CAPÍTULO 01: "Park Jimin"
Vivir de los negocios era algo a lo que estaba acostumbrado el señor Choi. El padre de una joven, cuya vida había dado un giro drástico desde que su madre murió, su vida se volvió más lamentable. Un día su padre de la nada quería abandonar la ciudad, dejándole en claro a la joven que ella vendrá con él y de tan sólo pensarlo la hacía entrar en un sabor amargo, esto parecía ser tan injusto cuando va a mitad de su carrera, que con tanto esfuerzo había entrado, esto era por "problemas económicos".
— ¿Por qué quiere irse de Daegu? ¡No es lo que quiero!— preguntó deteniéndose frente a él.
— No es cosa de que quieras o no, yo lo decido, así que date prisa, tenemos un vuelo en dos horas — El hombre le da la espalda, era tan difícil hablar con él.
— ¡¿Por qué justamente cuando tengo que dejar la universidad?!
— ¿Acaso eres tonta? — La mira enojado — ¡Ya no me hagas más preguntas y ve a tu habitación!
— ¡Pero papá... — La interrumpe alzando su voz.
— ¡Mierda! Parece que si eres tonta, tienes edad suficiente para que entiendas lo que te digo. Largo de aquí — Chasquea los dedos. La joven MiSuk se fue a su habitación enojada sin decir otra palabra. ¿Qué carajos le pasa?
La joven no tenía otra opción más que obedecer a su padre, hizo su maleta con lágrimas en los ojos, aceptando que no volvería a este lugar nunca más. Observó el armario de su habitación vacío, los recuerdos de su madre era lo bueno que tenía, aunque no la tuviera a su lado. Después de terminar su maleta, su padre entró a la habitación sin previo aviso.
— Tenemos que irnos, apúrate — Ella lo miró enojada.
— ¡No puede entrar así!
— No tengo tiempo para eso, apúrate, es tarde — Tomó sus maletas y ambos salieron de casa, una casa llena de recuerdos. MiSuk había crecido en esa ciudad, decidió no decirle a sus amigos sobre mudarse, la culpa llegó pero, era mejor mantenerse así, sin despedidas. Al estar en el aeropuerto la hacía arrepentirse de inmediato, queriendo regresar a casa.
— ¿A dónde vamos? — preguntó a su padre.
— Ya lo verás... — Dirigió su mirada a otro lado evitando ver a la mocosa que arruinó su vida. Desde siempre el señor que tenía a su lado, había sido tan distante con ella, desde que tiene memoria, había perdido la esperanza de que mostrará por lo menos un poco de afecto, de que la tratará como ella le gustaba. La culpó de la muerte de su madre, a pesar de no haber hecho nada, sino simplemente verla agonizar en el suelo con sus manos llenas de sangre, esa imagen para una niña de doce años de edad, era aterrorizante y un trauma de por vida, los negocios tenían mucho más importancia que haberla llevado al hospital. Amaba a su madre, y de recordarla le rompía el corazón en mil pedazos.
Abordaron al avión y emprendieron el vuelo, no sabía a qué destino se dirigían, se colocó los audífonos con la música en alto, no quería escuchar ninguna queja de parte de su padre, si es que hubiera algo que le molestará, aparte de existir, ella sólo necesitaba distensión. El vuelo duró menos de lo que pensaba, llegaron en la noche a su destino. Han llegado a Seúl.
Bajaron del avión, tomaron sus maletas y salieron a toda prisa de ahí, y para evitarle algún problema a su padre, sólo lo siguió en silencio.
— ¡Rápido! Necesito encontrarme con alguien — La sujetó de la mano. Su padre la llevaba de un lado para otro, buscaba con la mirada a esa persona que tanto le apuraba ver. — ¡Ah, ahí está! Vamos — Sonríe victorioso. Él la llevó a otro lugar del aeropuerto dónde un chico los esperaba pacientemente.
— ¡Park Jimin! — Gritó el hombre mayor captando la mirada de todos. Él voltea, y con una de sus manos peina su cabello hacia atrás y con está misma se quita las gafas de sol.
— ¿Sabe lo importante que es esto?...— El joven lo mira con desprecio, mientras el señor asentía con la cabeza — Entonces sabrá lo vergonzoso que es gritar mi nombre ¿Verdad? — Y sin más que decir, su padre la soltó de la mano y con esa misma saludó a Jimin.
— Disculpe, es imposible no tener retrasos con está niña — El hombre de canas la fulmina con los ojos.
— Seguro no fue ella la razón de su retraso — La miró y le regaló una sonrisa. Su padre se quedó callado, se quedó sin palabras ante eso.— Como sea, se hospedarán en mi casa el tiempo que quieran, no será ninguna molestia — Sonríe mirando a MiSuk a los ojos — Vámonos, los llevaré.
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Durante el trayecto, MiSuk notó la mirada intimidante de Jimin por el retrovisor, ella se encontraba sentada en los asientos de atrás, y lo hacía cada vez que tenía la oportunidad de hacerlo, incluso su padre era ignorado por parte de él. La ponía nerviosa a pesar de que lo evitará.
— Disculpa, no me presentaste a tu hija — Dio una mirada rápida al señor.
— ¿Eso qué importa? — Lo miró mal al mismo tiempo que contestó.
— A mi me importa, recuerda que vivirá conmigo... — Demonios, sí que sabía como poner a la joven nerviosa a pesar de que apenas lo conoce.
— Por favor, Jimin... — El hombre lo miró esperando que hiciera lo mismo.
Después de media hora de camino, llegaron a la casa de Jimin. Una casa bastante hermosa y moderna, Jimin era una persona adinerada sin duda.
— Sean bienvenidos — Dijo mientras bajaban del auto.
Park Jimin devoraba con la mirada a MiSuk, ella no sabía con qué intención la miraba, pero sí sabía que la incomodaba y que asegura ya haber visto esos ojos alguna vez, pero era algo borroso, porque no sabía en dónde.
— Muchas gracias, Sr. Park — La joven sonrió muy apenas, mientras jugaba con sus manos incómoda. Sin duda, el joven era atractivo, pero eso no quitaba la idea de que su vida podría ser un desastre. Bajaron las maletas del carro y entraron a casa.
— Pueden sentarse, están en su casa — Les regaló una sonrisa, y al entrar, dos personas formadas esperaban por ellos — Ellas son Anne y Laura, las encargadas de que está casa esté en su completo orden, estarán a su servicio siempre — Jimin era todo un privilegiado, pero ¿Cuál era el precio de tener todo esto?
— ¿Crees que eran necesarias estás personas, Park? — Mira a MiSuk — Ella no puede estar gratis aquí...
— No, estas personas llevan trabajando para mí mucho tiempo — Jimin observó a la joven con detenimiento — Y estoy bastante seguro de que ella es muchísimo más que sólo limpiar — El hombre canoso no sabía qué decir, sabía que Jimin tenía razón, aunque no lo aceptará, ¿Jimin como estaba tan seguro de ello?.
— Bueno, Anne y Laura, lleven a la señorita MiSuk a su habitación, tengo cosas que hablar con el Sr. Choi...
— Si, Sr. Park. Con permiso — La señora mayor le regala una sonrisa a la joven y toma sus maletas.
— Oh, no se preocupe, puedo hacerlo — La joven detiene a la señora quien apenas vio que tomó las maletas en sus manos.
— MiSuk, ella sólo está haciendo su trabajo — La joven lo miró confundida y éste sólo le sonrió. Algo en su mirada captaba la atención de la joven, se sentía hipnotizada, era algo nuevo.
— Está bien. Gracias — MiSuk sonrió dulce, junto a Laura y Anne, la guiaron a su nueva habitación, ayudándola a cargar con el peso de sus maletas. Cuando abrieron la puerta, vio lo grande que era la habitación, era demasiado para ella.
— Cualquier cosa, nos puede llamar, ya sea a Anne o a mí — La señora sonrió amable al dejar las maletas encima de su nueva cama.
— Claro, gracias — La joven sonrió, y con amabilidad, hizo una reverencia formal. La señora hizo lo mismo y Anne, quien la miraba de una manera tan despreciable, que apenas lo pudo notar, pero ella debería saber que sólo está ahí por su padre.
— En media hora estará lista la cena, puede tomar una ducha, ese es el baño — Apunta a la puerta de madera que está a justo detrás de MiSuk.
— Gracias por su ayuda — Y de nuevo hizo una reverencia hacia la señora mayor. Ambas salen de la habitación dejando sola a la joven MiSuk, gracias a la idea de la mucama mayor, abrió el cierre de la maleta y sacó la ropa necesaria para estar cómoda, y una toalla. Al estar bajo los riegos de la ducha, su cuerpo fue relajándose, hasta que, su celular empezó a sonar tan fuerte en la habitación, preguntándose quién podría ser. Estaba demasiado tranquila pero pensó que podría ser algo importante. ¿Quién podría ser?
La joven terminó de ducharse, se colocó la toalla alrededor de su cuerpo para salir, y de nuevo el tono de su celular sonó, se acercó a este y vio el nombre de su ex novio. Mingyu, con quien tuvo una relación no tan amorosa, la llamaba siempre, diciéndole mentiras baratas cómo:
"No puedo vivir sin ti"
"Eres la única para mí"
"Ya no lo volveré a hacer" Y entre otras cómo:
"Eres una perra"
"No eres lo suficiente para mí"
"Soy lo único bueno que tienes"
La relación que tuvo con él, la dañó tanto que fue casi imposible salir de ahí, era una relación dónde la que resultaba herida era ella, era una persona fácil de manejar, hace cuatro meses terminó con él, pero la sigue buscando cómo si todavía fueran pareja, en algo si estaba agradecida con su padre, alejándose completamente de él de manera segura, sin saber dónde estaba. La joven se cambió y de nuevo la llamó, los nervios invadieron su cuerpo, poniendo frías sus manos y sudorosas. MiSuk respondió, pero para dar fin a esto, que ya la tenía tan cansada.
—¿Hola?— Trató de sonar tranquila, pero estaba segura de que su voz temblaba. Escuchó un suspiro del otro lado de la línea, sabía lo que eso significaba.
—¡¿Dónde estás?!
— ¿Qué quieres? — preguntó la joven, aunque sabía la respuesta.
— ¡¿Qué clase de pregunta es esa?! ¿Dónde carajo estás? — La joven estaba segura de que estaba muy enojado. Mingyu era un intenso.
— No tengo porque decirte...
—¿Es una maldita broma? ¡Sabes que no me gustan!
— No es ninguna broma, y sabes perfectamente que lo nuestro terminó hace tiempo... Así que déjame en paz — Dijo con la voz temblorosa, en eso escuchó su risa cínica.
— Cariño, lo nuestro no puede terminar, no es tu decisión, es la mía y tendrás que aceptarlo... Ahora, ¡Dime dónde estás! — Se quedó callada unos segundos, tragó saliva.
— ¡Eres un mierdas! — Su respiración se agitó de tan sólo decir eso, pues siempre tuvo miedo de lo que le pudiera pasar si se expresaba de esa manera con él.
— Dime dónde estás, sólo me preocupo por ti, no quiero que nada malo te pase, cariño...— De nuevo se quedó callada unos segundos, pero de repente escuchó dos toques en su puerta y se dejó ver la figura del joven Jimin.
— MiSuk, es hora de la cena... — Esto podría ser una salvación o algo peor. Jimin sonrió al ver que la joven lo volteó a ver.
— En un momento voy — La joven espero que Jimin sólo se retire, pero...
— ¿Quién es él? — Mierda. Escuchó el tono de voz de Mingyu tan molesto, incluso más que antes.
— Nadie que te importe — Se giró dándole la espalda a Jimin, de nuevo tragó saliva.
—¿Crees que soy estúpido? ¡No me sorprende que estés cogiendo con otro, eres una perr... — Sin decir nada más, le cuelga, sus ojos se aguadaron, tomó un respiro y dejó que las lágrimas salieran.
—¿Tienes problemas con tu novio? — preguntó Jimin de repente, había olvidado que él seguía ahí, la joven limpió sus lágrimas y se giró, él estaba apoyando su espalda en el marco de la puerta, ella simplemente le sonríe.
—¿Qué? No, él ya no... — La joven toca su frente avergonzada por aquella pregunta. Había escuchado.
—¿Entonces por qué te habla así?...
—No tengo porque darte explicaciones... — Jimin bajó la mirada dando un suspiro, él asintió, hasta que su mirada se encontró de nuevo con la de ella.
—Tienes razón. Nos esperan, así que bajemos — Sonríe mostrando su dentadura.
—Está bien — MiSuk y Jimin bajaron y fueron directamente al comedor, y al parecer había llegado alguien nuevo.
—¡Jimin-ah! — Él gritó mientras se acercaba a Jimin emocionado.
—¡TaeHyung! ¿Qué haces aquí? — Jimin lo abrazó.
— Quería salir contigo, pero mejor me quedo a cenar...
—Si, claro, puedes quedarte
—Si no les molesta, está bien — Los tres se sentaron en el comedor, donde la cena ya estaba servida, Taehyung se sentó a lado de Jimin, MiSuk se sentó a lado de su padre, pero al parecer no era muy buena idea, pues Jimin se encontraba frente a ella y eso la hacía sentir nerviosa con esos ojos intimidantes, por un momento había olvidado el escalofrío que sentía cuando la miraba de esa manera.
— Jimin... ¿No nos vas a presentar? —Taehyung preguntó curioso mientras veía a la joven. El joven sólo lo miró mal, dándole a entender una cosa, de la cual parecía que ella no estaba enterada, Taehyung ya no abrió la boca más que para comer.
—Ella es Jung MiSuk, hija del señor Choi — Jimin la miró mientras pasaba una servilleta para limpiar las comisuras de sus labios.
— Mucho gusto Taehyung— La joven sonrió estando incómoda aún.
— Igualmente — El castaño sonríe. Durante la cena hablaban de negocios para el futuro, mientras que Jimin le lanzaba miradas de las que no podía esconderse. La cena llegó a su fin, la joven al llegar a su habitación se percató de que había dejado su celular en la mesa, haciendo que se diera un golpe en la cabeza por distraída, ahora tendría que volver abajo. Pero antes de que pudiera llegar a los últimos escalones, las voces de Jimin y Taehyung se escuchaban ahí, ellos se habían quedado hablando un poco más.
— ¿Sabes en el problema que te metiste, Jimin?...
— No pude evitarlo, llevaba años queriendo hacerlo...
— Ella tarde o temprano se enterará, no vas a esconderlo por siempre.
— La quiero, quiero protegerla...
— ¿No es mejor empezar por decirle la verdad? Su padre es un imbécil... —¿De qué hablan?
—Llevo años esperando esto, quiero llevar las cosas poco a poco — La joven no tenía idea de que estaban hablando.
—¿Qué haces ahí?...
♡
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