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Advertencia: Antes de leer, debo avisarte que esto es un apartado derivado del fanfic "Adicta a tí - Soshiro Hoshina" de mi perfil. Es posible que te resulte confuso si no lo conoces. No afecta la trama de ninguno de los dos, solo es un extra de ese fic, enfocándose en uno de los personajes... Nuria Lawbell.
» Escenas sensibles y violentas, si no te gusta ese contenido, mejor no lo leas.
» No lo recomiendo para público infantil.
Tenía solo 17 años cuando me infiltré en una organización peligrosa dedicada a la trata de personas. Había pasado una semana en ese antro, rodeada de drogas y escenas repugnantes. Me las arreglé para fingir que me unía a sus vicios, pero en realidad, mi objetivo era otro.
El lugar era un hervidero de viejos decadentes, fumando y contaminando el aire con sus olores nauseabundos. Y para colmo, se jactaban de ser magnates que luchaban por causas nobles, cuando en realidad, eran solo una fachada para sus actividades ilícitas.
Me encontraba en el centro de las apuestas, mi vestido llamativo era como una tentación que atraía la atención de todos. El líder, finalmente, había caído en mi trampa y se había interesado en mí. Se acercó a la mesa de apuestas con una sonrisa confiada, como si supiera que iba a ganar.
"Hola señorita, ¿Cree que pueda ganarme en una apuesta?", preguntó, con una mirada desafiante mientras se sentaba.
"Puedo hacer el intento", respondí, sin tibutear, manteniendo la mirada en alto.
Todos estaban atentos porque yo, una chica «común» había aceptado retar al líder de esa organización que se había ganado el respeto los últimos meses. Todo por sus constantes secuestros y acciones ilegales.
El líder sonrió aún más, evidentemente disfrutando del desafío. "Muy bien, señorita. La apuesta será simple: Si gano, podré hacer lo que quiera contigo. Pero si pierdo, te daré lo que pidas", ofreció.
Me mantuve firme, sin mostrar ninguna señal de debilidad. "Acepto. Pero si gano, no me gustaría ser violentada y no se podrá negar ante mi petición", dije con voz suave, mientras daba otro sorbo a mi copa de vino.
El líder se rió. "Eso es muy ambicioso", respondió y le hizo una seña a sus subordinados, quienes trajeron un grupo de cartas. La apuesta comenzó, y posó sus manos en ellas de manera divertida. "Está bien, te daré lo que quieres. Pero si pierdes... Serás mía"
Me mantuve concentrada, estudiando las cartas y calculando mis posibilidades. Saqué una carta y la coloqué en la mesa. El líder sonrió y sacó su carta. La tensión en la habitación era evidente. Todos estaban atentos, esperando a ver quién ganaría. Finalmente, el líder reveló su carta. Era un 9 de trébol. Sonreí, confiada, y revelé mi carta.
Era un 10 de diamantes, de color rojo como mis ojos.
La habitación se tornó en un silencio absoluto. El líder se quedó pensando en mi suerte y propuso más repeticiones. Claramente no le gustaba perder.
Y así fue, le gané 5 veces más.
Me levanté de la silla, sonriendo. "Creo que ha perdido, señor. ¿No es hora de que me des mi recompensa? ¿O quiere seguir?", solté sin filtro, haciendo que los guardaespaldas se pusieran nerviosos por la reacción de su líder.
Él se recostó en el espaldar de su silla, aún sin procesar mi jugada. "¿Cuál es tu nombre?", preguntó absorto en mis ojos.
"Para usted soy Nuria, señor", respondí divertida, inclinándome más hacia él mientras apoyaba mis brazos en la mesa.
"Bien ganaste la apuesta, Nuria. ¿Qué es lo que deseas?", preguntó, atento a cada uno de mis movimientos.
No lo pensé más y llevé a cabo el plan.
"Quiero que me lleve a su bodega secreta y me dé una parte de sus riquezas", dije sin más, haciendo que el magnate se sorprendiera. La razón, es que pocos conocían la bodega secreta, mucho menos las jovencitas como yo. Este se quedó observando mis ojos, casi como si tratara de discernir mis intenciones.
"¡Cómo se atreve a pedir algo tan...!", exclamó un guardia y el líder lo detuvo. "Bien, síguenos", dijo y seguí sus pasos. Pasamos por el pasillo VIP del antro hasta su oficina, el sitio estaba lleno de lujo y organización. Todos me observaban con lástima, como si yo estuviera apunto de morir.
Pero yo no tenía miedo.
Sin embargo, cuando pensé que me darían mi recompensa, al cruzar la puerta me inmovilizaron y me ataron a una silla. Justo como un tramposo podría jugar. "Es una pena preciosa... No me gusta perder", confesó mientras dos hombres se posicionaron en frente de mí.
"Desnuden a esta chica", ordenó.
No me preocupé, solo sonreí. Porque yo siempre tengo un plan B.
De repente, resonó un disparo que atravesó los cráneos de los dos hombres que estaban tocando mi vestido, cayeron desplomados al suelo luego de recibir un impacto de bala de forma simultánea, la sangre chorreó en las paredes y los otros 3 subordinados quedaron aterrorizados.
"Que demo..", dijo el que estaba a mi espalda, pero no pudo terminar, desaté mis manos con un cuchillo que tenía escondido en una pulsera de mi muñeca y le corte el cuello con dos cortes en cruz. Le quité su arma y lo usé de escudo. Sus compañeros le dispararon al cuerpo que usé, rematando su vida. Les apunté y les disparé a ambos en sus pulmones para que no se movieran.
Solo quedó el magnate final, un líder sin respaldo.
Obviamente retrocedió a la pared como el cobarde que era, pero no tenía escapatoria. Sonreí por lo patéticos que se veían sus guardaespaldas; tan indefensos y agonizando mientras su líder tenía una expresión de horror. "Tu... ¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres?", preguntó.
Pensé un rato en su pregunta y se me ocurrió una idea divertida. "Quiero que desaparezcas. Borra tu nombre del mapa incluso para tu familia, dame todo el acceso a tus bienes y no permitas que te encontremos. ¿Puedes hacer eso?", propuse, jugando con sus esperanzas.
"Pudrete", me insultó, sentí un poco de lastima por él... Le lancé el cuchillo de mi pulsera para que su mano quedará clavada en la pared. El gritó por el dolor en su palma, la sangre comenzó a deslizarse por la pared.
"¿Cuál es la contraseña? Quiero la de tus bienes y la de tu computador", pregunté, apuntando con mi arma.
"Jamás te diré eso", respondió, escupiendo al piso.
"¿Enserio? Entonces tendré que hacerte sufrir", aseguré y le disparé a su virilidad tres veces. De nuevo, gimió de dolor por la tortura.
"Eres una... perra, ¿Cómo... puedes...?", exclamó entre quejidos.
"Esa no es la respuesta", dije y le disparé de nuevo en su entrepierna y en sus muslos. Más sonidos agonizantes resonaron en el lugar pero no me inmuté, solo me divertía con la situación.
"A este paso te vas a quedar sin tu amiguito, ¿Porqué no solucionamos esto? Vamos", dije quitándole el cuchillo que clavaba su mano, este se quejó cuando salió y se arrodilló en el suelo. "Aplastaré cada uno de sus dedos si no me dices...", susurré en su oído. Agarrando su mano lastimada.
"Yo no... Jamás!", exclamó, tratando de zafarse.
Lo llevé al suelo y le pegué un puño en el primer dedo, aprovechando mi inusual fuerza sobrenatural. "Anda, sé que puedes", murmuré pero nno obtuve respuesta, solo gemidos ahogados de dolor. Así que, levanté mi puño a su segundo dedo, ejerciendole presión psicológica. "Bueno, entonces vamos con el segundo..."
"¡¡Bien!! ¡Tu ganas!", exclamó, haciendo que me detuviera. "La contraseña es 35689 y la computadora se desbloquea con mi huella o mi tarjeta", confesó. "Déjame ir por favor, no me mates"
Lo dejé libre y miré el arma que tenía entre mis manos. "Solo una cosa... ", murmuré y el magnate levantó su rostro hacia mí. "Mi tío te manda a decir que... No debiste violar a su esposa cuando era jóven", dije y le disparé en la cabeza.
Tararé quitándole su tarjeta de seguridad y me dirigí al escondite de esa habitación, introduje la contraseña y las pilas de billetes eran inmensas. En ese lugar estaba todo el dinero que estaban lavando. Llevé mi mano a mi micrófono escondido.
"Que buen tiro, para ser tu primera vez... No está mal", susurré. Escuché un suspiro pesado que me hizo sonreír.
"No me vuelvo a prestar para esto, Nuri", contesto al otro lado de la línea, claramente enojada.
"Ay, ________ mira el lado positivo... Estos idiotas no podrán seguir quitándole dinero a los más vulnerables... Además la organización le molestaba a mi tío", confesé enviando las fotos del lugar.
"A la mierda, fuiste muy sádica", respondió con repudio haciendo algunas arcadas, típico de ella. "No sé quién es peor... Pero te pasaste", confesó despreocupada y solté algunas carcajadas.
"Bueno es verdad.... Después de todo, soy de las mejores en las cobras", respondí sonriente. La chica al otro lado de la línea, era de las únicas con la que me llevaba bien.
Y pensar que nos conocíamos hace más de 2 años...
Estaba en uno de los baños de la escuela, con un chico que había logrado seducir. Me convencí a mi misma de que no lo hacía por repetir los actos de mi madre, sino porque así lo quería.
"¿Estás segura de esto?", preguntó aquel chico y los dos estábamos prácticamente desnudos.
"Vamos, déjate llevar", dije y nos dejamos llevar por la lujuria. Estuvimos aproximadamente 10 minutos haciendo juegos previos hasta que, la puerta del baño de mujeres se abrió y una chica nos descubrió en pleno acto.
En medio del silencio incómodo, la chica no se inmutó, solo abrió los ojos sorprendida y volteó con vergüenza. Mi acompañante se estremeció por su presencia y quiso remediar las cosas. "¡Ay, lo sentimos! Por favor no nos delates...", le explico y la chica dió pasos afuera del baño, evitando mirarnos.
——No... Ustedes sigan, ya le pongo seguro —— dijo cerrando la puerta y dejándonos confundidos.
"¿Crees que nos delate?", me preguntó el chico. Me quedé pensando, de todas maneras no tenía nada que temer. "Si lo hace, le irá mal", confesé y el chico me observó con sorpresa.
Los siguientes días esa chica no dijo nada, mantuvo su promesa. Eso despertó mi curiosidad. De cualquier manera, si lo hacía... Sabía silenciarla con mis tácticas. Estábamos en el mismo grado y nuestros salones estaban frente a frente. Aún así nunca hubo un rumor sobre mí en los baños.
Comencé a seguirla por curiosidad, era muy callada y reservada. Además, recibió algunos honores. Por lo que deduje que era buena académicamente. Pero nunca estaba en problemas. Aprendí su rutina, su casa y demás cosas esenciales. Quise conocerla más, entender sus acciones.
"Hola pequeña", dije, llegando en su hora de almuerzo. Ella se encontraba en la mesa sola y me observó despreocupada. ——Hola.
"¿Almorzamos juntas?", pregunté y ella dijo que no había problema. Seguimos en un silencio incómodo mientras yo observaba de cerca sus facciones, me sorprendió que era alguien difícil de leer. "Dime, ¿Cómo estás?", pregunté.
——Muy bien, ¿Porqué estás aquí?
Sonreí por lo directa que era. "¿No tienes nada que preguntarme?", solté.
——No... ¿Debería?
"Me viste teniendo sexo en los baños", dije y ella comenzó a toser su comida. Era cómico el leve sonrojo que ella tenía. ——Eso... No me importa.
"¿Cómo puedo estar tan segura?", pregunté. Ella se quedó en silencio y luego me observó con aburrimiento. ——No me importa la vida de los demás. Tu eres libre de hacer lo que quieras.
Me sorprendí que no me señalara, ese fue el inicio en dónde la dejé de ver como una chica normal. Desde ese día, me pareció alguien confiable con quién podría hablar sin sentirme juzgada.
Nota de Susan: No tengo tanta imaginación con los nombres, así que no me juzguen xd.
Para los que aman a Nuria como yo, espero les haya gustado. La continuaré en otra oportunidad.
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