໒✦❫⋮ 𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐎

𝐄l ruido de unos zapatos resonaban en el suelo. Caminando con apuro. Las personas, que estaban cerca de la dueña de tan fuerte e intimidante ruido, se alejaron asustados. Ella solo levantó la mirada acostumbrada, era su rutina. Hoy había sido una excepción que estuviera ahí, no se solía ver mucho su presencia por esos lados.

Caminó hacia su destino, estaba llegando más rápido de lo debido. Sabía que tenía que tranquilizarse, pero esto era de suma importancia. Nadie le diría nada a ella. Estaban más concentrados en agachar la cabeza y si podían no dirigirle la mirada, que en ver con el apuro que caminaba.

Al llegar a la habitación de operaciones, en donde borraban los recuerdos de los pacientes, abrió la puerta. Unos médicos la esperaban impacientes. Se acercó hasta ellos, minimizando el ruido de sus tacones.

—¿Qué pasó? —fue lo primero que preguntó.

Los médicos se abrieron paso, dejando ver a una pelinegra acostada en al cama, anestesiada, para que no despierte y interrumpa la operación.

—Doctora Paige, le agradecemos por haber venido, no la hubiéramos interrumpido de no ser lo suficientemente necesario.

Ella solo asintió con la cabeza. Se alejó de los médicos y observó la pantalla en donde mostraba las actividades mentales de la paciente. Habían recuerdos que no había sido difícil de extraer, pero otros que siquiera pudieron extraerlos. Estaban tan aferrados a la mente de la paciente como si fuera su nombre. Estaba siendo muy difícil, no podían poner más presión, de ser así podrían hacerle olvidar más que su nombre he incluso tal vez llegar al punto de la muerte.

—¿Por qué esos recuerdos no se borran de su memoria?

Estas cosas no solían pasar. Mayormente esta era la etapa más fácil de todas, ya que eran anestesiados y no sentían nada, además que daba buenos resultados. Jamás había tenido un problema como este, incluso con algunos pacientes que eran hermanos. Y eso que la conexión de hermanos era la más fuerte.

— Pensamos y analizamos, ante eso llegamos a la conclusión de que ambas debieron ser muy cercanas, o muy importantes para la otra.

—Pero eso no sucedió con la paciente A11— dijo la doctora Paige.

—Si, pero recordemos que ella estaba más concentrada en sus traumas y en las muertes de sus amigos, en cambio el sujeto A1, su mente se concentra solo en el sujeto A11 —Ava dejó de mirar la pantalla para mirar a la paciente.

—¿Ha dicho su nombre?

—Varias veces, señora, apenas entró en inconsciencia.

La mujer solo asintió, debían seguir intentando, y si no lo lograban, entonces tendrían que enviarla así, no podían hacer más. Si ellos le borraban la mente de forma masiva, la podría llegar a dañar psicológicamente, y un daño de esos era irreparable, además que el sujeto A1 era muy importante para ellos, sin contar al sujeto A2.

La doctora les indicó a los médicos que preparen todo, ya que ella haría una observación, mientras ellos lo intentaban por tercera vez. Los médicos obedecieron y comenzaron a prepar todo para la operación.

Eva se quitó su saco blanco, típico de su estilo, y lo tendió en una silla. Mientras los cirujanos no tardaron mucho en comenzar la operación.

Las horas pasaron, y la cirugía terminó. Ahora con una Ava Paige impresionada al ver tal rareza. Era como si el sujeto A1 bloqueara ese recuerdo para el exterior. Pero, ¿qué tan importantes eran esos recuerdos para el sujeto A1, que debía guardarlos detrás de una barrera protectora?, por lo que sabía los sujetos A1 y A11 eran muy cercanos, pero aún así era demasiado raro.

Ella pidió un informe de lo que más o menos se trataban esos recuerdos. Los médicos le dijeron que estarían para el día siguiente. Lo único que le quedaba era esperar. Saber los tipos de recuerdos que una persona tiene era muy difícil de poder saber, y que lo tuvieran listo para mañana era un gran progreso.

Durante las horas que pasaron, no pudo pegar ni un ojo en la noche, si había dormido 5hs era mucho. No solía tener insomnio por preocuparse, pero esto era muy importante. Como jefa de C.R.U.E.L, y estando a cargo de unos adolescentes, a los cuales prometió cuidar y hacer todo lo que estuviera a su poder, debía encargarse de esto con suma inteligencia y tranquilidad.

Mientras la mayor de cabello rubio se alistaba escuchó como uno de los guardias tocaba a su puerta. La mujer le indicó que pasara, ya que había terminado de vestirse y peinarse hace rato, pero estaba pensando en silencio mirándose al espejo. El hombre pasó com la cabeza agachada, por si su superior no quería que se la mire, como solía pasar algunas veces.

Eva lo miró por el espejo, viendo que estaba cabizbajo, le dijo que levantara la cabeza y le digiera que sucedía. Ya suponía lo que pasaba, pero aun así quería asegurarse.

— Los médicos han dicho que ya tienen los resultados, que ya puede irlos a buscar—. Dijo mirando fijo a La doct. Paige en una forma de respeto.

Ella asintió, dejó su labial rojo en la mesita de luz, se dio la vuelta hacia la otra presencia. Mirándolo ahora de frente y no por un espejo.

— Muchas gracias por informar, Joshep.

La mayor pasó por al lado de este, saliendo de la habitación. Yendo en dirección a los pasillos, donde por estos, había un ascensor. Fuera de éste dos guardias vigilaban que subiera sana y salva. Al llegar allí Eva, marcó el piso número dieciséis. El ascensor cerró sus puertas y comenzó a subir al perspectivo número que la mujer había indicado. Cuando llego al piso número dieciséis, salió de este y vio como otros dos guardias hacían guardia allí.

Caminó, esta vez tranquila y despacio, por los pasillos del edificio. Como de costumbre todos los de allí la miraron con respeto y los que no agacharon la cabeza. Pero eso no era importante, lo de suma importancia era ver esos papeles.

No tardó mucho en llegar a la sala médica de estudios. Ahí se encontraban los médicos del anterior día, Esta vez con los resultados en sus manos, Pero el sujeto A1 no había cambiado para nada de ayer a hoy. Seguía dormido y balbuceando un nombre.

Los médicos la saludaron amablemente y le entregaron los resultados de los recuerdos de la paciente. Ella los tomó, observando detenidamente lo que cada palabra se refería y decía. Entonces vio lo que decía un párrafo. Y su mente empezó a entender todo, a entender cuanto estaban conectadas el sujeto A1 y A11. O mejor dicho; cuanto estaba aferrada el sujeto A1 al sujeto A11.

Miró a los médicos, y ellos la lo hicieron de vuelta, miró de nuevo los papeles, revisando que no haya leído mal. Pero todo era tal cual lo entendió.

—¿Están 100% seguros de que ésto es lo que ocultan sus recuerdos?

—Si, doctora, hemos hecho más de uno y en todos ha salido lo mismo —dijo uno de ellos, de aspecto alto y delgado —El sujeto A1 esta aferrado a esos recuerdos como su nombre, porque son lo único que le queda de esa persona para no olvidarse de ella.

Eva asintió entendiendo. No se podía hacer más nada, de hacerlo correrán muchos riesgo. Lo mejor era enviarla de esa manera, además de que que esos recuerdos no le serían de mucha ayuda, si, podría recordar al sujeto A11, pero no a los demás. Sin olvidar de que solo eran pequeños recuerdos, que habían pasado a ser fragmentos. Por lo que no sería un problema.

Antes de que siquiera Ava pudiera decir una palabra, un hombre, no muy mayor, entró a la sala de operaciones, con una pantalla en mano. Se acercó a la doctora y le mostró lo que era tan importante para entrar de es forma.

— El sujeto A11 ha entrado al laberinto junto al sujeto A2, doct. Paige.

—Mmh, ya veo — respondió.

En la camilla en donde reposaba adormecida la paciente, o así era antes de que el hombre llegara. Comenzó a repetir un nombre, como si estuviera buscando que esa persona esté ahí y la escuche.

Todos dirigieron sus curiosas miradas sobre la paciente, tratando de entender correctamente el nombre que estaba diciendo. Como si la chica escuchara, dijo en voz alta el nombre claro:

— Marie...