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Y mientras sus besos húmedos bajaban por todo mi abdomen, él se posicionó en mi pelvis pasando su cálida lengua para luego deslizarla a mi erecto miembro. Lo tomó con una mano y lo introdujo en su boca haciéndome gemir. Mis manos se deslizaron por las sabanas y se apretaron cuando lo metió del todo en su boca. Me mordí el labio inferior y cerré los ojos al sentir tanta satisfacción. Entonces, pensé: ¿Quién mierda fue el maldito que lo obligó a hacerle un oral? Se siente en el cielo cuando él mueve su lengua en mi glande y luego lo succiona.
Lo aparté de mi entrepierna. En un movimiento rápido, agarré su muñeca y tiré de ella acostándolo en la cama. Me puse encima de él y posé mis labios encima de los suyos. Mi mano subió a su boca y aparté la mía para meter dos dedos en la suya y así humedecerlos. Separé sus piernas un poco y él levantó las caderas. Mis dedos llegaron a su entrada y lo vi morderse los labios cuando mis labios se posaron en sus muslos para besarlos y morderlos un poco.
—Yoongi... —jadeó. —Vamos... —animó.
De verdad, ustedes no saben lo caliente que es ver a Jimin rogar porque quiere ser tocado más allá de sí. Una imagen que solo tendré yo, sucios.
Mi boca pasó a su pelvis e introduje uno de mis dedos húmedos en su entrada, escuchando como su respiración se hacía más agitada y como su cuerpo se estremecía al sentir mi lengua juguetear con su miembro. Moví mi dedo dentro de él haciéndolo gemir un poco más fuerte y fue ahí cuando introduje parte de su miembro en mi boca. Su cuerpo temblaba y sus caderas se movían en una precisión tan delicada, pero excitante.
—Más rápido... —pidió e introduje mi segundo dedo para moverme a su gusto.
Lo vi apretar las sabanas de la cama con una mano y la otra la dirigió a mi cabeza. Levantó más la cadera haciéndome introducir todo su miembro, cerré los ojos para no hacer el bochorno por tocarme la campana de la garganta. Todo sea por verlo de esta manera. Es lo único que agradezco.
—¡Yoongi! Mmh... —sus caderas se movieron más rápido facilitándome a mí y a mis dedos entrar y sacarlos con rapidez. Me detuve en su glande unos segundos, pero antes de que pudiera sacar mis dedos de su entrada, él se corrió en mi rostro.
Me quedé estático sintiendo el líquido pegajoso bajar por toda mi frente y posarse en mis labios. Lo miré un poco asqueado y él solo me regaló una sonrisa algo cansada.
—¿Debería limpiarte? —preguntó él agitado.
—No, gracias. Yo puedo con tus hijos. —me aparté de encima de él.
Con un ojo cerrado y otro abierto busqué algo para limpiarme. Vi unas servilletas, no sé quién las trajo a la habitación, pero gracias. Me acerqué a ellas y me limpié el rostro que perdí las veces que lo hice. Regresé a la cama más animado porque tocaba el mejor momento, pero me quedé helado al ver a Jimin con los ojos cerrados.
—¿Jimin? —llamé, pero el silencio y un maldito ronquido me contestó. Entre cerré los ojos y me crucé de brazos mirándolo dormir plácidamente. —¿Es en serio? ¡¿Cuándo tú me provocaste? —aunque no lo crean, iba a llorar.
Solté un suspiro y me froté la cien. Caminé hacia la cama estando aún desnudo, le coloqué una almohada debajo de su cabeza y lo arropé con las sabanas. Deposité un beso en su frente y busqué mi ropa para vestirme y salir a tomar un poco de aire.
Sí, amigos. Todo el exceso de alcohol se había ido y estoy bastante avergonzado con lo que pasó con el padre de Jimin. Aun no puedo creer que hice tantas estupideces esta noche y de verdad que este día si se pasó de locura, pero tenía que hacer algo para que terminará un poco mejor. Caminé al baño de la habitación, que no sabía que tenía y me encerré para terminar lo que Jimin empezó y no siguió. Sean mentes sucias si no saben que voy a hacer.
Luego de unos minutos, salí relajado y contento del baño ya vestido. Me coloqué los zapatos y caminé hacia la puerta de la habitación, la abrí y salí apagando la luz. Se acomodé la camisa y cerré la puerta detrás de mí sin hacer tanto ruido. Observé el pasillo silencioso y oscuro. La fiesta ya se había terminado. Arrugué el ceño y saqué mi teléfono de mi bolsillo para ver la hora. Casi las 4 de la madrugada.
Hice una mueca y caminé de puntillas por todo el pasillo sin hacer ningún ruido. Llegué a las escaleras y las bajé dirigiéndome al primer piso con la mentalidad de salir al jardín. Estando a oscuras en el lugar, con mi teléfono alumbré el camino hacia el jardín topándome con la puerta corrediza. Empujé de ella hacia un costado para salir de la casa hacia el jardín. Me lamí los labios cuando sentí la brisa fría abrazarme.
Salí de la casa, caminando por el jardín que aún seguía decorado y con sillas por todos lados. Vi un mantel tendido en la hierba mientras dos sillas lo pisaban. Me acerqué a el y me senté encima de este observando lo brillante de la luna. Hacia bastante frío a esa hora de la madrugada, pero era una excelente hora para pensar en todo lo que había pasado y reflexionar sobre las cosas.
Hace tiempo no pensabas.
Ah, ahí estás.
Siempre estuve, idiota.
¿Puedo saber por qué en mi mente siempre está Jimin?
Estás enamorado.
Ajá, eso lo sé. Pero, aunque lo esté y él sea mi novio. ¿Por qué siento que le debo algo más grande?
Oh... ¡Vaya! Creo que te hace falta decirle que lo amas.
¿Tu crees? Hace meses no se lo hago saber.
Viste, estás a nadita de que te dejen.
No ayudas, gracias.
Yoongi...
¿Qué?
¿Tanto amas a Jimin?
Sí, eso creo.
Estás a nada de graduarte para empezar tu facultad en la universidad.
Sé que estoy joven, pero tengo una idea.
Sé cuál es esa idea, pero ¿No crees qué es muy rápido?
No vas rápido si sabes y eres consiente con quién te quieres quedar.
Owww, ya piensas por ti solo. Qué lindo. Que rápido crecen.
—¿Yoongi? —la voz de Taehyung se escuchó a mis espaldas.
Levanté una ceja y miré detrás de mí encontrándome con el castaño de cabellos alborotados y camisa desarreglada. Una sonrisa pícara se formó en mis labios.
—Si que te divertiste. —lo vi sonreír y caminó hacia mí.
—¿Puedo acompañarte? —asentí con la cabeza y él se sentó a mi lado. —¿Y Jimin?
—Durmiendo.
—¿Quedó cansado?
Por favor, que no pregunte más que me lastima.
—No, solo se quedó dormido. —soltó una carcajada. —Búrlate todo lo que quieras.
—Pobre de ti. Hoy no coronaste.
—¿Y tú qué? —lo corté. —¿Quién fue?
—Ah, por ahí no te metas que no te diré. Eso es entre Kook y yo.
Levanté una ceja.
—El que lo dice es porque te dieron por el hoyito. —le guiñé el ojo.
—No te diré. —dijo en tono burlón.
Hubo un silencio entre los dos, mientras mirábamos a la luz de la luna.
—Discúlpame por haberte pegado. —dije.
—No te preocupes. Tal vez, si lo merecía. —se rascó la nuca. —Supongo que tú y Jimin ya están mejor. ¿No?
—Eso parece... —solté un suspiro. —¿Puedo preguntarte algo?
—Sí.
—¿Alguna vez has sentido la necesidad de quedarte con alguien por el resto de tu vida? —lo vi abrir los ojos y me colocó una mano en el hombro.
—¿Estás bien, Min? ¿Tomaste más cerveza o alguna droga? —le di una mirada asesina.
—¿No lo has pensado?
—Estás joven, Yoongi... —me dijo.
—Lo sé, pero siento que es el indicado.
—¿No fue hace unos meses atrás que saliste del armario? —se burló. —Que empezó todo esto de que Jimin te enviaba las cartas, de la reunión para saber quién era. Cuando me besaste...
—Y córtale ahí.
—Bien que beso, ¿Cierto? —sonrió pícaramente.
—Un recuerdo que quiero olvidar, muchas gracias.
Él soltó una carcajada y negó con la cabeza.
—Quiero que me ayudes, Kim. —él soltó un suspiro y asintió.
—¿Qué pasará si dice que no?
—Me daré por vencido y simplemente quedaremos como estamos.
—Vale... —se estiró. —Iré a dormir un poco. Descansa.
Asentí y también me levanté del mantel en el suelo. Solté un bostezo.
—Oye. —escuché la voz de Jimin. Miré a todos lados buscándolo. —Arriba, tonto.
Levanté la mirada fijándome en la ventana en donde se encontraba Jimin asomado semidesnudo. Sonreí al verlo despierto.
—¿Qué haces ahí abajo, romeo? —preguntó.
—Pensándote, Julieta. —le guiñé el ojo.
—Sube, es tarde. —asentí y entré a la casa cerrando la puerta corrediza. Subí las escaleras y caminé por el pasillo silencioso escuchando los murmullos venir de la habitación en donde dormía Taehyung y Jungkook, hice una mueca y llegué a la puerta del lugar en donde dormiría yo.
Abrí la puerta de la habitación, entré quitándome los zapatos y encontrándome a Jimin sentando en la cama con el bóxer puesto. Cerré la puerta detrás de mí y me desabroché el pantalón y me quité la camisa caminado hacia él.
—Lamento haberme dormido. —me dijo.
—Estabas cansado. —sonreí y tiré la camisa al suelo. —Hasta roncaste.
Vi sus mejillas sonrojarse.
—Yo no ronco. —se cruzó de brazos.
—Sí... —me reí. —Y bastante, cariño.
Me senté en la cama a su lado y me pasé una mano por el cabello.
—¿Aún quieres hacerlo? —me preguntó.
—Contigo, siempre. Pero, esta vez no. Quiero estar acostado contigo. —él levantó una ceja.
—¿Qué bicho te picó?
—El de que tuve que masturbarme porque mi novio se quedó dormido en pleno acto luego de venirse en mi cara. —lo vi reírse.
—Perdón por eso también. —me dio un beso en la mejilla. —Ya conociste a mis hijos.
Créanme que no es gracioso, me rio solo para no llorar.
Jimin, se levantó de la cama y apagó la luz dejando la habitación a oscuras. Nos acomodamos en la cama bajo las sabanas y deslicé mi mano por su cintura para atraerla a mi cuerpo. Le di un beso en la frente y sentí como su mano se posaba encima de mi cintura. Que cálido es dormir así con la persona que amas.
—¿Jimin? —llamé en la oscuridad.
—¿Sí?
—Te amo. —hubo unos segundos de silencio.
—Yo te amo más. —lo escuché suspirar.
—¿Pasa algo? —traté de buscar sus ojos en la oscuridad.
—No... Solo que... —se acomodó en la cama. —Que se siente como la primera vez que me lo dijiste. Mi corazón no deja de acelerarse y provocarme espasmos.
Me reí.
—Y espero hacerte sentir lo mismo cada día cuando te lo diga. —mi mano se posó en su mejilla y acerqué mi rostro al suyo para besarlo.
Mi corazón también se aceleró, tenía la piel erizada y mi respiración se agitaba a medida que el beso se profundizaba. Sus manos tocaron mi pecho y se deslizaron hasta mi abdomen haciéndome experimentar nuevas sensaciones. Así que... ¿Esto es estar enamorado? ¿Así es el amor?
Nuestros labios se separaron para tomar aire y el silencio volvió a reinar en nosotros. Cerré los ojos para dormir mientras sentía el fuerte abrazo de Jimin a mi lado. Lo tenía todo y a él a mi lado que era lo importante. Solté un largo suspiro para caer dormido.
—¿Seguro qué no quieres hacerlo? —y esa pregunta hizo que mis ojos se abrieran de golpe. —Porque tu amigo dice que quiere. —posó su mano en mi erección.
Se colocó encima de mí a horcajadas y movió sus caderas encima de mi miembro haciéndome jadear. Por la luz de la luna entrando por la ventana, percibí una parte de su rostro con la expresión de morderse los labios. Maldita sea, Jimin. ¿Por qué eres tan caliente?
—Si mi rey quiere, se le da. —dije agarrando sus caderas y cambiando de posición ahora yo encima de él. —Prepara las nalgas.
Lo escuché reír.
—También prepara las tuyas. —y nuestros labios se unieron para una bonita y ardiente noche.
Y aquí como ven amigos míos, el activo se volvió versátil y no hay problema con eso.
No seas como Yoongi, idiota y tonto. Sé como Jimin y voltea a los heteros como tasos.
Feliz noche, amigos.
Se despide, la conciencia de Yoongi.
Espera, espera. ¿Adónde mierda vas?
Me tomaré algunas vacaciones. ¿Por qué?
¿Y la propuesta?
¡¿Qué propuesta, imbécil?!
Le propondré matrimonio a Jimin.
Maldita sea, vuelve el gato arrepentido con la cola entre las patas. ¿Estás seguro?
Sí, totalmente.
Oh, mierda. Llegó el momento de crisis.
F I N
¡Ya vineeeeeee! Y con final :(
Bueno, agradezco mucho el apoyo en esta trilogía. De verdad espero que les haya/n gustado y divertido.
Esperen el especial <<3
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