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✧ 02. Welcome To Auradon

❝SIEMPRE ESTAN SONRIENDO, ¿NO SE CANSAN DE HACERLO?❞

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CAPÍTULO DOS

BIENVENIDOS A AURADON

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Todos los villanos junto con sus hijos bajaron para despedirlos a excepción de Maléfica y Mal, quienes estaban en la terraza de su hogar para hablar un momento. Astrea salió acompañada de su madre cargando una valija oscura que estaba ligeramente desgastada, miro a su alrededor notando como algunos villanos que los rodeaban veían con asombro la limosina que los llevaría hasta Auradon. Algunos murmuraban entre ellos, aunque otros quedaban hipnotizados por la belleza que desprendía de su madre, Chase se detuvo a su lado para tomar la valija que sostenía entre sus manos, para dejar tanto la suya como la de ella en el maletero de la limusina. La reina roja bajo primero antes que sus hijos, la multitud de villanos alrededor no pudo evitar murmurar al verla:

-Dicen que no hay nadie peor que ella -susurró una mujer, aferrando la mano de su hijo.

-Nadie es tan cruel como la reina añadió otro villano, con un escalofrío en la voz. -Tan cruel como la reina...

-Ten cuidado con lo que haces... -dijo alguien más, apenas audiblemente, mientras desviaba la mirada de la reina.

-Ten cuidado con lo que digas o te cortará la cabeza -comento un último villano en voz baja hacia su compañero como si temiera que la Reina Roja pudiera escucharlo. -Oh, te cortara la cabeza...

-Tengan cuidado, no la hagan enfadar -murmuro un hombre apenas audible.

Una sonrisa de orgullo apareció en el rostro de la reina roja, estaba en claro que escucho cada palabra disfrutando del miedo que provocaba con solo su presencia, deseando que sus hijos se volvieran como ella algún día, volviéndose despiadados y crueles. Scarlet bajo junto con Red abrazando su brazo, al llegar al vehículo, este se separó de su melliza tomando el bolso de su hermana para colocarlos en el maletero junto con el suyo. Heart se cruzó de brazos, quedándose un momento quieta observando cómo Jay, se encontraba enfrente de la limusina notando como se quitaba su gorro para cubrir una pequeña corona dorada que adornaba el frente, para luego guardarla en su chaqueta con una sonrisa en su rostro.

-¿Y para mí no hay nada? -pregunto Scarlet, arqueando una ceja mientras lanzaba una mirada hacia Jay.

Jay giró la cabeza hacia ella, fingiendo estar sorprendido, pero en sus ojos delataba que ya tenía algo preparado para ella.

-Claro, tengo algo -dijo Jay, sacando de un bolsillo de su chaqueta unos pendientes con forma de corazón. -¿Qué te parecen? Lo mejor, para ti.

-No están mal -respondió Scarlet tomando los pendientes para colocárselos, quedando a juego con su collar de corazón.

-Te quedan bien -intervino Red, dedicándole un guiño a su melliza.

Scarlet rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír ligeramente. Jay extendió su mano hacia ella con una sonrisa que mostraba lo orgulloso que estaba de su amiga.

-¿Me permites? -preguntó Jay, inclinándose ligeramente con una exagerada reverencia.

-Adiós, corazones -La reina roja gritó. Levantó un pañuelo rojo como muestra de despedida.

Scarlet soltó una risa suave, pero aceptó su mano. Con un movimiento, Jay la ayudó a subir a la limusina seguido de Evie quien llego corriendo con una sonrisa alegre en su rostro.

-adiós, madre -se despidió Red dedicándole con una sonrisa, antes de subir al vehículo.

-Ah, Huele a gente común. -comento la reina malvada abanicándose con su mano, para evitar el mal olor de las demás personas que los observaban.

La reina malvada miro a su hija antes de subir, señalando su rostro para que hiciera dejara de sonreír, lo cual Evie hizo antes de entrar a la limusina. Mientras tanto, Gareth estaba a punto de subir cuando su madre Gothel se acercó a él.

-Espera un momento, querido -dijo fingiendo dulzura en su voz que siempre venía acompañada de manipulación.

-¿Qué pasa ahora, madre? -pregunto Gareth, observando como su madre sacudía el polvo de chaqueta con un cuidado.

-Recuerda lo que te enseñé. -hablo bajando la voz, para que solo su hijo escuchara. -Sonríe cuando te convenga, pero nunca bajes la guardia. Si quieres sobrevivir en ese nido de palomas ingenuas, debes usar tu ingenio... y tu encanto.

-No lo olvidaré -contesto Gareth, aunque su tono contenía un leve sarcasmo que Gothel prefirió ignorar. Estaba acostumbrado a este tipo de consejos que su madre le daba.

-Bien. -dijo Madre Gothel observándolo antes de soltarlo, le dedico una sonrisa llena de falsedad. -Ahora sube y hazme sentir orgullosa.

Gareth rodó los ojos con una leve sonrisa y finalmente subió a la limusina, seguido por Astrea y Chase, quienes se subieron cuando vieron a Carlos que corría hacia la limusina, seguido de los gritos desesperados de su madre que venía con deprisa, tiro rápido sus pocas pertenencias y saltando adentro de la limusina.

-¡Vuelve aquí, ahora! - grito Cruella, tratando de atraparlo. -¡Ingrato!

Desde la terraza, Maléfica continuaba observando a su hija. Mal le entrego una bolsa al chofer caminando hacia la puerta de la limusina, desviando la mirada hasta su madre. Maléfica le dedico una mirada de advertencia, Mal se subió cerrando la cerrando la puerta detrás de ella.

-¡Tráeme oro! -exigió Jafar, gesticulando con las manos.

-¡Trae un perrito! -gritó Cruella, con su característico tono agudo.

-¡Tráeme un príncipe! demandó la Reina Malvada, abanicándose de nuevo.

-¡Tráeme joyas! -añadió el Cisne Negro con una sonrisa.

-¡Tráeme una mejor espada! -gritó el Caballero Rojo, golpeando su espada oxidada contra el suelo.

-¡Tráiganme la cabeza de esos traidores! -exclamo la Reina Roja con dramatismo, alzando el puño.

-¡Tráeme una flor mágica! -recordó Gothel con una sonrisa.

Carlos, todavía jadeando por su carrera se desplomó el asiento largo derecho, mientras que Scarlet y Red se acomodaban junto a él. Mal cruzó las piernas, observando a su izquierda un control que estaba encima de la mesa de dulces, en cambio Evie estaba sorprendida cuando tomo una paleta azul. Chase y Astrea se sentaron en un rincón tranquilos a su lado, Gareth miraba por la ventana trasera, las figuras de los padres de sus amigos como la de su madre como desaparecían de su vista. Para luego mirar a su lado a sus amigos con los brazos cruzados y con una sonrisa divertida, tanto Carlos y Jay se habían mirado entre ellos para luego dirigir su mirada en los dulces. En un intento de agarrar la mayor cantidad de dulces posibles y ver quién podría comer demasiados al mismo tiempo. Gareth soltó una risa baja al ver a Carlos y Jay pelear por las golosinas, negó con la cabeza divertido, mientras sus ojos regresaban a la ventana.

Astrea observó los dulces, o al menos los que habían dejado Carlos y Jay disponibles, y trató de buscar alguno que llamara su atención. Tomo de los pocos dulces que quedaban un chocolate en forma de corazón, al momento de masticarlo saboreo el dulce relleno que traía, su sabor era algo que no conocía. Descubriendo los chocolates con relleno de cereza, agarro varios chocolates, y los metió en los bolsillos de su chaqueta, observo a Evie sacar de su bolsa una brocha de maquillaje.

-Hoy esta algo pálida -Evie paso la brocha por la mejilla de Mal. Intentando aplicar un rubor. -Déjame ayudarte

-No, déjame -se quejó Mal, evitando el polvo de Evie. Quiero pensar.

-Eso no es muy atractivo dijo Evie, mordiendo la paleta de color azul.

-Para ti, princesa ¿Cuál sería el atractivo? pregunto Red, alzando una ceja y teniendo una sonrisa divertida.

Evie sonrió por el apodo que utilizaba Red en ella. Le encantaba cada vez que lo usaba, la hacia sentir alegre, para Red era una manera de molestar a Evie, ya que al principio le parecía un poco mimada, pero con el tiempo el significado del apodo fue cambiando y siendo más como un cariño. Scarlet observo un frasco con paletas en forma de corazón, tomo dos y una se la entrego a su mellizo, Red la tomo para llevársela a la boca. Coloco su brazo izquierdo en el respaldo detrás de su melliza.

-Tal vez, los príncipes -decía alegremente, la peliazul.

-Para tu suerte, encontraras a varios en Auradon -menciono Astrea.

Carlos tomo un chocolate de la mesa de dulces de enfrente, al tomar un mordisco quedo encantado por su sabor. Golpeo el brazo de Jay para que le prestara atención, este se miro a verlo con la boca llena de una golosina elástica.

-Se que son salados, pero dulces-Interrumpió Carlos. -¿Los conoces?

-Déjame ver -Pidió Jay. Carlos abrió la boca, mostrándole el contenido masticado.

Jay movió su mano en forma de asco, arrebatándole el chocolate mordisqueado y comérselo. Ambos se miraron, asintiendo de que su sabor era muy bueno.

-Ven, Carlitos -Scarlet tomo una servilleta de la mesa, para limpiar el chocolate de la boca de Carlos. -Eres todo un desastre.

Mal encontró un pequeño control remoto entre los asientos, levanto un poco su mano presionando el boto que instantáneamente bajo la ventana que los dividía del chofer. Evie miro al frente, encontrándose con el limite de la isla, iban directos a aquel puente destruido.

-¡No! -exclamo Evie, llamando la atención de sus amigos.

-¡Es una trampa! grito Carlos.

Los chicos se acurrucaron entre ellos, la limusina no tardo en ser llenada d los gritos desesperados de los nueve villanos abordo, quienes mantenían sus ojos cerrados esperando lo peor. El chofer los miro por el retrovisor de manera tranquila, para su sorpresa fueron un extraño puente dorado se formaba al mismo paso que avanzaba la limusina, llevándolos afuera de la isla. Al sentir que no estaban muertos todavía, abrieron sus ojos encontrándose a salvo.

-¿Qué es lo que pasa? -pregunto Carlos.

-No lo sé... -se encogió de hombros Gareth

-¿Debe de ser magia! -exclamo Evie con una sonrisa demasiado alegre.

-Que pésima broma -respondió molesto Chase.

Mal se giro para ver al chofer, golpeando el respaldo con el control para llamar su atención.

-¡Hey! ¡Oye! -llamo Mal al chofer, este la miro por el retrovisor. -Es este botón, el que abrió la barrera mágica

-No. Este abre la barrera mágica -alzo un pequeño control dorado. -Y ese abre mi garage, y este botón...

Presiono un botón que estaba encima del retrovisor, la ventanilla que antes estaba baja se subio, separándolos otra vez. Evie como Mal se giraron para ver a sus amigos.

-Okey, odioso -comento Mal, acomodándose su cabello. Que lindo sujeto.

-Es agradable - añadió Red, acomodándose en su asiento.

Gareth asintió, cruzando los brazos con su mirada fija al frente.

-Si, así son todos en Auradon -hablo Scarlet, con una sonrisa traviesa en su rostro. -Entonces será divertido estar ahí.



















Tras luego de un largo viaje, y de aquel susto, al fin pudieron ver un castillo acercándose poco a poco. A su alrededor el lugar estaba tan limpio, mas limpio que en la Isla luego de un día de desechar todo aquello que definitivamente parecía no servir, lo cual era muy poco. El cielo estaba libre de cualquier nube logrando que los rayos del sol iluminaran todo el lugar, resaltando los árboles que rodeaban la escuela haciendo que pareciera hermoso.

Astrea miro el cartel que anunciaba la "Bienvenida a la preparatoria Auradon", definitivamente ya no estaban en la Isla. Pensó que hubiera sido necesario empacar un protector solar y unas gafas del sol, pero sabiendo que fue su madre quien empaco sus cosas dudo que aquellas cosas estuvieran en su valija. Su mirada bajo hacia el anillo en su mano; un brillo pequeño apareció en la gema escarlata, causando una pequeña intriga en ella. Su madre le había contado miles de veces como su abuelo Rothbart, había muerto a manos de sus enemigos, aunque ella sospechó que el anillo guardaba algo.

-Demasiado bonito para ser real -murmuró para sí misma, cerrando la mano alrededor del anillo.

-¿Qué dices? -preguntó Chase, que la había estado observando.

-Nada. Solo pensaba en lo... diferente que es todo aquí-respondió Astrea, sin mirarlo.

Cuando el castillo se hacia cada vez mas grande, pudieron observar a varias personas con carteles de colores azules y amarillos que les daban la bienvenida como a otras personas saludando entusiastas. El sonido de la banda no tardo en hacerse presente, siendo un sonido alegre, la limusina se detuvo enfrente del castillo, en donde algunas personas junto con la banda esperaban ansiosos.

El chofer abrió la puerta de su lado de Astrea, los primeros en bajarse fueron Carlos y Jay, ambos estaban peleando por una tela azul. Chase y Red trataron de detenerlos, pero al ver que ambos seguían prefirieron dejar de gastar su energía dejando que siguieran peleando.

-¡No! -grito Carlos. Al escuchar el grito la banda dejo de tocar. -Tienes todo lo demás, ¿Por qué quieres esto que no se que es? -añadió Carlos, tirado en el suelo forcejeando.

-¡Porque tú, lo quieres! -continuo Jay forcejeando. -Dámelo

Scarlet y Red se bajaron justo detrás, observando todo con diversión, era una escena habitual en su vida en la Isla.

-Bien...-Astrea se puso enfrente de ellos, manteniendo la calma. Realmente habían acabado con su paciencia. -Si no sueltan eso de una vez, ambos dormirán esta noche con un ojo abierto. -Les aviso la pelinegra, levantando una ceja, ambos se miraron confundidos. -Los usare como conejillos de indias. -se cruzo de brazos moviendo su mano en donde estaba el anillo.

Carlos y Jay no tardaron en reincorporarse con rapidez, sintiendo un cosquilleo recorrer su espalda. La mayoría del tiempo Astrea se mantenía con una leve sonrisa y calmada pero cuando su paciencia se agotaba, se podría transformar en otra persona completamente diferente incluso para sus amigos, que les daba miedo al verla en ese estado. Después de todo, era la hija del cisne negro (conocida también por su carácter fuerte) y la nieta de un gran mago oscuro, no era menos de que no heredara los temperamentos.

-Solo limpiábamos... -Jay sonrió sarcástico.

-Déjenlo como estaba -hablo una mujer, con una sonrisa demasiado alegre. Su traje celeste y su estatura media, llamaban la atención. Y me refiero a que lo dejen de verdad. 

Jay de mala gana devolvió los aparatos electrónicos que había tomado prestados de la limusina. La pelinegra miro como Jay estaba irritado al dejar sus pertenencias prestadas a donde iban, incluso la tela azul por la que se había peleado con Carlos. Una vez que Astrea volvió a su lugar y dejo de mirarlos, el hijo de Jafar enfoco su vista al frente y notando la presencia de dos chicas que estaban a los lados de la mujer de traje azul, mirando extrañados la situación de hace rato.

Un chico rubio de ojos azules, fijo su mirada en Astrea como si la conociera y eso era, aquella chica de cabello oscuro aparecía en sus sueños en las últimas semanas; recordaba la sensación de sujetar a una joven por la cintura ayudándola a poder girar en un solo pie, cada vez que soñaba, ya se despierto o dormido lograba ver la imagen de la chica que fuese aquello que le pasaba, su figura era delgada lo que resaltaba su belleza. Su piel era pálida como la misma nieve, eso lograba resaltar el color negro como el cielo nocturno de su largo cabello, pero esos ojos oscuros y penetrantes que al mirarlos podría hipnotizar a cualquier persona, como olvidarlos.

I know You that gleam in your eyes Is so familiar a gleam ..❞

-Hola...Bonitas -saludo Jay, colocándose enfrente con los brazos cruzados. -Mi nombre es...Jay

La joven de cabello castaño soltó una risa nerviosa, la mujer de traje azul la miro extrañada por su reacción. Mientras que la rubia detrás de ella, lo miró alzando una ceja confundida. La mujer de traje azul interrumpió colocándose delante de la castaña.

-Bienvenidos a la preparatoria -Les dio la bienvenida, para después volver a su lugar. Ha Jay se le borro la sonrisa y Red, le dio una palmada en la espalda conteniendo su risa. -Soy el Hada Madrina, la directora. -Hizo una reverencia.

El hada madrina abrío sus brazos para hacer una reverencia.

-¿Es el Hada Madrina? preguntó Mal con asombro. -¿La del "bíbidi bábidi bu"? -agitó su mano, como si fuera una varita.

-Bíbidi bábidi -la señaló con su dedo, dándole la razón. -, tú lo dijiste.

-Madre dijo que era una anciana, con canas. -susurro Red a su melliza, esta soltó una risita.

-Sí... Sentía curiosidad. -hablo Mal con voz fingidamente inocente. Gareth rodo los ojos al ver que no disimulo. -¿Qué habrá pensado Cenicienta cuándo? ...Apareciste como si nada, con esa varita brillante y.... una sonrisa. -Mal unió sus manos fingiendo alegría. -Y esa varita brillante.

-Eso fue hace mucho tiempo atrás. Es lo que suelo decir... -hizo señas con sus manos enfrente de su rostro. -Concéntrate en el pasado y te perderás el futuro.

El hada madrina soltó una risita que hizo Mal quedara con los ojos abierto, mientras fingía una sonrisa. Red y Astrea pusieron los ojos en blanco, al escucharla.

-Es un gusto al fin conocerlos. -Un joven de traje elegante dio un paso al frente junto con la chica de cabello castaño y sonrisa más alegre que podía poner su rostro. Los miró con una sonrisa. -Soy Ben.

-Príncipe Benjamín. -corrigió la chica de cabello castaño. - ¡Será nuestro rey! -chilló emocionada.

Chase observo a Evie, la cual sonrió embobada ante la mención del título del príncipe Ben. Pues no era secreto para nadie, que para peliazul quería salir con un príncipe.

-Adoro a los príncipes -Informó Evie acercándose a Ben. -Mi mamá es una reina, y eso me convierte en una princesa.

La hija de la reina malvada hizo una reverencia ante los jóvenes presentes, demostrando la educación que había recibido en la Isla. Astrea y Scarlet miraron con ternura a Evie, sintiéndose orgullosas por ella, hasta que sus miradas cambiaron de estar en la peliazul a la chica junto a Ben, sintiendo una desconfianza de ella desde que la vieron.

-La Reina Malvada no tiene ningún título aquí. -La castaña negó. El rostro de Evie paso a estar contento a estar triste. Igual que tú...

Astrea miro con desprecio a la castaña sintiendo la ira crecer dentro de ella, apretó con fuerza sus puños, en cambio Scarlet sentía la necesidad de cortarle la cabeza en ese mismo momento. Red puso una mano en el hombro de su melliza, para que se calmara, aunque estaba de acuerdo en que la cabeza de aquella debía ser cortada. Chase sujeto la mano de Astrea para que se calmara, antes de que cualquiera de ambas pudiera hacer algo o decir, el chico rubio que estaba atrás de los jóvenes de Auradon.

-En realidad, la reina malvada se casó con el rey bueno -les informo el rubio, con una expresión seria. El no estaba de acuerdo sobre el trato de la castaña hacia Evie. -, padre de Blancanieves, por lo tanto, el titulo siguió con ella, eso hace que Evie sea princesa...

La joven castaña estaba roja de la vergüenza que estaba pasando, trato de formular alguna palabra, pero solo se quedó en silencio. Evie parpadeó sorprendida, una sonrisa tímida se dibujó en su rostro mientras sus mejillas se sonrojaban.

-Gracias... - susurró Evie, dirigiéndole una mirada agradecida al rubio, quien le respondió con una leve sonrisa y una inclinación de cabeza.

Astrea relajó su puño lentamente, aunque su mirada seguía clavada en la castaña. Chase soltó su mano con cuidado, al ver que estaba un poco más relajada. Red bajó su mano del hombro de Scarlet, pero sus ojos seguían puestos en la castaña, evaluando si merecía seguir con la cabeza en su sitio. Aunque estaban calmadas, aun su enojo estaba, el hecho de que el Hada Madrina no dijera absolutamente ninguna palabra ante el insulto de la castaña a Evie, les causaba enojo. Una vez que consiguieran la varita, Scarlet se encargaría de que empezaran a rodar cabezas, siendo ambas las primeras en rodar.

-Ella es Audrey - intervino Ben presentándola, intentando alivianar el ambiente con una sonrisa nerviosa.

Princesa Audrey. -Lo interrumpió, tomándole de la mano a Ben. -Su novia, ¿cierto Bennyboo?

-Pobre, ¿Cuál fue su crimen para tener ese castigo? -pregunto Gareth en voz baja, con tono burlón.

-Ben y Audrey van a mostrarles el lugar, y yolos vere mañana -hablo el hada madrina, colocando sus manos encima de las deAudrey y Ben. -¡Nunca se cierran las puertas de la sabiduría! -separo elagarre, alzando sus manos al aire sorprendiendo a los villanos. -Pero la bibliotecaabre de ocho a once, Y como saben, soy exigente con respecto al horario.

El Hada Madrina se retiró de la presencia de los jóvenes villanos, llevándose a la banda detrás de ella. Dejándolos con los descendientes reales, Ben se acercó unos pasos junto con las dos personas detrás suyo. Eran dos jóvenes, que parecían tener la misma edad que ellos, uno con cabello rubio y siendo de la misma estatura que Ben, mientras que la chica era rubia y mantenía una dulce sonrisa en su rostro, a simple vista parecían ser hermanos.

-Es todo un gusto conocerlos finalmente, chicos. -Ben habló después de estar en silencio frente a los villanos. Este se acercó a Jay, quien le dio un amistoso golpe cerca del pecho. Pasando con los mellizos, quienes solo lo miraron alzando una ceja, y los brazos cruzados. Ben, asintió en respuesta con una sonrisa, luego pasó a saludar a Mal, al estrechar sus manos permanecieron ahí unos largos segundos. -Esta es una memorable ocasión. Una ocasión que espero que quede... -continuó su saludo con Carlos, quien también estrechó la mano de Ben, manchándola un poco con el chocolate que comió minutos antes de llegar. -Chocolate... -Dijo mirándolo. Astrea fue la siguiente en ser saludad por el príncipe, este la miro un momento sintiéndose hipnotizado por su belleza y ella solo le sonrió. Ben movió ligeramente la cabeza a los lados para dejar de mirarla, Chase Chase lo notó y, con una sonrisa burlona, pasó un brazo por encima de los hombros de Astrea. Y el último fue Gareth, quien lo miró de arriba abajo con una expresión que mezclaba aburrimiento y burla. No se movió, ni extendió la mano. Ben, incómodo, bajó lentamente su brazo sin perder la sonrisa diplomática. La última en saludarlo fue Evie que sonrió de oreja a oreja y sostuvo la mano de Ben un largo tiempo. Hasta que la voz de Mal los interrumpió. El día en que nuestros pueblos se unieron...

-O el día en que los cinco por fin supimos dónde estaban los baños. -añadió Mal, con sus manos en la cintura.

—¿Estuve un poco formal? —preguntó Ben, mirando a la pelimorada.

—Si, un poco bastante

—Bueno, arruiné mi primera impresión. —dijo Ben, provocando que Mal riera un poco.

-No es por arruinar el momento, pero también nos van a presentar ¿A los dos extraños que están allá? -señalo Gareth a los dos adolescentes que estaban detrás, quietos.

-¡Oh, por supuesto! -exclamó Ben. -Chicos, por favor, acérquense. -ambos obedecieron la orden de Ben, quedando a su lado. -Les presento a Alistar Wonderland y a ella es Raquel O'hair.

-¿Wonderland? -murmuró Astrea, analizando al chico rubio de arriba a bajo con sus ojos. Hasta que este la miro, esos ojos azules como el océano que siempre veía en sus sueños le pertenecían al chico Wonderland. 

—Tu padre fue un ladrón, que ahora es un noble —comentó Jay con una sonrisa sarcástica. —Eso es difícil de creer —dirigió su mirada a la rubia, quien lo observó con calma de pies a cabeza. —Encantado, alteza.

-Jay, ¿cierto? -dijo Raizel, alzando una ceja con un dejo de curiosidad. Él asintió, aún con su actitud relajada. -El hijo de Jafar. Un consejero convertido en saqueador. Curioso cambio de rumbo, ¿no crees?

Jay ladeó la cabeza con una sonrisa torcida, cruzándose de brazos mientras observaba a Raquel. Los villanos no pudieron evitar sonreír divertidos, ante el comentario de la chica rubia.

-Vaya, afilada y rápida. Me caes bien. -dijo Jay con una sonrisa

Yo soy Red, y ella es Scarlet -intervino el pelirrojo, dando un paso al frente mientras señalaba con un gesto de la cabeza a su melliza. -Hijos de La Reina de Corazones, él es Chase hijo del Caballero Rojo -presentó al chico. Chase inclinó la cabeza en un saludo -Suele ser desconfiado con los desconocidos.

-El es Carlos, hijo de Cruella de Vil -presento Scarlet al chico a su lado. -Es un poco tímido con los desconocidos.

-Mucho gusto, Carlos. -Rachel estrecho su mano con la de él. -También soy fanática al chocolate, especialmente del chocolate blanco.

Carlos la miró sorprendido antes de sonreír tímidamente, sonrojándose un poco, estrechando su mano con suavidad.

-Ella es Astrea, Hija del Cisne negro -señalando a la pelinegra. Astrea extendió su mano con elegancia y Alistar la tomó sin apartar la vista de ella, y depositó un beso en sus nudillos.

-Un placer -dijo Alistar, dedicándole una sonrisa.

Scarlet lo miró de reojo, y murmuró algo en voz baja que hizo reír a Red por lo bajo. En cambio, Chase lo miraba con el ceño fruncido.

-¿Debemos dejarles un momento a solas, o seguimos con las presentaciones? -bromeó Red.

Astrea bajó la mirada con una leve risa y Alistar simplemente se encogió de hombros, aún con una expresión encantada.

-Y la de cabello azulado es... -Red intentó seguir, pero la nombrada se presentó ella misma.

-Evie. Hija de la Reina Malvada. -la chica extendió su mano, con una sonrisa en sus labios. Alistar la tomo he hizo una reverencia y deposito un beso en esta.

-Un placer, princesa. -Sonrió.

-Y ella es Mal.. -Siguió introduciendo a sus amigos.

-¡Hey! La hija de Maléfica, ¿No es cierto? -interrumpió Audrey, apareciendo frente a ellos otra vez. -¿Sabes qué? No te culpo por que tu madre haya intentado matar a mis padres y eso -Mal abrió los ojos, sorprendida por el comentario. -Oh, mi mamá es Aurora. La Bella...

-Durmiente -interrumpió Mal, tal como ella lo hizo -. Sí, oí sobre ella. ¿Sabes qué? Yo tampoco quiero culpar a tus abuelos, porque invitaron a gente del todo el mundo, pero a mi mamá no. A esa fiesta tan tonta...

—Lo pasado pisado. —Audrey rio.

-Seguro... -respondió Mal dedicándole una falsa sonrisa.

-Okey... -aplaudió Ben, tratando de aliviar el ambiente-¿Qué tal un paseo? -dio media vuelta y comenzó a caminar hacia el interior de la preparatoria, por el jardín principal. -La preparatoria, construida hace trecientos años, y luego convertida en secundaria por mi padre, cuando asumió como rey.

Audrey se colgó del brazo de Ben como lo estaba haciendo desde hace un buen rato, mientras que Alistar y Raquel, lo siguieron detrás suyo y los villanos unos pasos más atrás. Al llegar al centro del jardín principal, una estatua del rey sobre un pedestal adornaba el centro del jardín. Ben aplaudió dos veces, y la estatua tomó la antigua forma del rey, cuando era una bestia.

-¡Aah! -gritó Carlos, saltando sobre Jay. Cargándolo como un estilo nupcial, Jay solo estaba serio, mientras que su amigo tenia su rastro de asustado.

-Carlos, tranquilo -Ben lo miró y le dedico una sonrisa. Mi padre quería que su estatua se transformara. Solo para recordarnos que todo es posible.

-¿Se le cae el pelo? -preguntó Mal, mirando la estatua y mirar luego a Ben.

-Tiene prohibido subir al sillón. -Ben respondió con una sonrisa divertida.

Comenzaron a avanzar hasta entrar al edificio, Carlos miro la estatua y aplaudió, pero esta no volvió a su forma original, causándole miedo lo que hizo que corriera para alcanzarlos.

-¿Tienen todavía magia aquí en Auradon? -preguntó Astrea entrando al interior de la preparatoria. -O sea, la que sale de varitas y en otras cosas.

-Sí, existe por supuesto -Ben respondió a su pregunta. -, pero actualmente no se usan. La mayoría de nosotros somos... Sencillos mortales.

-Uh, Nada más son reyes y reinas -continuó Mal, poniendo los ojos en blanco y luego mirar al príncipe.

-¡Es cierto! -Audrey cruzó el brazo de Ben por sus hombros, con una sonrisa demasiado falsa miro a Ben. -Nuestra sangre real se remonta siglos.

-Doug, ven aquí -Ben lo llamó. Un joven que traía puesto el uniforme de la banda bajaba por la escalera, en su mano traía un portapapeles. -Él es Doug. Los ayudará con sus horarios y también les mostrará donde van a dormir.

-¿Él nos vas a decir dónde dormiremos? -preguntó Scarlet, con los brazos cruzados.

-En realidad, ya hablé con la Hada Madrina hace unas semanas -comentó Raquel, acercándose a Doug. -, para ser la responsable de mostrarles a las chicas el dormitorio.

-Bien, los veré luego, ¿Okey? Y si hay algo que necesiten, pueden pedirnos...

-Traer a Doug —Audrey interrumpió, tanto ella y mal dejaron salir un suspiro largo. Luego de eso salió arrastrando a Ben fuera de ahí.

-Y les doy una disculpa por el comentario de Audrey —Alistar se colocó a un lado de su amiga.— Ella es así, aunque eso no justifica su comportamiento.

-Audrey es así, desde que empezó a salir con el futuro rey de Auradon. -comento Raquel rodando sus ojos. -Creyéndose superior y siendo muy posesiva, eso incluye a Ben lamentablemente. Porque el es muy buena persona.

-Hola, chicos -los saludó, una vez que Raquel termino de hablar. -Soy hijo de Tontín, ¿Recuerdan? Tontín, Doc, Tímido, Feliz, Gruñón, Dormilón y... -intentó recordar al último de sus parientes, pero se distrajo al ver a Evie -Hi, ho...

-Evie -se presentó la chica, acercándose a Doug. -Hija de la Reina Malvada.

-Okey -sacudió la cabeza para poder continuar. -Respecto de sus clases, yo... Puse algunos requisitos. -miró el portapapeles -Historia de Leñadores y Piratas. La Seguridad en Internet, Ballet y eh... -Astrea y Mal se colocaron a su lado, causando que se pusiera nervioso también. -Bondad Correctiva Inicial.

-Adivinaré -Mal miró el portapapeles, mientras se llevaba un dulce a la boca. -¿Nueva clase?

Asintió Doug mirando a Mal, Astrea no estaba tan emocionada de tener clases de Ballet todo lo que enseñaban, ya lo había aprendido por su madre. Pero no estaría mal si tenia un espacio para poder bailar cada vez que se sentía frustrada o cansada.

-Bien, nuestro dormitorio espera -apuró Mal, subiendo por las escaleras. Detrás suyo iban los demás villanos. -Sí, eh... Disculpen, pero sus dormitorios están por aquí. -Señalo Raquel del otro lado. -Síganme.

Raquel acompañada de los villanos comenzaron a dirigirse al otro pasillo. Alistar se despidió de ellos agitando su mano mientras salia del edificio. En cambio, Doug siguió parado en su lugar, recordando el nombre de sus tíos.

-Tontín, Doc, Tímido, Feliz, Gruñón, Dormilón y...

-Estornudo. -recordó Carlos al pasar frente a él.

Después de una breve despedida de los chicos, que fueron guiados hacia otra ala de la academia, las chicas continuaron su camino a través de un largo corredor, hasta que por fin llegaron a la entrada del cuarto.

-Normalmente los cuartos lo comparten entre dos, asi que le pedí un cuarto especial para ustedes a la Hada Madrina-Sonrió, abriendo la puerta. -Dijo que podía hacerlo, ya que una de las antiguas habitaciones de princesas estaba libre. ¡Bienvenidas a su dormitorio!

Abrió las puertas, revelando una sala amplia, circular, con techos altos y una enorme claraboya desde donde la luz solar volvió a invadió la vista de Mal, quien puso una cara de disgusto por tanta luz. Evie ahogó un gritó, al ver las cuatro camas distribuidas en forma de media luna, cortinas de terciopelo carmesí y estantes empotrados repletos de libros antiguos, cajas de joyería vacías y candelabros flotantes.

-¿Toda esta habitación es para nosotras? -preguntó Scarlet, alzando una ceja con interés.

-Con baño privado, armarios grandes y ventanas que dan al jardín trasero confirmó Raquel, guiñando un ojo. - Tiene una vista increíble al bosque encantado.

-Me estás cayendo cada vez mejor -dijo Astrea, sonriendo mientras se colocaba al lado de Raquel.

—Sé que no es de su agrado, los colores y la mucha luz solar que da por las ventanas... —comento Raquel. —, pero si gustan podemos hacer algunas modificaciones en ella. Oh como ustedes gusten, se que no están acostumbradas a tanta luz y armonía.... solo espero que puedan acostumbrarse y vean que Auradon es un buen lugar.

—¿Por qué eres tan amable con nosotros? —preguntó Scarlet interrumpiéndola, dejándose caer sobre una de las camas, cruzando sus piernas.

—Mi mama decía que no era bueno juzgar a las personas por lo que eran o habían hecho —Raquel se encogió de hombros, sin borrar su sonrisa de su cara. —Además, todo es mejor con azúcar que con sal.

—¿Eso quiere decir? —preguntó Evie, frunciendo levemente el ceño.

—Que sepan que Auradon es un buen lugar, además quiero que sea agradable para ustedes —respondió la rubia con una sonrisa cálida en su rostro. —, solo espero que puedan acostumbrarse y sepan que poco a poco las personas los apreciaran. —Raquel se digirió hasta la puerta. —Bueno, las dejare para que se puedan instalar. Las vere luego.

Cuando la puerta se cerró tras ella, Scarlet soltó un suspiro largo y pesado. Su mirada recorrió la habitación: cortinas rosas, paredes pastel, muebles antiguos tallados a mano... Todo demasiado reluciente, la verdad necesitaba un color más...rojo.

—Con este cuarto sé que voy a necesitar filtro solar. Evie, Astrea las ventanas —Mal señaló las ventanas para que sus amigas pudieran cerrar las cortinas. La habitación se volvió un poco mas oscura. —Así está mucho mejor.

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