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5| Nudos y lluvias

16 de abril 2022
"Un héroe no siempre lleva capa, algunos solo tienen su cuerpo para protegerte y una chaqueta para cubrirte de la lluvia"

•Hara•

Hacía ya bastante tiempo que no veía a su madre, y aquel día en el que estaba dispuesta a ir para visitarla no lo había logrado, ni los días siguientes a ese. Su vida se había vuelto un remolino de responsabilidades y compromisos sin fin alguno.

Pero ese día no sería así, su padre le había hecho prometer que iría a verla. Y aunque no necesitaba de una promesa para hacerlo, se comprometió con ella misma para ir a visitar a su madre.

Había empacado sus galletas favoritas, quizá no podría llevarle las originales por la cantidad de sodio que contenían pero ella misma se encargó de hacer una réplica saludable de aquellas galletas de pasas y almendras que tanto le gustaban.

Durante el camino que hizo hacia el hospital, tuvo que subir a varios buses. El hospital donde atendían a su mamá quedaba a dos horas de su casa. Por esa misma razón decidió ir desde muy temprano.

De verdad. Era demasiado temprano. Recién iban a ser las 7:45 a.m. las visitas empezaban a partir de las 8 pero ella al ser una familiar con interna de hacía casi 9 años atrás. Además, había comenzado su pre-internado en ese lugar hacía poco tiempo. Los guardias del hospital ya la conocían de todas formas.

Al llegar al gran edificio lo primero que hizo fue saludar a los guardas de seguridad, mostró su identificación y estos la dejaron pasar sin ningún problema, se acercó al elevador y entró presionando el botón que la llevaría al tercer piso del hospital. Donde se encontraba su madre.

Absolutamente nadie más que ella, Jongkook y su padre sabían que su madre estaba ahí, ella y Jongkook llegaron a ir en varias ocasiones, pero él nunca entraba con ella, siempre ponía pretextos para no hacerlo, no le daba mucha importancia de todas formas, al final de cuentas cuando estaba en ese hospital fuera de el pre-internado lo único que le interesaba era su madre.

Se abrieron las puertas del ascensor y ella salió, dirigiéndose al pasillo que la llevaba a la habitación donde estaba su mamá.

Tan pronto cómo llegó, abrió la puerta y camino hasta toparse con la hermosa cara de su progenitora la cual, tan pronto la vio, le regalo una sonrisa cansada. Hara se acerco y tomó su mano para depositar un beso en su muñeca.

—Hola mi amor, ¿como has estado? —hablo la mujer mayor.

—Bien mami, ¿tú cómo te sientes?

—Como siempre, entumecida de estar acostada y enferma. Pero hoy me siento de maravilla porque has venido tú.

—Perdón por no haber venido antes, estaba algo atareada con la universidad pero, ¿sabes mamá? En unos meses presentaré mi último examen y después estaré de lleno en este hospital y podré venir a verte más seguido y por fin seré capaz de ayudarte yo misma para que salgas de aquí y vengas conmigo a casa.

Su madre le sonrió suavemente, nostálgica de saber que la única forma en la que podría pasar tiempo con su hija y esposo sería que ellos fueran a verla en aquel estado de debilidad, le causaba mucha tristeza no poder salir con ellos, pasar una tarde de aire libre junto a las personas que más amaba, pero estaba luchando. La señora Jung estaba haciendo su mejor esfuerzo para mantenerse fuerte y con la esperanza de que algún día podría salir del hospital y vivir una vida normal con su familia.

—Estoy segura de que serás una gran doctora, mi niña. No tengo dudas. —Hara la observo unos segundos y después se sentó en la silla que había al lado de la cama de su madre.

—Te he traído las galletas de avena que te gustan mamá, el médico me dijo que te permite consumir solo dos así que solo traje esa cantidad. —sonrió inocente, y estiró su mano con la bolsita que contenía las galletas—. Pero no te preocupes, te traeré siempre que venga.

La señora Jung tomó gustosa las galletas.

—Entonces esperare que vengas más seguido. —le sonrió y Hara asintió.

Aun que ella sabía que eso quizá no pasaría en ese tiempo, haría todo lo posible por ver a su madre feliz cuando ella fuera.

Durante el tiempo que estuvo de visita con su madre, charlaron sobre muchas cosas, en su mayoría sobre la familia y recuerdos que compartían ambas de ciertos momentos en los que junto a su padre pasaron un buen tiempo. Hara había decidido no preguntar por cosas que la molestaran ni tampoco hablar sobre cosas que quizá a ella podrían preocuparle.

Como la sorpresa de que su mejor amigo tenía un hermano escondido.

No quería que su madre tuviera más preocupaciones y de todas formas, ella nunca había hablado de Jongkook con su progenitora. Pensó que dejarlo así sería lo mejor. Muy rara vez lo mencionaba y solo para preguntarle cómo estaba.

Entre una larga plática sobre si debería de cortarse el cabello o dejarlo crecer, la mañana dio paso a la tarde y su tiempo de visita se terminó.

—Volveré la próxima vez con el cabello hasta los ojos. —bromeó, su madre negó y rodo los ojos.

—Creí que la etapa de rebeldía ya había pasado. —Hara se rio traviesa y la señora Jung le regalo una sonrisa—. Anda vete, pronto llegará la enfermera para darme de comer y si te ve aún aquí te va a regañar.

—Está bien, pero solo porque yo también tengo que ir a comer. Nos vemos la próxima vez, mamá. Te amo. —se acercó hasta ella y plantó un beso en su frente.

—Yo también te amo hija mía. —Hara se despidió de su madre pero justo cuando estaba por salir de la habitación volvió a hablar—. Le mandas mis saludos a Jungkook y la próxima vez lo traes contigo.

Hara se detuvo en seco, sin embargo antes de que pudiera regresar y comprobar que su madre se había equivocado entró la enfermera.

—Aigoo, Jung Hara ¿sigues aquí? ¡Ve a comer algo niña por amor a Dios! Tu mamá está en buenas manos.

—Ya, vale, vale. Ya me voy. —no tuvo oportunidad de decir algo más cuando la enfermera Ryo-seo la sacó de la habitación.

Comenzó a caminar con algo de confusión. ¿Había escuchado bien? Su madre había dicho Jungkook, no Jongkook, aunque los dos nombres eran bastante similares, había una letra de por medio que permitía diferenciarlos a la perfección.

Su madre nunca había mencionado su nombre antes, siempre lo llamaba cuando salía a flote el apellido Jeon y lo hacía mencionar con un ¿Como esta tu amigo?

Quizá era eso, no había pronunciado su nombre desde hace bastante, tal vez se equivocó.

Sí, eso era.

No lo quería pensar más, su madre simplemente se había equivocado y era todo, en la próxima ocasión le haría saber, en ese momento se dedicó a marcharse con dirección a la cafetería donde ya aguardaba su sesión de estudio para las próximas clases. Allí mismo comería, de cualquier forma eran apenas las 2 de la tarde. Así que se dispuso a hacer el camino de regreso a la cafetería.

•✦───────────•✧

Apenas un rato después de haber llegado a la cafetería pidió un Sándwich y un jugo y luego de haber terminado sus alimentos, comenzó su sesión de estudios.

Hara era una estudiante muy dedicada, en ocasiones ni ella misma se daba cuenta de lo mucho que se sobre exigía para sacar las mejores notas y ser de los promedios más altos de la facultad de medicina, su objetivo era que todo siguiera así hasta el momento de que la dichosa fila de espera para escoger los hospitales donde todos harían el internado, ella podría elegir en hospital donde estaba su madre. Al final de cuentas, ella era su mayor motivación para continuar.

Daría lo que fuera por volver a tener a su madre en casa y que aquella enfermedad desapareciera completamente de su organismo, encontrar la cura a su cancer y que ella no se viera afectada por la luz que antes tanto amaba.

Se sentía nostálgica, nunca demostraría cuanto le dolía que todo hubiera pasado de un día para otro, y que un día antes de su decimoséptimo cumpleaños toda su vida se fuese al caño.

✿ ────

21 de septiembre 2013

—¡Mamá, Papá vayamos a la playa! —hablo Hara, el día anterior sus padres le había preguntado que era lo que quería hacer para su cumpleaños número diecisiete y durante todo el día ella estuvo meditando que era lo que les pediría. Hasta ese momento durante la mañana fue que finalmente había decidido su respuesta.

—¿Estás segura de que no quieres una fiesta mi niña? —le propuso su padre con una expresión divertida, aquella petición le había sorprendido.

—No, hace bastante que no vamos a la playa, quiero ir a Busan mamá seguro que también lo extraña. El año pasado ella no pudo ir con nosotros porque estaba  enferma. Por favor papá. —le suplico.

Su padre la había observado con algo de inquietud, no obstante no procedió a decir nada más pues se percató de la presencia de su esposa entrando en la sala.

—Está bien cariño, la niña quiere ir a la playa. Es su cumpleaños. Estaré bien.

En ese momento, Hara no lo sabía, no tenía siquiera noción de que su madre detrás de esa sonrisa despreocupada le ocultaba una gran mentira y lo que en ese tiempo, unas horas después, se convertiría en un suplicio de casi una década.

No supo que fue lo que ocurrió, tampoco supo cómo reaccionar, en ese momento su mente se bloqueó. Hacia 5 horas atrás estaban partiendo rumbo a Busan, su madre se encontraba en perfecto estado e incluso durante el transcurso lo estuvo.

Una hora después de que llegaron a Busan, llegaron a la playa y se quedaron un rato ahí, Hara estaba recolectando caracolas cuando de pronto escuchó a su padre gritar y su mundo caer a pedazos.

Su madre se encontraba tirada sobre la arena en los brazos de su padre, y tan pronto como llegó ella, la sostuvo entre sus brazos y ambos corrieron al auto rumbo al hospital más cercano. Su padre no le quiso dar explicaciones de que fue lo que había sucedido y quizá, nunca lo hubiera sabido si no lo hubiera escuchado por sí misma.

—Fue muy irresponsable de su parte arriesgarse así si sabía que estaba enferma señor. —le comunico el médico que hubo atendido a su madre.

—Se lo dije, yo se lo dije pero, pero ella insistió en que estaría bien, era el regalo de cumpleaños de nuestra hija y ella dijo que estaría bien... —hizo una pausa, escuchar a su padre con esa voz quebrada le apretujó en el corazón—. Doctor, dígame que estará bien, por favor.

—Lo lamentó señor Jung, la luz ultra violeta del sol ha penetrado en su piel y las células cancerosas de la xerodermia de su esposa se activaron, tiene suerte de haberla traído a tiempo y las quemaduras del tejido ocular no hayan sido dañadas.

Su padre, se tiró al suelo y mientras el doctor le daba algunas indicaciones para después retirarse, tan pronto como lo vio lejos, se soltó a llorar, culpándose de todo.

Ella estaba aturdida, en ese momento no había lugar para pensar en nada, y mientras asimilaba todo lo que le habían dicho a su padre, el sentimiento de culpabilidad nació en ella.

Nunca se iba poder perdonar ser quien haya puesto en peligro a su madre.

Jamás se lo iba a perdonar.

──── ✿

Había pasado un largo tiempo desde entonces, esa misma noche del accidente se dio la acción de trasladar a su madre del hospital de Busan hasta en el que actualmente estaba. Hara le había prometido a su madre ser ella misma quien la sacaría de ese lugar sin que su salud se viera afectada.

Nadie sabía de aquello mas que su familia y la familia Jeon, aunque ellos solo sabían de una parte, aun así nadie tenía idea de cuantos sentimientos invadían a Hara con solo pensar en su mamá, eso, ni siquiera su mejor amigo lo sabía.

Y hablando de Jongkook, hacía bastante tiempo que no salía con él, cada uno tenía cosas por hacer y aunque siempre buscaba un buen pretexto para acercarse a él, Jongkook siempre tenía una excusa para no hacerlo.

Ese día, cuando salió de ver a su madre del hospital le envío un mensaje para avisarle que estaría estudiando en la cafetería por si quería ir. Pero no obtuvo respuesta.

Sin embargo en ese momento exacto entendió la razón.

Sus ojos no habían podido concentrarse en el libro que estaba repasando y merodeaba de un lado a otro, cuando repentinamente estos se encontraron con una imagen que quizá no esperaba ver y que la sorprendió más de lo que quisiera.

Jongkook pasaba por la calle al otro lado de la cafetería, con la chica de primero que le había confesado era su amor platónico.

Riley Hughes.

Su respiración se corto por un momento al verlo hablar tan animado con la pelirroja, su corazón estúpidamente comenzó a latir con rapidez.

Por un momento quiso creer que quizá tendría asuntos mas importantes que hacer con ella, no se habían visto en mucho tiempo y si las cosas eran como se podían ver, ellos realmente se llevaban muy bien.

Sus ojos no se despegaron de ambos hasta que salieron de su campo de visión. Por su cabeza pasó la idea de seguirlos, pero se detuvo, no era una acosadora, y de todas formas tenía que estudiar para los exámenes que se acercaban.

Estúpidamente trato de concentrarse, pero aquel dolor en su corazón y la tensión que sentía acumulándose en su garganta no se lo estaban permitiendo. Se frustró mucho, pero continuó leyendo tanto como podía.

Jongkook la había preferido a ella, antes que a Hara...

Se talló la cara intentando mantener la calma, ya había pasado un buen rato desde que había visto pasar a los susodichos. No tenía noción de la hora, pero suponía que ya era algo tarde, ya había pasado mucho tiempo desde que llegó a la biblioteca, el sol ya comenzaba a ocultarse y por más que trato de concentrarse no lo logro.

Al final termino rindiéndose y salió de la aplicación de estudios de su tablet para entrar en una app de dibujo que la ayudaba a calmar su ansiedad.

Los trazos con el pencil comenzaron a salir con naturalidad aunque no sabia exactamente lo que pretendía dibujar en ese momento, la imagen de una persona pasó por su mente. Desde la mirada triste que siempre parecía tener, esos ojos grandes como los de un venado, aquellos sutiles piercings que adornaban sus orejas y su labio... su mano donde discretamente ocultaba tatuajes...

Jeon Jungkook.

En ese entonces no tenía la menor idea de porque su imagen cruzó por su cabeza, era la última persona en el mundo que quisiera pensar en un día como ese. Aunque ya hacían varios días desde la ultima vez que lo vio, le frustraba un poco la idea de volvérselo a encontrar.

No era una mala persona, en absoluto lo era. Pero era muy entrometido, irritante y de verdad que parecía un friki sacado de un libro de wattpad con su apariencia de chico malo. Y aunque realmente su apariencia no concordara con su personalidad, había algo en él que le parecía muy familiar, era extraño y realmente irónico decir que su rostro era familiar cuando claramente lo era, su hermano era su viva imagen. Y aún así, le frustraba mucho, en demasía de verdad, porque por alguna extraña razón, verdaderamente no lo sentía como un desconocido y no solo por el hecho de que ya estaba familiarizada con las facciones de su rostro.

Ella de alguna manera sentía que conocía a Jungkook.

Sus ojos se abrieron con fuerza y sus cejas se levantaron tanto como los músculos de su cara se lo permitieron, se sonrojó al ver que mientras su mente merodeaba por pensamientos ociosos, sus manos habían creado una imagen producto de esos pensamientos.

Por un momento paso la idea de borrarlo pero al ver que realmente le había gustado el resultado e ignoro por completo el pensamiento de que se trataba de aquel chico que tanta intranquilidad le causaba. Así que decidió continuar con sus trazos y terminar el dibujo.

•✦───────────•✧

No tuvo noción del tiempo cuando decidió ensimismarse en terminar de dibujar, estaba realmente entretenida en ello, y cuando menos pensó, la noche ya había caído de repente y uno de los trabajadores de la biblioteca le hizo saber que pronto cerrarían. Creyó que sería un poco temprano, pero la realidad le cayó como balde de agua fría cuando observó su reloj para darse cuenta que eran pasadas las 10 de la noche, así que con prisa tomó sus cosas y agradeció al personal por avisarle, saliendo a las carreras del lugar para encaminarse a su casa.

Hara no se había dado cuenta, tal vez por lo apresurada que estaba ya que habían comenzado a caer gotas de lluvia o quizá porque le preocupaba que por esa calle ya no habían tantas personas fuera, que no noto que alguien más seguía sus pasos muy, muy de cerca.

No lo noto, hasta que todo le sucedió de manera rápida.

Estaba cruzando aquella calle oscura que daba al callejón de su casa, estaba empapada y lo único que deseaba era llegar a su hogar y cambiarse de ropa, cuando sintió unas manos heladas sobre su rostro.

No sabía que hacer.

Estaba asustada, su corazón estaba latiendo tan rápido que quizá le daría un infarto, sus manos estaban sudorosas y quería llorar. Pataleo unas cuantas veces al aire e intento gritar de desesperación para que alguien la escuchara, estaba horrorizada y se sentía desfallecer en el preciso momento en el que comenzó a ser arrastrada a la fuerza. Sus manos fueron a dar hacia las ajenas y con sus uñas comenzó a rasguñar al extraño sujeto con fuerza, cuando este le golpeó en la cabeza con algo duro y ella cayó sobre el asfalto.

Se sentía perdida.

Creyó que moriría en ese momento, pensó que no volvería a ver a sus padres ni a sus amigos, que no habría un siguiente día para ella y sus lágrimas comenzaron a nublar su vista junto a los efectos del golpe que había recibido.

Trato de moderar su vista cuando observó la sombra de aquel extraño acercarse de nuevo a ella, cuando repentinamente alguien se puso delante de ella. Otra silueta, un poco más alta que el otro sujeto, como si estuviera protegiéndola.

No obtuvo un buen panorama de lo que había pasado, pero a juzgar por lo que sus oídos pudieron escuchar, el sujeto que antes la había violentado había recibido un buen golpe.

—¿Quien diablos eres? —escuchó hablar a la persona que estaba de espaldas a ella, su perspectiva comenzó a mejorar, y su vista esclareció poco a poco—. Te he hecho una pregunta, pedazo de escoria.

Le pareció reconocer la voz que sonaba furiosa, sin embargo no logró escuchar respuesta del sujeto atacante y en su lugar, otro golpe en seco impacto contra el tipo.

—Aléjate de ella si no quieres que te mande directo a que el mismo demonio te dé una paliza, ¡nunca mas te atrevas a ponerle un solo dedo encima! —gritó la persona que había intervenido, sin embargo cuando esté bajo un poco la guardia, el otro encestó un golpe sobre su cara y lo empujó, este trastabilló, dejándole solo un par de segundos al otro sujeto quien aprovechó su ventaja y se echó a correr.

Hara vio que la figura del hombre quien había arriesgado su vida para salvarla se levantó con intención de perseguirlo, y ella rápidamente lo tomó de la mano para detenerlo.

—N-no lo hagas, es... es peligroso. —hablo por primera vez en todo ese tiempo, sin embargo, cuando finalmente pudo observar el rostro del hombre quien no dudó en socorrerla, su sorpresa fue mucho más grande.

—Noona, ¿estás bien? —su respiración era agitada y su expresión detonaba preocupación.

No podía creerlo siquiera.

—¿J-jungkook? —dijo, mientras él la tomaba de los codos para ponerla de pie.

Hara no supo como reaccionar en ese momento, habían demasiadas emociones juntas dentro de ella y en un acto desesperado por sentirse a salvo, se abalanzó sobre él para abrazarlo, dejando que sus lágrimas se mezclaran con las gotas de lluvia que ya habían invadido por completo su rostro.

Jungkook, por su lado, la abrazo de igual manera, con mucho cuidado de no lastimarla. La sentía tan frágil entre sus brazos, pero sabía que tenía que apresurarse y llevarla a su casa, por lo que se separo un momento de ella.

Hará lo miro algo asustada, pero en el momento en el que sintió como sus brazos la rodeaban por detrás de su cabeza con la chaqueta negra que anteriormente llevaba puesta, supo que no la iba dejar sola.

—Vamos noona, la acompañare a su casa. Ya está a salvo. —su débil sonrisa que le hizo resaltar la pequeña herida que el acosador le había dejado al golpearlo sobre su labio.

Hara se levantó cuidadosamente del suelo y Jungkook la ayudó a mantener el equilibrio mientras lo hacía. Ninguno de los dos apartó la vista del otro en ese momento. Y algo sencillamente electrizante se sacudió por el cuerpo de Hara una vez que asimiló que quien estaba parado frente a ella, sin importarle que la lluvia lo cubriera de pies a cabeza y que no dudo en protegerla del peligro que hubo estado corriendo minutos antes, era nada más y nada menos que aquel chico que no podía dejar su cabeza tranquila desde que lo conoció.

Jeon Jungkook, la había salvado sin dudar poner su vida en riesgo por la de ella. Y Hara no sabía como reaccionar ante las nuevas sensaciones que todo aquello le estaban provocando.

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