C I N C O
—Te hice una pregunta, Min Yoongi. —dijo Hoseok, enojado.
Yoongi, levantó una ceja y se cruzó de brazos.
—¿Cuál hijo? Jennie perdió el suyo en un accidente que yo provoqué. —sonreí. —¿Crees en serio que Minji es tu hijo? ¡Estás equivocado! ¡Es mi hijo! —mintió.
Hoseok, lo miró enojado y se acercó a él cogiéndolo por el cuello. Yoongi, le quitó las manos y lo empujó para luego estrellar su puño en la cara de este, rompiéndole el labio. Hoseok, dio algunos pasos hacia atrás riendo irónicamente tocándose el labio sangrante.
—Te hice una simple pregunta, Min. Quiero que me respondas con la maldita verdad. —le dijo Hoseok.
—Ya te la dije. ¡Minji no es tu hijo! ¿Quién mierda te dijo eso? —Yoongi, miró de reojo a Taehyung, quien se encontraba con la espalda apoyada en la pared de la habitación.
—Eso no te importa quién me dijo... —dijo Hoseok. —No me mientas, por favor.
Yoongi, soltó una carcajada y se llevó las manos a la cadera.
—Hoseok, hermanito... —soltó un suspiro. —No te acerques a Minji, porque puede ser tu ultimo día en la tierra.
Jimin, quien se encontraba ya vestido. Se pasó una mano por el cabello rubio y miró aquella escena. Pasmado, por haber escuchado a Yoongi decir eso, se dio cuenta que Minji si se había vuelto todo para él. Tenía un temor, de que quizás este podría llegar en serio a ser como su padre y Minji, pierda todo pureza que tiene. Miró a Taehyung, quien le hizo una seña con la cabeza para que saliera. Este caminó hacia la puerta y salió en medio de los insultos de Yoongi y Hoseok.
Jimin, caminó a paso lento mirando hacia la puerta de la habitación para salir, no se dio cuenta de que Yoongi caminaba hacia él. Este le agarró la muñeca con fuerza y tiró de para salir de aquella habitación dejando a Hoseok solo.
—Más te vale no irte de aquí, Park. —le dijo y el empujó. —Luego atenderé cosas contigo. Baja con Thomas y Minji y no intentes irte.
El rubio pasó saliva sin apartar la mirada de los ojos cafés furiosos de Yoongi, Este le dio un pequeño empujón por el pecho para que se fuera, mientras escuchaba los pasos de Hoseok
Jimin, bajó las escaleras corriendo, encontrándose con Taehyung con la espalda pegada a la pared y con las manos metidas en los bolsillos delanteros. Llegando al primer piso, pudo ver a Thomas agarrando la mano de Minji y lo arrastraba hacia afuera de la casa. El rubio arrugó el ceño algo confundido y vio a Taehyung sonreír.
—Después de todo, alguien más quería el amor de Minji. ¿No? —comentó Taehyung. —Yoongi al final sí le dolerá esta muerte más que la tuya.
Y no era mentira. Todos sabían que si algún día, JiMin muriera, le dolería más otra muerte que la de él mismo. Que tristeza ver como alguien que te torturó la vida no sienta el mínimo dolor hacia ti.
Los dos observaron en silencio como Thomas cargaba a Minji y corría hacia el auto. Jimin, no quería ir tras él, quizás ahora si Minji no estaba Yoongi podría volver a interesarse mucho más en él. Pero, de tantos quiero no hay puedo. En un abrir y cerrar de ojos, Jimin pudo ver a Yoongi correr escaleras abajo con una camisa negra puesta, mientras que en su mano sostenía una gran arma negra. Lo vio cargarla y correr hacia la puerta, la cual tiró de la perilla y salió de la casa.
—¡JIMIN! —lo escuchó gritar, pero este se quedó helado ante la reacción de enojo de Yoongi. Su expresión era diferente. Esa expresión que solo Jimin conocía cuando el maldito infierno estaba a punto de desatarse. —¡Vienes en este maldito momento!
Taehyung, soltó una carcajada amarga y le dio un empujoncito a Jimin para que reaccionara.
—El diablo te llama, angelito. —le dijo.
Hoseok, llegó a su lado con parte de su frente sangrando. Mareado, se tambaleó de lado a lado, cayendo en brazos de Taehyung. Este maldijo en voz baja cargando el cuerpo inconsciente de Hoseok, mientras veía también a Jimin acercarse a paso lento hacia Yoongi. Se escuchó el motor de un auto encenderse luego las llantas chillar en la carretera. Entonces, en su campo de vista apareció un auto blanco siendo conducido por Thomas quien llevaba a Minji dentro.
—Maldito traidor... —una sonrisa macabra se asomó en los labios de Yoongi. Se lamió los delgados labios y levantó la mano moviendo en tu dedo hacia Jimin. —Tú tendrás un trabajito... —rio. —Yo le atravieso el cráneo con una bala a Thomas y tú..., mi lindo pequeñito... —se acercó a él y llevó su mano al rostro de Jimin, pero este retrocedió un poco. —¿Arisco? Uhmm, esto me está gustando muchísimo más. —levantó el arma y la apuntó hacia la frente, sonriente. —¿Jugamos, pequeño? —ladeó la cabeza con esa repugnante sonrisa en sus labios y movió el gatillo asustando al rubio. —¿Qué? ¿Crees que en este punto de la vida no puedo dispararte? —soltó una carcajada.
Finalmente, se pudo dar cuenta que había elegido al control de su locura; Minji. Sí, se lo quitaban por minutos, se desataba el verdadero psicópata que solo Jimin pudo conocer. Pero... ¿Por qué Yoongi había elegido pasar toda su obsesión y protección que le tenía a Jimin a Minji? Como tal no era su hijo.
—Yo... —habló Jimin. —No iré contigo... —tragó duro.
—¿Escuché bien? —rió.
—No iré contigo, Min. —apretó la mandíbula y caminó hacia la puerta pasando por su lado.
—Tienes tres malditos segundos para regresar frente a mí, Park Jimin. —le dijo, sin mirar hacia él y con el arma apuntada hacia la nada. —¡Jimin! Estoy de malas hoy, lo que haga, no me arrepentiré en ningún maldito segundo.
El rubio, salió de la casa ignorando lo que le decía Yoongi y bajó las pequeñas escaleras.
—¡Park Jimin! ¡Dos segundos! —le dijo alterado.
Pero, el rubio nunca volteó a verlo, solo siguió caminando con la mirada fija en el suelo. Apretó los puños asustado por lo que pasaría y sintió la mirada penetrante de Yoongi quemarle la espalda. En su mente solo pasaba la frase "No lo hagas" esperando que Yoongi no jalara del gatillo.
—Yoongi, por favor... —susurró para él. —No lo ha... —y antes de que terminara de hablar, escuchó el disparo y luego el inmenso dolor de la bala incrustándose en parte de su hombro.
Jimin, tambaleó hacia adelante y se llevó una mano al hombro jadeando. Vio la sangre impregnarse en su camisa y soltó un gemido, no escuchó a Yoongi llegar, pero si lo vio pasar por su lado y luego girar para tomar un auto. Sus ojos se encontraron una última vez y luego una sonrisa se asomó en sus comisuras.
—Adiós, Park Jimin. —le dijo. —Bonita vida.
El rubio se había quedado estupefacto por las palabras de Yoongi y el dolor de su hombro. Lo vio subirse al auto negro y luego cerrar la puerta para no verlo más. Jimin, lo vio irse tratando de ignorar el dolor de su hombro. Sintió sus piernas débiles y sus ojos arder con las lágrimas. De nuevo, pero esta vez; su pecho dolía como nunca. Porque sí sentía el sentimiento de abandono final. ¿Era aquí la despedida verdadera?
—Ji...Jimin... —habló Taehyung a sus espaldas, pero el rubio cayó de rodillas al suelo dejando salir las largas lágrimas. —¡Jimin! Levántate, te llevaré a un hospital. ¡Arriba! —dijo, mientras sostenía el cuerpo el cuerpo de Hoseok. —¡Maldita sea! ¡Jimin! Levántate, ahora.
Podría doler más un maldito adiós que la bala que tenía incrustada en el hombro. Soltó un sollozo mojando del todo sus mejillas y se mordió el labio inferior temblante. Se absorbió la nariz dolido y bajó la mirada dejando caer la lagrimas al suelo. Pasó saliva y miró de reojo a Taehyung quien trataba a arrastrar el cuerpo de Hoseok hacia el auto de él. Abrió la puerta de los asientos traseros con una mano y entró con cuidado el cuerpo de Hoseok, se giró y miró a Jimin quien seguía arrodillado en el suelo. Soltó un suspiro y caminó hacia él, se agachó frente a este y puso su mano encima de la mano del rubio apretando la herida sangrante.
—Tenemos que llevarte a un hospital, Jimin. Agradece que tiene buena puntería y no te dio en el corazón. Al menos te dejó vivir. —le dijo. —Tienen que sacarte eso. —Jimin, levantó la mirada entre lágrimas.
—Se acabó todo, ¿Verdad?
Taehyung, hizo una mueca y miró a todos lados.
—Supongo que eres libre. Te lo dije, su nueva vida es Minji; tú estás desechado. —dijo Taehyung.
Entonces, lo ayudó a levantar del suelo apretando más fuerte la herida arriba de su mano y lo ayudó a caminar hacia el auto, rodearon este y Jimin entró al asiento del copiloto. El pelinegro le cerró la puerta y corrió para subirse del lado del piloto e irse de ahí. Pero, antes miró la casa unos minutos más y se lamió el labio.
—No más recuerdos... —dijo este y sacó su teléfono del bolsillo. —¿Kim? Diez segundos. —y colgó entrando al auto junto a Jimin. —Bien, nos vamos. —cerró la puerta y miró al rubio quien se encontraba callado. —¿Jimin? —vio que su mano ya no presionaba más la herida. —Mierda, mierda... —encendió el auto con rapidez y giró el volante para salir de ahí, pisó el acelerador y dirigió su mano libre a la herida, mientras con la otra llevaba el ritmo del volante.
En la autopista, Min Yoongi apretaba el volante más fuerte cuando a la sexta llamada hacia Thomas y no respondía. Golpeó el volante enojado y pisó el acelerador entre sumergiéndose entre los autos, mientras buscaba la placa del auto en el cual iba Thomas con Minji. Fue entonces cuando al hacer la séptima llamada, el teléfono de este sonó con el número de Thomas.
—¡¿A DÓNDE MIERDA VAS CON MINJI?!
—Detén el auto a unos kilómetros, casi estás fuera de Kansas. Donde veas el cartel de salida, entra por ese camino. Te estaré esperando.
—¡¿Dónde está Minji, imbécil?!
Pero este no respondió, solo colgó la llamada haciendo que Yoongi pisara el acelerador más, atravesándose entre los autos. Concentrado en la autopista, observó el gran cartel verde que decía: "Saliendo de Kansas". Sonrió y detuvo el auto observando el pequeño camino. Vio una larga pradera de hierba verde y mejor dejó el auto. Apagó el motor y cogió el arma más grande en la mano. Se bajó de auto y rodó la silla del piloto encontrándose con tres armas pequeñas, tomó una de ellas y la cargó. Se la metió en la parte trasera del pantalón y cerró la puerta fuerte. Caminó por este pequeño lugar encontrándose a lo lejos el auto blanco estacionado a un costado del camino.
Yoongi, cargó el arma y corrió hacia este, mirando dentro del auto. Dándose cuenta que una ventana estaba abierta de la parte de atrás y Minji se encontraba acostado en esos asientos al parecer dormido. Yoongi, soltó un suspiro y levantó la mirada buscando a Thomas. Caminó hacia la parte delantera del auto y lo vio de pie entre las hierbas de la pradera. La fría brisa de la noche movía su ropa y su cabello, Yoongi se acercó lentamente detrás de él. Levantó el arma y apuntó hacia la nuca.
—Gracias por seguirme. —le dijo.
—Te daré 5 minutos para que me expliques, qué mierda pasa contigo.
Thomas se giró lentamente con una triste sonrisa en sus labios y se metió las manos en los bolsillos del pantalón mirando a Yoongi.
—Responderé la pregunta que Jimin me hizo... —soltó un suspiro y avanzó algunos pasos hacia Yoongi. —¿Me he enamorado? Sí, sí lo hice. —se lamió los labios. —Antes de trabajar contigo, tenía una vida. Una hermosa esposa a la cual esperaba nuestro hijo. Pero... Quizás no te acuerdas. —rio. —Cuando llegaste por primera vez aquí, me ofreciste trabajo y acepté. Pero..., a esa misma semana murió ella. Nunca me pregunté quién, qué o por qué, porque ya sabía la respuesta. —sacó las manos de sus bolsillos. —Había estado trabajando para el hombre que asesinó a mi familia y acabó con mi felicidad. Nunca supe que es ser padre y siempre fui mayor que tú. Te salvé, protegí y oculté cada rastro de muertes que dejabas. ¡Ayudé con Park Jimin! Un joven que no merecía tal trato de ti...
Yoongi, no decía nada. Solo se quedó en silencio escuchando todo lo que él decía, pero nunca dejó de apuntarle a la cabeza.
—Comprendí tu situación, tu dolor, tu egoísmo y tu sufrimiento. ¡Sé por lo que pasaste! —un sollozó escapó de su boca. —Mataste a mi familia, joven Min y pasé mayor parte de mi vida trabajando para ti. Viendo como torturabas, matabas y descuartizabas a una cantidad de personas. —se lamió los labios para continuar. —Al verlo a usted, obsesionado con Minji, me di cuenta que podría hacer lo mismo que su padre. Matar a la madre del niño no era la solución para llevárselo, Hoseok es su padre. —dijo este. —Y sí, me enamoré de ese niño. Al verlo por primera vez sentí lo que es ser padre. Lo cuidé por usted, bañé, di de comer y solo esperaba a su llegada. —lágrimas bajaron por su mejilla. —He sido fiel a ti, pero no puedo seguir con esto, joven Min. —se absorbió la nariz. —Quiero morir aquí. —pidió y Yoongi vio cómo se arrodillaba entre la hierba y llevaba sus dos manos detrás de la cabeza. Cerró los ojos dejando bajar unas últimas lágrimas y sonrió. —Aquí descansa mi familia, joven Min. —le dijo.
Yoongi, apretó la mandíbula y caminó hacia él bajando el arma. Se agachó frente a él y pegó la punta del arma a su frente, y lo miró unos segundos.
—Minji es mi hijo, Thomas. —dijo este. —No seré como mi padre. Sería seguir la cadena y yo soy único. —se lamió los labios.
—Por favor... Cuide de Minji. —pidió y soltó un fuerte suspiro, estremeciéndose al sentir el frio del arma en su frente.
—Thomas... —habló Yoongi. —Lo siento. —y jaló del gatillo, salpicando la sangre en su rostro. —Fuiste un buen compañero... —sintió sus ojos arder.
Pasó saliva y se alejó del cuerpo muerto de Thomas. Guardó el arma con silenciador en su pantalón y se giró lentamente para irse de ahí. Caminó hacia el auto en donde estaba Minji dormido y se mordió el labio inferior, abriendo la puerta de los asientos traseros. Sacó a Minji dormido y lo cargó, cerrando la puerta. Caminó con él en sus brazos hacia el auto que se encontraba lejos del camino. Sintió una lágrima bajar por su mejilla y la ignoró llegando al auto.
Horas más tarde, Taehyung conducía de camino hacia el cementerio como era de costumbre, llevaba botellas de licor y un pastel de chocolate. El reloj marcaba las nueve de la noche cuando estacionó el auto frente a este. Había dejado a Hoseok y a Jimin en el hospital, mintió diciendo que volvería después, pero igual firmó papeles de cirugía para Jimin. Ahora, apagó el motor del auto, cogió la bolsa de licor y el pastel. Salió del auto y cerró la puerta para caminar hacia el cementerio.
La brisa fría de la noche, le dio un beso infernal llegando al lugar. Vio al guardia de siempre y lo saludó.
—Buenas noches, Marcos. —saludó Taehyung.
—Hola, joven Taehyung. ¿Viene a visitar? —este asintió.
—Ten. —extendió la bolsa. —Saca una cerveza, te la mereces por cuidar bien de este lugar. —sonrió.
—Oh, ¡Hombre! —soltó una carcajada el hombre mayor. —Muchas gracias, eh. —abrió la bolsa y sacó una cerveza como Taehyung le había dicho. Le regresó la bolsa con una sonrisa y caminó hacia las grandes rejas negras. —Adelante, joven. —le dijo.
Taehyung, agradeció y entró al lugar como siempre. No le daba miedo, de hecho, se sentía acompañado cada vez que entraba a ver la tumba de Jungkook. Dos minutos caminando entre tumbas y llegó a su favorita. Le sonrió a esta y soltó un suspiro.
—Hola. —dijo. —Traje pastel y cervezas. —acercó un pequeño cojín que había traído hace tiempo y se sentó encima de este. —Hoy es un bonito día. —rió. —puso el pastel en su regazo y cogió la bolsa de cervezas. Sacó una lata y la abrió, se llevó la boquilla a los labios y bebió un poco. —Feliz cumpleaños, Kook. —le dijo. —He comprado una vela para ti. —dejó la cerveza a un lado y abrió la caja del pastel. Hurgó dentro de la bolsa de plástico y sacó la vela con un signo de interrogación. De su bolsillo, sacó un encendedor y puso la vela. Acercó la llama que salía del encendedor y la vela iluminó su sombrío rostro. —Feliz cumpleaños a ti... Feliz cumpleaños, Jeon Jungkook. Feliz cumpleaños a.... ti... —rompió en llanto. Se lamió los labios y la brisa fría apagó la vela. —Te extraño... —sollozó. —¿Por qué dejaste que te matara? —se absorbió la nariz y miró la lápida de este.
J E O N J U N G K O O K
1997-2021
Hijo, hermano y amigo
—25 años... —soltó un suspiro. —Y yo esto por cumplir los 30. —rio. —5 años de diferencia y tu sigues dominando mi mente. —sacó la vela del pastel y la metió sucia de chocolate en la bolsa. Metió el pastel en la cajita en la que venía y la dejó a un lado. Cogió de nuevo la cerveza y empezó a tomar de ella. —Jimin, debe estar en cirugía ahora. Hoseok, desde estar descansando. Thomas, supongo que ya debe estar muerto. Minji, probablemente asustado y Yoongi... —hizo una mueca. —Alejándose de esta maldita ciudad como suele hacerlo. —Taehyung, se lamió los labios y soltó un suspiró. Levantó la mirada al oscuro cielo y observó la luna, tomando de nuevo la cerveza. —¿Mamá? Sé que nunca pudiste verme crecer o incluso llevarte a alguna persona a casa. Pero... —sonrió. —Te presento a la persona que amo; Jeon Jungkook. —las lágrimas bajaron por sus mejillas y sus labios temblaron. —¿Debería irme con ustedes también? —rio. —No..., no creo. —volvió la mirada a la lápida.
Pasó saliva y sonrió triste. Estiró la mano y tocó la lápida repasando con sus dedos el nombre de Jungkook poco a poco, mientras sollozaba. Varios recuerdos llegaron a su mente; los besos, las risas, los llantos, el sexo, las torturas. Tantos dolorosos recuerdos se plasmaron en la memoria del pelinegro. Pero, como todos sabemos. El único amor real aquí fue el de Taehyung con Jungkook, algo impuro y descontrolado, pero sincero y marchitado. Así terminó de pasar la noche el pelinegro sentando frente a lapida de su amor entre lágrimas y cervezas. Como siempre suele hacerlo.
Al día siguiente, cuando Jimin abrió los ojos luego de la cirugía en su hombro. Sintió el dolor impregnarse en este. Mareado, trató de sentarse en la cama y acomodó la almohada encontrándose con una chica castaña con una sonrisa tímida y una gran barriga que sobresalía de su vestido largo.
—Hola... —saludó ella.
—Rosé... —dijo este, asombrado. Ella se acercó a la camilla y le tocó la mano. —¿Cómo sabías que estaba aquí?
—Taehyung me llamó. —le dijo. —¿Te encuentras bien?
—¿Desde qué horas estás aquí?
—Desde anoche. —le dijo. —La enfermera dijo que puedes irte en tres días. —sonrió. —Todo bien si empiezas la terapia de mover el hombro a la perfección. —Jimin, le agarró la mano.
—¿Por qué estás aquí? —preguntó Jimin.
—Porque quiero ayudarte. —sonrió. —Jimin, es momento que empieces otra vida. De otra manera...
Jimin, apretó los labios y asintió.
—No prometo frutos, pero... —llevó la mano a su barriga. —Él necesita a su padre. —Jimin, tocó la barriga de esta y su pecho le dio un vuelco.
—Yo... —acarició la barriga encima del vestido. —Yo estaré para él, Rosé. —le dijo, sonriendo. —Gracias por estar para mí. —alejó la mano y la llevó a su rostro acariciando su mejilla. —Gracias....
Ella le regaló una sonrisa y asintió.
—Bien, te ayudaré a darte un baño. Dice la enfermera que puedes dar una vuelta al hospital, mientras estés aquí para que no te aburras. —sonrió. —Espérame aquí. Iré por unas cosas al auto, ¿De acuerdo? —el rubio asintió y la vio salir de la habitación dejándolo solo en un amargo silencio.
Se mordió el labio inferior pensante recordando lo de anoche y soltó un suspiro.
—Entonces... ¿Aquí acaba todo? Esto.... ¿Terminará así? —soltó una carcajada. —¿Y qué esperaba yo? ¿Amor de él? Soy un idiota. —negó con la cabeza riendo. —De él nunca vendrá amor. —pasó saliva. —Ay Min Yoongi.... —se pasó una mano por la frente. —Años torturándome para terminar en la nada. —dijo. —Tu elegiste el camio de Minji, olvidándote de mí. —se mordió el labio inferior. —se rodó hacia la punta de la camilla para bajarse.
Hizo una mueca y jadeo cuando movió su hombro bruscamente y bajó de la camilla, sintiendo el piso frio de la habitación. Caminó hacia la gran ventana por la cual entraba la luz de la mañana. Este abrió la ventana dejando pasar la cálida brisa y apoyó su brazo bueno en el marco de esta. Soltó un largo suspiro y dejó caer algunas lágrimas.
—Adiós para siempre... Min Yoongi.
F I N DEL MUNDO ALTERNATIVO
Dedicado: AhreConLaQueBarre lapinchehuercadeNam GildaAraoz <3
A partir de aquí continuará la vida de Minji y Kookjung.
Gracias por leer <3
Ahora todos lloremos.
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