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disculpe usted ; los humildes

𝐌𝐀𝐓𝐈́𝐀𝐒 𝐑𝐄𝐂𝐀𝐋𝐓

«Vas a estar bien si seguís mis consejos, yo la conozco mejor de lo que vos lo haces ahora mismo...»

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SI DE ALGO era consiente Matías era de que su novia Lucía había tenido parejas antes que él. Y eso no era algo que le molestara, es decir, para él era muy estúpido molestarse por la cantidad de compañeros que su novia había tenido. 

Lo único que sabía al final, era que la amaba con locura, como nunca había amado a nadie antes y eso lo comprobaba todos los días desde que habían comenzado su relación.

Aquella tarde Matías solo tenía un objetivo: pasar todo el tiempo posible con su novia. Dentro de unos días él volaría a Madrid y tendría que dejar al amor de su vida en Argentina, intentando mantener una relación a distancia. 
Solo llevaban un par de meses juntos, pero Matías sentía que habían sido años, y que sin ella, jamás hubiese sido capaz de salir del hoyo en el que se encontraba. Así que no se había ido aún, pero ya deseaba volver para poder vela de nuevo.

—Tengo una pregunta —dijo Lucía recostándose en el hombro de su novio.

—Decime —respondió Matías poniendo su cabeza sobre la de ella. 

—¿Qué vamos a hacer cuando te vayas? Digo, no es que desconfíe de vos, obvio, solo que... ¿Cómo vamos a hacer para mantener una relación a distancia? Nunca he tenido una y no sé cómo hacerlo —confesó Lucía sin despegar su cuerpo del de Matías en aquella banca del parque donde se habían conocido.

Matías se quedó en silencio durante un par de segundos antes de tener una respuesta concreta. —¿Querés que te diga la verdad? —inquirió separándose ligeramente de ella, quien levantó la vista para poder mirarlo a los ojos. Lucía asintió. —No lo sé, yo tampoco he tenido una relación a distancia jamás, pero creo que podemos hacerlo

Ella le dio una mirada acompañada de la sonrisa que lo había mantenido dentro de sus cabales mientras estaba en su peor momento. Matías se acercó para darle un casto beso en los labios antes de que ella se levantara de la banca.

—Voy por un helado, ¿querés uno? —inquirió dándole una sonrisa dulce. Él asintió e indicó su sabor favorito, aunque claro, ella ya lo sabía. 

Mientras Lucía se alejaba, Matías no pudo evitar notar como un chico alto y de rasgos bastante agraciados se acercaba a él con un rostro serio. Se acomodó en su lugar, disimulando la incomodidad que sentía, al menos cuanto pudo hasta que el chico se sentó junto a él en la banca.

—Disculpa —llamó el joven con un tono serio. —No quiero incomodar ni nada por el estilo, pero no pude evitar mirarlos y de preguntarme una cosa, ¿Vos sos el novio de Lucía?

Matías se dignó por fin en mirarlo, examinando cada una de las facciones en el rostro serio del chico. —¿Para qué querés saberlo? Ni siquiera sé cómo te llamas —respondió seco ante la pregunta extraña del desconocido.

—Gabriel Martínez —contestó el chico mirándolo seriamente. —No me conocés, Matías, pero yo a vos sí... Y a Lucía también, bastante mejor de lo que vos la conocés ahora mismo —continuó después de una pausa —Soy el ex que ella tanto detesta

Matías volvió a mirarlo detenidamente, claro, ahora le sonaba tanto el nombre como el rostro. ¿Por qué él volvía tan a escondidas de Lucía?

—¿Qué querés? —preguntó seco antes de comenzar a dar miradas a su alrededor para buscar a la chica.

—Necesito hablar con vos —respondió Gabriel sin mirarlo. Vaya cobarde que era. 

—¿Ah sí? Yo no tengo nada que hablar con vos, no sos más que el ex de Lucy y ella no merece el dolor de volver a verte —reprochó Matías levantándose de la banca. Un tirón en su campera le hizo dar la vuelta.

—No vengo para molestarla a ella —dijo el chico, bajando la mirada una vez más —Creo que sería bueno que me escuches, posta, no vengo a intentar recuperarla porque sé que yo hice mal con mis acciones, así que creo que ahora que vos comenzás a salir con ella, escuches lo que tengo que decirte y seas mejor hombre del que yo alguna vez pude ser para ella

La propuesta del joven le llamó la atención, así que solo volvió a sentarse para escucharlo. Sí que quería ser mejor para ella. 

—No estoy aquí con el afán de recuperarla, ni de molestarte, quiero ayudarte, porque con ella has conseguido el cielo, no quiero que la pierdas como yo lo hice, porque entonces entenderás lo que es ir al infierno en vida —advirtió mirándolo directamente, sus ojos demostraban una nostalgia infinita como si de verdad estuviera arrepentido de lo que había hecho.

Matías solo pudo quedarse en silencio para escuchar atentamente lo que Gabriel estaba a punto de decirle.

—Ella es un sol, jamás creas que tenés el derecho de dudar de lo que ella siente porque siempre te lo va a demostrar de una manera u otra, siempre encuentra la manera de demostrarte sus sentimientos. Lucía ama de una forma muy intensa y muy dulce, así que jamás dudes en demostrárselo de vuelta, no importa si es solo con una rosa o si preferís darle una serenata, porque ella valora todo de vos, así sea solo un dulce —explicó volviendo su mirada al piso, como si buscara en sus recuerdos más profundos. Matías optó por no intervenir más, pues a él le constaba todo aquello que Gabriel decía  con tanta sinceridad. 

—Que no se te vaya a ocurrir dudar de ella, es la persona más fiel que puede haber sobre la faz de la tierra y no importa si no la ves durante una semana o seis años, ella seguirá siendo fiel a lo que sabe que tiene con vos —aconsejó Gabriel —Así que espera lo mismo de vos, jamás se te vaya a pasar por la cabeza traicionar su confianza y creer que ella jamás se dará cuenta, porque vas a destrozarla... Lo sé perfectamente

—¿Por eso terminaron? —inquirió Matías, buscando la mirada del chico. Gabriel finalmente cedió a verlo a los ojos y Matías comprendió lo que quería decir. En los ojos de Gabriel se reflejaba el arrepentimiento desbordado, lo que le dio la respuesta a su pregunta.

A lo lejos distinguió a Lucía, que se acercaba a ellos totalmente distraída en su helado. Gabriel no esperó más y se levantó para irse, no sin antes dar la última advertencia: —Vas a estar bien si seguís mis consejos, yo la conozco mejor de lo que vos lo haces ahora mismo... —solo entonces, Gabriel se fue, dándole paz a un corazón que sentía la necesidad de compartir sus conocimientos sobre la chica, con la esperanza de que su nuevo novio pudiera tratarla mejor de lo que él lo había hecho algún día. 

Así que ahora él estaba parado detrás de un árbol en aquel parque, un año después de aquella conversación, recordando todo lo vivido en los últimos meses.

Mantener una relación a distancia no es tan sencillo como lo parece. Las cosas se complican después de un par de días, cuando comienzas a cansarte de los facetime y ya no sabes qué más hacer durante eso. Esperas con ansias estar cerca de esa persona, poder volver a abrazarla y sentir cerca su respirar. 

Matías y Lucía habían desarrollado la pésima costumbre de dormirse durante sus videollamadas, ambos terminaban demasiado cansados del día y la zona horaria no era de mucha ayuda, así que a pesar del amor que sentían el uno por el otro, se habían convertido en el ruido blanco que usaban para finalmente dormir. 

Aquella noche, Matías había sido invitado por sus compañeros a salir de fiesta, era viernes y debían aprovechar el fin de semana libre de dieta estricta que sus directivos les obligaban a llevar. Usualmente se habría negado pues tenía la videollamada con Lucía durante esas horas, pero para ese punto, Matías ya lo había olvidado de la emoción que sentía por finalmente volver a sentir la libertad de beber hasta que pudiera olvidarse de todo el dolor que le había causado la distancia.

El teléfono vibró varias veces, pero la música lo camufló mientras Matías se dedicaba únicamente a beber.

La conciencia se perdió dentro del bosque del alcohol y cuando menos se dio cuenta, en su habitación del hotel resonaban unos suspiros desconocidos, el olor era distinto mientras la ropa de una extraña volaba por otros lugares.
Había perdido el control y el conocimiento de él mismo. Tal vez habría podido ocultar su error, o justificarlo al menos bajo el efecto del alcohol... Tal vez si, dentro de sus ajetreados movimientos no hubiera contestado la llamada de Lucía.

Ella lo llamaba por última vez en busca de consuelo. Su madre había caído enferma de la novedosa enfermedad pandémica que arrasaba con la vida de todo mundo. Pero lo único que escuchó fueron distintos suspiros irreconocibles para ella, la voz femenina de una extraña resonaba en el altavoz. Lucía se quebró por tercera vez.

Matías no se percató de la situación sino hasta la mañana siguiente cuando el registro de llamadas delató su error junto a la gran cantidad de mensajes que lo mandaban a hacer distintas cosas. La había cagado en grande.

Claro que intentó remediar la situación, pero era imposible.

Su única solución fue acercarse al solitario novio de su ex-pareja. Él jamás le había dado el trato que ella merecía, la había traicionado tal vual Gabriel se lo había advertido el año pasado. Ahora era su deber advertirle al nuevo chico en la vida de Lucía que debía tener cuidado con el frágil corazón de la dulce chica.

—Disculpa —llamó Matías con un tono serio al acercarse al joven. —No quiero incomodar ni nada por el estilo, pero no pude evitar mirarlos y de preguntarme una cosa, ¿Vos sos el novio de Lucía?

Holiiis💕
¿Qué les pareció el shot de hoy?

Sinceramente no es mi favorito pero bueeeenop
¿Tienen ideas para más one shots? Todas son bienvenidas porque últimamente ando super super seca :(

En fin, espero que les haya gustado y tal vez les suba algo el sábado :))

FÁTIMA FUERA 🤍✨