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D O S







La rubia cabeza de Jimin, se estampó contra la pared mientras dejaba escapar un suspiro. El castaño, le besaba el cuello con tanta pasión mientras rozaba su duro miembro con el del rubio. Los dos soltaron gemidos cuando tocaron sus labios en un fino beso.

Habían llegado al apartamento de Jimin, ese habían bañado juntos y ahora se encontraban desnudos mientras se devoraban a besos por todo el pequeño apartamento. Llegaron a la cama y el rubio empujó a Yoongi contra la cama, se colocó a horcajadas encima de él y volvió a alcanzar sus labios. Fue ahí, cuando Jimin estiró su mano hacia una pequeña mesita y sacó un pote blanco, enseñandoselo a Yoongi.

—¿Me has estado extrañando, pequeño? —dijo Yoongi, con una sonrisa pícara.

Tomó el pequeño pote y lo abrió, mientras Jimin depositaba besos en su cuello y volvía a sus labios. Yoongi, tomó un poco de lubricante y levantó el trasero de Jimin. El menor gimió al sentir los dedos de Yoongi rozar su entrada y luego introducir uno por uno. Los movió dentro y luego y los entró y sacó, provocando que el rubio gimiera. Sacó sus dedos y se colocó más lubricante en la palma de la mano, tomó su miembro y lo bombeó un poco.

El menor se mordió el labio inferior y se sentó encima del miembro de Yoongi, provocando que mayor jadeara. El castaño se aferró a las caderas de Jimin y movió sus caderas hacia arriba, mientras que el menor empezaba a dar pequeños saltos. Sus ojos se encontraron y sonrisas llenas de placer escaparon de sus labios.

Yoongi, le dio una fuerte nalgada a Jimin haciendo que jadeara y aumentara los saltos.

—Extrañaba verte así, pequeño... —dijo entre jadeos. —Tan lindo...

—Uhmm... —el rubio, dejó caer la cabeza hacia atrás soltando un grito de placer y emepzó a saltar más rápido, provocando que el mayor gimiera un poco más fuerte. —Eres increíble...

Yoongi, volvió a azotarlo y con una mano libre empezó a bombear en miembro de Jimin, poco a poco. El menor detuvo sus saltos y ahora era Yoongi quien levantaba las caderas y lo hacía mover.

—¡Ah! Rico... —se mordió el labio inferior el rubio y sonrió. —Más, Yoongi, más...

El mayor se detuvo y le ordenó que se bajara. Estampó su cara contra el colchón y le levantó el trasero, haciendo que sus rodillas se apoyaran en este. Le dio otra nalgada, provocando un jadeo. Yoongi, volvió que masturbar su miembro y cogió un poco más de lubricante. Acercó su miembro a la rosada entrada el menor e introdujo la punta poco a poco. Separó sus nalgas un poco y dio una embestida rápido, haciendo que Jimin gimiera.

Empezó con movimientos suaves, pero cuando Jimin le pedía más, este lo complacía moviéndose más rápido y volviendo sus embestidas más fuertes y plancentaras para el rubio. Jimin, se aferró de las sábanas y gritó con los ojos llorosos. Yoongi, apretó la cadera del menor y gimió más fuerte sintiendo el orgasmo aferrarse que todo su cuerpo. Se mordió el labio inferior y aumentó la velocidad, provocando orgasmos en el menor. Jimin, se corrió manchando las sábanas y agarró su miembro para masturbarlo al mismo tono de embestidas del mayor.

—¡Yoongi! —gimió su nombre. —¡Ah! ¡Sí!

—Pequeño, ya... —Yoongi, jadeó. —Casi... ¡Ah! —tres embestidas fuertes y Yoongi metió por completo su miembro dentro de Jimin, corriendose.

Dio pequeños empujes hasta dentro mientras sentía el delicioso orgasmo dejar su cuerpo. Le dio una última nalgada a Jimin y salió de él. Lo giró boca arriba y se posó encima de él para besarlo. Un pequeños besos que luego pasaron a ardientes y húmedos. Sus miembros rozaban, mientras jadeaban. Jimin, miró a Yoongi.

—Quédate conmigo esta noche, Yoongi. —le dijo Jimin.

El castaño asintió y cayó a su lado soltando un suspiro.

—Me traes loco, Jimin. —dijo Yoongi.

Jimin, soltó una risita. Sabia que mentía.

—Deja de mentirme, Yoon. —lo miró. —Sé que no es así.

—Créeme... —se lamió los delgados labios. —Cuando te revele las cosas, muchas fueron mentiras.

—¿Si sabes que ahora lo que me digas lo tomaré como mentira? ¿Cierto? —le dijo Jimin.

—¿Te has visto con Taehyung? —preguntó Yoongi

—No... ¿Por qué? —Jimin, se sentó en la cama y se levantó de ella. Caminó desnudo hacia el armario y sacó su ropa interior. Cogió un pantalón largo y se lo lanzó a Yoongi, quien yacía sentado en la cama igual.

—Por nada... —respondió Yoongi, con un suspiro. —Fue a verme.

Jimin, terminó de ponerse la ropa interior y miró a Yoongi.

—Pero, estás vivo.

—Solo quiso hablar.

—¿De qué? Taehyung, no es el tipo que desee hablar con el asesino de su novio. —dijo Jimin, cerrando las puertas del armario y caminando hacia la cama.

Yoongi, se levantó de ella y se colocó el pantalón largo que le había lanzando Jimin.

—¿Cómo mierda es que tienes pijamas de conejos? —se burló Yoongi.

Jimin, se encogió de hombros y río.

—Jeon se metió en el peor lugar.

—Igual, ibas a matar a Taehyung. —dijo Jimin, sentándose en la cama. —En otra realidad, Jungkook sería el que te estuviera buscando.

—Supe que gracias a ti, nunca le sacaron el veneno a Jungkook. Prácticamente estaba muerto. —el mayor, miró a Jimin.

—Le mentí. —bajó la mirada y jugó con las sábanas. —Todo fue una mentira.

—¿No te sientes culpable? —Jimin, negó.

—Creo que te he enseñado bien, pequeño. —el rubio levantó la mirada hacia Yoongi y sonrió. —¿Desde hace cuánto crees que nos conocemos, pequeño? —sonrió Yoongi.

—Tenía 19 cuando te vi por primera vez. Tú, de conocerme desde que nací. —río Jimin.

—Sabía hasta de las aventuras que tenías con Jungkook.

El rubio se puso pálido, provocando que Yoongi soltara una carcajada y se sentara en la cama a su lado.

—Sabía lo sucio que eras, pequeño... —le dijo. —La manera en que te lo follabas luego de que papi y mami no estuvieran en casa. —Yoongi, hizo un puchero. —Los feos juegos que le hacías a quien decía llarmarse tu hermano. —río.

—Eso es pasado. —lo cortó y se levantó de la cama. —¿Tienes hambre? ¿Pedimos una pizza?

—¿Tienes algo que decirme, Jimin? —preguntó Yoongi.

No podía decirle que tenía un hijo. Quizá se lo arrebatara así como se lo arrebató a Hoseok.

—No, nada. —respondió, cogiendo su teléfono.

—¿Seguro, pequeño? No pregunto dos veces. —pestañeó con una sonrisa irónica.

Jimin, le dio la espalda y se lamió los abultados labios para buscar el número de la pizzería.

—Pequeño... —cantó Yoongi, haciendo que la piel se le erizara. —¿No me estás mintiendo? ¿Cierto?

—No lo hago, Yoongi. —respondió firme y volvió la mirada al teléfono buscando en sus contactos.

Un silencio incómodo se impregnó en el lugar. Fue ahí cuando sintió las grandes manos de Yoongi posarse en los hombros de Jimin, haciendo que este pasara saliva. El castaño, deslizó su dedo índice por la espalda desnuda del menor y se acercó más por detrás. Deposito besos en su nuca, mientras subía hasta su oreja.

—Deja el teléfono... —le susurró. —Yo cocinaré.

—Tu no cocinas... —su cuerpo, extrañamente temblaba, por los toques precisos de Yoongi.

—Aún no me terminas de conocer, pequeño... —se alejó de él y salió por la puerta, sonando sus talones por el suelo.

El rubio soltó un fuerte suspiro y maldijo en voz baja. Se pasó una mano por el cabello y cerró los ojos con fuerza. Dejó el teléfono donde estaba y salió de la habitación.

Caminó por el pasillo dando hacia la sala y entró a la cocina en donde estaba el castaño Vio su espalda desnuda, un poco encorvada buscando en el refrigerador.

—¿Cómo sobrevives? —se burló el castaño al ver que no había casi comida.

—No he salido por comida. Siempre estoy afuera, nunca aquí. —Yoongi, cerró la puerta del refrigerador.

—Y tú le abriste la puerta al lobo, Caperucita. —se lamió los labios Yoongi y se giró para mirarlo. —Saldré a comprar algo.

—Puedo llamar por una pizza. —dijo Jimin.

—¿Por qué? ¿Miedo de que confunda la sal con el azúcar? —dijo Yoongi, haciendo que Jimin riera.

—Nunca te he visto cocinar. Siempre estás afuera de tu casa o viajando. No te duele el dinero.

—¿Por qué debería de dolerme el dinero? Es algo material.

—¿Desde cuándo tan sentimental, Min? —se cruzó de brazos Jimin y se apoyó en el marco de la entrada de la cocina, mirándolo.

—Dime, pequeño. —se giró y lo miró. —Preguntaré una última vez. ¿No tienes nada que decirme?

Jimin se heló.

—Ya te dije que no. —respondió cortantey desviando la mirada. —¿Cuál es tu maldito problema con la desconfianza?

—Contigo ya no puedo confiar, Jimin. —dijo este.

—¿Entonces que mierda haces aquí?

Yoongi le sonrió.

—Agradeciendote por sacarme de ahí. —río. —Merecias una buena cogida.

—Eres un idiota, Min.

—Vamos, pequeño... —Jimin se giró y caminó hacia la sala. Se acercó a la ventana y abrió las cortinas. Fue ahí cuando sintió la fria y afilada punta del cuchillo deslizarse por su desnuda espalda. El rubio pasó saliva. —¿No quieres jugar un poquito?

—Yoon...gi... —tartamudeó y sintió como la lengua del mayor se deslizaba por todo su cuello, provocando que su piel se erizara.

—Será divertido, pequeño... —río en su oreja. —Aún me debes sacarte mucha sangre por huir así de mí hace un año... —mordió la oreja y clavó un poco la punta en la piel de Jimin, haciendo que este jadeara de dolor. —Debes estar aburrido sin poder jugar conmigo. —tiró del cabello rubio hacia atrás y rió. —Juguemos, Minnie. Juguemos.

—Yoongi, sueltame... —dijo él. —Así no son las cosas....

—Sabes que no me gusta que me mientan, pequeño. ¡Lo sabes! —le levantó la voz.

—¡No te he mentido! —gritó Jimin y se zafó del agarre del mayor.

—Pequeño, no me quiero comportar agresivo contigo... —y esa sonrisa cínica apareció en sus labios.

—Sé que no me amas, pero tampoco puedo ser tu maldito juguete, Min. ¡Cambiemos eso! —dijo, mientras caminaba hacia atrás.

Yoongi, avanzó unos pasó apretando el mango del cuchillo afilado en sus manos sin despegar la mirada de los asustados ojos del rubio. Extrañaba verlo así.

—Pequeño, juguemos... —soltó una escalofriante carcajada.

Sonreía de aquella manera en cuando el animal salvaje busca de su presa. Esa sonrisa, le llamaba gritos y vagos recuerdos a Jimin. Su cabeza chocó contra la pared, no tenía escapatoria.

—Que bonita será volver a ver tu sangre... —una risa áspera escapó de la garganta del castaño, provocando que Jimin sudara frío.

—¡Minji! ¡¿Dónde está?! —dijo el rubio desesperado, haciendo que el mayor se detuviera. La sonrisa se esfumó, pero lo acorraló. —¿No piensas ir a verlo?

Yoongi, se lamió los labios y le enseñó el cuchillo a Jimin. Colocó la punta en la frente del rubio y lo bajó con delicadeza hasta rozar sus labios haciendo una pequeña cortada. Jimin, jadeó asustado. El castaño, acercó sus labios a los del menor y lo besó, robándole el exceso de sangre que brotaba de la cortada. Introdujo su lengua para entralazarla con la del menor y así moverla con frecuencia.

Con una mano libre, el castaño la levantó y tiró del cabello del rubio hacia atrás, provocando que este gritara y dejó de besarlo.

—¿Te crees tan listo, pequeño? —volvió a reír —¿Crees que dejaré de lastimarte solo por mencionarme a Minji? —le lamió la mejilla. —Sabes que nuestro deporte favorito, pequeño. —hizo un puchero. Le soltó el cabello y le cogió con fuerza la mandíbula acercandolo a su rostro. —Tenemos que practicarlo todos los días. —río.

Min Yoongi, ya no era el mismo. La poca cordura que le quedaba había desaparecido. Fue un error que lo metieran a ese maldito centro. El Min Yoongi de antes, ya no existía más.

—Vamos a ver a Minji. —soltó una carcajada. —¿Quieres ir a ver a Minji? —le pasó la punta del cuchillo en la mejilla haciendo otro corte y que de este brotara sangre. —Ups... —río de nuevo y se lamió los labios. —Mañana es su cumpleaños... —le soltó una mandíbula. —E iremos a verlo. ¿De acuerdo, pequeño?

Jimin, asintió asustado. Yoongi, sonrió y lo soltó alejándose de su cuerpo.

—¡Bien! Pide la pizza. —se giró y dejó el cuchillo en el mueble, dejando a Jimin con millones de preguntas en su cabeza.

Lo vio caminar hacia la cocina de nuevo y lo escuchó reír mientras se lavaba las manos.

—¡Jimin! —lo llamó desde la cocina.

—¿Si, Yoongi? —caminó el menor hacia la entrada de la cocina aterrado. Bajó la mirada a sus pies descalzos y sintió la mirada penetrante del castaño posada en él.

—No huyas mientras duermo. —le dijo él. Los latidos y la respiración de Jimin, aumentaron. —No quiero lastimarte. —vio los pies de él acercarse lentamente hacia él y detenerse frente a los suyos.

Dos dedos se posaron debajo del mentón del menor y lo levantaron para que lo mirara. Yoongi, acarició la mejilla cortada de Jimin y le sonrió amablemente.

—No estoy loco, Jimin. —le dijo. —Solo estoy enamorado de ti.

Un nudo en la garganta de Jimin se formó, provocando una inmensas ganas de llorar y de gritarle. ¡Estaba loco!

—Estoy mejorando mi manera de amarte, pequeño.

—No lo hagas, Yoongi... —sollozó.

Yoongi, se quedó mudo y se lamió los labios viendo las lágrimas del rubio brillar en sus ojos.

—No intentes, por favor... —pasó saliva. —¡No me ames!

Jimin, lo empujó.

—¡Quiero un maldito mundo sin ti! —le dijo, entre sollozos. —¡Te lo dije! Solo te estoy ayudando.

—¿Me estás ayudando, Jimin? —se burló Yoongi. —Estas cabando tu propia tumba conmigo, animal.

Yoongi, se acercó lleno de enojo y lo cogió por el cuello levantandolo. El rubio forcejeó y gritó, pero Yoongi le tapó la boca con su otra mano.

—Shhhh... Pequeño... —le acarició la rubia cabeza, mientras este sollozaba en silencio. —Que bonito te ves llorando, pequeño... —volvió a reír. —¿Quieres gritar? —Jimin, negó entre llanto ahogado. —Oh, claro que quieres. ¡Sí! —le soltó el cuello y lo cogió por el cabello, tiró de el hacia atrás y le golpeó el estómago haciéndolo gritar.

—¡BASTA! —Yoongi, río.

—Aún no empiezo, pequeño. —lo empujó hacia el mueble. —Creo que mereces un lindo castigo por huir de mí, por hacer que me metieran a ese maldito hospital y por todos los maltratos físicos que me hicieron durante un maldito año. —se llevó las manos a la cadera. —Te dije que confiar en mí, es como confiar en el diablo, Jimin. ¡También fui un Ángel! ¿Y qué pasó? El pecado llegó, abriéndome las puertas en carne y hueso, y lo decía papá. —río otra vez. —No estoy enfermo... —se lamió los labios. —Después de tantos años me doy cuenta que no es una enfermedad querer lastimar a otros. No, no lo es. —caminó hacia él. —Aquí el enfermo eres tú por buscarme y ayudarme siempre. Jimin, ¿No te basta el maldito maltrato que te doy? ¿Los gritos? ¿La tortura? —suspiró. —Me haces adicto a ti, Jimin.

Jimin, bajó la mirada llena de lágrimas y dejó que estabas corrieran por sus mejillas.

—Eres mi locura, Yoongi.... —murmuró. —No puedo huir de ti. —sollozó. —Quiero hacerlo, pero no puedo. Te veo en todos lados. Te veo siguiendome y respirando a mi lado. —lo miró. —¿Estoy loco?

Yoongi, soltó una carcajada y aplaudió.

—Oh, mi pequeño... —llegó frente a él y le acarició la mejilla. Se bajó el pantalón frente al menor que se encontraba sentado y le embutió su miembro en la boca. —Estás más que eso, bebé... —Yoongi, soltó un jadeo y le acarició la cabeza a Jimin mientras este subcionaba el glande del mayor. —Eres tan excitante cuando lloras, pequeño... —se mordió el labio inferior.

Alcanzó el cuchillo que había dejado en el mueble y jugó con la punta en sus dedos, mientras Jimin se encontraba ocupado abajo. El castaño, acercó la punta hacia la espalda del menor y volvió a rozar la con delicadeza hasta bajarla. Jimin, sacó el miembro húmedo del mayor y soltó un jadeo al sentir un poco de placer.

—¿Jugamos un poco, pequeño? —le levantó la cabeza.

Lo vio pasar saliva y asentir con la cabeza, haciendo que Yoongi sonriera.

—Te haré las torturas que me hacia ahí. ¡Te gustarán! Gritarás y reirás del dolor, pequeño. —Jimin, volvió a meterse el miembro en la boca y a chuparlo, mientras con su mano libre bombeaba su miembro erecto y húmedo en la punta.

Será una noche larga para los dos.





























































¡Espero y les haya gustado!



































































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