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04

"SEGUIDOR"

[Luken Field Airoport.
Cincinnati, Ohio]

Los aviones arribaban sobre la pista, de algunos la gente bajaba y en otro, la gente apenas abordaba.

A Himawari le pareció muy lindo aquel aeropuerto al que había llegado, tenía una buena fachada y, como todo aeropuerto, estaba demasiado ajetreado.

Afuera la esperaba un Uber exclusivo, cuando tuvo con ella su maleta, subió a éste.
El conductor saludo muy amable y ella correspondió con una sonrisa.

- Disculpe, ¿a dónde nos dirigimos? - cuestionó con curiosidad, pues era Sasuke Uchiha quien había pedido el transporte para ella.

- Mount Airy Forest, señorita - afirmó este - Es un precioso lugar, ¿no lo cree?.

La Uzumaki se encogió de hombros.

- Nunca he estado ahí - confesó.

- Bueno, le aseguro que que gustará.

Por alguna razón, la menor se sentía feliz. Las sonrisas abundaban en su rostro mientras veía por la ventana la ciudad.
Pasaron algunos minutos antes de que las casas y establecimientos fueran disminuyendo, comenzando a adentrarse a un lugar donde comenzaba el bosque.

- Lo siento, hasta aquí puedo dejarla - anunció el hombre, al detenerse frente a un puente colgante.

- No hay problema, no me molesta caminar. ¿Le debo algo?.

El hombre negó, pues le habían pagado con anticipación.

Agradeció, tomó su pequeña maleta y se despidió del hombre.
Ella se quedó en pie frente a donde el bosque comenzaba a hacerse más espeso, esperando a que el Uber desapareciera del lugar.

Suspiro, aquel aroma fresco la relajaba. Cerró los ojos y agudizó sus sentidos. Podía oír el agua corriendo de un río, el cantar de las aves, insectos moviéndose y más animales conviviendo en armonía en su hábitat.

Cruzó con seguridad el puente, agradecía que aún fuera de día por si se llegaba a perder o a entretener.
Aunque no creía que fuera tan difícil llegar a la cabaña del Uchiha, solo tenía que seguir directo el único camino que se extendía por el lugar.

Siguió adentrándose al bosque, disfrutando de los sonidos de su alrededor. Según tenía entendido que la cabaña de su jefe se encontraba bien adentrada en el lugar.
Era sabido que aquel lugar lo usaban para vacacionar, tomar su descanso de las grandes ciudades en las que suelen estar para llevar a cabo su trabajo o para tener vigilados a quienes trabajan para ellos.

De los pocos que trabajan para los Uchiha, Himawari era la única que sabía sobre aquel lugar.
Conocía a la familia desde hace ya varios años, su padre sólo la presentó a ella pues una vez lo siguió por curiosidad. Era por eso, que Sasuke la ve casi como si fuera parte de su familia.
Aún así, nunca había estado ahí.

Casi caía al pisar una roca resbaladiza, logró mantener el equilibrio pero eso no quita el susto que se llevó por su descuido.
El sonido de la corriente era más fuerte, así que supo que el río estaba cerca de ahí.
Se desvió del camino hacia donde escuchaba el correr del agua, caminó poco hasta poder dar con el río.
Era precioso, había rocas lisas en las orillas y el agua era tan cristalina que los peces lograban verse sin dificultad y el sol reflejaba un bonito y pequeño arcoíris.

Se agachó para tomar agua de la pequeña cascada que tenía, era fresca y con buenos minerales, mejor que una embotellada. Aprovechó también para lavarse la cara, pues el viaje había sido largo y la caminata la había hecho sudar.
También se arregló un poco el cabello y tuvo que retener las ganas de meterse completa al agua, pues realmente necesitaba un baño, se sentía sucia y acalorada.

Pero recordó que el Uchiha odiaba esperar.

Solo descanso lo necesario para refrescarse y luego volvió al camino.
En unos minutos más de caminata pudo divisar la cabaña con fachada rústica y moderna a la vez, era grande y bonita. Perfecta para unas vacaciones.

- Por fin has llegado - le hablo una voz, la reconocía a la perfección - Tendré que entretener a mamá en lo que le entregas eso a papá.

Himawari volteó a donde la voz provenía.

- Hola, Sarada - saludo esta, siendo correspondida con una sonrisa - Fue raro no tenerte cerca en Estocolmo. Espero que estés disfrutando tus vacaciones.

- Es un lindo lugar para vacacionar, lamento que hayas pasado por problemas en Estocolmo, pero hey, conociste a un chico - se burló la azabache.

Himawari se sorprendió un poco y titubeó, tratando de explicar rápido la situación.

- Tranquila, no pasa nada malo, solo me burlo de ti - se río la Uchiha.

Himawari parpadeo un par de veces ante la declaración de su amiga, ¿es que acaso ésta le quería ver la cara?, no suele bromear así con ella.

- De cualquier forma, no creo volverlo a ver, fue una molestia - refutó la menor, comenzando a caminar hacia la cabaña.

Sarada sonrió de lado y con arrogancia ante la actitud de la Uzumaki.

Himawari casi llegaba a la entrada de la casa, cuando de nuevo la sorprendieron, esta vez, el hermano menor de Sarada. Daisuke, quien es de su edad.

- Hola, Hima - el azabache de ojos Jade le sonrió, admitía que era demasiado atractivo - Espero que todo haya salido bien en Estocolmo, aún no soy tan bueno en esas cosas.

- Todo estuvo perfectamente bien, Daisuke - la menor le sonrió con naturalidad, pues ambos se conocían incluso de más años antes.

- Te llevo con mi padre, vamos. Pasa.

El chico se ofreció para acompañarla hasta dentro de la casa mientras platicaban de una que otra cosa trivial.
La cabaña era espaciosa, una amueblado precioso de madera y los accesorios eran bastante bonitos.
Se detuvieron frente a una habitación y Daisuke anunció la llegada de la Uzumaki desde fuera.
La voz ronca del hombre le dio la indicación de pasar desde dentro.

El chico se despidió con una amplia sonrisa, la menor solo podía pensar en lo diferente que es él de su padre.
Al entrar a la oficina, pudo ver al hombre azabache sentado frente a su escritorio, mientras veía como la menor de la familia, la pequeña Saori, jugaba con un par de perros y con su hermano mayor.

- Buenas tardes, tío Sasuke - saludó la peliazul.

- Bienvenida, Himawari - el hombre volteó a verla, con una media sonrisa en su rostro - Espero no haberte molestado al hacerte venir hasta América, se que quieres pasar tiempo con tu familia.

Himawari rodó los ojos al pensar en el último encuentro que tuvo con ellos. No era algo agradable a su punto de vista.

- Los extrañaba, sí. Pero podría desaparecer otros años más - contestó con diversión la menor, aunque lo decía en serio.

Sasuke volvió a sonreír, pues era el único que conocía la situación de la Uzumaki y trataba de apoyarla en lo más que pudiera.

Himawari tomó el pequeño maletín y lo puso sobre el escritorio con delicadeza. Con una sonrisa lo abrió y mostró el bonito collar de jades que tenía dentro.

- Aquí está. Sano y salvo, como pidió.

- Excelente trabajo - felicitó este, mientras contemplaba dicho accesorio - Muchas gracias por conseguirlo.

- Es para la tía Sakura, ¿qué más podía hacer?.

- Veo que hoy estás muy alegre, ¿hay algún motivo?.

La afirmación de su superior la tomó desprevenida. Era cierto, desde que abordó al avión ha estado de un perfecto humor, algo que no se ha visto en ella desde que su padre murió.
Pero no quería darle importancia, mucho menos quería pensar en el porqué de su actitud.

- No hay nada especial - contestó - Simplemente, me siento feliz.

- Me alegro - confesó el Uchiha - Con esa actitud no temo a que me maldigas.

- ¿Huh? ¿Por qué haría eso?.

El sonido en seco de alguien tocando a la puerta la sorprendió, pensó que el Uchiha daría una orden de retirada a la otra persona, pero fue al contrario, pues tan solo dio el pase, Himawari quedó en trance.

- Cuanto tiempo sin vernos, ¿no lo crees?.

Kawaki esbozó una amplia sonrisa, encantado de ver nuevamente a la chica que no podía sacar de su cabeza desde hace ya casi dos días.

- Él es Kawaki - presentó el mayor - Es nuevo trabajando en esto y quiero que tu lo vigiles, así que estará contigo en todos lados.

La Uzumaki volteo a ver a su superior, confundida.

Sasuke no sabía cómo interpretar la mirada de la menor, pues le resultaba aterradora, como si pudiera matarlo en un solo segundo.

Y Kawaki observaba con un poco de diversión y terror la escena de la peliazul.

- ¡Tú! - esta vez, Himawari se acercó al rubio/azabache y con su dedo índice golpeaba el pecho de su contrario - ¡Te dije que no me siguieras y tú afirmaste que después de dejar que te quedaras en mi habitación en el hotel desaparecería por completo de mi vida!.

Kawaki se río.

- ¡¿Qué te causa tanta gracia?!.

- Estas parada de puntas - señaló a sus pies.

En ceño de Himawari se frunció más de lo que estaba, le dio un pequeño empujón brusco al chico antes de volverse a donde el Uchiha.
Sasuke miró la escena con un poco de confusión, pues no tenía ni la más mínima idea de que ambos se conocían.

- Puedo quedarme con otra persona, quien sea. ¡Pero con él no! - casi rogó.

- ¿Qué?, ¿por qué no? Somos buen equipo - agregó el chico - Además, me debes dos favores.

- Qué me hayas "salvado el trasero" un par de veces, no significa nada - agregó - Yo no te lo pedí y no lo necesitaba, podía con esos dos hombres yo sola.

- Lamento interrumpir su discusión, pero quiero entender de lo que hablan - interrumpió el azabache - ¿Ustedes dos ya se conocían?.

Ambos chicos se miraron entre sí.

- No.

- Sí.

Sasuke quedó un poco confundido, pues la Uzumaki había negado mientras que Kawaki había afirmado.
Sin duda, entre ellos había pasado algo.

Ambos volvieron a intercambiar miradas, esta vez Kawaki trató de aminorar la situación con una sonrisa.
Himawari solamente desvió la mirada.

Sasuke le hizo una seña a la menor, indicando que solo ella lo siguiera.
Eso hizo, salieron de la habitación hacia el exterior. La pequeña Saori saludo con entusiasmo a la persona a quien consideraba otra hermana y después se fue nuevamente a jugar con los cachorros.

Se quedó solamente con el Uchiha mayor, quien seguía con su típica mirada seria. Himawari no sabía lo que iba a escuchar de parte de su superior, todo de él, a pesar de los años, le sigue causando misterio.

- No me importa lo que haya pasado entre Kawaki y tú - agregó con sequedad - Lo asigné contigo porque eres la única persona en la que confío para que lo adentres a este trabajo, ahora mismo yo no puedo hacerlo.

- Pero usted sabe cual es mi objetivo...

- Lo sé, pero solo te estoy pidiendo este pequeño favor - casi suplicó - Por favor, te pagaré el doble o el triple, no importa.

Himawari lo pensó un poco, y no era por la oferta de pago, era por que nunca había visto al Uchiha tan desesperado por que alguien hiciera algo por él.

- ¿Y mi objetivo?.

- Nada se verá afectado, lo juro - afirmó.

La Uzumaki vaciló un poco antes de aceptar.
Ambos regresaron a la oficina donde Kawaki esperaba pacientemente. Éste se puso firme al verlos entrar, esperando con ansia la respuesta de la Uzumaki, quien solo pasó de largo sin verlo y tomó su maleta a un lado de la entrada.

- Muévete, nos iremos al hotel ahora mismo para mañana ir a Japón - ordenó la menor.

El rubio/azabache se despidió del Uchiha con una sonrisa victoriosa, para seguir a la de pelo azulino.
Mientras caminaban por la parcela que conducía a la salida, Himawari se iba despidiendo de los integrantes de la familia, hasta que terminó de saludar a Sakura.

Ambos caminaron en silencio por el camino hasta la salida del bosque.

- Al parecer te llevas bien con los Uchiha - hablo de primera Kawaki, queriendo iniciar una conversación.

- Eso no te incumbe - respondió con sequedad ésta.

- Que linda...

Ambos caminaron por otro rato más, esta vez ella no quiso hacer alguna parada para contemplar el paisaje, pues, además de que ahora iba acompañada, ya casi anochecía.
Un Uber los estaba esperando al otro extremo del puente colgante. No hubo algún otra palabra entre ellos.


- Así que Himawari, ¿eh? - agregó de primera Kawaki, después de estarse asentando en el hotel - Es un lindo nombre. Podría llamarte "Hima" para que no suene tan largo, ¿te parece bien?.

De nuevo silencio.

El Radisson Hotel Cincinnati Riverfront era uno de los mejores en la ciudad, tenía una buena vista y las habitaciones eran espaciosas, además de que tenía un excelente servicio.

Kawaki suspiró al ver cómo era ignorado por la menor.

- Oye, se que no me quieres aquí contigo pero eso ya no es una opción. Tienes que aceptarlo. Aceptarme.

La Uzumaki se detuvo de espaldas a él, pues sabía que éste tenía razón, pero no quería mostrarse tan fácil de convencer.
Y tampoco quería admitir que le agradaba la compañía del chico.

- El hotel tiene bar, ¿gustas venir?.

Himawari suspiró con pesadez.

- Solo deja me doy una ducha. Puedes esperarme o irte, te puedo ver allá.

Kawaki sonrió para sí, decidió esperar en la sala de estar mientras encendía el televisor para entretenerse.
Él también necesitaba una ducha, así que, tan pronto Himawari salió del baño, él ingresó a este.
No pasaron ni diez minutos cuando ya estaba fuera y bien presentable. Al igual que la Uzumaki.

- Me alegra que por fin aceptaras mi propuesta para ir a un bar - agregó divertido.

- Me han dado la orden de vigilarte - excusó - Así que andando.

Ambos llegaron a la barra del bar y pidieron tragos ligeros. Casi no había gente y la música estaba baja, el silencio inundó entre ellos por unos minutos.
Esa vez, Himawari fue la primera en tener un tema de conversación, nada relacionado con su trabajo, nada personal. Solo hablaban con naturalidad.

Ambos se sentían bien con el otro, al principio si es algo tenso pero eso se desvanece en solo cuestión de segundos, o de palabras.
Se sienten cómodos.

Pasaron las horas, Himawari nunca se dio cuenta que el alcohol tomó posesión de ella. Y se dejó llevar.

───────•••───────


Se despertó aturdida, el dolor en su cabeza era punzante al igual que las vibraciones en su oído.
Trato de enfocar su vista, pero cuando estuvo lista, se exaltó al ver a Kawaki a lado suyo, profundamente dormido y sin playera.

Dio un pequeño respingo y se sentó sobre la cama, sintió como las sábanas bajaron por su cuerpo. Entonces se miró a si misma y se dio cuenta de que no llevaba playera o sostén, asustada, alzó toda la sábana y se percató de que tampoco llevaba pantalón o bragas.

Miro a su alrededor y en el suelo pudo distinguir esparcida toda su ropa.
Con esa situación, podía atar cabos fácilmente.
Kawaki aparentemente también estaba desnudo y estaba dormido a un lado de ella. Ella estaba desnuda.

¿Qué más, además de sexo?.

"No, no, no, no, no" se repetía constantemente en su cabeza, sin poder creer que haya cedido ante sus impulsos de ebriedad.

Jaló toda la cobija de encima y se cubrió con ella completamente. El movimiento fue lo que despertó a Kawaki, quien somnoliento, veía a la Uzumaki recoger su ropa del suelo.

- Buenos días - eso fue como el anuncio de que ya estaba despierto.

Al escucharlo, Himawari solo pudo mirarlo con molestia.

- ¡Eres un idiota, te aprovechaste que estaba ebria para poder acostarte conmigo! - reprocho con molestia.

- ¿Acostarme contigo? - Kawaki miró como la menor hablaba totalmente enserio, entonces se quitó la sábana que tenía encima, dejándolo a la vista.

Kawaki solamente no llevaba la playera consigo, el pantalón seguía en su lugar, perfectamente puesto.

- ¿Anoche...? - la menor titubeo, aún más confundida - ¿No pasó nada?.

- ¿Querías que pasara algo? - su voz era coqueta.

Himawari rodó los ojos.

- Imbécil - maldijo en voz baja - Si no pasó nada, por lo menos podrías explicarme por qué es que estoy desnuda.

- No me mires así, tú fuiste la que se quitó todo tan solo llegó.

- ¿Y por qué estabas acostado en mi misma cama?.

- Me confundiste con un tal "Aisuru" - respondió divertido - Y ya no me soltaste.

Himawari suspiró aliviada, por alguna razón confiaba en el relato del chico.
Y más, por que dijo aquel nombre.

- Por cierto, ¿quién es Aisuru? - cuestionó.

- Nada importante.

- Oh, vamos, no creo que no sea algo importante. Si no fuera así, no me lo hubieras dicho.

La menor solo se negó rotundamente.

Kawaki insistió hasta el punto de hastiarla.

- Si te lo digo, ¿prometes guardarlo en secreto y no volver a hablar de eso?.

- Mi boca estará sellada.

- Además de que me relataras con detalles lo que sucedió por la noche.

- Es divertido, pero claro. No veo el por qué no.

Por alguna razón, Himawari volteó a ambos lados, como si hubiera alguien más en el lugar y ella se estaba asegurando de que nadie pudiera oírla.

- Aisuru es un peluche de oso panda rosa que adoraba en mi infancia - confesó - ¡Listo, lo dije! Ahora te toca a ti relatar lo que paso anoche.

Kawaki no pudo evitar reírse ante la confesión de la misteriosa identidad de Aisuru, admitía que le parecía gracioso.
Himawari lo dejó reírse, lo entendía, ella también lo hubiera hecho.
Confundirlo con un peluche, pff, es gracioso para alguien de su edad.

- Bueno, te contaré lo que sucedió anoche. Pero primero date un baño y ponte ropa encima, puede que lo olvides, pero solo una sábana te cubre.

Lo olvidaba, se sonrojó un poco ante la observación de su contrario y se fue de inmediato al cuarto de baño.


Le había repetido tantas veces que dejara de beber, que aquellos tragos parecían ligeros pero eran todo lo contrario a eso.
Se lo había dicho tantas veces, pero de todas esas veces, ella lo ignoró.

Y ahora estaba ebria. En sus mejillas había un tono carmesí bien presente, sus ojos estaban entrecerrados y tarareaba torpemente las canciones.

- Otro trago más... hip... por favor - su lengua se trababa por lo que apenas se le entendía.

- No, ya no más alcohol por hoy - intervino Kawaki, antes de que atendieran su orden - Vámonos ya a la habitación, Hima.

- ¡No! hip ¡Yo no me quiero ir! - reprochó - ¡Yo quiero beber otro poco más!.

- Ya has bebido lo suficiente, vámonos. Anda - trató de convencerla de buen modo - Mañana tendrás resaca.

Himawari se negó con un movimiento brusco de cara y trató de alejarse del chico.
Al verla, Kawaki no le quedó otra opción que llevársela a la fuerza. Pagó por los tragos y después fue tras la Uzumaki.
Ser más alto y corpulento que ella le generaba una ventaja, así que sin problemas la alzo, poniendo el abdomen de ella en su hombro, mientras la sostenía de las piernas y de la espalda.

Himawari comenzó a patalear un poco, pero solo unos segundos y dejó de hacerlo.

- Todo se ve bien...hip...desde acá arriba - soltó una risita infantil.

Kawaki subió al ascensor y presionó el botón para que este se detuviera en su piso.

- ¡Kawaki! ¡Puedo volar! ¡wiiiii! - dijo, mientras estiraba sus brazos y piernas.

Kawaki no podía reírse ya que estaba demasiado concentrado en no perder el equilibrio.

Las puertas se abrieron y Kawaki se dirigió a la habitación con ella aún en su hombro.
Tan solo estuvieron dentro, el rubio/azabache le puso seguro a la habitación y bajo de su hombro a la menor.
Quien, dando pequeños brincos, se dirigió a la sala de estar.

Se fue a abrir la cortina que dejaba a la vista la ciudad.

- ¡Es tan lindo! - exclamó al ver todas las luces.

Kawaki se acercó a ella, con la intención de llevarla a acostar para que durmiera.
Pero tan solo lo vio, pareció como los ojos de Himawari brillaron.

- ¡Eres muy guapo! - lo señaló, con demasiado entusiasmo - ¡Si quieres

puedo hacerte un baile sexi!.

Confundido, Kawaki quiso negar e intentar llevarla a dormir. Pero Himawari solo buscó algo en la habitación y, lo que sea que buscaba, lo encontró en la lámpara de pie, que había a un lado del sofá.

Su mirada ahora se había vuelto coqueta, seductora. Ahora entendía, tenía la intención de usar la lámpara como tubo.

Trató de detenerla, pero la menor no escuchaba razones y comenzó a pasarse de un lado a otro, apoyada del soporte de la lámpara.
Se puso de espalda con el soporte y bajo lentamente, casi al nivel del suelo, pero en lugar de subir, se dejó caer de trasero.

- Auch - se quejó, mientras se frotaba en donde se había golpeado.

Kawaki se río a la bajo y fue a ayudarla, pudiendo llevarla así a la habitación.

- ¿A dónde me llevas? - preguntó divertida.

- Tienes que dormir, ya deja de estar jugando - le contesto con sutileza.

- ¿Vas a dormir conmigo?.

- No, yo duermo en la otra cama.

Himawari volteo para todos lados y luego, comenzó a usa de abanico su mano.

- Hace mucho calor, ¿no lo crees? - ella comenzaba a hacerse aire con la playera.

Kawaki no respondió nada.

- Uff, enserio. Hace bastante calor.

La menor se despojó de su playera en segundos y con otro movimiento de su pantalón.
Era tentador verla, pero no lo haría sin su consentimiento -solo si esta sobria y en sus cinco sentidos- No cedería ante ninguna tentación o consentimiento que le diera una mujer ebria.

Himawari se quitó también el sostén y las bragas, lanzándolas al suelo como todo lo demás.
Enseguida vio la cama y se metió en ella, con las sábanas cubriéndola bien.

Cuando estuvo seguro de que ya no podía ver a Himawari desnuda, se dio la vuelta y se acercó a hasta la cama. Donde la menor ya estaba completamente dormida.

Se quitó su playera, pues ya tenía la intención de irse a dormir también. Pero antes de acostarse, se puso de cuclillas a un lado de la cama de la menor, para verla dormir un rato.

Himawari buscó algo entre las sábanas, repitiendo constantemente el nombre de "Aisuru".
Pero lo único que encontró fue el brazo de Kawaki y lo jalo hacia ella.
Kawaki se sonrojó, pues ella había pegado bastante su brazo a su cuerpo que sus pechos podían sentirse.
Trago profundo, quería alejar de su mente todo pensamiento morboso que aquello pudiera causarle.

- Así que eso pasó - Himawari llevó sus manos

a su rostro para cubrir su sonrojo - ¡Que vergüenza!.

- Fue divertido - confesó su contrario.

Si bien, Kawaki había omitido algún detalles que lo concernían, pero había detallado la mayor parte.

- Recuérdame, nunca volverme a exceder - le dijo, mientras sobaba su cabeza.

- ¿Quieres alguna aspirina?.

Himawari solo asintió y Kawaki fue a buscar una, la cual se la dio con un vaso con agua.

Tenían que marcharse al aeropuerto, para regresar a Japón.

- Creo que estar contigo no será tan malo del todo - le dijo.


























★彡Chyio67🌻

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