7| Un abrazo y dos corazones
23 de Abril 2022
"Hay cosas que los humanos inconscientemente no pueden evitar, el destino y los secretos son un gran ejemplo de ello"
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—¡Vamos apresurarte! —grito y dejo salir una risilla traviesa mientras corría.
—Espera, mis piernitas son más cortas, no puedo correr tan rápido —jadeo el pequeño niño lloriqueando.
Hara se volvió hacia él y lo miro, era un poco más bajito que ella y llevaba consigo en brazos al pequeño Gureum, un cachorro que le habían regalado sus padres a ella.
—Vamos, dámelo. Gureum-ah es la razón por la que no puedes correr. —dijo dejando salir una risilla burlona mientras tomaba al cachorro.
—¡No! Mira, soy muy fuerte. Gureum es liviano y yo puedo con él. —hablo rápidamente arrebatándole al cachorro.
—¡Ey! ¡Pudiste lastimarlo! Ten más cuidado Jongkook —chillo ella e hizo un puchero.
Él abrió la boca para hablar pero antes de que pudiera decir lo que quería, la madre de Hara grito a lo lejos.
—¡Niños vengan acá, la merienda ya está en la mesa!
Hara lo miro de nuevo y froto sus manos sobre su barriga.
—¡Mmmh! ¡Ya voy tía! —el pequeño fue el primero en hablar, le dio una última mirada y una sonrisa traviesa a Hara y se echó a correr.
—¡Oye! ¡Espérame tonto! —jadeó en desacuerdo y reforzó el agarre a su pequeño perrito para correr detrás del niño que la había dejado con toda la intención. —¡Jeon Jungkook esperame!
El retumbar de aquel nombre, sonó sobre su cabeza, una y otra y otra vez, y mientras más corría, más lejos veía al niño. Su voz comenzó a sonar como eco y todo comenzó a volverse blanco a su alrededor.
Y de pronto, abrió sus ojos de golpe.
Todo había sido un sueño. Otra vez.
•Hara•
Una semana después de todo lo que había ocurrido, Hara se encontraba desesperada, triste, frustrada...
En realidad no sabía que sentimiento podría describir todo el revuelo de emociones que estaba sintiendo.
Eran demasiadas cosas las que rondaban su mente y en su corazón. Y todo aquello se debía a dos hermanos que le habían estado alterando los nervios.
Por una parte, se sentía frustrada y confundida de Jongkook, hacia ya bastante tiempo que había comenzado a ignorarla indirectamente, pasaban menos tiempo juntos que antes y de suerte, el tiempo que pasaban era durante clases, ¿la razón? Más obvia no se la pudo dejar, durante los descansos, y prácticamente todo el tiempo que pasaba fuera de la universidad, lo había visto reunirse en varias ocasiones con la pelirroja que había confesado, le gustaba. Su repentino alejamiento le oprimía el corazón y mucho más cuando lo observaba reírse con aquella chica. Pero no podía reclamarle, no podía decirle nada, porque a fin de cuentas, solo eran amigos.
Y no solo era eso, la otra razón de verdad la tenía mucho peor, se sentía como una persona muy malagradecida. Y aquello sólo tenía que ver con una sola persona.
Jeon Jungkook.
Aquella noche que la llevó hasta su casa y lo feo y grosera que le hablo no la dejaban dormir, al mismo tiempo, había estado con constantes pesadillas acerca de él. Confundiendo viejos recuerdos de la infancia que había tenido con Jongkook y donde siempre, terminaba mencionando el nombre su hermano.
Estaba realmente harta de ello, de cada despertar sintiendo el veloz latir de su corazón y la boca seca por la intriga y ansiedad que le causaba aquello, se culpaba y había decidido incriminar aquella actitud hostil que tuvo y el cargo de la conciencia de aquella noche a todo lo que había estado sucediendo en sus sueños.
Pero era extraño, había una extraña sensación que recorría su cuerpo cada vez que decía su nombre en su sueño, como si fuera realmente verdadero... como sí el niño en sus sueños de verdad fuese... Jungkook.
—¡Hara! ¡Por Dios, te estuve buscando por toda la facultad!
Todos aquellos pensamientos que la habían invadido, se desvanecieron cuando su mejor amiga, llegó jadeando hasta donde estaba ella.
Y se había quedado tan inmersa en aquella nube de pensamientos que no recordaba que estaba sola en el aula del consejo estudiantil.
—¿Darae? ¿Que haces aquí? ¿No se supone que tienes clases aun? —le cuestionó, una vez que la vio dejarse caer sobre una de las sillas móviles que estaban frente a ella y con los pies flojos, se fue acercando hasta ella.
—Yo, tengo, algo, que, ¡contarte! —exclamó, su habla pausada y aquel grito final habían aturdido un poco a Hara, quien frunció el ceño al ver a su amiga con una mueca de terror.
—¿Qué pasa? ¿De nuevo tiraste tus llaves?
—No, no, no. Es algo mucho mas grave que eso, es algo serio Hara —comento con un cierto tono de miedo en su voz, Hara puso una expresión mas seria, escuchando atentamente a su amiga.
—¿De que se trata? —pregunto ella
—Hara, sé que va sonar muy loco lo que te voy a decir, pero creo que Jongkook tiene un hermano gemelo del que nunca hablo. —soltó finalmente.
Hara hizo una pequeña mueca, y entendió que Darae ya sabía acerca del hermano secreto ya no tan secreto de Jongkook.
—Esta va ser una larga historia.
...
—¡No lo puedo creer! que guardado se tenía Jongkook todo esto, y mas increíble, que justamente ese chico se parezca tanto a él ¿Cuantos años dices que tiene? no parece para nada que sea menor que nosotros.
—No lo sé, quizá unos veinticuatro o veinticinco, es menor que Jongkook, pero no creo que sea más joven que eso.
—Demonios, Hara, esto es fuertísimo. ¿Por qué Jongkook no te lo contaría desde antes? Yo en tu lugar estaría furiosa.
—Supongo que tendrá sus razones, no me importa. Al principio estaba más confundida que molesta, y ahora... —se quedó callada
—¿Ahora qué? ¿Qué sientes? —hablo apresurada, con interés de saber que pasaba por la cabeza de Hara en esos momentos.
Tengo curiosidad –pensó.
—No importa. —negó, desplazando esas absurdas ideas de su cabeza—. De cualquier forma, ya no tiene caso que lo hable con Jongkook, ni siquiera me ha prestado atención en estos últimos días.
—Es por ella ¿verdad? La pelirroja de primer año que tiene pegada como chicle ¿no es así? —Hara asintió y Darae comprendió que aquello, aunque su amiga no lo dijese, le deprimía—. Tú eres mucho más bonita que ella de todas formas, además eres la única que soporta al sabelotodo de Jeon. No creo que tarde más de dos meses antes de hartarse del egocentrismo de ese tonto.
Hara sonrió por el comentario, eso no era verdad.
Jongkook, a pesar de que en muchas ocasiones puede llegar a ser bastante presumido, tenía una personalidad muy elocuente y era del tipo elegante e inteligente, además de que, aunque no lo demostraba, podía llegar a ser un coqueto de primera.
Y seguramente, aquella chica americana era impulso de coqueteos de él.
—Bueno, de cualquier forma, no es por nada, pero ayer vi al chico y no está nada mal. Incluso me atrevería decir que es muy atractivo, si no es con Jongkook, entonces que sea con su hermano ¿no? —intento bromear, sin embargo cerró los ojos al escuchar los puños de su amiga golpear levemente la mesa.
Hara se exaltó.
—¡De ninguna forma! ¿Te has vuelto loca? Ese friki raro, terco, grosero e intenso jamás podría llegar a gustarme. —bufo, esta vez irritada, no sabía porqué se había molestado. —No hay punto de comparación entre uno y otro.
—Ya, tranquila, estaba jugando. —alzó sus manos agitándolas como gesto de calma hasta que finalmente Hara se sentó cruzada de brazos otra vez—. Aunque tienes razón, ahora que lo dices, tienen el mismo rostro, sin embargo, son completamente diferentes en otros aspectos, aún así, no puedes negar que el hermano menor es atractivo, estarías loca si dices que no. —insistió, esperando sacarle una respuesta a Hara.
—Bueno, no es feo.
Darae soltó un bufido bastante frustrada.
—Eres imposible.
—Ya, ¿que no tenías clases de 7 a 6 hoy? Aún tienes que asistir a 3 clases más, vete ya.
Darae le saco la lengua como una niña pequeña y tomó sus cosas para salir de aquel salón.
—Está buenísimo, aunque lo niegues. —hablo por último, saliendo a toda prisa al ver que su amiga levantó su mano con una pelota de ping pong dispuesta a lanzársela.
Hara bufo rodando sus ojos.
Siempre se supo que a Darae le gustaban los chicos... peculiares. Así como él. Sin embargo, a Hara, jamás le llamaron la atención. Ella era más del estilo normal, o lo que eso significara, en realidad Jongkook era el chico que siempre le había gustado, había tratado de salir con otros chicos y olvidarse de aquello que sentía por su mejor amigo, sin embargo en todas las ocasiones fallaba, nunca nadie llegó a gustarle tanto como el castaño lo hacía, y después de un tiempo simplemente lo acepto y lo dejo ser, aún cuando sabía que jamás llegaría a tener una relación más allá de lo amistoso con él.
Inspiró profundo y soltó el aire de forma lenta, dejando salir melancolía y tristeza pues, sí bien ella no habría llegado a salir formalmente con ningún chico ya que ni uno solo logró gustarle lo suficiente, su mejor amigo sí que lo hizo. En tres ocasiones, y con los recientes acontecimientos del reencuentro entre él y su primer amor, sabía exactamente lo que sucedería, y como en aquellas últimas 3 ocasiones, Jongkook se alejaría de ella gradualmente.
La dejaría sola, una vez más.
Se levantó con la intención de dirigirse fuera de la universidad, su turno como practicante en el hospital comenzaría en unos días y quería ir 100% preparada para todo, y para eso, necesitaba esforzarse en estudiar los temas que eran su debilidad.
Se esforzaba tanto a veces, que incluso se olvidaba de comer, pasaba más de 40 horas sin dormir solo por pensar en estudiar un poco más y parecía que nunca era suficiente. Y claro, eso solo era la punta del iceberg que significaba el ser estudiante de una carrera tan demandante.
Caminaba sobre los pasillos de la facultad, sus ojos merodeaban de un lado a otro esperando ver a alguien, aunque era muy probable que no lo hiciera.
—Eh, Hara sunbaenim ¡por aquí!
Se detuvo un momento, girando su cabeza solo para darse cuenta que aquel chico de primer año se estaba dirigiendo hacia ella.
Su boca hizo una pequeña O, y le sonrió amablemente.
—Hola Soobin, ¿cómo estás? —preguntó, una vez que lo tuvo lo suficientemente cerca para ser escuchada.
—Uh, muy bien, pero quería pedir su ayuda si no es mucho inconveniente.
Hara negó.
—Para nada, ¿qué es lo que necesitas?
—Bueno, es sobre la clase de farmacología, he estado teniendo un par de complicaciones para entender en farmacodinamia y cuando fui a servicios escolares me dijeron que usted daba tutorías de Farmacología.
—Uh, bueno... hace ya un tiempo dejé las tutorías ya que normalmente los grados más bajos que yo no comprenden muy bien mi manera de explicar. Debió ser un error del sistema que aún no me hayan dado de baja como tutora. Lo lamento Soobin.
—Pero sunbaenim, ¿al menos podría intentarlo? Prometo que haré mi mejor esfuerzo y prestaré tanta atención como mi cerebro me lo permita.
—Me vergüenza un poco decirlo Soobin-ssi, pero creo que no seré de mucha ayuda incluso si lo intentó. —hablo por lo bajo, recordando la ultima vez que la asignaron como tutora.
Negó, y le dio una mirada de disculpa a su menor antes de darse la vuelta y seguir su camino.
—Al menos, por favor, déjeme intentarlo. Es mi última esperanza para no perder el curso... —dijo, esta vez más como una súplica que como una petición.
Hara se detuvo y volvió su cuerpo hacia él. Suspirando y tomando la última decisión.
—Empiezas este lunes, terminando clases te veo en el salón C6. Una sola queja y olvida que te vuelva a asesorar.
—Hecho. Muchas gracias Sunbae.
—Me lo agradeces después. Nos vemos la siguiente semana, Soobin.
Dijo, Soobin hizo una última reverencia y Hara finalmente se fue.
...
Se supone que había decidido ir a estudiar un poco más, sin embargo ese día, definitivamente no estaba prestando atención a su libro.
Se sentía bastante ansiosa, sobrepensar le estaba ocasionando mucho estrés y era frustrante no poder enfocarse en lo que debía de hacer.
Cuando estaba por irse a una mesa más apartada donde nada la distrajera, un peculiar rostro paso por sus ojos, al otro lado de la calle.
Parecía muy apurado, ya que caminaba muy deprisa, su cara reflejaba un aura de emoción ya que sus ojos parecían brillantes y una pequeña, casi invisible sonrisa atravesaba sus labios.
Era su oportunidad.
No lo pensó dos veces, tomó sus cosas y decidió seguirlo para por fin hablar con él.
Si se disculpaba y hacía las paces con él, seguramente podría dejar de mortificarse tanto y empezaría a concentrarse más. Sí, eso era lo que pensaba hacer.
Pero cuando salió de la cafeteria, el chico ya estaba por cruzar la esquina de la calle, así que para no perderlo, comenzó a mover sus pies con más rapidez, casi corriendo para alcanzarlo.
Cuando cruzo la misma esquina, la diferencia de distancia era bastante notoria, pero no se rendiría, lo alcanzaría y ejecutaría su plan.
...
10 minutos después estaba arrepentida.
Realmente se arrepentía de haberlo seguido durante unos largo 10 minutos hasta llegar a la casa de los Jeon. Pues fue ahí donde lo vio entrar.
Pensó que quizá los señores Jeon aun estarían trabajando y realmente quería terminar con todo aquello de una vez por todas, así que decidió entrar y pedirle disculpas para poder irse.
Pero cuando se acercó a la entrada de la casa, unos fuertes gritos la detuvieron de tocar la puerta.
—¿Qué? ¿De verdad esperabas que te felicitara? Debes dejar de ser tan ingenuo Jungkook.
—No esperaba una felicitación, en realidad no espero nunca nada de ustedes. —su voz era quedita, y un pequeño suspiro para tranquilizarse salió de su boca —. Solo quería informales.
—Esa información es insignificante. —contestó su padre en un tono apático —. No importa a donde hayas entrado, sigues siendo un fracaso para esta familia.
—Me ha quedado mas que claro que nunca será suficiente nada de mí, padre.
—Jungkook, aún estás a tiempo de arrepentirte tienes veinte, aún puedes entrar a una buena escuela de medicina, no importa si es aquí o en el extranjero, tú padre y yo te dejaremos decidir.
Jungkook tensó su mandíbula e hizo con puños sus manos.
—No me arrepiento, y tampoco esperen que lo haga en algún momento. —su voz se volvió firme, pero su cuerpo se sentía debilitado por dentro.
—Entonces lárgate, no quiero un bueno para nada en esta casa —contestó su padre en un tono tan serio.
El corazón de Hara latía tan rápido mientras su cuerpo sentía escalofríos. Jamás había escuchado al señor Jeon ser tan desagradable.
—¿Qué espera? ¡Lárgate!
Se sobresaltó.
—Cariño... no podemos correrlo, se lo hemos prometido a mi madre.
El señor Jeon bufo.
—No te preocupes, madre. De todas formas ya me iba. —dijo, y dio un par de pasos, y antes de que abriera la puerta, se detuvo y dijo: —. Y por cierto, tengo veintidós, no veinte, mamá.
No se quedó a observar la expresión de su madre y finalmente, abrió la puerta, saliendo de aquella casa.
Su mirada estaba perdida, y de un momento a otro cambio a una preocupada cuando la vio caerse sobre uno de los peldaños estaban por fuera de aquella casa.
Hasta ese momento se dio cuenta de la tensión en su mandíbula y lo entumecido que estaba.
Hara se levantó rápidamente y enfurruñó cuando se sintió adolorida de su tobillo.
Él no se hizo esperar y se acercó hasta ella para ayudarla.
—¿Estás bien noona? —preguntó, analizándola de arriba hacia abajo, identificando de donde provenía el dolor.
—Ah, sí, sí. No te preocupes no es nada. —intento moverse, pero de nuevo, hizo un gesto de dolor cuando apoyó su pie derecho sobre el asfalto.
Jungkook negó.
—Vamos, te ayudaré.
Hara no dijo nada mas y decidió dejar que él rodeara su espalda, sosteniéndola por las costillas mientras ella se apoyaba sobre su hombro.
Jungkook no pregunto nada, ni siquiera sabía que decirle y al mismo tiempo sabía que no era el momento, así que simplemente se dispuso a salir del patio de aquella casa, no sin echar una ultima mirada hacia atrás, sintiéndose tenso un par de segundos nuevamente.
Los estaba observando, con una mirada reprensible.
Pero ya no le importaba, aquella mirada desaprobadora no era su principal preocupación en aquel momento. Así que solo se fue.
...
No sabían a dónde ir, y Hara no tuvo más remedio que llevarlo a su casa, pero una vez ahí, una tensión incómoda se generó entre ambos.
Ninguno pretendía hablar, y Jungkook se mantuvo concentrado preparando quién sabe que cosa con unas hierbas para la lesión de Hara.
—¿qué es eso? Huele muy fuerte.
—Es árnica en crema. Mi abuela es herbolara y solía enseñarme a hacer esto como alternativas farmacológicas para heridas y golpes.
Hara asintió atenta y después frunció el ceño confundida.
—¿Donde conseguiste todo para hacer la crema? Has estado aquí hace menos de 40 minutos y en mi casa no hay eso.
—A fuera, antes de que entráramos aquí, tienes una mata de árnica creciendo en tu jardín, lo demás lo tenías en la alacena. Es un poco extraño tomando en cuenta que el árnica solo crece en Europa y el sur de Rusia.
—Mi padre ha mantenido el jardín lleno de plantas desde que mi mamá... —se detuvo un momento, no pretendía contarle esa historia—. Seguro él fue quien la consiguió.
Jungkook asintió y dejó de mezclar lo que ahora sí parecía una crema.
—Voy a descubrir tu tobillo, noona.
Hara miro atenta todos los movimientos de Jungkook y cuando su mano tocó la piel de la planta de su pie, sintió un imperceptible escalofrío recorrerla.
—¿Qué tanto fue lo que escuchó? —susurró él, sin mirarla a los ojos.
Ella cerró los suyos y suspiró.
—No era mi intención escuchar nada, lo juro. Es solo que te estaba siguiendo para disculparme, y cuando llegaste a tu casa intenté tocar para poder hablar contigo, pero antes de poder hacerlo escuche los gritos del señor Jeon y bueno... —jadeo y comenzó a jugar con sus manos nerviosa.
—Aún tienes el hábito de hacer eso... —musitó él y Hara se congeló.
—¿Q-que dices?
Jungkook movió su cabeza negando y la miro por unos segundos para volver su vista a donde le estaba aplicando la crema.
—Nada, no importa. —dijo finalmente —. Lamento que hayas tenido que escuchar eso... seguro te asustaste.
Hara agacho su mirada.
—Solo fue desconcertante. Pero, si no es molesto, podría preguntar ¿qué fue lo que sucedió? Nunca había visto al señor Jeon tan enojado.
Él suspiró.
—Hace un par de días hice una audición para entrar a una empresa como trainee de idol, hoy recibí la noticia que fui aceptado. —hizo una pausa —. Llegué aquí con la condición de cumplir eso, ser un artista. Solo quería que ellos estuviesen enterados de que lo había hecho. Y bueno, el resto creo que ya lo sabes.
—Ellos no parecen estar de acuerdo ¿verdad?
El se rió, una pizca de tristeza atravesando su cara.
El pecho de Hara se contrajo.
—No me importa. De todas formas no estoy aquí para hacerlos sentir orgullosos a ellos. —termino de aplicar la crema y envolvió el tobillo con una venda—. Ya quedo listo.
Dijo y acto seguido se puso de pie.
—Muchas gracias por tu ayuda.
—No es nada, sigue aplicando la crema por las noches hasta que el dolor desaparezca, y en los próximos dos días a partir de hoy, le sugiero que mantenga el reposo o podría que la inflamación empeore y la lesión se vuelva un esguince.
—Hablas como si tu fueras quien estudia de medicina. —bromeo ella.
Jungkook sonrió levemente, al menos algo de lo que su abuela le había enseñado, le sirvió.
—Bien, de todas formas, creo que ya sabes lo que debes hacer. —dijo—. Me iré ahora, no quiero incomodarla.
—Espera ¿A donde iras? puedes quedarte un poco más si quieres. No me incomodas.
Las palabras salieron con naturalidad de su boca, ni siquiera había pensado en ello.
—Se esta haciendo tarde, si tu padre llega y me ve yo no-
—Mi padre todo el tiempo esta trabajando, en realidad, si tu quieres puedes quedarte aquí.
Jungkook enarco una de sus cejas y sus mejillas se tornaron de un color rojizo cuando escucho sus palabras.
—N-no se preocupe noona, estaré bien. Hay unos dormitorios 24 horas a unos 20 minutos de aquí.
—Al menos hoy, déjame hacer algo por ti. Este sofá —le da un par de palmaditas —. Lo puedes hacer cama, también puedo prestarte ropa de mi padre para dormir.
Jungkook sonrió, y por primera vez desde que llego, no se sintió presionado ni incomodo estando con ella.
Pero tampoco se aprovecharía de aquello, al menos no en ese momento, si Jongkook se enteraba que había dormido en casa de Hara, solo atraería más problemas.
Y era precisamente eso lo que quería evitar por ahora. Al menos hasta decirle la verdad a su noona.
Al menos, hasta que tuviera un lugar estable donde quedarse.
Y por supuesto, hasta que ella finalmente confiara en él.
—De verdad se lo agradezco mucho. Pero, tendré que rechazar su amabilidad solo por hoy. Mañana tengo que madrugar y los dormitorios quedan más cerca del lugar al que voy. —le sonrió y dudoso puso una de sus manos sobre su hombro—. Estaré bien, no te preocupes.
Ella lo observo con una mirada seria y asintió.
—Está bien. —suspiro quizá él sólo quería estar solo en aquellos momentos y lo comprendía—. Pero, antes de que te vayas, déjame darte mi número telefónico. En todo caso, si necesitas algo, puedes llamarme.
Él enarcó una ceja sorprendido, definitivamente no esperaba aquello.
—Uh, sí claro.
Le paso su teléfono y Hara lo tomó y anotó su número, seguido de aquello, se auto llamó para guardar el número de Jungkook.
—Bien, entonces... supongo que ya tienes que irte.
—Es un poco tarde, así que sí.
Hara se levanto del sofá e intento dar unos cuantos pasos.
—Te acompañó a la puerta.
Jungkook movió su cabeza de forma negativa
—No se sobre esfuerce, podría dolerle su-
—Shhh, no. Déjame hacerlo, es lo mínimo que puedo hacer, de todas formas. —lo interrumpió y continuo dando pasos a su lado hasta que estuvieron fuera de la casa.
Él la miro de abajo hacia arriba e hizo lo que para Hara le pareció una tierna mueca de preocupación.
—Cuide de su salud, noona. Espero que se recupere pronto. —hablo, dispuesto a marcharse.
—E-espera. —lo detuvo, su mano aprisionando su brazo.
Y justo cuando Jungkook se dio la vuelta para saber que sucedía, fue sorprendido con una inesperada acción.
Sus delgados brazos se envolvieron al rededor de su espalda y podía sentir su respiración calmada sobre su pecho. Pero dentro de él, todos sus sistemas estaban sufriendo de una crisis, una maravillosa crisis que le comenzó a acelerar el corazón y su respiración.
—Sé que puede ser difícil, aunque no entiendo muy bien tus tormentas, sé que la has pasado mal, y lo complicado que debe ser para ti con la familia que tienes, pero incluso si no ves un arcoíris todos los días, no te rindas antes de ver uno. —le dijo, sus palabras saliendo con simpleza y en completa tranquilidad. —muchas gracias por haberme ayudado, dos veces. Y discúlpame por lo mal que me he portado contigo, te juzgue mal, antes de siquiera conocerte.
Ella intento separarse de él, sin embargo, fallo al instante, pues fue rodeada por los brazos masculinos de Jungkook.
—No tienes nada de que disculparte. Al contrario, te agradezco tus palabras, es muy reconfortante escucharla. Muchas gracias, noona.
El corazón de Hara se aceleró, y sus mejillas fueron coloreadas de un tono rojizo cuando cayó en cuenta que Jungkook la estaba abrazando por la cintura. Ambos cuerpos estaban tan juntos que podían sentir los latidos del otro, y eso, que solo había sido un abrazo desinteresado.
—No hay de que, también, espero que tu futuro como idol, sea dichoso. Jungkook. —dijo ella.
Al cabo de unos segundos más, se separaron y se miraron directamente a los ojos.
Él le sonrió, mostrando aquella bonita sonrisa que ya antes había podido apreciar.
—Nos vemos luego, noona. Entre y asegúrese de descansar.
—Hasta luego, Jungkook. Cuídate y recuerda que, cualquier cosa que necesites, puedes decirme.
Él asintió y agitó su mano y ella se despidió se la misma forma, viéndolo marcharse hasta desaparecer de su vista.
Hara volvió a entrar en su casa, y recién cerró la puerta, se dejó caer sobre su sofá y tocó con ambas manos su pecho.
Su corazón latía como si hubiese corrido una maratón, solo por un simple abrazo. Negó en repetidas ocasiones y se convenció de que había sido una descarga adrenergica por haberle pedido disculpas. En realidad, su corazón no latía así por ningún otro abrazo que no fuera el de su madre o el de...
Jongkook.
Estaba segura de que debía de hablar con él pronto, tenía que saber que estaba pasando con el y porque la había estado evitando.
Pero esa noche, no se preocuparía más por aquello, ya que su mente, estaba demasiado ocupada pensando en aquel abrazo que hacía un rato había recibido.
Todo era una locura.
Sin embargo, algo bueno había salido de todo, ya que pudo darse a la oportunidad de conocer un poco al hijo menor de los Jeon. Quien inesperadamente, le había agradado y se había dado cuenta que su compañía le resultaba cómoda.
Le transmitía una extraña sensación de paz y tranquilidad y al mismo tiempo ansiedad, pues sentía que aquello, antes ya lo había sentido.
Mucho, mucho antes de conocerlo.
O eso es lo que ella pensaba.
Mil años después, finalmente me he dado a la tarea de actualizar esta historia.
Perdón por haberlas hecho esperar tantos meses, si es que aún existen personitas que me lean. He tenido muchos problemas de salud, con la universidad que me consume todo el tiempo y muy pocos ánimos para escribir, lo lamento mucho.
No tengo idea de cuándo volveré a actualizar, pero me aseguraré de no hacerlas esperar tanto tiempo.
Muchas gracias por su atención, nos vemos en un siguiente capítulo ❤️
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