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PRÓLOGO

Justo en ese momento, teniendo la boquilla de la pistola apuntando a su frente y con las miradas cruzadas, ambos tenían miedo

En sus ojos se podía ver el arrepentimiento por lo que estaban por hacer; pero defender su puesto por encima de sus sentimientos, era una prioridad para ambos.

Pero los sentimientos eran inciertos, aunque sus corazones les impedía dar el siguiente paso. Por primera vez, para ambos, no querían matar a sus objetivos. Pues todo el tiempo y los momentos que habían compartido se volvían un impedimento.

Eran considerados el dúo perfecto. Pero ella quería ser "solo ella".

Él estaba dispuesto a compartir el puesto con ella, él ya era indefenso a los sentimientos. Estaba enamorado, tanto que ya no imaginaba el trabajo sin la complicidad de ella. Estaba enamorado tanto que, podía dejar que ella ganará. Pero el puesto era tan importante para él, que no podía dejarlo tan fácil.

Ella también estaba enamorada, pero, a diferencia de él, era terca, no dejaba que esos sentimientos salieran.

"–¿Todo esto fue una mentira?"

No estaba dispuesta a perdonarle por dejarla enamorar de él, siendo que ahora, tenía que matarlo para conseguir por lo que tanto trabajó durante dos meses.

Sus miradas: desafiantes y sin debilidades. Solo eran dos personas, sin expresiones o sentimientos. Aunque la consciencia y el corazón de cada uno pedía a gritos que pararan aquella situación y, por primera vez, confiaran en la persona que estaba frente a ellos.

La luna cada vez se acercaba al punto más alto del cielo, el cual marcaba el final de la situación, el cual marcaba la muerte de uno de ellos.

Contemplar el color de sus ojos por última vez, era su único objetivo en el momento. Su mandíbula se forzaba más, lo que les obligaba a no doblegarse y rendirse. Porque, tal vez, ninguno soportaría cargar con la muerte del otro, significaría un infierno para sus almas.

A unos minutos de terminar con aquello, ambos cargaron sus armas y esperaban el sonido de la alarma de sus relojes para presionar el gatillo.

El tiempo parecía eterno. Sus manos comenzaron a temblar y a sudar.

Hasta que la alarma de la media noche sonó.

– Hasta nunca – murmuraron. Al unísono.
















































Chyio67🌻

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