𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨 𝐔𝐧𝐨
En cuanto me giré para ver a la persona, pude ver que era Jackson, negué levemente con una sonrisa.
Bella: Sinceramente no me gustan las despedidas —dije algo suave.
Jackson: No me dejaste hacerte una fiesta de despedida porque te me adelantaste —hizo una leve mueca—. Pero al menos que tu mejor amigo venga a despedirse —dijo con una sonrisa.
xx: No te sientas tan orgulloso —dijeron detrás de Jackson topándome con Chris—. Me enteré que te vas.
Pude ver su expresión, se lo veía algo decaído, se que cuando lo conocí se veía arrogante y engreído pero verlo así, una comprensión me invadió.
Bella: ¿Tu padre te dijo? —lo miré con una ceja arqueada.
Chris: Desde que te despediste de él no deja de decir que su mejor empleada lo ha dejado y que no sabría si podría superarlo —dijo con lago de burla—. Ya sabes... dramas de viejos.
No pude evitar reír ante su comentario, sin duda habían sido unas vacaciones increíbles, con gente que sentí que realmente estaban conmigo.
Jackson: Prometo que pronto iré a visitarte —dijo mientras me abrazaba con fuerza, tuve que apartar de golpe el cactus, o nos habría pinchado con el.
Chris: No te vayas a meter en problemas —sonrió.
Jackson: Le dices eso a alguien que es muy tranquila —soltó incrédulo.
Pero yo solo sonreí leve, conocía la historia de Bella con los Cullen y siempre que pasa algo ella esta ahí metida, tengo que evitar meterme en esos enredos, sinceramente no quiero pasar por todo eso.
En eso mi madre se acercó a mi y abrazó con fuerza haciendo que me tensara levemente.
Renée: Cuídate mucho ¿Si? —dijo con una sonrisa—. Estaremos siempre en contacto.
Bella: Tranquila... cuando llegué te llamaré —me separé del abrazo y ella me besó la mejilla.
Phill: Oigan chicas las amo, pero se va el avión —dijo haciendo que sintiera una leve nostalgia.
Sabía que lo decía porque se iban a ir de viaje y aquí es donde iré a vivir con el jefe de la policía Charlie Swan, el padre de Bella, honestamente siempre sentí que Bella era muy injusto con él... me hubiera gustado tener un padre como lo era Charlie, por lo que quiero cambiar mi relación con él, quiero ser la hija que ama a su padre, aunque yo no lo haya sentido, me gustaría intentarlo...
Al llegar al aeropuerto, Phil y mi madre se despidieron y se fueron, por mi parte fui a donde iba a ser mi vuelo y subí al avión, tomé mi asiento que por suerte era a lado de la ventana, suspiré y fue que me recargué en el asiento, aunque una parte de mi hubiera querido que Steve y Natasha se hubieran despedido de mi.
Lentamente el sueño me fue venciendo y al poco tiempo me quedé dormida.
En el sueño
—¡Mamá!, ¡Mamá!, mira —dijo una niña de 8 años acercándose a su madre con un documento en mano.
—Ahora no Artemisa —soltó algo distante mientras atendía una llamada importante.
—Pero mamá...
—¡Dije que no! —dijo molesta—. ¿Por qué no puedes comportarte como tu hermano? ¿Crees que un simple papel quizás con algún dibujo horrible tuyo cambiará algo? —la miró fríamente.
—Mamá, mamá mira... gané el segundo lugar en un torneo de Ajedrez —dijo un niño de 10 años con una sonrisa.
La cara de la mujer cambió por completo mientras se giraba a ver a su hijo con una suave y tierna sonrisa —¿Enserio cariño? —dijo con una emoción y endureció la mirada en cuanto miró a la niña—. ¿Lo ves? Tu hermano hace logros increíbles mientras que tu... solo pierdes el tiempo haciendo estúpidos dibujos o yo que se —soltó con desdén y frialdad.
La niña con lagrimas en los ojos, bajó la mirada ante las palabras frías de su madre, se dio la vuelta y corrió hacia su dormitorio, al llegar simplemente se sentó en el suelo, recargada en la cama mientras mirada el papel en su mano, era un certificado por haber logrado ganar el primer lugar en el torneo de matemáticas de su escuela... a pesar de tener 8 años, era muy lista.
Su abuela entro suavemente a la habitación de la niña, arrodillándose a su lado acarició la cabeza de la pequeña.
—Mi niña... ¿Qué tienes ahí? —dijo suavemente y con dulzura.
—M...mi maestra me lo dio... —dijo entre pequeños sollozos entrecortados—. D...dijo que mis padres se sentirían orgullosos de mi...
La señora tomó el papel y se sorprendió al ver de que era el documento y una sonrisa apareció en su rostro.
—Mi niña es muy inteligente ¿Primer lugar en el concurso de matemáticas? —ella abrazó a la pequeña sintiéndose muy orgullosa de ella—. Mi pequeña Artemisa... nunca permitas que nadie te menosprecie —dijo suavemente—. Que nadie te impida hacer lo que quieras, es tu vida... no la de ninguno externo, así que siempre da lo mejor de ti, sin importar lo que suceda.
—¿Y crees que lo vaya a lograr? —preguntó la niña dejando poco a poco de llorar.
—Se que lo lograrás...— dijo suavemente.
...Creo en ti... más que a nada en este mundo pequeña...
Fin del Sueño
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