𝐈𝐈𝐈. 𝐄nzo 𝐕ogrincic
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tu jardín con enanitos ; melendi
𝐄𝐍𝐙𝐎 𝐕𝐎𝐆𝐑𝐈𝐍𝐂𝐈𝐂
«Quiero serlo todo para vos, así como vos lo sos todo para mí»
dedicado a cmmv2004 quien ha sido la inspiración principal para este shot <3
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UNA DE LAS cosas que Carolina había aprendido a lo largo de sus fugaces relaciones, es que nunca debes autodenominarte "pareja", "novio", o algún calificativo si es que esa persona aún no lo ha pedido.
Y eso era precisamente lo que la mantenía en un estrés constante, pues desde hacía un par de meses había comenzado a salir con Enzo, un chico asombroso, que la trataba de la forma que merecía, a quien le gustaba casi lo mismo que a ella, con quien no terminaba nunca la conversación. Pero él aún no le había pedido nada.
—¡Y ni siquiera sé que es lo que "somos"! —exclamó a su teléfono, mientras al otro lado de la línea, su mejor amiga la escuchaba detenidamente.
—Bueno, es que Enzo es... Difícil —dijo la chica al otro lado, Carolina podía escuchar como su mejor amiga comía unas papitas —Recién salió de una relación de muchos años, y según Pipe no estaba muy interesado en una relación nueva precisamente porque todo ha cambiado demasiado y esas cosas —explicó.
—Entonces fue mala idea meterme... Dios, ¿Qué se supone que deba hacer? ¡Dame una señal! —chilló molesta, pasando una mano por su rostro.
—No es que haya sido una mala idea, Caro, porque bueno... Uy, espera —pidió su mejor amiga poniendo el teléfono fuera de su alcance. Carolina fue capaz de escuchar un par de murmullos reconociendo la vos de Felipe y de su mejor amiga, después, un pequeño chasquido que interpretó como un beso. Hizo una mueca, pero después recordó su propia situación y se alegró por su amiga, pues por lo menos ella tenía una situación estable con su novio. —Listo, era Pipe que iba a un asado con los chicos, me invitó pero la verdad es que no tengo muchas ganas de ir —explicó volviendo a sentarse —¿Enzo no te dijo nada?
Carolina hizo una mueca y negó con la cabeza como si su mejor amiga pudiera verla, pero su silencio dijo todo.
—No sé, Fanny, parece que tal vez no le soy lo suficiente para formalizar o yo qué sé —susurró al micrófono, sintiendo como ante lo que su amiga dijo, todos sus ánimos se caían al piso.
—No digas esas cosas, boba, Enzo está re colado por vos —riñó su amiga al otro lado mientras continuaba con sus papitas.
—¡Pero es que el pendejo ni me ha llamado, ni me ha escrito! Ni siquiera le pareció el invitarme a su asado —dijo Carolina algo más molesta —Hace tres días que no le llegan los mensajes, no sé, tal vez me bloqueó o... O no sé...
Y aunque Fanny no quisiera demostrarlo, ella misma comenzaba a enojarse un poquito. —Esto debe tener una explicación, tranqui —murmuró su mejor amiga, aunque Carolina la conocía y sabía que ya aquel tono no era precisamente de que ella estuviera tan tranquila. —Che, debo colgar, disculpame, pero es que Pipe me está pidiendo ayuda con unas cosas
—Sí, sí, no te preocupes —murmuró Carolina.
—Sos vos la que no debe preocuparse, seguro que hay una explicación —intentó consolar la chica al otro lado de la línea.
Pero simplemente Carolina no pudo dormir aquella noche. Apagó su teléfono en busca de algo de tranquilidad y comenzó a hacer sus propias cosas.
Por otro lado, Enzo se alistaba para ir al asado que sus amigos habían organizado. Usualmente habría dicho que no, pero esta vez quería ir con la esperanza de que estuviera Carolina por ahí, y si no, tal vez su mejor amiga, Fanny, para poder intentar tener una conversación con la chica con la que recientemente salía.
La situación era la siguiente. Moría de ganas por volver a hablar con Carolina, llevaba tres días sin teléfono y no era capaz de conseguir uno nuevo, pues una noche de aquellas en las que salía a caminar, a algún delincuente le había parecido gracioso arrebatarle la única cosa que lo conectaba con la chica desde hacía unas semanas. Además, por si no fuera poco, su tablet y su computadora estaban en Uruguay porque su hermano se las había pedido. Había ido a un par de centros con la intención de tomar una computadora y poder hablar con ella, pero como era fin de semana todo estaba cerrado.
Se había enterado del asado gracias a Matías, a quien le había pedido su teléfono para por lo menos poder decirle a Carolina lo que había sucedido, pero resultaba ser que justo en aquel momento, su teléfono se encontraba en reparación debido a un fallo en la pantalla. Así que como último intento antes de poder conseguir un teléfono, asistió al asado.
Sus amigos se vieron sorprendidos por el que él asistiera, pero lo recibieron con alegría.
—Agus —llamó a su amigo, quien se acercó a él inmediatamente— ¿Me prestas tu teléfono? —pidió cuando obtuvo la atención de Pardella.
Él asintió pero no antes de preguntar para qué lo necesitaba. Enzo explicó brevemente lo que había sucedido y lo que iba a hacer con el dispositivo, su amigo se lo prestó sin ningún reproche más, pues todos los que conocían un poquito de la vida privada del mayor, sabían que Enzo estaba loco por Carolina, ella era lo que él necesitaba.
No dudó en marcar el número de la chica, el cuál se sabía de memoria. Pero su intento fue rechazado de inmediato. Hizo un segundo intento, obteniendo la misma respuesta. Por último, como último esfuerzo, mandó un mensaje de texto.
—¿Podés avisarme si es que contesta? —pidió Enzo a Agustín casi suplicándole, a lo que él asintió nuevamente.
—¿Por qué no vas a verla? —preguntó Agustín, y como si un rayo de luz iluminara su pensamiento, recordó que ese había sido de hecho el último plan.
No era que no quisiera verla, al contrario, moría de ganas. Pero Bayona lo mantenía ocupado incluso los fines de semana, aprendiéndose nuevos diálogos, grabando su voz, entre otras muchas tareas que el director le exigía. Planeaba verla en la semana, pues sabía que ella iría exactamente el miércoles a entregarle al director las primeras pruebas de los póster promocionales de la película.
La había conocido así, de hecho.
Feliz por haber conseguido el papel, y extasiado por estar en un nuevo país, Enzo recorría el set de grabación explorando cada rincón con una cámara fotográfica, pues según él, todo el arte que había detrás merecía ser registrado por lo menos con una foto.
—¡No me jodas! —escuchó un fuerte chillido en el interior de una cabina pequeña. —¡Ay, perdón, perdón, señor, es que... ! Dios, que torpeza la mía, disculpe...
A lo lejos pudo distinguir una figura algo pequeña que salía del lugar de Bayona con muchos papeles mojados por café. Se acercó un poco, le había generado una inmensa curiosidad el escuchar tal grito. Solo escuchó a una chica de cabello azabache quejándose y suspirando algo alterada mientras escurría un poco los papeles en el cesto de basura.
—Disculpa, ¿puedo ayudarte con eso? —preguntó cuando menos se dio cuenta de que ya estaba demasiado cerca de ella.
La chica dio un brinquito al escuchar la voz a su espalda. Se dio vuelta inmediatamente para responder, pero se quedó paralizada.
—Eres jodidamente guapo —musitó tan bajo como si no quisiera que la escuchara. Aunque tal vez sí que era la intención.
—Ehhh... ¿Gracias? —respondió nerviosamente soltando una risita. Rápidamente el rostro de la chica cambió a uno mucho más asustado.
—Decime que lo pensé, por favor —suplicó mientras sus mejillas se llenaban de un intenso color rojo.
—Lo pensaste —respondió sarcásticamente, dedicándole una sonrisa.
—Ay no, no, no, disculpa —murmuró apenada, dándose la vuelta.
Enzo sonrió y se escurrió hacia el frente de la chica. —Pero si vos me dijiste que te dijera que lo habías pensado
—¡Pero no literalmente! —exclamó avergonzada, volviendo a los papeles que seguían escurriendo café —Como si no fuera lo suficiente por hoy —suspiró profundamente.
—¿Qué pasó? Seguro que puedo ayudarte de alguna manera —insistió Enzo buscando la apenada mirada de la joven.
—Tiré café sobre estos papeles de Bayona, seguro ahora no querrá que trabaje para él, y, y... —explicó la chica, volviendo a soltar un largo suspiro de frustración.
—Dejame ver —pidió Enzo, extendiendo la mano, a lo que la chica le entregó los delicados papeles. Él los examinó e hizo un ademán para restarle importancia. —No tenés nada de qué preocuparte —dijo despreocupado —, si solo son unas páginas del guion, tiene cien copias de esto, tranquila
Carolina lo miró detenidamente, sus ojos le inspiraban confianza, pero a la vez le parecía conocido. Revisó mentalmente de dónde lo conocía hasta que cayó en cuenta. —Vos sos el que va a interpretar a Numa Turcatti, ¿No? —preguntó señalándolo con el dedo.
—Enzo, Enzo Vogrincic —respondió con una sonrisa extendiéndole la mano. Ella se quedó con la boca ligeramente abierta sin hacer ni decir nada más. —¿Y vos sos...? —incitó el chico para que ella respondiera, entonces pareció salir de su propio trance y respondió el saludo.
—Carolina, Carolina Haro —murmuró sintiendo como la sangre se le corría a las mejillas en un instante.
—¿Y vos de qué trabajás con Bayona? —inquirió Enzo mirándola directamente a los ojos. Ella no soportó mucho tiempo de esa manera y desvió el rostro.
—Soy parte del equipo de diseño gráfico, se supone que soy algo así como la directora principal pero... Dios... Ahora no sé si siquiera sigo teniendo el empleo... —musitó señalando con la mirada los papeles empapados.
—Carolina, ¿Puedes volver aquí, por favor? —pidió Bayona saliendo de su lugar.
—Sí, disculpe —dijo tomando los papeles de la mano de Enzo.
—Espera —pidió, inconscientemente tomando la mano de la chica —¿Estarás muy seguido por aquí? —preguntó soltando entonces la mano de ella, y Bayona, respondiendo a la pregunta asintió. Él le dio una sonrisa lo más cálida que pudo y se despidió: —Entonces nos veremos más seguido, Lina
No estaba seguro de qué era lo que le sucedía. Recién había terminado con su ex novia pues estaba buscándose de nuevo.
De lo que estaba seguro hoy en día, es que lo había hecho, se había encontrado a sí mismo en los brazos de aquella chica que todos los martes, sin excepción alguna, se recostaba en el sillón a ver su serie favorita con la única queja de que el doblaje castellano era terrible, se había encontrado a sí mismo cuando cocinaba un desayuno para dos mientras Carolina lo observaba sentada en la barra de la cocina del hotel. Se había encontrado a sí mismo cuando un día despertó, dándose cuenta de que ella estaba ahí, entre sus brazos, tan cerca de él que le costaba no lanzarse a besarla, sus respiraciones mezcladas y él solo podía suplicar internamente porque ella se quedara a su lado eternamente.
Se despertó sabiendo que quería ser para Carolina todo lo que pudiera ser, su soporte pero también su desbalance, su seguridad y su miedo, su incertidumbre pero sobre todo su certeza, certeza de que él iba a quedarse ahí costara lo que le costara. Quería estar para ella, construir un futuro en donde ambos brillaran, ser el lugar donde ella podría quedarse dormida por la tranquilidad que le daba.
Pues todo eso que él deseaba ser para ella, Carolina lo era para él.
A la mañana siguiente, Enzo se despertó más animado y las esperanzas en un nuevo nivel, hoy era el día, hoy volvía a verla en el set.
Llegó de buen humor, que aunque no todos podían notarlo, sus más allegados sí que lo hacían y le preguntaban sus razones, a lo cuál él no tardaba en responder "Estoy seguro de que hoy la voy a ver"...
Enzo se sentó en la silla donde solían maquillarlo, esperando a Fanny, su maquillista. En eso, Felipe llegó.
—Felipe, ¿y Fanny? —preguntó Enzo, entusiasmado por preguntar por Carolina.
—Ahí viene, se quedó hablando con Bayona—respondió con simpleza—, quiere agregar un poco más de maquillaje, dice que para que se vea más real, no ha dejado de dibujar toda la semana y de practicar en pieles falsas y...
—¿De casualidad no has visto a Carolina? —preguntó interrumpiendo a su amigo, no es que no le importase, sino que tenía mayor prisa por localizar a su chica.
Felipe negó mientras se sentaba a esperar a su novia. El corazón de Enzo se apagó un poquito al escuchar aquello, pero no se preocupó, tal vez ella aún no había llegado.
—Buenos días, Enzo —saludó Fanny llegando al lugar, él le respondió el saludo sentándose de nuevo para que ella lo maquillara. —¿Puedo hacerte una pregunta? —inquirió la chica mientras comenzaba a preparar la piel del actor. Él asintió. —¿Está todo bien con Caro?
Enzo sabía que Fanny y Carolina eran mejores amigas desde los 10 y 14 años respectivamente, y esperaba que ella le diera alguna información, pero si bien Fanny lo sabía todo de Carolina, también era una tumba sellada en cuanto a las cosas personales de su mejor amiga.
Él asintió, y aunque tampoco era mucho de decir sus situaciones personales, le contó todo sobre sus pequeños inconvenientes, sin notar que Fanny abría mucho los ojos y miraba constantemente a Felipe.
—Deberías ir a verla —dijo Fanny—, últimamente anda un poco decaída y no ha terminado el poster promocional que se supone debió haber terminado ayer...
Enzo bajó la mirada, no había creído que le afectaría a ella tanto. Entonces una idea llegó a él. —¿Carolina sigue en el hotel? —preguntó, a lo que su amiga asintió. —Pipe, haceme un favor —llamó al chico, separando las manos de Fanny de su rostro. —Decile a Bayona que me sentí mal o que tue una emergencia, ya vuelvo
Se levantó de su asiento y salió del lugar, tomó un taxi para llegar más rápido al lugar. Tocó la puerta con desespero hasta que ella le abrió.
Sus ojos estaban hinchados y su nariz roja, estaba en ropa holgada, parecía que recién se levantaba.
—Enzo —murmuró algo sorprendida—¿Qué haces aquí?
—Hola... ¿Puedo pasar? —preguntó mirándola, sus ojos estaban llenos de preocupación. Ella le abrió la puerta y le permitió pasar. —Escuchame, no fue intencional el haberme desaparecido, fueron muchísimas coincidencias que... Bueno, no pude conectarme
Ella lo miraba con los brazos cruzados sobre su pecho, las lágrimas que amenazaban con salir cristalizaban sus ojos. Carolina no solo estaba triste por Enzo, sino también por el bloqueo que había tenido los últimos días, no había podido terminar su trabajo y se sentía inútil.
Enzo le explicó su situación, y ella le puso toda la atención que pudo mientras en sus pensamientos solo estaba el que aún no había terminado su trabajo. Enzo por su parte solo esperaba el momento perfecto para decir las palabras que llevaba guardadas en su pecho desde hacía mucho tiempo.
—Hay tanto que quiero contarte, todas las cosas que han pasado estos días... —dijo Enzo, acercándose a ella para tomar sus mejillas cuidadosamente —Pero quiero empezar por que... —los nervios comenzaron a apretujar su estómago —Vos tenés la última palabra en esto, pero quiero pedirle a toda deidad que existe que me de la fuerza, el valor y la vida para poder estar con vos toda la vida, ganar esto, porque yo no quiero ser solo un capítulo más en tu vida, quiero ser el libro entero, no quiero ser solo una moda que olvides al día siguiente y dejes abandonada en ese armario, quiero serlo todo para vos, así como vos lo sos todo para mí quiero ser quien te de la estabilidad que necesitas, y que cuando vos sientas que no podes más, quiero ser ese alguien que te de el siguiente empujón para que continúes... No te estoy pidiendo que te cases conmigo justo ahora, pero... Quiero que construyamos algo juntos, vos y yo... —dijo al notar el rostro algo extrañado de la chica —Quiero que me concedas el honor de poder estar con vos, de poder ser tu novio
Carolina lo miró unos segundos. No entendía como es que alguien podía ser tan extremadamente atractivo, pero, ahí lo tenía, justo en frente de ella, tomando sus mejillas cuidadosamente y entregándole la parte más sensible de él.
Las lágrimas contenidas se resbalaron por sus mejillas una a una, y Enzo, con sus pulgares y una delicadeza sobrehumana, las secó mientras iban cayendo.
—No llores, por favor —pidió el hombre, dejando un beso sobre su frente.
—Enzo, es que venís aquí y me dices eso justo en este momento, no he terminado lo que Bayona me pidió, hoy se lo debo entregar y... Y vos venís a decirme esto, debes estarme jodiendo —musitó con la voz rota.
—No te estoy jodiendo —murmuró Enzo cerca de sus labios —, sé que no has estado bien estos días, pero aquí estoy yo, listo para ayudarte si es lo que querés... Pero necesito que me permitas primero quedarme a tu lado
Carolina volvió a mirarlo detenidamente. Tal vez eso era lo que necesitaba, y juntando todo el valor en su interior, se encargó de acercarse a besarlo mientras subía sus manos por el cabello negro del hombre. Enzo bajó sus manos hacia la cadera de Carolina, apegándola a él tanto como pudo.
—Entonces, ¿Eso es un sí? —preguntó una vez que el aire les hizo falta y hubo necesidad de separarse. Carolina asintió con una sonrisa. —Perfecto, ahora, mueve esas manos que Bayona necesita el póster para hoy, ¿Qué necesitas para seguir trabajando?
—Un café y un modelo —dijo dándole una sonrisa débil.
—Yo te traigo el café, y, después, puedo ser el modelo —dijo volviendo a abrazarla cuidadosamente—, ya vuelvo
Una hora más tarde, regresó con café y un pastelito de chocolate, y se sentó a verla trabajar. Él no podía creer que esto había recién comenzado, por fin.
Y aunque sonara tal vez demasiado apresurado, él no podía esperar a tener un hogar con ella, con un hermoso jardín donde sus niños jugarían, un enrome jardín con enanitos que cuidarían cuando ambos no fueran más que un par de ancianos felices.
Holiiiis 💕
¿Qué les pareció el shot de hoy?
Espero que les haya gustado como a mi escribirlo, personalmente disfruto mucho regalar este tipo de cositas 🤍✨
Lo que sí, es que no he escrito nada de nada estos días, y estoy un poquito preocupada porque ya no tengo muchas ideas
Anyways, espero que les haya gustado, veo si el sábado les subo otro 🤍
FÁTIMA FUERA 🤍
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