche a la mañana podía haber muerto, sin explicaciones y sobre todo porque estuvo con él casi toda la noche.
No entendía nada y todos querían respuestas.
-No solo eso, anteriormente se reportaron más de diez casos en menos de dos semanas. Empieza a preocupar porque al parecer proviene de la misma persona.
-¿Cómo puedes estar tan seguro de que es la misma persona? -preguntó Halarick.
-Deja pistas por cada víctima -explicó-. Siempre deja una flor negra. La división de crímenes lo llamó: Black Rose -la chica de cabellos rojizos frunció sus cejas y labios, pensando que era un horrible nombre y que, en un sentido, parecía bonito. Era raro-. Necesito que vengan pronto.
-Sí, iremos pronto. Pero asegúrate de...
Britte ni bien pudo terminar su oración cuando el holograma había desaparecido. Soltó un sonoro suspiro viendo a la nada, aún sin procesar bien la información de que su amigo había muerto. Observó a Halarick, ella estaba con igual semblante y por lo que podía apreciar, quería hacer algo y a la misma vez le aterraba el saber.
-No me disculpé con él -soltó Halarick-. No le dije que lo perdonaba por decirle a mi mamá que no iría a la universidad de humanos.
-Pensaba que sería algo más trágico -giró hacia ella, frunciendo sus labios en modo de desaprobación-. Bueno ya, perdón, pero el problema es que eres muy cerrada con las personas y por eso te dificulta tener que expresarte y decir tan si quiera un lo siento. Es costoso, lo sé, pero debes aprender a valorar lo que tienes.
-Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde; es un refrán muy viejo, sé que me identifica, no tienes que decirlo.
-Que bueno que no me haces gastar saliva en ti.
Britte se puso de pie y al instante su cuerpo cambió de forma, convirtiéndose en un hermoso unicornio blanco con alas muy grandes y cuerno brillante. Se agachó un poco para quedar a laaltura de Halarick, invitándola a montar sobre su lomo y, una vez la pelirroja estuvo ahí, abrazó no tan fuerte su cuello.
-Halarick, Celeb estaba muy orgulloso de ti.
-Lo sé...
¿Insensible de su parte por no mostrar que le afectaba? Por supuesto que no. Muchas veces, incluso en los peores momentos, debes enfrentar las cosas con la cabeza en alto, incluso si eso significaba una pérdida. Otros no lo entendían, pero Halarick simplemente era así: confundía a muchos y les hacía dudar en si ella tan siquiera era una humana por más obvia que era la respuesta.
Britte voló por el aire y esquivaba los edificios con una agilidad increíble. Para poder volar se necesitaba una licencia de volador especialista, ella lo tenía por lo que no sería parada por algún oficial, y... Bueno, Britte y Halarick son agentes. Finalmente llegaron al ala norte, lugar en donde trabajan de agentes, justo en la división de crímenes. Britte volvió a su forma humana y ambas caminaron por los extensos pasillos hasta llegar a una puerta en donde mostraron sus identificaciones en un insecto enorme con un gran ojo en medio, inmediatamente las dejó pasar.
Halarick remangó su camisa hasta los codos, estaba segura de que la próxima charla no sería para nada fácil, mucho menos el caso que prontamente estaban por atender.
Una vez llegaron al gran salón de investigaciones, la vista de Halarick viajó hacia Eros, su compañero que anteriormente las habían llamado para notificarle sobre el caso.
-¿Cuál es el estado del asunto? -preguntó Halarick.
-¿No estás...?
-No, no me voy a poner a llorar en tu hombro para que me consueles y me digas que estaba orgulloso de mi como Britte me dijo hace unos minutos. Siguiente pregunta, porque quiero una respuesta.
Eros mordió su lengua por tener que hacer una pregunta que, por supuesto, ni bien la terminó cuando ella contestó. Era una humana común y corriente, pero a veces daba miedo por su capacidad de saber, sin tener magia o sin ser algún vidente, lo
que las personas pensaban.
-Actualmente estamos investigando el caso de Celeb. Como les había dicho antes, al parecer el asesino tiene un patrón de dejar una rosa negra en cada una de sus víctimas, es por eso que llegamos a la conclusión de que es el mismo asesino - aseguró. Mantuvo su mano en su mentón, pensando en algo que seguramente ayude en la investigación-. De hecho, parecía que Celeb fue cortado por una especie de cataclismo.
-¿Qué...? -murmuraron Halarick y Britte anonadadas.
Un cataclismo no era nada más ni nada menos que una destrucción. La destrucción de un ser o del mismo universo. Un poder tan grande que ni en los libros antiguos se ha podido encontrar de donde proviene o porqué se genera.
Es simplemente eso, un cataclismo te destruye y no vuelves a funcionar más nunca porque es más poderoso que todos los poderes juntos.
-Creo que esto podría ser muy riesgoso para ti, Halarick.
La pelirroja mordió sus labios tan fuerte que podía saborear un sabor metálico recorrer por su lengua hasta tocar el paladar.
Odiaba que le dijeran eso, que la trataran más inferior a ellos solo por ser una humana ordinaria, sin poder transformarse como Britte, ni tener superpoderes como Eros. Solo era eso: Una humana que tiene conocimientos sobre este mundo de fantasías y que debe vivir con eso.
-Quiero hacer este caso -insistió.
-¿Por qué siempre recurres al peligro? ¿Por qué mejor no te quedas sentada mientras los que sí pueden hacer el trabajo lo hacen? -le preguntó Eros enfadado.
-Entonces, ¿pretendes que no haga nada mientras veo que mis esfuerzos por más de tres años fueron en vano? ¿Eso quieres, que me quedé como una estatua en una tonta silla sin poder hacer nada? -bufó molesta-. Soy una humana, pero no por eso significa que puedas humillar mi raza.
Eros asintió. No estaba de acuerdo a que Halarick investigara el caso, era bastante cruda la realidad al igual que peligrosa, y le preocupaba, aunque no lo demostrara, que la pelirroja quedara expuesta al peligro. Un peligro tal vez muy cerca como tal vez muy lejos.
Halarick y Britte recibieron la información sobre el último asesinato, que, al la pelirroja ver la foto de su amigo, apretó tan fuerte el papel que lo había arrugado.
-Estabas con él ayer en la noche, ¿no es así? -le preguntó Eros.
-Sí... Pero no estaba con él en la torre central -el hombre hizo una mueca en muestra de necesitar una explicación-. De hecho, estábamos en un parque cerca de mi casa, si quieres, puedes preguntarle a mi madre.
-No hace falta. El equipo A de investigaciones hizo ya el trabajo y efectivamente, ustedes se habían encontrado en ese lugar. Pero es raro.
-¿Están diciendo que posiblemente Black Rose se lo haya llevado a la torre central? -preguntó Britte sacando su suposición.
-Lo más seguro que sea eso -respondió Eros-. De igual forma, ustedes como el equipo C de investigaciones, su deber ahora es investigar este caso. La torre central ya está despejada, solo deben investigarla a profundidad.
-¿Por qué nosotras cuando es más evidente que podríamos estar trastornadas de lo que ocurrió sabiendo que Celeb era nuestro amigo? -intervino Halarick.
-Porque así lo pidió el jefe.
Después de obtener el permiso necesario de la investigación, ambas chicas salieron del gran salón, yendo directamente al área de armería.
-No tiene sentido, si pensamos esto mejor.
-Bueno, ¿qué podremos hacer nosotras, Halarick? Somos unas simples peones. Si el jefe dice: "van al baño", vamos al baño sin protestar.
-Tampoco tan exageradamente, pero es extraño.
Halarick recibió su arma especial, al ser humana, debía tener un arma que le brindara capacidades híbridas e inhumanas. Mientras, Britte recibía una protección, pero en líquido, ¿para qué servía? Muy simple, las protecciones en líquidos sirven para aquellas criaturas míticas como en este caso, Britte que puede convertirse en unicornio, puedan proteger sus alas o cualquier extremidad de cualquier ataque.
La mano de la pelirroja empezó a picarle, sin pensarlo, rascó la palma de su mano derecha mientras le daba mente a algo.
-¿Me guardaste pastel de pistacho de ayer? -Britte la miró anonadada, pensando que realmente estaba loca por hacer semejante pregunta.
-Por supuesto que te guardé el pastel de pistacho con estiércol mágico de unicornio -recibió un empujón de su amiga.
El lugar al que debían visitar, no era nada más ni nada menos que la torre central: lugar del asesinato de Celeb. Era tenebroso tan siquiera pasar por esa área. Desde la entrada se veía una especie de Z que rompía el piso hasta el edificio entero.
El cataclismo es algo alucinante -pensó Halarick.
Britte soltó en el aire un pequeño ojo que las guiaría por el lugar. Algo bastante curioso, es que habían trampas.
-¿No se supone que esto ya lo habían investigado antes? -preguntó Britte, teniendo cuidado de no pisar una trampa y caer por un precipicio.
-Se supone...
Sin querer, Britte pisó un metal, y de ese metal, el piso fue abriéndose, logrando que casi cayera al hoyo sin fin si no fuera porque Halarick la empujó hacia atrás.
-¿Qué rayos es esto? -murmuró la pelirroja-. Esto no es normal.
-¡Por supuesto que no es normal! Jamás, en mis cinco años trabajando como agente investigadora de crímenes, había visto esto.
Sin embargo, la cosa no acababa ahí. Sintieron, no una, ni dos, muchas presencias justo a sus espaldas, pero cuando giraron, no había nadie. Halarick lanzó una red analizadora, que ayudaba a ver cuantas personas habían en esa torre.
Pero lo que vieron fue abismal.
-Ay madre...
Britte fue la primera en reaccionar, agarrando del brazo a Halarick para obligarla a que se moviera. Sus pasos eran tan pesados que provocaba aún más la vista de tales seres míticos que en los libros eran los tan temibles seres del infierno. Las gárgolas.
-¡¡Halarick, mueve tu espantoso trasero si no quieres que nos coman vivas a las dos!!
-¡Yo también quiero vivir, estoy haciendo lo más que puedo! -respondió en medio de un jadeo.
Britte casimente llegaba a resbalarse por el suelo mojado, provocando que Halarick chocara con su espalda y cayera hacia atrás, golpeando su espalda con al parecer un metal.
Entonces gritó. Y las gárgolas gritaron.
Britte miró hacia atrás, observando como las gárgolas gritaban, retorciéndose hasta las entrañas. Halarick la miró con espanto, intercambiando miradas por lo que acababa de pasar.
-No hay tiempo -reaccionó Britte-.Debemos irnos. Ahora.
Con su ayuda, Halarick pudo ponerse de pie y continuar la marcha. No podían salir de la torre, por lo que les tocaba buscar algún lugar que les pudiera servir de refugio. Se adentraron a un salón, moviendo unas cuantas sillas y archivos, logrando apilarlos y trancado así la puerta. Una vez sintieron que ya no corrían peligro, suspiraron exhaustas.
-Tengo que avisarle a Eros -anunció Halarick.
-¿No dudas? -arqueó las cejas por el comentario de su amiga-. Quiero decir, nos trajo aquí por algo. Nos dijo que estaba despejado y vimos los informes, en verdad vinieron. Pero, ¿y si es una trampa?
-O sea, ¿estás diciendo que Eros podría ser Black Rose?
-No lo estoy diciendo, solo empiezo a dudarlo.
-Él puede ser cruel y sucio, pero no creo que sea así de cruel.
-Celeb y él se caían fatal, y lo sabes -le recordó.
-Ya lo sé -recargó su cabeza en la pared-. Y como te dije antes, no creo que él sea Black Rose.
-¿Y quién crees que podría ser?
Halarick arqueó sus hombros en muestra de no saber. Luego, rascó con fuerza y rapidez la palma de su mano derecha. Últimamente empezaba a picarle mucho, sin embargo, decidió omitirlo.
-Solo sé que Black Rose es alguien despiadado, mal de la cabeza, probablemente alguien con traumas, y psicópata porque eso no es normal -Britte asintió en cada palabra.
-En verdad, sí debe de ser alguien con mala cabeza para hacer tales atrocidades. ¡Encima con un cataclismo! ¿Por qué debería de ser esa persona que posea algo tan poderoso?
-Solo el mismo nuestro Señor sabe los pensamientos de las personas.
Aún con todas sus dudas, decidieron llamar a Eros y explicarle el caso. Estaba tan confundido como Halarick y Britte porque, ¿cómo rayos llegaron esas gárgolas ahí? Era tan siquiera absurdo pensarlo, porque las gárgolas no aparecían nunca a no ser que sea un caso especial.
Caso especial que solamente dos veces en la historia se han presentado. ¿Y por qué ahora? La razón aún permanecía desconocida, con un futuro incierto y que a la misma vez, estaba seguro.
-¿Cómo planean salir de ahí? -les preguntó Eros.
-Volando -respondió Britte-.Romperemos el cristal y saldremos por ahí.
Eros y Halarick permanecieron en un silencio incómodo. Exactamente eso mismo debieron hacer antes, pero había un pequeño o tal vez gran problema sobre eso.
-La razón del porqué no propuse hacer eso
es porque está hecha de cristal magnate -Britte rodó los ojos por tal confesión.
Un cristal magnate era el cristal más duro y difícil de romper, por no mencionar imposible. Ni los hechiceros más fuertes lograban romperlo, pero entre la sociedad, era fácil contar los que sí podían con tan solo una mano.
-Quédense donde están. Mandaré el equipo
de apoyo para que puedan salir.
-No lo hagas -le dijo Halarick, sintiéndose de repente cansada-. Son muchas gárgolas. Si el equipo viene, habrán más muertos que sobrevivientes. No los envíes.
-¡Pero Halarick...!
-Saldremos de aquí vivas, Eros -le regaló una sonrisa honesta-. Por el contrario, si salimos sin una pierna, puedes mandarme a limpiar tu oficina por tres meses y no diré nada al respecto.
-No estamos de bromas, esto es de vida o muerte y no permitiré que ningún agente bajo mis mandatos muera. Eso nunca.
-Un agente sacrifica su vida por la sociedad, por descubrir los misterios, por sacar a relucir las muertes, por saber la razón del porqué. Por todo y más, soy un agente. Te contactaré después, Eros. Nos vemos.
Justamente, esa fue la última vez que Halarick contactó a Eros hasta entonces. El caso se volvía cada vez más difícil, aún más porque las gárgolas lograron encontrarlas y no paraban de empujar la puerta. Entonces Britte rio.
-Esto es tan loco que me hace querer reír y llorar a la misma vez.
-¿Por qué no reírnos de nuestras propias desgracias? - propuso la pelirroja-. De.seguro que en diez años nos reiremos otra vez de esto.
Britte rio, pero su risa no duró tanto. Sus facciones se mantenían duras, con ojos penetrantes mirando el cristal. Halarick no sabía lo que estaba pensando su amiga, pero le dio un empujoncito amistoso.
-Estoy de bromas. Hay que salir de aquí primero para después reírnos como nos plazca.
Se levantó, dispuesta a sacar su arma que por tanto estuvo escondida en su espalda, pero al momento de hacer cualquier otra acción, Britte la detuvo.
-No hagas nada, por favor -pidió. Su pedido parecía más una súplica de rodillas, a un pedido amistoso. No, ella tenía miedo. ¿Pero miedo de qué? Halarick supo de inmediato que no era miedo a las gárgolas.
Relamió sus labios nerviosa, entonces observó a su alrededor en busca de una salida. Salida que no existía más la salida de la puerta que estaba siendo trancada y a la misma vez golpeada.
-Britte, todo estará bien, saldremos de aquí, y resolveremos el caso -alentó.
Pero, ¿quién diría que la muerte de Celeb tan solo fue el principio y ese aliento sería el final? Halarick se echó hacia atrás, Britte empezaba a mover las cosas de la puerta hasta que finalmente quedó despejada. Recargó su arma y apuntó. Le hizo una señal a su amiga para que abriera la puerta, entonces empezó a disparar. Eran demasiados, sin embargo, Halarick podía manejar un poco la situación. Desvió su mirada hacia su amiga en busca de su supervivencia en el caso, pero ella estaba bien. Estaba ilesa.
Volvió a concentrar su vista en matar a esas gárgolas, su munición empezaba a hacerse escasa.
-¡Britte, debemos salir de aquí rápido!
-¡Eso intento, pero son muchas!
-¡Bate tus alas! -gritó, tirando su metralleta hacia el piso y sacó dos pistolas para empezar a disparar.
Britte le hizo caso, sus alas de unicornio salieron de su espalda y empezó a batir sus alas, apilando todas las gárgolas en una sola pared. Halarick se agarró con fuerzas de un metal para no ser llevada al mismo lugar, guardó sus armas y buscó entre su chaleco una bomba que con ayuda de su boca empezó la cuenta regresiva.
Halarick fue arrastrándose en el piso con su único objetivo salir de la sala, lográndolo con éxito y arrastró a Britte con ella para así cerrar la puerta con la bomba adentro.
Explotó. Estaba cansada, tan solo quería terminar esa investigación y salir de la torre central lo más rápido posible. Halarick exhaló con pesadez, entonces dijo: -Esta torre deberían llamarla: La Torre del Infierno.
Al no escuchar alguna risa de su amiga, giró, llevándose una gran sorpresa de no verla, mas sí escuchó sus gritos. Halarick tomó sus armas nuevamente, quitándole el seguro, bajando el martillo y manteniendo sus dedos índices en el gatillo
-¿¡Britte?!
-¡¡AYUDA!!
No podía volver a perder un amigo. Primero era Celeb, pero no podía perder a Britte. No hoy, no mañana, ni nunca mientras estuviera con ella.
Con angustia empezó a buscarla, a gritar su nombre y seguir sus gritos que por cada paso que daba iban alejándose. Estaba tan angustiada, enojada consigo misma, que sin darse cuenta volvió a rascar su palma derecha. Y se detuvo dándose cuenta de tal acción.
Su palma estaba roja, muy roja. Sintió como el tiempo se había detenido, y por arte de magia, varios cuerpos empezaron a caer al igual que una lluvia de sangre. Halarick ya no podía más. Era demasiado y lo sabía. Viajó su mirada a su alrededor. Eran todos las personas que Black Rose había sesinado. Una por una, todas las reconocía. Sobretodo, reconocía un cuerpo, o lo que era de este, que por mucho no quería ver. O no quería verlo, o no quería arrepentirse más de lo que ya estaba.
Con pasos torpes caminó hacia el cuerpo sin vida de Celeb, al parecer, habían pegado partes de su cuerpo, pero su brazo derecho no estaba. Sus ojos picaban, pero no quería llorar, no quería hacerlo hasta acabar con la investigación, o tan siquiera acabar con la misma vida de Black Rose por terminar con la de muchos.
-Lo siento...
Lo pasó de largo sin decir o hacer algo más a favor de Celeb. La lluvia de sangre no paraba, empapaba a Halarick y se escondía en su cabello rojo, camuflándose. Era curioso: estaba el techo, pero seguía lloviendo como si fuera el cielo. Los gritos de Britte ya no se escuchaban, y Halarick se odiaba por eso.
Se odiaba por ser una humana ordinaria, por no tener poderes, por no ser una criatura fantástica, y por no ser competente en proteger a sus seres queridos.
No protegió a Celeb como tuvo que ser. No protegió a Britte como tuvo que ser. No protegió a nadie, y solo era una joven de veintitrés años que apenas podía cargar con el peso de no ser suficiente.
Lo que sí sabía, es que debía resolver esos crímenes y debía acabar con Black Rose. Empezó caminando y a seguir sus instintos que la guiarían al lugar correcto, luego apresuró sus pasos hasta correr. Aún no era tarde, aún debía encontrar a Britte y si podía, debía rescatarla.
No: su obligación era salvarla. El lugar se llenó otra vez de gárgolas, y de par en par Halarick acabó con ellos en menos de diez segundos. Subió unas extensas escaleras que se veían a punto de caer, pero eso no detuvo su marcha. Llegó al tercer piso y justo en la recepción de ese piso, vio a Britte en el piso
desangrándose, al igual que una persona parada a su lado. Vestía de negro y en su
mano mantenía una flor negra: era Black Rose.
-¿Por qué haces esto? -le preguntó Halarick.
-¿Por qué no disfrutar ver a las personas sufrir por un delito que cometieron? -respondió.
-¡Pero esa no es la forma. Esas personas que mataste, tuvieron familia, amigos, seres queridos, y no eran culpables de ningún delito! -gritó-. La única persona culpable eres tú, solamente tú.
-¿Y tu amiga qué?
-Ella no ha hecho nada, déjala en paz.
-También tiene pecados que debe pagar, en realidad, es la mayor con pecados. Black Rose se agachó para quedar a la altura de Britte, acarició su rostro, apartando algunos mechones canelas y su mano bajó hacia su cuello, en donde empezó a apretar.
Halarick apuntó hacia la mano de Black Rose y disparó, teniendo la certeza de que no le daría a su amiga. También, disparó a su capucha, cuidando en no matarlo. Lo que
vio a continuación, la dejó sin palabras y perpleja.
-Perdón por mentirte, Halarick.
Habían dos Britte, no, había una, porque la otra que estaba en el piso iba desintegrándose hasta convertirse en barro.
La sangre también era falsa.
-¿Qué has...?
-Hice lo que debía hacer, Halarick. Al final, nadie es santo en esta vida.
-¡¡Mataste a Celeb, Britte, mataste a nuestro amigo!! ¿¡Qué te pasaba por la cabeza!?
-El cataclismo es así, es parte de tu cuerpo, pero tu cuerpo y mente no los puedes controlar.
Entonces lo entendió. Britte no era la mala de la historia, Britte solo era otra víctima más a causa del cataclismo. Pero luego estaba el porqué tuvo que matar a tantas personas, y a la misma vez, era su mejor amiga quien lo había hecho. De las manos de Britte salió un resplandor negro, tocó el piso y este empezó a romperse. Halarick retrocedió cuando el área en donde ella estaba también empezaba a romperse. Dio un salto hacia el otro extremo de la izquierda para evitar caer hacia un agujero sin fin.
-Britte, por favor, detén esto -le pidió.
-Todo está acabado, Halarick. Ya no hay vuelta atrás.
Justamente esa fue la última vez que la vio sonreír y llorar al mismo tiempo, hasta que su perfil se oscureció y la Britte que conocía antes, ya no estaba.
Ya no había nada de ella más que sus recuerdos. Lo único que empezó a nacer, fueron esas lluvias de cristales negros y el cataclismo que no paraba por toda la torre, en cualquier momento iba a derrumbarse, y si Halarick no salía pronto, iba a morir por el derrumbe.
La pelirroja apretó con fuerzas sus labios, apartando mechones mojados de su cabello y secándose la cara por lo borroso que veía gracias a la lluvia sangrienta. De algo estaba segura, el cataclismo había sido su principio, pero el cataclismo será su final. Ya que detrás de la magia, no solo existía el régimen de quien es más fuerte o quien era más débil, o cuantas muertes podían resolver o cuantas muertes podían saber: detrás de la magia, se escondían aquellos que no podían manejarla.
Por ejemplo, Britte, un hermoso unicornio que acabó siendo manchada por la sangre roja. Y ahora, ese hermoso unicornio ya no existía. Sus crímenes pesaban más que su belleza. Britte ya no estaba, solo estaba Black Rose, solo él.
Black Rose continuó con su cataclismo al igual que los cristales negros, y por lo que pudo notar Halarick, esos cristales eran tan dañinos que el piso empezó a desintegrarse. Hacían una muy buena combinación si el dañar era su intención. Halarick saltaba de un lado a otro, y aunque se lo pensó mucho, la única opción era tener que luchar contra Black Rose si quería salir viva de la torre. Pero no quería, no quería pese a que sabía que ya no había ninguna salvación para Britte.
Así que lo hizo. Alejando todos sus pensamientos sentimentales, empezó a
disparar hacia la persona vestida de negro, o si es que se le podría considerar persona. Los cristales de pronto pararon y volvieron a aparecer, pero esta vez expulsados de sus manos hacia Halarick. La palma derecha de la pelirroja volvió a picarle, así que, con un movimiento rápido, vio su palma que poco a poco se volvía roja, como si se hubiera rascado muy fuerte. Sin querer, la chica cayó al piso, golpeando su cara con un metal. Al levantarse, su mano derecha expulsó una especie de onda, logrando que Black Rose se alejara.
Black Roses quedó pegado contra la pared, las ondas todavía no se detenían pese a que Halarick cubrió su mano. Y el miedo irracional a lo desconocido la abrumaba más que las muertes de sus seres queridos. Halarick acabó gritando de frustración, todos sus sentimientos, penas, ira, se habían ido igual que ese grito. Y junto a eso, Black Rose cayó al suelo, no respiraba, no se movía, simplemente era un cuerpo sin vida. La torre empezó a temblar al igual que pasos se escuchaban desde las escaleras hasta llegar al piso en donde ella estaba. Eros había llegado junto con el equipo de apoyo, veía a Halarick parada observando a Black Rose, que, junto a su cuerpo, había una rosa negra. La rosa de la muerte.
Todos los crímenes que habían ocurrido desde mucho tiempo hasta ahora, terminaba justo en ese momento. Momento en donde Halarick, quien pensó que era una humana ordinaria sin nada especial y agente, resultó ser una chica con poderes que no conocía y que en los libros no se hablaban.
También, el misterio de Black Rose había sido descubierto. Resultaba ser que el cataclismo había cobrado vida propia, tomando de base a Britte quien era la única que podía aguantar el cataclismo a la perfección. ¿Lo que nadie sabía? El cataclismo vivió en ella desde su nacimiento, con dobles personalidades y con dos seres distintos. Sobre todo, Britte tuvo que callar todo eso hasta que la verdad salió a la luz. Lo que nadie imaginaba, es que estaba pidiendo auxilio por medio a las flores negras.
Y detrás de todos esos crímenes, con un caso cerrado, dos tumbas y una chica que pese a su llanto y su negación logró salir hacia delante, detrás de la magia no todos podrían saber lo que estaba ocurriendo.
Porque del cataclismo se hicieron, y detrás de la magia nacieron.
By: Sachigiro
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